"Muerte a todos los hombres" 1

Mia

Normalmente, apenas despierto en una cama de un ligue, yo pongo maquillaje, robo una que otra cosa de la cocina y me iba sin dejar huellas. Pero con la suerte que tengo, pues todo lo que planee terminó mal.

Terriblemente mal

— Lo podemos arreglar — retrocedí recogiendo mi ropa del suelo de la habitación de mi ligue.

— ¡Lárgate! — gritaba escandaloso mientras lloraba a moco suelto, los hombres exageran todo — ¡No quiero verte!

— ¿Sabes qué? no, no me iré — lo encaré — Porque.... ¿por qué? Te amo — bueno no, pero más vale que se lo crea, que si no me toca dormir en la calle — Sí, te amo, me muero por ti.

— ¡Te cogiste a mi primo!  — gritó lanzando una almohada que esquive.

— Fue un accidente — traté de calmarlo.

— ¡Entonces cuando te cogiste a mi tío también fue un puto accidente! — lanzó otra almohada con más fuerza que las anteriores.

— Pues sí — mostré mi mejor sonrisa, un error lo comete cualquiera, él gruñó furioso sacando mi ropa de los cajones.

Lanzaba la poca ropa que tenía, como un maldito tornado que destruye todo a su paso.

— Tú sabías que no quería nada serio — me defendí, que él no haya entendido la relación que teníamos no es mi culpa.

— Me hiciste creer que me amabas y tú solo...destruiste todo, yo te quería, Mia. Quería vivir contigo y tener algo enserio.

— Yo también lo quiero — mentira, pero él me da casa y comida gratis — En serio, lo siento, Santi.

— ¡Me llamo Diego!

Mierda.

Lanzo mi bolso por la ventana, sin piedad y sin cerrarlo por lo que toda mi ropa volaba cayendo en el césped del jardín delantero, del suburbio donde estaba. Me corrió de la casa sin antes gritar a todo pulmón "TERMINAMOS", cerrando su puerta en mi cara.

¿Enserio? Nunca estuvimos juntos, los hombres de hoy son unos reyes del drama. Otro día normal en mi vida en San Myshuno, es como New York, gran edificios, modernidad y drama todo el día.

Empecé a recoger lo poco que sobrevivió, saludando a los vecinos que pasaban. El día había empezado tan bien, desperté en un linda casa a lado de un sexy chico, hasta que él recibió una llamada donde le contaron lo que hice y pues, todo se fue a la mierda.

Me agarré la frente frustrada ¿Ahora que hago? Tengo cientos de chicos en mis contactos, pero pocos son los ingenuos que se tragan la idea de que los amos. ¿Amor? Esa porquería no existe y el que cree en el amor es un tonto e idiota. Prefiero ir paseando de cama en cama y disfrutar de todo tipo de chico que se atraviese.

Revise mi billetera, solo había un billete de 50 dólares, nada mal, podría ser peor. Comenzó a timbrar mi teléfono, si es del banco me doy un tiro aquí mismo. Saque el teléfono de mi bolsillo, revise y es un audio de 25 minutos en el grupo de mis amigas, junto a un mensaje de Liv, pidiendo una reunión urgente.

Seguí guardando mis cosas al bolso cuando me llegó un mensaje por chat privado.

Pimpollo 🐥🎨 (Alba)
¿Pasas por mí? 🖤

Ya saca tu licencia de conducir, floja 😜

Pimpollo 🐥🎨 (Alba)
Pa que, si tengo a ti 🥰.

A veces pienso que por ser mejores amigas somos dependientes una de la otra
— Pasó por ti en 7 — envié el mensaje, terminé de guardar todo lo que aún servía, amarré mi bolso a mi motocicleta, me puse el casco y empezó el viaje.

Nos encontramos con Olivia o mejor Liv, una snob en todo el sentido de la palabra. Sentada en la terraza del café, vistiendo una blusa Versace, mientras leía la revista Vogue. Su apariencia grita, tengo dinero, ventajas de ser hija de una política importante de nuestra ciudad, yo ni padres tengo. Nos acercamos saludándonos con besos en la mejilla.

— El café con stevia, tibio no caliente, la última vez me queme la lengua, leche de almendras o de soya y el sándwich de pavo sin pavo, aunque..., no mejor el de atún, con lechuga extra y con jugo de limón a un costado — le dictó Liv al camarero.

— Yo solo café normal — le dije antes de recostarme en mi silla.

—Tengo buenas noticias, excelentes en realidad — añadió un grito de felicidad al final sacudiendo su cabeza que movía sus rulos perfectos — El puesto de jefe de cirugía está disponible y
va a ser mío.

Me levanté para abrazarla igual que Alba, sé lo importante que es para ella, también sé lo malo que pasará si no le dan el puesto.

— ¿No crees que una futura jefa ya debería mudarse de casa de su madre? — comentó Alba.

— Lo sé, las peleas empeoran cada día, pero como sea. He trabajado en una investigación para un tratamiento que mejora la calidad de vida en la etapa de la menopausia, estoy segura que le gustará al comité, tengo a todos los astros de mi lado ¿Y por qué tarda Harumi? Well, I never. Sabe que odio la impuntualidad.

— Ni idea — le respondió Alba revisando sus mensajes — Salió temprano de nuestro depa, no dijo nada. Le marqué al novio a ver si sabía algo pero..

— Ese idiota tiene el pene más gran que el cerebro — la interrumpí mientras veía mi teléfono en busca de un lugar barato para alquilar.

— ¿Estás en Tinder? — preguntó Liv al notar lo pegada que estaba al teléfono, lo dejé a un lado antes de responder.

— Ojalá, que un revolcón ahora no me caería mal.

— ¿Pasó algo con tu novio? — preguntó curiosa Liv — Bueno, con el chico al turno.

Suspire agotada — Iván me corrió de su casa.

— ¿Ivan? ¿No se llamaba Diego? — cuestionó Alba con una pequeña risa.

— Que más da, estoy en la calle como perro abandonado, busco un lugar para quedarme.

— Mia, necesitas sentar cabeza, no digo que formalices con alguien, pero podrías enfocarte en otras cosas, como en tu trabajo.

Sabía que necesitaba madurar mucho más, pero, no lo sé, supongo que por ahora, me gustaba mucho más divertirme.

— Puedes quedarte conmigo, bueno, al menos hasta que mi madre te bote de la casa.

— Gracias... Liv — me recosté sobre su hombro, sé que ella no era fan de mi estilo de vida, pero siempre me apoya cuando lo necesito.

— Chicas — nos llamo Alba para que viéramos su teléfono, era un mensaje de Harumi. No podía creer lo que acababa de ver.

— Es un maldito hijo de puta — apreté mis puños.

Liv dejó 100 dólares sobre la mesa para luego dirigirnos al departamento que compartía Alba con Harumi. La encontramos envuelta en una manta sobre el sillón, comiendo un litro de helado de fresa.

— Terminó conmigo — decía entre sollozos.

Nos sentamos a su lado, Liv saco un pañuelo de su bolso limpiando su rostro.

— Me mando un correo que decía, que ya no sentía lo mismo ¿Quién hace eso? Ayer todo estaba bien ¿cómo me dejó de querer tan rápido? — desató Harumi en llanto en los brazos de Alba.

— Le partiré la cara al imbecil ¿Quién termina por correo? — me han terminado por mensaje pero por correo, no estamos en los 90 — Es un inservible, pito chico, malparido.

— Mia, luego lo insultamos a gusto — habló Liv acariciando el cabello de Haru — Ve a preparar té de manzanilla, eso ayudará a calmar a Haru.

Tuve que ir la cocina resignada junto a Alba, por Dios, enserio quería golpearlo, Haru es una excelente chica, gentil, con responsabilidad afectiva, siempre dispuesta a brindar toda la ayuda, era un rayito de sol.

— Y si vamos a romper su auto. Tengo su dirección — me susurro Alba mientras vapeaba sentada sobre la encimera de la cocina.

— Lo hacemos esta noche.

— No haremos nada, sé lo que cuchichean las dos, ni sé les ocurra — nos advirtió desde la sala Liv, que pesada, no es sorpresa, ella siempre nos detiene de hacer tonterías o nos saca de la comisaría en plena madrugada.

— Los hombres son unos idiotas — volvió a susurrar Alba.

— Los hombres solo sirven para coger con ellos y ya.

— ¿Todos? — arqueó la ceja burlona.

— No todos, hay buenos hombres, pero son pocos. Sabes a quien a refiero.




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Sabias que el chico que sale en la canción de The man es la propia Taylor DISFRAZADA, lo vi en él confiable TikTok, ¿verdad? ¿Mentira? No sé perooooo impactante.

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