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☆ Bakugō - 5 años
Shōto - 9 años
Fuyumi - 15 ☆
...
Ya era costumbre ver a ambos niños correr por los pasillos de aquella casa estilo japonés tradicional.
Sus risas y gritos eran solo una barrera para ocultar a lo que de verdad jugaban.
— ¿Me va a doler? — Preguntó él pelinegro jugando con sus manos algo temeroso.
Shōto solo se encogió de hombros y le dió un pequeño empujón al menor para animarlo a que lo entretuviera.
— Si no lo haces te dejare de hablar. — Bakugō no pudo evitar soltar pequeñas lágrimas y negar rápidamente pues no quería que él mayor le dejará de hablar, había crecido al lado del heterocromatico y no le importaba que fuera si el mayor se lo pedía él lo hacía incrédulamente.
— ¡L-Lo haré! — Y Shōto sonrió para sí.
— ¡Ya basta! — Gritó Fuyumi llegando a tiempo para parar a Bakugō de tocar un sartén que hervía. Miro con odio a su hermano y con la poca autoridad que tenía le dió una bofetada — ¡Te dije que yo lo cuidaría!
— ¡Él vino hacia mi! — Refutó Shōto regresandole la intensa mirada a su hermana y llevando una mano a su mejilla. Él pelinegro empezó a llorar en medio de ambos.
— ¿¡Ves cómo no puede estar contigo!? ¡Estás loco! — La chica abrazo al menor para intentar hacer que dejara de llorar, Shōto solo miraba la escena con repudio.
— No es mi culpa que él me prefiera a mi. — Murmuró viendo como Bakugō estando con Fuyumi intentaba volver con él. Estaba loco por querer volver.
Y había sido golpeado por su hermana por culpa de ese llorón.
Cuando finalmente Fuyumi se fue arrastrando al pelinegro a su cuarto Shōto pudo lanzar lo primero que vió, ya le hecharia la culpa al gato o al perro luego si es que tenían.
Definitivamente si Bakugō pensaba volver con él la pagaría caro por hacer que Fuyumi lo golpeara.
Shōto caminó hacia su cuarto lentamente para al menos poder dormir pero al momento de pasar a su habitación fue empujado al suelo por Bakugō quien lo abrazaba y se aferraba fuertemente a él.
— ¿Qué mierda... ¿¡Qué haces aquí!? — Lo tomó del pelo y lo jalo hacia atrás para empujarlo lejos de el. — ¡Por tu culpa la estúpida de mi hermana me golpeó!
— ¡L-Lo siento mucho! — Chillo el pelinegro entre hipidos sentado en el suelo.
Shōto arrugó la nariz en lo que se levantaba y miraba al niño llorando frente a él.
— ¿Cómo llegaste aquí? Si mi hermana me pega de nuevo juro que-
— ¡Le dije que me iría a dormir! E-ella te pego por mi culpa ¿No es así? — Se acercó al mayor gateando y abrazar sus piernas, Shōto solo lo veía con asco.
— Sí, sí. — Lo pateó para caminar a su cama, poner sus manos bajo su cabeza y recostarse mirando el techo. — Vete de aquí.
Bakugō jugó con sus dedos y bajo la mirada.
— No empieces maldito bebé llorón. — Tomó su almohada y cubrió su cara tratando de ignorar al pelinegro.
Él menor jaló de su camisa y empezó a llorar.
— ¡Mierda, vete con la tetona de mi hermana! ¿¡Acaso te... gusta... sufrir? — Bajó su tono a medida que hacía la pregunta y lanzó la almohada mientras se sentaba en la orilla de su cama de nuevo con una sonrisa. Sus ojos brillaron ante tal descubrimiento.
El pelinegro alzó la mirada confundido.
Todoroki se levantó y camino hacia él menor y tomarlo del pelo nuevamente.
— No llores. — Le dió palmadas en su cabeza tratando de tranquilizarlo pero Bakugō se encogió asustado. — Si te portas bien y no haces que me regañen te daré un premio.
Katsuki quien había recargado su frente en el pecho del mayor alzó la mirada de nuevo pero esta vez con una sonrisa.
Eso hasta que la mano en su pelo comenzó a jalarle con brusquedad.
— En cambio si Fuyumi nos atrapa prepárate para tu castigo. — Dijo serio el mayor mientras jalaba del cabello negro y rebelde del niño mientras esté asentía desesperado.
— Cariño ya llegué. — Rei se asomó por la puerta de la habitación para ver a los niños quienes rápidamente se separaron. — Awww~ ¿No se cansan de estar juntos? — Shōto alzó una ceja, por supuesto que se cansaba de estar con aquel niño que no hacía más que llorar, le pareció una pregunta muy estúpida. – ¿Qué hacían? — Él mayor se sobresalto ante aquello pues estaba acostumbrado a que su madre solo los viera, dijera que son lindos y se fuera, ninguna pregunta más como ahora.
— Jugábamos a las escondidas con Fuyumi-san. — Habló rápido el menor. — Por favor no le diga que estamos aquí o perderemos.
Todoroki miró al niño a su lado con sorpresa, aunque era demasiado orgulloso para agradecerle el correr a su madre, quien solo asintió con un gesto de ternura y se fue.
— Bien... — Ambos chocaron miradas pero Bakugō fue rápido y la desvió sonrojado.
Shōto sonrió para sí, con aquel pequeño podría esconderse no solo de su hermana sino también de su madre.
Se volvió a acercar al menor para tomarlo con una mano de sus mejillas y aplastar su rostro obligándolo a mirarle.
— Buen trabajo, Katsuki. — Prosiguió Shōto quien juntó sus labios en un tierno y corto beso de pico, lo soltó para acariciar su pelo e irse de nuevo a su cama donde una vez le dió la espalda al menor restregó su brazo contra sus labios quitando la baba asqueado.
Bakugō se quedó quieto con las mejillas rojas y la boca abierta.
Ese día como su mente de niño no pudo procesar mucho tomó una decisión que seguiría el resto de sus días.
Si así iba a ser premiado Bakugō decidió hacer todo bien y acatar cada orden que él mayor le dijese.
☆
EDITADO: 21 SEPTIEMBRE 2021
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