Capítulo 57.
[Se veían los rayos, porque se avecinaba la tormenta, o tal vez, algo peor].
—¿Cómo te sientes? —preguntó Emilio.
—Bien, ¿Por?
—Te estás poniendo más difícil de sostener, creo que te estás durmiendo.
—No, no, estoy bien —Joaquín sacudió la cabeza y volvió a ponerse derecho.
—Joaco, ¿Por qué no dijiste nada en los premios? O sea, sobre tu categoría. Sabes que tu deberías haber ganado, se suponía que los TVyNovelas eran para mí y los Eres para ti.
—Emilio, deberías saber que en el mundo del espectáculo nada es justo, la televisión hace lo que más le convenga, las personas que sepan que les pueden dar buenas referencias etc. Eres hijo de Juan Osorio y Niurka Marcos, dándote cosas a ti, a ellos les dan beneficios. Y bueno, mí mamá fue conocida en sus tiempos, mí papá también, pero ambos sabemos que no es la moda ni tampoco se quedaron en el mundo de la fama como para que ellos puedan promover a los de los premios.
—Vaya, así que así se siente.
—¿Qué?
—Que te digan la realidad en la cara, y que sea una persona cercana quién lo haga.
—¿Qué? ¡No! Emilio, no lo dije de mala manera, tú, tú preguntaste porque y yo leí muchos comentarios del fandom, que me parecieron adaptables al porque... Disculpa si te ofendí...
—No, no me ofendiste, me sorprende que me lo hayas dicho, pero no me ofende, estoy acostumbrado a cosas verdaderamente malas, sé que lo dijiste claro, y no puedo decirte que dijiste algo malo o incierto. Es verdad, sé que muchas personas me dan cosas y me tratan de lo mejor por mis padres, los entrevistadores no pueden dejar de mencionarlos, aunque vayamos a presentar a Aristemo. Me dá rabia, pero no puedo responder mal, o no contestar, sería un escándalo, con mí mamá basta, aunque la amo, a veces en realidad quisiera que no se metiera en tantas broncas...
—En serio perdón, no quise...
—Joaquín, dije que no pasa nada. Y es verdad, no dijiste mentiras, tranquilo, eh, espera, me están marcando —Emilio vió la luz de su celular a lo lejos, lo tomó y respondió, era su padre.
—¿Bueno? ¡Hola hijo! Hey, tu premio ya llegó a la casa, en la mía, no sé porque no a la de tu mamá. Pero, puedes venir a recogerlo, o puedo dártelo en ensayos del teatro. ¿Qué te pareció esa victoria? —Osorio al teléfono.
—¿Victoria? Papá, tú viste las votaciones, Joaquín debió de haber ganado, lo sabes, ¿Cómo es posible que yo ganara, si ni si quiera tenía votos?
—Bueno, como no ganaste en los TVyNovelas, porque justamente alguien más... ACHAGA cof cof... Hizo trampa, pues, que mejor que darle un empujón a los Eres para que ganases tú.
—¿Empujón? Papá, dime por favor que no hiciste nada ilegal para...
—Ilegal no, ¿Los bots son ilegales?
—No, son inmorales ¿Usaste bots?
No había respuesta del otro lado de la llamada, Joaquín tenía el ceño algo fruncido.
—¿¡Usaste bots sí o no?! —Emilio se sentía desesperado.
—Perdón hijo, tú merecías ese premio...
—¡No! Tal vez los TVyNovelas, pero los Eres, los Eres eran de Joaquín papá ¿Cómo pudiste comprarlo así? Y quitárselo a quien se lo ganó a pulso, ¿Cómo? Si tu siempre me has inculcado honestidad, honradez.
—Hijo, no le digas a Joaquín.
—Muy tarde, estoy en su casa, y él está en frente de mí, por si no sabías, estuvimos en el juzgado, tuvimos un problema muy fuerte, y Joaquín no está nada bien, estoy aquí para cuidarlo, papá, estoy decepcionado de ti.
—Podemos comprarle otro premio cuando lo nominen...
—¡No! El no necesita comprar nada, él es tan suficiente para ganar por su cuenta como cualquier famoso. No vas a comprar nada más, y no vas a darme ese premio porque yo no lo merezco, le cambiaré el nombre y se lo daré a Joaquín ¿Bien? No acepto un no por respuesta. Descansa papá, te amo, pero estoy altamente decepcionado ¿Me oyes? Decepcionado —Emilio colgó.
—¿Estás bien...? —Joaquín se acercó a Emilio, quién estaba sentado en la cama.
—No, mí papá es un corrupto, lo admiraba Joaquín, por sus sensatez. Sé que la gente no me procura porque soy yo, sé que lo primero que les llama la atención de mí, son mis apellidos, todos quieren hablarme para conseguir un papel en alguna novela de mí papá, para que mí mamá vaya a hacer un show o que hable sobre ellos, todos solo quieren utilizar para aprovecharse ¡A veces odio éste mundo de vida pública! Sé que Aristemo me impulsó Joaquín, antes de Aristemo yo era un artista del bajo mundo, solo siendo conocido porque mí papá manejaba las cosas a su manera, por ser el hijo de la “Señora escándalo”...
—Emilio, sé que la gente es mala, aprovechada. Pero no todos son así, el fandom te ama por quién eres tu, sin Osorio, sin Marcos, por Emilio, solo Emilio. Tal vez odies éste mundo, pero aquí perteneces... Eres un gran actor, te ganaste lo que tienes porque tu trabajaste, tu te desvelaste y madrugaste meses enteros para grabar, eres una persona centrada que sabe que quiere, y que lucha por ello. Yo no me acerco a ti porque tengamos que grabar una novela, actuar en un teatro, o colaborar en un disco, no me acerco a ti porque quiero que tu padre me produzca o porque quiera que tu mamá me contemple. Me acerco a ti porque yo admiro a Emilio, yo quiero a Emilio, eres especial para mí, sin tus apellidos, o con ellos —el menor abrazó al rizado, quién aún estaba sentado y su cara daba al pecho de Joaquín.
—A veces creo, que eres la única persona que aún está aquí, porque me quiere en serio, te he hecho tanto daño, demasiado... Y no te has ido, no sé si pensar que me amas, o que eres muy tonto, no deberías perdonar cosas tan horribles... A veces solo quisiera alejarme porque creo que ya fue suficiente al hacerte daño, a veces quiero enmendar todo lo que hice aunque me cueste años. Joaquín, no sé porque aún estás aquí, pero si tienes una razón y estás aferrado a ella, porfavor no te arrepientas y no la sueltes nunca, no te vayas nunca.
—Creo que tu solo has respondido tu duda, Emilio. Sí tengo una razón, te quiero, esa es la más potente. Y también, puede que sea muy tonto, pero al menos no me arrepiento de estar en éste momento contigo.
—Perdón por lo que hizo mí padre.
—No te disculpes, es un premio más, no es como que lo necesite para vivir.
—Oye, cambiando de tema... ¿Y Rodrigo...? No he sabido de él en un largo rato.
—Pues aún voy a clase, pedí faltar ésta semana... Por lo que ya sabes, algunas clases no las hemos tenido y por ello a veces ni estoy en la escuela. Pero, voy a abandonar la escuela presencial a finales de mayo, o principios de abril, creo que al salir para semana santa, y después solo tendré la modalidad en línea, porque se nos viene duro los ensayos, el teatro, la música, la novela, no creo poder seguir asistiendo, y Nikolás tampoco. Y bueno, sí, a veces me grita cosas, con sus amigos. Pero no se me ha acercado, ni si quiera enviado esos típicos mensajes tirándome odio. Es raro, pero estoy mejor así.
—Aún deberíamos darle su merecido.
—Creo que es mejor si nos mantenemos alejados de él, es peligroso, es chantajista, y es un idiota.
—Y, Gizén...
—No tengo idea, no hay noticias, tampoco me importa mucho saberlas, solo sigue el miedo de antes. Mandamos a reforzar la seguridad en la casa, ¿Recuerdas el control con los botones que activaban toda la seguridad? Pusimos aún más defensas, alertas, y ahora tenemos un cuarto de pánico, ¿Te lo muestro?
—¿Cuarto de pánico?
—Ven —Joaquín tomó la mano de Emilio y lo dirigió hacia él.
Solo salieron de la habitación, y se pararon justo antes de bajar las escaleras.
—¿Ves el tapete en el que estamos parados?
—Sí, es azul marino.
—Vamos a quitarnos de aquí —ambos se movieron a las orillas, Joaquín apretó un botón que estaba abajo de la manija de su puerta, y entonces el tapete dió una vuelta de noventa grados hacia arriba, se escuchó desplegarse unas escaleras como las de un ático en una casa americana —. Podemos bajar por ahí, anda, tú primero.
Emilio obedeció, bajó las escaleras, y después Joaquín.
—Ésta puerta solo se puede abrir con un código que pones en ese aparato de ahí, de otra forma es imposible hacerlo por aquí dentro. Si quieres hacerlo por fuera, hay cinco botones, uno debajo de mi manija, otro debajo de la de Renata, otro en la de mi mamá y uno en el de visitas. El quinto está debajo de la mesa de la cocina. La puerta ésta, es antibalas, prácticamente indestructible. Éste cuarto sirve para ocultarse en medio de un robo, de un allanamiento, de una catástrofe allá afuera o lo que sea. También hay una puerta allí en el piso, por si ocurre un tornado, podemos meternos bajo tierra y estar a salvo. Hay un refrigerador miniatura con comida por ahí, unos cuantos libros. Éste sofá-cama con mantas, hay un arma de fuego en esa caja, y cuchillos. Un teléfono que solo tiene números de emergencia y los de nosotros, y un abanico pequeño,
—Tu mamá piensa en todo ¿Verdad?
—Sí, creo que sí, y me alegra que lo haga.
—Podríamos venir aquí cuando querramos ensayar, así nadie nos interrumpiría —rió Emilio.
—Es una buena idea también —Joaquín se tiró al sofá-cama —. Mi abuelita vendrá a vivir con nosotros en una semana, se quedará en el cuarto de visitas, eso me alegra porque la quiero mucho.
—Que bueno Joaco —Emilio se le unió a Joaquín.
—Sabes, a veces pienso, ¿Qué tan retorcida estaría la mente de Gizén? Cómo para hacer todo debajo del agua, observarte tanto tiempo, analizarnos tanto tiempo... Ahora que recuerdo, yo le regalé un perrito, Pavel —Joaquín se preocupó —. ¿Crees que le haya hecho algo?
—No, se lo diste tú, y se enamoró no solo de mi, sino de ti. No le haría daño o rompería cualquier cosa que tú le hayas dado, es un enfermo, y por eso mismo guardará cada cosa que le recuerde a ti con su vida. Que bueno que destruiste esos posters, esos muñecos. Todo era tan tétrico... Imagino que nuestras fans tienen cosas similares pero... ¿Al nivel de Gizén? Un maldito demente.
—¿Por qué una cara tan bonita tiene que ser un asco de persona?
—Porque el diablo se disfraza de cosas hermosas Joaquín, lucifer era el ángel más hermoso del cielo, y mira lo que verdaderamente resultó ser.
—¿Crees en Dios?
—Sí, creo en Dios, sea lo que sea que digan de mi madre, al menos me inculcó una religión ¿Y tú?
—Sí, también, a veces empiezo a preguntarme muchas cosas... Pero no puedo evitar no creer, también me educaron así.
—Deberíamos dormir —sugirió Emilio.
—Hay que salir de aquí y ponernos las pijamas, vamos —el menor colocó el código, subieron a la segunda planta de nuevo, y volvieron a la habitación de Joaquín, se cambiaron y se acostaron.
—Buenas noches Bobondoni.
—Buenas noches Famosorio.
15 marzo del 2019.
Narración normal [Joaquín]:
—¿¡Viste la alegría de todos?! —sonreía de oreja a oreja, subiendo a la van.
—Les encantaron nuestros trajes puedo asegurar, Eduardo sea rifó con los colores y la interpretación —Emilio subió a la par, y se colocó el cinturón.
—Están muy bonitos nuestros reconocimientos —exclamé.
—Sí, muy bonitos.
—¿Te sientes cansado? Yo sí —suspiré y me recargué en el asiento.
—Sí, estuvimos parados un buen, ¿Quieres agua? —Emilio me ofreció una botella.
—Por favor —la tomé, después de una hora en el viaje del lugar hasta mi casa, Emilio estaba quedándose dormido a mi lado, y dejó caer su cabeza en mi hombro derecho.
—¿Cuánto falta? —le susurré a mí mamá.
Con su mano me señaló su celular, en el apartado de notas, donde decía 30 minutos.
Sonreí vagamente, y empecé a sentir los chinitos de Emilio rozar mi cuello, eran suaves, quería acariciarlos, pero me contuve.
Estoy alegre, ya que mi abuela llega a mi casa mañana, y por fin podré convivir más con ella. Renata la quiere muchísimo, se podrán ir de compras, o lo que quieran.
La noche caía, eran como esas de las diez de la noche cuando llegamos a mi casa.
No quise que despertaran a Emilio, así que lo intenté cargar como a un bebé, pero por algunos síntomas que aparecen por culpa de mi anemia, no me permite hacer mucha fuerza sin sentir como si fuera a caerme.
Pero tuve una mejor idea, así sería menor carga.
—Emilio, psst.
—¿Llegamos a Disney?
—Quité tu cinturón de seguridad, sube a mi espalda.
—¿Qué?
—Solo sube a mi espalda y sujétate de mi cuello —me obedeció, fue difícil sacarlo de la van, pero lo conseguí.
Subí las escaleras de mi porche, y luego asimilé que tendría que subir las escaleras para llegar a mi cuarto.
Tomé aire, subir unos veinte escalones no era tan fácil cuando te sentías cansado. Las vacunas están haciendo su efecto poco a poco pero no quiero esforzar mi cuerpo.
—Emilio.
—Mande...
—No te voy a poder subir a la planta de arriba, tienes que despertar, tenemos que entregarle los trajes al señor del vestuario que venía con nosotros —lo moví un poco en mi espalda.
—Sí, sí —se despertó, se talló los ojos.
Subimos a mí habitación, nos pusimos pijamas y devolvimos el vestuario.
—Ya puedes volver a dormir —avisé.
—Sí —Emilio respondía como un zombie, no sabía muy bien lo que hacía, solo se movía por instinto u órdenes, había terminado muy cansado.
—Emilio.
—¿Si?
—¿Me abrazas?
—Sí —pasó su brazo por arriba de mi costado, y el otro por debajo de mi cuello, me pegó a él y se hundió en mi cuello un poco.
Definitivamente no sabe lo que hace.
—Emilio una cosa más —pasé mi brazo por su cintura para corresponder el abrazo.
—Dime...
—Te amo.
—Yo más, Joaquín...
Al menos sabe que sí soy yo y no me está confundiendo con nadie más.
—Sabes que eso es imposible, Osorio, yo te amo más.
—Sí, puede que sí, Gress...
—Buenas noches, Emilio.
—Adgsjkl —dijo mí compañero, balbuceando de sueño.
Sentía como si todo estuviera en calma, Gizén no había aparecido, Rodrigo me molestaba en niveles relativamente bajos, Nikolás y Diego aún son mis mejores amigos, y de hecho, sospecho de Diego, porque ha estado acercándose mucho a Renata éstos días. Mí abuelita viene, y sobre todo, últimamente me sentido en paz, al saber ahora, que Emilio me ama. Tal vez no como una pareja, eso... No puede pasar, lo sé, pero al menos lo siente y con eso me doy por servido.
—Mi último día en tu casa y tú último día en la semana de vacuna Bobondoni, me alegra verte feliz porque tu abuelita ya está acá. ¿Quieres hacer algo, ir a alguna parte? —Emilio me ponía la vacuna, y yo solo aguantaba la respiración.
—¿Te parece si salimos un rato con Niko, Diego, Textos?
—Claro, ¿Y a dónde saldremos?
—A la feria —sonreí.
—¿No voy a subir a ningún juego alto, verdad? —me vió con preocupación.
—No —soné sarcástico.
—Uff, que bien.
—¡Mamá! ¿Podemos ir a la feria un rato? —terminamos de alistarnos y grité mientras abría la puerta de mí habitación.
—Sí, pero por favor no te aceleres, si te duele la cabeza o te mareas, vuelve inmediatamente a casa. Emilio, sabes que hacer, si se pone de necio lo agarras de las orejas y lo amarras al asiento para que lo traigas acá conmigo de nuevo, ¿Si? —mi mamá hacia un postre en la cocina.
—¿Puedo ir? —Renata bajó rápido, arreglada.
—No —dije sin importancia.
—No me importa lo que digas, Diego me invitó, me importa lo que diga el dueño del vehículo —Renata volteó a ver a Emilio.
Yo volteé a ver a Emilio, y lo amenacé con la mirada.
—Ehh... Este, sí, puedes —dijo finalmente mí compañero, a quien me dirigí una mirada más, pero de indignación —. Solo quiere salir con Diego, vamos —me susurró.
Los tres subimos a la camioneta, Emilo manejando, yo de copiloto y Renata atrás.
—Nikolás dijo que estaría en la parada del bus de su colonia, queda directo para donde está la feria ¿Sabes dónde es? —pregunté a Emilio.
—Sí, me mandó su ubicación, el celular me dirá por dónde ir, no te preocupes, Diego dijo que su papá se llevó su carro, así que pasaré por él, está con Textos, también dijo que los esperara en una parada de bus, creo que es la misma dónde está Nikolás, así que no hay problema —nos dirigimos a por nuestros amigos, condujimos unos minutos hasta llegar por ellos.
Nos detuvimos para que subieran, la camioneta de Emilio era de tres líneas de asientos, Diego y Renata se fueron en la de atrás, Niko y Textos en la de en medio, y bueno, Emilio y yo permanecimos en nuestros lugares.
—Escuché que pusieron un nuevo juego, es como el Big Shot de Stratosphere, pero un poco más pequeño, de a huevo tenemos que subirnos, culo el que diga que no —dijo Textos.
—A ver el juego —pedí.
—Mira —Textos me mostró la foto, y en seguida supe que todos podríamos subir sin problema, menos Emilio.
—Está chido verdad —Textos solo reía.
—Sí —asentí.
Tal vez podría fingir estar mareado para que ellos suban mientras Emilio se queda conmigo a esperarles, o tal vez diga que quiero ir a comprar algo de comer y que no necesito subirme allí, así Emilio podría disimular y acompañarme.
Mí cabeza procesaba, que excusas podría realizar para que mí compañero no tuviera que subir a juegos de altura.
—¿A qué nos subimos primero señoritas? —Textos entró feliz, y dando vueltas a la feria.
—Ren y yo queríamos ir a la rueda de la fortuna —Diego parecía hablar algo bajo.
—Uy, tortolitos —bromeó Nikolás.
—Vamos pues —rodeé mis ojos, no me molestaba si a Diego le gustaba mí hermana, si era correspondido o no, pero de todas formas es mí hermana menor, y Diego es mayor que ella tres años, no es mucha diferencia... Es solo que ¡Ah, hermano protector sale al ataque!
—Si Diego y Renata van juntos, yo pido a Joaquín —Nikolás me tomó del brazo.
—Al parecer nos toca a nosotros dos juntos porque somos las sobras —rió Textos.
—Un volado para ver quién va con Joaquín —habló Emilio.
—No importa, yo lo pedí primero —recalcó Niko.
—Hey, ¿Por qué no me preguntan con quién me quiero subir mejor? No soy un objeto para que solo digan que iré con ustedes porque sí —hice una mueca.
—Águila —volteó Nikolás a ver a Emilio, éste lanzó la moneda.
—Sol, boom perra —Emilio tomó mí brazo y me llevó con él, mientras le sacaba el dedo a Niko.
—En el próximo juego va conmigo —el ojiverde hizo pucheros, y se subió con Textos.
—Bueno, sé lo que viene a continuación, ésta rueda no es tan alta, pero si veo hacia abajo me muero, no, me dejes, ver, hacia, abajo ¿Bien? —Emilio se aferró a su seguridad cuando el encargado del juego nos la puso.
—Bien —asentí.
Nos elevamos hasta agarrar un ritmo normal, subiendo y bajando, al detenerse, quedamos justo en la punta más alta.
—Sé que tienes miedo, pero mira, la ciudad se ve bonita, ya está cayendo la noche —sonreí, y volteé a ver a Emilio, quién tenía sus ojos cerrados con mucha fuerza —. No tengas miedo, aquí está éste fortachón para protegerte ¿Recuerdas? —solté una risilla, y le tomé la mano.
—Sí —sonrió, y admiró la vista, mientras apretaba mí mano.
—¡Wey yo necesito subirme a esos ponys! —exigió Textos.
—Wey son para niños menores de diez años —le respondió Diego, mientras tomaba la mano de mí hermana.
—Pero son ponys...
—Lo siento brother, no puedes —le recalcó el de ojos rasgados.
—Vamos por un algodón de azúcar, ya nos subimos como a diez juegos y tengo hambre —pidió Ren.
Fuimos por lo solicitado, todos teníamos uno de diferentes colores y lo devorabamos.
—Psst, creo que querrán subir a ese juego que mencionó textos, lo vi en las fotos, también creo que te puedes morir de un ataque si te subes —susurré a Emilio.
—¿Cómo me libro de ésta? ¿Invento que me dió diarrea? —me respondía también susurrando.
—Tengo una mejor idea —agarré aire —. Chavos... Creo que me siento algo mareado, querían subirse al juego ese verdad —señalé el alto y monstruoso juego mecánico —Suban ustedes, neta creo que si me subo me vomito, de aquí los veo.
—Sí, vayan, yo voy a cuidar de Joaco, igual y les tomo fotos —Emilio me siguió el juego, y le guiñé el ojo.
—Chale, nosotros queríamos escuchar los gritos de niña de Emilio —Diego le dió un golpesito —. Vamos.
Los chicos acudieron a la fila, para entrar al juego, mientras que nosotros nos quedamos en las bancas de los costados, donde podríamos verlos solamente.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por salvarme de la humillación.
—Tenerle miedo a las alturas no debería ser una humillación, yo le tengo miedo a los bichos, eso sí es ridículo —mordí el último pedazo de algodón de azúcar.
—Bueno, cada quien tiene sus fobias pero, no sé, la mía me dá vergüenza, ¿Te acuerdas de como me puse en el avión, con lo de Jenny Rivera y eso? —ambos nos reímos muy alto.
—Ahí te pasaste un poquis.
—Ay, pero es que la turbulencia, fue horrible.
—Hemos subido otras veces, en todas te paniqueas.
—Sí, tal vez debería aprender a controlarlo.
Nos quedamos en silencio unos momentos mientras tomábamos refresco, dirigí la vista hacia unos puestos de manzanas acarameladas, y vi a la chica que estaba dando en adopción a los perritos... Recordé a... Pavel, y... Recordé a Gizén...
—¡Ahí van! —Emilio les tomaba fotos a nuestros amigos pero, mis oídos se volvieron sordos.
Vi una figura muy alta, de capucha, quién hablaba con la muchacha, y al parecer él sostenía un perrito, parecía estar... ¿Devolviéndoselo? ¿O adoptándolo? La figura se puso de perfil un segundo, y creí ver a...
—Es él —dije vagamente a niveles muy bajos, me paré, Emilio seguía tomando fotos —. Es... —salí corriendo lo más rápido que pude hacia allí.
—¡Joaquín! —escuché a Emilio ir detrás mío, muy lejano, no podía escuchar a nadie, a nada, en mí cabeza solo resonaba la voz de Gizén, y solo sentía mis pies apenas tocar el piso, de lo veloz que iba.
—Bastardo —dije, mientras llegaba hasta él —. Imbécil —las lágrimas comenzaron a invadir mí vista, quitándome la claridad — Te atraparé y te llevaré a la cárcel —sentí mí pecho bombear fuertemente, y mis piernas perder fuerza, la figura parecía tan lejana, si hace unos momentos, calculaba algunos diez, veinte metros...
—¡Joaquín cuidado! —escuché la voz de Emilio, pero luego, nada más.
PREEEEGUNTA:
¿Han inventado una excusa para no tener que subir a un juego que les da miedo?
Yo le tengo pavor a los juegos mecánicos ya que de pequeña estuve a punto de morir en uno. Los odio, y bueno, les cuento que he ido a ferias y parques a subirme a literalmente a NADA, voy con mis amigos y soy la que cuida los bolsos, la comida etc. Les tomo fotos o algo, porque yo ni loca me subo a nada, ni si quiera a un juego relativamente lento, no puedo con ellos. Con suerte voy en un teleférico.
Vota y comenta porque ¡El 16 de abril es el aniversario de la novela, y... Hay capítulo intenso! Los amo. ¿Me ayudan a llegar a 120k antes del 16? ¡Nosotros podemos cry babies emiliacos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top