XIV
¡Paf!
Los presentes se tensaron ante lo que presenciaban, la señora Jeon golpeando a su hijo.
— ¿Cómo te atreves a traer a esa basura a casa? —Jungkook sintió todo su cuerpo crisparse ante tal desprecio y sintió miedo ante solo haber dejado a Hoseok siendo vigilado por Min Sik.
— ¿Basura? ¿Eso es lo que piensas de Hyunwoo y de mí? —Hyeonseo tenso la mandíbula ante la osadía del doncel de intentar hacerla ver como la mala es decir si era la madrastra y pensaba que tanto Jungkook como Hyunwoo eran estorbos, pero no podía decirlo en voz alta.
—Porque si consideras así a Hoseok nos consideras así a nosotros dos. Somos hijos del mismo padre y madre —ella tuvo que contener sus palabras y sabía que el doncel lo sabía.
Los sirvientes que presenciaban la situación sentían la tensión en el ambiente, pero también estaban incrédulos al pensar que el tercer hijo de la familia estuviera vivo.
—Ese bebé murió tu padre lo enterró, quien sea que traes para usurpar su identidad no será aceptado en mi hogar —Jungkook soltó una risa burlesca ante ello.
—Nuestro hogar, porque no solo tú vives aquí —ella lució más que furiosa y Jungkook se regodeó de ello, no muy disimulado, debe decir —. Además, padre no enterró personalmente a nuestro hermano y no podemos preguntarle ¿O sí? —ella entrecerró los ojos.
Si el doncel sabía lo que sucedía alrededor de su padre, era claro que no se estaría muy tranquilo. Él haría un escándalo no solo en la residencia, sino también llamaría a Hyunwoo.
Por lo cual no era posible que estuviera en conocimiento de estos sucesos, observó de nuevo a Jungkook quien, a pesar de tener la mejilla completamente roja, estaba frente a ella con un porte erguido sin bajar siquiera la mirada.
Irradiaba tanta arrogancia y desprecio que lo sintió tan desagradable. Este chico frente a ella no era el doncel que ella crio.
Este doncel era diferente, temerario, arrogante, presuntuoso y lo suficientemente malvado para regresarle cualquier cosa que ella hiciera. Era un enemigo para temer no para contemplar con amabilidades.
—Te has vuelto completamente rebelde y poco filial, no eres el doncel que he criado y considero mi hijo —Jungkook no respondió y solo la observo desde lo que Hyeonseo podría decir un pedestal.
— ¡Sosténgalo para que tome su castigo! —Los sirvientes se vieron completamente sorprendidos y algunos incluso alarmados, el patriarca Jeon no aceptaba los castigos físicos extremos y sin duda este lo sería.
Jungkook sonrió burlonamente y ladeo la cabeza para observar a su madrastra.
—Castigo —dijo pensativo sin siquiera parpadear —. ¿Puedes pagar el precio por castigarme? —ella lo observó durante mucho tiempo antes de darle una respuesta.
—Si crees que tu prometido puede ayudarte, estás muy equivocado, estos son asuntos de familia, por lo cual tu grandioso respaldo no puede intervenir —Jungkook sabía que era cierto, si bien el nombre de Taehyung pudiera ayudarlo en otras ocasiones, en esta era claro que no. Internamente, tenía de miedo porque sabía que lo que sucedería no sería un castigo leve.
Noto la mirada de su madrastra y sabía que ella ya no lo consideraba un dulce doncel ahora. Ella lo miraba como alguien peligroso, sus palabras no ayudaron a revertir tal juicio al contrario las alentó.
Él tomaría las consecuencias, no las evadiría.
Hasta el momento se había salido con la suya en todo lo que había hecho, pero como lo había contemplado anteriormente era claro que ahora tenía que asumir algunas consecuencias y si era sincero tenía un poco de miedo.
Nunca se le había lastimado o castigado y aunque temía que tan severo fuera el castigo se recordó que esto era mucho mejor que perder a todos aquellos que Namjoon quería asesinar para limpiar su camino incluso si eso incluía al príncipe Yoongi.
En esta ocasión podía tomarlo, pero su madrastra tendría el suyo en algún momento.
—Recuerda tus propias palabras, castigarme es haber aceptado pagar el precio por tus acciones —ella solo le ordenó a los sirvientes que lo tomaran.
Jungkook no dejaría que nadie lo dejara de rodillas para cumplir su castigo. Lo castigarían, bien, el mismo se arrodillaría para tomarlo.
Si pensaban que podían doblegarlo estaban muy equivocados, durante mucho tiempo aprendió a no mostrar debilidad cuando estuvo dentro del palacio o de lo contrario los funcionarios podrían incluso deponerlo por no dar herederos al imperio.
Antes de que las doncellas lo tomaran, él se dejó caer de rodillas frente a su madrastra, con la cabeza en alto y los ojos encendidos en furia líquida.
Su madrastra lucio tan conforme que Jungkook sintió como se le revolvía el estómago ante lo que le esperaba.
Su madrastra se giró y desapareció unos segundos hasta que escucho pasos y Jungkook podía decir que incluso por la forma del sonido de sus pasos estaba realmente feliz.
Por la forma en la cual algunos de los sirvientes presentes abrieron enormemente los ojos sabía que las cosas no irían bien para él.
Sintió la presencia de su madrastra porque ahora ya no la considera su madre, bueno realmente desde hace mucho que no la consideraba su madre.
—Las acciones tienen consecuencias —ella le susurró tan cerca del odio que Jungkook sintió un estremecimiento.
Lo sintió porque se obligó a su cuerpo a no estremecerse, ni muerto le daría esa satisfacción a su madrastra.
Ella se alejó unos cuantos pasos y Jungkook no estaba preparado con lo que sucedió después.
El despliegue de dolor que lo sacudió fue insoportablemente horrible. Tenso la mandíbula y apretó los labios para que un siseo de dolor no se le escapara.
El segundo golpe logro hacerlo tambalearse, y el dolor nuevamente se extendió más fuerte.
Dos de los sirvientes lo tomaron de los brazos para evitar que cayera y silenciosamente agradeció tal acción porque no creía poder soportar el castigo muy íntegramente.
Después del tercer golpe, no pudo contar a los demás porque el dolor lo cegó. El dolor fue algo que no desapareció, solo aumentaba y disminuía, pero ahí estaba presente.
Sentía la espalda ardiendo como si estuviera quemándosele, su cabeza estaba lleno del sonido de lo que sea que su madrastra estaba utilizando para golpearlo cuando rompía el viento.
Era un sonido casi como un pequeño silbido, un poco inaudible, pero él podía escucharlo claramente.
Sus ojos ardían y quería llorar para demostrar cuanto dolía, pero se obligaba a tragarse sus propias lágrimas. Su boca tenía un sabor amargo y cobrizo.
La sangre se había acumulado por haberse mordido la lengua para no gritar ante el dolor de los golpes. Sus manos estaban apretadas en puños y no podía moverse porque le dolía todo.
Recibía los golpes en la espalda, pero sentía todo el cuerpo adolorido.
Podía sentir su espalda húmeda y sabía que era sangre, estaba consciente de que por ello su ropa se pegaba y con cada golpe el dolor intenso y luego el dolor de su ropa tocando lo que creía eran heridas abiertas.
Entonces fue el final porque sintió un último golpe, sabía que lo era porque podía sentir toda la furia, desprecio y advertencia que su madrastra puso en ese golpe final. No sabía cuántos fueron, pero no importaba, no ahora.
Su madrastra caminó hasta estar frente a él y entonces Jungkook pudo observar que era lo que había utilizado para su castigo.
Tuvo ganas de reír por la irónica crueldad, era cuerda de cáñamo. De la más gruesa que tenían en la residencia, con varios nudos que al golpearlos era claro que serían dolorosos.
Cuando un castigo físico de tal magnitud se ejercía era mejor un látigo que, si bien era más fino, este penetraba rápidamente la piel dependiente de la fuerza empleada, la cuerda no.
Los nudos en ella maltrataban y el golpe ardía como el infierno, pero no penetraba la piel, la maltrataba terriblemente, pero también era claro que si se golpeaba con fuerza y repetidamente en algún punto la piel se abriría.
Lo cual era su caso de la mano de su madrastra, pudo ver la cuerda que dejaba caer unas cuantas solitarias gotas de sangre y estaba manchada de ella, pero también donde ella lo tomaba tenía sangre.
Jungkook quiso sonreír irónicamente, pero no podía o toda la sangre de su boca se escaparía y no quería darle eso a su madrastra, hacerle saber hasta qué punto lo hizo llegar.
Ella misma se había lastimado hasta tal punto solo para que él sufriera, ella tiró la cuerda y lo observó con una mueca de asco.
—Los padres deben castigar a sus desobedientes hijos —fue todo lo que pudo decir.
Él vio como Chunga, quien estaba entre las sirvientas, lo observaba con terror y compasión, era sostenida por otra mujer que era de la servidumbre y en silencio pensó que era lo mejor.
Si Chunga intervenía, ella sería castigada y luego ambos perecerían porque ninguno tendría quien los ayudara, pero si al menos ella estaba bien, sabía que lo ayudaría.
—Mi rebelde Jungkook —ella le acarició el cabello tiernamente —. Esto ha sido por tu bien, una madre siempre desea el bien de sus hijos. —Jungkook no pudo con ello, había tenido suficiente.
Con el mayor pesar dejo que toda la sangre en su boca recorriera su garganta rogando que el asco no se convirtiera en vómito y cuando estuvo un poco seguro de que no sería así decidió que su lengua a pesar de estar herida no solo soltaría sangre sino también veneno.
—Una perra tan malvada y codiciosa como tú no es mi madre, la mía murió dando a luz a Hoseok y tú solo eres un débil reemplazo, padre pudo haberlo hecho mejor —el veneno que destilo con cada palabra fue palpable.
Todos los presentes estaban absortos, unos aplaudiendo la valentía de su moribundo joven amo y otros negando, porque a pesar de todo el doncel no contenía su lengua.
Para nadie era un secreto que el hecho de ser una segunda esposa era algo que le afectaba a Hyeonseo. Si bien se había casado luego de que el patriarca Jeon enviudara, este no le dio el título de esposa principal, este solo era de su difunta esposa, así que le dio el de segunda.
Para ella el fantasma de la madre de Jungkook era un gran pesar y el motivo de su más grande discordia y furia.
La bofetada que su madre le dio se la esperaba e incluso le había roto el labio, pero cuando la observó con ese nivel de furia, se dio por bien pagado.
Ella no era un corderito indefenso y amable, era un lobo con grandes colmillos y ahora todos estaban iniciando a verlo.
—Bien, llévenlo a su habitación y déjenlo meditando sobre sus acciones, nadie puede ayudarlo hasta mañana —los sirvientes que lo tenían aún sujetados lo levantaron y sabían que lo hacían con delicadeza.
Lo colocaron sobre el hombro de uno de ellos y aunque quiso sisear de dolor, pudo evitarlo. Cuando estaba colgando de la espalda del sirviente, lo único que pudo ver eran los pies de su madrastra y como su vestido se movía al caminar.
Jungkook me mantuvo callado todo el camino, ignorando las punzadas de dolor agonizante que su espalada tenía.
No podía hacer nada, estaba indefenso e inútil. Dios se sentía justo como cuando se enteró de la verdad acerca de Namjoon.
Cuando llegaron a su habitación pensó que lo dejarían tirado en el piso, pero al parecer los sirvientes se apiadaron de su patético estado.
Con cuidado lo habían colocado en la cama y el sirviente que lo llevó se había casi recostado en el suelo para solo deslizarlo suavemente de su hombro hacia su cama. Aun así dolió como el infierno, pero sabía que sería menos doloroso de si lo hacían de otra manera.
Para su consternación movieron un poco una pequeña mesa que tenía cerca de su cama en donde le dejaron un poco de agua servida en un pequeño cuenco que era para sopa. A la par le dejaron uno de sus pañuelos.
Estaba consciente de que no era para que se limpiara él mismo la espalda porque era algo que claramente no podía hacer y aunque no sabía por qué lo dejaron, al final estaba agradecido por ello.
Cuando salieron cerrando la puerta y escucho como colocaron una cerradura en la puerta, él estaba herido y encerrado.
Tendría que pasar el resto de la tarde y toda la noche encerrado, reflexionando sobre todo lo malo que había hecho.
Como si hubiera hecho algo que realmente fuera malvado o rebelde, solo se entrometió en planes en los que no debía.
Estando en su cama herido y más que adolorido, el pensamiento de comparar todo lo que le sucedía con lo que sintió cuando perdió a su tercer bebé era tan intenso.
Podía sentir esa sensación de vulnerabilidad, miedo y tristeza. Eran muy parecidos.
Las lágrimas brotaron de sus ojos y por primera vez las dejo fluir, dejo que recorrieran sus mejillas y que llegaran hasta la cama. Lloro por todo lo que había perdido y todo lo que había ganado.
Lloro por haber perdido la ilusión de su primer amor y la vida que creyó llevar.
Lloro por poder salvar la vida de Taehyung, por haber un cambio en lo que sería un desastroso futuro.
Pero no solo lloró, sino que vertió todo el dolor que su corazón llevaba por la pérdida de sus bebés.
Dejo que la pena que se había negado a sentir lo amargara completamente, el dolor de saber lo que pudo haber tenido y se lo arrebataron y ahora no tenía manera de recuperarlo.
Sus hijos, esos que ni siquiera se concebirían, quedarían solo grabados en su corazón; solamente él llevaría el luto por sus puras almas.
El pensamiento lo lleno de una corrosiva tristeza que se filtró en todo su cuerpo.
Entonces entendió por qué le habían dejado el pequeño paño, era para que si quisiera gritar lo hiciera con él. Todos sabían que no le gustaba demostrar debilidad y que escuchar sus gritos de agonía no era más que una clara muestra de debilidad.
Con la tela en su boca, gritó y gritó, sabiendo que la tela empañaría mayormente sus gritos. Lloro y gritó hasta que sus ojos se sintieron tan ardientes que se le podían caer.
Lloro hasta que sus lágrimas se terminaron y hasta que su garganta se sintió rasposa de tanto gritar. Dejo salir todo lo que tenía en su interior.
Lloro por todos sus bebes, sus delicados tesoros que no pudieron conocer la luz del día, solo por tener de padre a Namjoon. Nunca pudo sostenerlos en sus brazos, no pudo ver su primera sonrisa, sus primeros pasos.
No obtuvo nada. Y por ello los honraría el resto de su vida.
Los hijos que tuviera con Taehyung serían amados y cuidados; él se aseguraría de ello sin importarle a quién tuviera que sacar del camino.
Por esa noche se permitió ser débil, se permitió sentir la perdida de sus hijos.
Sería la única ocasión en la cual se permitirá ser tan débil y vulnerable. Mañana por la mañana volvería a ser Jeon Jungkook, un doncel despiadado que haría todo por sus propósitos.
Pero ahora no, ahora solo era Jungkook, un doncel que perdió a sus hijos.
Esa noche era su manera de librarse de sus pesares y pensando en todo lo que perdió, se quedó dormido con pequeñas lágrimas corriendo por sus mejillas y quejidos de dolor por su castigo.
Jungkook no durmió demasiado tiempo porque al siguiente día se despertó realmente temprano o él menos eso pensaba, estuvo despierto esperando que alguien se apiadara de su patético ser.
No espero demasiado cuando Chunga abrió la puerta ingresando con varios sirvientes siguiéndola, desde su cama pudo ver como traían medicinas, agua que asumía era caliente además de telas para limpiarlo.
—Joven amo ¡Estaba tan preocupada! —ella dijo en tono de alarma y Jungkook solo hizo una mueca ante ello.
—Haría falta más que un simple castigo de esa bruja para incluso bajarme la moral —las sirvientas detrás de Chunga no estaban seguras de ello.
Si tenían en cuenta que tenía la espalda toda herida y llena de sangre, además de los ojos rojos e hinchados, era claro que tenía una muy baja moral.
Pero ellas no podían decir nada por qué, aunque el doncel estaba medio moribundo, era alguien de la familia y ellas solo sirvientas.
—No le iba a bajar la moral, amo le iba a costar la vida —Jungkook hizo una mueca ante ello, pero no podía decir nada.
Chunga solo rodó los ojos y despidió a las sirvientas cuando dejaron todo lo que traían.
Ella rápidamente tomó la tela limpia para sumergirla en agua tibia y luego observó a la espalda de su joven amo.
Estaba con sangre seca y la ropa pegada a las heridas, incluso si la ropa estuviera rota. Tenía mucho trabajo que hacer.
Con amabilidad inicio a pasar la tela sobre las heridas escuchando los siseos de dolor que Jungkook emitía.
Cuando la espalda estuvo lo suficientemente húmeda para que la sangre estuviera lo más líquida posible, Chunga inició a retirar la ropa que antes estaba pegada a las heridas con sangre seca.
No fue fácil hacerlo porque tenía que evitar lastimar a su joven amo.
—Dios como duele —Jungkook siseo, pero Chunga no se detuvo.
—Pero si cuando lo azotaban no se quejó ni un poquito —Jungkook la fulminó con la mirada y ella simplemente presionó más la tela causando que cerrara la boca.
—Esto es tan problemático —Jungkook dijo en voz baja y se dejó hacer por Chunga.
Al final tenía que quedarse en cama para recuperarse y era tan tedioso porque no podía quejarse con nadie que no fuera Chunga porque su madrastra había evitado que todo saliera del acaso.
Vieja bruja.
Solo tenía que esperar a que sanara y la arrastraría del cabello por toda la propiedad.
Creado: 30/09/2024
Publicado: 04/10/2024
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