Capítulo 67.

[En cualquiera de mis opciones te perdería.]

El sol se elevaba por la ventana, Emilio no había podido dormir, se pasó la noche entera observando la belleza tierna de Joaquín, pues sería su última oportunidad de verlo tan cerca. Recordó aquellos viejos tiempos en donde se quedaba a dormir ahí, sin pensar en que alguna vez tendría un final, recordó esos momentos en el techo de Joaco, llorando y viendo hacia el cielo pidiendo por una esperanza. El tiempo corría, y cada vez que el segundero avanzaba, Emilio sentía una punzada más en el corazón.

Se levantaron, se ducharon, y el pecho de Emilio sentía cada golpe más rápido y más fuerte.

El tiempo era un martirio, ver a Joaquín, sentirlo cerca, era tan doloroso como placentero, no podía con el dolor carcomiéndolo desde dentro.

—Joaquín... —Emilio tomó la mano del menor—. ¿Podemos ir al local de helados?

—¡Sí! —tengo muchas ganas de un helado de zarzamora.

—Bueno, deja subo mis cosas al coche y vamos.

Ambos se subieron al auto posteriormente y fueron hacia la tienda de helados.

Estaban sentados dentro del vehículo viendo el día soleado mientras comían.

—Joaco... Necesito hablar contigo.

—¡Yo también!, Sé que es una locura pero, bueno igual nadie tiene que saber, quiero que tengamos anillos similares y que por dentro diga el nombre del otro, también me gustaría darte un regalo, lo compré por internet en una tienda y quería esperar a la inauguración de tu tour, pero ya no me aguanté, ¿Te parece si te lo doy mañana?

—Joaquín, estuve, pensando —Emilio sentía el ardor en la garganta a pesar de estar comiendo algo congelado —. Creo que... Vamos muy rápido tal vez y, estoy dejando de sentirme seguro...

—¿Qué?... —a Joaquín se le cayó la cara de felicidad en cuestión de segundos.

—Creo que... Deberíamos, dejar de salir tanto juntos, la prensa, puede empezar a seguirnos y, aún no puedo...

—Emilio, es una broma verdad.

—No Joaco no es una broma... Siento que, me equivoqué.

—¿Que te equivocaste? —Joaquín arqueó una ceja.

—No debí... No, no debimos. Ya no me siento cómodo Joaquín —Emilio estaba muriendo por dentro de una forma inexpugnable, estaba siendo forzado a abandonar al amor de su vida.

—¿A qué te refieres Emilio? ¿De verdad vas a salir con que ahora no estás seguro? Es decir, podría entenderlo pero, ¿De nuevo? Emilio, ya hiciste esto una vez...

—Esa vez estaba muy confundido, no sabía lo que quería, tenía miedo, lo dije sin pensar —estaba justificándose, Rodrigo podría reaccionar a eso —. Mira, creo que debemos dejar de vernos fuera de set o escenarios...

—Emilio, ¿Qué mierda?

—Te dejaré en tu casa... ¿Sí?

—No es necesario, puedo caminar —Joaquín abrió la puerta con un nudo en la garganta.

—¡Joaquín! —lo detuvo Emilio.

—¿Qué Emilio? ¿Qué?

—Yo... lo siento.

—Sí yo también, por creer que ya estabas seguro de quién eras, de que me querías, por haber estado seguro de que no volverías a lastimarme de esta forma.

—Te am... —se contuvo, le daba miedo que Rodrigo pudiera hacerle daño si decía algo erróneo.

—¿Te am... Qué? ¿Ya ni eso puedes decir? Mejor no hables, no digas cosas que no sientes; sabes que, te veré hasta que tú maldita producción me quiera utilizar para generar ingresos, fuera de eso, mejor ya no me busques hasta que estés seguro de verdad, y si no es así, mejor que ahí se... Que ahí... —a Joaquín le corrían lágrimas, sentía mucho enojo, pero realmente era una tristeza intentando pasar disfrazada.

—Joaquín, no necesitas hablar...

—Creí que te había encontrado Emilio, al parecer el que estaba perdido realmente era yo. Tal vez yo soy quien está caminando en sentido contrario, pero tú eres el que me está dejando, otra vez. Adiós Emilio —Joaquín cerró la puerta con fuerza, lanzó el helado al bote de basura y se fue caminando.

Emilio se rompió por completo, nunca se había sentido tan destruído... Ninguna ruptura, ninguna traición, ninguna herida había penetrado tan profundo en su alma.

Sintió un golpe seco constrictor que le apretaba el corazón, sentía mucha culpa por lo próximo que pudiera suceder, sentía como si fuera mejor no sentir.... Emilio Marcos nació un 25 de noviembre del 2002, y murió ese mismo día que le dijo adiós a Joaquín.

Joaquín por su parte, sentía muchas ganas de vomitar de los nervios, el coraje, el enojo, el dolor.

Tomó tu teléfono y marcó a Niko desesperado.

—¡Nikolás!...

—El número que usted marcó no existe, por favor presione 1 para redirigir la llam...

—¿Cómo que no existe? —Joaquín estaba muy extrañado, acababa de hablar con Nikolás el día anterior.

Necesitaba ayuda, no quería llegar a su casa.

—Diego, soy Joaquín...

—El número que usted marcó se encuentra fuera del área de servicio, deje un mensaje de voz...

—¿Estoy en un tipo de pesadilla? —Joaquín se golpeó la cabeza, nadie le contestaba.

Joaquín corrió hasta un OXXO para entrar al baño, sentía tantos nervios en su estómago que vomitó, vomitó mientras lloraba, no se sentía en una realidad, sentía como si su tiempo se hubiera volcado.
No podía dejar de vomitar porque seguía pensando en las palabras de Emilio.
¿Qué había pasado? ¿De una noche a otra se dio cuenta de su inseguridad?

Rodrigo podía escuchar el llanto de Joaquín, se sentía orgulloso, había destrucción en sus ojos, su plan estaba funcionando.

Emilio condujo pero no hasta su casa, sino al edificio en donde una vez Joaquín intentó suicidarse. Llegó a él y empezó a subir hasta llegar al último piso, la obra seguía sin avanzar, probablemente la abandonarían.

—¿Esto es el castigo Dios? ¿Esto es el castigo por ser quien soy? —por un momento recordó que Rodrigo podría escucharlo si estaba pendiente de los micros —. Jódete maldito idiota, jódete tú y todo lo que esté relacionado contigo Rodrigo —Emilio no dejaba de llorar, su cara estaba completamente roja, todo pasó tan rápido; sabía que él no lo había matado, al contrario, estaba evitando su muerte, pero se sintió como si quien sostuviera el arma asesina fuera él —¡AHHH! —gritó con todas sus fuerzas.

—¿Emilio? —escuchó una voz conocida detrás de él.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋🦋

—Vete a la mierda, me haz complicado la existencia lo suficiente, ya basta, te creí, ¿Por qué mierda te creí? Nunca pareciste actuar, nunca pareciste mentir, soy un imbécil —Joaquín golpeó el espejo frente a él y lo rompió al primer impacto, siguió golpeándolo hasta ver sus puños sangrar.

—Joven, lleva dentro más de veinte minutos, ¿Puede salir? Es que quiero llevar a mi hijo al baño... —una voz de un hombre adulto se escuchaba al otro lado de la puerta.

Joaquín abrió la puerta rápidamente y salió corriendo antes de que él señor pudiera cuestionarlo.

Olvidó que sus manos estaban llenas de sangre, se detuvo en una plaza a lavárselas con el agua de los bebederos, le ardían, pero el dolor físico no era suficiente para consumar su dolor emocional.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋🦋

—¿Nikolás? —Emilio limpió su nariz.

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué haces tú aquí?

—Dando... La vuelta —Niko llevaba gafas oscuras.

—¿Dando la vuelta? ¿Subiendo a éste enorme edificio? ¿Edificio en donde tú y Joaquín casi mueren?

—Sí, el mismo edificio a dónde Joaquín vino a renunciar a su vida porque alguien le dijo que no lo amaba.

Emilio contuvo sus gruñidos y dolor unos momentos.

—¿Por qué estás llorando? —Nikolás se veía extraño.

—Primero dime a qué viniste aquí.

—No me siento bien, ¿Okay?, Vine aquí porque quería despedirme.

—¿Despedirte de quién?

—De mi mejor amigo, aunque él no lo sepa...

—¿De Joaquín? —Niko asintió mientras se quitaba las gafas de sol, él también había estado llorando —. Pero, ¿Tú por qué?

—¿Yo por qué? ¿Quieres decir que tú también?

Emilio tuvo miedo de responder —Tienes el chip.

—Sí...

—Malidta sea Nikolás —Emilio se lanzó a abrazar al ojiverde, ambos empezaron a llorar de una forma horrible.

—Tuve que dar de baja mi número, cambiar mis cuentas, tuve que desaparecer de su vida de un día para otro...

—Yo acabo de verlo, y acabo de despedirme...

—Es un hijo de puta, ¿Por qué le está haciendo esto a Joaquín? ¿Por qué es tanta su obsesión con arruinarle la vida?

—Porque es su mellizo y quiere venganza —soltó Emilio.

—¿¡Qué?!

—Lo descubrí todo Nikolás, y ya no sé qué vamos a hacer... —Emilio tomó rapidamente su teléfono, se metió a notas para escribir sin que hubiera el riesgo de que Rodrigo lo escuchara.

Escribió “No sé cómo vamos a hacer para recuperarlo, o asegurarnos de que esté bien”.

Nikolás le respondió en el mismo teléfono: “Diego podría cuidarlo por nosotros, ¿No?”

“Seguramente le hizo lo mismo a él y a Textos... No sé que hacer Niko...”

Ambos se vieron mientras lloraban juntos.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋🦋

—¡Perfectour de Emilio Osorio, no se lo pierdan! —decía un comercial de instagram mientras Joaquín desayunaba.

El tiempo transcurrió, Joaquín solo veía a Emilio en eventos, ensayos, y fuera de ahí, uno no volvió a saber del otro. El fandom se sentía extrañado de que las cosas estuvieran tan altibajas, era noviembre del 2019, se acercaba cada vez más el día del concierto, y a la vez el cumpleaños de Emilio.

Joaquín fue quedándose sin sus mejores amigos, todo era una escenografía, todo era una farsa, pero al llegar cada día a su habitación, la soledad y la tristeza lo visitaban sin falta alguna, ahora sus más fieles acompañantes eran todas esas emociones desagradables que seguían quitándole vida, esencia...

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron todos en el concierto.

Joaquín le regaló un pastel a Emilio, las apariencias se habían vuelto lo más importante entre ellos.
Y claro que muchos en la familia cuestionaron el por qué de la separación de aquellos dos, pero nadie quiso preguntar directamente.

Niurka seguía con su actuación, queriendo a Joaquín falsamente, claro que Joaquín no creía nada de esas muestras de afecto armadas, con lo que le había dicho Emilio aquel día, suponía que su madre ya lo sabía de antemano.

Unos días más tarde, una noticia impactó al mundo del espectáculo, y junto con ellos impactó a los fans, hasta Joaquín quedó algo pasmado.

Emilio Osorio ya tiene novia, Seidy, una castaña alta de rizos y sonrisa deslumbrante.

Joaquín aún sintió un ardor en el estómago, pero se contuvo.

Su vida no podía ir de mal en peor ¿Verdad?

Joaquín había perdido las ganas de la mayoría de las cosas que antes le gustaban. Lanzó el anuncio de que tendría su calendario, tenía muchas cosas planeadas, quería mejorar, quería superarse, pero había un gran problema.

—¡Emilio Osorio! —se escuchó un nuevo anuncio en su laptop y a la par Joaquín la apagó al instante molesto.

Justamente ese era el problema, no dejaba de pensar en él, no dejaba se recordar, de intentar vivir en el pasado como si jamás hubiera sucedido lo de aquella tarde. No podía dejar de sentir amor aunque tuviera que verlo de lejos, no podía dejar de sentir como su corazón vibraba y a la vez se retorcía por ese joven de perfil griego; no podía desenamorarse por completo, una vil condena que cargaba consigo cada maldito día.

Joaquín detrás de las cámaras decaía cada vez más. Elizabeth claro que lo cuestionó cuando dejó de ver a Emilio, pero el menor solo podía decir que habían decidido no intentarlo por falta de seguridad, y era su única respuesta.

Rodrigo ya no estaba tan pendiente de los chips como las primeras semanas, pero aún revisaba seguido, y obvio que si Emilio, Nikolás, Diego o Textos se acercaban a casa de Joaquín, él lo sabría, pues ahora vivía muy muy cerca de él.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋🦋

—¿Cuánto más...? ¡¿CUÁNTO MÁS?! —Emilio lloraba en su habitación, mientras intentaba ahogar todos los gritos —. Tomó su celular e hizo una llamada —¿Niko, puedo ir a tu casa?... Vale, llego en 20.

Eran las 3 de la madrugada, pero eso no tenía importancia ya, Nikolás y Emilio se reunieron, necesitaban discutirlo.

—Han pasado meses Niko... Ya no ha de recordarme, todo el internet se ha esforzado en dejar claro que fui un idiota, ni si quiera saben todo el contexto, no puedo seguir así, no puedo hacerme la idea de que Seidy es a quien realmente quiero, me agrada pero no así...

—Emilio, entiendo... Es decir, yo amo a Joaquín, no como pareja pero sí como a un hermano, y día y noche no puedo dejar de pensar en él, no me siento a gusto, y a pesar de que hagamos esto por su bien, eso nos destruye.

—Porque es exactamente lo que ese mísero idiota quiere, vernos a todos nosotros echos mierda, todo con tal de lastimar a Joaquín. Hasta Elizabeth ha dejado de saludarnos porque sabe que no le hablamos a Joaco, ha de pensar que todos confabulamos en su contra.

—Emilio...

—Quisiera morirme, de verdad que ya no puedo.

—¡Emilio!

—Si tan solo pudiera retorcerle la cabeza a ese hijo de...

—PELOS DE TRAPEADOR ESCÚCHAME —Niko miraba su celular con nerviosismo —. Joaquín está en el hospital

—¿Qué? —Emilio reaccionó rápidamente.

—Bueno digamos que, hackeé la cuenta de Elizabeth, y la de Renata, y la de Uberto... Porque no podía estar sin saber cómo estaría Joaquín, y reviso ocasionalmente los mensajes que mantienen, solo cuando hablan de él, y aquí Elizabeth le está diciendo a Uberto “Joaquín está en el hospital, intentó suicidarse, ven pronto”.

Emilio le tapó la boca a Nikolás, recordándole que Rodrigo podría escucharlos, y empezó a escribir en un pizarrón que Niko tenía.

“Hay que ir de inmediato, detectaría si nuestros chips están juntos, hay que sacarnos estas mierdas e ir con él”

Nikolás hizo un gesto expresando “¿Cómo?”

“Estuve trabajando en buscar expertos, de radiografía, y frecuencias metálicas, no son muy confiables pero... Lo haré por Joaquín"

Emilio mandó mensajes a los doctores rápidamente, marcó una y otra vez hasta que contestaron, él ya había hablado con ellos con anterioridad así que lo único que les escribió fue "SOS".

Emilio y Nikolás corrieron al auto, directo al laboratorio, bajaron con extrema rapidez.

—Él —dijo un doctor señalando a Emilio, lo acostaron en una camilla de metal, muy fría y algo oxidada, mientras pasaban aparatos por su cuerpo.

—Costilla izquierda, interno —mencionó una señorita, y posteriormente quitaron los aparatos, le pusieron anestesia local a Emilio y comenzaron a cortar.

—¡Ahhh! —gritó Emilio, esa anestesia no estaba funcionando.

Los miembros del equipo pusieron a Emilio en otra camilla y recostaron q Nikolás para ubicar el chip.

Cortaron sumamente profundo a Emilio, hasta lograr sacar el pequeño pedazo metálico, y cosieron apresuradamente.

Emilio no se sentía nada bien pero tenía que llegar con Joaquín, se sentía nauseabundo, mareado y con sumo dolor en el abdomen.

Hicieron el mismo procedimiento con Nikolás solo que a él lo abrieron en una pierna.

Ambos subieron al auto y ya sin chips, rastrearon la ubicación del hospital, hasta llegar a él.

Nikolás entró haciendo un drama para distraer a los doctores y enfermeras mientras Emilio evadia en la sala de espera a Elizabeth y Renata, intentando encontrar el cuarto de Joaquín, vestido con un pitufo, un goro y cubrebocas.

Por fin lo vio a través de un cristal.

Abrió rápidamente la puerta y cerró con llave, algo no estaba bien, su ropa empezó a mancharse de rojo.

—Joaquín —susurró.

—¿Em-? —Emilio lo besó apresuradamente, mientras le corrían lágrimas.

—¿Qué haces?, Tienes nov-... —Emilio le tapó la boca rápidamente, recordando que él aún tiene el chip, y agarró una libreta de su pantalón para escribir, pero ya estaba soltando mucha sangre, esas costuras no estaban cerradas...

Escribió “No digas mí nombre, no es seguro, él está vigilando, pero ya no podía más, Te amo Joaquín, te amo”, paró su pluma y se desmayó.

Joaquín empezó a presionar el botón solicitando a una enfermera de inmediato.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋🦋

Ya casi el final, después de un año, merecen que lo termine por ustedes, los quiero. ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top