Capítulo 43; parte 2.
[Como un fénix]
—¡NO! —gritó Joaquín, sintiendo algo en su pierna.
—¡Joaquín! —gritó Nikolás mientras sostenía a su mejor amigo del tobillo, quién colgaba boca abajo hacia el vacío total.
—¡Suéltame Nikolás! —exigió el pequeño.
—¡Claro que no!, ¡Estás loco si crees que voy a dejarte caer!, ¡Deja de hacer fuerza y déjame subirte!
—¡No, solo déjame ir!, ¡Por favor Niko, solo déjame ir! —las lágrimas en su rostro no faltaron.
—¡ERES MI MEJOR AMIGO, MI HERMANO, YO NO PUEDO DEJARTE IR! —Nikolás comenzó a llorar frenéticamente, lleno de adrenalina y dolor.
—¡Solo quiero irme, por favor! —rogaba Joaquín.
—¡No te vayas, por favor no te vayas, yo te quiero conmigo, te necesito conmigo, no puedes dejarme así... Somos tú y yo contra el mundo!
—El mundo me derrotó, déjame ir...
—Joaquin yo te amo, todos te amamos demasiado, tu partida no va a dejar nada más que vidas destrozadas... ¡Déjame subirte!
—¡DÉJAME! —sus patadas hacían que los bloques vecinos se derrumbaran.
—Bien, si te vas a ir, entonces yo me iré contigo —Nikolás dejó de hacer presión para subirlo y se puso algo flojo.
—¡No! ¡No, tú no! ¡Tú no te mereces ésto! —pidió Joaquín.
—Tú tampoco, pero si a esas vamos, entonces los dos nos iremos juntos...
La amistad era tan fuerte, que si Joaquín iba al infierno por suicidarse, Nikolás estaba dispuesto a ir por el mismo camino, solo para estar con Joaquín.
—¡No por favor, no quiero que tú mueras! —gritaba Joaquín.
—¡Yo tampoco quiero que tú mueras!, Joaquín porfavor, podemos hablarlo, podemos superar ésto juntos, puedo mudarme a tu casa si quieres, puedes mudarte a la mía, puedes trabajar en otra cosa, podemos cambiar de colegio ambos, podemos irnos de la ciudad si lo deseas, solo por favor, déjame subirte!...
Joaquín dejó de hacer fuerza, y se puso ligero, y con mucho sacrificio, Nikolás pudo subir a Joaquín, a duras penas y con heridas que aparecían en el abdomen del pequeño, logró ponerlo a salvo.
Una vez del otro lado de la valla, Nikolás tomó a Joaquín en brazos y lo acogió como el tesoro más grande que alguien pudiese haberse encontrado jamás.
—Te amo Joaquín, escúchame bien, yo te amo, y jamás podría vivir en un mundo donde tú no estés... —Nikolás besó la cabeza del ojimiel, llorando —. Te pido, no, mejor dicho te suplico, que nunca más pienses en terminar tu maravillosa vida. Eres un ser de luz Joaquín, eres un sol, eres la razón por la cual medio México sonríe, por la cual muchos adolescentes hoy pudieron ser libres, eres un ejemplo, un gran y majestuoso ejemplo, a tus quince años, has hecho más que millones de personas. ¿Es que acaso no lo ves?, No es nada más tu trabajo, es la manera en la que lo desarrollas y como lo tratas en la vida real; eres un ser magnífico, eres amado, por mí, por tu mamá, por tus hermanos, tu padre, tus demás amigos, eres nuestra esperanza... Y aunque allá afuera existan personas estúpidas, homofóbicas, ignorantes, o incompetentes que quieran lastimarte, ¡Demuestrales que eres más fuerte e inteligente que ellos!, No se merecen tener la satisfacción de saber qué te vencieron... Te ruego, qué valores más tu vida, eres un humano, tienes derechos, tienes virtudes, tienes tanto por vivir, tienes un camino larguísimo, y mucha huella que dejar... Nunca nunca, pero nunca dejes que alguien venga a querer apagar tu preciosa luz, porque eso eres, eres una gran estrella brillando en el cielo, y hay tantos que quieren apagarte, pero no podrán, porque resistes como los gigantes, yo sé que sí... Vamos a superar ésto, juntos, prometo no volver a descuidarme ni un segundo de ti, prometo decirte todos los días lo especial que eres para mi, cuan significas. Perdóname, perdóname si no te he hecho sentir lo suficientemente especial, por si no te he cuidado adecuadamente, por favor, perdóname...
—Nikolás, no debo perdonarte nada, tú deberías perdonarme a mí —Joaquín estaba escondido en los brazos de su mejor amigo.
—¡Estás loco!, No debo perdonarte nada, solo tranquilo, y abrázame por favor, por favor... No quiero pensar que hubiera pasado si hubiese llegado tarde un segundo más...
—¿Cómo me encontraste?
—Tu ubicación estaba encendida, gracias a Ariana Grande, te rastreé.
—Sí pero... ¿Cómo sabías que yo venía aquí, o sea, que estaba solo...?
—Eh... E-Emilio me llamó, me dijo que te buscara pronto...
—¿Hizo eso?
—Sí, es un imbécil, pero le agradezco que me llamase a pesar de todo. Me dijo lo que te hizo, y pienso romperle toda esa fachada de Dios Griego que dicen las fans que tiene; después del final de la novela, le voy a moler los huesos como si fuera lo último que haga, le voy a triturar la cara y voy a romperle la nariz hasta que no pare de sangra...
—Nikolás, el no tiene la culpa de que yo haya elegido hacer esto. El solo expresó lo que realmente sentía, y no lo puedes culpar. El no es gay, y no siente nada por mí, eso no es razón para querer matarlo.
—Odio que seas tan pacifista y analítico...
Joaquín se entristeció un poco.
—¡No! ¡No es verdad! ¡Perdón! ¡Amo que seas así, es que eres demasiado tierno, y blando, y es que yo soy muy... Ah, perdoname!, No te odio, no odio que seas así, te amo, te amo mucho —lo abrazó rápidamente.
—No pienso suicidarme por un comentario así, no te preocupes. Solo que de verdad, quisiera haber... Saltado.
—No, por favor no, vámonos, vámonos de aquí ya. Te llevaré a tu casa, o a la mía, a donde quieras; y te conseguiré ayuda psicológica para que puedas descargar tus emociones, algún buen terapeuta privado, pero por favor, vámonos de aquí, es peligroso —Nikolás se levantó aún abrazando a Joaquín y bajaron.
Fueron con cuidado por las escaleras, y siguieron descendiendo.
—¿Te llevo a tu casa, a la mía?
—No hay nadie en mi casa, se fueron a ver a mi papá, tuvo un accidente —dijo el ojimiel cabizbajo.
—Me quedaré en tu casa, voy a cuidarte, solo vamos por mi maleta a la mía, para así irme mañana contigo a Huatulco, sube al auto vamos —Niko le abrió la puerta y se sintió tan seguro al cerrar el candado de ella, que suspiró fuertemente, aliviado de que había salvado una vida.
Es tan lamentable como en muchas ocasiones así, sobre suicidios, no hay nadie que llegue a frenar dicho acto, no hay nadie que evite la muerte, no hay una segunda oportunidad... Pero ésta vez, la hubo, y no había nadie más agradecido que Nikolás por haber estado ahí para rescatarle.
Subió al auto, y arrancó.
—¿Quieres algo de música? —preguntó el pelinegro.
—Creo que prefiero el silencio —el Joaquín que estaba sentado en aquel asiento, no era el mismo de hace unas horas, por supuesto que no, ¿Cómo iba a serlo?, Estaba aún en un estado de trauma, de petrificación.
El ambiente llegaba a resultar hasta hostil, pues Nikolás no sabía que más decir, y Joaquín probablemente no quería responder a nada, solo quería el silencio, para dar gritos ahogados en su mente, maldiciendo el momento en el que su despedida del mundo terrenal fue interrumpida.
¿Quién le dió el derecho a Nikolás de decidir sobre su vida? ¿Quién le dijo que podía amenazarlo con matarse él también solo para que bajase de ahí? ¿Quién era él para tomar una decisión sobre la suya ya hecha?
¿Era mejor haber sobrevivido? ¿Era mejor haber acabado con todo de una vez?
Las dudas en la cabeza de Bondoni, eran tan grandes que no le dejaban en paz, tantas pero tantas preguntas surgieron de él, que no podía tolerar la gran capacidad de ellas, preguntas como ¿Y si sí hubiera cometido mi prometido? ¿Y si hubiera muerto? ¿Y si Nikolás no llegaba? ¿Y si aún quiero volver a hacerlo? ¿Qué va a pasar después de hoy conmigo? ¿Veré el mundo diferente? ¿Y mi familia, y si se enteran de que estuve a punto de matarme? ¿Emilio, que diría Emilio si se enterase? Nadie puede saberlo, nadie más que Nikolás.
—¿Quieres llegar a comprar un chocolate caliente? —la voz de Niko interrumpió sus pensamientos.
—N-No sé, como quieras.
—Si no quieres bajarte puedo ir yo, solo si me prometes no tratar de escapar... No quiero dejarte solo, de verdad que no.
—Lo prometo, ve...
—Promételo con el corazón, Joaquín.
Ambos se voltearon de frente y colocaron sus manos en el corazón el otro, y al unísono dijeron —Lo prometo, con el corazón.
—No me tardo —el ojiverde salió disparado del auto, poniéndole el seguro contra niños a las puertas, y acto seguido corrió hacia adentro de la tienda.
Joaquín colocó la radio, pensó que no podía estar así de “amargado”, no quería hacer sentir mal a su mejor amigo, pero su humor, su dolor era inevitable. Porque aunque ya hubiesen pasado horas; el corazón le ardía como el fuego de mil soles, todo desde las profundidades, pero se arrepintió al instante de haber colocado la maldita radio.
“Take me back to the night we met...
I don't know what I'm supposed to do
Haunted by the ghost of you
Take me back to the night we met...”
La apagó lo más rápido que pudo sin dañar el auto de su amigo, y comenzó a llorar.
—¿Por qué? ¿Por qué...? —se repetía en voz alta, golpeando su cabeza una y otra vez, se cuestionaba mil cosas, y quería arrancar la voz que provenía desde dentro de su mente.
Sus ojos no dejaban de estar rojos al igual que su rostro, sus manos dolían de tantas veces que decidió golpearse él mismo. La impotencia le invadió el cuerpo y tuvo un ataque de ansiedad, el cual lo hacía retorcerse en su propio lugar, encorvándose, volteando bruscamente el cuello, moviendo constantemente las piernas y los brazos, mientras que el dolor de su pobre y pequeño corazón roto, le carcomía vivo.
Sacó su celular y se dirigió a la grabadora, para reproducir su audio más reciente... Le adelantó hasta donde hablaba sobre Emilio.
“Te amo Emilio, aunque tú a mí no, te amo como jamás estuve enamorado de alguien, te amo desde que te conocí, te amo desde que me abrazaste por primera vez, te amo desde ese primer beso inocente, te amo desde que “te salvé la vida corriendo hacia ese hospital”, te amo desde que me viste con ese brillo tan especial, te amo por toda y cada una de las cosas que hemos pasado, tanto malas como buenas, durante casi un año —soltó una larga línea de lágrimas —. Te amo por todo lo que eres, por todo lo que fuiste, y por todo lo que serás. Te amo porque sin ti yo hoy no sería quién soy, pero a la vez, debo despedirme porque lamentablemente, tú no sientes nada de lo que yo acabo de expresar.” —cortó el audio, ya no podía escuchar más, su corazón no se lo permitía.
Tuvo varios flashbacks en unos segundos, desde el día que conoció a Emilio, hasta el día en que fueron al parque de diversiones y la odiosa hermana de la señorita María lo había besado, y Emilio se había enfurecido. También recordó aquellos buenos días cuando se quedaba a dormir con él, y se sentía completo, hasta el día del baile de invierno, cuando fueron a comer tacos a caballo. Tantas cosas, que él quería conservar, pero que la otra parte de sí mismo quería desechar.
—Bueno bueno, te traje un chocolate bien calientito, una donas, muchas a decir verdad; unas galletitas, y me regalaron una bolsita de bombones para que le pongas a tu chocolate, y no te preocupes, ésta cajita hará que se mantengan muy calientitos hasta que lleguemos a tu casa —Nikolás colocó la comida bien asegurada en el asiento trasero, y emprendió marcha una vez más.
—Nikolás.
—¿Si?
—Perdóname por haber querido matarme.
—Solo ruego porque ya no pienses en ello, jamás, nunca, ni en un millón de años. Quiero que sigas vivo, ¿Me escuchas? —Niko le tomó la mano fuertemente a Joaquín mientras manejaba.
—Sí, te escucho —afirmó Joaco.
—Pues que bueno, porque es en serio; no tengo idea de cómo le voy a hacer para que mejores, para que superes este dolor, pero voy a intentar hasta que ya no me de vida para hacerlo, créeme no será fácil hacer que me rinda si eso llegas a pensar.
—Te amo —finalizó Joaquín.
—También créeme que te amo más —Nikolás le sonrió, y continuó viendo el camino.
—¿Estás bien para decirme que pasó con tu papá? —Nikolás entró a la casa, y Joaquín cerró con candado la puerta tras de el.
—Chocó, bueno lo chocaron, según la nota periodística y está en el hospital, no me han dado nuevas noticias, probablemente mi madre y mi hermana todavía siguen en el vuelo —subieron las escaleras para entrar al cuarto de Joaquín.
—Va a mejorar verás que sí, y cuando ya esté bien, te hablará y te dirá cuánto te ama —Niko cerró la puerta de la habitación con el pie.
Joaquín se recostó en la cama y se colocó en posición fetal.
Comieron, vieron alguna película adolescente del momento, y se acostaron debajo de las cobijas, ya que hacía un frío considerable.
Nikolás abrazó a Joaquín y comenzó a hacerle piojito, hasta ver qué el de leves chinos, se había quedado profundamente dormido, como no iba a estarlo, si hizo tanto ejercicio el día de hoy.
Para Niko, ver a Joaquín así, tan vulnerable, pero a la vez sano y salvo en lo que a salud concierne, era más que suficiente.
Pero la rabia y las ganas de estamparle a Emilio la cara contra el pavimento eran demasiado enormes.
Emilio Marcos:
Hey, ¿Cómo está Joaquín?
Dime porfavor que no le pasó nada. 7:13 p.m.
Niko, ¿Lo encontraste? 7:32 p.m.
No sé nada de él , estoy preocupándome. 7:48 p.m.
Nikolás, sé que muy probablemente me odias pero por favor... Dime si está contigo, si está bien. 8:02 p.m.
Nikolás.
Nikolás.
Nikolás.
Nikolás.
Nikolás.
Nikolás. 8:23 p.m.
¿Puedes sentir algo de empatía por mi?
Dejé al chico al que le rompí el corazón solo, y lo hice porque no quería molestarlo o ilusionarlo más, fui frontal... 8:35 p.m.
[Nota de voz]
▶️ “Niko, yo sé que la cagué, tal vez no debí haberlo dejado ir así, pero tengo mucho miedo, no sé si está bien, si me odia, si asistirá mañana al aereopuerto, si ya no quiere verme... Necesito saber... ¿Cómo está?, ¿Está herido?, ¿Le duele algo?, De verdad que mi intención jamás fue lastimarlo así, es que yo no puedo corresponderle, sabes y sabe que tengo novia y no soy... No soy gay... No quiero perder su amistad, no podría... Tolerar perderle de esa forma ni de ninguna otra, es mi amigo, de los mejores, mi hermano... Dile... Dile que... No, bueno, yo puedo decirle, pero no sé si quiera escucharme. Solo dile que recuerde a Achernar, así tal cual, Achernar, y que recuerde nuestras promesas... 8:56 p.m
¿Estás con Joaquín, está contigo?
Rastreé su celular, su ubicación dice que está en su casa, quisiera ir con el, estoy demasiado preocupado, ¿Estás ahí con el? 9:42 p.m.
¡Nikolás por favor! 10:49 p.m.
No puedo ni pegar un ojo, solo quiero saber cómo está... 12:33 a.m.
Niko 🐧: Sí, físicamente está bien, dentro de lo que cabe. 12:37 a.m.
Emilio Marcos: ¿¡Qué le pasó, se lastimó?!
Niko🐧: No mucho, pero si yo no hubiera estado ahí, probablemente ya ni si quiera pudiera haberle preguntado si se había lastimado.
Emilio Marcos: ¿Cómo que no hubieras podido?...
Niko🐧: Emilio, te pido que no le cuentes nada a Joaquín hasta que él decida decírtelo, pero...
Trató de suicidarse, y fuiste uno de sus motivos para hacerlo, por eso creo que eres más que un idiota.
Pudiste haber sido el mayor responsable de su muerte, y la culpa no te dejaría en paz el resto de tus días.
¿Cómo se te ocurre dejarlo ir así? ¿Cómo se te ocurre usar esas palabras sabiendo con quién estás hablando?
“No, no te amo, no puedo hacerlo y lucharé para nunca hacerlo”, ¿De verdad mediste tus palabras? Ese “lucharé para nunca hacerlo”, estaba demás. Podías decirle que no sentías lo mismo, claro, pero decirle eso, ¿Tienes idea del daño que le causaste?
Hiciste más que romperlo Emilio, lo destruiste, lo jodiste.
Quiero hacerte daño, mucho daño, y no solo a ti. ¿Te acuerdas del bullie?, Rodrigo, bueno, él es otro de los enormes motivos por el cual Joaquín tomó mera decisión tan errónea. Le mandó una carta, diciéndole múltiples chorradas, estupideces, que lo hicieron sentir la peor bazofia del mundo.
Su padre tuvo un accidente, está grave en el hospital.
Cuando huyó de tu casa, lo asaltaron.
Rodrigo se lo topó en el camino, lo molestó y lo golpeó.
No tienes idea del día que tuvo, y está más que destruido, está tan cansado, que cayó profundamente dormido, ni si quiera su somniloquía se ha hecho presente.
Mañana me iré a Huatulco, para cuidar de él, para cuidarlo de ti. La neta no sé que tanto odio puedo llegar a tenerte si te tengo de frente, así que mejor cuida tu cara si te encuentras cerca de mí.
Emilio Marcos: Yo... Yo...
Niko🐧: Tú no sabes que decir.
Está más que claro.
Mira, Joaquín por el momento está en paz porque está inconsciente, cuando despierte volverá a decaer, y no estoy muy seguro si lo convencí de no cometer suicidio, así que me da miedo dejarlo solo.
Podría estarse cortando las venas en el baño y no me daría cuenta, así que no me le voy a despegar ni un segundo.
Nos vemos en el aereopuerto en la mañana, y te juro Marcos, que si te le acercas, si quieres hacerle más daño, si lo tocas, si lo haces llorar una vez más; te mato, te juro que te mato.
Emilio Marcos: ¿Podrías... Enviarme una foto de él ahora mismo?
Quiero verle por una última vez así, antes de que deje de hablarme definitivamente...
Niko🐧: Pides cosas raras, que no te mereces pero... Agh...
Es lo mejor que puedo hacer, las luces están pagadas y no pienso ponerle un Flash en la cara.
Espero mañana te comportes profesionalmente, adiós.
Emilio se quedó viendo la foto de Joaquín un rato, pensando en todo lo malo que le había causado. Joaquín iba a suicidarse... Joaquín iba a suicidarse y sabrá Dios si aún pensaba en hacerlo, esos pensamientos estaban en la cabeza de Emilio, esos y muchos más.
—Tal vez el que luchará para no amarme es él, porque las dudas... Mis dudas, están más que confirmadas —Emilio apagó su celular, y se metió en las cobijas una vez más, para llorar.
—Buenos días —Nikolás se posó al lado de Joaquín para moverlo un poco —. Son las diez de la mañana.
—¿¡Las diez?!, ¡Pero si debía estar en el aereopuerto a las siete! —el castaño saltó de la cama para correr al baño, algo adolorido.
Niko río por su parte, esperando a que su compañero saliera de bañarse en modo flash.
—¡¿Dónde está mi toalla?!, ¡Nikolás perdí la toalla! —Joaquín salió cubriéndose su intimidad con la ropa que se había quitado, desesperado.
—La tendí afuera porque la usé, no encontré más en los cajones, y no quise meterme al cuarto de tu mamá —respondió el ojiverde muy calmado.
—¿¡Qué esperas?! ¡Vamos muy tarde!
—Joaquín...
—¡El señor Osorio me va a matar!
—Joaco...
—¡Me va a despedir aunque sea el final!
—Joa...
—¡Santa regañada me va a poner!
—¡Joatitch!
—¿¡Qué?! —se frenó el rizado.
—Son las cinco y media de la mañana, solo quería que te levantaras rápido —Niko se encogió de hombros.
—¡Eres un hijoepu...!
—¿Quieres la toalla o no?
—S-sí.
—Ten, había una extra aquí abajo, apenas la vi —el de tez pálida le entrego el gran trozo de tela a su mejor amigo, el cual regresó al baño para secarse y cambiarse.
Luego de un rato, Joaquín ya estaba listo, desayunaron y salieron de la casa para subirse al auto de Nikolás.
—¿Quieres dormir otro poco?, De aquí al aereopuerto es media hora más o menos —sugirió Niko.
—Creo que aceptaré tu propuesta —dijo Joaquín, recostándose en el asiento y respirando profundo.
—Eh Joaco, llegamos —Nikolás movió un poco a su compañero durmiente.
Se levantó, ambos tomaron sus maletas y entraron al aereopuerto.
—Hijo, llegas temprano —el señor Osorio saludó a Joaquín con una sonrisa y acto seguido se dirigió hacia Nikolás —. Qué sorpresa verte Niko, ¿Vas de viaje también?
—Iré a Huatulco, con ustedes. No se preocupe por mí, no daré molestias, solo quiero acompañar a Joaco —sonrió levemente el pelinegro.
—Bien, Emilio no tarda en llegar; tu mamá me dijo que no podía venir así que le llamó a Niurka, seguramente se están tardando porque la vedette se sigue arreglando, pero bueno ya sabes cómo es...
—¿Cómo soy? Juanito. A ver dímelo en la jeta papasito —la intimidante figura de Niurka apareció detrás de él.
—De... De ninguna forma Niu... Ya nos vamos, el vuelo sale en cinco —el productor salió del ambiente.
—Hola mi amol, tu mami me llamo y me dijo: “¡Cuida de mi wuelco!”, y por eso aquí eta Mama Niu para echarte un ojo —la madre de Emilio abrazó a Joaquín, y luego fue a pagar los boletos de avión rápidamente.
Detrás de la rubia, estaba Emilio, con la cabeza gacha, las manos algo temblorosas, y la mirada fija en el piso reluciente.
—Vámonos Joatitch —Nikolás posó su brazo en el hombro del más pequeño y lo dirigió consigo a pasar por el detector.
Luego de un corto tramo de tiempo, por fin pasaron al avión.
—¿Qué número tiene joven? —preguntó el guardia a Nikolás.
—Doscientos tres, ¿Por?
—Es que usted no puede ir en éste apartado. Aquí es sólo VIP, para los actores que vienen de parte del señor Juan Osorio, está reservado. Por favor pase hasta la otra compuerta.
—Pero... Vengo con él, Joaquín Bondoni...
—Lo lamento, órdenes son órdenes. Pase a la otra sala de asientos.
—Joa...
—Estaré bien Niko, te amo.
—Te amo —el ojiverde cabizbajo caminó hacia atrás, despidiéndose y sintiendo gran preocupación por su mejor amigo.
—¿Número por favor? —le pidió el guardia a Joaquín.
—Veinte —concluyó el pequeño.
—Adelante, ¿Número? —preguntó a quien iba detrás.
—Veintiuno —respondió Emilio, algo afligido.
Al escuchar dicha voz, Joaquín se puso un tanto nervioso, con ganas de colocarse los audífonos y no tener que dirigirle ni el mínimo ruido a Emilio.
Se sentó, del lado de la ventanilla; segundos después el rizado se colocó a su lado, ninguno decía nada, nadie sabía cómo actuar.
Para el señor Osorio, era común ver a Joaquín con Emilio, así que los sentó juntos pensando en que ambos podrían platicar y hacer más corto el viaje; grave error.
Joaquín se recargó en el asiento, se puso una almohada y a la par añadió sus audífonos con música pop para relajarse un poco.
—Joaquín... —suspiró Emilio, pero su compañero no podía escucharlo, tenía la música a un volumen considerable —. Joaquín —repitió en un tono más alto y tocando levemente su brazo.
Joaquín se alarmó en segundos, quitándose bruscamente del agarre de Emilio, también viéndolo como si fuera un total extraño.
—No me hables —soltó Joaquín.
—¿Podrías solo escucharme, por favor?, No has escuchado mis razones, ayer no me dejaste aclarar las cosas...
—No hay nada que aclarar, no sientes lo mismo, fin —el de ojos brillosos y de un tono café miel, se colocó los audífonos una vez más.
—Siento que al menos podrías escucharme...
Las palabras de Emilio fueron ignoradas y borradas por su acompañante, quién nuevamente no lo estaba escuchando.
—Aunque no me escuches hablaré de todas formas —el rizado tomó aire y respiro muy profundo —. Fui un idiota, eso no es discutible. Sé que mis palabras te hirieron, no fueron las mejores, pero en el momento es lo mejor que mi cabeza pudo arrojar. Discúlpame si te ofendí, si te hice sentir muy muy mal, si lloraste, si te dolió demasiado... Perdóname, de verdad yo no quise que te pusieras así. Solo que... No siento... No siento lo mismo que tú, ni si quiera sé que sientes tú realmente a profundidad, pero no puedo faltarle el respeto a mí novia, ni mentirte con cosas inexistentes... Ah, estoy diciendo muchas estupideces.... Joaquín, no quise hacerte daño, nunca lo he querido ni lo querré; me importas muchísimo, eres alguien que se volvió parte de mi vida a diario, y no hablarte sería muy extraño, o mejor dicho te estoy hablando y no respondes, y ya se siente demasiado extraño. Quisiera que me escucharas, que me contaras como te sientes, tal vez te pueda ayudar de alguna forma...
Cuando Emilio se percató del rostro de Joaquín, éste transmitía paz y tranquilidad, ya que estaba dormido. Cayó en un profundo sueño.
Sí que seguía muy cansado por el día de ayer, y bastante.
—No importa si solo tú subconsciente me escucha, es más que suficiente. Te quiero Joaquín, te quiero y no me voy a rendir, no puedo perderte, eres mi hermano... Tal vez me equivoqué en muchas cosas, sobre todo en mis palabras. Es que es tan difícil... No sé la verdad, ni como te quiero, ayer me cuestioné tantas cosas, cuando te fuiste mi mente empezó a maquinar sin descanso alguno. Ya ni yo me entiendo... Debo ponerme serio, y quisiera hablarte sobre lo de... Ayer, pero Nikolás dijo que hasta que tú estuvieras listo, y pienso respetar eso...
—Pasajeros atención, se realizará un corto de luz en el avión por medidas externas, despegaremos después de la interrupción, esperamos que puedan comprender y no alarmarse, gracias.
Las luces se fueron, el avión quedó en la totalidad oscuridad, lo cual causó que Joaquín pudiese dormir aún más cómodo, y que Emilio se sintiera un tanto nervioso.
—Joaquín, necesito pensar las cosas, no quiero alejarme de ti, no quiero que estés molesto conmigo, no quiero que me odies... Quisiera que te pusieras en mí lugar, por lo menos un momento. Siempre has sido alguien de paz, de comprensión, y solo pido que puedas sacar ese lado tuyo una vez más... Tengo novia, ¿Qué podía decir?, “Ah sí, siento lo mismo, seamos novios tú y yo, terminaré con ella”, aparte no soy gay, sabes que no lo soy... ¿Por qué te decepcionaste tanto?, ¿O es que según tu, mis actitudes daban a entender algo más?, De verdad espero que... Uses la empatía conmigo —el rizado se recostó en el asiento, sintiéndose abrumado, con un peso en el pecho, pero a decir verdad también sentía alivio de tener a Joaco cerca, cuidándolo de que no fuera a hacer una estupidez, a tomar una decisión errónea, justo como ayer que el no pudo estar presente.
—Emi, como es primera clase, está la sección de camas por el pasillo rojo, si quieres ir a acostarte un rato, te veo muy cansado, tienes unas ojeras que le va a costar mucho a nuestras maquillistas cubrir, también tienes los ojos rojos. ¿Hasta qué hora dormiste? —el señor Osorio interrogaba a su hijo.
—Tarde papá, perdón, había una... Una serie muy buena y me desvelé, iré a acostarme.
—Llévate a Joaquín contigo, se ve por igual muy cansado, una cama cómoda es mejor que el asiento —le ordenó su padre y productor.
Emilio solo asintió, movió el hombro de Joaquín para que éste despertara y se quitara los audífonos.
—Sígueme, órdenes del chief [Jefe] —el más alto se levantó rápidamente y se dirigió por el pasillo rojo.
Joaquín con cara de pocos amigos, lo siguió a regañadientes.
Entraron a las pequeñas habitaciones que parecían cápsulas de naves espaciales y el de descendencia uruguaya se quedó algo extrañado —¿Para que vinimos aquí?
—Mi pap... El señor Osorio dijo que ambos nos veíamos muy cansados, que debíamos dormir en un lugar cómodo, así tendremos fuerzas suficientes para grabar hoy.
—Como sea —Joaquín se dejó caer en la cama de abajo, algo somnoliento, para inmediatamente quedarse dormido una vez más.
Emilio se sentía inconforme, algo devastado, así que solo se quedó ahí, parado viendo como su compañero dormía, pero algo le llamó la atención pues sus ropas se levantaron un poco, dejando ver su abdomen lastimado, así que se acercó; con delicadeza levantó un poco su playera para verle el torso, y el estómago, en donde tenía marcas rojas, raspones, rasgaduras, algo de moretones, fue ahí cuando empezó a analizar el cuerpo de Joaquín, pieza por pieza, cayendo en cuenta en que tenía su cuerpo peor de lo que Nikolás le había informado.
—Yo te hice ésto... Ojalá pudiera hacerme lo mismo... —Emilio agachó su cabeza y comenzó a llorar —. Te quiero, te quiero mucho, no quiero que te vayas, no puedo soportar perderte —le tomó la mano también herida, y la besó suavemente.
Joaquín se levantó rápidamente algo asustado, ya que sintió a algo tocarle y últimamente cualquier tipo de contacto lo alarmaba.
—¿Qué haces? —le dijo el más pequeño con el ceño fruncido.
—N-nada, lo siento, me iré a dormir arriba, no te voy a molestar pero... ¿Puedes... Podrías, escucharme?
—No.
—Jamás en mi vida deseé tanto ser escuchado Joaquín, nunca antes había sentido éste tipo de impotencia, por favor solo escúchame.
Joaquín estaba cansado, aún devastado, lleno de dolor, de emociones muy fuertes, y no tenía ganas de oír excusas o argumentos tontos de parte de Emilio. Pero como siempre, tiene una paz muy enorme, no grita, no discute, porque odia ese ambiente, así que aún dudando solo asiente levemente ante Emilio.
—¿Qué pasó ayer?, Por favor, dime a dónde fuiste después de salir de mi casa.
—Suenas como mi madre, ¿Para qué necesitas saber?
—Por favor... Cuéntame qué sucedió...
Joaquín vió directamente a los ojos a Emilio —Nikolás te dijo algo.
—No, obvio no es que...
—Soy pacifico, no estúpido. Lo puedo notar en tus ojos, Nikolás te lo dijo —el pequeño se reincorporó para sentarse sobre la cama.
—No te molestes con él, yo le insistí demasiado... Pero necesito escucharlo de tu boca.
—¿Qué? ¿Qué necesitas escuchar Emilio? ¿Qué me intenté suicidar? ¿Qué me quise matar? ¿Eso es lo que quieres escuchar?, Pues felicidades, ya lo conseguiste. Sí, me dolió, sí, saliendo de ahí solo pensé en desaparecer; listo, ¿Feliz?
—Oye... No lo hice con esa intención, solo quería saber si era totalmente verdadero; rogaba para que hubiese sido una broma de Nikolás, pero no... Joaquín —el rizado se agachó a la altura del chico sentado sobre la cama, poniéndose de rodillas —. Te lastimé, te lastimé a extremos que no puedo comprender, pero de verdad, lo siento mucho...
—Lo que digas, solo quiero dormir —Joaco se volvió a recostar en la cama y se tapó hasta la cabeza, escondiéndose.
Emilio decidió no decir palabra alguna, respetó lo que Joaquín quería, y se colocó en la parte de arriba, para acostarse y ver el cercano techo.
Sus manos rozaban la fría estructura y no podía evitar llorar en un cruel silencio, mientras mordía la almohada fuertemente, e intentaba sofocar sus leves tormentos que dentro de su cabeza, acabarían con él.
Pero a la vez se sentía tan culpable, ¿Por qué estaba llorando? Debería aguantarse, pues el que de verdad estaba herido era su compañero debajo. Él no tenía el derecho de llorar, o al menos eso sentía él, así que se secó las lágrimas y respiró profundo, intentando calmarse y pensar en cualquier otra cosa, hasta quedarse dormido.
—Aquí es donde se van a quedar muchachos —informa Limón.
—P-pero solo hay una cama —Joaquín se nota algo incómodo.
—Sí, eso. Verán que rentamos un montón de habitaciones para toda la producción, y solo nos dieron individuales, la única compartida es donde tú papá —se dirigió a Emilio —. Nos aventó a todos los de maquillaje y vestido, hay cómo cinco camas dobles, y bueno...El señor Osorio dijo que ustedes se llevaban muy bien, que no habría problema. Perdón, me iré a ver unas cosas del maquillaje de mañana, descansen un poco, estírense y nos vemos en dos horas para grabar, ¿Bien?
Los dos muchachos asintieron.
Emilio colocó su maleta sobre la cama y empezó a desempacar, acomodando una colcha en el piso.
Joaquín del otro lado de la cama sacaba sus tres maletas, su bolso de zapatos y la mochila de maquillaje, quién vió extrañado a su igual —¿Por qué tiendes en el piso?
—No pienso molestarte durmiendo donde tú, sé que no quieres estar cerca de mí, y es comprensible, así que dormiré en el piso —el de cabello ensortijado tenía la cabeza gacha, y un dolor en el pecho.
—No es necesario que te martirices, puedo lidiar con que estés cerca; no te des tanto protagonismo —Joaquín tomó algo de su ropa, y acudió al baño.
Emilio aún tenía la boca abierta, no podía creer que semejante comentario saliera de la boca de Joaquín, ya que él no era sarcástico, no era de tirar piedras, mucho menos de utilizar ese tono tan duro y despreocupado. Pero podía entender que no solo tenía el corazón roto, también estaba actuando con enojo para ocultar su sólido dolor.
Emilio encendió la televisión y buscó algún canal de música, para luego tomar su celular y perderse en los mensajes de sus fans.
Rato después, Joaquín salió del baño, vistiendo un pantalón blanco pegado, un buzo ancho de color rojo, y unos tenis blancos. Con el cabello despeinado, una toalla en los hombros y su celular en mano.
Se sentó de su lado de la cama, el izquierdo, para colocarse sus cremas —¿No piensas ducharte?
—No creo que sea necesario —Emilio se olió a sí mismo —. Bueno, mejor sí —rápidamente tomó algo de ropa y corrió al baño.
Luego de un rato, Limón tocó la puerta de la habitación —A peinado y maquillaje en diez, luego a vestuario y de ahí los llevaremos a las escenas compartidas.
Ambos acudieron a sus respectivos lugares, y después de largas horas en preparación, grabando escenas múltiples, había llegado la hora de realizar sus escenas solos.
Ninguno se sentía agusto, los dos querían irse inmediatamente de dónde estaban, pero debían hacerlo por algo más grande que ellos, su fandom.
—Muy bien muchachos, al agua, juegan un poco, ya saben las demás indicaciones, ésto es para un vídeo que se transmitirá durante la obra en el teatro —habló el señor Osorio.
—¿Seguro que quieres hacerlo? —interrogó Emilio a Joaquín al estar a punto de hacer la escena donde lo carga.
—No es de querer o no, se llama profesionalismo.
Emilio se quedó callado, y solo acató órdenes.
—Por fin, solo queda hacer la escena del beso, mañana haremos el final con toda la familia reunida, en la tarde la fiesta de despedida, y concluimos ésta hermosa historia... —dirigió el padre del rizado.
—Sí señor —habló aquel par.
—Quiero... Quiero que seamos... Y crezcamos, como Ari, como Joaquín...
—¡Corte!, Cómo Temo, Emilio —corrigió el productor.
—Sí, perdón, otra vez.
—¡Acción!
—Quiero... Quiero que seamos... Y que crezcamos, como Ari, como Temo, como pareja... Pero siendo uno...
—¡Uno!
—¡Uno! —dicen al mismo tiempo y se abrazan.
Joaquín comienza a llorar sin poder retener todas sus emociones al tener a Emilio a pleno contacto con él.
—¡Corte!, Vamos a dejarlo hasta donde se abrazan fuertemente, Joaquín, ¿Qué pasa? —pregunta el señor Osorio, con el ceño fruncido —. Sé que te quiero mucho pero, los problemas de la casa déjalos allá, necesitamos producir; ¿O es que te duele algo físicamente? ¿O...?
—No señor, perdóneme, estoy bien —dirige la mirada a Emilio —. Muy bien.
—Muy bien, aquí, Aristóteles lo ves perdidamente, con deseo, con pasión, tú Temo te ves feliz y animado, y entonces te acercas, lo besas con un agarre fuerte, luego te separas y hacemos corte, ¿Bien? ¿No hay dudas? No verdad, ¡A grabar! —ordena el director de escena.
Joaquín no estaba para nada agusto con tener que besar a Emilio de nuevo, simplemente no se sentía bien, pues el dolor era más fuerte que su débil cuerpo, que su desmoronada fé. Pero debía ser exactamente lo que dijo hace unos momentos, profesional.
Emilio por su parte, sentía necesitar el contacto con Joaquín, necesitaba tenerlo cerca sin que él pudiera separarse, necesitaba su calor, su perdón, pero sobre todo, necesitaba que estuviese bien.
—¡Acción!
Emilio ve perdidamente a Joaquín, estando a diez centímetros de él, el de cabello más claro comienza a llorar de nuevo.
—¡Corte!, ¡Cabrón, necesito que dejes de llorar! ¿Te dejó la novia, el novio, o qué rollo? —exigió el señor Osorio.
Emilio sintió un grado de indignación muy alto, al escuchar como su padre le hablaba así a su compañero. Era normal que los tratara así pero el comentario sobre el noviazgo estaba demás.
—¿¡Qué te pasa?! —le reclamó Emilio a su productor —. ¿Crees que tienes derecho a hablarle así?, ¡Es un adolescente, es humano, tiene sentimientos!, Tu comentario está de extra, la escena se puede volver a grabar.
—Emilio cálmate —Joaquín puso una mano para detenerlo por el pecho, para que no se acercara a producción. Se asombró de como había reaccionado, como si estuviese a la defensiva; nunca antes Emilio le había hablado así a su papá y productor.
—Perdón... Perdón señor —habló el rizado, dándose cuenta de su tono y su postura.
El señor Osorio pudo ver qué ninguno de los dos se sentía bien, entonces intentó comprenderlos, y solo dijo que se grabara una vez más.
—Si quieres puedo decirle a mi padre que no haya escena de beso, que sea solo un abrazo —le susurró Emilio a Joaquín.
—Estás loco, ya está en el guión y tenemos gente a la que le debemos —anuncia el pequeño.
—B-bien.
—¡Acción!
Emilio toma del cuello a su semejante, acercándose poo a poco, viéndolo como si fuese lo majestuoso en el mundo.
Joaquín no quiere besarlo, no siente sus piernas, ni sus brazos, solo quiere huir.
El corazón de Emilio está a millón por minuto, solo puede pensar en respirar hondo.
Un beso que fusiona sus almas es presenciado por decenas de personas, mientras que aquellos dos, solo quieren gritar y salir de sus propios cuerpos.
Afortunadamente el beso termina, pero deben grabar otras tres veces.
Luego de un montón de tomas, por fin les dan su salida a descansar.
—Joatitch, ¿Vamos a la playita?, ¿O en la noche vamos a rumbear al antro? —Nikolás abraza a su mejor amigo fuertemente.
—Solo quiero ir a la habitación, sin que él esté ahí —le susurra Joaquín a Niko.
—Vamos a mí hotel entonces, está a dos cuadras del tuyo; puedes quedarte conmigo si quieres, es un cama pero nos podemos acomodar, o yo duermo en el piso, lo que sea.
—No puedo dar señales de que estoy de ésta manera con Emilio, debo quedarme ahí, debo soportar, pero por mientras, sí, vamos a tu hotel.
Con una sonrisa Nikolás cargó a Joaquín cómo a un bebé y se lo llevó corriendo.
Emilio solo puede estirar su mano en dirección a Joaquín, y bajándola lentamente, en espera de que pudiese regresar.
Ya en el hotel de Nikolás, Joaquín se recostó en la cama.
—¿Cómo te encuentras? —Niko se puso a su lado.
—Creo que sabes la respuesta.
—No puedo verte así, no lo tolero, necesito saber qué hacer para que estés mejor... —el de ojos verdes se colocó levemente sobre el hombro de Joaquín, lo abrazó y puso su mano en el pecho de su compañero, sintiendo sus fuertes latidos —. Siento que mi amor no sea suficiente para que quieras permanecer aquí.
—No digas eso, eres suficiente. El que tiene el problema soy yo.
—Si fuéramos suficientes, hubieras tenido una razón para detenerte ayer... No lo somos Joaquín, desafortunadamente, solo quiero pensar en que ahora quieres vivir. Solo eso...
—Necesito hacerte una promesa para que estés bien, lo sé...
Joaquín se reincorporó y miró a los ojos de su par.
—Pienso luchar, pienso levantarme, pienso seguir, solo que ahora me encuentro muy mal... Pero podré salir de esto, no pienso rendirme.
—Y llegando a la ciudad pienso llevarte con mi psicóloga, te ayudará hablar con un profesional, y, no pienso dejarte caer, sabes que no.
—Lo sé, por eso te amo.
—Por favor, necesito que me prometas que no vas a desaparecer, y mírame Joaquín, es una necesidad...
Joaquín le tomó las manos a Nikolás, se vieron a los ojos fijamente —Te... Te lo prometo.
En Nikolás despuntó un brillo inmenso y se lanzó sobre él para abrazarlo y darle besos en la frente.
—Entonces hoy cerramos un gran ciclo, ¡Brindemos! —gritó el señor Osorio, elevando una copa de vino en la gran mesa del amplio lugar donde sería la fiesta de despedida —. ¡Por nuestra producción!
—¡Por la producción! —dijeron todos al unísono y elevaron las copas para después beber.
—Voy al baño —informó Joaquín.
Emilio lo siguió con sigilo, hasta que después de que saliera, lo interceptó abrazándolo.
—¿¡Qué haces?! —reclamó Joaquín —. Suéltame.
Comenzaron a forcejear mientras Emilio solo se aferraba a Joaquín, y éste quería salir de su agarre.
—Déjame... —pide Joaquín en su desespero de no poder separarse del rizado.
—Solo quiero abrazarte, solo eso, por favor...
—Pero yo no, quítate.
—Solo cálmate...
—¡N...no! —Joaquín comienza a sollozar, mordiéndose el labio.
—Por favor... —se caen al piso, mientras Emilio presiona a Joaquín contra la pared abrazándolo, queriendo estar cerca de él más que nada en el mundo.
El pequeño cede, sin decir palabra, solo se queda en el frío suelo, con el chico que le rompió el corazón sobre el.
—Perdóname, perdóname Joaquín, yo jamás podré hacerlo por mí mismo, pero yo, nunca quise herirte, no quise que sucediera algo así, fue mi error no tener tacto, perdóname... Pero no puedo perderte, no puedo, porque yo... Yo... —los sollozos de Emilio fueron más fuertes, comenzó a lloriquear sin poder detenerse —. Yo... Yo...
—No hables, no te fuerces si no puedes —dijo Joaquín.
—Te quiero, perdóname, pero no puedo quedarme cruzado de brazos, esperando a ver cómo te alejas, simplemente no puedo. Y sé que será difícil que puedas disculparme de verdad, pero lucharé, siempre lucharé, porque si hay algo que tengo muy claro, es que no quiero perderte.
Joaquín no pudo con las palabras de Emilio, y se echó a llorar en su hombro, correspondiéndole el abrazo.
—No puedo perderte, no puedo dejarte ir; no sé muy bien porque, pero quédate, por favor quédate —pidió Emilio.
—Tendremos que hablar, pero... Me quedaré.
Al escucharlo, en los ojos de Emilio se vió un destello incandescente, y se aferró a él.
No había nadie más, no solo en el pequeño lugar, sino, en el hotel, en la playa, en la ciudad, en el estado, todo había desaparecido, porque ellos dos, estaban completos el uno con el otro, y no necesitaban de nadie ni de nada más en ese momento.
—Prometo reparar lo que rompí, prometo estar contigo, de verdad, Achernar. No pienso dejarte caer —Emilio suspiró acariciando la cabeza de Joaquín.
—Achernar —repitió Joaquín.
—Joaquín.
—¿Si?
—No... No sé qué pasará después de hoy pero solo sé una cosa —lo separó un poco y le vió directamente —. Te quiero en mi futuro.
Se vieron mutuamente, sin decir palabra, sin respirar, y ambos se acercaron al rostro del otro.
Y se besaron finitamente, efímeramente, sin explicación ni contexto, solo lo hicieron.
PREEEEEGUNTA:
¿Habrá un tercero en discordia o nah?...
⚠️AVISO⚠️
Lamentablemente voy a informarles que la historia tendrá una pausa de un tiempo determinado, en el consentimiento de un lapso que abarcará hasta finales de noviembre aproximadamente, por causas personales de tiempo, y bienestar mental.
De verdad espero puedan perdonarme, pero he tenido mucho que hacer al punto en donde no puedo ni dormir, pero regresaré con mucha fuerza.
Los amo bastante, comprendan por favor.
Así que a partir de hoy hay un PARO de labores hasta nuevo aviso.
Sean quienes quieran, amen y amén de, sean y dejen ser, vivan y dejen vivir, con mucho amor, S.♥️
Vota y comenta para que REGRESE.♥️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top