"Dime qué ocurre" 26
Mia
Era lunes, odiaba los lunes, en especial este porque mi jefe había vuelto. No lo mires, me concentre en mi trabajo, revisando que el fuego de la hornilla no estuviera alto, de lo contrario quemaría mi comida. El jefe empezó a caminar por toda la cocina, fingiendo revisar los platos hasta qué pasó a lado mío rozando rápido su mano por mi trasero.
— Fíjate — me chocó una compañera con su hombros mientras llevaba verduras a su mesa de trabajo. Estar aquí era como estar ahogándose en pleno mar abierto, mientras todos ven que te hundes, pero no hacen nada. Mire el reloj viejo en la pared, solo unos minutos más.
Seguí cocinando, entregue mi último plato y la campana sonó.
Podía respirar en paz, aunque interfería el perfume agrió de mi jefe que apestaba la cocina. Los demás comenzaron a alistarse para salir, yo hice lo mismo, quería llegar temprano. Para pensar en cuando sería la mejor manera de hablar con Haru, necesito pensar bien que decirle para no lastimar a ninguno de los involucrados.
— Mia — exclamó mi jefe desde la puerta de su despacho erizando todo el vello de mi cuerpo — Debemos hablar.
Carajo...
Mire a mi alrededor, buscando ayuda, pero solo quedábamos él y yo en toda la cocina, al no ser tan grande, más me sentía claustrofóbica.
— Yo tengo... que irme temprano. Tengo un asunto importante — trate un tonto intento de librarme, solo me engañaba a mi misma. Los hombres como él, no aceptan nunca un no.
Mi jefe empezó a caminar hacia mí, su ropa apestaba a cloro, mientras más se acercaba, más me sentía encerrada — Seré breve, no fue a verme al hotel, no tendrá bono, de echo, creo que le reduciré el sueldo.
— No pude ir por un contratiempo, pero se lo puedo recompensar... después. Un día que ambos estemos libres — fingí un coqueteo, lo que sea para que me deje en paz.
— Ya no te creo. Dices eso, cuando en realidad siempre me evitas. Cuando te contrate quedamos en algo, te pagaría lo mismo que un persona con estudios a cambio de que tú estuvieras dispuesta a satisfacerme.
— Lo sé...pero yo ahora no quiero...
— No te pregunté. Las cosas están claras. Si no me cumples, estás despedida y me encargaré que nadie más te contrate en ningún otro lado. Es tu decisión — empezó a desabrocharse el pantalón.
Quería llorar, mis ojos se humedecían con rapidez, trague hondo al sentir las náuseas, enserio ya no quería hacerlo. No soportaba más esto, ya no más.
— Mia
Mire en dirección al que había dicho mi nombre, era Stiles, me jefe se acomodó su pantalón rápido.
— ¿Qué ocurre? — le pregunté, secando mi rostro, antes de que lo notara.
— Noté que no salías y vine a ver si pasaba algo.
El friki siempre me recogía del trabajo, desde que le mencioné que no me gustaba volver sola a casa, solo lo hacía y siempre que le preguntaba porque, cada excusa era más tonta que la otra. Pero no me quejo, me gustaba que lo hiciera, me hacía sentir menos sola.
— ¿Usted no es uno de los heredero Wayne? — preguntó mi jefe fingiendo ser amable — Sí, lo es, el hermano del medio, leí de usted en una revista. Joven, soy un fan de su padre.
Stiles lo ignoró cuando notó mis ojos húmedos, acarició mi rostro — ¿Estás bien?
— Sí, solo conversaba con mi jefe. Él es el chef Ronaldo Bucher, gran culinario con 2 estrellas michelin — señale a mi jefe, mientras me limpiaba con los dedos lo húmedo de mi rostro.
— Es un gran honor conocerlo, joven Wayne — extendió su mano, pero Stiles la rechazó — Y efectivamente solo conversaba con su amiga sobre su rendimiento.
— ¿Le parece correcto quedarse a solas con un empleado? ¿Hace eso con todos aquí o solo con..
— Solo hablábamos de su rendimiento — lo interrumpió — ¿Qué insinúa joven Wayne?
Stiles tensó su mandíbula, apretando sus puños. Nunca lo había visto enojado de esta forma y no quería saber cómo terminaría.
— Ya es tarde ¿nos vamos? — sujete el rostro de Stiles para que me viera a mí, no necesitaba que estos dos agarran a golpes aquí.
Colgué mi mochila sobre mi hombro para salir hacia la calle sujetando la mano de Stiles, la acera estaba húmeda y en el aire había ese olor húmedo metálico. Iba a abrir la puerta del auto cuando él me rodeó fuerte con sus brazos, ocultando su cabeza en mi cuello.
— ¿Te hizo algo? — preguntó temeroso — Confía en mí, por favor, no quiero que te lastime, Mia. No soportaría que te hicieran daño.
— Estoy bien, friki, no te preocupes — acaricié su espalda para relajarlo, se notaba tensó, me alejé para sujetar su rostro entre mis manos para que me mirara a los ojos.
— Si tienes problemas, prométeme que me lo dirás — decía asustado, enserio quería cuidarme, Evan jamás había dicho algo como eso.
— Stiles...
— Por favor
No eran las palabras, era en la forma en la que lo pidió, sentía como un calor en mi corazón, era emocionante y a la vez aterrador, sin embargo, me gustaba que se preocupara por mí.
— Lo prometo.
Mis simples palabras lo relajaron, abrió la puerta del auto para poder subirme. Encontrando 7 ramos de 7 rosas rojas cada uno, esto ya se está volviendo costumbre, terminaré abriendo una florería. Tome asiento y Stiles subió al asiento del conductor.
— Sé que nosotros no somos nada oficial, pero quiero disculparme. Lo qué pasó con Harumi, no hay excusa, lo sé. Ella me sorprendió, yo me aleje, no quería...porque....lo que quiero decir es que a la única chica a la que quiero besar es a ti, Mia, solo a ti.
Mierda, friki ¿por qué dices esas cosas? Alteras mi corazón sin esfuerzo.
— Está bien.., no tenías que disculparte, no fue culpa de nadie — aunque me gusto que lo hiciera — Aún así, me quedaré las flores, están lindas.
— Hablé con Harumi sobre nosotros.
Mierda, no, no eso, por favor.
— ¿Qué..qué le dijiste Haru? — pregunté al borde de un colapso, esto no está saliendo nada bien.
— La verdad, que nosotros somos amigos, pero que yo...estoy enamorado de ti.
— Soy la peor amiga del mundo, detén el auto, me pondré en frente para que me atropelles.
— Solo pensé en decir la verdad ¿qué ocurre, Mia?
— Un maldito triángulo ocurre. Haru está enamorada de ti, pero tú te enamoraste de mí y yo siento algo por ti. Estamos envuelto en un maldito triángulo amoroso — sería cuadrado si metemos a Daniel.
— ¿Sientes algo por mí? — preguntó con ilusión.
— No es el momento para eso, Stiles — reclame, es el peor momento para hablar de sentimientos.
— Así no es.
— ¿Qué?
— No me gusta que me llames por mi nombre, tú me llamas friki, galán, niño genio.
— ¿Es enserio? — Ahora sí me bajo del auto.
Apenas dije eso, él empezó a reírse — Solo te molesto, tranquila.
— ¿Cómo me pides eso? No le digas a esa a una chica, nunca. No funciona solo nos altera más.
— Lo siento — se corrigió estacionando el auto a un costado de calle — Haru no está enamorada de mí.
— Obviamente no va decirte la verdad, yo soy la debe ir a hablar con ella y tratar de no morir en el intento.
Olivia
No lo comprendía, en realidad nunca entendí 100% a los hombres, solo sabía que no necesitaba de uno para vivir. Marcus durante días se había empeñado en coquetear conmigo, ahora solo era su amiga. No me molesta del todo, solo que aunque odio confesarlo, me gustaba sentir era atractiva para ojos que no fueran de mi novio.
Estábamos en el gimnasio del edificio, queríamos entrenar juntos, él usó la palabra amigos, dijo que le gustaba ir a entrenar con amigos. Además de que era su trabajo, él era entrenador personal.
Típico de leo, querer siempre lucir bien.
Marcus se colocó detrás mío, mientras me enseñaba a dar sentadillas, pero solo por unos segundos antes de alejarse, aunque tenerlo tan cerca me alteraba
— Lo haces genial — sonrió colocándose delante mío — ¿Después hacemos cardio?
— Claro, me encanta que ocurra la hipertrofia en mis músculos — es el proceso en donde los músculos crecen. Hablé mientras apretaba mis manos entre sí, flexionando mis piernas hacía abajo.
— Liv, quería disculparme, por cómo me comporté. Alba me confirmó que si tenías novio, uno quizás no tan guapo como yo — soltó una pequeña risa — No quise crearte problemas, lo lamento.
— Está bien, eres Leo y un completo coquetón, es tu naturaleza — le respondí terminando mi última sentadilla — Yo quería preguntarte ¿Sientes algo por Alba? Siempre paran juntos, ambos son signos fuego, la química es bastante, ademas me contaron que durmiendo juntos en el viaje.
— Ella no siente nada por mí, aunque Alba...ella es increíble — se sonrojó, le gustaba ella. Supongo que era la señal que tanto pedía al universo, no está mal ver a un chico atractivo, pero en definitiva, no engañaría a Olly.
— Liv, yo no sé sobre estas cosas, pero estoy preocupado. Mira esto — apareció Daniel con un papel en la mano, era como un horario — Es el plan de comidas que le dió la profesora de ballet a Haru.
No podía creer lo que veía, esto no es sano para nadie
— La está matando de hambre — exclame espantada al ver la cantidad ridícula de comida.
— Déjame ver — el rubio se acercó leyendo con detenimiento — Nadie podría sobrevivir con una dieta así.
La palidez de Haru, el entretenimiento exhaustivo de ballet, la descompensación durante el viaje. Esa profesora estaba matando a mi amiga. Camine rápido hacia el ascensor, necesitaba hablar urgente con ella, antes que esto se convirtiera en algo más grave.
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Esta vez quisiera dedicar este capítulo a una persona que es su momento me animo a terminar de escribir el libro. Fue la primera en comentar, cuando libro aún estaba en pañales. Enserio quisiera agradecérselo.
jharseni
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