Capítulo 34.
[No confíes en nadie]
Narrador omnisciente:
—Estábamos jugando, se cayó y se encajó algo filoso —Nikolás ya había estado advertido por Joaquín, si algo le llegaba a pasar por culpa de Rodrigo, tenía que inventarse algo, algo que no implicara revelar el bullying.
—Se desmayó por la pérdida de sangre, no fue mucha, pero se ve que éste joven ya ha perdido bastante, y apenas se estaba recuperando a su totalidad, también puede ser que se haya desmayado por ver la sangre —la enfermera curaba el estómago del chico sobre la camilla, vendándolo con un parche.
—¿Es grave? —el ojiverde se comía las uñas de los nervios.
—No, tranquilo, fue un centímetro exacto, no pudo perforar órganos, ni infectarlo, todo en orden, pero que no se vaya a esforzar en hacer algún ejercicio, o a tocarse, porque le va a doler; mínimo una semana de descanso va a necesitar. Puede asistir a la escuela, pero no puede cargar su mochila, ni participar en educación física —con un pequeño algodón lleno de alcohol intentó devolver al mundo a Joaquín.
El chico con escasos rizos se mostraba haciendo gestos, arrugando su nariz, y abriendo los ojos poco a poco.
—Los dejo solos unos momentos, ocupo ir por los papeles, para que me firmen unas cosas, puede seguir estudiando, pero si por favor le puedes llevar la mochila, sería lo mejor —Tamara, la enfermera, salió de la habitación.
—Joatitch —Niko se acercó rápidamente para ayudarle a levantarse.
—Rodrigo...
—Sí, ya sé que fue él, y me las va a pagar de alguna forma; olvídate de ese imbécil. No vas a poder cargar tu mochila, ni salir a educación física, me quedaré en el aula contigo, es más, podemos irnos a la biblioteca. Y yo llevaré tú mochila toda la semana, ¿Bien? Ahora solamente firmamos un papel de evaluación a la enfermería y nos vamos a tener la última clase; los demás profesores no vinieron, así que saldremos temprano.
—Emilio, debo llamarle —Joaquín se incorporó por completo.
—¿Para qué? Podemos esperar el bus, e irnos a los estudios, no nos dirán nada por llegar temprano —Nikolás se quedó callado cuando Tamara volvió.
—Firma aquí, y aquí, y listo —la enfermera retiró los papeles, dejando libres a los dos chicos.
—Emilio me dijo, que estaría esperándome todos los días en la salida, para llevarme a grabar, y protegerme del inútil de Rodrigo —salieron de la habitación.
—Pero Emilio sale una hora antes que tú, y faltan dos más para eso, apenas son las once Joaquín —Niko le mostró el tiempo en su reloj.
—Entonces, esperamos aquí, a que salga —Joaquín estaba tomando su estómago, con una punzada en él.
—Está bien, deberás amarme por ello —entraron al aula, pasando desapercibidos de los demás, ya que el profesor aún no había entrado, y todos estaban haciendo relajo.
—Siempre te he amado —Joaquín le susurró en voz baja.
—Lo sé —Nikolás le guiñó un ojo —. Sé que podríamos hacer...
—¿Sobre qué?
—Saldremos temprano, todos se van, y dejan la escuela vacía, solamente el director se queda a esperar a que se desaloje la institución, pero podríamos ir a vestidores —ambos se sentaban en la parte trasera del aula.
—¿A vestidores? No entiendo, ¿Para qué?
—Investigué un poco más de Rodrigo... Sé dónde está la llave del diario —Nikolás se moría de la emoción.
—¿Qué? ¿Es en serio? ¿Dónde? —Joaquín estaba en shock.
—Está en su casillero, lo vi guardando ciertas cosas en él, entre ellas había un juego de llaves, y una tenía la misma forma de apertura que hay en el diario —los susurros de Nikolás iban directo al oído de Joaquín.
—Es peligroso ir ahí, el casillero tiene contraseña.
—La memoricé, no soy estúpido —rió —. Cero, ocho, cero, cinco, cero, tres.
—Nikolás... —la cara de Joaquín era un poema en ese instante —. Es la fecha de mi cumpleaños...
—¡No mames! —gritó Niko.
—Caballero Landagaray, se va a la dirección por un reporte, pídalo por lenguaje inapropiado —sin darse cuenta, el profesor ya estaba en la clase, y todos habían permanecido en alto ruido, hasta el momento exacto donde Niko gritó.
—Mierda —Niko le susurró a Joaquín y se levantó, para salir directo por el reporte.
—Muy bien, compañeros, hoy veremos anatomía básica, saquen su libro en la página doscientos treinta y tres, estamos por culminar los temas, para los exámenes globales...
—¿Despejado? —Niko se asomó por la rendija de un muro.
—Despejado —afirmó Joaquín, y ambos bajaron al sótano, el cual era el área de vestidores.
—Tenemos aproximadamente diez, minutos antes de que el conserje haga la ronda de revisión, y el director cierre la escuela —entraron rápidamente y buscaremos el casillero indicado —. Éste es.
—¿Por qué la clave es mi cumpleaños?, Mi fecha de nacimiento mejor dicho —Joaquín tomó el candado en manos, e introdujo la contraseña, la seguridad se abrió.
—Es la bolsita azul, agárrala —Niko vigilaba la entrada.
—La tengo —Joaquín cerró el casillero con cuidado, y la par el candado.
—¡Ahora corre perra corre! —Niko tomó la mano de Joaquín y salieron huyendo del lugar.
—Ahora esperamos a Emilio —se sentaron en las bancas fuera de la escuela.
—¿Salieron temprano? —Emilio conducía calmado.
—Sí, como son las últimas clases, a los profes les vale madre —Niko veía por la ventana —. Por cierto el idiota de Rodrigo...
Joaquín le soltó un golpe fuerte en la pierna, para callarlo.
—¿Rodrigo qué? —la voz de Emilio se tornó rasposa, y disgustada.
—Rodrigo hirió a Joaquín hoy —Nikolás habló rápido, y Joaquín en segundos le tapó la boca, pero ya era tarde.
—¿¡Qué?! —Emilio frenó en seco al a penas ver un semáforo en rojo, se volteó hacia Joaquín —. ¿Qué te hizo?
—No es nada...
—Se desmayó, lo cortó muy feo —a decir verdad, Niko parecía un niño chismoso, pero estaba haciendo lo correcto.
—Si me dejaras ir por el y...
—Pero no, estoy bien Emilio, fue otro más de sus estúpidos actos de inmadurez —Joaquín lo interrumpió.
—Algún día me lo toparé y se va a lamentar de haberte hecho daño —el chico de cabello a rulos apretaba el volante, y se mordía los labios de coraje.
Mientras que Joaquín, rezaba en mil idiomas que eso nunca pasara, pues sabía de lo que era capaz Rodrigo.
Su mente se hacía pedazos, al tener que analizar la situación, ya que debía hacer una tarea que no era suya, o sufriría las consecuencias, ¿Las fotos están en manos de el? No tiene idea, pero no puede tomar riesgos. ¿Por qué la clave era su cumpleaños? ¿A qué grado llega la obsesión de Rodrigo por el?
¿Se le podía llamar obsesión? ¿Y si era así, por qué?
Los pensamientos de Joaquín fueron interrumpidos por el arranque del coche.
Llegaron a los estudios, a peinado y maquillaje. Una vez pintados de calaveritas, empezaron las grabaciones.
—¿¡Por qué no admites de una vez que te mueres de celos porque Temo y yo somos novios?! —Nikolás se mostraba empoderado.
—Diego... Métete... —Joaquín detenía a ambos de entrar en combate.
—¡Y qué Temo me eligió a mí porque yo no soy cobarde! —al terminar la frase, inmediatamente Emilio le metió un golpe duro y con precisión.
—Parezco panda, dálmata y mapache —Joaquín se vió en la cámara de su celular y dirigió su mirada enojada hacia Emilio y Nikolás.
—Todo el zoológico —se burló Emiliano quién hace de Julio.
—Eso no fue chistoso hijo, eh, la violencia siempre trae consecuencias —regañó Arath a los niños.
—Santa madriza que nos metimos hoy —Nikolás reía mientras comía una manzana.
—No puedo esperar a que Temo te mande a volar —Emilio comía cheetos.
—Lo que no saben es que me voy a terminar quedando con otro —se rió Joaquín.
—Uy sí, jamás podrías escapar de los encantos de Aristóteles —Niko se sentó de cabeza.
—Perdidamente enamorado estás desde que se nos cayó el pastel —Emilio devoró dos bolsas de frituras.
—Y tú también, nada más que te freseas, "yi ni piidi cirrispindirti yi ni siy giy" —Joaquín lo imitó en un tono burlón.
—Pero ya pronto se va Diego, y haremos el salto en el tiempo, y serás mío —Emilio rió macabramente.
—Oye alto ahí, aún es mi novio —Niko se incorporó y abrazó a Joaquín.
—Les gusta meterse en personaje nada más para pelear —dijo Laura pasándose por sus orillas.
—Siempre peleandin nunca inpeleandin —Emilio le dió un golpesito a Niko en el hombro mientras aún abrazaba a Joaquín.
—De hecho hoy grabamos eso, qué pedo andamos todos idos —Joaquín se sorprendió ante su propio comentario.
—Es verdad, y ese capítulo sale en una semana más, catorce de noviembre —Emilio se frotó las manos —. Vamos a ser novios —lo canturreó en un tonito infantil.
—¿Pa' cuando en la vida real? —Nikolás habló sin pensar y recibió un golpe a la izquierda por parte de Joaco y uno a la derecha por parte de Emilio —. Yo nada más decía.
—Mejor vámonos, ya tenemos que empezar —se levantaron y se dirigieron al área de grabación.
—Te quiero mucho Temo —Nikolás lloraba en el hombro de Joaquín.
—Yo a ti Diego —y los recuerdos se apoderaban de la mente del personaje de Joaquín.
—Ho-hola Temo, bienvenido a éste momento, a nuestro momento... —Emilio sonreía esperanzado —. Después de tanto tiempo Temo, ya no puedo esperar un segundo más... Sabes que no soy bueno con las palabras, quiero que la música hable por mí, la música siempre habla con el corazón y...
—El corazón nunca se equivoca —mencionó Joaquín, confundido.
Comenzaron las coreografías, las luces y demás producción.
Una vez que empujaron a Joaquín cerca de Emilio, se veían con profundidad.
—¡Tú puedes Ari! —la porra gritando.
—Después de tanto tiempo... Y de haberte conocido, y de casi haberte perdido, me di cuenta de que ya sé lo que quiero... O más bien, ya sé con quién quiero luchar contra todo, y hoy aquí frente a todos, quiero decirte que... ¡Somos Aristemo! —Emilio respiraba rápido, sin controlar sus expresiones faciales.
—¿Somos Aristemo? —Joaquín lo miraba confundido.
—No pues esa es una pregunta que tienes que contestarme tú, Cuahutémoc López.
—Sí Aristóteles Córcega, somos Aristemo —Joaquín esbozaba felicidad, y sellaron su amor en un abrazo.
—¡WEY FUE HERMOSO! —al salir del foro, Nikolás los esperaba emocionado —. Se vió precioso, fue la mejor pedida de novios que he visto, neta, se rifaron, tiene tanta química, tanta buena vibra, ¡Chingado!
—Cálmate —Joaquín frenó a Niko.
—¡Es que no puedo! —Nikolás se tomaba la cabeza entre las manos —. Wey, ¿Te imaginas cuando lo vea el fandom? Se van a morir, permíteme un segundito antes de irme —se alejó un poco, se escondió detrás de un sillón, y gritó sumamente fuerte en modo fan, después regresó.
—¿Ya estás bien? —le mencionó Emilio.
—¡CÁSENSE! ¡TENGAN HIJOS! ¡DUREN MUCHO! —Niko estaba que no cabía en su propio ser.
—Lo traumamos —indicó Joaquín.
—Y si nos besamos para darle un paro cardíaco —propuso Emilio.
—Ja, ja, que gracioso —Joaquín rodó los ojos.
—Le dije a mi mamá que dormiría aquí —Niko se tiró en la cama de Joaquín.
—Tal parece que vives conmigo, ya mejor tráete tu guardarropa —bromeó el más pequeño.
—No es mala idea... Pero oye, ¡Saca las llaves!
—Oh, sí —Joaquín sacó el diario, y buscó la llave que encajaba con el candado —. No me gusta profanar propiedad privada, así que solo buscaré la hoja con mi nombre, y lo cerraré, lo devolverás a su sitio, y lo mismo haremos con las llaves.
—Que aburrido eres, bien —Nikolás y él se sentaron en la cama, listos para obtener respuestas.
Joaquín abrió el diario, y según su memoria la hoja estaba en una de las penúltimas páginas, así que se dirigió justo allí.
Pero para su desgracia...
—¡No puede ser! —Niko se tiró en la cama —. Tan cerca...
—Tiene que estar aquí... —la hoja había sido arrancada por completo, así que Joaquín en su desesperación sacudió el diario a más no poder.
—Tu no piensas revisarlo, pero yo sí, es increíble cómo ni si quiera necesité el perfil de Elaine para encontrar sus llaves —el más grande quitó el diario del agarre de su compañero.
—¡No! Si vamos a checarlo, necesito hacerlo yo.
—Está bien, entiendo, pero revísalo muy bien, necesitamos respuestas. Aún no me explico porque tú cumpleaños era la contraseña... Lee en voz alta —el de cabello más oscuro se acostó con el estómago pegado a la cama, escuchando atentamente.
—Veinte de enero del dos mil quince, hola diario, suena muy estúpido saludarte, pero es lo que hacen en las películas, ¿No?, Quiero plasmar recuerdos, cosas que no deba olvidar, anécdotas ya sean buenas o malas, así que a partir de ahora, procuraré encerrarte en un lugar donde nadie pueda encontrarte, ya que pienso desahogarme aquí —Joaquín volteó la página —. Diez de marzo del dos mil quince, hola diario, han pasado doce años desde "el accidente", como lo llama mi papá, justo hoy es mi cumpleaños, o al menos eso me han dicho toda la vida, sin embargo no es más que una fecha impuesta por mi padre, no sé porque mierda no podemos celebrarlo en el día real, estoy algo molesto, pero me regalaron pastel, así que eso lo compensa —una vez más volteó la página —Ocho de mayo del dos mil quince, mi madre me llamó, la había extrañado tanto... —pasó página—. Veinticuatro de agosto del dos mil quince, entré a la secundaria, conocí gente, son amigables —tomó aire —Doce de septiembre del dos mil quince, Joaquín Bondoni, es ahora uno de mis mejores amigos, me parece interesante como estudia y a la vez actúa, también está Rodolfo, mi cuate más chido.
Joaquín volteó a ver a Nikolás, quién estaba dormido, roncando; honestamente no le importó y siguió husmeando.
Rodrigo's diary:
17 de noviembre del 2016.
He descubierto la verdad, todo éste tiempo, me quisieron ver la cara de idiota, ¡La cara de idiota! Estoy odiando a mi padre, si es que se le puede llamar así; ahora tiene una nueva pareja, se llama Marlin, la detesto. He descubierto quién soy, necesito contarle a Joaquín, necesito decirle, ¡Necesito decirle! Pero... Hay un sentimiento de odio que no me lo permite, ahora todo lo que es el, me da asco.
18 de Noviembre del 2016.
No puedo creerlo, Joaquín me confesó que está enamorado de mí, es gay, DIARIO, ES GAY. Lo empujé, me fui de inmediato.
Yo no puedo corresponderle, y ahora que sé todavía más sobre la verdad... Lo odio, lo detesto.
Aborrezco su nombre, su persona, su orientación, todo de el me da asco, todo de él es basura, ¡Por qué él! ¡¿Por qué?! ¿¡Por qué él?!
Maldigo el día en que naciste, pero eso sería una trampa de dos filos, no puedo contarle a nadie, nadie puede saberlo, y ahora que Joaquín se ha enamorado, debo alejarme de inmediato. No es sano, no lo sería, es algo enfermo y asqueroso.
Querido diario, hoy, te prometo, por el nombre de mi santa madre que no está aquí, que desde hoy, Joaquín es un objetivo, es un objetivo para eliminar.
Es homosexual, el no... El no debía ser homosexual, ¡Yo no quiero un〰️〰️〰️〰️
porque papá me enseñó que〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ y entonces se irá 〰️〰️〰️〰️〰️ a él le dieron〰️〰️〰️〰️ a él 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ ¡Gay!〰️〰️〰️〰️con ella...〰️〰️〰️〰️no a mí. 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️destruir!〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️morirás en penumbras〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️somos〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️a ti sí〰️〰️〰️〰️〰️〰️¡ABORREZCO TODO LO QUE TENGA QUE VER CONTIGO! Mi meta ahora será arrasar con los gays... Con todos... Porque quiero matarte a ti, y así,〰️〰️〰️〰️ consuelo〰️Pienso lastimarte de todas las formas posibles, Bondoni.
La hoja está rayada, es imposible leer el escrito completo...
31 de julio del 2017.
Mi papá se casó por el civil con Marlin, ahora adoptamos el rol de la familia perfecta, aunque no lo seamos para nada, ya casi no me quedan vacaciones, apesta; me he topado con Joaquín varias veces, le he hecho daño, y eso me reconforta un poco. Sin embargo no sé si pueda aguantar con 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️.
18 de abril del 2018.
Hace un buen tiempo que no escribo aquí, he hecho puros dibujos estúpidos sin sentido a decir verdad. Lo he observado, sé que sufre, y eso es bueno. Muy bueno.
8 de mayo del 2018.
Hoy cumple quince años, ha de estar evitando que lo festejen como antes; ya quisiera yo ser festejado... Somos muy diferentes, no lo comprendo. Escuché que hará un papel gay en una novela; así como hizo una aparición gay en la rosa de Guadalupe, una total estupidez a decir verdad, pero el niño está tratando de ser libre de alguna manera.
[Sin fecha]
La graduación fue ayer, estuve a punto de lograr mi objetivo, herirlo permanente; pero llegó un idiota a defenderlo. Lo investigué, Emilio Marcos, es un nuevo objetivo, ya decidiré si es importante eliminarlo o no. Nikolás Caballero se lleva el mismo maltrato por acompañar a Joaquín.
Junio 2018 [Sin fecha].
Me lo topé en la prepa, sé que solamente escribo aquí cuando vengo a hablar de él, pero en algún lado tengo que ponerlo.
Espero repruebe, aunque suena estúpido, ya que siempre ha sido el top de la clase, ya no puedo esperar a estar en la misma institución otra vez, herirlo me da felicidad, me hace pensar que el pudo 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ pero ahora〰️〰️〰️〰️〰️〰️ y nadie va a 〰️〰️〰️〰️〰️. Luce muy feliz saliendo con ese par de idiotas, tal vez deba considerar herirlos.
30 agosto del 2018.
Su novelucha está teniendo algo de éxito, de verdad espero que algo salga mal y se venga abajo.
[Sin fecha]
Durante todo éste tiempo que se lleva del primer semestre, no vi a Joaquín saliendo con el tal Emilio, creo que dejaron de ser amigos, y ahora solo comparten set.
1 de septiembre del 2018.
Por lo que veo, en la novela van a rechazar al cry baby, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, me da risa. Creo que lo van a correr después de eso, ¡Qué alegría!
3 de septiembre del 2018.
Creo que Emilio Marcos y Nikolás Caballero, son objetivos que eliminar, aún no lo tengo cien por ciento seguro, pero a juzgar por el tiempo que pasan juntos, son importantes para Joaquín; por lo tanto, están añadidos a la lista...
[Sin fecha]
Sí tan solo supieras... ¿Qué dirías? ¿Me odiarías más? ¿Me querrías? ¿Qué pasaría? Aborrecerias a tu propia familia como yo. Puede que no esté correcto herir gente, pero la homosexualidad es un pecado, que yo puedo exterminar, quitando del mapa a los que la portan.
Marlin está embarazada, tendrá una niña, tendré una hermana, o bueno 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ hijos de 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️parientes. 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ Solamente 〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️ existencia〰️〰️〰️〰️〰️ ¿¡Por qué?!
—Es tanta la intriga —mencionó Joaquín en voz alta —. Pero necesito devolver éste diario...
Narración normal [Joaquín]:
Nikolás no parecía moverse, había caído como roca, probablemente había estado cansado. Y por alguna razón, sentía que debía devolver el objeto a su lugar en ese mismo instante.
Bajé por la ventana, con mi mochila puesta, dentro de ella el diario. Fue muy difícil arrastrarme por el techo y caer sin morir, pero lo logré.
Ésto era un riesgo enorme, si mi mamá se daba cuenta de que había escapado, estaba muerto, y si Nikolás despertaba, lo primero que iba a hacer era buscarme.
Conociendo a Niko, va a dormir por lo menos unas dos horas, así que tengo algo de tiempo.
Subí al autobús, con una capucha puesta, evitando llamar la atención de los demás pasajeros.
Respira Joaquín, estás haciendo lo correcto, sí claro, después de haberlo leído completo.
Llegué a la casa de Rodrigo, parecía vacía, pero no tomé riesgos.
Escalé el árbol que daba a la casita, con mucho cuidado de que no me vieran, una vez que entré, active mi modo ninja.
—Puede que venga por ti en un tiempo —saqué el diario de mí mochila, y abrí el cajón donde estaba originalmente, lo dejé ahí.
Justo al bajar, algo se atoró en mi zapato.
Una trampa para ratas, que hizo demasiado escándalo, tanto que activó una alarma colocada en el árbol.
Caí al piso, en cuestión de segundos me reincorporé, me puse la capucha una vez más, y salí corriendo despavorido, a esconderme detrás de unos botes de basura.
Pude ver a lo lejos como Rodrigo salía con un bate de béisbol, y se dirigió hacia la casita, al momento en el que empezó a escalar, salí huyendo una vez más, con cuidado de no hacer mucho ruido con la trampa ganchada en mi zapato; en parte era mi culpa, ya que efectivamente era una rata husmeando donde no me importaba.
Ahora debía devolver las llaves, pero eso sería un día en la escuela, muy temprano, y con Nikolás.
Espero no se enoje porque lo devolví. Pero recuerdo todo lo que leí, la mayoría eran cosas como "Quiero matar a Joaquín", pero pude memorizar todo lo relevante además de eso.
Caminé unas dos cuadras, calmado, pensando en todo lo que estaba rayado, roto, ¿Qué cosas puso ahí? ¿Y que tuvo que pasar para que lo rayara?
Tomé el autobús, y me senté hasta atrás de nuevo, con la capucha.
—Mira nada más, mí amigo —esa voz... —. ¿Qué me trajiste hoy?
Volteé a verlo, era el mismo que me había asaltado meses antes, el que me dejó en silla de ruedas, el pelirrojo.
—Nada —respondí al instante.
—Pero si tus zapatitos se ven muy bonitos, creo que debemos bajar en la parada de la última vez, ¿No crees? —se sentó a mí lado, y sacó su navaja, amenazándome.
—Sí, deberíamos —estaba lo más calmado posible.
Se iba a arrepentir, él; no yo.
Bajamos, en el mismo lugar de hace meses.
—No me la hagas difícil sí, quítate tú ropa, dame tu celular, que la otra vez nos engañaste, y me iré —me acorraló.
—Creo que eso no se va a poder —apreté mis puños.
—¿Ah no? Y qué tal si pasa ésto... —levantó su navaja, a la altura de mí cuello.
—Entonces no me dejarías otra opción —me encogí de hombros.
—¿Opción de qué? Ya, no seas idiota, dame tus cosas —intentó ponerme contra la pared pero lo empujé —. Tendrá que ser por las malas —se abalanzó hacia mí.
Me quité de su camino, haciendo que se golpeara contra el muro.
Me vió molesto, e intentó acuchillarme, pero lo evadí, y con una patada, tumbé su navaja, lejos de su alcance.
—Vete —le ordené.
Hizo caso omiso, y me tiró un golpe, el cual esquivé, y con mí codo, lo golpeé.
Se enfureció y se tiró contra mí, listo para repartir golpes.
No podía lograr darme ni un golpe, en cambio yo solo seguía alejándolo de mí.
Hasta que uno de sus puñetazos fue directo a mí estómago, el cual tengo sumamente herido.
Me desequilibró por unos segundos, golpeándome de nuevo, para tirarme al piso, pero me recobré en instantes.
Comenzamos a pelear, pero ningún puño iba a arruinar mí cara.
Diego me enseñó karate, me dijo que debía empezar a defenderme en caso de que no tuviera socorro alguno, gracias chinito.
Hice unos movimientos bruscos, ahora sí golpeándolo.
Le di una patada mientras hacía una voltereta, la cual lo llevó a azotar con el pavimento. Ya en el suelo, me acerqué a él, pisando ambas de sus manos, dejando caer mí peso.
—No te vuelvas a meter conmigo -lo miré, molesto, y me quité de encima.
Intentó tomar la navaja rápidamente, pero un desliz y otra patada directo a su cara de mí parte lo frenaron.
—Dije —me subí sobre su rígido cuerpo —. Que no te vuelvas —repartí una serie de golpes en su rostro —A meter conmigo —finalicé el acto, poniéndome de pie, viendo como su rostro sangraba —Eres un criminal, y a los criminales hay que tratarlos de la misma forma en la que ellos lo hacen, sin piedad.
Limpié mí sudor, y me encaminé de nuevo, por la banqueta, intentando tomar la poca sombra que algunos árboles despedían, me llevé la mano a mí herida, dolía pero necesitaba salir de ahí.
Llegué a mí casa, y escalé por la tubería, algo loco, pero no imposible.
Llegué hasta el techo inclinado, y me sujeté de él, hasta que por fin pude subir mis piernas, y entrar por la ventana de mí habitación.
—¿A dónde fuiste y porqué el diario ya no está? —Nikolás estaba cruzado de brazos, sentado en la orilla de la cama.
—Puede que haya ido a regresarlo...
—¿¡Qué?! ¿Por qué?
—Tarde o temprano se iba a dar cuenta de que no estaba en su lugar, ya leí lo que tenía que leer, ya estuvo bien, y devolveremos las llaves también —me senté a su lado.
—Pero yo no lo leí... —me hizo puchero.
—Pero yo sí, y créeme que no hay mucha información que podamos usar, la mayoría de cosas son sobre el deseando mí muerte —suspiré —. Por cierto los ladrones que me asaltaron la primera vez, me topé a uno de ellos.
—¿Te hirió? ¿Te quitó algo?
—¿Recuerdas las clases de Diego? Las utilicé, no creo que ese idiota vuelva a intentar provocarme.
—¿Y no pudiste usarlas con Rodrigo? -volteó los ojos.
—Es diferente, el ladrón quería robarme, Rodrigo solo quiere...
—Matarte.
—Pero estamos dentro de la escuela, si algo sucede ahí, y yo le respondo los golpes, llevaría la culpa, y si citan a mí madre, ¿Qué les diré? Oh, me molesta porque soy gay, y le serví una charola de golpes para defenderme.
—Humm, sí, precisamente eso podrías decir.
—No, Niko, sabes que no...
—Sí, lo sé, conozco la situación.
—Ahora, debo hacer la tarea del imbécil —saqué mí laptop, y abrí su estúpido correo.
Pasamos aproximadamente dos horas haciendo un formulario de problemas, larguísimo, muy fácil, pero enorme.
—Está listo, enviar.
—¿Por qué le hicimos la tarea me explicas? O sea, te hirió, pero, ¿Cómo te obligó a hacerla? —Niko me veía, frustrado.
—Me dijo... Qué tenía unas fotos en su poder, y no quiero arriesgarme a que sea verdad —mordí mí labio.
—¿Qué fotos? —se incorporó.
—Verás, en la secundaria tuve un amor, no muy en serio, ya que era en plan, secreto, y aparte no nos veríamos mucho, éramos como...
—Quedantes, ¿Algo así?
—Sí, puede decirse. Se llama Kevin, le dicen Kicho y bueno, hubo una reunión... Donde nos besamos, hasta salimos juntos un rato, con otros tantos "amigos", desgraciadamente alguien captó esos momentos, y decidió compartir las fotos con Rodrigo.
—¿No sabes quién fue?
—Había al rededor de diez personas, todas decían ser de la comunidad LGBT+Q, por ello no tuve miedo de besarme con Kicho, jamás aclaré mí sexualidad ante ellos, simplemente pasaron las cosas, y ahora, Rodrigo dice tener evidencia de ello, y si no hago lo que pide, difundirá esas fotos —cerré mí laptop, y la guardé.
—Es un idiota, un sapo gordo, una araña horrible, es un... ¡Un cerdo! —Nikolás se alteró un poco.
—Lo sé, pero no puedo hacer nada al respecto, solamente esperar a salir de la preparatoria... E irme lejos, lejos de aquí, a estudiar en una universidad que no esté a su alcance —me recosté en la cama.
—Yo estaré aquí, para cuidar tu espalda, siempre —me dió la mano.
—Por eso somos y seremos mejores amigos —sonreí.
—Sí Joaquín —rió y se recostó a mí lado.
14 de noviembre del 2018.
—¿Te parece si ponemos el hashtag Aristemo es real en nuestras stories de instagram? —Emilio estaba recostado en el sillón del camerino.
—Va —escribí en mí celular, y lo subimos.
—Me alegra tanto ver al fandom así, tan feliz...
—Y a mí, aunque extraño a Nikolás aquí en el foro —hice una mueca.
—Pero me tienes a mí —rió y se acercó a mí.
—Sí, eres genial, lo sabes, lo sé, ¿Algo más? —soné sarcástico.
—Tú también eres genial bobo —me abrazó.
—También lo sé —le correspondí.
—Engreído —me apretó un poco.
—Solo un tantito.
—Oye, habrá una fiesta, en casa de Pao...
—Ya estoy invitado.
—Genial, entonces...
—Pasas por mí a las ocho, sí —lo interrumpí.
—Pues sí, y te...
—Me dejas a las dos de la mañana, mí hora límite, también lo sé —reí, interrumpiendolo una vez más.
—¡Deja de leer mí mente! —gritó y se echó al sillón una vez más.
—Soy telepata... Y voy a saber tus más oscuros secretos —me acerqué a él, haciendo movimientos de película tenebrosa con mis manos.
—¡Oh no! Créeme, no quieres saber sobre eso —me vió con cara pervertida.
Al tan solo imaginarme a que se refería, y con María...
—¡Ay no que asco! —me retiré rápidamente haciendo gestos de desagrado.
—Yo te lo advertí —se soltó a carcajadas —. Nos vemos en la noche, Bobondoni.
—Sí, Famosorio —salí del camerino.
—Toc, toc, toquititoc.
—Son las siete y media, ¿Qué haces aquí? —abrí la puerta de mí habitación.
—Tu mamá me dejó pasar, le traje un ramo de tulipanes, creo que ya me quiere más —Emilio se dejó caer en mí cama.
—Me refiero aquí, o sea, ¿Por qué a ésta hora? —seguí arreglándome en el espejo.
—Quise venir a ver cómo te arreglabas.
—No es gran cosa —terminé de ponerme todas mis cremas, y apliqué polvo.
—Eres el único chico que conozco que se arregla, Joaquín. Ni si quiera Diego hace eso —tomó un peluche y comenzó a jugar con él.
—Solo hago lo mismo que nos hacen en peinado y maquillaje en el foro.
—Pero tú te vistes mejor que Temo, mejor que cualquiera —me alagó —. Hablando de helicópteros, te traje algo.
—Dime que no es otra araña de plástico, la última vez terminé lanzándosela en la cara a un supervisor —volteé a verlo, terminando de aplicar mi base.
—Ésta vez no es ningún bicho de plástico, lo prometo, ten —me dió una caja, y la examiné —. Ahora son de verdad.
—¡Ay no! —dejé caer la caja, y Emilio se tiró al piso en segundos, haciendo que ésta cayera sobre su pecho.
—Era broma, mala jugada, perdón, ésto es frágil —se puso en pie, y abrió la caja ante mí.
Era una figurita de stitch, hecha de yeso.
—Ay Emilio... —la tomé en mis manos, apreciando los detalles.
—Es una alcancía de hecho, mírale la mano con la tabla de surf, ahí tiene la rendijita —sonrió.
—Me encanta —lo abracé —. ¿Pero, por qué?
—Un día te dije que iba a seguir recompensandote aquel error... Seguiré haciéndolo, porque me nace hacerlo, y todavía no acabo —se sacó una pequeña bolsa del pantalón, color azul marino —. Tiene algo dentro.
Me la dió, y saqué su contenido.
—¿Una pulserita? —la extendí.
—Sí, podría decirse, es un hilo rojo, he leído que tiene un fuerte significado. Hace que las personas permanezcan juntas, ante la adversidad, y Joaquín, eres mi hermano, no quiero separarme de ti jamás, así que compré una para mí también —la sacó de su otra bolsa y se la puso.
Me puse la mía.
Era delgada, justamente como un hilo, pero tenía una pequeña letra en color dorado incrustada, la letra J.
La de Emilio, por ende tenía la E.
—Y eso no es todo, adentro de la caja, mira el fondo —me vió emocionado.
Tomé la caja, y busqué, había un sobre.
Con cuidado lo abrí, y saqué un pedazo de papel color negro que tenía escrito con tinta blanca:
Vale por un viaje a Disney conmigo, ¿Jalas o te da frío?
Se me cayó la cara de la emoción, y empecé a saltar como estúpido.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí Emilio, sí voy! —salté sobre el llenándolo de besos en los cachetes y la frente.
—Si así te pones debería darte vales más seguido —murmuró entre dientes.
—¿Qué? —me frené.
—¿Qué? —repitió.
—Nada —reí —. ¡Vamos a Disney!
—Será en las vacaciones de invierno, sales los primeros de diciembre, ¿Verdad?
—Afirmativo.
—Iremos el diez, ¿Aceptas?
—Me parece correcto, ahora déjame terminarme —me acerqué al peinador, guardé el vale en el sobre, y lo coloqué recargado en el espejo.
Después de unos minutos terminé mi rutina de maquillaje natural.
—Ponte más del polvo rojito —me analizó.
—¿Rubor?
—¿Ru que? ¿Robó? ¿O qué?
—Rubor menso, así se llama el "polvo rojito".
—Ah, pues eso, es que me gusta cómo se te ve, es como si estuvieses sonrojado siempre —sonrió mostrando su dentadura perfecta.
—A ver ponmelo tú —le di la brocha y el rubor.
Sentí como me lo esparcía en las mejillas y después me vi en el espejo.
—Emilio, parezco un tomate —me burlé.
—Un tomate sexy —levantó sus cejas repetidamente.
Me disminuí el exceso con una beauty blender, y estaba listo.
—Ah Joaquín, olvidé otra cosa —ibamos bajando las escaleras del frente de mí casa.
—¿Qué sucede? —ambos nos frenamos.
—Lo tengo en el auto, que no se me olvide dártelo cuando volvamos de la fiesta, si te lo doy ahorita será difícil que lo lleves —subimos al auto.
—¡Shot shot shot! —Roy estaba sobre la barra de la cocina, tomándose vasito por vasito mientras todos le gritaban al rededor.
Yo solo veía memes en mi celular, mientras tenía un refresco de uva en la mano izquierda.
Antes las fiestas no trataban de beber, todos los de tres ocho uno hacíamos grandes reuniones para jugar, reírnos, supongo que ahora que todos cumplen los catorce, quince y dieciséis, se creen lo más.
Aún los quiero, solamente que se esconden de sus madres para tener fiestas así y beber.
Prefiero mil veces una aburrida junta de revisión de libreto, donde solo estoy yo y mi director, que estas fiestas de descontrol.
—¿Quieres una? —Diego Marín sacó una cerveza de la hielera, y me ofreció.
—No gracias —mencioné y seguí bebiendo mi soda.
Pusieron música y por fin me animé a pararme, de electrónica pasó a reaggeton, y decidí volver a sentarme pero algo me jaló, o mejor dicho, alguien.
—No te sientes, apenas empieza lo bueno —Emilio lucía un poco borracho.
—No es eso es que —me acerqué a su oído —. Es que no sé bailar reaggeton.
—¿Qué? No mames, mira, solamente mueve la cola, y tú que tienes esas pinches nalg...
—¡Osorio! —lo reprendí.
—Yo solo decía, menea tus caderas —la bolita en el centro de la sala crecía.
Diego Valdés se acercó a mí.
—De verdad creo que mejor me siento —iba a retirarme pero alguien me jaló de nuevo.
—Yo te enseño —Diego me tomó de la cintura acercándome a él mucho —. Pon tus manos en tus rodillas, y has como que te vas a sentar, y después mete tú trasero de nuevo a su lugar, así se perrea —rió.
Lo intenté, y me salió.
—Ahora, como solo estamos en ambiente, mueve tu cadera de lado a lado, o de en frente hacia atrás, y pegatele a alguien —hizo lo que el mismo dijo, pegándose a mí.
—Se ve muy... Comprometedor —reí.
—Lo es —me abrazó por detrás, y mientras yo intentaba bailar, el movía sus caderas, rozandose conmigo.
—Para atrás BTS —Emilio puso un brazo entre el cuerpo de Diego y el mío.
—Le estoy enseñando a bailar reaggeton —se defendió el pelilargo.
—Yo bailo mejor que tú, observa —se postró frente a mí, y movió sus caderas, como solo el sabía hacerlo.
—No es justo, tú eres cubano de la cintura para abajo y yo soy...
—Una tabla coreana, atrás de tu hombro dice MADE IN KOREA, sí como de qué no —soltó una carcajada.
—Si me disculpas —se volvió a pegar a mí, bailando.
Lo mismo hizo Emilio, por celos, o por lo que sea que aquello pareciese.
Tenía a ambos pegados a mí cuerpo y resultaba incómodo hasta cierto punto.
—Neta no puedo —me salí del círculo rápidamente y me senté en el sillón una vez más, a observarlos.
Después de un rato el ritmo cambió a bachata.
Se me daba bailar, sí. Pero en su mayoría solo canciones con coreografía, música movida, música donde no necesitara menear las caderas.
—¿Me permite ésta pieza? —Diego se puso de rodillas ante mí.
—Yo, no sé bailar eso —me subió el calor a las mejillas.
—Aprenderás —me sujetó fuerte la mano, y me arrastró a la supuesta pista.
Todos estaban al tope de alcohol, menos Diego, claramente, y Emilio... Podía discutirse.
Me tomó de la espalda baja, pegándome ahora completamente a su cuerpo, tomando mi mano en un agarre poderoso.
—Tienes que meter un poco tus piernas con las mías, hacer un vaivén, de izquierda a derecha, un poco agachados con las rodillas algo flexionadas —comenzamos a movernos, y honestamente estaba funcionando.
O al menos lo que hacíamos se parecía mucho al vídeo que estaba en la TV, de YouTube.
Era un baile sensual, para pareja.
Afortunadamente nadie se daría cuenta, ni lo recomendarían, ya que nadie estaba cuerdo a la perfección.
Creo que soy el único en la casa que no ha bebido ni una sola gota de alcohol.
Emilio nos veía desde el sofá, con el ceño fruncido, hasta que decidió levantarse y acercarse a nosotros.
—Mi turno —empujó un poco a Diego, y éste hizo gesto de disgusto, sin embargo no discutió.
Emilio me tomó de la mano, entrelazandola.
Y por alguna razón, me agarró fuerte de la cintura, pero parecía desear ir más abajo.
—Has lo mismo, pero conmigo no tengas miedo de pegarte, o de apretar los pasos, podemos ser como Ari y Temo sí lo deseas —su aliento olía a alcohol.
Estaba borracho.
—No creo que debamos —empezamos a bailar, y vimos como todos se fueron para afuera, escuché agua salpicar, estaban saltando a la piscina, en la plena entrada de invierno, se van a congelar.
—Ya no hay nadie, ¿O sí? —los ojos de Emilio se entrecerraban.
—Diego está tirado en el sillón —mencioné.
—Oye tú, BTS, para afuera, ve a nadar —le gritó el chico que estaba bailando conmigo.
—Solo porque realmente quiero el jacuzzi —Diego salió corriendo.
—¿Así que el agua no está heladísima? —cuestioné.
—Claro que no menso, ya se hubieran helado, el agua está caliente, pero no tanto como yo, a verdad —rió escandalosamente.
—Estás muy borracho cierto.
—Más de lo que mi cabeza puede soportar, pero no importa porque mañana no hay trabajo, ¡Wuu! —bailábamos muy coordinados, como si lo hubiésemos ensayado.
La bachata era romántica a decir verdad.
Me alarmé cuando la mano de Emilio bajó demasiado, y me tomó del trasero.
Me sonrojé de inmediato, iba a quitarlo pero no parecía incomodarle, ni a mí...
Así que seguimos así, nuestros cuerpos unidos, fundidos en la música, deseosos de ser uno, para dejarnos llevar.
Pero solo era debido al grado de alcohol ingerido por mi compañero, no era consciente de aquello.
Sí su novia nos viera...
¿Está mal reírme de gusto?
La canción terminó.
—Bailas muy bien —su boca empezaba a arrastrar las palabras.
—Tú igual, pero creo que deberías recostarte —lo tomé en mis brazos, ayudándolo a llegar al sillón.
—Creo que las luces se van Joaquín —cerró sus ojos, y cayó dormido.
Miré el reloj, y era la una de la mañana.
Aún tenía tiempo para dejarlo descansar.
No iba a salir a tirarme a la alberca, ni loco; prefería quedarme admirando la belleza de Emilio... Acariciando sus chinitos mientras el bailaba en el quinto sueño.
Me senté, y puse su cabeza sobre mis piernas, para así hacerle piojito y poder recargar mi cabeza en el sillón.
Pero algo... Algo no me dejó descansar. Todo iba perfectamente hasta que lo ví.
—Me parece que tú novio no está muy bien, me hace más fácil el trabajo...
A juzgar por el arma en su mano, no venía a charlar, mucho menos a tener una discusión civilizada, y tampoco a amenazarme solamente.
Fue en ese instante cuando supe que habría problemas.
Tomé la cabeza de Emilio en mis brazos, en son de protección. Podía pasarme lo peor... Pero a él no, a mí Emilio; jamás.
PREEEEEGUNTA:
¿A quien vió Joaquín?:0
VOTA Y COMENTA HERMOSX.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top