Los Jeon, una de las familias vampíricas muy importantes de Seúl, lograron lo que ningún otro vampiro jamás haya imaginado, el uso de los contratos de sangre entre humanos y vampiros.

Dicho contrato fue creado con la única finalidad de acabar con la guerra y odio entre ambas especies (humanos y vampiros), la única regla era que cada joven que alcanzara su mayoría de edad, realizara un contrato de sangre con un vampiro.

Aunque al principio muchos estuvieron en desacuerdo, de alguna u otra forma, se vieron forzados a seguir el dictamen de estar enlazado a un vampiro mediante un contrato de sangre.

Sin embargo, al pasar del tiempo, algunas reglas tuvieron que ser agregadas, pues gracias a algunos conflictos que se originaron entre ambas especies, estos llegaron al punto de casi quebrantar la paz que por tanto tiempo se había mantenido.

Dichas reglas eran:

1. Al llegar a la mayoría de edad, el humano será enlazado a un vampiro bajo un contrato de sangre.

2. Se prohíbe el romance entre ambas especies, si se llegase a descubrir un amorío entre estas, los responsables serán condenados a muerte.

3. El contrato de sangre sólo podrá ser roto por el vampiro enlazado y solo si este lo desea.

4. El humano servirá al vampiro sin rechistar y será castigado si se rebela ante su enlazado.

5. El humano tiene prohibido intentar anular su contrato de sangre, de lo contrario será condenado a muerte.

Debido a estas estrictas reglas y la alta seguridad que con el tiempo fue creciendo, nadie se atrevió a llevarle la contra al gobierno que injustamente los gobernaba.

Pero muchas veces lo prohibido era algo muy tentador, y no era de esperar que un vampiro  de las familias más importantes de Seúl y un humano estuvieran envueltos en..."un romance prohibido que les costaría algo más que solo la muerte.".