Capítulo 61.

[No puedo creer que exista un sentimiento tan fuerte, mí ángel tan sublime].

—Un momento, guardaste las cosas de bebé, pero, nosotros no compramos tanto, como diría el fandom, Juan Emiliano, ¿A caso ya lo tenías planeado?

—Puede ser que sí —Emilio se estaba poniendo una pijama —. Sé que hace calor, así que te compré un mameluco que que es como una pantiblusa, de manga corta, la tela es fresca.

—¡Emilio!, ¿Lo compraste a medida? ¿De verdad tenías bien estructurado ésto, cierto?

—No voy a afirmar ni a denegar nada, solo diré, es el destino.

—Ay por favor Emilio somos dos, ni al caso.

—Me encanta cuando empiezas a hablar así, Joaquín de las Flores.

—Por favor dime que al menos podré ir al baño, no pienso hacer en un pañal, eso sí sería denigrante.

—Los bebés no van al baño solos; pero sé lo incómodo que puede sonar, así que sí podrás ir al baño tu solo, pero deberás avisarme que quieres ir para que te suelte; le puse un decorado al baño de Toy Story.

—No sé si reírme, asustarme, o alegrarme.

—Bueno, a partir de aquí ya no puedes hablar, ni caminar por tu cuenta ¿Bien?

—Espera un momento —Joaquín corrió al baño, se encerró, se vió al espejo, y no pudo ocultar la emoción de que Emilio iba a tratarle como a un bebé, era raro, sí, pero por favor, hay cosas muchísimo más extrañas en el mundo ¿No?, Se limpió los dientes con algo de pasta en los dedos y enjuagó, se arregló el cabello, verificó que trajera los bóxers adecuados y no los de Disney, traía unos color negro, eso era nuevo, tal vez debería empezar a comprar más del estilo neutro.

—¿Estás preparándote para un concierto o algo así? —Emilio le tocó la puerta.

Joaquín empezó a cantar para disimular sus movimientos de loco arreglando cada cabello o arruga en su ropa.

—Si no me cantas nuestra canción entonces no juego.

Joaquín abrió la puerta, sonriendo.

—No puedo, soy un bebé —Joaquín se dejó caer a la cama y silenció su voz por completo.

—Muy bien, voy a cambiarte, así que no te pongas necio —Emilio reía, le quitó la ropa a Joaquín, delicadamente, hasta dejarlo en interiores, mientras éste se tapaba con la cobija, sonrojado, el mayor le colocó el mameluco —. Oye te quedó a la perfección, que bonito te sienta el amarillo —efectivamente, el mameluco era amarillo, y tenía las orillas blancas, Joaquín se veía más que tierno con el puesto.

—¡Mimi! —dijo Joaco con una voz aguda.

—¿Mimi? ¿La de Mickey Mouse?

—Esa es Minnie, baboso —regresó su voz normal, graciosa.

—¡Ey, tu no puedes hablar!

—Digo, ¡Gugugaga!

—Supongo que dijiste mimir, o sea dormir, te prepararo un biberón, y te arrullo ¿Si?

Joaquín asintió.

Emilio acomodó a Joaquín en medio de un cuadrado de almohadas, le puso una cobija, encendió el aire acondicionado y bajó rápidamente a hacer tres biberones, regresó y colocó dos en su refrigerador pequeño, luego apagó las luces, dejó el televisor encendido, más una luz de noche al lado de la cama.

Se recostó, quitando una almohada de la fortaleza anti-caidas, se colocó una almohada grande en la espalda, cargó a Joaquín para ponerlo sobre su pecho, dejó que la cabeza del pequeño se situara en su bicep, mientras le alimentaba con el tibio biberón. Emilio le había colocado guantes sin dedos a Joaquín, no podía agarrar nada y tenía un babero color celeste.

—Siempre eres lindo, pero te digo algo, tenerte como a un bebé, es la cosa más tierna que pueda existir en el universo, es imposible no querer abrazarte y hacerte cariños —Emilio tenía firme su brazo en la mamila cristalina, Joaquín tomaba lento y tranquilo —. ¿Quieres acabarlo o lo dejó para más tarde?

Joaquín solo aferró sus labios al biberón, hasta terminar la leche, Emilio le retiró el babero, lo recostó un poco más arriba en su pecho, le dió palmaditas hasta que éste dió un eructo corto y gracioso.

—Vamos a dormir, ¿Vale? ¿Te sientes agusto arriba de mí, o quieres que te deje en la cama? —Joaquín casi dormido pasó su mano con el guante tocando el cuello de Emilio, queriendo quedarse sobre él —. Bien —Emilio apagó la televisión y la luz de noche.

Puso una cobija acogedora sobre ambos, acariciaba el cabello de Joaquín y le daba suaves palmadas en la espalda, comenzó a cantar lentamente —Wise men say only fools rush in, but I can't help falling in love with you... Shall I stay?, Would it be a sin, If I can't help falling in love with you?

Joaquín cerraba sus ojitos poco a poco hasta perder el conocimiento y entrar en un estado de relajación pleno.

—Eres un ángel Joaquín, gracias por cambiar el curso de mí vida, por darle un giro enorme, por hacerme sentir libre, y perdón, me seguiré disculpando siempre, por mis errores, no sabes cuándo quiero cuidarte, y evitar que sufras cualquier tipo de daño —Emilio elevó un poco a Joaco con cuidado, dejando la frente del menor a la altura de sus labios, le besó la cabeza y sonrió —. Quiero darte felicidad, pero para que tu estés bien a su totalidad, debo encargarme de ciertas personas... No puedo hacerlo de manera ilegal, mis principios no me dejarían, pero puedo hacer una investigación tan a fondo, que podré echar de cabeza a ese imbécil, puede que no encuentre a Gizén, porque es más listo que yo en algunos aspectos, y porque probablemente ya no está aquí, pero Rodrigo, ese no se va a escapar ni aunque reze.

Emilio decidió cerrar los ojos, sentía el calor del cuerpo de Joaquín, y le agradaba, comenzó a imaginar cómo sería ser libre e ir de la mano con el pequeño, sin que nadie dijera nada, simplemente ir por ahí, siendo feliz; hasta que durmió.

—Emilio... —la vocesita de Joaquín retumbaba —. Emi, Emilio.

—¿Eh?

—Emi, despierta por favor.

—¿Qué? ¿Qué pasa, estás bien? —Emilio sacudió la cabeza.

—Es que llevo como diez minutos hablándote lo más parecido a un bebé, quiero ir al baño, pero no me sueltas, ¿Me dejas ir por favor?

—Perdón Joaco, perdón, sí, sí, ya mismo te llevo —Emilio se levantó rápidamente con Joaquín en brazos, prendió el foco del baño y dejó que su compañero hiciera sus necesidades mientras él esperaba al otro lado de la puerta.

Joaquín le bajó al baño, se lavó las manos y tocó la puerta para dar la señal de que había acabado.

Emilio lo cogió en brazos una vez más y se colocaron en la cama.

—Emi, deberíamos levantarnos ya...

—Pero si es muy temprano.

—Emilio, ve bien el reloj, dice que es la una, pero de la tarde.

—¿Qué? Pero está oscuro.

—¿No recuerdas que pusiste cortinas black out o qué?

—Ah, es verdad, bueno, a levantarnos, pero tú deja de hablar como alguien que sabe hacerlo.

—Está bien... Digo, agugugaga —Joaquín río.

—Muy bien, a bañarnos —Emilio abrió las cortinas.

—Espera ¿Qué?

—Órale cómo vas, fuera ropa —Emilio sacó dos toallas —. Ah espera eres un bebé, yo te la quito.

—Eh no mames eso no era parte del trato, me quiero lavar los dientes, siempre traigo un cepillo en mi mochila —Joaquín sonrió.

—¿Acaso dijiste una mala palabra?

—¡Gugugaga! ¡Gugugaga!

—Los bebés se castigan si dicen malas palabras.

—Eh... eh... Turiki taka ti, turiki taka ta....

—¡Jajaja! ¡No me hagas reír Joaquín! —Emilio se le lanzó encima —. Eres tan tierno, no podría castigarte, a menos que me lo pidas...

—Gugugaga kiki majens tu maself...

—¡Anda ya! —Emilio se tiró a carcajadas —. Podemos bañarnos en interiores, ¿Te parece o te incomoda?

Joaquín colocó el número uno con su dedo, dando a entender que la primera opción.

—Bueno, dame un segundo —Emilio corrió a abrir la regadera para poner el agua tibia, se quitó la playera, se peinó un poco las cejas, se quitó el pantalón y las calcetas y fue por Joaquín —. Bueno, al agua patos —el mayor le quitó el mameluco a Joaquín y lo cargó —Tendrás que estar parado, no lo acepto pero no hay otra manera, sin embargo yo voy a bañarte ¿Bien? —se detuvieron a lavarse los dientes y a reírse un momento.

Luego se metieron a la ducha, estaba calientita —Primero shampoo —Emilio se colocó una buena cantidad en la mano y comenzó a masajear el cabello de Joaquín, hasta dejarle una montaña de espuma en la cabeza, lo enjuagó lentamente, después se lo puso él, se enjuagó también. Tomó el jabón, lo rodó en sus manos haciendo espuma, y se limpió todo el cuerpo, se volteó un poco penoso para limpiarse su privacidad, y luego volvió a darle el frente a Joaquín, a quien delicadamente le pasó el jabón desde los hombros hasta las manos, el abdomen, la espalda, los muslos, y por alguna razón, Emilio quería besarlo con demasiadas ansias.

—Yo me pongo el jabón —dijo Joaquín rápidamente refiriéndose a su intimidad, Emilio asintió, se volteó y dejó que Joaquín tuviera su privacidad, luego éste dejó el jabón en la barra, Emilio volteó hacia él y ambos se pusieron bajo el agua para limpiarse.

—Mierda, Joaquín sé que eres un bebé ahora, y se supone que no se les hace ésto a los bebés pero... —Emilio abrazó a Joaquín por la cadera y lo acercó a él —. ¿Puedes dejar de serlo unos minutos?

Joaquín notó que el semblante de Emilio cambió, se notaba que quería estar muy cerca de él —Sí —dijo el menor.

Emilio pasó sus manos recorriendo la espalda de Joaquín, lo pegó a la pared y éste se estremeció de frío por unos segundos, el rizado lo miró de abajo hacia arriba, abrió sus labios y se acercó a él, levantó su mentón, y le plantó un beso.

Joaquín abrazó a Emilio de la cintura, mientras el mayor le tenía una mano en la mejilla y la otra en el cuello, el beso no era como cualquier otro, había deseo en él, deseo de dejar ADN en el otro por meses enteros. Emilio besaba a Joaquín con ansiedad, queriendo comerle la boca de una sola, mordiendo su labio inferior y apretando su agarre en el cuello de éste para acercarlo.

El menor clavaba suavemente sus dedos en la espalda de Emilio, acercándolo también, se sentía muy bien, se sentía en las nubes, al besarlo en ese momento tan privado, tan mágico, era un sueño, y no quería despertar de él.

Ambos comenzaron a darse cuenta de cuanto se estaban encimando hacia el otro, que hasta rieron en medio del beso. Emilio no estaba tan seguro pero... decidió seguir ese beso y en determinado momento poner su lengua en juego, solamente empezó a abrir la boca con ella rozando, ya que no quería incomodar a Joaquín, sin embargo éste se percató de las intenciones del mayor, decidió respirar hondo, y metió su lengua en la boca de Emilio para jugar con también la lengua de éste.

Emilio se sorprendió un poco, pero no pudieron dejar de besarse, no se estaban atragantando, era más como un juego sensual y discreto, unos pocos roces y mordidas dentro de sus bocas.

Una vez que no pudieron respirar bien se separaron, se vieron el uno al otro.

—Tus besos me transportan al infinito, Joaquín, es increíble como solo tú puedes hacerlo.

—Cada vez que te beso, no puedo evitar pensar que es un sueño, Emilio, eres mi sueño.

—No Joaquín, ya estoy aquí, estoy aquí y te puedo decir que te quiero, que te amo —Emilio se sonrojó —. Ya no soy tu sueño, soy tu realidad.

—Ay Emilio... —Joaquín lo abrazó, sentir el cuerpo mojado y tibio del mayor era de las mejores sensaciones que el más pálido había experimentado en su vida.

—Hay que salir, no hay que gastar tanta agua.

—Lo dices después de estarnos besando como tres minutos seguidos.

—Sí bueno... Ya no hables, woosh ya eres un bebé de nuevo —Emilio tomó las toallas, se secó y se colocó el pedazo de tela de la cadera para abajo, quitándose el boxer, sin dejar ver nada.

Emilio secó a Joaquín, le señaló con su vista su entre pierna, para que el menor se quitara el boxer también, ya con la toalla puesta.

—Mira, te paso ropa interior para que te la pongas acá, y yo ahí afuera ¿Va? —Joaquín asintió.

Emilio corrió a sus cajones, tomó unos boxers nuevos que tenía y se los entregó a Joaquín, cerrando la puerta al salir, eran unos color gris con líneas aqua. El mayor tomó unos azul marino y se los colocó.

El más pequeño salió del baño aún con la toalla enredada.

—Por favor dime qué no habrá mameluco —Joaquín se sentó en la cama.

—Shht, tú no hablas, si quieres te pongo nada más un pañal.

—¡No, no! El mameluco...

—Perfecto —Emilio se puso un pantalón ajustado, y una playera sin mangas color blanca, sacó un mameluco color rojo y se lo colocó a Joaquín —. Ay pero te ves super tierno.

—Me vengaré después por ponerme ésta ropa, Emilio.

—Ojalá ese después sea en mucho tiempo, bueno —Emilio tomó un cepillo y peinó a Joaquín, seguido tomó un poco de crema y se la untó en sus propios rizos, solo dándole volumen —. A comer.

—Bebé no quiere teta, bebé tiene hambre de comida —Joaquín hizo puchero.

—Cierto, no puedo mantenerte con leche... Hmm, que bueno que compré Gerber's —Joaquín hizo su puchero más grande —. Está bien, te compraré una pizza, pero tú postre es un Gerber.

El de descendencia cubana cargó al pequeño y lo llevó hasta el comedor, lo sentó, ordenó la pizza, después de un rato ambos comieron, Emilio le dió el "postre" a Joaquín mientras reía y admiraba su belleza tan tierna.

—¿Quieres ver una película? De terror no —advirtió el rizado.

—Veamos los ilusionistas, ¿La has escuchado?

—Algo así, ¿Está buena?

—Sí.

—¡Ey, tú no hablas! Se me va la onda bien feo, bueno, veamos esa —Joaquín se burló de Emilio.

Emilio cargó a Joaquín y lo acomodó en la cama, colocó la película, trajo palomitas y refrescos, eso nunca había matado a un bebé ¿Verdad?

—Sé que no puedo hablar pero... Adornaste muy bonito, me gustan mucho las luces, eso es todo. Agugu —Joaquín se hizo bolita.

—Gracias bonito —Emilio subió a la cama, tenía a Joaquín recostado en un montón de almohadas, mientras lo mantenía pegado a su pecho, dándole palomitas, y acariciándole el cabello.

—¿¡Cómo Cheetos hizo eso?! —Emilio parecía niño pequeño viendo la película —. ¿¡Lo viste?! ¡Se quitó las esposas de una!

Joaquín por su parte, después de haber comido, estar en el aire, entre almohadas tan cómodas, en el pecho de Emilio que olía majestuoso y los cariños, quedó dormido y roncando.

—¡No mames wey! ¡Escapó! ¿Lo viste, lo viste? —Emilio volteó a ver a Joaquín y notó que estaba profundamente en los brazos de morfeo —. Si te pagaran por verte bonito mientras duermes te haces millonario, tan lindo... —Emilio se distrajo un poco con el rostro de Joaco y al regresar la vista a la televisión —. ¡A su madre! ¡Se fueron!

Un rato después la película culminó, Emilio se quedó abrazando a Joaquín un poco más de rato, hasta que decidió despertarlo para ir a cenar.

—Joaquín, tenemos que comer algo antes de dejarte en tu casa.

—Hmm... —el menor estaba más dormido que despierto.

—¡Mira Ariana Grande!

—¿¡Dónde?! ¿¡Dónde?! —Joaquín pegó un salto.

—Sí funciona —Emilio rió después de ver los pucheros de Joaquín —. Vamos a cenar, te pedí carne, llega en unos minutos.

—Podré ser un bebé, pero, deja, de, jugar, con, mi, Diosa, gracias —Joaquín lo miró molesto.

—Ya ya, era para que despertaras.

Bajaron a cenar, una vez terminando, Emilio abrazó a Joaquín inesperadamente.

—¿Qué sucede? —soltó Joaquín para después taparse la boca por hablar.

—Es que estoy tan cómodo contigo, que voy a extrañar que estés aquí en mi casa todo el día... Y también que seas un bebé enojón —Emilio le beso las mejillas —. Ya es hora de ir a dejarte —el rizado puso una cara larga.

—No fueron veinticuatro horas pero vaya que fue una experiencia muy diferente, quién sabe, tal vez ya no sepa ni como caminar —Joaquín se estiró.

—Te puse ropa en la cama para que vayas a cambiarte.

—Sí —Joaquín fue hacia arriba, tomó la ropa que había dejado ahí, se colocó un pantalón de mezclilla el cual le quedaba algo apretado del trasero, y una playera de color blanca con una franja negra la cual le quedó poco suelta. Dobló el mameluco y lo dejó en un lado, tomó su mochila y abrió la puerta.

—Bueno, dame un momento para recoger —Emilio entró a la habitación y parecía rayo limpiando, recogiendo todo lo de bebé para ponerlo en una bolsa negra, y meterlo en su clóset. Tendió la cama y apagó las luces —. Listo.

Bajaron las escaleras, se aseguraron de no dejar platos sucios, ni rastros de haber comido ahí, dejaron todo impecable. Luego de dispusieron a ir hacia la camioneta, subir y arrancar.

—¿Te parece si mientras vamos en el camino jugamos a algo? —Emilio encendió el aire acondicionado.

—¿Algo como qué?

—Un juego de preguntas, yo nunca nunca, o así, ¿Va?

—Bueno, de yo nunca nunca, pero en vez de bajar dedos decimos solamente “Yo sí, o yo no”.

—Jalo, yo empiezo, a mí nunca nunca me ha dolido la cara de ser tan bello, yo sí.

—¡Engreído! Eso no—Joaquín río a carcajadas —. Yo nunca nunca he vuelto con mi ex, yo no.

—Yo no; yo nunca nunca me he besado con más de dos personas en el día, yo sí.

—Yo no, creo que no... Yo nunca nunca he visto porno, yo no.

—Yo sí —Emilio rió por la inocencia de Joaquín —. Yo nunca nunca he fajado con nadie, yo sí.

—Yo... No sé si cuenta, ¿Yo sí?... Yo nunca nunca he tenido relaciones sexuales.

—Yo sí.

—Yo no.

—¿En serio?

—En serio.

—Pensé que tú y Giz... Bueno, olvídalo.

—Sí bueno, eso fue muy raro, pero ahora lo entiendo. Mira, estábamos en su casa, y no lo voy a negar, con el fue mi supuesto faje, ¿Restregarse y eso cuenta?

—Sí, podría decirse que sí.

—Bueno, hicimos eso y luego sus manos bajaron a... Ay no, que vergüenza.

—Tu dime, estás con alguien a quien eso no le sorprende.

—Bien pues, tocó mi trasero y, no sé, nuestras hormonas, volaban, o al menos eso sentía yo. Creí que íbamos a hacerlo, me dió miedo pero sentía que era la persona indicada, y entonces él mismo me frenó, mejor dicho detuvo todo.

—¿Cómo que te detuvo?

—Sí, me dijo que no se sentía listo, que lo lamentaba mucho, etc. Pero creo que fue una mentira, lo detuvo porque a quien quería era a ti, tampoco pienso que fuera a ser su primera vez, pero si lo iba a ser, él quería que fueras tú.

—Como dirían los poderosísimos banda el recodo, pues te vas a quedar queriendo chiquitita, ¡Qiuuuu!

—¡JAJAJA EMILIO!

—Pues uno nada más dice lo que es, está loco sí creyó que alguna vez yo me le iba a acercar de esa forma. Para empezar soy nuevo en ésto, en segunda, jamás estaría con un maniático obsesivo, y en tercera, el único niño y/o persona que me gusta eres tú, fin. Ese pejelagarto no se pudo quedar ni conmigo ni contigo, y más le vale que se mantenga lejos.

—Sí, concuerdo en eso.

—Entonces, jamás has hecho el delicioso.

—¿El qué?

—Te quiero mucho pero tu inocencia a veces sobre pasa los límites. El delicioso, sexo, coito, ¿Ya?

—Ah, pues, no.

—¿Y no quieres?

—¿¡Qué?! ¡Emilio!

—¡Es broma! ¡Ya, no me vayas a pegar porque me muevo y nos morimos!

—Nombre te pasas en serio —Joaquín se ahogaba en risas.

—Aunque, no estoy listo para ese tema, no mucho la verdad, sería mi primera vez con un niño, no sé cómo se manejan las cosas, del aseo y eso, tampoco sé cómo hacerlo por... Por ahí, sabes... Eh...

—No te preocupes, yo tampoco me he dedicado a investigar ese tema, la verdad aquella vez tan hormonal con ese chico, no estaba pensando en las cosas. Así que no te angusties, no necesitamos hacer eso, y si un día se llegara a presentar, descubriremos cómo hacerlo correctamente, y juntos.

—¿Cómo puedes transformar algo tan puerco en algo tan delicado e idealista?

—No tengo idea, mejor sigamos con el juego. Yo nunca nunca he engañado a nadie, yo no.

—Yo sí, me arrepiento. Yo nunca nunca he friendzoneado a alguien, yo sí.

—Yo sí, yo nunca nunca he dicho igualmente cuando me felicitan por mi cumpleaños, yo no.

—Yo sí, me exhibiste bien feo. Yo nunca nunca he pensado en ser alguien o algo más, yo sí.

—Yo sí.

—Buenas noches Ely, gracias por dejarlo quedarse —Emilio se despidió de Joaquín y Elizabeth desde su camioneta.

—De nada Emilio, te mando la ropa lavada con Joaquín en los próximos ensayos, cuídate —Elizabeth se despidió.

Emilio arrancó y se marchó de la casa de los Gress. Recordó ciertos pensamientos que había tenido, sobre investigar a Rodrigo, e ir por él cuando menos lo esperara, tenderle una trampa, o algo. Desde éste día, Emilio emprendería una búsqueda, y haría una investigación exhaustiva de cada detalle en la vida de Rodrigo Parres, ya había sido suficiente con que molestara, amenazara y atacara así a Joaquín.

Joaquín por su parte, subió a su habitación, se puso una pijama, pero no dejó de olfatear la playera de Emilio, la cual olía demasiado a su fuerte perfume el cuál le fascinaba.

Deshizo su cama para acostarse a dormir, le dejó un mensaje de buenas noches a Emilio, cerró los ojos y entró en el sueño.

Flashback omnisciente.

Rodrigo Parres: Hola, necesito decirte algo, cuanto antes posible, mañana te busco en los vestidores, es muy importante.❗El mensaje no pudo ser enviado. 1:06 a.m.

Rodrigo Parres: Mi internet está fallando, espero se envíen éstos mensajes cuando haya despertado. ❗El mensaje no pudo ser enviado. 1:06 a.m.

Rodrigo Parres: Voy a tener que explicarte muchas cosas, y necesitamos hacer algo... ❗El mensaje no pudo ser enviado. 1:07 a.m.

Rodrigo Parres: He meditado un rato, no me cabe en la cabeza, y tal vez no deba decirte, debería dejar que vivas tu fantasia... Sería muy cruel hacer que tu vida se venga abajo... ❗El mensaje no pudo ser enviado. 2:38 a.m.

Rodrigo Parres: Creo que he tomado una decisión, no voy a decirte, pero no porque me preocupe por ti. Ya analicé las cosas, tu destruiste mi vida, es tu culpa, y por ello, solo buscaré eliminarte, y hacerte sentir como la basura que yo me siento, hasta que no puedas más ¡Y desaparezcas! ¡Y así le pueda doler tan profundo que se arrepienta de sus decisiones pasadas! ¡Te odio! ¡Te odio!
❗El mensaje no pudo ser enviado. 4:27 a.m.

Rodrigo Parres: No debería buscar tu muerte, eso no es humano... ¡Pero lo que hizo tampoco es, así que tú vas a pagarlo y muy caro! ¡Muérete! ❗El mensaje no pudo ser enviado. 4:40 a.m.

Rodrigo Parres: Sabes que, ni si quiera mereces mis advertencias, adiós.
❗El mensaje no pudo ser enviado. 5:00 a.m.

∅ Éstos mensajes han sido removidos.

La escena cambió bruscamente.

Joaquín despertó, tomó su uniforme, y se dispuso a alistarse para ir al colegio. Había hablado con Andy, estaba a punto de confesarse ante su mejor amigo, le aterraba, pero el que no arriesgar no gana.

—¿Debo decirle ya? —Joaquín se veía muy nervioso, debía bajar para ir a los vestidores y encontrarselo como de costumbre.

—Sí, ya es la hora ¡Ve! —Andy le sonrió y le dió un empujón.

Joaquín corrió, con emoción y con ganas de vomitar a la vez.

—R...Rodrigo... ¿Podemos hablar? —el pequeño se acercó muy nerviosamente hacia el.

—Sí, eh... ¿Qué pasa? —lo vió desconcertado, y tratando de actuar como si nada hubiera pasado en la madrugada en su cabeza.

—¿Crees que te pueda decir algo, sin que se lo digas a nadie más? —su corazón quería salir de su pecho, quería explotar.

—Suéltalo ya —Joaquín tomó aire y dijo...

—Me... Me gustas —su cara se puso roja, estaba hirviendo en calentura y sus manos sudaban.

Lo que sigue es cuento viejo... Pero, Rodrigo, estaba más que molesto, ahora estaba asqueado totalmente, en pensar en las cosas que había dicho Joaquín, analizándolo todo. Lo alejó; le rompió el corazón y lo alejó, si planeaba lastimarlo debería primeramente dejar de ser su amigo, necesitaba destruirle la vida, y dejarle en claro que nunca volverían a llevarse bien, que a partir de ese momento solo eran enemigos.

—No sé en qué me estoy convirtiendo, no es algo bueno, pero las verdades duelen, y un día salen a la luz. Que bonito juego, que bonita vida, pero que porquería de personas tuvieron que ser para si quiera pensarlo. Mi objetivo ahora solamente es Joaquín, pensé en protegerlo, en avisarle, pensé en aferrarme a él como un apoyo, pero no, es injusto, es totalmente injusto... ¡Si Joaquín es gay, de ahora en adelante todos los de su índole serán masacrados! ¡Que se joda, que se joda él y toda su familia, personas sin corazón! ¡Váyanse a la mierda! ¡A la puta mierda! —Rodrigo iba hablando solo mientras caminaba hasta su casa —. Te quería Joaquín, de verdad te apreciaba joder... —el ojiverde sacó su celular, vió las fotos que tenía junto a Joaquín unos instantes, una lágrima recorrió su mejilla —Te quería tanto... ¡Púdrete en el infierno, arderás! —Rodrigo aplastó su celular, borró las fotos y lo metió de golpe a su mochila, siguiendo su curso hasta su hogar.

El escenario cambió.

—¿Eres imbécil? ¿¡Eres imbécil?! ¿¡Que carajo te he dicho sobre que te metas en problemas?! ¿Quieres problemas? Ya los tenemos Bet, y los tenemos con muchas personas, ¿Quisiste incluir a la policía? ¿A la corte? ¿¡Qué coño hiciste?! —un hombre alto, intimidante, reprendía a su muchacho mientras ambos estaban sentados en el comedor —. ¡Dime Emilio!

—¡No pensé! ¡No pensé, okay! Yo solo quería... Yo solo quería...

—Querías a ese muchacho.

—Sí, ¿Y de que otra forma podía llegar a él? ¿Cómo? Su jodida “heterosexualidad” su “novia”, dime papá, ¿Cómo?

—Debes dejar de obsesionarte con niñitos estúpidos, ya te lo he dicho, simplemente espera a encontrar a alguien que te corresponda tal como tú a él.

—Pero yo lo quería a él solamente...

—¿Las cosas que te he enseñado son en vano? ¿Eh, Emilio, son en vano?

—No...

—¿¡Entonces porqué caíste en esas provocaciones haciendo que te captaran?!

—¡Creí tener todo controlado! ¡No esperaba esos movimientos!

—Emilio Gizén Bet, tú siempre tienes que estar tres pasos adelante de los demás, ¿Cómo pudiste no pensar en una posible grabación? Te expusiste al crimen y mira, ahora tenemos que permanecer aquí durante un mes para luego irnos a otro país, ¿Crees que no tengo negocios? ¿Sabes lo que me dirán mis socios cuando les diga que me voy? ¡Van a querer arrancarme el cuello! Y todo por tu tarada estupidez.

—Lo siento.

—Sí, deberías sentirlo y mucho, di que te pudimos salvar de estar en la correccional, no vuelvas a cometer algo similar ¿Me entiendes? Olvídate de esos muchachos, olvídate de esa niña a la que intentaste matar, olvídate de ellos, no existen ¿Captas? Si intentas salir de ésta casa, si intentas ir tras ellos, si revelas tu ubicación, lo que sea; yo mismo te mato ¿Bien? Porque las personas no pueden saber dónde estamos, no podemos meternos en asuntos legales, y lo sabes, prefiero detenerte yo mismo a qué provoques una revolución.

—Sí papá, sí —Gizén solo veía con seriedad la mesa.

—Repite conmigo, Emilio Marcos y Joaquín Bondoni NO son parte de mi vida, nunca jamás.

—E...Emilio Marcos y Joaquín Bondoni no son parte de... De mi vida, nunca jamás.

—Bien, vete a dormir, mañana me vas a ayudar con unas cosas.

—Sí papá.

—Perdón por ser tan duro contigo, sabes que te amo, pero no puedo permitir que te metas en cosas de esa magnitud, si te involucras en esos asuntos, van a querer saber sobre ti, y eso nos incluye a nosotros, a mí, podrían encontrar cosas con las que podrían mandarnos a la mierda en segundos, ven acá —el hombre mayor abrazó a su hijo —. Te prometo que después encontrarás alguien te querrá mucho...

—Sí papá, gracias —Gizén volvió a su habitación, estaba harto de no poder hacer nada más que jugar videojuegos o ver películas, cero redes sociales, sin poder tener contacto con nadie.

Una vez más la escena se hizo borrosa y cambió.

—Entonces, ¿Por qué le das tanto apoyo?

—Porque está con mi hijo, tú hermano, juntos están llegando al estrellato, y sabes que la fama en ésta familia puede ir exponencialmente, cuando ello acabe, por fin podré dejar de hablar maravillas. Claro que estoy en paz, claro que yo también estoy ganando fans, pero eso de ser tan tierna y tan... Ugh, simplemente no soy yo. Y ese niño, sí, es buen actor, pero le da fama a mí bebé de ser de la comunidad, cuando no lo es ¿Sabes lo estresante que es que a cada rato le afirmen la sexualidad? ¿Lo que es que te quieran sacar "la sopa" de su orientación, cuando no hay nada que sacar? Hay que ser histriónicos.

—Está bien, sí lo sé, pero, ¿No crees que eso es ser falsa? Al menos con Joaquín y su familia.

—No, es parte de la fama, es parte de las apariencias —Niurka terminó de doblar su ropa —. Tu también tienes que evitar responder comentarios sobre Emilio, ¿Entendiste? Si te preguntan algo de él o de Joaquín, tu respondes lo más amable posible aunque el cuestionamiento te moleste.

—Eso estará difícil —Romina tomaba jugo de sandía.

—No vas a arruinar la reputación de tu hermano, ¿Bien? Suficiente tiene con que su mamá sea “la mujer escándalo”.

La pelirroja rodó los ojos y salió de la habitación.

El sonido del móvil de Joaquín lo despertó un poco, tomó el celular y vió la pantalla.

Famosorio♥️: Me iré con mi mamá, Diego y Textos a la playa unos dos días, no sé si tenga señal en el transcurso, si no te respondo no te asustes estoy vivo. Perdón por el mensaje tan temprano, te quiero Bondoni, llegando del viaje te llamo para verte. 💕

Joaquín estaba muy dormido, así que solamente leyó la bandeja de entrada, apagó el celular y cerró sus ojos otra vez.

Ésta vez, el pequeño comenzó a soñar.

Narración normal [Joaquín]:

—Emilio... Basta —me retorcía de risa —. ¡Basta me haces cosquillas!

—¿Desde cuándo pides que detenga mis besos?

Esa voz me heló —¿Tú? ¿Tú...? ¡Quítate de encima!

—¿Mi amor? ¿Qué sucede? —la figura sobre mí, no era Emilio, al menos, no ESE Emilio.

—¡No me digas mi amor! ¡Quítate! — lo aventé fuertemente y miré mi al rededor, sentía un escalofrío enorme.

—¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? —Gizén se acercó a él.

—¡No te acerques ni un paso más!

—¿Amores, ¿Por qué están discutiendo? —Emilio entró a la habitación, con un delantal y un bowl lleno de una mezcla.

—¡Emilio! —corrí hacia él, lo abracé —. ¡Es él, dile que se vaya, que se largue!

—¿A quién mi amor? —Emilio alzó una ceja.

—¡A Gizén! ¡Dile que se vaya o voy a golpearlo hasta morir!

—Pero ¿Qué estás diciendo? Si Gizén no merece ningún golpe, dime ¿Te encuentras bien? ¿Te llevamos al médico? —Emilio se encaminó a la cocina a dejar el bowl y quitarse el delantal, yo lo seguí y Gizén tras de mí.

—¡¿Qué te pasa a ti?! ¡Éste es un maniático!

—¿Maniático mi Gizén? Pero si es la cosita más tierna que te puedas encontrar —Emilio besó a Gizén en los labios, y me recorrió un ardor del pecho al estómago, me dolió la cabeza y me quedé pálido.

—Ya, vamos a cenar mi amor ¿Si? —Gizén intentó tomarme la mano y se la rechacé.

—¿¡Qué te pasa?! ¡Aléjate, aléjate de nosotros! —me aproximé a la cocina y tomé un cuchillo, ni si quiera sabía dónde estábamos, que casa era, absolutamente nada.

—¡Joaquín baja eso! —Emilio me intentó calmar.

—¡Tú vienes conmigo! —jalé a Emilio hacia mí pero se opuso, apunté el filo del cuchillo a Gizén —. Tú intentaste deshacerte de mí, intentaste deshacerte de María, intentaste quedarte con Emilio....

—Joaquín, tú y Emilio son mis esposos ¿No recuerdas? Nos casamos hace dos años...

—¿Qué clase de idiota eres? Emilio, nos vamos.

—¿Qué? No, Joaquín, yo no pienso elegir, ésta es nuestra casa, deja de amenazar a Gizén, por favor —Emilio intentaba que bajara el arma.

—¡Quiero que se vaya! —tomé con más fuerza el cuchillo.

—Si de verdad te estás poniendo así... Tal vez tú deberías irte —Emilio se puso muy serio, y abrazó a Gizén.

—¿Qué? —sentí un puñetazo en el corazón, que hasta la fuerza se me fue, la mano comenzó a temblarme.

—No puedo creer que nunca lo superaste, creí que habíamos hecho las paces —Gizén comenzó a llorar.

—Sí, pensamos que lo habías dejado por la paz; vete Joaquín, sal de ésta casa de una vez por todas, nunca dejaste de recordarlo, todos los meses por lo menos una vez haces ésto, estás enfermo —Emilio me miraba con los ojos cristalizados —. Te amo Joaquín, pero vete.

—¿Irme...? —mi corazón se rompió, solté el cuchillo y me empecé a marear —. Tu me prometiste jamás volverme a lastimar y lo estás haciendo...

—El día de nuestra boda juraste olvidar ese tema y ser feliz con nosotros, Joaquín, lo rompes siempre, lárgate —Gizén no paraba de llorar.

—Emilio, somos tú y yo, no debe haber un tercero —comencé a llorar y a ver algo borroso.

—Nos divorciaremos, Joaquín, y nos dejarás ser felices a nosotros —en ese instante vi demasiado borroso y me caí —. ¿Joaquín? ¡Joaquín! —alcancé a escuchar y vi todo negro después.

—¡No! —grité saltando de mi cama.

Odio las pesadillas, odio despertarme de golpe, por favor que ese sueño sea solamente eso...

Tomé mi celular, vi el mensaje de Emilio y respiré profundo. Ya lo extrañaba, con ese sueño tan horrible, quería hablarle, pero no quería interrumpirlo o preocuparlo.

Joaco B: Claro, me mandas mensaje cuando llegues allá para saber que estás bien, te quiero Emi.♥️

—¿Entonces sí le das permiso? Textos irá con nosotros, nos portaremos bien —Emilio le pedía permiso a mi mamá a través de una llamada.

Sí Emilio, pero cuídamelo mucho por favor.

—Vamos seguros no te preocupes, gracias Ely —escuché a Emilio con emoción —. Prepara tus maletas para mañana  —me dijo.

—¡A la orden! — colgué emocionado.

—Mi amor, tenemos que hablar de algo de bien a bien —mi mamá se dirigió hacia mí y me quedé pensando.

—¿Qué pasa mamá? —un nudo se hizo en mi estómago, no tengo secretos ante ella más que... Rodrigo, pero, ¿Qué podría ser?

—Jamás te cuestionaría a la fuerza, ni te obligaría a darme una respuesta de nada, eres libre de sentir lo que quieras, eres libre de pensar lo que quieras, es tu vida y tus decisiones, obviamente aún tienes que pedirme autorización para cosas de mayor escala pero...

—Mamá suéltalo, siempre que me quieres preguntar o decir algo importante primero me das un rollo enorme —se lo dije porque me ponía cada vez más tenso.

—Sí, cierto mira... —hizo una mueca y se tronó los dedos —. Hijo dime, solamente si tú quieres responderme, ¿Te gusta Emilio? ¿Sientes algo por él?

—¿Por qué preguntas? —honestamente sentí un alivio puesto que de ello no temía hablar, al menos no del todo.

—Una madre conoce a sus hijos, cuando a Renata le empezó a gustar tu amigo Diego lo supe en menos de un día con solo ver sus ojos hablando de él...

—¿Qué? ¿A Renata qué? —lo sospeché pero escucharlo de mi madre...

—Ah, eh, nada, mira un pájaro —mi mamá se levantó de la silla.

—Ey, no le diré que me dijiste. Pero, vaya —vinieron a mi mente recuerdos, de cuando Diego me besó... Quise reír porque, si no pudo tenerme a mi, ¿Por ello quiere a mi hermana? ¿O sí se enamoró de ella? ¿Piensa besarla? ¡No! Sería... Ugh, las babas de Diego en nosotros dos, eso... Ay no.

—Bueno, respóndeme mi amor, si quieres y si no está bien.

Sentí nervios y tensión en el estómago, pero era mi mamá, no podía hacerme el que la virgen me habla, tampoco podía disimular muy bien mi atracción hacia Emilio.

—Sí mamá, me gusta Emilio —se me subió el calor a las mejillas, solo podía pensar en rogar porque no me prohibiera que estuviera con él como lo hemos hecho costumbre.

—Bueno, puedo decir que lo sospechaba. Pero también sospecho algo más.

Por favor no preguntes nada que yo no deba responder...

—¿Tú le gustas a Emilio? —y se me fue la sangre a los pies, no podía decirle, no podía sacarlo del clóset indirectamente, era su decisión porque es su vida y nadie debería asumir nada que no venga de su propia voz... No puedo decirle.

—¿Por qué no le preguntas a él? —esquivé.

—Porque sería muy descortés asumir algo y luego si lo mal interpreta o lo que sea, no es mi hijo y me siento con menos derecho de hacerle una pregunta personal.

—No sé mamá, de verdad deberías preguntarle a él —no lo hará, sé que no lo hará.

—Está bien, mañana que venga por ti, dile que se presente unos veinte minutos más temprano, yo le pregunto —¡Le va a preguntar! ¡Necesito avisarle! Necesito saber si debemos armar un plan, si él dirá que no y si solo somos amigos, o que rayos vamos a decir.

—Bueno, yo le digo; iré a hacer las maletas —vi mi celular —. Me acaba de decir que vendrá a las ocho, entonces le digo que llegue acá a las siete con cuarenta ¿Va? De una vez dormiré para estar bien mañana, te amo mamá.

—Te amo hijo, y recuerda, si te corresponde, sé feliz, pero sino, tú y yo necesitamos hablar de algo importante también, sobre los amores no correspondidos. Si tú no sabes lo que el siente, mañana lo descubrimos, y estaré para ti, sea cuál sea su respuesta.

Era algo descabellado lo que mi madre pensaba hacer ¿Qué padre le pregunta a tú “mejor amigo” sobre sus sentimientos por ti?

Subí las escaleras, entré a mi habitación y comencé a hacer las maletas, al terminarlas tomé mi móvil.

Joaco B: Mañana llega aquí a las 7:40, mi mamá quiere hablar contigo.
Hoy me preguntó que sentía por ti y le dije la verdad...
Sé que es raro, pero te va a preguntar sobre que sientes tú por mí, tus intenciones.
No sé que vayas a responder, pero te seguiré el juego a lo que tú decidas, si dices amigos yo le hago creer que aunque me gustes, puedo con "lo no correspondido" y que no pasará de una amistad/hermandad.

Famosorio♥️: Que bueno que le dijiste la verdad; sí yo llego a esa hora bonito.
Y no te preocupes por la improvisación, somos unos actores más que listos, pero tal vez no tengamos que actuar, te quiero mucho, descansa, iré a dormir.

Su mensaje me dió escalofríos, lo único que hice fue dejar el celular, tender mi cama y acostarme a dormir. Mañana podría ir muy bien o algo muy extraño.

PREEEEGUNTA:
¿Qué apodos les gustaría que se dijeran Emilio y Joaquín más a menudo? Los leo.

¡Tenemos dinámica!
Poemas y escritos.

Pasos a seguir:
1. Sígueme, tengo muchos lectores fantasma, solo consta en irte a la sección de capítulos, picarle a mi nombre, follow y listo.

2. Escribe un poema o un texto en donde te inspires con Cry baby y su historia, puede tratar de cualquier tema que se haya tocado en el fan-fic, obviamente relacionado a nuestros personajes. No hay límite de palabras, ni un mínimo, ¡Usa tu imaginación! Lo único que queda ⚠️prohibido⚠️ es sacar texto de el libro directamente, lo que quiere decir ❗no copias ni plagios de escenas❗ tienes que sacarlo de tu cabeza. Tampoco es válido copiar el poema o el texto de alguien más.

3. Envíamelo al privado de wattpad, a mi cuenta de instagram (@crybaby.emiliaco), o si estás en el grupo de WhatsApp de Cry Baby y tienes mi número, ¡Envíamelo al privado!

El ganador obtendrá:
🏆Un preview del siguiente capítulo un día antes de su publicación.
🏆La dedicatoria del capítulo.
🏆La publicación de su poema o escrito en mis cuentas con créditos.
🏆El poder de elegir dos nombres próximos de dos -personajes- en la novela.

El concurso comienza hoy 23 de mayo del 2020.
Cierra el 6 de junio de 2020.

Él ganador será publicado el día 13 de junio de 2020.

¡Participa!

Vota y comenta porque ¡Tendré exámenes y voy a morir!

❗ Olvidé mencionar, regreso a mediados de Junio, o algo antes, es que tendré una jornada exhaustiva de justamente exámenes, gracias por seguir aquí. ♥️❗

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