Extra I

Con un suspiro, Draken empezó a leer los informes de la semana.

Tosió aclarando su voz.— El club de Lectura se apertura esta semana, y la biblioteca ya posee los fondos suficientes para los nuevos miembros.

— Oh que bueno.

— Riko-san implementó un plan de acción para el equipo de Basketball, y nos asegura que con su equipo de novatos al igual que los de segundo año nos traerán la copa del interescolar.

— Suena bien.

Draken sintió un tic en el ojo, continuó.— El club de Kendo se mudó exitosamente a la nueva ubicación que se les asignó...

— Genial.

Todos sudaron a lo que vendría a continuación.

— Y finalmente, el club de gastronomía fue desalojado y nos exigen que les encontremos un espacio para ellos o... ya no nos ofrecerán los servicios especiales

— Me parece bien.

— ¡Joder, Mikey! ¿¡Me estás escuchando!?

— ¿Decías Ken-chin?

Una vena se hizo ver en la frente del rubio e intento no perder la poca paciencia que le quedaba. Draken desvió su mirada hacia los demás miembros, Chifuyu se encontraba con un periódico en mano mientras resolvía una sopa de letras que traía consigo, Baji estaba jugando en su celular haciendo gestos extraños debido a la concentración al mismo tiempo que Kazutora se instalaba a su lado animándolo con la supuesta "carrera" y Mitsuya, él estaba leyendo los papeles que todos debían de estar leyendo.

Solo se le escapaba uno.

— Pan-chin dijo que hoy había una revista de edición limitada que debía de conseguir junto a Peh-Yan, y por eso no vendría a la reunión.— comentó Mitsuya tranquilamente, respondiendo a su duda, quizás leyó su mente.

Otro suspiro, y llevó sus dedos a la sien dando leves masajes debido a la estresante tarea de mantener a todos haciendo sus quehaceres. ¿Era mucho pedir que hagan su maldito trabajo como miembros del consejo estudiantil? 

Draken necesitaba definitivamente sus vacaciones. 

Ahora, tenía otra duda desde que empezó la reunión. Y es la principal razón del porque su presidente estaba en las nubes.

— ¿Qué hace Takemichi aquí?.— preguntó Draken finalmente, y todos prestaron atención al ser la pregunta que todos tenían presente, pero, por miedo no decían nada.

Takemichi se exaltó debido a la mención suya y se movió un poco en su sitio, mostrándose muy nervioso al tener ahora la atención de todos los presentes en él para así sus mejillas pálidas pintarse con un tono carmesí. Mikey mientras estaba jugando con los rizos rubios teñidos del mismo como cual gato que le extendían un hilo para distraerse, sin apartar su mirada de las expresiones que daba a la vista su querido Takemichi.

El mismo que se encontraba sentado en su regazo. 

— ¿Mmmp?.— Mikey ni se molestó en responder, toda su atención se la llevaba Takemichi Hanagaki.

— B-Bueno... Debería estar en clase así que-

— No.— Mikey se aferró su cintura al mismo tiempo que Takemichi se avergonzaba -si más se podía.- de la actitud posesiva e infantil de su ahora novio.— Takemitchy se queda.

— Mikey, él no puede estar aquí.

— ¿Por qué no?.— Draken frunció el ceño ante el mohín que hacía Mikey a nada de hacer un berrinche.— Es Takemitchy, mi novio, se queda.

— Son las reglas. Cualquier alumno que no es miembro tiene prohibido estar en las reuniones al ser confidenciales.

— ¿Quién puso esa estúpida regla?

— Tú.

— .... — Mikey se señaló así mismo incrédulo.— ¿Yo? ¿Cuándo?

— Mikey, tú mismo fuiste quien modificó las reglas cuando ascendiste a presidente.

El silencio como respuesta de parte del rubio ceniza fue extraño para Draken. Estaba preparado para cualquier queja, berrinche, patada o hasta quizás alguna sandalia volando en la sala debido a la frustración de no tener lo que quería, porque así son las cosas allí. Reglas son reglas, hasta el mismo Mikey debe de estar consciente que romper una regla significa desobediencia ante el orden que se establece y él debe de dar el ejemplo ante todos.

Quizás, por fin Mikey lo entendió y no modificaría la situación a su antojo nuevamente. 

La mirada oscura del rubio ceniza se desvió al rubio sentado en su regazo, Takemichi sin saber como responder o que hacer simplemente espero pacientemente alguna señal para poder irse a su clase y relajarse ante tanta tensión.

— Takemitchy.

— ¿S-Si Mikey-kun?

— ¿Quieres ser un miembro del consejo?

Muy bien. Draken sabía que era demasiado bueno para ser verdad.

Una carcajada fue soltada sin previo aviso, tanto Baji como Kazutora se encontraban riéndose de la situación dándose el lujo de disfrutar aquel intercambio tan divertido. Misma risa que calló abruptamente al tener la mirada desaprobatoria de Chifuyu en ellos, Kazutora se encogió en su lugar cual niño regañado mientras que Baji tosió disimulando no haber hecho nada.

Si Draken volvía a suspirar, estaba seguro que podía desinflamarse como si fuese una pelota.

Una alarma de reloj sonó.

— Bueno tengo que irme, es hora que regrese a mi club.— anunció Mitsuya mientras recogía sus cosas.— ¿Crees que puedas mantener el orden mientras no estoy Draken? o... puedo quedarme otro rato más.

— No te preocupes, ve.

Con un movimiento de manos Mitsuya se retiró del lugar, mientras tanto todos regresaron a sus cosas como si nada.

Draken al resignarse, decidió desviar su atención a la pareja del año. No sabía de donde Mikey había sacado un paquete de dorayakis, pero se veía contento compartiendo del aperitivo con Takemichi, insistiendo en darle de comer a la boca al mismo tiempo que el rubio se negaba apenado balbuceando incoherencias.

Muy acaramelados para su gusto.

Pero eso hizo recordarle algo, tenía un asunto pendiente que atender.


.

.

.


El crepúsculo de ese día era tan relajante como los demás que se manifiestan a esas horas de la tarde, justo cuando la noche se daba paso y la dama lunar se hacía presente en las calles oscuras de Tokio, iluminándolas como suele hacer.

Takemichi con una sonrisa amplia y resplandeciente se despedía a la distancia, luego de darle una última mirada a ellos ingresó a su hogar para así tanto Mikey como Draken retomar su retorno a las casas de cada quien.

Claro, la siguiente parada era la residencia Sano. Draken tenía una rutina establecida desde hace unas semanas, al salir del instituto se reunían Hinata, Takemichi en la salida junto a Mikey y él para así partir a sus destinos. Primera parada son los bloques departamentales donde se queda la castaña, luego la segunda parada es la residencia Hanagaki donde tardan alrededor de diez minutos al extenderse una despedida entre el rubio ceniza y el de ojos cielo cuando se verían al día siguiente.

En fin, el amor.

La tercera y siguiente parada es el hogar de Mikey, donde podría dar inicio a su plan. Pero existe un mínimo detalle insignificante.

Draken no tenía un plan. 

Él no tenía ni la menor idea de cómo empezar, y como hombre debía de cumplir su promesa después de todo.

Si Mikey pudo, ¿Por qué él no?

Solo existe una cosa que le tiene totalmente nervioso.

El rechazo.

— Neh, Ken-chin.

— ¿Si?

— Te piensas en declarar a mi hermana, ¿verdad?

— Si...

— ¿Y tienes un plan?

— No...

— ¿De igual forma piensas hacerlo?

— Solo queda improvisar.

Finalmente llegaron a la entrada de su hogar, y cuando Mikey iba a ingresar desvió su mirada hacia el rubio alto quien se quedó de piedra.

— ¿No piensas entrar?

— ¿Sabes qué? El día siguiente se ve tentador, seguro habrá un clima excelente.— Draken divago en sus pensamientos mientras colocaba su mano detrás de la nuca, aparentando indiferencia pero todo teatro se caía al escucharlo hablar con los nervios de punta.— Mejor lo hago mañana, si, mañana será.

— Como digas, ¡Adiós Ken-chin!.— exclamó Mikey con una sonrisa despreocupada, para así ingresar cerrando la puerta detrás de él de un golpe.

Draken frunció el ceño, esperaba un empujón al menos. Bueno, ¿Si tiene a su mejor amigo para qué tener enemigos?

El rubio al resignarse a este desenlace decide irse a su casa a descansar.

— ¡Ken-chin!

Se detuvo, y al voltear se encontró nuevamente con Mikey quien corrió a su lado para luego extender una hoja doblada. Draken enarco una ceja al ver esta acción, coloco sus manos en sus bolsillos.

Ah no, demasiado tarde Mikey. Ya no quiero tu estúpida ayuda.

— ¿No lo tomarás?

— ¿Qué es?

— Emma me dijo que te lo diera, ¿Puedes creer que me hizo prometerle no ver lo que decía?.— se quejó con un mohín ofendido.— Mi mano se cansa~ ¡Tómala ya!

— Está bien. Está bien, rayos que dolor en el trasero.

Draken tomó la hoja en sus manos para así darle la espalda al rubio ceniza ignorando su chasquido de lengua aún indignado, y al abrir la hoja quedó en blanco al leerlo.

Era un papel con brillos y corazones rosas, muy adorable a la vista. Lo que llamó su atención fue lo que tenía escrito allí.

¿TE GUSTO?

⬜ SI.

⬜ DEFINITIVAMENTE.

⬜ ¡¡ABSOLUTAMENTE!!

— ¿Qué dice Ken-chin? ¿Qué dice? ¿Qué dice~?.— insistió Mikey intentando ver pero fue bloqueada su vista por la mano grande de Draken en todo su rostro.

Mientras Mikey pataleaba por quitarse el agarre del rubio alto de encima de él, fue que Draken desvió su mirada lentamente hacia la ventana de la residencia Sano donde Emma se encontraba escondida detrás de las cortinas expectante, y al darse cuenta que fue descubierta esconderse rápidamente al mismo tiempo que jalaba la cortina de golpe.

El chico se rió con ternura, sacó un lápiz que tenía en su bolsillo para marcar su respuesta y doblar nuevamente la hoja entregándosela al rubio ceniza finalmente soltándolo.

— Toma.

— ¿Me creen mensajero o qué?.— Frunció el ceño y así sacarle la lengua a Draken como despedida, adentrándose a la casa de inmediato.

Draken sin apagar su sonrisa retomó su caminata, y al escuchar el grito de la hermana de Mikey desde su posición fue que su sonrisa se hizo más amplia dejándose ver un sonrojo tenue en sus mejillas, sintiéndose dichoso.

Quizás no debió pensarla tanto.

Draken al adentrarse en las calles oscuras de Tokio se preguntó si fue buena idea haber marcado todas las opciones.


Me siento re soft al terminar esto ✨

Es así como Draken y Emma se casaron en lo más alto del inmenso cielo, sigo de luto y voy diciendo que me sigue doliendo... Kei devuélveme la estabilidad emocional que tenía unu

¡Aún faltan dos extras más! Muchas gracias por sus comentarios, me hacen el día y deseándoles un lindo Lunes. ¡Nos leemos luego! 

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