Capítulo 33.

[Un sentimiento...
que puede arruinarte]

Narra Emilio:

Me alegra tanto que Joaquín se haya definido, de verdad que me siento orgulloso por él, es increíble cómo tuvo el valor de hacerlo ante su familia, y me siento honrado de que lo haya hecho conmigo también.

Se sentía genial volver a los viejos tiempos, cuidar de Joaquín, que Diego no me quiera cagar a piñas, y convivir “felizmente” con Nikolás.

Mi amorcito ♥️😘: Amor, voy a ir a México para navidad, ¿Nos vamos a ver en tu casa o en la mía?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Oh, no sé, debo preguntarle a mi mamá que piensa hacer ella y te aviso va.

Mi amorcito ♥️😘: Pregúntale ahora por favor.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Falta un chingo, apenas es noviembre, y aparte ya es tarde para llamarle.

Mi amorcito ♥️😘: ¿Llamarle? ¿No puedes ir a hablarle en persona? ¿Estás con tu papá o qué?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ah no, es que estoy en casa de Joaquín.

Mi amorcito ♥️😘: ¿Joaquín?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Sí, el chavito con el que hago la novela.

Mi amorcito ♥️😘: Ahh, sí, ya sé, ¿Y qué haces ahí? Creí que habíamos hablado de eso.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Estábamos viendo una película, pero se acabó y se quedaron dormidos, Diego, Niko y Joaquín; ahorita ya solo yo estoy despierto.

Mi amorcito ♥️😘: ¿Está frío el piso eh bebé?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Estoy durmiendo en la cama de Joaco.

Mi amorcito ♥️😘: Ah, a ver ¿Me mandas foto? Guapo.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ahí va.

Tuve que quitar a Joaquín de sobre mí, con mucho cuidado de no despertarlo.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻:

Perdón la calidad amor, está oscuro.

Mi amorcito ♥️😘: ¿Te vas a quedar a dormir ahí?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Síp, ¿Por?

Mi amorcito ♥️😘: Bueno, solo ten cuidado de ese Joaquín.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Por qué lo dices?

Mi amorcito ♥️😘: Ya sabes lo que se rumora, que ese niño es rarito.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: No creo en los rumores, jamás he creído en ellos lo sabes.

Mi amorcito ♥️😘: Sé de primera mano que ese niño no es normal.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿A qué te refieres con “no normal”?

Mi amorcito ♥️😘: A qué dicen que batea para el otro lado, y estás dormido en misma habitación que él, incluso en la misma cama. No te vaya a contagiar, o a meter mano...

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Deberías saber qué Joaquín, no es esa clase de persona.

Mi amorcito ♥️😘: No sé ni me importa, pero eso no quita que el sea un desviado.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Y si fuera gay, porque así es la palabra, no digas sinónimos de forma ofensiva, ¿Qué tiene? ¿Qué piensas que me va a hacer o qué?

Mi amorcito ♥️😘: Ni lo quiero pensar, yo estoy muy segura de que es GAY. Y todos esos son unos busca chicos, para hacerles cosas indebidas.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻:  Hablamos mañana.

Mi amorcito ♥️😘: ¿Ya te vas a dormir?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: No, pero no me gusta que hablen así de mis amigos, ahora si me disculpas, tengo que abrazar a Joaquín porque tiene frío, chaito.

Mi amorcito ♥️😘: ¡Emilio Marcos!

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Buenas noches:).

Mi amorcito ♥️😘: No te atrevas a dejarme hablando sola, Emilio.

¡Emilio!

¡Ey!

¡Ugh, hablamos mañana!😡

Dejé mi celular en el buró, me molestaba que María se expresara así de las personas; y más que quisiera controlar lo que yo decido hacer. Pero sé que son celos, por eso le doy una lección con mis comentarios sarcásticos, si quiere que estemos bien, debe aprender que en una relación, se pueden hacer recomendaciones, no dar órdenes, y aprender a respetar a los amigos del otro.

Éstos meses que estaba lejos de Joaquín, ella se comportó de lo más normal, como cuando recién estábamos hablando.

Sin embargo un par de veces, Joaquín ha salido a la luz en nuestras charlas, y en ambas fue la misma situación, María lo llama de ciertas formas, quiere afirmar que mi compañero es gay y que debo cuidarme de él, yo lo defiendo, ella se molesta, yo la mando por un tubo, y vuelve a mí escudándose con que solamente quiere protegerme de todo y de todos.

Pero, ¿De qué habría de protegerme? Joaquín no es un terrorista o algo por el estilo, tampoco vende drogas, no veo que cosa mala podría hacerme el niño que pide perdón por comerse un bubulubu y no ofrecer porque le gustan mucho, el niño que da saltitos cuando le compran helado, el mismo niño que cuando le dices que hay algo de stitch en la tienda, sale corriendo a verlo, conozco al niño que está acostado a mí lado, es la persona más buena que he conocido.

—Joaco —susurré.

—¿Eh? —la voz de Joaquín estaba algo ronca, pues estaba dormido.

—¿Me abrazas?

—Renata ya te dije que eres un calentador humano, si te abrazo vamos a estar sudando como puercos... —se rodó en mi dirección.

Joaquín y su somniloquía, era divertido volver a experimentar ésto.

—No soy Renata menso —reí.

—¿Nilo? —se acomodaba entre las colchas que por cierto eran dos, y una de ellas de mucho peluche.

—Emilio.

Sin decir palabra, me buscó con su manos, y encontró mi pierna.

Para que no cometiera algún acto incómodo, me acerqué, abrazándolo, así el me correspondió.

Estaba tranquilo, con el clima en veinticuatro grados, ya que Joaquín no apagaba ésto hasta diciembre, y realmente en éste noviembre no estaba haciendo un frío congelador.

De forma repentina, Joaquín me empujó contra él, cargándome y dejándome sobre su cuerpo.

No me moví mucho, solamente me acomodé para estar abrazado del delgado cuello de mí compañero.

Le dije a María que lo abrazaría, y yo no fallo con lo que digo.

—Me gustan tus chinos —suspiró en voz baja.

—¿Los quieres tocar? ¿Te acuerdas que lo mismo dijiste hace tiempo? —tomé su mano, y la puse sobre mí cabeza, el chico solo alborotó mis rulos y volvió a abrazarme por la espalda.

—Sí... Emilio...

—Dime Joaquín.

—¿Ya te dije hoy que te quiero?

—Por mensaje solamente —comenté.

—Pues te quiero, te quiero más de lo que crees —su corazón latía un poco rápido.

—¿Más de lo que creo? —soné un tanto curioso.

—Sí, pero shh —soltó una risita traviesa.

—¿Por qué me shusheas? ¿Acaso es algo que no deba saber? —entoné mi voz a un sonido juguetón.

—Es un secreto.

—Dime el secreto —me mostré curioso.

—Nikolás dijo que los secretos no se cuentan —rió.

—¿Nikolás sabe el secreto? —arqueé una ceja.

—Zapatos voladores...

—Joaquín, ¿Qué secreto? ¿Hablan mal de mí a mis espaldas? ¿O será que en secreto le gusto a Niko, por eso me molesta tanto? —miré de reojo hacia abajo, burlándome de mí propio comentario.

—No, Niko no, Niko Elaine, papas con ketchup —como siempre en un punto Joaquín dejaba de decir cosas con sentido.

—Dejemoslo en que me quieres, me decías —sonreí.

—Sí, ¿Tú me quieres a mí? —respiraba tranquilo.

—Sí, te quiero menso —me acurruqué en él.

—Diego me gustaría que dejaras de intentar besarme... —me saqué de onda ante sus palabras.

—¿Diego te quiere besar muy seguido? —me hice la idea de aquello y no me gustó.

—Siempre que me lleva a los llamados y me trae... En los conciertos de la banda, en los ensayos...

—Sí, ya entendí, ¿Y te ha besado? Es decir, ¿Mucho?

—Mucho, y no sé cómo decirle que se detenga sin herirlo...

—Lo detienes y le dices, yo no puedo corresponderte, yo no soy chinosexual —me mordí la lengua para no reírme fuerte.

—Desde aquel día en el baño, dejé que me besara, pasionalmente... Y de ahí en adelante, no ha parado de interceptarme y darme picos —se movió un poco.

—Ya estamos juntos otra vez Bobondoni, ya no dejaré que te siga besando —solté un suspiro acompañado de una risa silenciosa.

—Bueno... Mejor bésame tú.

—¿Qué? No, Joaco...

Se dió la vuelta, dejándome debajo de él.

Éste escenario ya lo había visto, ya lo había presenciado, sabía exactamente lo que venía a continuación, pero esta vez no estaba soñando con algún artista, esta vez estaba claro que estaba hablando conmigo, con Emilio, ¿Por qué querría besarme después de lo que pasó... “ese día”?

No iba a caer ésta vez, no podría soportar una de esas descargas de emociones que me provocaba antes; la terapia me ayudó muchísimo, y me prometí respetar cien por cien a María, si no eran cosas de actuación, no debía de comportarme ni a juego de ésta forma, pero admito que la tentación de saber si volvía a sentir algo, era fuerte.

Joaquín estaba sobre mí, cara a cara, con sus ojos cerrados, sonríendome perdidamente.

Se acercó a mí, poco a poco, descendiendo... Pero no podía cometer dicho acto no podía...

—Joabæ le puedes bajar al clima, ¿Por favor? Ya me dió calor —Diego se incorporó lentamente.

Aventé a Joaquín a un lado mío, dándole la espalda en cuestión de segundos, haciéndome el dormido.

Pude escuchar los quejidos de Joaco, porque lo lancé con algo de fuerza, pero no podía arriesgarme a que Diego viera esa escena tan comprometedora.

—¿Qué? —habló Joaquín, y sentí movimiento en la cama.

—Que si le puedes bajar al clima, el cuerpo de Nikolás me está provocando calor —Diego estaba medio dormido aún.

—Ah, sí —sentí una vez más movimiento, pero ahora se escuchó donde tomó el control del aparato, y los ruiditos que hace al presionar uno de sus botones —. Listo.

—Gracias, creo que le voy a dar la espalda, porque no ha quitado su brazo de encima mío —medio abrí un ojo, y pude ver cómo Diego quitaba cuidadosamente el brazo de Nikolás de encima suyo, y se acostaba dándole la espalda a él y a nosotros.

—Descansa —escuché de Joaquín, quién se volvió a acostar, pero se acercó un poco a mí, acomodando las cobijas, se posicionó detrás de mí, y sentí su cuerpo chocar con el mío, su intimidad contra mi trasero, y su codo al lado de mi cabeza, sosteniéndose —. Te ves muy bonito mientras duermes —articuló, mientras sentía su mirada sobre mí, para después acostarse, y levantar mi brazo izquierdo, para pasar el suyo, y abrazarme por el pecho.

Decidí no moverme, no me molestaba, simplemente era algo nuevo, dormir de ésta forma, comúnmente llamada “de cucharita”, ya había hecho esto con María, pero yo siempre he sido la cuchara grande.

Estuve despierto un rato, pensando en cosas sin importancia, y Joaquín ya me había infundido calor, así que a pesar del frío aire, no sentía mi cuerpo estremecerse. Estaba cómodo, y de alguna forma, aquel chico, me estaba haciendo sentir protegido, jamás nadie me había cuidado así, aunque fuese dormido. Yo siempre he sido el que protege, el roble duro, y más porque tengo a una mamá y una hermana que cuidar, añadiéndole que Kiko es medio niña, y debo de ver por el también. Estoy acostumbrado a defender, no a que me defiendan, pero bueno, tal vez estoy haciendo un escándalo por nada.

Joaquín estaba cuidándome, somos de la misma estatura, y nuestros cuerpos son proporcionalmente iguales en masa, pero aún así, sentía que era mi responsabilidad ser quién tomase las riendas de todas las situaciones que tuvieran que ver con él. Soy como su hermano mayor.

Adrián 🤘🏻: Ey wey, ¿Qué pedo con María? Le marcó a Roy emputada, quejándose de ti. Te digo porque estoy en su casa, estábamos bien dormidos, y nos despertó el celular de éste vato, y era tu novia toda alterada.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Qué le dijo a Roy

Adrián 🤘🏻: Que la dejaste en visto, que eras un idiota por eso, que ella solo quiere cuidarte de Joaquín.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Y qué le dijo Roy?

Adrián 🤘🏻: Que se calmara, que ella era todo para ti y que no la cambiarías por nadie.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Reccionó bien?

Adrián 🤘🏻: Después de ahí no se wey, se escuchaba como que lloraba, pero Roy se fue a hablar al baño y cerró la puerta, ahorita siguen en la llamada.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: María insinuó cosas sobre Joaquín de una manera no respetuosa, y sabes que me molesta que ataquen a mis amigos, y aún más que quieran controlar mi vida.

Adrián🤘🏻: Wey yo sé, te conozco, tú no dejarías a alguien en visto por cualquier cosa, ya me imagino como se ha de haber puesto, desde un principio te dije que no se veía muy cuerda que digamos, pero ahí vas de pendejo.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ey, es mi novia, y así la amo, simplemente a veces es mejor que no le responda, así no me enciendo y le digo cosas de las que me arrepienta.

Adrián 🤘🏻: Ya salió Roy del baño, aguántame.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ok.

Algo que me llegaba a molestar a la par, es que María se había hecho amiga de mis amigos y no exactamente para llevarla chido. No tiene nada de malo que tu pareja se haga amigo o amiga de tus cercanos, al contrario, es bueno; pero no cuando los usa como paño de lágrimas, específicamente para quejarse justamente de ti. O sea, va a quejarse con mis mejores amigos, sabiendo que ellos me conocen más que ella misma, suena algo ridículo; yo no voy con sus amigas a decirles las fallas que ella tiene conmigo.

—Emi, tu brillo está muy fuerte —la voz de Joaquín.

—Ah, sí, perdón, sh sh, duérmete —bajé el brillo de mí celular, se me olvidaba que Joaco estaba justo detrás mío, y le daba toda la luz del móvil en la cara.

—Unicornios con corbata... —soltó un pequeño ronquido, y volvió a dormir.

Adrián 🤘🏻: Me dijo Roy que tú novia está mal, diciendo que se quiere hacer cosa y media, así que éste wey tuvo que calmarla, diciéndole e inventandole razones puñetas para no hacerse daño, excusándote a ti con que estabas cansado seguramente, y no querías hablar con nadie.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Y qué dijo ella?

Adrián 🤘🏻: Cito lo que me dijo Roy: “Puro pinche pedo”.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ésta mujer es difícil, neta.

Adrián 🤘🏻: Ya estuvieras buscándote otra chiquis.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ese es el problema, no quiero otra, estoy realmente enamorado de ella aún con sus fallas.

Adrián 🤘🏻: Oye, una cosa, ¿Cómo vas con Joaquín? Después de lo que me contaste de que te perdonó, y eso, ¿Cómo están yendo? ¿Te ha vuelto a sacar el tema de aquella noche?

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: No, para nada, es como si eso se hubiera esfumado, Joaquín no guarda rencores a nada ni nadie, es una buena persona Adrián. Y ahora estamos mejor que nunca, recuperé a mí amigo.

Adrián 🤘🏻: ¿Y sobre tu sexualidad? Ya no me has contado lo de tus últimas sesiones.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Tito me ha ayudado mucho, de verdad que aclaré muchas ideas, muchos asuntos sobre mí. Me gustan las niñas, y evadir a mí mismo sexo en cuestiones románticas funciona, no me siento atraído por nadie más que por María.

Adrián 🤘🏻: Te cuento que me besé con Diego de mame.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: 😲😳

Adrián 🤘🏻: Andábamos un poquito pedos, pero estábamos en su casa, y así de la nada, nos quitamos las playeras y jugamos a luchadores de zumo arriba de su cama, le di un putazo con mi estómago, que lo tumbé al piso, JAJAJAJA, y cuando le di la mano para levantarlo, me jaló y caí al piso con él. Volteamos a vernos al mismo tiempo, y nos besamos.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Duró?

Adrián 🤘🏻: Unos segundos, y bueno... No me desagradó:).

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¡Ora!

Adrián 🤘🏻: Peeero, obvio no quiero nada con él, es mi mejor amigo, algo así la cagaría.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Te súper entiendo.

Adrián 🤘🏻: Bueno, no le digas a nadie, ni a Diego, probablemente ni se acuerda.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Qué pasó después?

Adrián 🤘🏻: Nos cogimos.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻:😱😧😨

Adrián 🤘🏻: Nos cogimos de la mano para levantarnos, pendejo. 🤣

Nombre, si cojemos lo rompo, pinche chaneke.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Estás bien imbécil wey.

Adrián 🤘🏻: Al chile no me gusta Diego, me gusta una chava de mi salón, pero el beso fue bonito.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: No te juzgo, ya sabes, tú hazle caso a tu corazón.

Adrián 🤘🏻: “Pirqii il cirizin ninci si iqiivici”, calmala Aristocles.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Mejor dime, ¿Qué más te dijo Roy?

Adrián 🤘🏻: Pues le estuvo ahí inventando a María, bla bla bla, total que logró calmarla, le dijo que tú la amabas muchísimo, que seguramente mañana le hablarías pidiéndole perdón, que mejor se fuera a descansar, y eso hizo.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Chale, a ver qué hago para que ya no esté enojada.

Adrián 🤘🏻: Simón, bueno, el puto éste y yo ya nos vamos a jetiar, hasta luego.

🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Buenas madrugadas morros.

Dejé mi celular de nuevo en el buró, y me volteé para quedar de frente a Joaquín.

—Tú también te ves muy lindo cuando duermes —le susurré, y lo rodé un poco, para así abrazarlo por detrás, ahora yo era la cuchara grande.

Mañana es viernes, y vamos a grabar escenas del día de muertos, me voy a agarrar a trancazos con Nikolás, ésto va a ser divertido.

Narración normal [Joaquín]:

—¿Y qué sentiste? —Nikolás mordió su lonche, y nos sentamos en la cafetería.

—Me sentí vivo otra vez, no sé Niko, hacía ya tanto que no volvía a conectar con Emilio, te juro que sentí paz, ya no me importó nada en el momento en el que me abrió sus brazos —mordí mi panesito.

—Necesito que sean novios, aunque me cagué la mayoría del tiempo, es más, déjame ver a quién contrato para eliminar a su novia pelos escurridos y te lo dejo solterito —mi compañero se reía fuertemente.

—No seas así... Mira, Emilio está enamorado de ella, y aunque no nos agrade, para él ella lo es todo, no podría hacerle daño a esa chica, jamás, porque sería como dañar a Emilio —me resigné y tomé algo de jugo.

—¿Hueles eso? Creo que es basura... Ah no, es Basurandoni —Rodrigo apareció detrás de mí, tomando mis hombros.

Bruno y Sebastián estaban detrás de Nikolás.

—No sabes, creo que el olor se presenció cuando tú llegaste —Nikolás bajó su lonche, molesto.

—Uy, ¿Te crees valiente ahora? ¿No te acuerdas de la secundaria o qué? —Rodrigo se mofaba.

—Lárgate —apreté mis puños, y exaclamé.

—¿O qué? ¿Me vas a pegar? ¿Con todas las cámaras viéndonos, los profesores en el área de comidas, y con el guardia ahí? —rió, y se sentaron a nuestras orillas.

—¿Qué quieres? —no me iba a andar con rodeos.

—Queremos ser sus amigos —se burló Sebastián.

—No eres admitido, adiosito —habló Niko, en el mismo tono burlón.

—Vinimos claramente, a divertirnos con los jotos de la escuela, aparte de florecitas, nerdos, vas a hacer mi tarea, cry baby —me tomó del hombro, sonriendo.

Éste idiota sabía cómo molestarme sin llamar la atención.

—Llevamos diferentes materias, idiota —Nikolás se adelantó a responder.

—Nada que un cerebrito no pueda solucionar, ¿No? —me vió, amenazante.

—No haré tú tarea, ahora vete de aquí —me dirigí, firme, sin tapujos.

—¿No? —los ojos de Rodrigo infundían terror —. En ese caso, acompáñame.

—No —me negué rotundamente.

—No te pregunté, maricón de mierda —me tomó de la mano, levantándome y abrazándome por el cuello —. Si te mueves, si dices algo, si escapas, si gritas, si me acusas, mis amigos van a herir a Nikolás, ¿Entiendes?

—No pueden hacer eso —me retenía en su brazo, mientras sonreía ante los demás.

—¿No? Joagay, no vamos a usar la fuerza bruta, ni los puños, hace falta un ligero movimiento con la cuchilla, para herir a una persona... Si sabes a lo que me refiero —me llevó hasta detrás de los edificios principales, a la zona boscosa de la institución, donde podías esconderte detrás de una palma que está en el piso, y nadie podía verte.

Me empujó tirándome, y me enseñó una navaja, la conocía, era una estilo mariposa, mi papá me habló de ellas, porque José, mi hermanastro, tiene una colección.

—¿Ves el filo? —me sometió detrás de la palma.

Me quedé callado, sin verlo a los ojos.

—¿¡Ves el filo?! —se colocó sobre mí, mostrándome la navaja justo frente a mis pupilas.

—Sí —solté rápidamente.

—Ésto, puede cortar la epidermis, y llegar a la dermis de un solo corte, Joaquín, uno solo —sonreía maniáticamente.

—El simio sabe de biología —no me iba a dejar intimidar.

—No —me puso la navaja en medio del pecho —. Me vuelvas a llamar así.

Traía una sudadera sobre la playera del uniforme, la cual me desabrochó, y seguido retiró los botones de mi camisa, dejando al descubierto mi pecho desnudo, y poniendo el pico de la navaja en el.

—¿Por qué haces ésto? —no tenía miedo, el dolor físico era algo común para mí.

—Porque quiero...

—No, Rodrigo, dime, ¿Por qué haces ésto? Éramos amigos, y todo cambió por unas simples palabras, por un maldito gusto... —le interrumpí.

—Porque eres gay —me interrumpió a mí.

—¿Y si jamás te hubiera dicho que lo era? A día de hoy seguirías conviviendo con un gay, un gay que sería tu mejor amigo —recordar me devolvió el dolor.

—Los rumores sobre ti siempre estuvieron, y yo no los creí, porque a pesar de tu forma de ser siempre fuiste amable, y jamás intentaste nada conmigo; no quise anticipar nada, pero ese día, tuviste que cagarla...

—¡Y cagarla porqué Rodrigo! ¿Porque me gustaste? ¿Porque no pude ocultarte mi orientación? ¿Qué no me ves? Soy humano, humano, como tú...

—No, tú no eres como yo, eres un ratito, un desviado...

De un golpe tiré su navaja lejos de su alcance, y rodamos, hasta dejarlo debajo de mí, lo aparicioné con mis piernas.

Nikolás me enseñó técnicas de defensa, me falta perfeccionarlas, pero de algo tienen que servir.

Hice un gancho con mis rodillas, así no podría moverse, y con mis codos, le presione los brazos, haciendo hincapié en el área de sus venas, quedante a escasos centímetros de su rostro.

Por primera vez en años pude ver a Rodrigo tan cerca, como la primera vez que nos conocimos. Sus profundos ojos verdes, que daban tonos grisáceos dependiendo la gama de colores que llevase puesta, sus cejas despeinadas, y su cabello castaño, claro que le llegaba a las orejas.

No entendía como éste chico podía tener tanta maldad por dentro.

Mis pensamientos volaban en segundos.

—No somos diferentes, Rodrigo, tenemos exactamente lo mismo, mira, no voy a lastimarte, y espero que tú a mí tampoco, solo quiero que por una vez en tu vida, te mantengas tranquilo —retiré mis codos, y aún estaba sobre el, sentía su malestar, su desesperación por quitarme de encima, pero me vió confundido, y entonces tomé su mano.

La coloqué en mi pecho, más precisamente en mi corazón, y puse mi mano en su corazón.

—¿Qué sientes tú? —estaba muy nervioso de su reacción, de su respuesta.

—Late —dijo a secas.

—Yo siento que el tuyo también late, ahora, mira —se mostró algo brusco, pero yo estaba lo más calmado posible, así que elevé su mano al roce con mi nariz, y respiré profundo.

Coloqué mi dedo índice, debajo de su nariz por igual.

—Estás respirando —mencioné.

—Pues claro que sí idiota, si no estaría muerto.

—¿Qué sientes en tú en tu dedo?

—Tu respiración —me miraba, serio, amenazante.

—Una cosa más —puse mi mano en su brazo, y lo pellizqué.

—¡Qué te pasa!

—Haz lo mismo.

—¿Qué?

—Pellízcame, hazlo.

Sentí como me pellizcó, no tan leve como lo hice yo.

—¿Qué sientes? —apreté mis dedos para hacerle sentir.

—Dolor —finalizó.

—Yo también siento dolor, Rodrigo —dejé de pellizcarlo, y el hizo lo mismo —. Eres humano, y yo también, lo que seamos de manera sentimental, no te da más derecho a vivir, o no te da más valor. Porque eres una persona, que respira, que siente, siendo heterosexual. Yo también respiro, siento, y soy homosexual. No hay gran diferencia, es como si a ti te gustara la pizza con piña, y a mí no, no es nada más que un gusto, una orientación —me quité de encima de él.

—Pero tú te irás al infierno —se levantó, y su comentario, sí dolió.

—Me vaya o no, Rodrigo, estamos en el mundo terrenal, y aquí, todos somos iguales —me sacudí.

—No entiendo porque luchan por derechos, si la iglesia dice...

—No luchamos por derechos celestiales, luchamos por derechos terrenales como ya te dije. A ti no te van a matar en diferentes países, o a encarcelar por tu orientación, a ti no te van a discriminar —me sentía frustrado.

—Aún así, no los tolero, no te tolero —se agachó para recoger su navaja.

—Porque eres homofóbico, pero puedes cambiar tus ideas retrógradas, puedes avanzar como persona... Te ofrezco mi ayuda.

—¿Tú ayudarme? —rió —. No quiero tu ayuda en nada, no vas a cambiar mi forma de pensar, Joaquín.

Me quedé pálido, ya que en mucho tiempo, no había escuchado a Rodrigo llamarme por mí nombre, sin algún apodo denigrante a la par.

—Puedo informarte, de todas las cosas erróneas que crees sobre los homosexuales, puedo perdonarte por todo un día... —tragué saliva.

—¿Perdonarme? —se acercó a mí, me tomó del cuello de mí playera, y me estampó contra la malla de metal que separaba el terreno de la escuela, con el baldío de al lado —. Yo no ocupo tu perdón, ocupo que hagas mi tarea —puso su navaja en mi cuello.

—Dile a alguien más, Rodrigo, no te tengo miedo, y aquí, aunque me hagas daño, sabrán quién lo hizo.

—Deberías tener miedo, pero tienes razón, aquí no puedo tocarte —me bajó, aún reteniendome en la malla —. Pero ahí afuera nadie te protege, cry baby.

—Creéme, tengo personas que me protegen...

—¿Quiénes? ¿Tú mamá, tú hermana? Ellas ni si quiera saben que te acosan, porque ni si quiera saben que eres un mariquita...

—Lo saben —declaré, y si esa información servía para Rodrigo, entonces yo acababa de cagarla.

—Mira nada más, saliste del clóset... Pero, a fin de cuentas, ¿Quién más? ¿Nikolás? Tú amigo, también es un maricón, lo pudimos notar al investigar sus perfiles; y bueno si tú caes el también... ¿Hay alguien más...? Oh, sí lo hay; Emilio Osorio Marcos, hijo de la famosa Niurka Marcos y el productor de televisión, Juan Osorio —rió —. Tú otro protector, pero, ¿Qué no dejaron de hablarse?

—Emilio y yo somos compañeros laborales, y somos amigos de verdad —me mordí la lengua.

—En tú novelucha esa, en donde puedes ser la mariposita que eres en la vida real, no entiendo como tienes fans, han de ser taradas, unas pubertas con hormonas alborotadas —volvió a burlarse.

—¡No te metas con nuestro fandom! —le grité molesto.

Podía meterse conmigo, pero no con mi familia, porque eso es lo que el fandom es, mi familia.

—“Nuestro fandom”, ¡JA!, me das risa, y bueno... No tienes a nadie más que te respalde, porque nadie más sabe que eres... Gay. Y que la gente llegue a saber sería una tragedia para tu imagen, ¿No crees? —puso su navaja en mi estómago.

—Soy libre con los que me conocen —apreté los dientes.

—Libre, mejor dicho, una aberración; sería muy malo que algo le pasara a tus amigos, los que te apoyan, ¿No crees? —encajó el pico de la navaja en mi estómago.

—No te atrevas —respiré hondo, y me clavó por lo menos medio centímetro de el arma.

—Cuida tu espalda, también cuida la de tus amiguitos, creo que la sangre de Emilio se vería bien en mis manos —yo no conocía así a Rodrigo, podría ser un bullie, un idiota, hasta un maltratador, pero llegar al punto de parecer un psicópata...

—No vas a tocar a Emilio, ni a Nikolás, ni a nadie de los míos, primero vas a tener que pasar sobre mí cadáver, porque te prohíbo que te les acerques, cerdo —escupí en su cara, alertandome de lo que pudiese pasar a continuación.

—Veo que... Emilio, y tú se han vuelto unidos, sí, yo le advertí, muy seguramente ya estás enamorado de él, perdidamente... Lástima que tiene novia, es heterosexual, ¿O debería decir que gusto? Jamás te hará caso, cry baby; te rechazará como yo, y te abandonará tal cual lo hice yo, porque seguramente te tolera por su proyecto ese, pero cuando termine te mandará por un tubo, no me importas en realidad, solo te está usando...

—Cállate...

—¿Te duele la verdad? Emilio te está usando como conducto a la fama, porque sabe que por su cuenta no lo logrará, tiene una voz horrible, ocupa muchísimo auto tune para si quiera lograr una buena nota, ¿No te das cuenta? Eres su juguetito, el no es tu amigo, solamente es tu sanguijuela, va a chupar tu sangre, y tú fama, hasta que el sea un rey, y tú, serás bazofia —me escupió también.

—¡Emilio no es un tarado como tú! —me limpié.

—Emilio va a dejarte tarde o temprano, solo espera al final, te vas a acordar de mí, eres un inepto y un ciego; pero no te salvas, harás mi tarea te guste o no, si es que no quieres ver la carita de Emilio y la de Nikolás contra el piso —me empujó sacando la navaja de mí estómago.

—Ojalá te mueras —me apreté la herida.

—El que morirá será otro, u otros, no sé, suerte con matemáticas Joagay, te mando las cosas por e-mail, y si no respondes, ya sabes, no sólo puedo lastimarte a ti y a tus seres queridos, también puedo difamarte...

—Tus opiniones y rumores no serán más que eso, serás una persona más en la taza de chismosos, nadie va a creerte —mi estómago ardía, y mis ojos también.

—No solo tengo mis argumentos, tengo fotos, ¿Te acuerdas de Kevin? —mi cerebro hizo corto circuito.

—¿Qué con Kicho? —me mostré serio.

—Así que lo recuerdas, recuerdas cuando éramos los mejores amigos, cuando nos reuníamos en su casa. Y un día de esos estábamos gran parte de la banda... Pero yo salí por comida, ustedes dos y varios más se quedaron ahí... Tú y él se besaron —rió —. Y hay fotos, que tengo en mi poder.

—No te creo.

—Bien, a tu decisión está, si no haces lo que digo, ten por seguro que esas fotos estarán en internet, y vaya, que no necesitaré si quiera hablar, ya que una foto dice más que mil palabras, pero que divertido, porque no solo tengo una, ni dos —se burló, y caminó lejos de mí —. Bonito día, espero te gusten las ecuaciones.

Se retiró, dejándome varado en el lugar, con el viento corriendo, y el simple ruido de las obras secas.

—¡Joaquín! —Nikolás venía corriendo hacia mí —. Me tuvieron retenido, ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo? ¡Ay no!

Vió mi herida, y con algo de pañuelos ayudó a que dejara de sangrar, haciendo presión.

—Vamos a la... enfermería —hablé y me desvanecí.

PREEEEEGUNTA:
¿Valdoni o Emiko?

JUEGOS DEL HAMBRE, LOS PUEDO SENTIR.

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