Capítulo 48.
[La verdad es difícil de tragar].
—Emilio Marcos, estás enamorado de Joaquín Bondoni —había un corazón rojo en medio de la hoja, con anotaciones a los lados, decían más que nada sentimientos míos, frases que dije mientras hablaba en la visión con Joaquín, en medio del corazón estábamos al parecer yo y mi compañero, dibujados —. Si no eres heteroflexible, eso nos lleva a tu segundo veredicto, el cual ya te dije, estás enamorado de Joaquín, solo que ni cuenta te diste, y más importante, no sabes quién eres porque solo te gusta él del lado masculino, si te gustaran más chicos, podrías reconocer fácilmente que te atraen ambos sexos, pero como el joven es el único que te ha hecho sentir éstas cosas, siendo justamente un hombre, es por lo que te confundes tanto, no crees ser bisexual, por miedo, y porque te preguntas: ¿Pero si a mí no me atraen chicos? ¿Pero si a mí no me llama la atención el sexo entre dos hombres? Porque Joaquín es el único varón que te puede hacer ésto, es por eso que aún no sabes que eres. Pero déjame decírtelo yo, Emilio, eres bisexual, ¿Escuchas claro? Tal vez Joaquín sea el primer niño que te hace sentir cosas tan fuertes, pero si te pones a pensar y te remontas a tu pasado, no besaste a Adrián por accidente, y no acudiste a terapia por un error, siempre lo fuiste, solo que te acabas de dar cuenta. Pero tal vez en un futuro, más hombres puedan atraerte, volverte idiota, como lo hace Joaquín. Si lo niegas lo comprendo, no es fácil escuchar tu verdadera sexualidad de alguien que apenas conoces, y que aparte te den semejante noticia después de tantos años. Procésalo, y no te alteres. Solo tienes que aceptarte como eres. No tienes porque corresponderle a Joaquín, no, pero sí debes tomar una decisión, o lo tratas como un mejor amigo, o empiezas a darte cuenta de lo que te estoy diciendo, ese niño, es el único que te hizo sentir cosas de éste tamaño, dime, ¿Le hubieras rogado de esa forma a María que se quedara si fuera ella la que estuviera en esa situación?
—Obvio rogaría, no quiero que muera, pero si me preguntas que con la misma magnitud que a Joaquín, tal vez no... —era mucho que procesar, me acaban de decir que soy bisexual, que me gusta Joaquín, que más niños pueden hacerme sentir las mismas cosas que una niña en un futuro, y a la vez mis creencias me atormentan, ¿Dios, vas a odiarme si decido aceptar lo que ésta señorita dice que soy? ¿Vas a rechazarme y a expulsarme si decido levantarme y decir que afirmo lo que Yamaca dice que soy?...
Alguien profesional me dice mi sexualidad y lo afirma. Ahora solo falta que yo lo acepte... ¿No? ¿Debo aceptarlo? ¿Puedo verme con claridad y reconocer lo que ésta señorita dijo? Me gustó besar a un chicO, con O. Me gusta estar con él, no tengo problema en tratarle como a una princesa, no tengo problema si el me quiere tratar a mí como una... ¿Sexo entre hombres? Puede que duela, ¿Me gustaría si lo intento? En primera, ¿Cómo le hacen?
—Es mucho que pensar Yamaca...
—Lo sé Emilio pero dime, ¿Aceptas tus veredictos, o quieres seguir ignorando lo obvio?
Dudé, dudé demasiado en qué decir —Soy bisexual —y sentí que un enorme peso encima mío, se esfumó, como si me quitaran costales de los hombros... Fue increíble —. Y estoy... Estoy... No, eso aún no puedo...
—¿Seguro que no?, Mira la polaroid, dime que no es adorable.
Obedecí, tomé la polaroid una vez más, y la acerqué a mí. Joaquín, con esa gran sonrisa, esos ligeros hoyuelos que pasan desapercibidos, unas pestañas largas y rizadas, el brillo en su mirada, unos labios que saben... Cómo azúcar y miel, mejillas rosadas, poca barba que raspa si no se rasura, sus chinitos, los cuales planchaban todos los días en el set, sí, es adorable.
—Sí, estoy enamorado de Joaquín Bondoni —respiré, por primera vez sentí poder respirar adecuadamente.
—Ahora dime ¿Vas a luchar por ese amor, o prefieres dejarlo en mejores amigos, por ésta pequeña, María, se llama no?
—Quiero a María, no quiero separarme de ella así, creo que estoy más enamorado de ella que de él.
—Tal vez deberías pensarlo dos veces, pero es mucho por hoy, así que sí, sigue tu relación, poco a poco abrirás los ojos en muchas cosas Emilio. Tiempo al tiempo. Ahora que sabes tú sexualidad, puedes decidir si contarle a alguien, te recomendaría tus padres, Adrián, tus hermanos, o Joaquín, aunque sabes que si le confiesas eso, tendrás que darle explicaciones. Tú decidirás. Y ahora que también sabes sobre tu enamoramiento con el joven Bondoni, tal vez debas trabajar para disminuirlo, o para hacerlo más fuerte, una vez más, tú decisión. Muchísima suerte pequeño, estoy orgullosa de que hayas podido salir de ésta crisis. Puedes llamar de nuevo, siempre estoy aquí a partir de las doce a.m. Si no me encuentras a mi, y solo porque soy buena persona, te acabo de mandar mi correo y mi número de consultorio. Deberías dormir, sí, solo descansa, y medita. ¡Gracias por llamar a servicios de psicología inmediatos! Un placer, Yamaca.
—Adiós Yamaca, gracias —colgué.
—Soy bisexual, y me gusta Bondoni —se siente bien quitártelo de encima.
Me recosté en mi cama, apagué todo y me eché a dormir.
—Soy bisexual y me gusta Joaquín... Y María, mierda, ¿A caso debo decidir por quién luchar? No, no... Continuaré mi relación, dije que no molestaría más a Joaco y eso haré, mejores amigos, mejores amigos será.
Narración normal [Joaquín]:
Joaco B: ¿Lo decías en serio?
Emilio V: Sí Joaquín, llevo pensándote mucho tiempo, pero no había tenido el valor para pedir tu número, menos hablarte, me daba miedo.
Pero bueno, ya te lo dije, me gustas.
Joaco B: Honestamente no sé que contestarte, te acabo de conocer.
Emilio V: No tienes que responder nada, yo entiendo, solo te pediré que lo pienses, no tengas miedo, Loretta puede contarte sobre mi sí piensas que soy un extraño raro que quiere hacerte cosas o algo así.
Quisiera que saliéramos más seguido, a solas.
Joaco B: Tendría que hablar con mi mamá para poder ir solo, o bueno, que Niko deje de estar molesto conmigo para que me acompañe, porque bueno, Diego.
Emilio V: Le gusto a Diego, te dije que lo sé, si pensaba que yo era obvio, olvídalo por completo, no quiero hacerle daño a tu amigo, pero es que no me gusta.
Joaco B: Aceptaré salir contigo más seguido.
Emilio V: ¿Tienes algo que hacer mañana, bueno en sí, hoy en la tarde?
Joaco B: ¿No es muy pronto para vernos otra vez?
Emilio V: Quisiera verte todo lo que se pueda, entro a la preparatoria el 25, supongo que tú también.
Joaco B: Sí, y bueno, está bien. Probablemente tendría una reunión con Emilio porque el diecinueve tenemos ensayo general, ya que el veinte iniciamos teatro.
Emilio V: Puedo recogerte después de tu reunión, o ir contigo, como tú lo prefieras.
Joaco B: Mañana en la mañana te digo pero está bien, ¿A dónde iríamos?
Emilio V: Será sorpresa.
Joaco B: No te ofendas, pero no me gustaría recibir sorpresas de alguien que apenas conozco, puedes llevarme a mi muerte y yo ni lo sabría.
Emilio V: Tienes razón.
Pensaba que podíamos ir a los brincolines de la plaza comercial, ¿Has ido? Son divertidos, y luego podría comprarte un batido.
Joaco B: Sí, ya sé donde, está perfecto.
Emilio V: Debo dormir sí, nos vemos más tarde bonito:).
Descansa y duerme bien.♥️
Joaco B: Hasta más tarde, descansa.
¿A mi, podría gustarme Emilio?
"The sun is setting, and you're right here by my side, and the movie's playing... Famosorio corazón rojo está llamando..."
—¿Bueno? —dije medio dormido.
—¡Buenos días menso! ¡Despiertate, son las doce de la tarde, y te mandé mensajes a las diez! ¿Nos juntamos a ensayar? ¿Voy a tu casa, vienes a la mía, nos vemos en algún lugar? —¿Por qué tiene tanta energía?
—Eh —me levanté y me senté —. Ven a mi casa, a las dos.
—Nah, ni madres, a la una, ahorita llego, ¡Adiós! Ah, y bueno, checa tu correo, tú puerta, lo que sea, no sé como entregan cosas así, ahora sí, ¡Bye!
¿Mi correo? ¿A la una? Tengo pereza.
Me levanté, tomé la toalla y me metí a bañar.
Salí, jeans negros, camiseta rosa, chaqueta mezclilla negra, y converse rosas, listo.
Son las doce veinticinco, puedo comer algo, y debería decirle a Emilio V, si debería venir o mejor recogerme cuando se vaya Emilio.
Joaco B: Ven a la una, solo no hables mientras ensayamos.
Emilio V: Sí, no te preocupes, me concentraré en verte actuar bonito. Igual ya compré una entrada para ir a verte al teatro.
¿Por qué se siente tan bien que me diga eso?
Joaco B: Nos vemos. :).
Emilio V: ♥️✨
Joaco B: 💜
—Ma, ¿Dejaron correspondencia? —bajé las escaleras.
—Sí, en efecto, eso de arriba de la mesa es tuyo, ¿Emilio te mandó dos ramos? Uno es un girasol, y el otro son tres rosas blancas —mi mamá estaba haciendo de comer.
Me acerqué a las flores, uno el girasol, que tenía escrito en el papel craft, y le colgaba una notita que decía "De Emilio". Las rosas tenían una tarjeta adentro. La abrí.
"Las rosas son blancas
cómo el color de la paz y la tranquilidad.
Yo te envío éstas flores
para hacerte ver qué mis sentimientos son con sinceridad."
—Emilio V.
Los dos Emilio, que coincidencia.
Me senté a comer rápidamente, y a checar mis redes. Todo muy normal.
Escuché un auto llegar.
—Ma, va a venir Emilio para ensayar lo del teatro, y también va a venir Emilio mi nuevo amigo, porque después de eso quiere que vayamos a los brincolines, ¿Se puede? —preguntar ya que tienes todo planeado, que oportuno.
—Sí mi amor, ya me voy a mi cuarto, solo que con cuidado. Supongo que irán los tres ¿No?
—Eh... No, iría yo solo con Emilio el nuevo, ¿Puedo?
—A mí no me haces mensa, ¿Le gustas a ese niño verdad?
La miré sin saber qué decir... —Sí.
—¡Ay que emoción, tendré nuero! ¡Yerno perdón, yerno!
—¡Mamá!
—Ya me voy arriba, cualquier cosa me llamas, y vete con cuidado, me pasas tu ubicación en tiempo real, te amo, me saludas al galanazo, ¿De él son las flores verdad?
—Sí, ya, adiós —abrí la puerta, justamente Emilio V.
—Hey, ¿Cómo estás? ¿Recibiste las rosas? ¿Puedo pasar? —asentí, me saludó de beso y entró.
—Sí, muchas gracias, muy lindo poema.
—¿Dónde está mi tocayo?
—Llegando justamente —me asomé por la ventana, y abrí la puerta de nuevo.
—Hola Bobondoni, ¿Listo o tengo que patearte? —se pasó así como así, y bueno, ya teníamos más confianza —¿Tú quien eres? ¡Joaquín! ¿Es uno de ellos? ¿¡Le pateo los huevos?! —Emilio se puso en posición de ataque.
—¡No, no, no! Es Emilio, un nuevo amigo, vino porque después del ensayo vamos a salir. Emilio, te presento a Emilio, Villanueva —sonreí.
—Ah, bueno, ya estaba listo para tirar patadas, lo siento. Hola, me llamo Emilio Marcos —le tendió la mano.
—Emilio Villanueva —la estrechó.
—Que chido, mi tocayo —Emilio me sonrió —. Entonces, ¿Vamos a tu cuarto, y ensayamos?
—Sí, sin libreto, te reto —le dije.
—Sin problema —tiró el libreto al sillón.
Subimos a mí habitación.
Narrador omnisciente:
—Te puedes sentar en la cama mientras nosotros estamos aquí —le avisó Joaquín a Emilio V.
—Claro —el castaño se recostó del lado izquierdo, y solo los observó.
Ensayaron al rededor de dos horas.
—¡Bravo! —gritó Emilio sonriendo.
—Bueno, traeré comida de la tienda, ¿Quieren algo? —ofreció Emilio M.
—Yo no, gracias. Es que vamos a brincar y por unos batidos —respondió Villanueva.
—Es cierto, nada gracias —habló Joaquín.
—Ah es verdad —el semblante de Emilio jugaba mucho, parecía serio y al instante amable. La verdad sentía algo, una emoción negativa, probablemente celos, pero después de hablar con Yamaca sabía que no podía seguir mostrándose de esa forma si lo que quería era superar a Joaquín —. En ese caso me voy, igual te veo mañana en el ensayo general menso.
—Ah sí, ahí te veo —Emilio Marcos le tendió la mano a su tocayo, y luego sólo agitó su brazo hacia Bondoni, para salir de la habitación, bajar las escaleras, tomar el libreto del sillón y salir.
Subió a su auto, cerró los vidrios y se empezó a golpear contra el volante, con cuidado de no tocar el claxon.
—¿¡Por qué cabrón?! ¿Por que siento celos? ¡Ya no quiero eso para mí! Necesito calmarme, necesito irme a mi casa a dormir... Solo no quiero sentir ésto, ¿Por qué debería? Ellos ni si quiera están saliendo ¿No? Y si así fuera debo respetarlo, no actuar sospechoso. No creo que sean nada pero, ¿Salir juntos? ¿Solos? Los amigos no hacen eso, ¿O si? Estoy mal interpretando todo, eso estoy haciendo.
Necesito dejar a Joaquín en paz, ya no puedo acercarme a él de la forma romántica y protectora. Basta —encendió el auto —. Voy a superarte Joaquín, necesito hacerlo por tu bien, por mí bien. Y dejar que seas feliz con alguien más, con alguien que tiene mi nombre pero no soy yo, necesito verte sonreír, aunque me duela que lo hagas y no sea por mí... Te quiero Gress, te amo...
—Entonces, ¿Nos vamos? —Emilio V. sonrió.
—Claro —Joaquín tomó su mochila y abrió la puerta de su habitación —. ¡Vuelvo en un rato ma!
Bajaron las escaleras, salieron y subieron al auto.
—Oye, por curiosidad, ¿Tienes un segundo nombre?, Ya sabes para que cuando lleguemos a estar los tres de nuevo no los confunda al llamarlos.
—Emilio Gizén —el mayor encendió el auto.
—¿Se pronuncia "Yizén", no?
—Correcto Bondoni.
—Bonito nombre, original.
—Gracias bonito, ahora ponte el cinturón.
Joaquín se colocó el cinturón, se la pasaron cantando canciones de Ariana Grande y de Adele en el camino, hasta llegar a la plaza.
—¿Hacemos algo divertido? —preguntó Emilio.
—¿Cómo qué? —Joaquín se quitó el cinturón de seguridad.
Emilio bajó del auto, confundiendo a Joaquín, le abrió la puerta y le dió la mano —Sube a mi espalda.
—¿Me vas a llevar de caballito? —el rizado sonrió.
—¿Quieres que te lleve como a un bebé? También puedo.
—De caballito está bien.
—¡Tengo una mejor idea! Sube a mis hombros.
—Estás loco, mides como dos metros, me voy a matar.
—Anda, será divertido no caber por la puerta. Y, mido uno ochenta y nueve, no son dos metros —Emilio se agachó para que Joaquín subiera.
—Si me tiras te haré responsable.
—Entendido jefe.
Joaquín subió a los hombros de su compañero, quién cargaba justamente la mochila del ya mencionado en la espalda.
—Santo Ricky Martin, éstos son como tres metros de altura —Joaquín se aferró al cuello de Emilio.
—No tengas miedo va, dame las manos, puedes tomarlas, no te voy a soltar —Emilio tomó las manos de Joaquín y las dejó reposar al lado de sus orejas, sin soltarlo.
Entraron a la plaza, teniendo que agacharse porque justamente, no cabían.
—¿Está bueno el clima arriba?
—Agradable, creo que una mosca me saludó —ambos rieron.
—No pesas nada, ¿Comes bien?
—Más que bien.
—Complexión delgada, genial. Yo hago algo de ejercicio, solo en las mañanas antes de ir a la escuela.
—Está muy bien, oye, ¿No quieres bajarme? Tenemos que firmar en los brincolines y quitarnos los zapatos.
—Sin problema —entraron a la seción de paga —. Buenas tardes señorita quería dos brazaletes.
—Claro, ¿Para cuantas horas?
—Oye Bondoni, ¿Cuánto aguantas?
—Una hora está bien.
—Una hora será, firmo yo por los dos, aquí está el dinero, y gracias.
—Hey, yo iba a pagar lo mío.
—¿Por qué crees que no te bajé? Ya sabía que dirías eso, ahora te bajo —Emilio continuó con Joaquín en los hombros hasta el área donde se dejan los zapatos, se hincó y le dió la oportunidad de bajar a una silla.
—Así que era plan con maña señorito —Joaquín empezó a quitarse los zapatos.
—Solo un poquito.
Se metieron a los brincolines y comenzaron a saltar por todas partes, empujándose, subiendo a las barras de equilibrio y cayendo a los cubos de espuma. Se balancearon en las cadenas, corrieron hacia la pared elástica y rebotaron.
—Te reto a que pases la barra de equilibrio sin manos, si lo haces te debo algo, y si no, tú me debes algo a mí.
—Vas a perder, estuve en un entrenamiento —Joaquín subió a la barra y dió dos pasos.
—¡AHÍ VIENE ARIANA GRANDE!
—¿De verdad crees que voy a caer en eso? —dos pasos más.
—Si es mentira entonces dime quién es esa con coleta y botas blancas.
Joaquín volteó y vió precisamente a la que parecía ser Ariana.
—¡No mames! —Joaquín perdió el equilibrio y cayó a los cubos de espuma, salió rápidamente —. ¡Hay que pedirle un autógrafo!
—Nah, no es Ariana, hoy es noche de imitadores, es una chava que hace de ella y bueno, me debes algo.
—¡Lo sabía, me engañaste! —Joaquín hizo puchero —. ¿Qué vas a querer?
—Primero déjame rescatarte —Emilio saltó a los cubos, cargó a Joaquín.
—Puedo salir solo, ésto mide metro y medio.
—Cállese, ya lo rescaté —Emilio subió las escaleras con Joaquín en manos.
—Y ahora bien, ¿Qué quieres? No acepto trata de blancas, ¿Okay?
—Estás bien menso. Te diré en el auto.
—Hay que disfrutar, nos quedan tres minutos según el marcador, ¡Al piso elástico! —Joaquín salió corriendo.
Empezaron a saltar descontroladamente, se empujaban y hacían figuras en el aire.
Se empezaron a pelear hasta que rodaron por la montaña elástica, y Joaquín quedó sobre Villanueva.
—Ahora entiendo lo que se siente.
—¿Qué cosa? —preguntó confundido Joaquín.
—Tener a un serafín sobre ti.
—¿Serafín?
—Alguien muy hermoso.
—Ay, cállate —Joaquín se sonrojó por completo y se dejó caer al lado de su pareja.
—Yo solo digo la verdad, tienes el brillo de mis soles en los ojos, lo rosado de decenas de cerezas en las mejillas, y la suavidad de la seda en la piel.
—¿Eres poeta?
—Escribo poesía sí, desde los ocho.
—Muchachos su tiempo terminó, si pueden salir por favor —el encargado.
—Claro, gracias —dijeron ambos levantándose.
Salieron y se dirigieron al área de comidas.
—Yo quiero un batido de fresa con tubitos de chocolate y una fresa arriba —Emilio pidió.
—Un batido de plátano, con los mismos tubitos por favor.
—Serían setenta y dos pesos.
—¡Emilio mira un señor vestido de pantufla!
—¿Pantufla? —Emilio volteó a ver hacia atrás confundido.
Joaquín pagó rápidamente los batidos.
—¡Hey esa era mi técnica!
—¿Quién de verdad piensa que hay alguien vestido de pantufla? —Joaquín río tomándole a su batido.
—¿Quién en su sano juicio dice que hay alguien vestido de pantufla?
—Ese es el problema, no tengo un sano juicio.
—Me encanta, pero déjame pagarte, no quiero que me compres nada.
—Díselo al espejo, tú pagaste lo de los brincolines, y fue más dinero, estamos a mano.
—Está muy bueno ésto oye, pero te lo recompensaré.
—No tienes que —Joaquín sonrió.
—Mañana después del ensayo, ¿Quieres ir a un antro? Está divertido, no permiten grabar ni fotografíar a otros, por si te preocupa que tus fans te lleguen a ver ahí.
—No creo que mi mamá me lo permita.
—Le dices que te quedarás en mi casa y vamos, obvio si te incómoda o no quieres no hay problema.
—Está bien, veré si me deja quedarme en tu casa, lo cual veo muy difícil. De hecho ya es algo tarde, ¿Podemos irnos? Si quieres pido un Uber, para que no tengas que ir a dejarme.
—Ni hablar, no vas a irte solo, obvio te voy a ir a dejar, vamos.
Salieron de la plaza y subieron al auto.
—Oye ya te puedo pedir lo que apostamos hace rato —Emilio tomó de su batido para luego dejarlo en el portavasos.
—Ah sí, ¿Qué va a querer el ganador de la apuesta? Dinero no por favor —Joaquín dejó el batido en el portavasos siguiente —. Ni un cheque, por si querías hacerme tramp...
Un beso directo en los labios de Joaquín, mientras Emilio tomaba la cara delicadamente de su compañero, y le transmitía mil emociones por el contacto.
Joaquín se puso más rojo que nunca, sus mejillas elevaron su temperatura, abrió los ojos mucho, pero pocos segundos después, a pesar de sentirse muy extraño, cerró los ojos, elevó los brazos poco a poco, para colocarlos en la espalda de Emilio.
Se preguntaba por qué, por qué tan repentinamente, ¿Estaba bien hacerlo? Los vidrios eran polarizados, nadie vería lo que hacían, porque estaban en el estacionamiento dándole frente a una pared, nadie podría verlos por el vidrio delantero, y como el horario de invierno estaba aún en pie, eran las seis, y ya estaba oscuro, así que nadie se enteraría de lo que pasara dentro del auto.
Joaquín por primera vez, no pensó en el Emilio que ya todos conocemos, solo se dejó llevar por el momento. Fue un beso largo, donde se separaban por milímetros en milisegundos y sus bocas se volvían a unir, un beso con deseo.
El estómago de Joaquín se sentía revuelto, se sentía nervioso, y sentía estar acelerado. Le sorprendió, porque nadie había podido hacer eso en muchísimo tiempo más que Emilio Marcos. ¿Sería que ahora podría enamorarse de alguien más?
—Wow... —salió de los labios de Villanueva al despegarse de Joaquín porque les faltaba el aire.
—Sí, wow —respondió el más pálido.
—Perdona por ir muy rápido, tal vez no debí hacerlo, pero ya no aguantaba, estar cerca de ti es como una bomba de tiempo, no aguanto las ganas de besarte y al final exploto en impotencia.
—No pasa nada...
—¿Te... Te gustó?
—Sí Gizén, me gustó.
—Escucharte decir mi segundo nombre es arte —Emilio encendió el auto —. Que bonito sería escucharte decir el tercero.
—¿Tienes un tercer nombre? ¿Cuál es?
—Si me besas otra vez te digo —Emilio le sonrió pícaramente.
Joaquín lo miró dudoso mientras lo analizaba, segundos después se inclinó y le dió un leve beso en los labios.
—Podría acostumbrarme a eso para siempre —Emilio sonrió enormemente —. Bet.
—¿Apostar en inglés?
—No, mi tercer nombre es Bet, no lo había pensando, es verdad, me llamo apostar en inglés —Emilio se rió en alto.
—Emilio Gizén Bet Villanueva...
—Altamirano.
—Emilio Gizén Bet Villanueva Altamirano, espero que nunca hayas hecho planas en la escuela.
—Como lo esperaba, melodioso proveniendo de ti, y de hecho sí, me tocó una vez. Pero junté como cuatro plumas con cinta y las hice más rápido, técnica vieja por si la quieres usar algún día —el castaño más claro salió del estacionamiento y comenzó a conducir a casa de Joaquín, estarían a unos treinta minutos de ella cuando mucho —. Joaquín, espero sí te dejen quedarte en mi casa.
—¿Por donde vives?
—Por La Roma, en una colonia cerrada, mis papás tienen la casa que está al final del terreno, es bonita, pero yo paso más tiempo en la casa que tenemos para las vacaciones, a ellos no les gusta, técnicamente me mudé ahí, pero aún estoy en casa de mis padres unos días y otros no. La casa de vacaciones está detrás de la casa de Emilio, tú compañero, es gracioso e irónico. A veces llegué a ver a Emilio paseando a sus perros por la manzana, pero no le presté mucha atención. Igual si te quedas a dormir podemos estar en la casa de mis papás, para que tú mamá se sienta más segura y tú también.
—Vaya, muchas coincidencias —Joaquín solo podía pensar que la escencia de Emilio Marcos le perseguiría de por vida, aún más si iniciaba algo con precisamente un Emilio.
—Sí, divertido, pero bueno, ¿Nos quedamos en la de mis padres mejor?
—Sí, mejor —Joaco sonrió.
—Muy bien, llegando les pido permiso. Sé que dirán que sí, de todas formas ambos trabajan todo el día, llegan a las once de la noche y van a dormir inmediatamente.
Joaquín no sabía que decirle exactamente, ¿Un lo siento? Tal vez el no se sentía solo, solo lo estaba mencionando como dato.
Sí, eso podría ser.
Llegaron a la casa de Joaquín.
—Te veo mañana, si te dejan, te quiero bonito —un beso en la mejilla de Joaquín.
—Lo mismo, gracias por todo, hasta luego —Joaquín salió del auto rápido y se metió a la casa.
Entraba en pánico quisiera o no al estar en esas situaciones con Gizén, no le desagradaba, solo era algo de miedo.
¿Será que el quiere algo en serio?
¿Sería malo tener algo tan repentinamente?
De todas formas, el noviazgo es para conocerse, no siempre hay que saberlo todo de la persona para poder estar con ella, ¿O si?
—Para finalizar, ya saben, línea de Temo, se toman de las manos, las elevan en el aire y gritan ¡Somos Aristemo!, Se voltean a ver, como si se fueran a besar, y le besas la frente. Porque no vamos a poner el beso en vivo, primero debe ser el de la novela —el señor Osorio solo observaba y daba indicaciones.
Emilio y Joaquín siguieron sus líneas, se tomaron de las manos y juntos gritaron —¡Somos Aristemo!
El rizado besó la frente de Joaquín.
—Perfecto muchachos, pruebas de sonido listas, se saben toda la obra sin trabaderas, todo muy bien, se pueden retirar —Osorio les dió salida a los chicos.
Elizabeth condujo con Joaquín en el auto hasta su casa, y Emilio se fue por su cuenta.
—Mamá, ¿Puedo tener una pijamada en casa de Emilio? —Joaquín intentó estar calmado.
—Sí, nada más le ayudas si quieren algo de comer, y no molestes a Niurka.
—No ma, ese Emilio no, Emilio Villanueva, mira tiene un segundo nombre, le diré así contigo para que no te confundas, Gizén.
—¿Al que le gustas? —mi mamá sonrió.
—Sí...
—Debes prometerme que nada de sexo Joaquín, hasta que seas mayor. Ni tampoco fajes o felaciones ¿Escuchas?
—¡Mamá que asco!
—Cállate, no dirías lo mismo en presencia de Gizén. Prometemelo.
—Prometido ma.
—Ahora ten, por si no piensas escucharme tan si quiera cuídate —mi mamá me entregó unos condones.
La vi con los ojos abiertos como platos y solo me quedé en silencio.
—¿Va a ir por ti o te voy a dejar?
—Viene por mí, haré una pequeña maleta de todas formas, gracias mamá.
—Me lo entregas mañana a más tardar la una de la tarde, ¿Trato? —mi mamá negociando con Gizén.
—Trato hecho señora Gress —Emilio sonrió ya en el auto.
—No le des muchos lácteos, es alérgico al pepperoni y no soporta el picante, ¡Y nada de alcohol! ¿Entendido? —mi madre siendo mi madre.
—Entendido, nada de eso para Joaquín —Emilio subió las ventanas, y le dijimos adiós —. Te ama mucho.
—Lo sé, yo a ella.
—¿Escuchamos a Ariana?
—Por supuesto.
Cantamos todo el camino, ni un minuto de aburrimiento.
Llegamos a la colonia, hasta el fondo.
Dios mío, ésta casa...
PREEEEGUNTA:
¿Del 1 al 10 qué tanto shippean Joazén? [Joaquín × Gizén].
Vota y comenta porque por fin mi bebé Emi resolvió sus dudas:).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top