¿Y ahora qué?
Marinette había citado a Chloé en uno de los famosos parques de París, fastidiada, aceptó la rubia y fue al lugar indicado.
Miró a su alrededor y no encontró señales de la peliazul, hasta que vio a Kagami, estaba con todas las ganas de ir y decirle de cosas, y lo iba a hacer hasta que unas manos le cubrieron la boca y la detuvieron. Obviamente, Chloé reaccionó negativamente, dando así un fuerte pisotón a su atacante.
-¡Auch!
Chilló Marinette.
Chloé cubrió su boca al ver lo que había hecho, no sabía bien si reír o disculparse, así que mejor no dijo nada esperando a que la otra comenzará su explicación.
-Estamos observando, no podemos simplemente ir con ella, su madre está ahí.
La de coletas señaló a la señora, quién estaba sentada a unos metros de su hija, esperando a que la menor terminara su duro entrenamiento sin descanso.
-Este es el plan- indicaba Marinette -yo soy buena hablando con los adultos, apuesto a que la señora Tsurugi me amará, mientras tanto, tú debes aprovechar e ir con Kagami, le sacarás toda la información posible sin pelear, ¿entendido?
Arqueó las cejas esperando respuesta. Chloé movió su cabello con la mano dando a entender que eso sería sencillo.
-Dalo por hecho.
Ambas habían ido por su lado, Chloé observó que Marinette rápidamente había comenzado una conversación con la mamá de Kagami, pero al parecer a la Tsurugi no le agradaba tanto la peliazul, por lo que está le hizo una señal a la rubia para que se apresurara porque la distracción no duraría mucho.
Chloé avanzó firme ante Kagami, nunca se habían llevado bien y tiempo atrás la japonesa la había amenazado de cierta forma, pero ella aseguraba que era incapaz de hacer algo.
-¿Y tú qué haces aquí?
Preguntó a la defensiva Kagami, notando que Chloé se había situado a su lado.
-Ay, solo vengo a hablar, nada importante...
Decía la contraria mientras miraba a sus uñas, restándole importancia a todo el asunto.
-Que sea rápido, mi madre se enfadara si escucha que estás aquí interrumpiendome.
-¡Bien! Entonces dime, ¿DESDE CUÁNDO SALES CON MI ADRIKINS?
Estalló. Kagami nunca fue fan de las risas, pero en ese momento acababa de soltar una carcajada.
-¿Tú...crees...que él y yo... estamos saliendo?
Preguntó entre risas. Chloé asintió.
-No podrías estar más equivocada- respondió, tratando de recobrar la compostura. -Te explicaré todo solo porque se nota que lo quieres, así que ojalá este ahorrandote una decepción.
La parisina no podía estar más confundida, pero continuaba escuchándola, tal vez ahora con algo de miedo de saber a lo que se refería.
-Agreste y yo no somos novios. Somos solo una cubierta, para engañar a nuestros padres, a mí me gustan las chicas...y a él los chicos.
-¿Pero qué? ¡ridículo, absolutamente, ridículo! Él está enamorado de mi desde que éramos niños.
-Entiende, Bourgeois, te tiene gran cariño pero como amiga. Tú no estás dentro de sus intereses.
Antes de poder replicar algo, se escuchó la voz de Tomoe, regañando a su hija para que volviera a entrenar.
-Ahora si me haces un favor, retirate.
Chloé se marchó boquiabierta, totalmente shockeada por la noticia, jamás se habría esperado eso de él.
-Uff, ha sido una tarea difícil pero supongo que te di suficiente tiempo, ¿verdad? cuéntame, ¿qué sabes?
Preguntó Marinette a medida que se acercaba a ella.
-No me lo vas a creer...
...
-¿En serio tenías que desmayarte tres veces?
Bourgeois estaba fastidiada por todo, pero tanto ella como Marinette estaban en su habitación en Le Grand París, tuvo que llevar ahí a su ¿amiga? porque después de recibir la noticia, se desmayó varias veces y tuvo que atenderla. Marinette seguía sin decir palabra, estaba acostada boca arriba mirando al techo en la cama de Chloé, mientras que la dueña de esa habitación estaba sentada solo en la esquina de la cama.
-Con razón jamás me hizo caso...quiero decir, amo a Adrien y quiero que sea feliz en la manera que él decida, pero aún duele.
La rubia soltó un suspiro, concordaba en todo lo que acababa de escuchar, se tiró en su cama, justo al lado de Marinette, demasiado cerca como para que sus dedos rodarán levemente, sus hombros también chocaban, y ahora sus miradas estaban una sobre la otra. Inocentes ojos celestes observando directamente a unos profundos ojos zafiro.
-Supongo que aquí acaban los planes, ¿no? No podemos interferir más con Adrikins, también lo quiero mucho, así que no lo molestaré.
Marinette le dio una sonrisa genuina, nunca había escuchado un comentario tan acertado de ella, incluso podía decir que le agradaba saber que pensaba así.
-Es lo correcto, Chloé. Entonces creo que...esta es nuestra última tarde juntas, ya debes estar feliz.
Soltó una risita, en cierto punto se alegraba porque ya no tendría que darle más excusas a Alya para salir, pero algo le daba tristeza, y era tonto. No pudo haberse encariñado con Chloé. Simplemente no.
-No sabes lo alegre que me pone, hasta tengo ganas de hacer una fiesta.
Mintió la rubia, fingiendo que en serio le alegraba aunque no tanto, volvería a estar sola otra vez.
Ambas no dijeron más, pero continuaron observándose, rozando un poco más sus dedos, las dos notaban que sus cuerpos se tocaban en dos puntos pero no decían nada, y tampoco hacían nada por apartarse. Les gustaba la calidez de la contraria.
-Si le dices esto a alguien, te mataré, panadera.
-¿Decirle qué cosa?
No le dio respuesta, sin embargo, Chloé cortó la distancia que tenían, colocándose debajo de un brazo de Marinette, mientras la abrazaba por la cintura. La respiración de Chloé se aceleró, más que todo por los nervios que tenía sin saber aún respuesta de eso que había hecho por la franco china, pero Marinette no dijo nada, solo se acomodó mejor para tener a la rubia entre sus brazos.
-¿No te molesta?
Preguntó la ojizafiro.
-No, Chloé. Me resulta bastante cómodo.
-¿Puedo quedarme así lo que resta de la tarde?
-... sí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top