Capítulo 62.

[Un viaje lleno de emociones].

—Necesito levantarme —me desperté con emoción, pero mi cuerpo me pedía quedarme en la cama, la alarma estaba sonando, sabía que eran las seis treinta de la mañana.

Me revolqué entre las cobijas, estiré el brazo y apagué el ruido, me levanté alzando los brazos, entré a mi baño para lavarme los dientes.

Comencé a dudar sobre que usar, vamos a la playa, así que no cosas formales, la maleta ya estaba hecha, la verdad, elegí un crop top para llevar de entre la demás ropa, a pesar de saber que voy a un lugar altamente público, quiero usarlo, sé que no debo sentir miedo por ello, pero tal vez... Hoy no.

Tomé una playera a rayas blancas y celestes, un pantalón de mezclilla con mis tenis y una gorra.

Entré a la ducha, recordé aquel día, cuando Emilio y yo tomamos el baño juntos, su calor, la sensación de tocarlo mientras estaba bajo el agua, su presencia intimidante y deseable a la vez, lo extraño.

Terminé, tomé mi toalla y me sequé, procedí a limpiar mi rostro, a ponerme las cremas y el maquillaje necesario solamente, arreglé cada mínimo cabello para quedar conforme con mi apariencia para después revisar mi celular.

Nada nuevo, comentarios del fandom, preciosos como siempre, comentarios haters de mis acosadores, detestables como siempre, Nikolás mandándome nudes para que las apruebe para que se las pueda mandar a Elaine, como siempre.

Me puse el collar que me había dado Emilio, era tiempo de volver a usarlo seguido, me puse la pulsera de hilo rojo que me había dado también. Me pregunto si aún usa el anillo que le dí...

—Joaquín, a desayunar —mi madre tocó mi puerta y después se le escuchó bajar las escaleras.

Tomé mi maleta, mi mochila, sentía que algo me faltaba... Mi peluche, quiero llevarlo pero, ¿Y si me llaman ridículo? Será mejor que lo deje aquí.

Bajé a sentarme en el comedor, eran las siete con veinte, suficiente tiempo para tomar el desayuno antes de que llegase Emilio.

—Te hice hot-cakes integrales con frambuesas y jugo de sandía, debemos empezar a aplicar la dieta más estrictamente, de verdad no quiero que te pase nada malo mi amor —mi madre había estado muy al tanto de la dieta que debo llevar, no sólo por la anemia, sino porque también le dije que quería tener un cuerpo más tonificado, no exactamente musculoso, solo en forma.

—Gracias má —después de un rato terminé con la comida y me llegó un mensaje.

Famosorio♥️: Ya casi llego a tu casa, wey creo que me voy a hacer del baño, estaba bien tranquilo hasta que me acordé de que tú mamá va a hablar conmigo.

Es verdad, la charla... Se me revolvió el estómago, me levanté de la silla y corrí al baño.

Joaco B: Podemos actuar si no quieres decir la verdad, podemos fingir, solo tienes que avisarme, ¿Dónde vienes?

Famosorio♥️: Estoy a dos cuadras, pero cada vez voy más lento, creo que me estoy paniqueando.

Joaco B: Estarás bien, solamente te seguiré el juego, vale.

Famosorio♥️: Ya estoy buscando estacionamiento, reza por mí.

Salí del baño, respiré profundo, escuché a Emilio tocar la puerta y corrí a abrirle antes de que mi madre pudiera reaccionar.

—Hola —me dijo con la voz temblorosa, llevaba una sudadera de manga corta y tela delgada color gris, una gorra verde militar hacia atrás, un pantalón de mezclilla y un collar con la forma de un colmillo negro —. ¿Cómo estás?

—Bien, ¿Listo para el viaje? —le sonreí intentando animarlo.

—Sí —sonrió, después se dirigió a mi madre —. Buenos días Ely, ¿Cómo amaneciste?

—Bien Emilio, ¿Y tú? ¿Igual de emocionado que Joaquín? —mi mamá estaba sentada en el sillón individual de la sala —. Toma asiento —le dijo y después con la mirada me señaló el mismo sillón donde le dijo a Emilio que se sentara, ambos estábamos frente a ella.

Mi mamá no es alguien intimidante que te pueda asustar con verla, pero su carácter tiene dos caras, la Elizabeth amorosa que todos conocen, y la Elizabeth estricta que formula sus regaños y preguntas tal cual un científico explicando algún fenómeno que conoce como la palma de su mano.

—Bueno, supongo que te preguntarás porqué Joaquín te pidió que llegaras más temprano —mi mamá estaba tomando café.

—Sí, supongo —respondió Emilio, sentía los nervios en su voz.

—Pero no tiembles —mi madre rió —. No muerdo, tampoco voy a regañarte, no es nada malo, digamos que me estoy dando el lujo de meterme en la vida de mi hijo por un rato con o sin su permiso, verás, ayer Joaquín y yo tuvimos una plática, sobre sus sentimientos. Voy a ser directa, porque según Joaco a veces hablo demasiado para llegar a un punto. ¿Qué son ustedes dos? —iba a hablar pero mi madre me detuvo con su dedo índice —Le pregunté a Emilio.

—Mejores amigos, hermanos, almas gemelas, algo así —según mi entendimiento, actuaríamos.

—¿Algo así? —cuestionó mi mamá.

—Tal vez deberías ser más específica —sugerí.

—Bueno, Emilio, ¿Qué sientes por mi hijo? —se la soltó sin más y mi corazón se cayó por un barranco imaginario.

Emilio miró hacia el suelo, noté como apretó un poco sus puños, respiró profundo, me vió dos segundos y después regresó la mirada fija a mi madre.

—Lo amo Elizabeth, lo amo más que a cualquiera en el mundo... Es la única persona que me ha hecho sentir el verdadero amor ya sabes, los nervios en el estómago, el sentir que si está lejos tú no respiras... Simplemente lo amo —Emilio se mordía los labios, jugaba con sus manos, de verdad estaba nervioso, y después de escucharlo expresarse así ante mí madre, creo que tuve un paro cardíaco.

Mi madre tenía las cejas elevadas, la sorpresa estaba presente en su rostro —. Entonces... ¿Te gusta Joaquín?

—Sí, Elizabeth, me gusta Joaquín —me tomó la mano, estaba sudando, estaba ahogándose probablemente dentro de sí mismo.

—¿Y tú sabes que siente Joaquín por ti? —le preguntó mi madre.

—Será mejor preguntarle a él, ¿No? —me vió.

—Joaquín —mencionó mi madre pero la interrumpí.

—Sí, lo sabe, sabe que me gusta —lo saqué de mi garganta, y el ardor en el estómago desapareció.

La cara de mi mamá era un poema.

—Entonces se gustan mutuamente...

—Sí —dijimos ambos a la par.

—Y entre ustedes ya sabían.

—Sí —hablamos una vez más al unísono.

—Vaya... ¿Ya son novios?

—No —me adelanté.

—¿Piensan serlo? —mi madre terminó su café.

Ambos nos dirigimos las miradas, con confusión —¿Sí?

—Interesante —mi madre se levantó a dejar la taza y luego volvió al sillón.

—¿Qué opinas? —pregunté.

—¿Qué opino? Me alegro por ti, por ustedes, me encanta que puedan ser correspondidos por el otro. Pero, Emilio ¿Eres bisexual entonces?

—Sí —ese tema aún era delicado para Emilio, sentí la rudeza con lo que lo sacó de dentro de sí en un tono bajo.

—¿Te encuentras bien con ello? Cariño, no tienes porque decirlo con esa voz tan baja, dilo con fuerza, con firmeza, afirma tu sexualidad con orgullo...

Emilio se puso rojo, y comenzó a llorar —Eres la primera persona con la que sale del clóset aparte de mí y su psicóloga, tienes que entenderlo —le mencioné.

—Ey, Emilio, no llores... —mi mamá se hincó y puso sus brazos en las rodillas de Emilio, para quitarle las manos del rostro —. No te sientas mal por salir, no llores.

—¿No me ves diferente? ¿No me vas a criticar? —Emilio estaba mostrando un lado sensible ante mí madre.

—Emilio, eres un ser humano, como yo, como Joaquín, no eres diferente, no te voy a criticar, sigues teniendo los mismos derechos, eres el mismo Emilio de siempre, me alegra que hayas podido sacarlo de tu pecho, ven aquí —mi madre abrazó a Emilio y éste se colgó de ella con despecho, llorando en su hombro.

—Te amo Ely, gracias por ser el apoyo que necesito...

—No me agradezcas, soy tu madre postiza aunque ahora te guste mi hijo —ambos rieron.

—¿Vas a... Vas a apoyarnos? —preguntó el rizado secándose las lágrimas con el interior de su sudadera.

—Siempre Emilio, a ti y a Joaquín, son mis hijos, voy a defenderlos a toda costa, los amo a ambos. Y si tú lo amas, si tú le haces feliz, eso me hace feliz a mí —mi mamá se levantó y volvió al sillón individual.

—Solo que... No quiero... No queremos salir del clóset públicamente, al menos no aún —mencionó Emilio.

—Es entendible, son menores de edad aparte, no tienen presión alguna de nadie, no pueden. Solamente te pido una cosa, si ustedes están de acuerdo en estar bajo el agua bien, pero si un día alguno de ustedes quiere sacarlo a la luz y el otro no, necesitan discutirlo con paciencia, razonando y con amor.

—Prometido —dijimos ambos.

—Y ya no llores porque me haces llorar a mí —mi madre sonrió con los ojos cristalizados.

—Estoy bien, es sólo que... No creo poder acostumbrarme a decirlo —Emilio se limpió el rostro.

—Un día podrás —mencioné.

—¿Piensas decirle a tu mamá, o a tu papá? —le preguntó mi mamá.

—No, no... No creo, al menos no ahora, ese gran paso, sería demasiado complicado para mí.

—Pero tu madre siempre ha sido muy buena conmigo, me apoya aunque ni si quiera tenga confirmada mi sexualidad de mi propia voz. Es claro que lo sabe, supongo que la relación con Gizén quedó bien expuesta ante tu familia y la mía —puse mi mano en la espalda de Emilio —. Yo creo que sí le dices te aceptará.

—Sé que te apoya, pero no sé Joaquín, aún así, me ha costado muchísimo aceptarlo para mí mismo, por ende, me costará muchísimo más poder decírselo a los demás —me dió una sonrisa triste.

—No pongamos presión en ningún aspecto, tú vas a salir del clóset cuando tú lo decidas, nadie va a obligarte, me alegra que me lo hayas dicho, pero me temo que vamos a tener que tener "la plática" —hizo con sus dedos las comillas en el aire.

—Ay no... —dije y la vi con desespero.

—Ay sí —me dijo, riendo un poco.

—¿La "plática"? —Emilio nos vió a ambos, confundido.

—Cierto... —recordé —. Mamá, a Emilio jamás le dieron la plática, como puedes saber, su mamá los deja experimentar por sí solos, creo que nunca le sentaron como tú a nosotros.

—Pues que se agarre bien, porque llegó su momento —mi mamá se levantó, fue hacia su habitación corriendo, y regresó con una caja.

—Mamá... La caja no —dije a regañadientes.

—La caja sí.

—¿Qué es la caja? —Emilio cada vez se notaba más confundido.

—Mira, tuve ésta plática con Joaquín cuando cumplió los catorce, y con Renata lo mismo, eso fue recién. Es sobre los cuidados sexuales y las enfermedades de transmisión sexual. Sé que no cuentan con mucho tiempo y por ello, voy a dejar mi confianza en Joaquín, para que él te explique sobre ellas, aunque creo que te las debieron enseñar en tu escuela. En éste momento solamente les daré un breve recorrido —mi mamá abrió la caja, sacó un paquete de condones —. Ésto ahora es de ustedes, ¡No! Significa que quiera que los usen, para nada. Pero, conozco a los jóvenes, sus hormonas vuelan más rápido de lo que canta un gallo, prefiero darles los materiales para que se cuiden, no importa si ambos son hombres, desconozco casi todo sobre relaciones entre parejas del mismo sexo, pero sé que se debe usar protección de todas formas —mi mamá le extendió el paquete a Emilio y éste lo tomó — Voy a confiar en ustedes, como lo he hecho todo éste tiempo, ustedes no son novios, así que no creo que deban tener éstos encuentros todavía, inclusive porque son menores, pero como ya lo dije, los adolescentes no piensan en esas cosas, soy vieja, no estúpida. Así que, por favor, si piensan hacer éstas cosas, quiero que investiguen, y que lo hagan responsablemente ¿Entendieron?

—Sí —dijimos al mismo tiempo, Emilio guardó los condones en su cartera.

—Los amo, a los dos. No me decepcionen, y tú, sé que eres una buena persona, pero si llegas a lastimar a mí bebé, no voy a dudar en sacarte de su vida lo antes posible — mi mamá cerró la caja.

—No te preocupes Elizabeth, prefiero acuchillarme que hacerle daño a Joaquín — otra vez, pensé, pero no lo dije.

—Bueno, tienen un viaje que hacer, les deseo mucha suerte, pobre de ustedes que no me respondan el teléfono porque los voy y los traigo de las greñas hasta Cozumel ¿Bien?

—Tranquila mamá —nos levantamos, tomé mi mochila.

—Yo subo tu maleta —Emilio tomó mi equipaje y salió a echarla a la cajuela.

—Sabes que te tengo prohibido el sexo Joaquín, aún eres muy joven, espero que tus hormonas sepan controlarse, espero saber que ese paquete está intacto cuando vuelvan —me susurró mi mamá.

—Mamá, apenas y nos abrazamos —reí dentro de mi, ya nos habíamos besado, bañado juntos, pero, nada sexual.

—Lo sé, eso espero, bueno, cuídate mucho, te amo mi amor —me abrazó y yo le correspondí.

—Ya está arriba —Emilio cerró la cajuela.

—Nos vemos en una semana, te amo —le dije a mi madre, bajé las escaleras del porche y subí a la camioneta de Emilio.

—Nunca me había sentido más nervioso, triste, feliz y aterrado en solo veinticinco minutos —se puso el cinturón de seguridad y arrancó el vehículo.

—Da gracias que no sacó los vídeos explicativos, las cartas de las ETS y la enseñanza de cómo poner los condones —reí.

—Tu mamá los cuida de todo y los previene ¿Verdad?

—Sí, mucho.

—La mía nunca hizo eso, solo nos dejó explorar, como dijiste tú. Tenemos una sexualidad libre totalmente, hasta nos ayuda a obtener privacidad con nuestras parejas.

—Si no es muy inoportuno, ¿A qué edad perdiste la virginidad? —abroché mi cinturón fuertemente.

—Como a los trece, catorce, no recuerdo bien, pero sí, entre esas edades.

—Santa Ariana Grande —le ví con los ojos como platos —. ¿Y tú mamá supo?

—Ella me ayudó, como ya te mencioné, a estar a solas.

—Creo que si fuera mi mamá, me hubiera colgado de un puente.

—Probablemente sí, oye, me llegó un mensaje de Textos, ya está con Diego en el aeropuerto, puso que Ale le dijo que ella ya iba a llegar.

—Muy bien, me pregunto si Nikolás no querrá matarme por ir sin él.

—¿Sabe que vamos de viaje o no?

—Sí, dijo que estaría de excursión con su hermano, algo así, ya sabes que le gusta ir a las montañas —recordé.

—Menos personas que te quieran quitar de mi lado, perfecto.

Reí —Es cierto... Emilio, no les hemos dicho a nuestros amigos sobre... Nosotros.

—Yo sí —lo volteé a ver rápidamente.

—¿Qué?

—A Adrián, solamente, no pude aguantarme, ¿Me perdonas?

—Te perdono, yo no le he dicho a nadie, ahora solamente mi mamá sabe, y bueno, Adrián.

—¿Quieres decirles? —me vió.

—No sé, ¿Tu quieres? O sea digo, tú serías quien saldría del clóset con un mayor impacto. Diego ya sabe de mi, no dudo que textos sospeche, solamente Alejandra es nueva en nuestro campo.

—Pues sí, es verdad... Supongo que si quiero privacidad contigo debo decirles ¿Cierto?

—Yo estoy bien con lo que tú decidas, no me molesta salir del clóset con ellos, aunque quisiera estar seguro de que Ale es de confianza.

—Yo también, bueno mira, analizamos el panorama, al menos un día o dos, después ya veremos si les decimos o no. También, vete preparando para decírselo a Nikolás, creo que me va a aventar un zapato cuando sepa, ya no sé que esperar de él, tal vez una secadora.

—No creo que te aviente cosas, sabe que me haces feliz, y él está bien con eso. Aunque probablemente sí te vaya a lanzar el zapato —reí.

—Ojalá y no.

Transcurrió un rato, llegamos al aereopuerto, estaba el chófer de Emilio esperándonos, para retirarse con la camioneta del ya mencionado para dejarla sana y salva en casa de los Marcos.

—Nos vemos en una semana Gerson —Emilio le dió un apretón de manos, y acudimos dentro del edificio.

—¡Hasta que llegan! —Textos estaba algo desesperado.

—Ya es la hora de partida, mejor nos apuramos —dijo Ale y tomó sus maletas rápidamente.

—¿Cómo estás? —Diego me saludó de beso.

—Al menos alguien se preocupa por nosotros —reí —. Bien, ¿Y tú?

—Bien, ¿Cómo está Renata? —ibamos caminando hacia el chequeo.

—Bien, dormida creo aún, en mi casa —recordé lo que dijo mi madre sobre que a Ren le gusta Diego, sí era obvio, pero ya lo tengo confirmado, y creo que a Diego también le gusta mi hermana.

—Muy bien —me sonrió.

Pasamos por el chequeo y demás, hasta subir al avión.

—Bueno, ya hemos hecho ésto antes, ¿Me prometes no ponerte todo loco otra vez? —me abroché la seguridad mientras hablaba con Emilio.

—Últimamente he intentado calmar los nervios de ir en avión, me dije a mi mismo, que soy un artista, por lo tanto un día tendré que viajar de todas formas en un avión... No puedo seguir con los ataques siempre, ¿No?

—No, no puedes.

—Entonces voy a controlarme lo más que pueda.

Detrás de nosotros Textos y Diego, delante de nosotros Ale con otra chica a su lado.

—¿Y si vemos una película como la otra vez? —Emilio sacó su laptop.

—Guárdala, después de despegar la vemos, ¿Bueno?

—Sí, ¿Cuál quieres ver?

—Lilo y Stitch.

—Ay, yo quería ver el entierro de la anaconda cabezona —Emilio hizo puchero.

—¿Cuál es esa? ¿Es nueva? Si es de terror no quiero —me puse una almohada que recubriría el rededor de mí cuello.

—Es gracioso porque tú de verdad no lo entiendes —Emilio se echó a reír.

—¿Entender qué? Yo nunca he visto una película de anacondas.

—Olvídalo, veremos Lilo y Stitch —Emilio seguia riendo.

Despegamos, en un momento mi compañero se puso nervioso, pero le tomé la mano e hice que respirara con normalidad.

Luego de unos minutos se pudo calmar, sacó su laptop, nos echamos unas cobijas encima y decidimos ver la película, tomándonos la mano debajo de las mantas.

—Ohana significa familia —pronuncié con mi voz de Stitch y Emilio sonrió un poco con la mirada.

—Joaquín, psst —me llamó una voz que desconocía, volteé hacia la izquierda —. Hola, soy tu fan —una chica morena con pecas y cabello muy corto me saludaba desde el otro lado de los asientos.

—Hola —le dije mientras me sonrojaba, Emilio estaba tapado hasta la nariz viendo entre dormido la película.

—Te amo —me susurró la chica.

—Yo te amo más corazón —le devolví el cariño.

—¿Ya me pusiste apodo? —Emilio habló medio dormido.

—Shh, cállate tú —le murmuré y luego le sonreí otra vez a la chica.

—Gracias por ayudarme a salir del clóset —la pequeña me hizo con las manos un corazón y se lo regresé igual, luego se volteó tiernamente hacia su ventana y se tapó con una cobija, creo que no quería hacerme sentir observado o incómodo.

Pasó hora y media, hasta que Emilio despertó.

—Wey, no mames —me dijo —. Soñé que estábamos en un avión.

—Estamos en un avión —reí.

—Pero no solo eso, yo era la azafata wey, traía una falda azul muy bonita, pero eso no es todo, te arrastraba a ti de una corbata para irnos a los baños.

—¡Hey!

—Sueños son sueños —se carcajeó —. ¿Ya vamos a llegar?

—En una media hora más.

—Bueno, ¿Quieres ver otra película?

—Para que te quedes dormido al inicio.

—La mantita está muy suave ¿Bien?

—Está bien, veamos mejor un capítulo de Bob esponja —sugerí.

—Concuerdo.

—Está hermoso —entramos al hotel y se me cayó la boca de lo precioso que estaba, veníamos cargando con regalos que nos dió el fandom en el aereopuerto, ésto de que nos intercepten es muy bonito.

—Demasiado, pero debemos ir a dejar las maletas y los regalos si queremos explorar —Emilio venía cargando con mucho.

—De acuerdo —Diego oprimió el botón del ascensor, hasta llegar a un tercer piso, para después buscar nuestras habitaciones.

—Hay dos camas, una individual y una matrimonial en ésta —Textos corrió a una de las camas.

—Yo pido la individual —se adelantó Ale.

—¿En la otra habitación como es? —pregunté.

—Una cama matrimonial, les espera su cuarto, doncellas —Diego nos extendió la llave de la otra habitación —. Está al final del pasillo.

—Podemos quedarnos aquí y solamente ir a dormir en la otra, para estar más tiempo juntos —sugirió Emilio.

—Es cierto, bueno, mientras vayan a dejar sus cosas —nos dijo Ale —. Ya quiero bajar a la playa.

Tomamos nuestras pertenencias otra vez, caminamos hasta el final del pasillo y abrimos la habitación, no era muy grande pero tenía una vista perfecta, acogedora, suficiente para Emilio y para mí.

—Así que por azares del destino, tenemos habitación para nosotros dos —Emilio puso sus cosas del lado izquierdo de la cama.

—Me parece que el destino nos quiere juntos ¿No? —reí.

—Creo que sí, Bondoni.

—Emilio.

—Dime —se acercó a mí.

—¿Me quieres?

—Claro que sí.

—¿Cuánto me quieres?

—Te quiero hasta que mis pulmones se queden sin aire, hasta que mi corazón deje de bombear sangre, hasta que el sol se apague, te quiero hasta que mi alma se haga añicos, te quiero hasta que pueda llover al revés, hasta que haya un febrero treinta y uno, te quiero hasta donde la vida después de la muerte me lo permita, Joaquín —lo vi y mis ojos se cristalizaron cuando terminó de hablar —. ¿Estás bien?

—Sí, es sólo que, dijiste... Dijiste melodías, nunca nadie me había dicho algo así, nunca con esa sinceridad, ni con esas palabras, Emilio, me he quedado perplejo.

—Ojalá pueda seguir causando esa reacción por mucho tiempo Joaco, ven, no llores —me abrazó.

—Yo también te quiero hasta esos puntos Emilio, créeme que... No quiero estar en una vida donde tú no existas.

—Aún si yo no estoy, tú debes seguir adelante, debes seguir brillando, aunque es algo hipócrita de mi parte decirlo... Ya que si fuera al revés, yo tampoco podría estar... Mira, mejor no pensemos en cosas así, solo, deja tu maleta, nos ponemos el traje de baño y vamos con los otros para bajar a la piscina o al mar ¿Te parece?

—Sí —me quité las pequeñas lágrimas.

—Entonces vamos —me dió un beso en la mejilla, se agachó a su maleta por su short.

Tomé mi short y mi playera, me metí al baño para colocarmelo. La misma del tiburón, siempre mi favorita.

Corrimos hasta la habitación de los chicos, para después meternos al elevador, dirigirnos a recorrer los al rededores del hotel, acercarnos a la playa y observar el paisaje.

—¡El último que se meta al agua se baña con tenis! —gritó Textos, así que Diego y Emilio corrieron a toda velocidad mientras él grababa una historia para instagram.

—Así que dejamos que corrieran como idiotas solo para verlos meterse al mar de lleno —Alejandra rió.

—Precisamente —indicó Textos.

—Deberíamos tomar ese viaje en la lancha, o esa cosa extraña que transporta personas a viajes por el mar —pidió Ale.

—Sí, me suena bien, ¡Oigan, vamos de paseo! —Textos les avisó a los chicos.

Todos nos subimos a esa gran estructura, listos para disfrutar del mar.

Pusimos música, grabaron, ya que están haciendo un vídeo especial sobre nuestro viaje. El aire fresco toca mi rostro y me agrada mucho.
Estuvimos cambiando de posiciones constantemente, quería estar cerca de Emilio pero, aún no estábamos listos para hablar, más aparte que nos estaban filmando a todo momento, me recuerda al set.

—¡Sé que el instinto me intentó avisar! —comenzó Emilio.

—¡Que conocerte tal vez no era lo mejor! —le secundó Ale.

—¡Que eres experta para enamorar, y no te importa cuántos caigan por error! —cantamos todos.

—Éstas son las mañanitas que cantaba el rey David... —nos trajeron un obsequio por nuestros próximos cumpleaños, todo se veía muy lindo.

—¡Es un regalo de parte de la casa! —nos avisó el mesero, solo pude asentir y dar gracias muchas veces.

Seguimos un rato en la mesa hasta que decidimos retirarnos un rato a la piscina, dónde nos tomaron algunas fotos, etc.

Estábamos jugando a aventarnos agua, a empujarnos, tenía mucho sin divertirme así, si Niko estuviera aquí sería aún mejor.

—Mañana hay que ir a pasear en bicicleta —sugirió Ale.

—¡Sí!, Aquí nos las prestan y podemos recorrer el malecón, está muy bonito —habló Textos.

—Sería bueno ir a dormir entonces —Diego se secó con la toalla.

Tomamos nuestras cosas, nos secamos y nos dirigimos al elevador, para al final irnos a nuestras habitaciones correspondientes.

—Fue un día cansado —Emilio se dejó caer en la cama después de haber tomado una ducha seguido de mí.

—Lo fue, nadamos demasiado.

—¿Te sigue doliendo la espalda?

—Un poco, Textos se pasó al aventarme de la nada —reí.

—Sí, te hubiera cachado pero estaba intentando ahogar a Diego.

—Comprensible, lo de siempre —me volteé en su dirección.

—Mañana a las bicicletas, hace mucho que no conduzco una.

—Sí, me emociona. Quisiera ponerme... Un crop top.

—Póntelo, de seguro se te verá fenomenal.

—Me da miedo... Es un lugar muy público, seguramente nos encontraremos con el fandom y habrá cámaras —hice muecas.

—Ey, tu puedes usar lo que te guste, y nadie tiene derecho a opinar ante ello, y si lo hacen, yo les parto su arcoiris como diría nuestro fandom.

—Es que de hecho traje tres —reí, al recordar que eché cosas a última hora —. Pero... ¿Y si hacen un escándalo? Un chico, con crop top.

—¿Y qué tiene si eso sucede? Déjalos que hablen, te lo digo, ellos no te mantienen, te mantiene tu trabajo, tu mamá, las personas que te importan son las que estamos contigo apoyándote.

—¿De verdad crees que deba?

—Por supuesto, me encantaría verte en uno, la única vez que logré verte así fue cuando tuvimos esa reunión en McDonald's, era color negro de encaje, aún recuerdo.

—Es verdad, que mal que lo tiré.

—¿Lo tiraste? ¡Pero estaba genial!

—Los comentarios de... Las personas, me hicieron tener un ataque de ira, y puede que haya destrozado ciertas cosas que yo quería por despecho —sí, eso no lo sabía ni mi madre.

—Joaco, no destruyas tus prendas, lo que te gusta, mucho menos por comentarios de personas estúpidas, mañana te pones tu crop top, ¿Sí?

—Sí —sonreí, ya que quería empezar a mostrar mi verdadero yo, y tal vez éste podría ser el momento.

—Ahora debemos dormir ¿Me das un beso de buenas noches? —me hizo un puchero.

—¿Cómo se dice?

—Por favor.

—Por favor ¿Y qué más?

—Por favor Joaco.

—No, no, lo estás diciendo mal.

—¿Por favor Dios del Olimpo rostro tallado con diamantes pulidos?

—No, eso no me suena.

Emilio rodó los ojos y recordó una imagen que le había mostrado en el camino del aereopuerto al hotel —Please daddy.

—Así me gusta —reí a carcajadas.

—¡Eres un menso! Y todo porque lo viste en un meme.

—El fandom hace cosas maravillosas.

—Ya, solo quiero un beso.

Me le acerqué y le di un pequeño beso en los labios, acaricié sus rizos y hundió su rostro en mi cuello.

Su calor, su olor, su piel, todo es perfecto.

Me empecé a quedar dormido, hasta que por fin quedé sin uso de razón.

—¡Dios mío! Joaquín, te ves radiante —Emilio me interceptó cuando salí del baño ya listo para irnos.

—Lo sé —le guiñé el ojo y reí.

—Los otros ya están abajo rentando las bicicletas, será mejor correr.

Subimos al elevador, una vez fuera del hotel localizamos a los chicos, ya tenían las bicis listas. Tomé la mía, todos nos fuimos en fila india por la banqueta, para por fin llegar a un espacio más abierto y disfrutar la vista.

Las personas no parecían prestarnos tanta atención, hasta que nos detuvimos en un OXXO y nos encontraron unas chicas, pidiéndonos fotos, seguido salimos y ya teníamos una media luna ante nosotros, esperando para conocernos.

Tener éstos encuentros con el fandom me encanta, es como si pudiera por fin agradecerles todo lo que han hecho por nosotros. Nos tomamos muchísimas fotos, también ellos nos tomaron a Emilio y a mí juntos.

Nos despedimos de ellos, para volver a las bicicletas, anduvimos un rato más, pero nos cansamos mucho, así que regresamos cerca del hotel para devolver nuestros vehículos de dos ruedas.

—Vamos a comer —dijo Textos y todos nos dirigimos en su dirección.

Después de casi atragantarnos con toda la comida que teníamos, quisimos irnos a la piscina.

Emilio y yo habíamos hablado un poco, sobre si decirles o no, por chat, mientras comíamos. Ale no parece ser una mala persona y mucho menos una soplona, queríamos sentirnos libres de demostrarnos afecto al menos en el hotel, así que estábamos relativamente listos para anunciarlo.

—Chicos —Emilio estaba sentado en los escalones de la piscina, mientras Ale y Diego jugaban, Textos estaba sentado en una silla al borde de la mencionada y yo estaba a un lado de Emilio.

—¿Si? —Ale dejó de tratar derribar a Diego en el agua.

—Quiero decirles algo, queremos —Emilio me vió.

—No me digas que olvidaste la llave de tu habitación —Textos nos volteó a ver.

—No, no soy tan menso —se defendió Emilio.

—Podemos discutirlo —dijimos Ale, Diego y yo al mismo tiempo.

Emilio hizo un puchero —Ya en serio, ¿Pueden escucharme por favor?

Todos le prestaron atención, mientras yo tenía un nudo en la garganta y en el estómago.

—Y bueno, dilo —Diego se impacientó.

—Ustedes son de mis mejores amigos, los amo, y quiero ser yo mismo con ustedes, ésto me da mucho miedo —le tomé la mano a Emilio mientras hablaba para darle fuerza —. Pero ya no quiero negarlo, al menos no con mis seres queridos... Chicos, soy bisexual.

Textos escupió su refresco, Diego se quedó como trabado, y Alejandra nos miraba con confusión.

—A ver, tú, Emilio, el que clamaba que los chicos no le iban —Diego estaba sin creerlo.

—Lo acabo de descubrir, no hace mucho ¿Bien? —Emilio cada vez se ponía más tenso.

—Bueno ya decía yo que los dobleces en los pantalones no eran por nada —dijo textos y rió.

—Te acepto —Ale le sonrió.

—Te aceptamos —mencionó Diego y abrazó a Emilio —. Así como tú a mí, te amo hermano.

—Creo que sabes perfectamente que te acepto —Textos le dió una palmada en la espalda.

—Bueno, eso no es lo único que les quería decir —Emilio me vió una vez más, yo me estaba carcomiendo por dentro, la reacción que más me importaba era la de Diego, sé que lo que sentía por mi quedó atrás, sin embargo, y aunque le guste mi hermana, seguía temiendo que un día volviera a alejarse de mí por esa razón.

—¿Qué sucede? —le preguntó Ale.

—Verán... —tomó aire —. Me gusta Joaquín.

Ahora sí, los ojos de todos eran platos hondos y enormes, sus bocas estaban abiertas y todos parecían haber visto al mismísimo Satanás.

—¿Neta? —Textos sonrió.

—Wey —dijo Ale —. ¡Wey mi shipp! —le dijo a Diego.

—No mames —respondió el de ojos rasgados aún en shock.

—¿A ti te gusta Emilio? —Ale me cuestión.

—Sí —afirmé y me puse más nervioso.

—¿¡Son novios?! —Diego no lo podía creer.

—No, no —aclaré —. Pero algún día... Queremos serlo.

—¡Wey que bonito! —Ale nos abrazó.

—Entonces... ¿Nos apoyan? —habló Emilio.

—¡Obviamente que sí! —Ale sonreía de oreja a oreja.

—Siempre —mencionó Textos.

—Yo —Diego seguía sin saber muy bien que estaba pasando —. Yo sí, o sea sí, obvio sí —reaccionó.

—Los amo —comencé a llorar.

—No llores —Emilio me abrazó.

—Son las cositas más tiernas del mundo —Ale nos veía con ojos de amor.

—Dios, ésto es otro nivel, creo que me quedé trabado —Diego se sentó en las afueras de la piscina.

—Quien diría que hay pura comunidad aquí —bromeó Textos.

—En mi defensa, soy heterosexual —mencionó Ale.

—Ay bueno, pero te seguimos shippeando con Azul —le dijo Textos.

—Ni si quiera nos conocemos —rió Ale.

—Yo puedo hacer que se conozcan —sonrió Textos una vez más.

—Entonces, dijiste pura comunidad... Emilio es bisexual, ¿Qué son ustedes? —creo que habíamos olvidado que no salimos del clóset con ella antes.

—Soy gay —mencionó Textos con orgullo.

—Soy bisexual —Diego se sacudió el cabello.

—Soy gay —le dije.

—Vaya, eso es otra onda —Ale se sorprendió.

Por un momento pensé en Niko, también le habría dicho que es bisexual, sí, somos muchos de la comunidad.

—No importa que sean, los amo por igual —nos dimos un abrazo grupal.

—¿Pero por qué JETAD? suena a jeta —Ale se reía del nombre que Emilio y Textos habían formulado para nuestro grupo.

—Suena bonito, o JATED —pensó Diego.

—No, no, la J va con la E —inquirió Emilio.

—Ya salió el peine del asunto —reí.

—Bueno, ya, vamos a dormir —Textos nos echó de su habitación —. Duerman bien tortolitos.

Reímos, nos tomamos de la mano y regresamos a nuestro cuarto para dormir, ésta vez yo estaba sobre Emilio, su pecho es muy cómodo.

Al día siguiente despertamos, fuimos a surfear, claro que me caí muchas veces, nos revolcamos en la arena por jugar voleibol, el día fue tranquilo.

En la mañana posterior, nos alistamos para tomar el vuelo de regreso a CDMX, me había encantado pasar éstos días en la playa con Emilio, pudiendo ser yo... Y él siendo libre.

—Te digo que es mejor ver Backyardigans —Emilio se negaba a ver una película de suspenso.

Yo me aterraba también, pero las soportaba, Emilio no mucho.

—Pero no es de miedo, es de una chica sordo muda y un asesino, te prometo que está buena —le dije mientras buscaba en Netflix.

—Pero y si sale de la nada, me voy a cagar.

—Piedra papel o tijera —puse mi mano lista.

—Va —Emilio jugó conmigo y le gané a la tercera.

—La película será.

—Yo quería ver a Pablo y Tyron...

Puse la película, nos distrajimos un buen rato.

Después de unas horas llegamos a la ciudad, mi madre me recogió en el aereopuerto, y a Emilio le llevaron su camioneta.

En los próximos días tendríamos teatro, lo que no esperaba era que nos iban a regalar dos cuyos.

—¡Se llaman Kurt y Blaine pero ustedes pueden ponerles como quieran! —la chica nos veía con ilusión, yo solo los tomé y con cuidado se los pasé a mi madre.

Días después el fandom los bautizó como "Cholo y Fifi", así que Emilio y yo decidimos dejarles esos nombres como primeros.

Los tenía yo primeramente, nos turnariamos, ya que no pueden separarse, Cholo Blaine y Fifi Kurt son muy lindos.

Me alegraba tenerlos, actualmente me la he pasado estudiando los diálogos y entregando tareas en línea, al igual que Nikolás. Mañana iremos a Nueva York, porque nos nominaron a los GLAAD, Emilio me dió la noticia en vídeo, y no pude estar más feliz, terminé llorando. Ahora mismo me alisté para dormir, mañana será un gran día.

Anónimo: Aunque los pájaros se muden siempre habrá un cazador esperando a asecharlos. Todos perdemos a quienes queremos un día, pero puede que alguien más te adelante la fecha en la que debería suceder. Buenas noches, cb.

PREEEEGUNTA:
¿Ya se graduaron, ya acabaron su semestre o su ciclo?

Vota y comenta porque ¡Es el mes del pride!🏳️‍🌈

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