"Me estoy enamorando otra vez" 22
Mia
Regrese a mi alcoba, no había nadie en casa, todas mis amigas estaban fuera. No sé escuchaba ni un alma y yo estaba aburrida al extremo. El doctor solo recetó reposó y medicina para el dolor, lo que no me dijo es que me la pasaría mirando el techo todo el maldito día. Me urgía una forma de distraerme, que me entretenga y sobretodo que me ayude a quitar al friki de mis pensamientos.
— ¿Mia?
Creo que lo convoqué, levante mi cabeza de mi cama, estaba parado con una mochila en su hombro desviando su mirada para otro lado
— Pasa friki
Agarre mi playera del suelo para cubrirme mis pechos desnudos, solo traía la parte de abajo de mi ropa interior.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó dejando una mochila a un lado.
— Casi muerta — caí de espaldas contra la cama — No puedo hacer prácticamente nada, solo quiero dormir para siempre.
— ¿Quieres que me vaya?
— No.., lo siento, el aburrimiento me hace mal.
— Puedo tocarte para hacerte sentir mejor.
— ¿Te me estás insinuando, friki? — levante mi rostro para ver la expresión que tenía.
— ¿Qué? No, yo no, no es que no quiera, digo...
— Lo sé, solo me gusta ver cómo te sonrojas.
— Hablaba de un masaje — aclaró.
— Sigue siendo algo sexual, lo siento, friki en el depa no puedo, pero conozco un motel barato aquí cerca, ahí me puedes tocar todo lo que quieras — pase mis manos por mi abdomen subiendo mi playera. Si supiera lo que nos imagino haciendo nosotros dos desnudos.
— Basta, Mia, me dará algo — habló entre risas, sus mejillas se convirtieron en tomates.
— Y eso que estoy siendo leve ¿qué tienes planeado para salvarme de morir de aburrimiento?
— Pensé en salir a algún lugar, debes estar harta de estas 4 paredes. ¿A dónde quieres ir? Solo dilo
— Playa.
— Vámonos.
Me ayudo a guardar las cosas esenciales, ropa, toallas, lentes, protector y muchas más cosas que llevamos a la playa, pero nunca usamos. Hasta tocó hora de cambiarme. No sé tuve tanto autocontrol, de verlo pasar sus manos por todo mi cuerpo para vestirme. No me vistas, desvistime. Después de como 30 minutos en auto, llegamos.
La brisa caliente acarició mi rostro y despeinaba mi cabello. Stiles me cargo hasta un tela que coloco en medio de la arena y me ayudo a sentarme, sentía como la arena tibia entraba entre mis dedos. Terminamos recostado sobre una toalla a unos cuantos metros del mar.
— ¿Qué tal este? — me mostró su tableta llena de ofertas de trabajo que él había buscado — La paga es un 15% más, además está cerca al teatro de la ciudad o también está el puesto del restaurante del centro, te da un buen seguro y..
— ¿Cuánto tardaste en recolectar todo esto?
— Uh..no lo sé, un par de noches
— ¿Qué? — exclamé sin poder creerlo — Friki por eso has estado tan cansado.
— No lo estoy, disfrutó ayudarte.
— Cuidas tanto de mí que te estás descuidando, está bien pensar solo en ti.
— Lo hago, hay estudios que demuestran que pasar tiempo con tus personas favoritas aumenta la felicidad, mejoras tu salud mental.
— Yo no soy la persona favorita de nadie — dije la verdad, así no haga nada malo, las personas siempre encuentran alguna razón para odiarme.
— Eres la mía.
No sé qué tenía él de especial, tampoco porque sentía que me derretía ante él cuando me sonreía, tal vez porque él siempre me ayuda sin pedir nada a cambio o en la forma en la que me hace reír. Veía cómo su pecho se elevaba y contraía, su rostro era pacífico, no había duda de que estaba dormido.
Coloque mi mentón en su pecho mientras admiraba cómo su cabello despeinado que decoraban los rasgos de su rostro. Él era hermoso, no lo he besado desde que Harumi confesó que le gustaba y enserio extrañaba hacerlo. Mi vida había cambiado mucho desde que él apareció en ella, era mucho mejor gracias a él, era como si de alguna forma todo se fuera ordenado para ponerlo en mi camino.
— Me gustas, aunque eso me aterré — susurré viendo sus labios, al menos podía decirlo. Coloque mi mano sobre sus labios, como barrera, para besarlo.
Estoy demasiado confundida, mi cabeza podría reventar de las dudas que tenía. Cuando lo conocí solo pensaba en acostarme con él, después me olvidaría. Ahora, pienso todo el día en él, en sus besos, en el cosquilleo cuando toca con suavidad mi cuerpo, en sus ojos tiernos diciendo que le gusto, pero sigo pensando que es mala idea estar juntos. No saldría bien.
Alba
Salí de mi trabajo acomodando mi bolso en mi hombro cuando vi que afuera me esperaba un rubio con un helado en la mano. Levantó su brazo llamando mi atención, era el más guapo por aquí, no pasa de percibido.
Caminé hacia él, no sé qué sentí, pero, verlo esperarme con mi postre favorito resultó ser lindo.
— Helado de yogurt sabor vainilla con pedacitos de brownie, ositos de gomitas, bolitas de chocolate, fresas y crema batida— señaló con su sonrisa arrogante ofreciendo la comida.
— Buena memoria — contesté irónica recibiendo el postre, pensé que no lo recordaría.
— Memorizó lo importante ¿quieres que te llevé? — abrió la puerta de copiloto invitandome a entrar.
— Debo hacer unas compras, tus servicios de taxi no serán requeridos — me burle probando un poco del helado.
— Lástima para ti, sé que te encanta que yo te llevé — Marcus robo mi cuchara tratando de probar de mi postre le di un zape en la mano.
— Pensé que lo compartíamos — habló fingiendo drama — Egoísta.
— Pretencioso
— Sarcástica.
— Mujeriego.
— Pesada, chica sexy
— Arrogante
— Error. Tengo derecho a presumir.
Mi cuerpo es espectacular, personalidad maravillosa, ojos de ensueño, labios con sabor a paraíso.
— Si lo tú lo dices, dejaré que vivas engañado — ahogue una risa. En eso sentí que mis pies no sentieron el suelo, Marcus me abrazando alzandome de la cintura — Noo, bájame.
— Lo haré si retractas — carcajeo.
— ¡¡Bájame!! — exigí golpeándolo un poco, aún así, no lograba librarme. Estaba sonrojada hasta no más poder.
Marcus comenzó a darme cosquillas, empecé a reírme sin parar hasta que me doliera el estómago.
— Solo lo dices porque no los has probado — murmuró seductor, ya bajandome.
— Por favor — me burle — Cállate
— Callame — quedé en blanco — Si me besaras caerías a mis pies.
Marcus se alejó un poco — Soy el mejor... — sentí un hincó en el pecho y de impulso lo besé. No sé si lo hice para callarlo o para contradecirlo, pero algo era seguro, esas mariposas que sentía no era hambre. Cuando lo solté, solo quería que la tierra se acabara en esos malditos segundos.
— ¿Lo volveremos a hacer?
No acaba de decir eso.
— No creo que tengas tanta suerte — lo empuje para alejarlo, solo era una demostración, no sentí nada, solo se me aceleró el corazón.
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Tenemos 20 k, tal vez para algunas personas no es mucho, pero a mí me pone muy feliz.
Antes dejaba notitas con corgis, solo que se olvidaba, así que lo volveré a hacer 😄
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