"¿Socializar?¿Se come?" 4

Stiles

— ¿Crees que me quede bien? — pregunté poniendo una camisa sobre mi pecho para que Marcus la viera, mientras ambos salimos del cuarto hacia la cocina, por algo para desayunar, Olly siempre nos cocina antes de irse.

Entramos a la pequeña cocina, con una gran luz natural que entraba por la única ventana que tenía, la luz hacia brillar las baldosas azules junto con el suelo de color negro. Levanté las camisetas, una en cada mano, Marcus se quedó pensativo mirándolas, a la vez apartada las plantas de Daniel, para poder abrir la despensa.

— Tengo una junta con mi jefe, debo estar presentable, no ermitaño como siempre — mencioné acomodando la toalla que tenía amarrada a la cintura — ¿Así que camisa verde o azul?

— La verde combina, aunque

— ¿Qué dices? La azul es mejor — habló Mia dándonos un paro cardiaco a ambos. Apareciendo detrás de la puerta del refrigerador abierto.

CARAJO ESTOY DESNUDO

Me tape mis pectorales con un plato que agarre de una encimera ¿no conoce la buena convivencia entre vecinos? no entrar sin permiso ¿por qué siempre me espanta? Hay cosas mejores qué hacer. Además, solo está con un short desabrochado y un brasier, no es que me moleste verla la verdad, es hermosa, pero no quiero que me ve a mí desnudo.

— ¿Qué haces? ¿Excusa para verme y provocarme? — se acercó coqueto Marcus hacia ella.

— Quisieras, quería robar cosas de su nevera, pero está más vacía que la de un universitario — respondió Mia cerrando de un golpe la nevera — Pero rico desayuno.

Ahora no solo rompe ventanas sino que roba mi comida.

— ¿Te comiste nuestro desayuno? Bueno supongo que me tocará comerte a ti — sonrió Marcus.

Mejor los dejo solos, me voy, buena charla.

— Nunca vas a cambiar ¿no? ¿Ustedes que hacen? — preguntó Mia dirigiéndose a mí.

¿Yo? Aquí casual, muriendo de vergüenza

— ¿Existir cuenta? — pregunté, ella sonrió — Lo sé, pésimo chiste, tengo que vestirme — salí corriendo descalzo de la cocina hacia mi cuarto, tratando de no resbalarme por el piso recién pulido de madera, no necesito más vergüenzas hoy

Cerré la puerta de mi cuarto antes de desnudarme por completo, al ser un departamento pequeño, podía escuchar lo decían.

— ¿Qué mierda es eso? — le cuestionó Mia, seguro vio el batido que tomaba Marcus.

— Proteína, con espinaca, jengibre — le explico Marcus — Está rica, prueba, es desintoxicante.

— Parece más tóxico que otra cosa — le respondió, lo que me causó gracia.

— Te ayudará con la resaca.

— ¿Cómo sabes que tengo resaca? — cuestionó Mia riendo del asombro.

— Por esos ojitos cansados ¿hacemos un rápido antes de que te vayas?

Suficiente de escuchar, hora de cambiarme rápido. Camisa azul, pantalón elegante oscuro y reloj que cuesta más que el edificio donde vivimos. Estaba listo, aunque..., la gorra, saque lo dicho de mi cajón y me dirigí a la cocina de nuevo.

Apenas me ve y mi mejor amigo ya me lanza cumplidos — No solo eres un genio, eres un sexyboy.

— No mientas — respondí esquivando la mirada de cierta chica.

— ¿Lo dudas? Sí que lo eres — afirmó Mia con una gran sonrisa.

— Yo... agradezco tu amabilidad..eh y también por lo de la otra noche — le ofrecí su gorra — La limpié, esta como nueva.

— No la puedo aceptar, no se devuelven los regalos es de mala suerte — me sonrío antes de mirarme de arriba a abajo — Además, te lo dije, te queda mejor a ti.

— En ese caso..., gracias — mire el regalo sonrojado entre mis manos para luego volver a fijar mi mirada en ella para despedirme — Te veré tuelgo, luego quiero decir — LUEGO ERA LUEGO, pronuncia bien, basta, yo solo quiero ir a trabajar.

¿Por qué cuando pasa un momento vergonzoso el cerebro lo repite y repite? Lo detesto es como revivir el momento uno y otra vez, ninguna chica me había visto sin camiseta, soy escuálido, poco deportista, hasta creo que hoy me salió un grano.

Aunque, lo que dijo. ¿Fue una inderecta?¿Le parezco guapo? quizá solo fue gentil, no debo crear ideas falsas.

Tratando de no pensar más en eso, distraje mis ideas charlando con mis compañeros en la sala de juntas sobre lo que podría anunciar el jefe. Tenías mis teorías, quizás ¿Consiguieron más aliens, algún fósil desconocido, un mineral jamás antes visto? Se lo que sea, era emocionante.

Nos pusimos de pie para recibir a nuestro director. Dio la señal con su mano para que volveríamos a nuestros asientos en una gran mesa ovalada con el jefe a la cabeza.

— Sé que hubo especulaciones y quiero aclarar que todas son falsas. La razón de porque los reuní a todos es para anunciar mi retiro — nos exaltamos todos al instante — Tendré que elegir a la persona que ocupará mi cargo. Al nuevo jefe de nuestra compañía.

Mis ojitos brillaban, yo era el más inteligente en todo el lugar, era obvio que me eligirán a mí para liderar a los científicos, ahora yo sería la guía de manos que podían mejorar el mundo.

— ¡Incendio en la sala experimental! — anunciaron por los altavoces.

Por increíble que parezca, esto era más común de lo que suena. Todos salimos de manera tranquila hacia las afueras del edificio. Charlaba con mis demás compañeros esperando que los bomberos hicieran su trabajo, cuando el jefe apareció detrás de mí apoyando su mano en mi hombro pidiendo que lo siguiera.

Era la hora, es el momento para el cual estuve preparado toda mi carrera, todas noches de desvelo resolviendo problemas, compobrando teorías, era tiempo de recibir mi recompensa.

— Estilos

— Stiles, señor — lo corregí apenado, sin embargo, nada borraría la sonrisa de mi rostro.

— Soy consciente de tu potencial, eres el mejor entre todos — comentó, dentro de mí iba a quedarme afónico de tanto gritos de emoción
— Lástima que no puedas ser jefe.

— ¿Cómo? — pregunté grosero, me miró incrédulo dándome oportunidad de corregir — ¿Puedo saber el porqué?

— Hay rumores, dicen que solo llegaste a trabajar para mí por tu padre, si te convierto en jefe todos pensaran que no es justo, una disculpa. No queremos nepotismo en esta empresa.

ES COMPLETAMENTE INJUSTO, quería gritarle en la cara, sin embargo, no quiero que me despidan. Después de destruir mis sueños y esperanzas solo recibí un pequeño golpe en mi hombro.

¿De qué sirve tener ingenió si todo será opacado por el magnate de mi padre? a quién por cierto le apliqué la ley del hielo hace mucho.

Nos enviaron todos a casa, ahora parezco un perro abandonado. Cuando salí del frío ascensor, escuché una grito causando que me sobresaltara. Al buscar el causante, vi a una chica en el suelo a lado con una caja y los objetos esparcidos.

La ayude a recoger lo que se había caído y le extendí la mano para ayudarla, cruzamos miradas, tenía ojos cafés más claros que los míos, eran un poco achinados. Ella aceptó mi mano algo tímida.

— Uhmm... Gracias — se acomodó su cabello marrón largo con ondas que llegaba hasta sus codos, no me miraba a los ojos, debe estar muy avergonzada.

Comenzó a jugar con la parte baja del vestido rosa del vestido que traía. Parecía que quería decir algo más, pero no tenía el valor.

AYUDA, yo tampoco sé cómo socializar.

Mire hacia el suelo y noté que había dejado caer un león de peluche, así que lo recogí, sacudí un poco y se lo entregué.

— Creo que esto es tuyo.

— ¿Uh? — Pude notar como se ruborizaba cuando se lo di — Gracias... cargue demasiadas cajas y la gravedad hizo de las suyas.

— No pasa nada, supongo que el culpable sería la orbita de la tierra — dije rascándome la nuca cuando noté en una caja discos de cierta cantante rubia que le gusta dedicar canciones — ¿Te gusta Taylor?

— !Ah! Sí ¿tú igual? — sonrió esperando ansiosa mi respuesta.

— Obvio que sí, aunque soy más fan del grupo Miranda — respondí alegre y así es como se hacen nuevos amigos. La música une a las personas.

Nos presentamos y descubrí que se llama Harumi, acababa de pelear con su rommie y se quedará unos días con las nuevas vecinas. Ella más pequeña que yo, lo cual me resultó adorable.

— Deberíamos intercambiar playlist — saco su teléfono, me agrada la idea, disfruto de muchos géneros de música, el rock solo me empezó a gustar por el videojuego, guitar hero.

Conversamos hasta que una chica salió del departamento.

Era Mia

Hablaba por teléfono, parecía molesta
— Él qué no entiende eres tú, Evan — paso ignorandonos subiendo al ascensor — Nisiquiera sé cómo llegaré a fin de mes — estaba más concentrada en la llamada con un rostro de preocupación.

Creo que por algo dicen que todos tienen algo que ocultar, esa conversación despertó más curiosidad de la que tenía.

El nombre Evan revivió un flashback en mi cabeza. El nombre del chico que estaba en el collar.

— Uh, Harumi, ¿me podrías ayudar con algo?

— ¿Yo?

Moví la cabeza en afirmación, antes de pedirle que esperara unos segundos. Entre al departamento sacando rápido el collar del cajón de mesa de noche. Me acorde del gorro temprano, pero no del collar.

Salí para entregárselo a Harumi que lo miró boquiabierta.

— ¿Se lo podrías devolver a Mia? Se le cayó una noche que nosotros — me detuve al ver que se sorprendía — No importa, ¿podrías, por favor?

— No creo que lo quiera de regreso, pero tranquilo yo se lo entrego — respondió guardándolo en su bolso.

— No es que sea curioso, bueno un poco quizás. Evan ¿él es...?

— Stiles, lo siento, no me corresponde contarte.

— Es su ex novio — respondió Marcus que salía del departamento, dándonos un susto — Un idiota, lo odio, por él me dejo Mia y ¿sabes que le hizo?

— ¿Disculpa? No creo que... — trataba de detenerlo Harumi, pero yo estaba sumergido en el chisme.

— La uso como un juguete, después le dejó con una gran deuda, que sigue pagando hasta ahora..

— Detente — exclamó Harumi — Mia, es una gran amiga, porfis ya deja de contar sus cosas privadas.

— Está bien, igual es todo lo que sé. Bueno quizás un poco más.

— ¿Qué más? — cuestione curioso. Marcus solo se echó risas, burlándose de lo chismoso que era.

— Lo siento, tienes razón, es su vida, además se ve tranquila ¿qué podría ocultar? — me defendía, solo es curiosidad, de todas formas,
supongo que nunca sabré, igual no es como yo fuera a ser el novio de Mia o algo así.

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