Capítulo 65.
[Hazme ver la galaxia y no te bajes de mí nave].
—¿Entonces quieres ir en mamelucos? —Joaquín sostenía el teléfono en su oreja mientras se ponía desodorante.
—¡Sí! ¡Nos vamos a ver muy cute! Aparte no tenemos mucho tiempo de pensar en outfits, ésto surgió de la nada, ya vamos camino a tu casa ¿Está bien? —Emilio estaba al otro lado de la línea.
—Está bien, me pondré el de Stitch, te espero.
—Llevaré un chaleco para ti y yo el saco, con los moños, así nos vemos un poco más formales, el señor Osorio dijo que no podríamos ir pero ahorita le mandaron mensaje, es por eso que te acabo de decir.
—No hay problema, ya casi estoy listo.
—Bueno, te veo en unos minutos —colgaron.
No tenían pensado en ir a los MIAW, no estaba en la agenda, pero a última hora se decidió lo contrario.
Emilio y Joaquín empezaron a twittear sobre el asunto, creando revuelo entre los fans.
El menor se puso poco maquillaje, su perfume, tomó su mochila y bajó corriendo para agarrar un bote de agua, cuando escuchó el claxon de un vehículo.
—¡Ma! —gritó Joaquín —. ¡Ya están afuera, vámonos!
Salieron de la casa, Renata se quedó en su habitación, en los últimos días no había querido ver a nadie, y con toda la razón, se lamentaba por sus acciones, había cortado todo lazo con el otro chico, y se había disculpado con Diego.
Entraron a la camioneta, Joaquín se sentó hasta atrás con Emilio, quién le ayudó a ponerse el chaleco y el moño.
Llegaron a los premios y algunos fans los esperaban afuera, entraron a la alfombra, fueron entrevistados, estaban siendo felices, con la sorpresa de que también presentarían un premio.
Conocieron a varios artistas, de entre ellos a quienes le entregaron el premio que fueron Calle y Poché. Las sonrisas de ambos chicos permanecieron durante todo el evento, se sentían alegres, se sentían ellos mismos, improvisadamente estaban teniendo un gran día.
—Creo que no aguanto las piernas —dijo Joaquín al ir saliendo del lugar.
—Te ayudo —Emilio lo cargó de caballito hasta la camioneta.
—Se vieron muy bien a pesar de estar en pijamas —les dijo Elizabeth.
—Al menos estuvimos cien por ciento cómodos —sonrió Emilio.
—Quiero que mañana antes de grabaciones ensayen sus canciones para el pride, ese día estará aún más cansado, ¿Se sienten listos? —comentó el señor Osorio.
—Sí —dijeron ambos.
—¿Te gusta éste ángulo? —le preguntó el rizado al menor al mostrarle unas fotos que le estaba tomando.
—Sí, ¿Te tomo fotos a ti? —Joaquín tomó el celular de Emilio, y comenzó a fotografiarlo mientras éste sostenía una cámara en sus manos.
—Ahora yo de nuevo —Emilio le tomó montones de fotos al menor —. Tomarte fotos es un arte.
—¡Cállate! —Joaquín se sonrojó y lo abrazó.
—Oye, deberíamos tomarnos fotos en la ventana, ¡Otto! ¿Nos haces el favor de tomarnos una? —habló Emilio.
—Va —dijo el pelinegro mientras capturaba a los chicos en el marco de la ventana.
Seguido éstos empezaron a saludar a los fans afuera del edificio, quienes les tomaron fotos y videos hasta inundar sus galerías.
—Éste lugar está muy hermoso —opinó Emilio.
—Sí, lo está. Oye ¿Te puedo preguntar algo?
—Sí, dime.
—¿Por qué viniste vestido como Aristóteles? Es decir, yo me puse éste crop top porque dije que lo usaría en una fecha especial, soy yo, Joaquín, pero tú... Pensé que vendrías con alguna de tus playeras sin mangas, Tal vez una camisa de tela ligera.
—Quería... Quería poder celebrar hoy, el pride... Sé que tal vez suena estúpido, pero yo como Emilio, siendo bisexual, no puedo celebrar nada públicamente, no puedo mostrarme, ni mostrar mis colores, no puedo venirme con un outfit súper perrón como el tuyo, porque me siento encerrado. En cambio Aristóteles es libre, le gritó al mundo que es gay, orgullosamente, y no hay problema si la gente lo ve a él. Quise vivir en Ari por hoy, porque quiero sentirme libre aunque no sea con mí sexualidad, sino con la de otro. No quiero preguntas, ni de mí padre ni de nadie, a veces he pensado en ponerme cosas más producidas cómo tú, inclusive podría intentar un crop top, pero me da miedo, ya que yo nunca me he vestido así, ¿Qué tal que me empiezan a cuestionar...? No puedo ni si quiera decir que puedo hacer lo que quiera y que no me importe, me siento controlado.
—Tu me dijiste que me pusiera lo que quisiera, y que no importaba lo que los demás dijeran.
—Pero tu te sientes cómodo con lo que usas, te gusta ese estilo y lo abrazas. Yo jamás he salido de ésto, de una ropa súper casual, y no sé si me sentiré cómodo... Sé que me estoy contradiciendo a mí mismo, pero creo que yo no soy valiente como tú, para ponerme la ropa que quiero.
—Emilio... Mira, no es necesario que empieces usando crops, o outfits muy detallados. Puedes simplemente usar camisas con un estilo frío, eso te queda, o algo más neutro, si no quieres salir completamente deslumbrante en cuanto a colores, yo te puedo ayudar, después de aquí, vamos a comprarte ropa un día.
—¿Estás seguro? ¿Qué tal si mí papá me pregunta...?
—La ropa es ropa, ¿Qué tiene de malo que quieras remodelar tu estilo?
—Está bien...
—Y por ahora, si quieres vivir a través de Aristóteles, adelante, eres libre de hacerlo, yo te apoyo. Cómo Temo, como Joaquín, si tu estás en paz, yo estoy bien con eso. Anda, ya casi tenemos que irnos.
—Sí, Joaquín.
—¿Mande? —Emilio jaló de la mano al menor con rapidez y lo arrastró por todo un pasillo del edificio hasta llegar a las escaleras, las bajaron y se metieron a un baño.
—Necesito un beso que me impulse —pidió Emilio.
—¿No hay nadie? —preguntó Joaquín en voz alta y revisó debajo de las puertas para que no hubiera pies de personas escuchando.
—No —dijo Emilio, poniéndole seguro a la puerta.
—Entonces ven —inesperadamente Joaquín cargó a Emilio encajándolo en su torso unos segundos, para después sentarlo en los lavabos y quedarse entre sus piernas, el mayor le vió con sorpresa.
—No sabía que podías...
—Shh, tú solo guarda silencio —interrumpió Joaquín a Emilio, para luego besarlo apasionadamente, el rizado se aferró al cuello del más pálido, mientras el más chico sostenía con fuerza la cintura de el mayor.
Se besaron durante dos minutos, hasta que sus respiraciones eran incontrolables.
—Necesitamos salir a buscar el área de motociclistas —suspiró Emilio.
—Lo sé —Joaquín volvió a cargar a Emilio encajándolo en su torso, para quitarlo de encima de los lavabos y pasar a pegarlo contra la pared mientras lo sostenía.
—¿Estuviste haciendo ejercicio? —Emilio besaba a Joaquín rápidamente.
—Un poco, ya después iniciaré una rutina, y quién sabe, podré ponerme más fuerte que tú —rió el menor.
—¿Piensas que podrás ganarme en fuerza, chiquito bonito?
—Ya te tengo donde quiero ¿O no, guapo?
—No diré nada porque me encanta ésta faceta tuya... No implementaré la resistencia ahora, pero después del evento —Emilio miró directamente a los ojos de Joaquín —. Cuídate de mí, Bondoni.
Joaquín azotó el cuerpo de Emilio una vez más contra la pared y volvió a besarlo.
—Tenemos que salir a escena, Aristóteles...
—Vamos allá entonces, bájame, Temocles.
Ambos rieron, se acomodaron el cabello y salieron listos para su gran entrada a la multitud.
—Tengo miedo —exclamó Joaquín.
—¿Por la gente? —preguntó Emilio mientras se ponían los cascos.
—No, nunca antes he ido en una motocicleta ¿Y si me caigo?
—No te vas a caer, nos llevan profesionales, tu quédate tranquilo.
—Muy bien chicos, bajen el visor de sus cascos y prepárense para el recorrido hasta el área de la tarima, van a llegar con estilo —aseguró Matías.
Llevaron a ambos hasta el lugar indicado, dónde les tomaron muchas fotos con las banderas, inauguraron el inicio de todo el movimiento, y se sintieron libres.
—¡A cambiarse rápido para la presentación! —ordenó Osorio a los chicos.
Ambos muchachos corrieron a vestidores, era parecido a una tienda de campaña pero más grande, ambos detrás de un biombo de gran altura.
—¡Cinco minutos! —avisó Pablo.
—¡Listos! —dijo Emilio saliendo del área con Joaquín, vestidos con sus trajes rosa melón y gris.
—¡A continuación, los Aristemo! —dijo el presentador.
Un ruido ensordecedor se escuchaba en todo el lugar, gritos por doquier, banderas volando, orgullo y felicidad a tope.
Cantaron amor valiente, cantaron con sus corazones, no había un mejor sentimiento que el presenciar aquello, aquella multitud, ese día tan significativo, ambos, juntos, peleando por igualdad, presentando su amor tan puro... Ellos eran Aristemo ante toda las masas, pero ambos sabían que estaban ahí siendo Emiliaco a la vez, no se rendirían, no ahora, no después.
Bajaron del escenario con mucha adrenalina, ambos habían estado muy nerviosos ya que se veía una gran cantidad de los habitantes de la ciudad. Miles y miles de personas.
—¡La rompieron! —se escuchó un gritó entre el fandom mientras ambos se iban a cambiar de nuevo.
Salieron una vez más con sus outfits iniciales.
—Gracias, Joaquín —le susurró Emilio al menor.
—¿Por qué gracias?
—Por salir ahí, y ser valiente. Por salir ahí siendo tú, siendo auténtico, gracias por apoyarme aún sabiendo que estoy tras una máscara, gracias por estar aquí.
—Todo a su tiempo, tu decidirás cuánto tiempo quedarte bajo las sombras, y está bien, no hay presión alguna. Yo te apoyaré en todo el proceso y después de eso también. Te amo, Emilio Marcos.
—Yo más a ti —el rizado soltó una lágrima.
—A ver tórtolos, se escucha hasta acá, deberían bajar la voz —Elizabeth les dijo desde la entrada del área.
Ambos se pusieron rojos como tomates.
—Solo yo estoy aquí, no se preocupen, pero en serio, Emilio, tú gritas cuando hablas —rió Ely.
—Pensé que porque yo no escucho bien con el ruido los demás tampoco escucharían.
—Vamos ya, a comer a una restaurante porque ambos tienen horas sin alimentarse.
Todos caminaron hasta el área de motocicletas, dónde fueron transportados hasta el edificio para que pudieran comer algo.
—¿Solo la ensalada? —preguntó Emilio confundido al ver el plato de Joaquín repleto de lechuga.
—Inicié nueva dieta —sonrió el menor.
—Bueno, creo que no podría comer solo eso... Unas costillas por favor, unos nachos y refresco —dijo el rizado.
—¿Entonces sería una orden de Boneless para la dama con agua, dos hamburguesas norteñas y dos refrescos para los señores, una papa asada con soda de manzana para usted, una ensalada con agua para el muchacho y las costillas con los machos y el refresco para el joven? —el mesero repasaba toda la orden.
—Sí —afirmó el señor Osorio.
—Se los traemos en quince minutos o veinte —avisó el mesero.
—Muchas gracias —habló Joaquín primero que todos.
Después del tiempo que se dijo, les trajeron la comida y se alimentaron agusto. Duraron una hora y media en la mesa hasta que decidieron retirarse.
—Mañana en el foro a las nueve de la mañana —avisó el señor Osorio.
Ambos chicos se despidieron y regresaron a sus casas.
—¿Al cine? —preguntó Joaquín en una llamada.
—Sí, podemos ir a caminar a la plaza y al cine, hay nuevo puesto de helados —dijo Mauricio Mariscal al otro lado de la mencionada.
—Pues, tengo grabación...
—Paso por ti al foro, a la privada o donde estén, hace mucho que no nos vemos, solamente cuando Marijo tiene ensayos con ustedes para teatro y yo la llevo, ya no es muy seguido.
—Bueno, estaré en el foro, creo que nos darán salida a las seis o siete, te mando mensaje.
—Va, suerte mañana —Mauricio colgó.
Joaquín tenía mucho sin salir con sus amigos, recientemente todo era trabajo, eventos, correr como loco. Escasas veces vió a Andy, a Niko lo veía en el foro, perdió contacto con los de tres ocho uno por lo mismo de andar arriba abajo, a veces solo podía estar con Renata, Constanza y Kylie, ya que iban a su casa. Veía a Emilio a casi a diario, exceptuando a veces algún domingo.
Joaco's diary:
Tanto de no escribir aquí, supongo que es por la falta de tiempo, pero eso es bueno, me ayuda mucho mantenerme ocupado, aparte es reconfortante al llegar de una grabación. Mí vida ha visto la luz después de tanto, sigue habiendo algunos disparos oscuros, pero siento que poco a poco hay un brillo que me ayuda a iluminarlo todo. Creo que pronto podría empezar a ser más yo... No sé, a veces la producción hace comentarios sobre el comportamiento y la postura de nosotros públicamente, sobre como deberíamos actuar y como no, no me agrada del todo, pero supongo que es el precio de la fama... O algo así, no digo que sea súper famoso, solamente que al portar un papel en televisión nacional, ya aplican esas reglas... tener que ocultar muchas veces tu verdadero yo por miedo a que a los demás no les guste, tomar ciertos comportamientos más controlados y estructurados de lo que quisieras, Emilio siempre es él mismo, puede que oculte su sexualidad, pero nunca su personalidad, no se contiene en nada, simplemente es él y punto, aparte nunca le ha importado qué digan sobre él, en cambio, yo no siento ser yo... Cuando estoy aquí en casa, con mis amigas, con mí hermana, puedo sentirme cómodo a como me expreso, a veces puedo parecer señora chismosa, a veces la vecina metiche, otras veces una diva incontrolable, y en algunas ocasiones me río hasta tener dolor de estómago, una risa escandalosa, canto con notas muy altas a altas horas de la noche... Simplemente soy yo, pero solo aquí, en mí casa. Frente al público o frente a una cámara, siento como si todo mí ser se redujera un noventa por ciento de su capacidad, espero un día poder ser yo en cualquier momento, cualquier lugar. Está por terminar la serie, está por terminar el teatro, no sé que sigue, se sentirá extraño despedirme de Aristemo... Estoy tan acostumbrado ya, que creo que dolerá desprenderme del personaje y de la historia, sobre todo de las grabaciones diarias con Emilio y Nikolás, lo más divertido de mí día son ellos. Matías mencionó algo sobre un proyecto en base a la música, pude escucharlo mientras hablaba con Pablo, pero no sé a qué se referían, esperaré a que Emilio me cuente después. Me emociona pensar en que en cuanto termine la serie empezaré a diseñar un producto mío, para añadirlo a una tienda mía, ¡Así es! He hablado con Jackie, estoy listo para emprender en el negocio, pensé en hacer un calendario, será algo bonito tener sesiones de fotos para modelar mí estilo, quiero diseñar prendas de ropa, quiero hacer muchas cosas, pero eso vendrá más tarde.
Me alegra escribir que Emilio ya está seguro de quién es y de lo que siente por mí, los días a su lado parecen no durar mucho, el tiempo se me pasa volando... Quisiera tenerlo conmigo a todo momento, besarle y estar entre sus brazos, de verdad que jamás había sentido tanto amor por alguien.
Joaquín cerró su diario y se acostó, mañana tendría grabación y al parecer una salida con Mauricio.
—Uy pues que tanto estuvieron haciendo anoche —Nikolás haciendo de Diego, era ver al mismísimo Niko burlándose de Emilio y Joaquín.
Emilio se detuvo de tomarle a su vaso y abrió los ojos como platos, a la par Joaquín, quién se detuvo de hacer su trabajo en la laptop.
—Ay mejor ni quiero saber —siguió Niko.
—¡Corten! —gritó el señor Osorio —. Muy bien, entra Barquín, continúen con la escena.
Anteriormente habían grabado una de las escenas más icónicas de toda la serie, lo tuvieron que hacer con cuidado de no llegar al morbo, pero dar a entender que mantener relaciones entre personas del mismo sexo, no es nada fuera del otro mundo.
Continuaron con las grabaciones, así hasta que se llegó la tarde, salieron a comer unos elotes entre todos afuera del foro.
Jbg🏹: Ya salí, por si quieres pasar por mí:).
Mau M: Va, llego en unos quince minutos.
Jbg🏹: Ok, te espero en la entrada del frente, por los pasillos de naturaleza.
—¿Quieren ir a cenar más al rato? —ofreció Ale.
—Yo jalo —dijo Niko.
—Va —soltaron Eduardo y Sian al mismo tiempo.
—Sí, podemos ir a un restaurante de mariscos, ando con ganas de comida del mar —sugirió Emilio.
—No puedo, tengo otro compromiso, pero a la otra voy con ustedes —sonrió Joaquín penoso.
—Bueno, no hay problema, a la otra nos vamos a cenar en las alitas contigo —le dijo Ale —. Me voy a ir a cambiar y luego si quieren nos vamos en mí coche.
—Sí, nosotros también —hablaron los demás chicos y se adentraron a las instalaciones de Televisa.
—¿Vas a salir con Andy, bonito? —Emilio realizó una hipótesis.
—No, Mauricio me habló anoche, que si podíamos ir al cine, que hay nuevo puesto de helados —mencionó Joaquín.
—¿El de tres ocho uno?
—No, Mariscal.
Emilio hizo una nueva, ya que había tenido ciertos roces con él, indirectamente, pero algo por el estilo. Se le vió algo confundido pero relajado.
—Bueno, me avisas cuando estés en tu casa, te cuidas —le dijo Emilio, dándole un beso en la frente.
—Sí, iré a la entrada de en frente a esperarle, te amo —le sonrió el menor.
—Te amo también —a Emilio no le encantaba la idea, pero jamás detendría a Joaquín de salir con nadie, mucho menos con sus amigos, pues sabía que ellos sí se llevaban bien, mucho más por Marijo. Sí sentía algo de incomodidad, de celos, esa revoltura en el estómago, pero no se los haría notar a Joaquín, no de una manera sería y fría, tenía que controlarse ya que no era problema de otros lo que él sintiera. Aprendió su lección al pensar en sus acciones pasadas con Diego y Niko, que lo que hacía no estaba bien.
Joaquín acudió hasta la entrada, Mauricio iba parqueando apenas.
El menor abrió la puerta del auto del copiloto y subió.
—Hola ¿Cómo estás? Ya rato sin verte —Mauricio lo saludó de beso.
—Bien, con el trabajo a tope, ya sabes, ¿Y tú?
—Pues igual ahí con trabajo y escuela, no hay mucho jale pero algo es algo, ayudándole a la Marijo a memorizar sus libretos como siempre.
—Que bueno, ¿A qué plaza vamos?
—A la de siempre —rio Mauricio —. A dónde siempre vas con Marijo, la verdad no recuerdo el nombre, solo sé dónde está, supe que pusieron un D&D y no me puedo perder esa oportunidad, pensé, quién mejor para acompañarme a probar helado, y me acordé de ti.
—¿Es porque siempre que voy con Marijo compramos paletas de helado?
—Sí, y nunca me dejan ninguna ustedes, envidiosos.
Joaquín se echó a reír.
Mauricio condujo hasta la dichosa plaza, con música de Lady Gaga en el estéreo.
—Ahí están los helados —dijo Mau al ir entrando a la plaza.
—¿Primero los helados o el cine? —cuestionó el menor.
—Los helados, cierran primero éste local.
Ambos acudieron al D&D, pidieron sus helados y después se sentaron en una mesa fuera del lugar.
—¡Eres Joaquín Bondoni! —se escuchó desde atrás —. ¿Nos podemos tomar una foto? Por favor di que sí.
—Claro que sí, vengan. Mau ¿Tomas la foto? —pidió Joaquín.
—Por supuesto —afirmó el ojiazul.
Dos chicas se tomaron fotos con Joaquín, después agradecieron y dejaron a los muchachos comer su helado en paz.
—¿Qué película vamos a ver? —preguntó el menor.
—Pensé que ya tendrían el Rey León pero creo que la sacarán en una semana más, mientras tanto... Podemos ver Spider Man, y te prometo que si tienes tiempo la semana que viene venimos a ver el Rey León, sé que es tu favorita.
—Sí, lo es, está bien —rio Joaquín —. Y sí, intentaré hacer un espacio para venir acá de nuevo.
Ambos terminaron su helado, y prosiguieron a ir a comprar los boletos de la función, la cual estaba por comenzar. Pidieron palomitas y golosinas para poner en sus bandejas y después correr a la sala de cine para disfrutar la película.
—¿Cuáles asientos? —susurró Joaquín a modo de pregunta hacia Mauricio.
—Los de la última fila hasta arriba —respondió el mayor con sigilo.
La sala estaba llena, ya estaban pasando los comerciales iniciales, poco después comenzó la película. Ambos chicos llegaron hasta sus asientos y se pusieron cómodos, durante un largo rato estuvieron comiendo, después solo se decidieron a prestar atención a la enorme pantalla.
Luego de las dos horas con veinte minutos, la película culminó y la mayoría de personas se retiraron al instante en el que empezaron a salir los créditos, en cambio los chicos hasta arriba esperaron por si había una escena post-créditos.
—¿Te dejo en tu casa o para dónde?
—Sí, en mí casa.
—Bueno, oye Joaco, tal vez podríamos salir más seguido.
—Claro, si el tiempo me lo permite por supuesto, inclusive podríamos traer a Marijo con nosotros.
—Sí, aunque bueno, me gustaría más salir contigo, sin tener a mí hermana fastidiosa al lado.
—Tu hermana fastidiosa es mí amiga, bobo.
—Bueno, tienes razón, ¿Nos tomamos una foto?
—Va.
Ambos se acomodaron y posaron para la fotografía.
Luego de la escena post-créditos, se levantaron y se decidieron a salir del cine. Dieron una vuelta por la plaza para un rato más tarde volver al auto.
Mauricio dejó a Joaquín en su casa poco después de las nueve con treinta. Mañana tenía llamado desde muy temprano.
Jbg🏹: Ya llegué bonito.
Famosorio♥️: Holaa, ¿Estuvo chida la película? ¿Cuál vieron?
Jbg🏹: Spiderman, far from home, sí estuvo buena, aunque lo mejor fueron los helados, hay que ir ahí después. ¿Cómo estuvo la cena?
Famosorio ♥️: Nikolás se metió un mini camarón por la nariz y empezó a asfixiarse, Eduardo le aplicó la maniobra de Heimlich y le dió zapes en la cabeza mientras Sian le tomaba vídeo, te lo paso, está muy bueno.
📽️ Vídeo.
Jbg🏹: ¿Niko está bien?
Famosorio ♥️: Sí, los zapes le ayudaron y salió de su nariz. Luego casi nos corren del restaurante por el escándalo. Pedimos el postre y mejor nos los comimos en el auto de Ale porque ya estaban por cerrar el local. A Eduardo se le cayó la bola de arriba de su cono y todos nos reímos hasta que a mí se me rompió el palito de mí paleta y se me cayó la mitad :(.
Jbg🏹: Quién te manda a burlarte de las desgracias ajenas.
Famosorio ♥️: Pero es que fue muy divertido, Sian también grabó eso, mira.
📽️ Vídeo.
Jbg🏹: Están bien mensos.😂
Famosorio ♥️: ¿A ustedes no les pasó nada gracioso?
Jbg🏹: No jajaja, solamente me pidieron fotos, comimos los helados, vimos la película y ya está.
Famosorio ♥️: Mañana que acabemos de grabar podemos ir al restaurante de alitas que sugirió Ale, para que ahora te diviertas en persona de nuestras pendejadas.
Jbg🏹: Acepto la propuesta.
Famosorio ♥️: Te quiero mí chiquito bonito, descansa, nos vemos mañana temprano.
Jbg🏹: Te quiero más, descansa por igual, buenas noches Moon. ♥️
—No sabía que anoche habías ido a ver a un galanazo —Eduardo le dió un codazo a Joaquín.
—¿Cómo? —preguntó el menor algo confundido.
—Emilio dijo que un tal Mauricio cambió su foto de perfil y está contigo.
—¿Ah sí? —Joaquín sacó su celular y revisó la foto de perfil de Mauricio, efectivamente, la foto que se tomaron después de la película estaba en su perfil, ¿Emilio lo tenía en sus contactos? —. ¿Y qué más dijo Emilio?
—Nada, solo que lo estaba espiando por detrás, él estaba viendo esa foto y le pregunté, ¿Es tu amigo, tu novio?
—Alguien no sabe respetar la privacidad —se integró Nikolás a la conversación.
—Perdón pay de queso, es que a Emilio no se le veía muy feliz al estar viendo esa foto. Seré un idiota pero no estúpido, creo que estaba celoso, o algo así, ¿Emilio te quiere?
Joaquín olvidaba por momentos que ni Sian ni Eduardo sabían de lo que había entre él y Emilio, tampoco sobre sus sexualidades.
—Debes mantenerte calladito Wasauski —Nikolás le cerró la boca a Eduardo y se lo llevó lejos.
—Buenos días sol... Joaquín —venía diciendo Emilio cuando alguien de la producción pasó a un lado.
—Buenos días Emi —sonrió el menor.
—¿Listo para la noche?
—Claro, ya avisé a mí mamá.
—Ésta vez nos iremos en mí camioneta.
—Perfecto.
Grabaron todo el día, hasta que por fin les dieron salida.
—Emilio —Joaquín detuvo al rizado de salir por la puerta del camerino —. ¿Podemos hablar de algo rápido?
—Sí, ¿Qué pasó? —el mayor cerró la puerta y caminó con Joaquín para sentarse en el sofá.
—Es que, me puse a pensar en que, Eduardo y Sian se han vuelto parte de nuestra "manada", buenos amigos.
—Sí, totalmente ¿Qué sucede con ello?
—¿Crees que estaría bien decirles sobre... Lo nuestro?
Tomó por sorpresa a Emilio, hizo una mueca para pensar —Eso significaría decirles nuestras sexualidades primero...
—Sí...
—¿Te sientes listo para eso?
—Eduardo es una muy buena persona, lo he notado por como se comporta, lo que comparte, siento que es como un agente de cambio, Sian es un poco torpe, pero es discreto, caballeroso, no creo que ventile nada sobre cosas privadas de los demás.
—Es que... No sé, no me siento tan convencido como para salir del clóset con ellos, hasta ahora lo sabe JETAD, Niko, Adrián, y tú mamá, pero... No me siento seguro...
—Cierto... Bueno, no importa, solo era una sugerencia porque ahora salimos con ellos, aunque bueno, pronto termina el proyecto, me adelanté, perdona, bien, vamos a las alitas —el risueño mostró una delgada sonrisa y se levantó.
Emilio se quedó pensante —¿Tú les dirías que eres gay?
Joaquín se detuvo —Creo que sí, un día deberé dejar el miedo, de alguna forma...
El rizado no comentó nada más, tomó a Joaquín por la cintura y lo abrazó fuertemente, después salieron del camerino para correr al estacionamiento.
—¡Alitas! —gritaron los chicos.
Emilio iba manejando, Joaquín de copiloto, Nikolás y Eduardo en los asientos traseros, Sian y Ale en los asientos del fondo.
—¡Tú me cambiaste la vida! ¡Desde que llegaste a mí! ¡Eres el sol que ilumina todo mí existir! —iba cantando Ale a todo pulmón la canción que tenía la radio de la camioneta.
—Mejor pongan algo para mover el bote —pidió Niko.
—Conecta tu celular —le pidió Emilio.
Niko se conectó por Bluetooth a la camioneta y abrió su Spotify, puso "Amor Valiente".
—Tenías que —Emilio rió.
—¡Ooh oh! ¡Ou no! ¡Te estás enamorando! —cantaban todos en coro.
—Sé que comentan del modo en que te miro —comenzó a cantar Emilio —. No saben lo que siento, instinto verdadero.
—Sé, que no entienden que yo por ti suspiro que casi estoy muriendo —le siguió Joaquín.
—Intenso sentimiento.
—¡No, que no me pidan alejarme! —coreaban todos con las manos arriba.
Luego de un rato llegaron al restaurante, ordenaron y se divirtieron hasta más no poder.
Sian y Ale compitieron por ver quién hacia la torre de huesitos más alta, mientras que Eduardo y Niko intentaban hacer Face Swap en Snapchat.
Emilio y Joaquín se veían sin decir nada, en ciertos momentos uno se perdía en los ojos del otro.
—Vamos a jugar verdad o reto —pidió Sian.
—Jalo —se apresuraron a decir Niko y Eduardo.
—¿Nos vamos a otro lugar o aquí en el restaurante? —preguntó Ale.
—Podríamos ir a un parque que conozco aquí cerca, es pura vegetación con algunos juegos —habló Emilio.
—Entonces vamos.
Pagaron la cuenta y se subieron a la camioneta, eran al rededor de las nueve, aún había algo de luz la cuál iba descendiendo poco a poco, Emilio manejó durante veinticinco minutos hasta estacionar frente al gran parque.
—Compré un paquete de botellas en el restaurante, ¿Toman? —ofreció Sian a todos.
Niko y Ale fueron los primeros en tomar una, Eduardo no se le veía muy seguro pero accedió, Emilio tomó una también.
—¿Tú no? —le preguntó el pelinegro a Joaquín.
—No gracias —sonrió el menor.
—Bueno, comencemos —pidió Ale.
—Mhh, Eduardo ¿Verdad o reto? —lanzó Sian.
—Reto.
—Empezamos fuertes, te reto a que hagas ahorita mismo dos volteretas.
Eduardo se levantó y las realizó sin problema.
—Niko, ¿Verdad o reto? —preguntó Ale.
—Verdad.
—Si tuvieras que elegir con quién besarte, entre Eduardo y Sian, ¿A quien escogerías?
—Uy no, está bien difi... Eduardo —dijo rápido y serio.
—¡Uhh! —corearon.
—Yo quiero hacer una pregunta doble —pidió Eduardo —. Es que neta me está comiendo la cabeza.
—Órale vas —le dijo Alejandra.
—Emilio, Joaquín, ¿Tienen algún parentesco?
—No —rieron ambos —. ¿Por qué? —preguntó Emilio.
—Es que de repente se dan un aire.
—Respecto a preguntas dobles yo también tengo una, no sé si debería hacerlo, si no quieren responder no hay problema. Pero, ¿Cómo le hacen para actuar tan bien? O sea, parecen verdaderamente enamorados, demasiado diría yo —interrumpió Sian.
Ale y Niko agacharon la cabeza para reírse un poco.
—¿Qué es tan gracioso? —Sian estaba confundido.
Niko estalló en carcajadas, si no era obvio, ahora lo es.
—No me digan que...
—Wey yo quiero preguntarlo, ¿Puedo preguntarlo? —se adelantó Eduardo —. De verdad no es con ningún mal, al contrario, ¿Ustedes andan?
Joaquín se quedó perplejo, no sabía qué decir, no iba a hablar por Emilio, para él estaba bien, pero si el rizado aún no estaba listo, el menor entendería.
—No somos novios —dijo Emilio —. Todavía.
Todos se quedaron atónitos, el silencio reinó por cinco segundos seguidos, todo pareció colapsar.
—¿Qué? —dijo Sian.
—Es broma —rio Emilio escandalosamente.
Los chicos rieron para disimular.
—Bueno no, la verdad no es broma, me gusta Joaquín, eso es muy real —se plantó firme el rizado, y tomó la mano de Bondoni, sonriéndole.
—¿Es en serio? —Eduardo se detuvo en seco igual que todos.
—Sí, ¿Verdad Joaco? —preguntó Emilio y entonces Joaquín entendió que estaba listo, y si no lo estaba, entonces se lanzó y arriesgó sin importar lo que pudiera pasar.
—Sí... Es en serio, me gusta Emilio, nos gustamos —sonrió el menor.
—¡Vivan los casi novios! —gritó Ale.
—¡Vivan! —la acompañaron los demás.
—Que bonito que sea así —concordó Eduardo.
—Estoy de acuerdo contigo —Sian chocó su cerveza con él.
—Bueno ya, si nos metimos a ésto, háganle —dijo Niko —. Eduardo, saber tu sexualidad me está matando, necesito saber.
—No te compliques, pansexual.
—¿Pan?
—Sí, podría estar con un chico, chica, género no binario, es como amor ciego, y que abraza a todo tipo de género —el más alto estaba alegre de poder decir quién era.
—¿No es como bisexual? —inquirió Sian.
—No, la bisexualidad abarca dos géneros, hombre y mujer, la pansexualidad abarca todos los géneros, ¿Has escuchado que los pan le dan a todo lo que respire y piense? Pues algo así, se guía específicamente por el alma y la conexión interna, pero su enfoque es en que se trata de atracción a todos los géneros.
—Que profundo —dijo Niko.
—Gracias.
—Bueno, yo soy bisexual, me presento —Niko le extendió su mano.
—Gay, un gusto —saluda Joaquín a todos.
Emilio respira profundamente —Bisexual —sonríe.
—Hetero, aunque me odien —ríe Alejandra.
—Somos dos —le choca los cinco a Sian.
—Es genial mencionar tu sexualidad abiertamente —opinó Eduardo.
—Vaya que sí —Emilio sonrió, pero casi se pone a llorar, ese tema aún es muy fuerte para él, admitirlo ante otros le da pavor, pánico, quiere decirlo, pero el miedo a la reacción de sus queridos es bastante.
—Bueno nos pusimos medio sentimentales —intervino Niko —. Mejor continuemos, Joaquín, ¿Verdad o reto?
—Reto.
—Te reto a que te des un beso de lengua con Emilio —sí, a Nikolás le había pegado una sola cerveza, jamás fue tolerante al alcohol, siempre terminaba emborrachándose sin mucho, se ponía estúpido y comenzaba a salirse de quicio.
Emilio vió a Joaquín diciendo “Si quieres”.
—Me las voy a cobrar Nilo —Joaquín volteó a ver a Emilio, lo tomó de la barbilla y le plantó un beso, poniendo su lengua por delante. El mayor siguió el acto a la perfección, jugando con la lengua de Joaquín, explorando su boca y dejándole sentir al castaño el leve sabor a cerveza —. Nikolás, ¿Verdad o reto?
—Verdad.
—Si no estuvieras con Elaine, ¿Andarías con Eduardo?
—Me gusta más Diego —soltó el rubio sin pensar —. Pero sí, es muy guapo, mírale esa carita —Niko tomó a Eduardo de la barbilla y lo sacudió un poco.
—Sian, ¿Verdad o reto? —le dijo Alejandra.
—Reto.
—Si tan buen actor eres, te reto a darte un pico con Eduardo —Ale los miraba pícara.
Sian volteó a ver al más alto, Eduardo se encogió de hombros dando un aire neutro.
—Ven aquí chiquito —le dijo Sian, y se besaron durante menos del segundo.
—Quien te viera —lo molestó Alejandra.
—Yo también quiero uno, pero respeto a Elaine, chale —dijo Nikolás.
—Emilio, ¿Verdad o reto? —habló Eduardo.
—Verdad.
—¿Cuál ha sido el mejor recuerdo con Joaquín y por qué?
—Uff... He tenido muchísimos buenos recuerdos, desde las presentaciones, entrevistas, el teatro, viajar con él. Yo creo que lo más cálido siempre ha sido dormir con él, me abraza y siento que estoy más que vivo, más que completo, aunque uno muy bonito fue el cantar a su lado en el pride de la CDMX, sentí la libertad, el amor, y la valentía a tope. Pero bueno, recuerdo cuando salió del clóset conmigo... Vimos a una estrella que se convirtió en algo especial para nosotros. Recuerdo las fiestas a las que hemos ido juntos, muy locas a veces. Pero sin dudas, sí, lo mejor es estar en su habitación, simplemente viéndolo o abrazándolo, su expresión a cuando le dí el collar que trae puesto, ese día fue invaluable —Emilio soñaba despierto.
—Dijo el mejor, no todos —se burló Niko.
—Es que no me puedo decidir exactamente, todos son buenos, creo que... El día en el que ambos nos declaramos oficialmente al otro, nuestro primer beso real.
—Por cierto, ¿Cómo es el collar? —preguntó Eduardo.
—Muéstrale —pidió Emilio a Joaquín.
El menor sacó su collar —Es una luna porque yo soy el sol, Emilio es la luna, le digo Moon de cariño a veces. Está rellena de arena de Cozumel, ya que fue nuestro primer viaje fuera de trabajo juntos, ya sabiendo los sentimientos del otro, tiene grabada mí fecha de nacimiento, más éste botón, al cual si lo oprimo —Joaquín pulsó el botón y salió la voz de Emilio —. Dice ésto, y es muy especial para mí.
—Ustedes son más cursi que los Aristemo, creí que era imposible —soltó Alejandra.
—Yo concuerdo —siguió Niko.
—Oigan, ¿A alguien más le está dando sueño? —dijo Sian.
—A mí —Eduardo levantó la mano.
—Creo que deberíamos irnos a casa —pidió Ale.
—Sí, vamos antes de que se emborrachen con una sola cerveza —se burló Emilio.
Todos subieron a la camioneta, Emilio dejó a Sian en una parada para agarrar un camión, dejó a Eduardo, Niko y a Ale en el estacionamiento del foro de Televisa, ya que Alejandra se iría en su auto, Niko en el suyo y Barquín llamaría a un Uber. Por último llevó a Joaquín hasta la puerta de su casa.
—¡Hasta mañana! —le dijo Elizabeth a Emilio desde la puerta.
—¡Hasta mañana Ely! —gritó Emilio de vuelta.
Emilio regresó a su casa, dándose cuenta una vez más, de lo mucho que quería a Joaquín con tan solo pensar en su rostro o nombre. Se estaba volviendo más cursi de lo normal, eso era en parte natural, pero nunca antes el rizado se había sentido de una manera similar por alguien como ahora por Joaquín; solía enamorarse muy fácil, solía cambiar de gustos muy rápido, pero no fue sino hasta que conoció a ese pequeño cuando la realidad lo golpeó duramente diciéndole lo que era realmente sentir un amor tan puro y duradero.
—¿Vienes? —Mauricio estaba sobre parqueado en frente de televisa, esperando a que Joaquín subiera al auto, pero detrás del menor estaba un chico en espera de una respuesta.
—Dame un minuto —pidió Joaquín dejando su mochila dentro del auto.
—Llevamos mucho trabajando, no hemos podido vernos estos días, no sabía que saldrías con él, de ser así te hubiera preguntado antes —Emilio se rascaba la nuca.
—Podemos salir mañana, es más, si quieres te quedas a dormir en mi casa, o hasta yo podría ir a la tuya.
—Es que había... —Emilio hizo una mueca dudoso, prefirió callar —. Bueno, nos vemos mañana, diviértete, te quiero —el mayor soltó una leve sonrisa y se dio la vuelta.
—Hasta mañana moon —alcanzó a decir Joaquín en un tono muy bajo.
Emilio había preparado la comida para cenar junto a Joaquín, intentó hacer carnes y pasta, lo había dejado guardado listo para que al llegar solo tuviera que calentar y servir, pero no se lo había mencionado antes al menor, pensaba llevarlo de sorpresa, no contaba con que éste ya tenía otro compromiso, muy dentro de él los celos se hacían presentes, quería hacer una rabieta pero no podía hacer sentir mal a Joaquín por ello, sentía que Mauricio no sólo lo quería como amigo, y por experiencias pasadas, las intuiciones de Emilio nunca fallaban.
—Ahora sí está el Rey León, está algo larga la fila porque es el estreno, yo compro los boletos, mientras tú compras comida —Mauricio le extendió efectivo a Joaquín.
—No, yo pago la comida, suficiente haces con pagar los boletos —Joaquín apartó la mano del ojiazul y se dirigió al área de snacks.
Un rato más tarde ya estaban en la función, una vez más hasta arriba, ambos amaron la película, no despegaron sus ojos de la pantalla ni un mísero segundo.
—Joaquín, voltea —Mauricio estaba grabando una historia para sus estados mientras salían los créditos.
Al terminar por completo la película se retiraron de la sala, pasaron por una cabina de fotos situada cerca del área de juegos para niños y decidieron entrar.
—¡Pose! —dijo Mauricio mientras hacía caras con Joaquín.
Tomaron la primera línea de fotos y quisieron otra, una para cada quién.
—¡Beso! —sonrió Mauricio haciendo una mueca de beso frente a Joaquín, quién hizo la misma mueca y levantó su conocida "fifi señal" en el aire, al segundo antes de tomar la foto el mayor se adelanto a acercarse un poco brusco a Joaquín y plantarle un beso sorpresivo, claramente el menor se echó para atrás al sentir el mínimo contacto.
Joaquín estaba pasmado, no podía reaccionar, estaba helado, un frío le recorrió la espalda y no sabía muy bien si salir corriendo, decirle a Mauricio las cosas claras, o molestarse por el atrevimiento.
—Mauricio —respiró Joaquín —. ¿Por qué...?
—Eh —el mayor se sonrojó —. Bueno, tal vez no es muy obvio para ti, de hecho creo que para nadie, o tal vez sí, Marijo se dio cuenta hace mucho, pensé que tú también, pero pensando en tu inocencia deduje que no tenías ni idea, me gustas Joaquín, bastante.
—Mauricio... Eh —Joaquín abrió la cortina para salir lentamente de la cabina y tomar las dos líneas de fotos —. Mira es que —tomó la línea donde se estaban besando y la apretó consigo — A mí ya me gusta alguien más...
—Oh... —el ojiazul se miró cabizbajo —. ¿Quién te gusta?
—Creo que eso es algo privado... Mira, solo no mal entiendas las cosas por favor, te quiero mucho, pero no te veo de esa forma.
—Entiendo, pero ¿Es porque es mejor que yo...?
—¿Qué? Mauricio, no creo que debas preguntar algo así.
—Joaquín, no hay nadie mejor que yo para estar contigo, yo te podría dar la luna y las estrellas si así quisieras — “Ya tengo la luna” pensó vagamente el menor —. Te llevaría a dónde tu quisieras, te recogería del foro, podemos pasear todo lo que gustes, te compraría todo lo que quisieras, podría presentarte ante toda mí familia, te aceptarían y amarían demasiado, Marijo ya te ama. Podríamos ser la pareja más bonita que alguna vez existiese.
—Mau, por favor detente... —Joaquín guardó la línea de fotos en el bolsillo de su chaqueta disimuladamente —. Es que no podemos estar juntos, te he dicho que me gusta alguien más.
—¿Quién es? Quiero saber si es digno de ti, si puede darte algo que yo no.
—Solamente yo puedo decidir quién es digno de mí, y no es que me dé cosas materiales, no las necesito, es simplemente su persona, su corazón.
—Pero conmigo puedes ser el chico más feliz del mundo...
—Ya lo soy, Mauricio —lo interrumpió —. Ya lo soy a su lado, no necesito nada más, por favor comprende que somos amigos, y no quiero perderte, pero no puedo corresponder tus sentimientos.
—Me rehúso a creer que alguien puede tratarte mejor que yo.
Joaquín suspiró, le dio una mirada triste a su amigo y después solo pudo meter ambas manos en sus bolsillos quedándose callado.
—¿Me das la foto donde nos estamos besando?
—Eh, no, no creo que deba.
—¿Por qué? ¿Para qué la querrías tú? ¿Desconfias de mí?
—No quiero perder contacto de una foto en la que estoy besando a una persona, que no es a quien yo quiero de esa forma, Mauricio.
—Dame la foto Joaquín, la guardaré conmigo.
—No quiero, lo siento Mauricio, será mejor que me vaya a mí casa solo, pediré un Uber, te veo después en el teatro o algo así, cuídate —Joaquín salió caminando de la plaza, estaba nervioso, ¿Cómo le diría a Emilio que Mauricio lo había besado y que más aparte había evidencia de ello?
—¡Bondoni Gress! —el ojiazul iba tras de él, no dejaría que se llevaran su precioso recuerdo tan fácilmente.
—¿Qué pasa? Te he dicho que pediré un Uber.
—Quiero la foto, por favor.
—Lo siento, no puedes tenerla.
—Joaquín te quiero, te lo acabo de decir, bastante, pero me darás esa fotografía o si no...
—¿O si no qué? —a Joaquín no le gustaba el tono en el que le estaba hablando.
—Te la quitaré de alguna forma.
—Inténtalo —el menor confiaba en sus habilidades de pelea, ya no se dejaba tan fácil como antes.
—Lo siento —Mauricio le pegó un golpe inesperado a Joaquín con el puño, tumbándolo hacia los arbustos del estacionamiento.
—¿¡Qué te pasa?! —Joaquín se tocó la cara, había un hilo de sangre saliendo de su nariz.
—Dame la fotografía.
—Ya te dije que no —el menor se levantó y con el dorso de su mano se limpió la sangre que escurría por sus fosas nasales —. Vuelve a tocarme y no responderé Mauricio.
El más alto le tiró una patada a Joaquín en el estómago, tirándolo nuevamente a los arbustos, la paciencia de éste se había terminado.
—¿Qué carajo? —una voz familiar apareció en el acto.
—¿Y tú qué haces aquí Osorio? —Mauricio estaba siendo borde.
—¿Qué mierda le hiciste a Joaquín? —el rizado le ayudó a levantarse de las figuras verdosas —. Respóndeme, ¿Qué crees que te da el derecho de ponerle un dedo encima? ¡Está sangrando! ¿Qué mierda te pasa?
—Tiene algo que me pertenece.
—No te pertenece, salgo allí, no es solamente tu propiedad, y yo no la quiero al aire —inquirió Joaquín con exaspero.
—¿De qué hablan? —Emilio lucía molesto por las acciones de Mauricio y a la vez confundido.
—Me besó —Joaquín hizo una mueca y esperó lo peor.
—¿¡Qué?! —Emilio estalló instantáneamente, como si en menos de dos segundos le hubieran conectado los cables directo a hacer explosión —. ¿¡Lo besaste?!
—Sí, y él tiene la evidencia, solo la quiero de recuerdo, ya que claramente me bateó.
—¿Bateó? —cuestionó Emilio.
—Me gusta, Joaquín me gusta, pero ahora dice que a él ya le gusta alguien más. No creo que exista alguien mejor que yo para él —Mauricio estaba rojo de coraje y de dolor a la vez.
Emilio rio cínico —¿No crees que la persona que le gusta pueda ser mejor que tú para él?
—No, y ya que me acaba de batear solo quiero la foto.
—Joaquín, ¿Tú quieres darle la foto?
—No.
—Ya lo escuchaste, no va a darte nada, será mejor que te esfumes.
—¿Y tú quien te crees para darme órdenes Osorio? ¿O es que ya se te pegó de tu padre el ser dictador?
—No tienes ni idea de lo que dices, ahora por favor retírate, me llevaré a Joaquín a su casa.
—¿Qué hacías por acá? ¿Y quién te crees tú para meterte en conversación ajena? —Mauricio le hacía frente al rizado.
—Vine porque quería encontrar justamente a Joaquín, quería hablar con el de unas cosas pero eso puede esperar. Me creo con el suficiente derecho de meterme si veo que estás hiriendo a Joaquín.
—Vete, Osorio.
—Deja de hablarme con tanta confianza, Mariscal, he dicho que te esfumes.
—¿Por qué? ¿Acaso piensas que Joaquín te necesita para que seas su príncipe al rescate?
—No necesito que nadie me rescate, Mauricio, no soy una princesa en apuros. Si no te he golpeado es porque eres mí amigo, y mí último recurso serían los golpes, jamás querría hacerte daño, pero si me orillas a eso, no tendré más opción, simplemente está defendiéndome, ¿Y te soy honesto? Estoy dejando que lo haga, porque me gusta verlo así —Joaquín se plantó firme entre ambos chicos —. No te voy a dar nada, así que por favor déjame ir, seguiremos siendo amigos, pero ten muy en claro que no puedo corresponderte, y que si vuelves a golpearme, te acusaré con tus padres, y si quieres burlarte de mí por eso, entonces iré a la policía ¿Entiendes?
Tanto el rizado como el ojiazul estaban boquiabiertos, era la primera vez que Joaquín tomaba esa actitud.
—Dame la maldita foto Joaquín, si no puedo tenerte entonces quiero ese recuerdo.
—Dije que no, no me obligues a molestarme por tu insistencia, por favor.
—Bien, ¿Al menos me dirás quién tiene el honor de tenerte de esa forma?
—No, Mauricio, solo detente, será mejor que hablemos después cuando te hayas calmado.
—Nadie es digno, te he dicho que nadie es digno.
—Te regreso la pelota, ¿Y tú quien te crees para decidir eso? Joaquín es el único que puede.
—Tú no te metas, no me hagas sentir repulsión hacia ti por andar dónde no te incumbe, Osorio.
—Claro que me incumbe.
—Que seas compañero de Joaquín en una novela no te da el derecho a interferir en sus relaciones privadas.
—Que seas amigo de Joaquín no te da el derecho de hurgar en su vida cuando él claramente te está diciendo que no lo hagas.
—¡Basta! —gritó Joaquín —. Estamos llamando la atención, ya fue suficiente, mira Mauricio, a quien mí corazón le pertenezca, no es algo que tengas que saber.
—¡Claro que sí! ¿¡Qué maldito idiota podría quererte más que yo?!
—Yo —decidió decir Emilio sin aguantar más los parloteos —. Esa persona soy yo, ese maldito idiota soy yo, Mariscal, ahora lárgate antes de que colme mí paciencia y Joaquín tenga que detenerme de clavarte un golpe en la cara.
—¿Qué? Debe ser una broma, ¿Tú? —Mauricio se mofó —. Debes decirlo para salvar el trasero de Joaquín.
—No, no lo dice por eso. Me gusta Emilio, Mauricio.
El corazón del ojiazul terminó de romperse, y la furia invadió su sistema —Pruébalo, no te creo.
—No tenemos porqué darte ninguna prueba —Emilio se mostraba indignado, molesto.
—Bien —dijo Joaquín —. ¿Ves esto? Escucha —el menor apretó el botón del colla de luna, dejando salir la voz de Emilio de él — No hay forma en que lo hayamos montado en este momento, ¿Ya? ¿Feliz de saberlo? Ahora por favor Mauricio, vuelve a casa.
—Increíble —el de tez más pálida estaba herido, y furioso también, le invadía un impulso de golpear a Emilio por el simple hecho de ser quien tuviera el privilegio de estar en el corazón de Joaquín.
—Ahora quieras o no, nos retiramos —Emilio rodó los ojos, en un instante cargó a Joaquín como a un costal de papas y salió corriendo hacia su auto.
—¡Ay! —se quejaba Joaquín de la manera tan brusca de huir.
—Quería molerlo a puñetazos cuando dijo que le gustabas, solamente por eso quería armar una escena pero me calmé, llevo haciéndolo días, intentaba pensar en que solo eran amigos, pero algo había en él que me gritaba que no era así en su cabeza —confesó Emilio.
—¿Cómo apareciste de la nada?
—Venía a recogerte, aunque ya es tarde, pensé que podría al menos llevarte a tu casa, sé que dijiste sobre vernos mañana, pero sentí que te extrañaba más de lo normal. Te había hecho la cena... Pero entonces dijiste que ya tenías planes...
—Ay Emilio... —Joaquín hizo un puchero.
—Perdón por mí atrevimiento de venir hasta acá, pero algo me lo decía, fue como un instinto.
—Que bueno que viniste, créeme. Ahora solo quiero quemar esa foto.
—¿Puedo verla? —pidió el rizado.
—No, Emilio, no quiero que veas eso, fue un beso robado, yo no quería, ni si quiera yo la he visto.
—La quemaré contigo.
—Pero no quiero que la veas...
—Joaquín, por favor.
El menor cedió poco a poco, hasta colocar la pequeña imagen frente a ambos, era graciosa de cierta manera, porque se pudo alcanzar a ver el momento de incomodidad a punto de retirarse por parte de Joaquín.
—Sí, tal como imaginé.
—¿Qué? —preguntó Joaquín.
—Quiero romperle la cara a Mauricio, prometí controlarme más en éstos aspectos, no quería molestarte a ti, sé que son tus amigos... Pero ahora de verdad quisiera ir y molerlo a puñetazos.
—No es necesario, hey, mírame.
Emilio dejó de apretar los ojos y los puños para ver a Joaquín.
—No me interesa nadie más que no seas tú, Emilio. Eres mí luna, y ésta foto no significa nada —el menor la rompió en añicos —. A ti te pertenecen mis besos y mí corazón, te amo Emi.
El alma de Emilio se derretía con esas palabras por parte de Joaquín, no necesitaba nada más para ser feliz y rebozar de alegría, hasta el coraje se le bajaba de inmediato.
—Está bien... Te amo solecito, te amo.
—Vamos a mí casa a qué me dejes, por favor, y mañana me quedaré contigo, ¿Bien?
—Bien —Emilio sonrió y condujo hasta el hogar del menor —. Ponte papel en la nariz para detener el sangrado e inclina tu cabeza hacia arriba, hay en esa gaveta.
Joaquín obedeció y se mantuvo en esa posición hasta que la sangre frenó su flujo.
PREEEEGUNTA:
¿Qué tal la cuarentena? ¿Ya se volvieron locos ahora sí? Más de 100 días de encierro, genial.
¡Esperen el respondiendo preguntas más tarde!
Vota y comenta porque Emilio no se murió en Guerreros, amén.
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