Capítulo 58.

[Entendimos porqué los huracanes tienen nombres de personas].

—¿Estás bien? Dime qué estás bien —veía a Emilio sobre mí, es decir, a un lado.

—Sí —tomé mí cabeza —. ¿Choqué con algo?

—No, había un escalón, no lo viste, tropezaste y golpeaste tu cabeza, pero metiste tus manos, eso disminuyó el daño, ¿Por qué saliste corriendo?

—¿Por qué salí corriendo, corriendo...? —me levanté rápido —. ¡Es él! —grité y seguí corriendo aún cuando mí cabeza dolía.

—¿¡Quién?!

—¡Es Gizén! —alerté, hasta que llegué a dónde la chava —. Te vas a pudrir en prisión —dije mientras recuperaba el aliento.

—¿Disculpa? —un rostro familiar, pero no el de Gizén.

—¿Jean? —mostré confusión en la mirada.

—¿Joaquín? —le dió el perrito a la chava y me abrazó —. Tiempo sin verte, ¿Cómo estás? ¿Estás bien?

—Sí... —tomé aire —. Perdón, de lejos... Creí, creí que eras otra persona.

—¡Agárralo para romperle su madre! —llegó Emilio.

—¿Agarrar a quién? —Jean dejó de abrazarme y volteó a ver a Emilio extrañado.

—Ah, ¿Jean Carlo? —Emilio alzó una ceja —. Te confundiste —me vió a mí.

—Sí —exclamé.

—¿Me confundieron?, Bueno, supongo que la persona que buscaban es igual de alta que yo.

—Sí, más o menos —respondí.

—Mencionaste prisión, ¿Todo bien? ¿Alguien te hizo algo?

—Estoy bien solo... No debí correr —me senté en el piso.

—Te llevaré a sentarte —Jean se agachó y me cargó hasta la banca dónde estaba otro conocido, Libardo.

—Hey man, tiempo sin ver tu rostro, ¿Cómo va todo? —me saludó.

—Al parecer me confundió con alguien más y ahora está muriendo en cansancio por correr —le contestó Jean.

—¿Te late rápido verdad? ¿Quieres regresar a casa? —Emilio bajó hasta la altura de la banca y sintió mí pecho.

—Estoy bien... Estoy bien —respiré hondo.

—¿Quieres agua? —Libardo me tendió una botella, la tomé y bebí de su contenido.

—¿Estás seguro que estás bien? Podemos llevarte al área médica de por aquí cerca, o llevarte a tu casa —se ofreció Jean.

—Estoy bien, solo, permítanme —me levanté algo mareado, y me acerqué a la chava con los perritos —. Oye, ¿Me recuerdas? ¿Sabes quién soy?

—Hola, sí, eres el chico que adoptó a Pavel, como puedes ver, aún quedan dos de sus hermanitos, ¿Cómo está el chiquitín? —la muchacha seguía siendo igual de amable pero algo más calmada.

—Nadie ha venido a devolvertelo verdad, bueno, es imposible que supiera dónde lo adopté o con quién pero, ¿No te han devuelto a ninguno cierto?

—No, ¿Regalaste al perrito, por eso preguntas?

—Sí, se lo regalé a mí... A mí ex, solo quería comprobar que no lo hubiera... Devuelto —sonaba estúpido creer que Gizén hubiese sabido que yo adopté al cachorro con esa muchacha, pero mí cabeza no andaba bien.

—Joaquín, tu mamá me dió ésta mochila con cosas para ti, y dentro viene comida, ¿Tienes hambre? —Emilio volvió por mí para sentarme de nuevo.

—Si no quieres comer lo que haya ahí, podemos comprarte algo, o bueno, no sé, Libardo trajo hot-dogs ¿Quieres? —Jean permanecía hincado en el piso, para poder hablarme de frente a frente mientras yo estaba sentado, ya que su estatura de arriba de uno noventa, era disfuncional para tener una conversación conmigo.

—No no, estoy bien, solo me cansé, me alegra verlos por acá, ¿Vinieron de vacaciones? —sonreí.

—Sí, algo así, estamos pensando en quedarnos a vivir acá, tal vez en unos pocos meses, nuestros amigos y tal, en un departamento de por acá —el acento de Libardo era muy lindo, bueno, el acento colombiano en sí.

—Que bien, tal vez podríamos salir alguna vez —sugerí.

—Por supuesto —Jean sonrió.

—¡Estuvo increíble! ¡Sentí como si mis tripas rebotaran una y otra vez! —Nikolás y los demás habían salido del juego.

—Me subiría otra vez pero tengo hambre y no quiero vomitar nada —Textos venía comiendo una manzana con caramelo.

—¡Hay que ir a los juegos dónde puedes ganar premios! —pidió Renata.

—Sí, vamos, ¿Vienen? —Diego nos volteó a ver a Emilio y a mí.

—Sí, ¿Quieren ir? —invité a Jean y Libardo.

—Claro —dijeron ambos a la par.

Éramos una bolita de unas once personas, que se dirigían a los juegos.

—Voy a conseguirte un panda —escuché decir a Diego hacia mí hermana.

—Yo quiero un unicornio —dije en voz baja.

—Yo te lo consigo —dijeron Emilio, Niko y Jean en el mismo momento.

—No es neces...

—¡A darle! —gritó el encargado, el juego trataba de tumbar cinco patos de metal con una pistolita.

Todos iban muy parejos, les daban seis balas, todos pudieron derribar a los primeros cuatro, el quinto pato a movía de un lado a otro.

Vi como los cuatro respiraban profundo, y dispararon. Todos derribaron al pato.

—¡Venga, valiente grupo de caballeros! ¡Elijan sus premios de la parte de arriba! Tenemos pandas, unicornios, osos y solo por hoy dragones.

—Un panda por favor —pidió Diego y se le fue entregado.

—El unicornio —hablaron los otros tres.

—No, yo le gané el unicornio a Joaquín —reclamó Niko.

—Yo lo hice más rápido —Emilio.

—Gracias —Jean tomó el unicornio y me lo dió —. Espero te guste —me sonrió.

—Deme el dragón —solicitó Emilio rápidamente y me lo entregó.

—El oso, por favor —Niko me dió el oso color negro.

—Chicos, no puedo ver nada —avisé, ya que estaban enormes los tres peluches.

Cada quien tomó el que me había dado y acordaron cuidarmelos.

—Quiero subir al simulador de viajes —habló Libardo quien venía con un cono de helado.

—¿Y eso es? —pregungó Textos.

—Te suben en un aparente globo negro, está todo oscuro, hay asientos largos, y te ponen una pantalla donde pareciera que fueras en diferentes transportes en diferentes lugares, el globo se mueve según la animación, podemos tener turbulencia, caer en picada, dar vueltas, etc. ¿Vamos?

—Adelante.

Acudimos al juego, nos sentamos a como cupiésemos. En el asiento de atrás, estaba primero Niko, luego Emilio, yo y Jean. En frente iba Libardo, con un chico llamado Carlos, una chica llamada Mae, y un chavo llamado Pipe. Y en frente de ellos, estaba Nicole, Diego, Textos y Renata.

—Abrochense los cinturones, su aventura está a punto de comenzar, pasaremos por un lago tranquilo, después por las aguas rápidas, pasaremos a cambiar de escenario a un cohete, y terminaremos imitando un meteorito.

Era algo raro, llamativo, y raro de nuevo. Nos pusimos los cinturones.

Todo comenzó muy tranquilo, los asientos se reclinaron hacia atrás, la pantalla la podíamos ver en el techo.

—Joaquín, ¿Tienes pareja? —me susurró Jean.

—No, ¿Por? —le volteé a ver extrañado.

—¿Te molesta si te beso? —su pregunta me dejó trabado, o sea, ¿Jean es bisexual...? ¿O que está tratando de hacer? Yo no siento nada por él, y aparte Emilio está detrás de mí, acabo de terminar con una relación... Aunque, Emilio tiene novia, no tiene caso no hacer cosas con alguien más frente a él, y, que se joda Gizén.

—No —reí.

Los focos se apagaron y quedamos en total oscuridad, solo nos iluminaba un poco la pantalla de arriba, íbamos por un lugar boscoso, se escuchan los pájaros cantar.

Jean se acercó a mí, cerré los ojos, y me plantó un pequeño beso, duró unos dos segundos, solo lo hizo y me sonrió, después volvió a acercarse y me dió otro. Sentí algo extraño en mí mano izquierda, Emilio estaba tomándola, no solo eso, estaba aplastádola, ¿Acaso se estaba dando cuenta? ¿Y por qué reaccionar así? Jean chocó su nariz con la mía.

—¿Puedo preguntar por qué? —le susurré.

—Curiosidad, Joaquín, no te preocupes —Jean me dió una expresión calmada, y después volvió a ver el techo.

Había sido algo tan casual, tan normal, sé que no siento nada por Jean, no sé si él por mí sí, pero bueno, no lo está haciendo de mala manera, y hasta me preguntó. Noté que no solo Emilio se había percatado, sino también, Libardo, estaba viéndonos, serio, sin expresión aparente, solo serio, nos examinó de arriba a abajo, y se volteó a ver la pantalla de nuevo.

Empecé a sospechar, soy algo crédulo, pero puedo notar celos cuando los veo.

¿Jean y Libardo...? Oh por las barbas de Ed Sheeran. ¿Lo que dicen sus fans será verdad? Que a pesar de haber estado saliendo con Nicole... ¿Jean en realidad quiere a Libardo? Y si Nicole y él se hacen novios, solo porque Jean quiere darle celos a... ¡Oh shit!
No puedo creer que esté en modo fangirl.

—Jean pst —le susurré —. Tu curiosidad, es Libardo ¿No?

—No digas nada, solo... Estoy planeando salir con Nicole, quiero ver cómo reacciona, Nikkie es de mis mejores amigas, y a ella le gusta una niña, también quiere darle celos, estaremos juntos lo que haga falta para que nuestros verdaderos objetivos se den cuenta.

—Así que el beso...

—Celos, sí —dijo sin más.

—Te topaste con la persona correcta, hola, soy un actor — reí —. ¿Quieres otro?

—Adelante —empezamos a besarnos más duraderamente, Emilio no soltaba mí mano, Libardo no dejaba de vernos, y Nikolás me veía con cara de gusto.

—Tus labios son muy suaves —le reconocí.

—Los tuyos también —me retribuyó.

—Atención, cambiamos a la modalidad cohete —la voz del juego.

Fue emocionante, sentir ir hacia arriba tan rápido, dar vueltas enteras, etc.

Nos bajamos del juego.

—Gracias por la ayuda —Jean murmuró en mí oído.

—De nada, un día tienes que decirle lo que sientes de frente —hablé entre dientes.

—Soy un cobarde para eso, quiero que él lo haga.

—A veces puedes quedarte esperando toda la vida a qué la otra persona actúe, si tú no te lanzas, si tú no te arriesgas a caer por el precipicio, es muy probable que termines saltando hacia un pozo sin fondo —le aconsejé.

—Tal vez tengas razón.

—La tengo —susurré —. Nos vemos después va, si van a vivir aquí podemos juntarnos después —les dije a todos.

—Claro que sí, estamos en contacto —respondió Jean, para después irse por su camino.

—Voy a dejarlos en sus casas a todos, paso por mis cosas a la tuya y regreso a la mía ¿Va? —Emilio se dirigía a mí, algo serio, algo indiferente.

Dejamos a los chicos, luego llegamos a mí casa, Emilio subió por sus maletas.

—Emilio —le detuve antes de que bajase.

—¿Qué?

—Achernar.

—Sí, buenas noches Joaquín —me lanzó una leve sonrisa y bajó por las escaleras —. Hasta pronto Elizabeth, los veo en el teatro —salió por la puerta principal, ni si quiera me dijo adiós... Tal vez, ¿Se molestó?

Será porque estuve hablando con Jean y lo ignoré un poco, o porque se quedó con el pensamiento de Gizén...

Será mejor dormir —puse mis peluches en la orilla de mí cama, me coloqué la pijama y me tiré a descansar.

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∅Mensajes eliminados.

Ubicación y tiempo desconocido.

—Tienes que abandonarle.

—No puedo hacer eso, ¿Estás loca?

—Si sales ahí afuera ahorita mismo, podrían matarte, matarnos a todos, tienen pinta de ser unos locos, no puedes salir de aquí, sé que huele a mierda, pero es mejor que estar en el suelo, con un idiota aplastandote la cabeza con un bate.

—No voy a dejarle a la suerte, ¿Me escuchas? Suéltame.

—No te voy a soltar, más te vale que hagas silencio, nos podrían escuchar, y ésta pocilga no va a protegernos de nada.

—Suéltame si no quieres que empiece a gritar.

—No te atreverías.

—¡Ah...!

—¡Ya está bien, cállate!

—Voy a buscarle, y cuando le encuentre voy a traerle aquí, no te muevas, ¿Bien? Si escuchas que alguien quiere abrir ésta cosa, empujas hacia arriba y sales corriendo a pedir ayuda, colina abajo en el restaurante, pero probablemente alguien de ellos esté alguien vigilando y aparte, que ya esté cerrado, así que toma el camino de piedras, eso hará que rodees el lugar, baja la colina siguiendo el pavimento, llega a la ciudad y grita tan fuerte como puedas por ayuda. Si no regreso en una hora, ten, toma mí reloj, si no regreso, sal de aquí y haz lo que te acabo de decir...

—No quiero estar aquí sola...

—Lo siento, pero es mejor aquí adentro que haya fuera, lo has dicho, y no pienso dejarle en el peligro, hay como seis personas buscándole, le harán trizas, volveré, solo aguarda.

Actualidad 20 de marzo de 2019.

—Buenos días —mi hermana bajó a desayunar.

—¿Tienes ensayo hoy, verdad bebé? —preguntó mí abuela.

—Sí —terminé mis panqueques.

—Yo quiero ir a ver tu obra mí amor ¿Puedo? —mi abuelita tomaba su café.

—Claro que sí abuelita, te compraré una entrada.

—Que bueno que accedes, porque ya la había comprado, desde el día que salieron, solo quería tu consentimiento —la abracé.

—Joaco vamos, no quiero que se te haga tarde y el señor Osorio te regañe, anda —mi mamá tomó su bolso, ambos salimos de la casa y nos dirigimos hacia el teatro.

—¡¿Es gay?! —grité.

—¡Sí, sí es gay! ¿¡Y qué?! —me respondió Emilio, haciendo a Aristóteles.

Sonreí falsamente — Hablamos luego — salí de escena.

—Hablamos cuando quieras —escuché detrás de mí.

—Perfecto muchachos, esa intensidad me encanta, vayan a tomar un descanso a su camerino, ocupo hacer unos ajustes en la escenografía, Elizabeth, tu tienes más sentido de la moda en decoración de interiores, ¿Me ayudas? —el señor Osorio solicitó a mí mamá, quién fue a ayudarle con gusto.

Emilio y yo nos retiramos al camerino.

Él entró delante de mí, se quitó la chaqueta y la aventó al perchero.

—Emilio.

—¿Si? —se tiró al sofá, y se puso una gorra en la cara.

—¿Estás bien?

—Sí, ¿Por?

—Déjame ser más específico, ¿Estás bien conmigo?

—¿Por qué la pregunta?

—No me has hablado en cuatro días, dejaste en visto mis mensajes, te marqué dos veces y en ambas colgaste, le llamé a tu mamá solo para preguntarle que si estabas bien y dijo que sí, se sacó de onda y le tuve que inventar que es que el día de la feria habías vomitado, pero que nada más.

—¿Por eso mí mamá me llevó al médico ayer?

—Puede ser.

—Estoy bien contigo.

—No parece.

—¿Por qué?

—Porque me respondes molesto, como si quisieras que solamente dejase de hablar, me ignoras. Dijiste que no volverías a lastimarme y lo estás haciendo.

Me volteó a ver rápidamente, sus ojos dejaron de tener una expresión molesta y se convirtieron en una mirada de confusión y tristeza fusionadas.

—No sé porque estoy así, lo siento.

—No me mientas, te conozco, tiene que haber una razón. ¿Te dije algo que te ofendió? ¿Te hice molestar?

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Hacer qué? —me paré frente a él, recargado en el peinador.

—Besar a un desconocido.

—No es un desconocido, es Jean, mí amigo.

—No lo conoces, lo viste una vez, una.

—Tú no lo conoces, yo he hablado con él, ocasionalmente, pero, sé que es una buena persona. Y bueno, el meollo ¿Qué tiene que ver Jean?

—No puedes ir besando a gente con quién no convives.

—¿Por qué no? ¿Hay una ley que ilegalice el besar a alguien? No, entonces, ¿Cuál es el problema?

—¿Te gusta? ¿Le gustas?

—No, y no.

—¿Entonces por qué lo besaste?

—Emilio, pareces una novia celosa.

Hizo una mueca, y tiró la gorra al piso.

—Si no te gusta ¿Por qué lo besaste?

—Él me besó.

—¿Por qué te dejaste? —se acercó a mí y me sentí acorralado.

—Solo era un beso casual, sin sentimientos de por medio, es como saludar a alguien, es normal.

—¿Te dijo por qué te besó?

—Mira Emilio, necesito que abras tu mente, te voy a explicar brevemente, pero no puedes divulgar ésto, no me concierne a mí, ni a ti. Solo a Jean ¿Comprendes?

—Sí —se cruzó de brazos.

—A Jean le gusta Libardo, al día siguiente me contó su historia por mensajes de voz. Llevan mucho tiempo siendo amigos, y cuando se conocieron en persona, dice que él sintió un click, de esos que solo sientes una vez en la vida. Empezaron a grabar videos juntos, ya que ambos son YouTubers, hacían videos como “Fotos tumblr de pareja” y cosas así, les agradaba a los espectadores. Todo para ellos era un juego, a veces incómodo, y en su soledad era algo muy normal. Subían fotos juntos, algunas comprometedoras, para alterar a sus fans, empezaron a shippearlos como “Liean”, ellos alimentaban el shipp, pero un día sus amigos empezaron a decirles que eso se les estaba yendo de las manos, vieron que sus imágenes peligraban ante los medios y ambos dejaron de hacer videos juntos, dejaron de publicar fotos juntos etc. Para el mundo del internet, ellos se habían disuelto en poco tiempo. Pero jamás dejaron de verse. Jean es novio de Nicole, ahorita mismo, ya lo acordaron y lo hicieron oficial, pero Jean tiene sus razones, a él no le gusta Nicole, a Nicole no le gusta Jean, ambos están enamorados de alguien más, pero se usarán mutuamente para ganar rating, y sobre todo para darle celos a sus verdaderos objetivos. Jean me usó esa noche, mientras me besaba, Libardo no dejaba de vernos, estaba penetrándonos con la mirada, Jean dijo que no le ha hablado en éstos días. Solo me estaba usando para que Libardo le haga caso, quiere que él le confiese algo primero, yo le dije que mejor se arriesgara, aunque bueno, es decisión de cada quién —tomé algo de agua.

—Jean es gay.

—Bisexual.

—Libardo es gay.

—Bisexual.

—Nicole... ¿Es gay?

—Bisexual.

—¿Todos son bisexuales acaso?

—A veces siento que todos tienen uno en el interior, pero bueno, sí, ellos son bi, y bueno, yo espero que en un futuro Jean y Libardo estén juntos, y que Nicole esté con esa niña también.

—Pero te besó mucho tiempo.

—Credibilidad, actuación, engaño, mí compañero actor —respondí.

—Beso casual, ¿Y eso con quién te lo puedes dar?

—Con quién sea, soy de los que cree que no es necesario estar en una relación para ello, si quieres demostrar afecto o te nace hacerlo en el momento hazlo, siempre y cuando ambos estén de acuerdo, vaya, el amor se manifiesta de mil formas, y puedes besarte con quién quieras, siendo responsable y sin acercarte a alguien que tiene pareja, claro.

—¿Tú besarías a alguien que tiene pareja?

—No, ¿Tú?

Se quedó en silencio —No sé, en el momento se pueden cometer estupideces, pero, no, sí cometí ese error una vez. Creo que tal vez habrás escuchado la canción —rió —. Estoy enamorado de la novia de mí amigo, pues sí pasó, y me arrepiento, perdí una amistad, y a ella también, porque terminó volviendo con él.

—Bueno a éste paso podrías conseguir una maestría.

—¿En qué?

—En ser idiota.

—Oye —me vió levantando una ceja.

—No lo repitas, creo que aprendiste de tu error.

—No pasará. Pero, ¿Qué tal si TU besas a alguien, teniendo novia, o novio?

—Pues, te das cuenta de algo.

—¿De qué?

—De que realmente no amas a la persona con la que estás, cuando se ama de verdad, no sientes ni si quiera la curiosidad o el deseo de tocar los labios de otra persona con los tuyos, no cabe espacio para pensar de manera romántica en otra persona que no sea quien te gusta, la verdad, si yo tuviera novio, y después me gusta alguien más a un nivel de que cause reacciones en mí, aún estando en una relación, probablemente terminaría la relación.

—¿Por qué? ¿Solo porque te guste alguien más, aunque ni si quiera lo toques?

—Porque eso me permitió saber que no es amor, en todo caso me quedaría con la segunda persona, porque si yo amara de verdad, jamás me habría fijado en ese segundo. Es lógica, no sé si el amor verdadero dure por siempre, no tengo idea, últimamente hay muchísimos divorcios, casi nadie llega a viejo con la persona que se casó, pero, si yo me enamoro de alguien de esa manera tan idónea, no voy a poder querer a nadie más igual, nunca.

—Entonces, si te gusta alguien más y tienes pareja, o si besaste a alguien más y estás en una relación. ¿Significa que no quieres a tu novio o novia?

—Sí, algo así. O sea puedes quererle, pero, nunca será suficiente, no será el sol que te ilumine los días, solo será otra estrella más.

—¿Has tenido a alguien en tu mente las veinticuatro horas del día, y no te has podido explicar por qué no puedes solamente dejar de pensarlo?

—Sí, y no. Sí he tenido a alguien en mí cabeza todo el día, pero sí me he explicado porque, porque me gusta, solo por eso.

—Joaquín, perdón por no responder tus mensajes.

—Está bien, pero, ¿En serio te molestaste por Jean? Ya habíamos tocado el tema, tus celos, cuando tú y yo solo somos amigos.

—Sí... Lo sé, es, es la costumbre, es, ah, solo olvídalo, no volverá a pasar.

—Ven —le dije.

—¿Qué pasa?

—Eres un imbécil del tamaño del mundo, y no me explico cómo puedo quererte tanto, tienes el premio al más tarado, pero también tienes el reconocimiento de que yo siempre te quiera a mí lado.

—Mira, no sabía que eras poeta.

—Rimó por casualidad.

—¿Qué dijo el señor Osorio hace rato? Dijo algo del beso, qué tal vez y solo tal vez iban a alargarlo, por pedido del fandom, dijeron diez segundos, en mí opinión, se mamaron, pero bueno, supongo que nos quieren comer vivos por no darles más que un solo beso en toda la obra.

—¿Eso dijo? Yo no escuché, solo lo vi hablando con Pablo y con Matías, ¿Tú los escuchaste?

—Sí, tu estabas con la prueba de sonido, yo estaba en las butacas a su lado.

—¿Cuántas veces nos hemos besado?

—¿En cámara?

—¿Qué?

—¿Qué? —respondió.

—En cámara.

—Unas seis veces para grabar el de la graduación, unas ocho para el de la playa, y los que llevemos hasta ahorita al final de la obra. Besos duraderos, pues, al rededor de quince.

—Bueno, eres la persona que más he besado en mí vida.

—No puedo decir lo mismo —miró hacia el piso —. Quieres... ¿Quieres practicar?

—¿Lo que seguía de la escena?

—No, o sea, lo que te dije que quieren implementar, el, el beso al final.

—Ah, pues, si así lo quieren. Claro, ¿Diez segundos? ¿Pongo el temporizador? —saqué mí celular.

—Los contaré en mí cabeza, no hay problema. ¿Quieres comenzar en el “Somos Aristemo”? —se sacudió la cabeza y se plantó frente a mí, de cerca.

—Va —nos tomamos la mano, nos dirigimos hacia la puerta.

—Juntos... ¡Somos Aristemo! —levantamos los brazos e hicimos un giro para quedar viéndonos frente a frente.

—Respira, es casual, como el de la graduación, ¿Sí? —me hablaba mientras se acercaba a mí, hasta pegar su frente con la mía.

Ambos mirábamos el piso, pasó su mano por mí mejilla izquierda, y su otra mano por mí cintura, yo abracé su cuello levemente.

Apenas rozó su labio superior con el mío, escuchamos unos pasos.

—Suficiente descanso —tocaron la puerta y nos soltamos al instante, Emilio se dejó caer en el sillón, su padre abrió la puerta —. A seguirle campeones.

—Sí, vamos —Emilio se levantó.

No quise decir nada, si cambiaban el tiempo del beso lo dirían, si decidieron que no, lo dejarían tal cual.

Terminamos de ensayar, recogimos nuestras cosas.

—Oye, mí mamá mañana hará de cenar ravioles, me preguntó que si querías venir —le avisé a Emilio.

—Oh, me encantaría, pero... María llega hoy en la noche, se quedará hasta el sábado y bueno, le prometí que estaría con ella.

Me tragué mí propia saliva y apenas pude articular —¿No quiere venir ella contigo a cenar? —Emilio me vió algo desconcertado, yo invitando a su novia, sí, era algo extraño.

—No creo, no le gustan los ravioles no quiero que esté de mala cara en la cena, Elizabeth no se merece, ustedes no... No se merecen eso —se apenó.

—Ah, eh, bueno, será otro día, nos vemos mañana en la tarde para las pruebas de sonido, y pues, ya en la obra, me... Me avisas si cambiaron lo del beso o no —tomé un sorbo de agua.

—Sí bueno, estamos en contacto, prometo contestar —rió, y subió a su camioneta.

—Hasta mañana —subí al auto con mí mamá.

Asintió con su cabeza y sonrió.

Bueno, la señorita María, pudo habernos ayudado a desenmascarar a Gizén, sé que fue por conveniencia, ya que iba tras ella también, también tengo en claro que no le agrado, nunca fue así, y es una maestra de las mentiras ya que frente a las cámaras es “Joaquín es muy lindo, Joaquín es bla bla unicornios y brillitos bla”, pero sé lo que es de verdad. Y mañana vendrá a ver la obra, también lo sé, no creo que le guste mucho ver a su novio, actuando de novio con alguien más, creo que no muchos tienen la madurez de poder aceptar eso. Ruego porque no venga su hermana, la última vez que nos topamos, un desastre, no quiero que se acerque a mí otra vez.

—¿Qué dijo Emilio sobre los ravioles de mañana?

—Vendrá su novia así que se quedará con ella, será otro día.

—Bueno, tal vez adivinó que los compraría, tengo años sin hacer ravioles caseros.

—¿Comprar? ¿Así que compras los ravioles?

—Renata no tiene porqué enterarse, ¿Bien?

Miré a mí madre a través de dos rendijas que formaban mis ojos, y después nos tiramos a reír.

Nilo✨: Wey, la galleta María va a ir con Renata Guerra, tu mejor amix.

Joaco B: Sé que ya no le hablo pero, trata de no decir esas cosas.

Nilo✨: ¿Qué? ¿Que es tu mejor amix never enemix?

Joaco B: Nilo, basta.

Nilo✨: Me enteré porque Renata le dijo a Paola que iría con María, y Paola sacó el tema con Elaine porque le dijo que si ellas iban, tal vez podrían ir juntas a ver la obra también, y Elaine me dijo a mí, para ver si quería ir con ella y Paola, pero luego a Elaine le bajó y ahora no tiene ánimos, Paola no quiso ir sola, y no quería decirle a Renata porque aunque son mejores amigas cuando está con María siente que Ren la ignora un poco. Entonces por eso supe.

Joaco B: Las señoras chismosas te quedan cortas.

Nilo✨: Y vaya que sí. Así que bueno, ahí me mandas videito de la cookie reaccionado a tu beso con el pulgoso ese.

Joaco B: Sabes que no voy a grabar nada.

Nilo✨:  Tú no, pero tu fandom sí, no puedo esperar para que lo publiquen. Baby, quisiera ir pero bueno, estoy en camino a casa de Elaine, le llevo comida y eso, para que se sienta mejor.

Joaco B: No te preocupes, me la saludas. Ya estamos por salir a escena.

Nilo✨: Me hablas cuando salgas de ahí, para ir a tu casa por ravioles.

Joaco B: ¿Cómo sabes de eso?

Nilo✨: Tu mamá me invitó por mensaje. Bueno, byeee.

—¿Listos para salir al set? —Limón fue por nosotros al camerino.

—Sí —dijimos ambos, puse mí celular en modo avión y lo guardé en mí bolsillo.

Acudimos por dónde debíamos para entrar detrás del escenario, en unos minutos vería a María en la audiencia. Es la primera vez que me ve actuar así, y sobre todo, la primera vez que me verá besándome con su novio en vivo.

—¡Juntos... Somos Aristemo! —gritamos, nos tomamos de las manos, Emilio me vió fijamente, le temblaban los dedos, se acercó y me dió un pico que duró un cuarto de segundo.

No pude ver la cara de María en toda la obra, siempre me concentro al cien en mí trabajo, pero estoy listo para que suelten todos los videos de su reacción.

Nilo✨: ¡Wey! Todos están subiendo videos donde le gritan a María cosas bien disfrazadas, como “La coca hace daño”, y otras más fuertes.

Joaco B: Acabo de ver el vídeo donde estamos en medio del plano, muy juntos, y están ella y Renata atrás, por Ariana Grande, ¿Tan feo nos tenían que ver?

Nilo✨: De dónde vengo eso se llama envidia y celos.

Joaco B: No veo porque, ella tiene al auténtico Emilio bajo sus pies, yo solo soy un actor que hace su trabajo a la par de su compañero.

Nilo✨: Joaquín, sea lo que sea, tu representas una amenaza para ella, eres mejor en todos los sentidos, es normal que se sienta así, so, no te preocupes por nada.

Joaco B: Voy a casa, para que vayas por los ravioles.

Nilo✨: No lo dirás dos veces.

—Tu abuelita quiso que le comprara empanadas de aquí, ¿Me esperas no vas? —mi mamá se detuvo en una tienda de dulces caseros.

—Te espero.

Bajó del auto, y yo coloqué música en el estéreo, la cual se interrumpió pues empezaron a caer muchos mensajes.

Dustin: Oye, sé que nunca hablamos pero, tu eres muy bueno en física.

¿Podrías explicarme los movimientos de proyectiles, caída libre, y esas cosas?

Es que he visto tus notas, son muy buenas... Y, la verdad a mí física se me da ré mal.

¿Querrías ayudarme?

Por favor.

Puedo pagarte por asesorías, o algo así. Es más, si quieres vamos a un restaurante y ahí me enseñas, yo te pago la comida.

Joaco B: Hola D, claro, es por el examen del lunes ¿Verdad? Mira, puedo verte mañana, hay un restaurante que conozco en donde está muy calmado, podemos ir ahí, no hace falta que me pagues nada, va :).
A las 8, porque pasaré una tarde familiar ¿Vale?

Dustin: Paso por ti, aún recuerdo donde vives, está bien a las 8, ¡Gracias!

No es la primer persona que me busca para que lo instruya en la escuela, y bueno, tenemos exámenes el lunes, yo lo sé. Así que no está de más ayudar.

—¿Cuál es la aceleración de la gravedad de un objeto en caída libre? —pregunté.

—Nueve punto ocho uno metros por segundo al cuadrado —respondió Dustin.

—¿Quién fue el inventor del telescopio perfeccionado?

—Galilei.

—¿Quién propuso los cuatro elementos?

—Aristóteles y el quinto que es el éter, quien su verdadero creador fue Empédocles.

—Error, es al revés, Empédocles propuso los cuatro elementos y Aristóteles el éter.

—Bueno, era la última pregunta, ¿Cómo salí?

—Estimando números, sacarías un ochenta y algo. Es bueno pero puedes mejorar.

—Muchas gracias por ayudarme, voy al baño y después te dejo en tu casa, ya pagué nuestra comida así que no te quejes, ¿Va?

—Joaco —escuché una voz conocida tras de mí y me extrañé —. Vaya vaya, que destino.

—Emilio, ¿Que onda? —venía con María, ambos se sentaron en la mesa de al lado.

Estábamos en el mismo restaurante al que tiempo atrás Emilio me había traído para confesarme quien era Gizén en realidad. Las mesas de afuera seguían siendo las más elegidas y nosotros no éramos la excepción.

Faltaba una hora para que cerrarán el restaurante, ya eran las diez de la noche. Lo bueno es que solo tendría que esperar a que Dustin saliera y me dejara en casa.

No había personas ya en el lugar, ese restaurante no era tan conocido de todas formas. Las luces en la colina arriba escaseaban.

—¿Viniste solo? —María me vió de arriba a abajo.

—No, vine con un compañero de clase, le estaba enseñando física.

—¿Qué compañero? —preguntó Emilio.

—Dustin, un chico bajito, usa brackets, cabello lacio medio rubio, usa suéters largos.

—Vimos a un chico bajar las escaleras, se le cayó algo y le ayudamos, después fue hacia el estacionamiento y se fue —dijo María.

—Sí, tu descripción encaja con ese chico.

—¿El auto era rojo?

—Sí.

Hice una mueca, podría ser una broma, tal vez de Dustin hacia mí, o de Emilio y María hacia mí.

—¿Cómo toman las órdenes acá? —María tocaba la mesa con sus uñas.

—Tenemos que ir adentro, a ésta hora ya no hay meseros, y después los cocineros lo traen acá —explicó Emilio.

—Iré a buscar a Dustin —avisé.

—¿Quieres que vaya contigo? —habló Emilio.

—No —dije después de ver la expresión de María.

—Vamos —Emilio se levantó y María rodó los ojos.

—Dije que no Emilio, quédate con ella, solo iré a checar el baño y después el estacionamiento.

—No tendrá problema con que la deje unos minutos, anda.

Accedí, acudí al baño, y no había rastro de que alguien estuviera ahí.

—¿Dustin? —pregunté.

Había algo en el lavabo, un pedazo de papel con algo escrito.

“Lo siento Joaquín, me amenazaron con herirme a mí y a mis hermanas, perdón —D. ”

—¿Qué es eso? —Emilio se asomó hacia mí.

—Ve por María.

—¿Qué?

—Ve por María, tenemos que irnos de aquí ya.

—¿Qué sucede?

—¡Hazme caso! —ambos salimos corriendo a dónde estaba María, pero lo que vimos no era de nuestro agrado —. Llama a la policía —susurré.

—No... No tengo mí teléfono —Emilio estaba confundido.

—Lo haré yo —busqué mí móvil, y tampoco lo tenía conmigo.

Escuchamos a alguien silbar detrás de nosotros. Acto seguido alguien me amordaó, me puso una bolsa negra en la cabeza, sentí como me ató, y me levantó.

No tenía idea de que estaba pasando...

—Si gritan, si hacen cualquier ruido, les rompo la cabeza a batazos, si alguien llora o forcejea, le rompo la cabeza a batazos, si uno de ustedes trata de huir, le rompo la cabeza a batazos. Espero que hayan escuchado, nos espera un tramo colina arriba, buen viaje —una voz, que estaba harto de volver a presenciar.

Narración omnisciente:

Al rededor de seis o siete personas, arrastraban a los tres chicos hacia arriba en la colina. Luego de un rato los soltaron en el frío suelo, y les quitaron las bolsas de la cabeza.

—Bueno, yo solo planeaba hacerle ésto a Joaquín, pero ya que se colaron ustedes, no me dejan otra opción. De todas formas Emilio, jamás me caíste bien y tú, muy apenas sé quién eres —el enmascarado señaló a María.

Joaquín veía con profundo odio al líder de los matones. No podía verlo, pero sabía quién era.

—Quítale la mordaza —ordenó a uno de los chicos.

Una de las figuras removió el calcetín de la boca de Joaquín.

—Déjalos ir —dijo.

—¿Y por qué debería?

—Porque me quieres a mí, me quieres destruir a mí, no a ellos. Déjalos ir Rodrigo.

—¡Wow wow, sin nombres mí amigo!

—No somos amigos.

—Lo fuimos.

—Y tú lo arruinaste.

—No, tu lo arruinaste, con tus confesiones de raritos.

—Dejalos ir.

—No sería tan divertido, podemos dejarlos vivos, pero ilesos, no, claro que no.

—Ya hiciste suficiente daño, y te crees la gran cosa con tus secuaces, atándonos, tomándonos desprevenidos, pues sabes que sí estuviéramos al tanto, Emilio te habría pateado la cara, como aquella vez ¿Te acuerdas?

—Cállate ya, o el peor castigo será para ellos dos, mientras tú observas. Bueno, me sorprendió que aquella noche no quisieras delatarme, claro sé que te amenacé pero, bueno, pudiste hacerlo de todas formas.

Joaquín se quedó callado, cuando Emilio le dirigió una mirada de confusión.

—¡Oh, no lo sabe! Te arruino la sorpresa. ¿Recuerdas el día en que alguien entró a esa fiesta? ¿Recuerdas que le dispararon a tu amigo Diego? Y a ti, sí a ti también. Bueno, fui yo, y tú preciado amigo Joaquín, no te dijo. Tal vez porque lo amenacé, pero neta, no te lo dijo. Igual no tenían ni tienen pruebas, sería tu palabra contra la mía —Rodrigo se mofaba, mientras los tres estaban de rodillas formando una media luna, y detrás de cada uno de ellos habían dos personas, cuidando que no escaparan —. Quítale la mordaza, quiero saber su opinión.

Le retiraron la mordaza a Emilio —¿Sabías que fue él?

—Sí... —Joaquín miraba hacia abajo.

—¡Y no me dijiste! ¡Joaquín, le disparó a Diego, lo intentó contigo, me disparó a mí! ¡Pudimos haber hecho algo!

—Me amenazó... Y no sabía que... No... No teníamos pruebas de nada, sería en vano...

—¡Pudimos acudir a investigación! ¿¡Con qué te amenazó?!

—No quiero decirlo —se rehusó el menor.

—Con sus preciadas fotografías, pues claro —Rodrigo tomó su celular y se las mostró a Emilio.

—Dejaste a éste idiota libre por unas fotos tuyas besando a alguien —Emilio estaba molesto.

—No es “alguien”, tu sabes bien lo que significa si esas fotos son publicadas, será una polémica enorme, contra mí voluntad, no podía...

—¡Fuiste egoísta! —inyerrumpió Emilio —. ¡Sé lo que significa! ¡Pero eran dos vidas Joaquín! ¡Dos vidas y preferiste salvar tu privacidad sexual!

—Emilio...

—Parece que estamos teniendo problemas internos —Rodrigo no podía dejar de reír.

—Debiste decirme —Emilio respiraba fuertemente.

—Tenía miedo, más de lo que crees.

—Debiste hacerlo de todos modos —Emilio estaba molesto.

—Quítasela a la señorita, metanla en la conversación —ordenó Rodrigo.

—¿Qué fotos? ¿Disparos? —María estaba confundida.

—Oh, y ella no sabe ¡Anda ya! Que buena reunión —Rodrigo aplaudía —. Mira bonita, yo entré en una fiesta, irrumpí en ella mejor dicho, le disparé a éstos dos, pero salió mal y terminó herido un chino de por ahí, y de paso tu novio. Joaquín sabía que había sido yo, y lo ocultó porque tengo éstas —el más alto le enseñó las fotografías a María.

—Era obvio que era gay, que dolor de cabeza —María parecía tan indiferente.

—Mira nada más, me agradas, tal vez no te hagamos nada si cierras la boca.

—Dejalos ir —insistió Joaquín.

—Oye Rodrigo —habló Emilio.

—¿Dime?

—Si nos trajeron tan arriba de la colina, explícame, ¿Por qué se vienen unas luces por allá? ¿Olvidaste que hay policías que cuidan éstos lugares?

—¿Policías? Revisamos el lugar idiota, no hay nada...

Emilio le dió una mirada rápida a Joaquín y a María, hacia sus manos, las cuál estaba liberando disimuladamente.

—Ay no... —dijo María.

—¿Qué sucede señorita? —Rodrigo se percató.

—Es vergonzoso... Estoy en Japón.

—¿Japón?

—Que le llegó el periodo, inepto —concluyó Joaquín.

—Tendrás que aguantar un poco, si te manchas no hay problema, créeme, tendrás más sangre en la cara cuando te salpique por aplastarle la cabeza a Joaquín.

—¡Ahora! —gritó Emilio.

Los tres dieron un cabezazo hacia atrás al pararse, les dieron a los que los retenían, Emilio le tiró un puñetazo a Rodrigo, y empujó a los dos chicos tras de él.

—¡Corran! —Emilio arrancó las ataduras de ambos de un solo jalón en segundos y corrieron colina arriba, y después hacia los lados.

—¡Alcancenlos! —pidió Rodrigo mientras se agarraba su sangrante nariz.

—Tenemos que llegar abajo, tienen nuestros celulares, ese Dustin debió quitarnoslos —María muy apenas hablaba, los tres corrían lo más rápido que podían.

—¡Ahí! ¡Hay un contenedor! —dijo Emilio.

—No pienso entrar en un contenedor de basura —se negó María.

—Mira, tú y yo no nos llevamos bien, pero yo los conozco a ellos, y sé de qué son capaces, métete en el maldito bote de basura si no quieres que te rompan los dedos uno por uno, ¿Entiendes? —Joaquín abrió la puerta de arriba, y entre los dos, la cargaron para que pudiera subir y meterse.

—Vamos —Emilio subió también y le tendió la mano a Joaquín.

—¡Escucho ruido por allá! —una voz externa.

—Quédate con ella, encontraré otro lugar —Joaquín cerró la puerta de la izquierda y bajó su pie, para volver al piso del cual no se había elevado mucho.

—Joaquín no, no podemos separarnos...

—Van a verme al subir, a escucharme. Estaré bien... No planeo morir hoy, quédate aquí.

—Joaquín no —Emilio tenía miedo en su expresión.

—Achernar Emilio, Achernar —Joaquín soltó una lágrima y salió corriendo.

—Ach...Achernar —Emilio cerró la puerta derecha y se quedaron en silencio.

—¿A dónde fueron? —voces afuera del contenedor.

—Escuché el ruido hacia allá, algo se iba moviendo —respondió otro chico.

—¡Vamos, no les permitiremos escapar, si no encuentran a Emilio y a su novia no me importa, no tienen como delatarnos, solo encuentren a Joaquín! —Rodrigo y los demás se dispersaron, y se dejaron de escuchar sus pasos.

—Tenemos que irnos de aquí en un rato, cuando nos sintamos seguros de huir—susurró María —. Lo quieren a él, no a nosotros.

—Somos parte de las presas —le respondió Emilio.

—Tienes que abandonarle.

—No puedo hacer eso, ¿Estás loca?

—Si sales ahí afuera ahorita mismo, podrían matarte, matarnos a todos, tienen pinta de ser unos locos, no puedes salir de aquí, sé que huele a mierda, pero es mejor que estar en el suelo, con un idiota aplastandote la cabeza con un bate.

—No voy a dejarle a la suerte, ¿Me escuchas? Suéltame —María tenía a Emilio se un brazo.

—No te voy a soltar, más te vale que hagas silencio, nos podrían escuchar, y ésta pocilga no va a protegernos de nada.

—Suéltame si no quieres que empiece a gritar —Emilio la vió desafiante.

—No te atreverías.

—¡Ah...!

—¡Ya está bien, cállate! —María le tapó la boca rápidamente.

—Voy a buscarle, y cuando le encuentre voy a traerle aquí, no te muevas, ¿Bien? Si escuchas que alguien quiere abrir ésta cosa, empujas hacia arriba y sales corriendo a pedir ayuda, colina abajo en el restaurante, pero probablemente esté alguien de ellos vigilando y aparte, que ya esté cerrado, así que toma el camino de piedras, eso hará que rodees el lugar, baja la colina siguiendo el pavimento, llega a la ciudad y grita tan fuerte como puedas por ayuda. Si no regreso en una hora, ten, toma mí reloj, si no regreso, sal de aquí y haz lo que te acabo de decir...

—No quiero estar aquí sola...

—Lo siento, pero es mejor aquí adentro que haya fuera, lo has dicho, y no pienso dejarle en el peligro, hay como seis personas buscándole, le harán trizas, volveré, solo aguarda.

—Emilio, te amo... —María sollozaba.

—Yo a ti, yo a ti —abrió la compuerta lentamente, y siguió el rastro de pisadas en la tierra sigilosamente —. Te he perdido tantas veces... Por mí culpa, y no voy a dejar que alguien te quite de mí vida, por ser un asqueroso homofóbico de mierda... —a Emilio se le salían las lágrimas — Escuché todo lo que me dijiste en el camerino, y si yo me fijé en ti, es porque tal vez no amo realmente a María, si quise besarte siempre que estabas dormido, entonces a ella, no la amo como pensé... Pero es tan difícil esta situación, sé que María no es la mejor persona éstos últimos días, sé que se queja de mí trabajo y... Dios por favor, ayúdame a poner todo en orden, pero sobre todo no permitas que le hagan nada a Joaquín, no se lo merece —Emilio tenía tantos pensamientos que le inundaban. Seguía el rastro de las huellas, hasta que se encontró unas gotas de sangre que le conducían hasta un cuerpo tirado en seguida de un árbol —. No eres tú, no puedes ser tú, por favor no...

PREEEEGUNTA:
¿Cómo está el clima hoy?
Acá hace frío, odio el frío.

¡ÉSTO ES POR EL ANIVERSARIO DE LA NOVELA!
Hoy hace un año publiqué el prólogo y el primer capítulo, sin esperar que ésta familia creciera enormemente. Los amo muchísimo, gracias por seguir acá.

Espero llegar a los 120k hoy, ¡Sí podemos!

Y en un rato más... ¿Segunda parte del capítulo? ;) Créanme, éste es solo el comienzo...

¡Vota y comenta porque en vez de estudiar estoy escribiendo como maniática con música épica instrumental!

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