Capítulo 42.
[Renovación en proceso]
9 de Febrero del 2019.
—¿Entonces habrá beso? —la cara de Emilio era de sorpresa combinado con confusión.
—Sí muchachos, el fandom lo ha exigido hasta más no poder, se lo merecen —nuestro productor nos explicaba como estaría la cosa.
—Está bien, hagámoslo —dijo Emilio, sonriendo un poco incómodo.
—No es necesario que lo hagas a la fuerza —le susurré.
—No es a la fuerza, no te preocupes, pero debo actuar como si no me sintiera cómodo, porque el señor papá productor me vería raro —me devolvió el susurro Emilio.
—Entonces, ensayen los diálogos en sus casas, y por favor nos vemos aquí el martes doce, para grabar la escenas de la graduación, y el jueves nos vamos a Huatulco a grabar en la playa, ¿Entendido? —el señor Osorio revisaba cosas en su laptop mientras hablaba.
—Entendido —dijimos al mismo tiempo mi compañero y yo.
Salimos de la oficina, ya eran las once de la noche, ya que habíamos estado grabando todo el día.
—Oye, me habías dicho que Nikolás se iba a quedar en tu casa hoy -—menciona Emilio.
—Ah sí, de hecho ya está ahí desde las nueve, está jugando lotería con mi mamá —reí.
—Crees que... No sé, ¿Podría colarme con ustedes? —rió nervioso.
—Pues...
Nilo✨: Mi instinto maternal me dijo que te avisara, que solo seremos tú y yo, y si traes a alguien más a la casa Bondoni, te voy a apretar la Joaquinconda hasta que grites, y no de placer, ¿Entiendes?
Por si no te quedó claro, no quiero cholos en la casa, just saying.
Ah, y si eso no te quedó aún más claro, no quiero que traigas a Emilio.
Ya habíamos dicho que vamos a ver películas de romance trágico, y a calificar chicos guapos por Omegle, y ese estropajo no participa.
Eso es todo bb, bye.
—Claro, puedes venir —concluí.
—Entonces vamos a mí casa por ropa, y luego ya vamos a la tuya, ¿O me prestas una pijama?
—Sabes que te presto, te quedará algo pequeña, pero funciona.
—Entonces iremos directo para allá, déjame le escribo a mi mamá... Y... "Casa de Joaquín, pijama prestada, te veo mañana, te amo", listo —texteó y guardó su móvil.
Subimos a su auto, condujo con música de Michael Jackson puesta.
—Oye, ¿Cómo te sientes con eso de que habrá beso Aristemo? —me preguntó de la nada.
—Normal, es actuación, y bueno, creo que al fandom le va a dar un paro cardíaco —sonreí.
—Sí, estoy seguro de que van a gritar como locos cuando vean el beso, probablemente muchos hasta se desmayen —hizo alto en el semáforo.
—Oye, también, el musical es el veinte, ¡No mames que emoción! —grité feliz, mientras bailaba.
—¡Y es boca Bondoni!
—Perdón... Me exalté —me tapé la boca.
—Se nota, pero no importa, ¡No mames sí!
—Ay mi amor, no sabía que venía Emilio, pasenle, Niko está en tu cuarto poniendo un proyector para ver las películas —mi mamá nos abrió.
Pasamos y empezamos a subir las escaleras.
—Emilio, solo quiero que si ves que Nikolás baja la mano, necesito que me salves, porque piensa cortarme mi pipí —hablé en voz baja.
—Anotado.
Entré a mí habitación, con Emilio detrás de mí, y vi el escenario que había montado mi mejor amigo.
El proyector plasmaba las imágenes en mi techo, había una fortaleza de almohadas, una mesita con frituras, dulces y demás, también había colchas suaves, además estaba calientito, la calefacción estaba encendida.
—¡Tadá! —brincó Niko saliendo de su escondite detrás de la cama.
Me vió, vió a Emilio, se le borró la sonrisa, me vió a mí otra vez, a Emilio, y a mí otra vez.
—¡JOAQUÍN BONDONI GRESS! _saltó hacia mí y yo solo pude quitar a Emilio de mi camino para correr por mi vida —. ¡VOY A DEJARTE ESTÉRIL!
—¡MAMÁ! —grité desesperado —. ¡NIKOLÁS ME VA A CASTRAR!
—CASTRARTE ES POCO BONDONI —iba detrás mío, bajando las escaleras a toda velocidad.
Corrí más rápido que un leopardo cazando a su presa; me escondí en el cuarto de limpieza, y cerré con llave.
No puede durar toda la vida enojado, ¿O si?
Me quedé quieto, muy apenas respiré, pero después de unos pocos minutos, escuché un ruido atrás de mi.
—Te dije, que te iba a dejar estéril —Nikolás entró por la pequeña ventana que había, y en segundos abrí la puerta para salir corriendo una vez más.
—¡Milio! —alcancé a decir, mientras subía escaleras, huyendo de Niko.
Entré a mí habitación y cerré con llave, corrí a cerrar las ventanas con candado por igual.
—Me va a matar, estoy seguro de que me va a cortar el pene —me tiré a la cama.
—Primero pasa sobre mí —declaró Emilio.
—Mira, podrá no verse tan fuerte en comparación a ti, pero Nikolás enojado es como una novia en el momento que te dice: "¿Y esa amiguita?", se transforma, es como el diablo versión jota.
—Tengo una idea —pensó Emilio.
—¿Cuál?
—¿Tienes tu mameluco de Stitch?
—Sí, ¿Por? —pregunté.
—Sácalo, te salvaré de una forma rara, pero efectiva.
Abrí la puerta de mi habitación, y estaba Nikolás con cara de maniático.
—¡No me importa si se metieron los dos en el mameluco, aún así le puedo cortar el pilín! —Niko se nos echó encima, tumbándonos.
—¡Mis huevos! —gritó Emilio.
—El estéril va a ser otro —reí.
±¡Ni madres! —Emilio se levantó conmigo, y se puso de espaldas a Nikolás, para evitar que me tocase —. A ver ya, ¿Por qué se supone que lo quieres matar?
—Le dije que sería una noche de nosotros dos solamente —Niko frunció el ceño.
—¿Noche de ustedes dos?, ¿O sea ustedes dos...?
—¡No!, ¡No, para nada! —corregimos los dos de inmediato.
—Es que veríamos películas románticas, y también nos meteríamos a Omegle a hacer estupideces —informé.
—Podemos hacerlo los tres, ¿Bien?, No voy a quejarme de la película, ni a juzgarlos, ¿Va? —Emilio estaba relajado.
—Pues ya que —se hundió de hombros Nikolás, y se acostó en mi cama.
Los tres nos acomodamos, para ver hacia mi techo, las posiciones quedaron: Emilio, yo, Nikolás.
Obvio tenía que separar a éstos dos, no se aguantan el uno al otro, y es gracioso, pero a veces peligroso.
La película me pegó tanto que quise empezar a llorar, pero me aguanté, no iba a dejar que vieran mi sensibilidad, debía comportarme como un macho que se respeta, y no soltar ni una lágrima.
—¡No mames, no se puede terminar así! —gritó Emilio, hundiéndose en lágrimas y mocos.
—¡No debía de morir wey, no! —gritó Nikolás también, llorando —. ¿Y tú porqué no estás llorando? —dijo mientras con un montón de pañuelos se sonaba la nariz.
—Concuerdo con el gatirabia, no puedo creer que no llores, ¿Eres piedra o que? ¡Se murió el amor de su vida! —exclamó Emilio.
Al tener la aprobación de sensibilidad de mis dos compañeros, solté mis lágrimas también.
Así que ahí estábamos, tres chicos adolescentes llorando por un película de romance, mientras comíamos helado y cosas chatarra.
—El que parpadee duerme en el piso —habló Nikolás.
—Un juego justo —se estrecharon las manos y empezaron a verse hasta morir.
Les soplé a los dos y ambos parpadearon.
—¡Joatitch!
—¡Bobondoni!
—Ups —reí.
—¡Por eso ahora tu duermes en el colchón! —me gritó Emilio.
—¡Yo concuerdo! ¡Vete al piso! —le siguió Nikolás.
Hice puchero, me bajé, me tiré al colchón y me tapé hasta la cabeza, era gracioso pues esos dos no se soportan mucho que digamos, estoy seguro de que más al rato uno de los dos vendrá a acostarse a mí lado.
—Buenas noches, y no se venga a acostar con nosotros, porque lo tumbamos —advirtió el ojiverde.
Narra Emilio:
2:09 a.m.
Aún no podía dormir, no me sentía cómodo, pues alguien al que no le tenía confianza estaba a mi lado, traté de contar ovejas, de cantar canciones en mi mente, pero no lograba conciliar el sueño.
—Psst, Niko —susurré.
No recibí respuesta, me asomé lentamente, y estaba profundamente dormido. Seguido me incliné para ver a Joaquín, quién dormía envuelto en varias cobijas.
Me levanté a hurtadillas, para acercarme al pequeño castaño en el colchón, me agaché, y le quité las colchas de la cara, para comprobar si ya estaba soñando, efectivamente era así.
—Joaquín —murmuré cerca de él, pero justo como quería, ni se inmutó.
Lo desenvolví de las cobijas, y pude ver su pequeño delgado cuerpo, el cual se veía grande, por el mameluco que llevaba puesto; decidí tomarlo entre mis brazos como a un bebé, para cargarlo y depositarlo en mi lugar de la cama, después lo tapé. Me fui del lado de Nikolás, para retirarle las cobijas, y tomarlo entre mis brazos también, para dejarlo delicadamente en el colchón.
Le puse las cobijas correspondientes encima, y después volví a la cama, ésta vez en el lugar donde estaba Niko; acerqué el cuerpo de Joaquín a mí, y opté por hacerle caricias en la mejilla.
—Joaquín —le hablé al oído.
—¿Mandeme caballero de plateada armadura y espada de oro?
—¿Estas soñando con príncipes?
—¡Y dragones! —dijo emocionado.
—¿Y el príncipe ya va a rescatar a su príncipe? —sonreí.
—Sí, de hecho ya venció al feo dragón, y se están besando en la torre.
—Oye Joaco, ¿Cómo te sientes al respecto sobre el beso que nos vamos a dar en el final de la serie?
—Bien, muy bien, todo normal.
—Que bueno, hum, vuelve a dormir tranquilo —le comencé a hacer piojito.
—¿Me abrazas?, hace frío.
—Por supuesto —me acerqué más a él, y recordé viejos tiempos, así que quise ponerlo sobre mí pecho, para tenerlo como a un bebé, justo igual que antes.
Ya encima de mí, le seguí haciendo caricias, y su calor era muy agradable; metió sus manos debajo de mi espalda, así que estaba abrazándome, restregaba su mejilla contra mi pecho lentamente, solo un poco.
—Aún no proceso que dentro de unos días, vamos a besarnos en público, frente a muchísimas cámaras, frente a mi padre, frente a tu madre, ante toda la producción, no nos han dado el libreto, ni la modalidad, pero sé que será un beso excepcional, todo por y para nuestro fandom.
—Somos Aristemo —alcancé a escuchar que dijo.
—Somos Aristemo, mi querido Joaquín —nos puse las colchas encima, y nos acurrucamos —. Descansa pequeño —le besé la cabeza y decidí dormir, ahora sí me sentía bien, me sentía agusto, me sentía... Completo.
4:18 a.m.
No me estoy sintiendo bien, mi estómago está doliendo, y no tengo idea del porqué.
Abrí mis ojos, y tardé un poco en enfocar la situación, estaba totalmente destapado, congelado de frío, en el colchón donde se suponía Niko debía estar.
Me levanté, y logré ver cómo Nikolás había ocupado mi lugar; pero ésto no se iba a quedar así.
Me acerqué a la cama, y cargué al pelinegro una vez más, para dejarlo en el colchón.
—Hey, ya no me muevas, yo quiero estar en la cama —me renegó.
—Sí, pero no puedes bajar a Joaquín.
—Por eso te bajé a ti, porque sé que es su cama y es muy estúpido dejarlo a el durmiendo en el piso relativamente.
—Déjame estar con él, por favor —no tenía idea del porqué estaba pidiendole ésto a Nikolás, ya que sonaba como plegaria.
—Dime Emilio, ¿Por qué lo haces?
—¿Qué cosa? -le miré extrañado.
—Esto, querer estar cerca de él de esa forma, siempre; parece que no quieres que nadie lo toque, que nadie le hable, o bueno, solo te molestas cuando chicos mas guapos que tú se le acercan, como yo por ejemplo.
—Ja-ja —me mofé.
—Ya en serio, ¿Por qué siempre quieres permanecer tú a su lado? ¿Acaso te gusta o algo así?
—No, no me gusta, para empezar soy...
—Hitirisixiil —imitó Nikolás en un tono agudo.
—Sí, y también el es mi hermano, siento que debo protegerlo, cuidarlo, darle cariño, es como el menor de la casa, debo ver por el.
—Deberías mantener un poco de distancia a veces —se bajó de mis brazos y solito se acostó en el colchón —. Voy a dormir abajo, solo porque soy comprensivo, pero en serio, pienso que deberías calmarte un poco con ese asunto; tú no eres nada de Joaquín cómo para controlar quién le habla y quién no, y tampoco puedes siempre querer ser el único al que le ponga atención. Él es mi mejor amigo, Emilio, por nada del mundo dejaría que tú me lo quitases, aparte, el me elegiría a mí sobre ti, porque eso son los mejores amigos, ya que también es mi hermano, desde hace demasiados años.
—Pero...
—Pero nada, ¿Bien?, Solo te pido que no intentes siempre ser el protagonista de una situación que no te corresponde, el mundo no gira al rededor de Emilio Osorio, ¿Comprendes?
Asentí.
—De acuerdo, buenas madrugadas, cuídalo, por favor, dale todo el cariño que se merece. Es un ser único, inigualable, y se ha ganado todo lo bueno de ésta vida, simplemente que aún no le llega —Nikolás se envolvió en las cobijas para dormirse.
—Sí, concuerdo —dije en voz baja, para después acostarme al lado de Joaquín.
Al ponerme debajo de las colchas, mi compañero se rodó para acostar su cabeza en mi brazo izquierdo, y acurrucarse, dándole besitos a mi pecho, inconsciente.
Daban un poco de cosquillas, pero era gracioso ver cómo ponía la cara de pato repetidas veces.
—Duerme —le susurré, y acaricié su rostro.
Narración normal [Joaquín]:
12 de febrero del 2019.
—¿Nervioso? —me preguntó Emilio conduciendo su auto, con mi madre en el asiento trasero, y yo de copiloto.
—No —solté tratando de estar calmado, viendo hacía la calle.
Llegamos a los estudios, pasamos a peinado, maquillaje, vestuario, toda la rutina, hasta entrar al set, y sentarnos con el señor Osorio, para recibir los guiones.
Después de un rato, emocionándonos, poniéndonos nerviosos, temblando un poco por mí parte, se llegaba la hora de subir al podium, para besarnos...
Estoy tan ansioso, tan nervioso, tan... ¡AH!
Voy a besar a la persona de la cual me enamoré desde hace diez meses aproximadamente, a la persona que me quita la cordura, a la persona por la cual mi corazón no deja de latir a millón... Voy a besar a mí amor platónico.
—Emilio, Joaquín, necesito que entren al set, después van a subir al podium, ahí dirán sus líneas, hacemos los cortes y tal, luego se verán perdidamente, para poner sus voces como pensamientos. Ahí es cuando se acercan lentamente, y se besan, recuerden, beso apasionado, como si tú besarse a tu novia —señaló a Emilio —. Y como si tú besaras a la persona que más te gusta.
Su hijo, su hijo me gusta.
¡Fuera impulso de idiotez!
—¿Entienden? —el señor Osorio levantó ambas cejas y ambas manos.
—Sí —dijimos al mismo tiempo, para dirigirnos a la entrada.
Una vez ahí, nos darían la señal, y todo comenzaría, obviamente con pausas para los cortes de escena, y los guiones de repaso, ya que muy apenas nos dijeron que haríamos hoy.
—¿Preparado? —me pregunta Emilio.
—No —hablé sin pensar.
—¿Entonces nervioso? ¿No me habías dicho que no?
—No, o sea, sí, sí te dije que no, pero es que, yo... Este es...
—Tu primer beso homosexual frente a una cámara.
—Sí, frente a una cámara —concluí.
—El mío también, pero, hay que ser profesionales, nos respetamos el uno al otro, y tomamos nuestra pasión por la actuación, para dejarlo todo en ese podium. Vamos Joaquín, podemos hacerlo bien, podemos causar algo en la gente, y hacerles ver que ser gay, no tiene nada de malo. Estamos en ésto juntos, ¿O no? Tahi.
—Por supuesto... Tahi —suspiré y chocamos puños.
—¡Acción! —gritó el señor Osorio.
Las luces se encendieron, nos alumbraron, la brisa leve corría por mi rostro, la cual hacia que quisieran darme escalofríos, pero debía controlar cualquier síntoma de ansiedad que se pudiera desatar en esos instantes.
Después de un rato de grabar las mismas escenas, pasamos a la parte donde vemos hacia la pantalla, a decir verdad no nos dijeron qué iban a proyectar, pero estoy emocionado por saber qué es.
Cuando caminé para mí lado del podium, la gran pantalla se iluminó, y pude ver... Nuestra historia como Aristemo desde el inicio, lo cual me trajo nostalgia, me motivó y a la vez me dieron ganas de llorar, pero debía aguantar. Así que seguimos con la modalidad, subimos al podium, y nos vimos frente a frente.
Pasamos las partes de las líneas que decimos, hasta llegar a donde nuestros personajes piensan, con la voz en alto que solo la audiencia puede escuchar.
Emilio me veía, como si atravesara mi alma, sus ojos se veían muy oscuros pero con un brillo cegador, su refinada nariz, su afiliada mandíbula, su cabello bien peinado, sus labios, mojados y rosados, los cuales llamaban por completo mi atención, tanto que estaba a punto de romper el personaje y empezar a babear como Joaquín, no como Temo.
Se supone que Aristóteles está pensando: "No vamos a esperar más", en ese instante, todo se queda congelado para mí, todo se vuelve gris, lo único que puedo ver a completo color y alta definición, es el rostro de Emilio a escasos centímetros del mío. No hay ruido, no está la voz del señor Osorio dirigiéndonos, no hay cámaras, no hay luces perturbantes, no hay absolutamente nada, más que él y yo, y... Estoy tan feliz de poder decir «Él y yo».
Veo perdidamente a mí compañero, y él me ve por igual, hasta desviarse a mis labios. Acto seguido se acerca...
Me besa, me besa y yo no logro reaccionar a lo que estoy sintiendo en éste preciso momento. Me quedé con los ojos abiertos unos milisegundos, hasta que sentí a fondo el contacto de sus suaves labios contra los míos, puedo sentir como nos pegamos poco a poco, sigue besándome, hasta que decide cambiar de posición mordiendo mi labio un poco, a lo cual yo solo le sigo la corriente, abriendo los ojos para deleitarme con tremenda belleza que tengo frente a mí, para después seguirnos besando, con demasiado deseo, como si hubiésemos querido ésto durante muchísimo tiempo. Al continuar nuestro acto, decide ahora sí morderme con intención; puedo sentir su calor, su agarre en mi cintura, como si sus nervios fueran tantos, que tuviera que estar pescado de algo, para mantenerse.
—¡Corte! —alacanzo a escuchar muy apenas a lo lejos la voz de nuestro productor, por lo cual me suelto rápidamente de Emilio, a quien me le quedo viendo perdido, como si tuviera a un nuevo ser descubierto frente a mis ojos —. Muy bien muchachos, me agradó, pero necesito que repitamos la escena, ya saben cómo va esto, hasta tener tomas suficientes.
Mi estómago había estado en un viaje turbulento, pues se retorcía, probablemente de nervios, más aparte, pude cerciorarme de las miradas sobre nosotros, de entre ellas la de mi mamá, quién solamente elevaba su mano derecha levantando su pulgar en son de aprobación.
—Se repite, ¡Acción!
Volvimos a realizar lo mismo, pero ésta vez en una de mis líneas al ponerle los dedos en los labios, éstos temblaron, supongo que los nervios se estaban apoderando de mí.
Era beso apasionado, tras beso, tras beso. Lo mejor que he grabado con Emilio en toda la novela... Para ser honestos.
—¡Corte y queda!, perfecto muchachos, ya acabamos las escenas de éste lugar, ahora solo nos queda grabar en Huatulco. Recuerden que nos vamos el catorce, los quiero aquí a las seis de la mañana, por favor. Ya pueden retirarse, muchas gracias por venir y los felicito por sus grandes interpretaciones —después de seis besos magníficos, y duraderos con el rizado a mí lado, por fin habíamos terminado.
Pero había fallas en la situación, ahora con ésto, yo me sentía aún más enamorado, y cada vez más, tanto que es tan asfixiante tener que callarme todo lo que pienso, lo que siento, más aparte porque hay ciertos... Obstáculos, para que yo pueda expresarme abiertamente.
—Joaco, ¿Te parece si mañana nos juntamos? Ya sea en tu casa o en la mía, para ensayar los últimos diálogos juntos —Emilio y yo vamos caminando hacia el camerino, para cambiarnos y removernos el maquillaje.
—Claro, por supuesto, mañana, ¿En la casa de?...
—Lanzaré una moneda, si es águila la mía, si es sol la tuya —así lo hizo, la aventó en el aire, par luego atraparla —. Águila, en mi casa. ¿Paso por ti?
—Sí, le avisaré a mi madre, ¿A qué hora nos vemos? —entramos a nuestro destino.
—A las cinco, ¿Te parece?, Así estudiamos, ensayamos como unas dos horas, para después poder descansar, y más tarde volver a lo que nos truje.
—Estoy totalmente de acuerdo, ya me voy, porque tengo cita en el dentista, pero bueno te espero en mi casa —le sonreí lo más natural posible, para luego salir disparado de los estudios.
Corrí con la mochila en mis hombros, hasta que me topé a mi mamá.
—Dentista —menciona.
—Sí, lo sé —recalco, nos subimos al auto y ella arrancó.
—Está algo lejos, si quieres duérmete un rato mi amor.
—Está bien mamá, lo haré porque sí me siento cansado.
—Y después de tremenda comida cuando no...
—¿Qué? —la miré fijamente antes de recostarme.
—Nada, que después de tanta falta de comida, cuando no tienes sueño...
—Ah —me recargué, para colocarme un gorrito en la cara, y al instante, todo se volvió negro.
Estoy en mi habitación, pero si regreso en el tiempo, recuerdo haberla tenido pintada así a los cinco años, por lo que me ubico, es 2008.
Corrí para ver el calendario que tenía mi madre, el cual ponía ocho de mayo; una vez más mi cumpleaños, pero ésta vez, sí recuerdo haber vivido estas cosas, no a su totalidad pero la mayoría.
Bajé las escaleras, y pude ver a mi mamá en la cocina, a Renata en la sala, mi hermano Óscar está jugando con un perrito.
Me devolví a mí habitación, y algo que no recordaba haber vivido sucedió.
Mensaje de voz entrante: Elizabeth, hubo una complicación, perdón que te esté hablando, sé que está prohibido. Pero me está haciendo muchas preguntas, no sé que responderle, me habla de Michael Jackson, me hace tomarle fotos mientras pone poses ridículas, no lo entiendo, parece muy distraído, ¿Crees que debería llevarlo a terapias?, Solo necesito saber eso, por favor responde cuánto antes...
Fin del mensaje de voz.
¿Quién era aquel hombre detrás del teléfono?, ¿Quién le hacía hacer esas cosas? ¿Terapias?
La voz, no lograba reconocerla por completo, pero había cierto tono en ella, que se me hacía familiar.
—Hola —me dijo mi hermana, quién subió a donde yo estaba —. Mami dijo que bajaras a comer.
—Ya voy —salimos del cuarto, pero al bajar las escaleras el escenario cambió.
Ahora estaba en el cuarto de Emilio, segundos después en el de Nikolás, unos instantes más tarde en el de Andy... Era una ruleta de escenarios, me dolía la cabeza, hasta que paramos en uno muy conocido, mi habitación actual.
Estaba oscuro, estaba viendo desde la perspectiva del techo, supuse que era de noche, y al ver el reloj, pude notar que era de madrugada.
Había varios bultos en mi cama, uno era yo, el otro era... ¿Emilio? Y abajo, en el colchón, está Niko.
Todo está pasando en cámara rápida, las horas, los movimientos, hasta que se detiene, y algo comienza a suceder.
Estoy sobre Emilio, mi yo ahí abajo, está muy cerca de él. Hasta que lo beso, estoy besándolo... Y el solo puede abrir sus ojos fuertemente, más no corresponder.
Pasan unos segundos, hasta que noto que abrió los labios, está siguiendo el beso. Ésto es muy pasional, que buenos sueños me cargo.
En unos momentos, se desvanece, y aparezco en casa de mi abuelita, la mamá de mi madre.
—Elizabeth, más te vale administrar tu fertilidad, tus hijos, yo no quiero montones aquí, no podrías cuidarlos. ¿De verdad crees que Uberto va a apoyarte con todo lo que necesites?
—Mamá, yo lo amo, y me cuidaré lo más que pueda. Pero bueno, ya que estamos en el tema, debo decirte algo, y tomaré éste cojín para defenderme por si acaso —mi madre, más joven, estaba hablando sentada en el sofá con mi abuela —. Estoy embarazada.
—¡Elizabeth Gress! —mi abuela elevó la voz.
—Hay otro problema...
—No me vayas a decir que no es de Uberto y que te acostaste con alguien más...
La cara de mi madre, era de preocupación, de angustia.
—Madre... —pronunció mi creadora, apunto de que saliera otra palabra de su boca, sentí dolor.
—¡Bondoni Gress! —mi madre estaba golpeándome la mejilla para que despertara.
Abrí los ojos asustado, algo confundido.
—Ya llegamos a la casa, te he hablado como cuatro veces —bajó del auto, y abrió la puerta de la casa, desde ahí me gritó —. Ven para que hagas de cenar.
Bajé del mueble, y entré a mí casa.
Necesito dejar de tener éstos ¿Sueños?, Porque me rompen la cabeza, quiero saber que signican, ¿Por qué hay tanta ficción en ellos?
—Haré albóndigas de atún bañadas en aderezo no picante —sugerí sacando los ingredientes.
—Perfecto mi amor —dijo mi madre, encendiendo la televisión.
Pasó un rato, después de cocinar, cenar y recoger, subí a mí habitación.
Famosorio♥️: Ya duérmete, roban niños a ésta hora.
Joaco B: Niños bonitos, te corrijo.
Famosorio ♥️: Niños mensos y fastidiosos.
Joaco B: Creo que el que se debería de dormir entonces eres tú.
Famosorio♥️: Nel, estoy escuchando algo importante.
Joaco B: ¿Los gemidos de una morra en un vídeo xxx?
Famosorio ♥️: ¡YA NOS EXHIBISTE!
Bueno no, en realidad es tu audición para el papel de Temo; mi papá me prestó los vídeos de todos los personajes y de entre la infinidad está el tuyo.
Joaco B: Estado: Muriéndome de pena.
Famosorio ♥️: ¿Por qué?, Tu audición fue la mejor, por algo eres Temo ahora, ¿No crees?
Joaco B: Puede que tengas razón.
Famosorio♥️: La tengo, yo siempre tengo la razón.
Joaco B: Si tú, ándale.
Famosorio♥️: Obvio.
Bueno, hasta mañana, no olvides que paso por ti.
Joaco B: No lo olvido.
Hasta mañana, Emilio.
Debo dormir, mañana será un buen día de ensayo, un rato de compañía de Emilio, y el catorce, ¡A la playita!
Dejé mi celular en el buró, me cambié y me metí entre las colchas, para envolverme y descansar sobre la almohada.
Anónimo: Te estamos vigilando, ojalá que no le pase nada malo a tu familia.
Anónimo: Disfruta tú sueño, puede ser que no despiertes.
PREEEEEGUNTA:
Quiero escuchar sus teorías.
¿Por qué Rodrigo quiere hacerle la vida pedazos a Joaquín?
COMENTA porque, porque... PORQUE SÍ.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top