Capítulo 30.
[Te equivocaste]
—Nikolás —Joaquín miraba el techo, aún con lágrimas en los ojos —. ¿Será que de verdad, Rodrigo tiene razón?
—¿Qué dices?
—Sí. Me insulta, me dice que por ser gay no valgo nada, que sería mejor si yo desapareciera, que a nadie le va a importar —el pequeño limpió sus mejillas.
—Estás loco, Rodrigo nació idiota, creció idiota, es idiota, y se va a morir como un idiota. Tú vales muchísimo, seas gay o no, eres un humano Joaquín, un humano que siente, que ama... No te dejes influenciar por ese estúpido —Nikolás tomó la mano de Joaquín.
—A veces... En las noches, me dan ganas de desaparecer totalmente, de dormirme por un buen tiempo, y así evitar tantos problemas... —la presión se hacía presente en el pecho de Joaquín, y la máquina que registraba su ritmo cardíaco lo hacía notar.
—No hablemos de esto, no estás bien en este momento, estás diciendo incoherencias... Por favor, intenta descansar un poco —Niko sentía como Joaco apretaba su mano.
—Es que el dolor no me deja.
—¿Necesitas más anestesia?
—No existe la anestesia para el corazón, Nikolás...
—A ver, Emilio mírame, ¿Qué hiciste qué? —Adrián no podía creer lo que acababa de escuchar.
—Lo besé, lo besé bien —Emilio estaba mordiéndose la mezclilla de su pantalón, mientras abrazaba sus rodillas fuertemente.
—Pero, tienes novia, y eres hetero...
—¡Ya lo sé Adrián!, Ya lo sé...
—Mira, no voy a juzgarte, necesito que me digas que pasó, que sientes, sabes que puedes confiar en mí. Llevamos el mismo secreto desde hace años —Adrián hizo que Emilio levantara el rostro.
—Sé que amo a María, lo sé; ella es mi vida. Y sí, soy heterosexual, no me gustan los hombres, después de aquella terapía, de aquel día... Sabes que me quedó muy claro. No sé porqué lo hice, me dí cuenta de que Diego lo besó cuando ellos estuvieron ahí dentro, y sentí... Sentí rabia.
—Espera, ¿Qué? ¿Diego?...
—Supongo que debo soltar secretos para que me puedas entender. Aunque no creo que sea un secreto ya, sin embargo... Mira, Diego se declaró bisexual ante mi hace unos días —Emilio suspiró.
—¿Es neta? —Adrián abrió los ojos rápidamente.
—Sí. Tú y yo ya sospechábamos, y las sospechas se comprobaron. Dijo que ya no iba a ocultarse más, pero supongo que está esperando el momento adecuado para salir del clóset con ustedes, o sea contigo y Roy. Pero bueno, ese es un tema aparte; verás que, a Diego parece gustarle Joaquín, bueno no parece, estoy seguro de que le gusta. Y cuando vi salir a Diego así, nervioso, tú sabes, lo conocemos, supe que sí había pasado algo entre ellos. Me invadió un sentimiento de celos, rabia, no quería que se besaran, de verdad que no —Emilio tomó una almohada y la colocó entre sus piernas.
—Pero, ¿Por qué te causó tanto conflicto? ¿Celos? O sea, ¿de Diego?
—Creo... No lo sé. Y bueno, cuando le dije aquello a Joaquín, sobre de qué sabía que se habían besado, le dije también que yo era mejor besando, entonces el me dijo que no podía comprobar eso, y para hacerlo lo acerqué a mí, el se opuso en instantes, y se quiso alejar de mí, pero lo distraje, y lo besé, al terminar ese beso... Me sentí mal, demasiado mal, como si me hubieran metido un puñal en el corazón, era una mezcla de culpa, remordimiento y furia.
—Y no te importó besarlo, sabiendo que tienes novia —Adrián se colocó frente a él.
—Claro que me importó, me di cuenta de la gravedad del asunto ya que tenía a Joaquín pegado a mí. Le dije que solo era un tacto, que un beso no cuenta —a pesar de haber besado a Joaquín antes, estando el inconsciente, la culpa aumentaba por mucho, ya que ahora no solo yo tenía poder de esa situación, sino que también él.
—Entiendo que una vez que estudias actuación, un beso no significa nada, porque es sólo un roce de labios, sin embargo, no estabas actuando Emilio.
—Lo sé, traté de convencerme pero efectivamente no pude hacerlo. Entré en pánico, pensé que Joaquín podía confundirse, que podía llegar a pensar mal de mí o incluso, a sentir algo con ese beso... —Emilio se mordió el labio, cerrando la boca.
—¿Sentir algo? ¿Joaquín es gay? —Adrián arqueó una ceja.
—No... No lo sé, es indefinido todavía, tiene quince años, está en todo su derecho —respiró hondo.
—Lo comprendo, de verdad, no voy a juzgarlo, pero entonces, ¿Qué te llevó a lastimarlo?
—El pánico se apoderó de mí, y solo pude pensar en una solución... Alejar a Joaquín, hacer que me odie para que olvidara ese beso, para que no me cuestionara, para que no se confundiera. Alejarlo por un tiempo y que me dejase pensar... A mí... —Emilio tomó su cabeza entre sus débiles manos en el momento.
—¿A ti? ¿Y tú qué necesitas pensar?
—Adrián. Tuve un mejor amigo, que me hizo sentir cosas que no había sentido antes, y sabes que ese mejor amigo eres tú. Sabes que después de ese beso, ambos nos confundimos, sentimos cosas muy extrañas, pero con terapias ambos resolvimos esos asuntos. Sin embargo, en éste momento, que llegó María a mi vida, me enamoré, o eso supongo, me hace sentir feliz, me provoca amor. Pero cuando besé a Joaquín... Sentí algo diferente —las lágrimas se apoderaron de Emilio.
—¿Algo diferente cómo? —Adrián le tomó la mano.
—Como si mi estómago quisiera explotar, como cuando tienes diarrea explosiva wey.
—Ah, ya entendí.
—Y bueno... Me provocó emociones que no había tenido antes, y supongo que cuando experimentas cosas desconocidas, no puedes sentir nada más que miedo, inseguridad, y entras en pánico porque nunca habías presenciado algo así, y te cuestionas, ¿Qué rayos es esto? ¿Y por qué lo estoy sintiendo? —Emilio tomó un pañuelo para sacudirse la nariz —. Quise empujar a Joaquín lejos, porque no quería seguir sintiéndome inexperto ante las emociones que me hizo sentir.
—¿Sientes algo por Joaquín? Es decir, algo fuera de lo establecido como normal en cuestión de hermandad.
—¡Es que eso es lo que no sé! Por eso lo alejé Adrián, pero de verdad que se me pasó la mano. Pensaba en alejarlo con palabras, pero no solo lo lastimé, también lo hice enojar, y ya lleno de ira se abalanzó sobre mí. Y sabes que no soporto que alguien me retenga, o me tenga bajo su control, y fue ahí donde invertí los papeles y yo era ahora el que estaba controlandolo; pero en un punto me desconecté, y solo sentí enojo, pero no enojo con él... Sino conmigo, me llené de ira hacia mí, que quería golpearme, darme contra la pared, y mi cabeza no estaba ahí. No escuchaba nada, ni los gritos de piedad de Joaquín, ni su cuerpo pidiendo auxilio, era como si estuviese sordo, y mi cabeza solo pensara en mantener lejos al chico debajo de mí.
—Entonces quisiste alejarlo porque tú estás confundido, y terminaste en un estado transe, así que lo que hiciste fue destruirlo física y mentalmente.
—Sí, básicamente —Emilio no paraba de llorar.
—Está bien estar confundido, Emilio. No tiene nada de malo no saber qué quieres, pero lo que sí es malo, es afectar a otros con las decisiones que estás tomando, no sé cómo piensas hacerle para que ese niño te perdone, lo veo imposible. Ahora sólo hay que esperar el veredicto de él, si le dice a su mamá lo que pasó, estás perdido Osorio, ya no querrá hacer el proyecto contigo, y probablemente te quemará de acosador en todos lados, es más hasta puede denunciarte—Adrián tomó el control de la televisión, para encenderla y crear algo de ruido.
—Tengo mucho miedo Adrián. Jamás quise lastimar así a Joaquín, ¡Soy un idiota! Aparte, todos me van a odiar, y no puedo explicarle a nadie la verdad, porque eso implica revelar esas emociones no aclaradas.
—No te van a odiar, somos tus amigos... Ya le podrás explicar a Joaq...
—¡No! ¡No puedo! Joaquín es la última persona a la cual pienso decirle sobre ésto. Sobre esta confusión. Tal vez debería dejar pasar un buen tiempo. Si quiere cancelar el proyecto está en todo su derecho. Pero no quiero empezar a analizarme, ni a tener terapias de nuevo, tengo que dejarme claro a mí mismo, que me gustan solo las mujeres, solo María —Emilio se metió en las colchas.
—Emilio, si tienes dudas, deberías hablarlas con un profesional. Ya te dije que estar confundido no está mal. Si él llegó y provocó cosas en ti, debe de significar algo.
—No lo sé, pero tampoco quiero saberlo, porque aún si aclarara esas “dudas”, no quiero a Joaquín conmigo, quiero a María, mi novia, a la cual le pedí que se fuera de ésta maldita fiesta —Emilio se dió de golpes contra el respaldo.
—Hey, basta —Adrián se metió en las colchas, abrazando a Emilio fuertemente —. No te preocupes por tu masculinidad o algo por el estilo, ser gay, o bueno, bisexual, no te va a quitar nada. Una persona, por ejemplo un hombre gay, no necesariamente es afeminado, esos son estereotipos que la sociedad ha implementado; pero hay gays, que son muy masculinos. Si es eso a lo que le temes, una idea muy errónea por cierto.
—No, Adrián. No me pueden gustar los niños, dañaría mi imagen, probablemente toda la prensa lo haga un escándalo. Sé que mi madre me aceptaría, lo sé, pero ¿Y mi padre? Él me ama, ¿Pero como lo tomaría? Y yo, ya me harté de esas terapias, me quedó muy claro que me deben gustar las mujeres.
—No es obligatorio Emilio... Pero, no puedo juzgarte, simplemente, necesitas ir pensando cómo rayos le vas a hacer para remediar las cosas con Joaquín, aunque no vaya a ser en estos momentos, un día tienes que pedirle perdón.
—Lo sé, pero aparte de eso, Nikolás va a matarme y a la par Diego, me ven como un monstruo —Emilio se aferró al cuerpo de Adrián.
—Tal vez a ellos sí podrías explicarles lo sucedido —Adrián empezó a acariciar la cabeza del chico en sus brazos.
—Puede que a Diego, pero, a él le gusta Joaquín y a Nikolás, Nikolás es su mejor amigo, es obvio que le dirá todo lo que yo le vaya a contar.
—¿Y María? ¿Qué le dirás?
—Nada, Joaquín y yo discutimos por algo estúpido y terminé hiriendolo, eso es todo. Debo redimirme, debo dejar ir esos sentimientos que Joaquín provocó y enfocarme en ella.
—Emilio, honestamente; no vayas a ocultar lo que llegues a sentir, porque amar a alguien jamás va a ser malo —Adrián le dió un beso en la cabellera rulosa.
—No, yo sé... Y puede que tengas razón, pero el miedo me controla, y aunque me lo han dicho muchas veces ya, que del miedo no se saca nada, no puedo evitar sentirlo. Joaquín seguramente ya me odia, y lo peor de todo, es que lo dejé solo, o mejor dicho yo provoqué que se quedara solo, se supone que soy su protector...
—¿Su protector? ¿De qué lo cuidas? —Adrián apagó las luces con un pequeño control remoto.
—Hay una pandilla, un grupito, que lo molesta de maneras muy horribles. Según los rumores, es porque dicen que es gay, el líder de ellos me lo dijo, me dijo que me fuera alejando, ya que Joaquín iba a enamorarse de mí. Le han hecho cosas horribles, y yo he evitado unas cuantas —Emilio se hacía bolita cada vez más.
—Pero tiene a Nikolás...
—A Nikolás lo molestan por igual, ya que es amigo de Joaquín. Solamente por ese hecho, ya es razón para llevarla contra el también.
—¿Y Diego?
—Diego no sabe sobre lo que le hacen a Joaquín, y tú tampoco, yo jamás te lo dije, no puedes comentárselo a nadie.
—¿Y por qué no? Está muy mal callar el bullying Emilio, tu lo sabes. En quinto grado, la única manera en la que te dejaron de molestar por haber hecho de “el gallito feliz”, fue decirle a la directora lo que pasaba.
—Y tú fuiste el que le dijo, yo te tiré una botella de vidrio para que no fueras, pero aún así lo hiciste.
—Y no me arrepiento de tener la cicatriz de esa botella rota en mi espalda. Porque a partir de ese día, ya nadie te molestó. Yo no iba a dejar que siguieran hiriendo a mí mejor amigo.
—Pero con Joaquín es diferente. Si él avisa que está siendo molestado, todos le preguntarán porqué lo molestan, ¿Y el que va a decir? Hola, me molestan porque dicen que soy gay. Lo que no quiere Bondoni es que la gente empiece a hacerse preguntas como ¿Si es gay? ¿Y no será porque sí eres? Aparte, no está definido aún, tiene dudas... Y no las ha hablado con su familia, creo que ese es su miedo principal.
—¿El te dijo que estaba indefinido?
—Sí, el me explicó más o menos lo que siente, pero la neta no quise meterme más en el tema.
—¿Tú qué crees? ¿Piensas que es gay?
—A decir verdad, nunca me senté a pensar en ello, porque realmente no me importa. Solo le dije que yo lo aceptaba siempre y cuando yo no le gustara a el, porque me da asquito.
—Emilio, yo sé que tú sabes que yo sé que esa es una excusa barata. Le dijiste eso porque tienes miedo que un chico se enamore de ti, porque justamente ésto te iba a provocar, recordar el pasado y empezar con las mismas dudas.
—No entiendo cómo me conoces tanto, de verdad que no —el de ojos marrones se sentó en la cama.
—Lo sé porque yo he hecho lo mismo. ¿Te acuerdas de Mauro? El niño de tres ocho uno.
—No mames, ¿Le gustaste?
—Sí. Me lo dijo un día que estábamos en casa de Diego y Paola, me quedé rígido. Es un chico lindo, sí, pero en ese momento me puse a recordar el quince de junio, y las terapias a las que me metieron a mí, sabes que no solo fueron psicólogos; ese centro de conversión aún me da pesadillas. Y rápidamente le dije que no lo iba a molestar, que estaba bien ser diferente pero que a mí no me gustaban los niños, y que me provoca un sentimiento de asco el gustarle a hombres. Y ahí fue donde yo le rompí el corazón, me acuerdo que se fue de la habitación, y le dijo a Paola que debía ir a hacer unas tareas, y se fue como sollozando. La verdad siempre tuve la duda, ¿Qué hubiera pasado si yo le hubiese correspondido? Pero me traumo si me pongo a pensar en ello —Adrián sacó un chocolate de su bolsillo y empezó a comerlo.
—¿Mauro es gay?
—No conozco su sexualidad definitiva, la verdad después de ese momento no volvimos a hablar. Pero bueno, creo que hetero no es, igual no tiene nada de malo, aparte de que es un chico muy genial. Canta, baila, y tiene una actitud muy positiva.
—Válgame, ¿Por qué somos así? —Emilio rió y a la vez hizo un puchero —. Alejamos a las personas por miedo, y puede que hasta nos rechazamos a nosotros mismos por igual.
—Jamás dejamos florecer esas dudas antes, jamás hablamos de ello a fondo, ni tampoco es como que quisiéramos, supongo que sí Marcos, somos unos miedosos por no aceptar analizar nuestras dudas —el ojiverde le ofreció chocolates a Emilio el cual le aceptó uno.
—Mi papá va a enojarse mucho si Joaquín quiere cancelar el proyecto, y cuando le pregunte porqué, me va matar a mí.
—Emilio, tienes dos opciones ahorita mismo. Uno, vámonos en chinga a la florería de veinticuatro horas, y le compras un ramo de girasoles a ese niño, porque a juzgar por los dibujos en su mochila, son sus favoritos, nos vamos al hospital a que te le hinques a rogarle perdón y a recitar un discurso. Dos, nos quedamos aquí, te olvidas de Joaquín un tiempo, sigues tu vida con María, esperas lo peor que venga y vas a terapias, yo te acompaño.
—¿Puedo elegir cualquiera de las dos sin que me juzgues?
—Sí.
—La dos... pero sin las terapias —Emilio se mordía las uñas.
—La terapia es a huevo si eliges la dos, no acepto cambios, niño Marcos.
—Bien... —el chico se mordió el labio.
—Es mi turno —Diego puso la mano sobre el hombro de Nikolás, haciendo que éste se moviera de la silla, y saliera de la habitación —. ¿Cómo estás guapo?
—Supongo que destruido —Joaquín no estaba para nada de humor.
—Sabes que voy a romperle la cara a Emilio cuando lo vea, no sé cómo se atrevió a hacerte ésto; seguramente fue porque quería demostrar que el es mejor en todo, como normalmente lo hace —Diego apretaba las puños.
—Sí, eh —Joaquín debía inventarse una muy buena historia, verídica, no cuestionable... ¿Pero cómo? ¿Cómo podía poner en contexto aquel suceso sin mencionar las causas reales? —. Emilio y yo estábamos bien, hasta que jugando le dije, que yo era más fuerte; ésto obviamente hizo que me diera la contra y él se declarara el de mayor poder, entonces lo empujé dejándolo debajo de mí, controlando sus movimientos, hasta que de un momento a otro yo era el que estaba debajo, y supongo que no se fijó... Y se situó sobre mi pierna, y creo que para poder mantener el equilibrio, se agarró muy fuerte de mis brazos.
¿Por qué justificar a Emilio? ¿Por qué removerle gran parte de la culpa? ¿Qué se iba a inventar con su madre?
—De verdad que solo por eso... Ugh, es un imbécil.
—Tranquilo, estoy bien... —mentía, mentía con todos los dientes.
No le importaba el dolor físico, pues era algo muy común para él. Rodrigo se lo provocaba a diario, pero... El dolor sentimental fue a más de su supuesto límite. ¿Cómo Emilio había podido destruir a Joaquín en segundos? Y más que nada, ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué se lo había hecho al chico inocente?
Todas éstas preguntas rondaban la mente de Joaquín, desafortunadamente no tenían respuesta. Ya que Emilio, no piensa decirle la verdad, no piensa mostrarse tal cual ante él, por miedo.
—¡Joaquín! —la madre del muchacho entró a la sala, desesperada, junto con Renata —. Me llamaron de aquí, me dijeron que te tenían internado, ¿¡Qué pasó?!
—Su hij... —Diego iba a hablar, pero fue rápidamente interrumpido por Joaquín.
—Tuvimos un accidente... —Joaquín miró a Diego en clave, diciéndole que se callara —. Ya nos íbamos, y como son muy protectores conmigo, Niko me estaba cargando, y un idiota se le atravesó a Diego, así que tuvo que frenar, lo que hizo que nos fuéramos hacia en frente porque no traíamos cinturón de seguridad, no se podía. Y mi pierna quedó atrapada entre la puerta y los asientos, torciendose y rompiéndose. Los moretes son de dónde Niko intentó sacarme de ese estancamiento —cualquiera le creería la historia, es actor, y sabe lo que hace.
Pero Joaquín había contado tres versiones distintas ya, y solamente una de ellas fue verídica. Deberá recordar a la perfección ambas versiones falsas, si no quiere cuestionamientos y problemas.
No iba a cancelar el proyecto con Emilio, a pesar de todo, él le debía a sus fans, quienes esperaban pacientemente el estreno de la novela. No podía fallarles; así que tendría que verlo a diario, con el corazón roto, siendo sostenido únicamente por un hilo, llamado fandom.
—Mi vida, no podrás trabajar por otro tiempo, y ésta vez creo que no será una semana solamente —Joaquín no se sentía mal por ello, al contrario, se encontraba gozando de no tener que encontrarse con el causante de su dolor.
Pero Joaquín no había apagado esos sentimientos por Emilio tan fácil.
Él estaba convencido, de que aquel chico furioso, no era el Emilio que él conocía, no era el Emilio que lo había cuidado toda la semana; no era el Emilio del que se había enamorado.
Empezó a cuestionarse, mientras Elizabeth, su madre, se quedaba a cuidarlo, mandando a Diego y a Renata a la sala de espera con Nikolás. A cuestionarse, ¿Qué va a pasar mañana? O mejor dicho, cuando amanezca.
¿Emilio piensa arrepentirse? ¿O piensa continuar actuando así? Porque Joaquín sabía que aquello no era auténtico, o mejor dicho, estaba aferrado a que no podía serlo. Para el, Emilio había actuado aquella furia, había fingido ese asco. Porque su Emilio... Jamás haría semejante cosa.
Joaquín se encontraba atrapado, entre las mentiras, el dolor, la decepción y la desesperación.
No podía correr, huir, a parte de tener la pierna rota, no solo eso lo detenía. Había algo más.
—Mi amor, lo mejor será que duermas, mañana volverá a salir la luz —la señora a su lado, le tapó el cuerpo con una sábana, y decidió apagar las luces del spot —. Estaré aquí si necesitas algo, igual y nos turnaremos entre tu hermana y yo, mandaré a Nikolás y Diego a sus casas; ahora descansa.
No había manera de descansar, no había forma de estar bien, no cabía en su cabeza una solución.
Porque la única persona que podía remediar su dolor, era la misma que lo había provocado.
¿Qué se necesitaba para regresar el tiempo? ¿Necesitaba vender su alma a caso?
Pero... Emilio no es homofóbico, o al menos... No lo ha demostrado a la perfección. Aceptó a Diego, pero claro, es su mejor amigo.
¿Qué le hace pensar a Joaquín que lo aceptará a él? Se conocen hace muy poco. Y tomando en cuenta todas esas cosas horribles que le dijo, no es muy probable que lo quiera cerca.
—Será mejor que duermas —Adrián apagó la televisión.
—Mañana es un nuevo día, domingo familiar... Y deberé aclarar las cosas con María —Emilio tomó la colcha y se metió en ellas.
—Estaré aquí si necesitas algo, me voy en la mañana —Adrián se metió en las cobijas, y se quedó en su celular.
4:18 a.m.
[Emilio]
Soy un idiota, un idiota... ¿Por qué tengo tanto miedo? ¡¿Por qué!?
Dios, ¿Acaso tú me hiciste así? ¿así nací? O es que me estoy haciendo ideas erróneas.
Jamás había tenido éstas emociones por alguien de mi mismo sexo, y sé que pude haberlas tenido por Adrián, pero fueron detenidas a tiempo, antes de que yo me diera cuenta lo real que era ese sentimiento. Pero ahora, con Joaquín, ¿Estoy a tiempo de detenerlo? Ni si quiera sé que siento exactamente, no quiero ni averiguarlo.
[Joaquín]
Jamás creí terminar tan herido, ni si quiera Rodrigo había causado tal grado de dolor en mí. Si Emilio se puso así, sin si quiera saber que soy gay exactamente, ¿Qué espero de los demás? Probablemente se pongan hasta peor, puede que quieran meterme a un sitio de conversión, o que mi madre me odie... Puede que todos me den la espalda, y es más, puedo hasta arruinar mi carrera... “Hijo de Uberto Bondoni resulta gay”... Mi papá ni si quiera me habla, y con ésto, va a odiarme hasta el final. ¿Qué le hice a Emilio para merecer esos maltratos? ¿Qué le hice a Rodrigo?
¿Nacer? Porque así nací, estoy seguro de ello. Jamás tuve sentimientos por una niña y sí, por Andy llegué a sentir algo pero me di cuenta de que no era algo romántico, simplemente me encantó su forma de ser y se convirtió en mi hermana de otra madre.
[Emilio]
Joaquín seguramente va a tirar el proyecto abajo por mí culpa.
[Joaquín]
Pienso luchar por los que creen en mi.
[Emilio]
Jamás va a perdonarme, de seguro me odia...
[Joaquín]
Y no puedo odiarlo, por más que lo intente, no puedo...
[Emilio]
No sé que soy y tengo miedo de averiguarlo.
[Joaquín]
Sé quién soy, y tengo miedo de declararlo.
[Emilio]
Amo a María.
[Joaquín]
Amo a Emilio.
[Emilio]
Y me alejaré de Joaquín.
[Joaquín]
Pero debo alejarme de él, al menos por un tiempo.
[Emilio]
Perdóname Joaquín...
[Joaquín]
Sea lo que sea que estés pensando de mí Emilio, te perdono.
[Emilio]
Jamás me perdonarás...
[Joaquín]
Solo dime que todo lo que dijiste era una broma, una broma que salió mal.
[Emilio]
Nunca quise herirte de tal forma...
[Joaquín]
Te amo Emilio...
[Emilio]
Creo que te quiero Joaquín...
Salto en el tiempo.
.
.
Ubicación del espacio: 6 de septiembre del 2018, jueves.
Narración normal [Joaquín]:
—Hijo, por favor tu aquí, y Emilio estará viéndote de tu derecha —el señor Osorio nos acomodó en aquella fría banca —. Te verás muy esperanzado con algo de lágrimas, e intentarás besarlo pero él te detendrá y cuando Emilio diga su línea tienes que quedarte pasmado, como si hubieras visto un fantasma y automáticamente se vienen las lágrimas corridas, ¿Captaste?
—Sí señor —estaba listo para escuchar su línea al terminar las mías. Estaba listo para que me dijera aquello que tanto temía escuchar, aunque fuese ficción.
—¡Acción!
—Entiendo tu silencio, lo, lo entiendo porque sé todo lo que has pasado en éstos días y... El miedo a lo que tu papá piense de ti sí... Pero aquí me tienes Aristóteles, podemos unirnos para defender, lo que somos Aristóteles —me acerqué a él, tal cual estaba en el guión, ese beso jamás llegaría a formarse.
—Es que Temo no... —mi corazón se detuvo por segundos, no estaba listo para escucharlo... —. Yo no puedo corresponderte yo no soy gay...
Me rompió, realmente me rompió.
—¡Corte!, Ahora la escena desde el otro ángulo, ¡Acción!
—Temo a ver no me mal entiendas, yo te quiero muchísimo, eres mi mejor amigo, nunca había tenido a alguien como tú —las palabras de Aristóteles, parecían ser más las de Emilio.
Me levanté de la banca con lágrimas en los ojos —Amigo...yo creía otra cosa Aristóteles, pensé que me mandabas señales, en tu sesión de fotos me dijiste que te sentías igual que yo.
—Temo perdón, yo solo quería ayudarte, neta jamás quise confundirte... Habías quedado en que eso era una actuación te acuerdas... Mira quiero que sepas que estoy orgulloso de ti, siempre lo he estado, eres súper valiente... —Emilio me veía con tristeza.
—Ni tanto, porque yo no le he podido decir a mi papá que yo soy gay Aristóteles y ahorita que ya te lo puedo decir, no, no sirvió de nada, ¿Me puedes dejar solo por favor? —sentía mi corazón haciéndose daño.
—Neta, ¿Podemos regresar al edificio juntos?...
—Necesito estar solo —lo interrumpí, y él hizo lo demás que venía en el guión.
Debía actuar como si tuviera el corazón roto, pero la verdad es que no necesitaba actuar...
—¿Por qué por qué? —lloriqueaba, abrazando el cochinito, y pensando en toda la escena que había ocurrido.
—¡Corte! —me limpié las lágrimas y escuché atentamente al señor Osorio, mientras Emilio me veía desde detrás de cámara —. Excelente Joaquín, no se necesita hacerlo de nuevo, a ver todos, un aplauso para la increíble escena del joven.
Todo el foro se llenó de aplausos, aplausos que ovacionaban mi dolor, pero desgraciadamente mi dolor era auténtico.
Salí de escena, ignorando a todos, y me metí en mi camerino, cerré la puerta con llave, y me dediqué a limpiar mi rostro frente al espejo.
Recapitulemos lo que ha pasado en éstos meses.
Entré al grupo bilingüe con Nikolás, fuimos de los primeros cinco lugares más altos en el examen, lo malo es que Rodrigo, Sebastián y uno de los gorilas, Bruno, si lograron pasar el examen por igual.
Por lógica no pudieron molestarme en el salón, sin embargo después de poco tiempo se las ingeniaron para molestarnos en la entrada, el receso y en la salida.
De Emilio, no he recibido ni un solo mensaje desde aquel día. Ni una llamada, y tampoco lo he vuelto a ver fuera de foro.
En las escenas la llevamos de lo más tranquilo.
Es como si todo aquello se hubiera esfumado, como si no existiera; pero la realidad es que sí, sí había sucedido, y yo aún... Aún estaba afectado por ello.
A juzgar por Emilio y todas las cosas que sube con su novia a Instagram, no creo que se encuentre mal, ni que se haya arrepentido.
Mi madre me sigue apoyando en éste proyecto, y se ha mostrado más abierta ante varios temas. Tanto que un día nos escuchó a Niko y a mí hablando sobre las definiciones de lgbt+q y entró a preguntarnos los significados.
Nikolás con gusto le explicó, y ella se lo tomó muy normal.
Mi papá me envió un mensaje, felicitandome por el nuevo proyecto, pero de ahí en fuera nada.
La novela ha tenido mucho éxito junto con controversia, y me alegro por ello. Se ha creado un fandom, que nos shippea a mi y a Emilio como Temo y Aristóteles; qué triste que la escena que acabamos de grabar salga en una semana, y probablemente todo el fandom juvenil aborrecerá el hecho de que no haya nada entre los dos personajes.
Pero bueno, no podía esperar otra cosa, es televisa, es México. No pondrían una pareja gay y mucho menos a menores de edad.
Por ese lado malo, hay bastante gente que me ha mandado mensajes de odio, porque no sé lo que tienen esas personas en la cabeza que se piensan que yo soy Temo en la vida real.
Lo peor de todo es que, esos mensajes sí me llegan ya que yo también, como Joaquín, soy gay.
Regresé a mi casa, Diego es quien ahora pasa por mi y me deja de regreso, se ha vuelto un amigo muy cercano a decir verdad. Mi madre le paga con la cena, y a veces le da dinero, aunque Diego jamás se lo haya pedido.
—Te ves mal —subí a su auto, y Diego alborotó sus largos rizos.
—Grabamos una escena donde debía llorar y el aire frío me pegó, creo que me dará gripa —arrancó y nos dirigimos a mí casa.
Al llegar, mi madre ya estaba en la puerta con una bolsa de plástico, con cajas desechables dentro.
—Ten hijo, hoy no puedes quedarte a cenar porque no estaremos en casa, pero muchísimas gracias por traer a Joaquín —mi madre rápidamente le dió la bolsa, se despidió y regreso dentro de la casa.
Ya en las escaleras, Diego me detuvo.
—¿No se te olvida algo?
Lo miré, y sonreí burlonamente, rodando los ojos.
—Siempre tan oportuno —me postré frente a él, y le dí un pequeño beso en la mejilla.
—Hasta mañana Joabæ —dijo, volviendo al auto.
—¡Odio ese apodo chinitos! —le grité.
—Ya pasó un mes desde que lo inventé, ¡Acostúmbrate! —habló desde el coche y arrancó.
Entré a mí casa, y mi madre ya tenía una maleta en la sala.
—¿A dónde nos vamos? —pregunté sentándome en la sala.
—Tú a ninguna parte, ¡Renata y yo nos vamos a Cancún! —la miré con indignación —. No me hagas esa carita, usted señorito decidió hacer una telenovela, y usted no se puede ir de vacaciones, Renata tiene unas semanas libres por algo que hubo en su colegio, así que decidí viajar en éstos tiempos donde no hay tanta gente, solo nos iremos una semana.
—¿Y por qué le dijiste a Diego que se fuera entonces? Pudo haberse quedado a cenar conmigo si tú ya te vas —tomé el estofado que estaba en el microondas.
—Dile loca a tu madre, pero no pienso dejarte solito con ese niño, se nota que le gustas, y capaz y te hace algo —me llené de vergüenza.
—Mamá, es como si fuera Nikol...
—¡Ah no! No es igual, a Nikolás lo conozco desde que era un niñito, solamente que no había tenido tanto a fin contigo desde que se fue a otro país. Conozco a sus padres y aparte el tiene novia, Nikolás jamás querría hacerte algo, en cambio no conozco a Diego, y a lo que puedo notar, ese chiquitín está soltero y parece que anda buscando cazarte —mi mamá entre cerró los ojos.
—Nada que ver madre, Diego es como un hermano, casi como Nikolás, pero bueno, lo que digas.
—Te quedarás aquí, contraté a un chófer que te llevará y traerá a la escuela y a todas las partes que ocupes. Para ir a tus llamados puedes seguir yendo con Diego, pero no puede quedarse aquí solo contigo, si quiere estar, quiero que Niko lo esté tambien, ¿Entendido? —Renata bajó con tres maletas.
—Entendido, Ren, ¿Estás segura de que llevas todo? ¿No te faltó mmm no sé, la pared? —reí.
—Calláte mocoso.
—¡Renata! —mi mamá la reprendió.
—¡El empezó! —la niña se defendió.
—Bueno, ya nos vamos, a ésta hora afortunadamente no hay casi nadie en el aereopuerto, ya llegó el taxi, nos vemos en una semana hijo, hay dinero en la caja para que compres para hacer de comer, te amo —me dió un beso en la mejilla y me abrazó —. Cuídate mucho.
—Sí ma, lo haré —la abracé fuerte y acto seguido salió por la puerta, cerrandola con sus llaves.
Así que casa sola por una semana.
¡No haré nada pero wuu!
Iba subiendo las escaleras pero el ruido en la puerta me detuvo.
¿Quién viene a las once de la noche?
¿Será un ladrón?
Tomé la escoba situada al lado del sofá, y me acerqué lentamente a la puerta.
Quién estuviera detrás de la puerta, estaba desesperado, tocando a toda prisa.
Pero... Un ladrón no toca puertas, ¿O sí?
—¿¡QUIÉN ES Y QUÉ QUIERE?! ¡TENGO UNA ESCOBA! —abrí la puerta principal, dejando la puerta de tela entre la persona y yo.
—De verdad, ¿Una escoba es lo mejor que se te ocurrió?
—Era lo que estaba a mi alcance, me asustaste, ¿Qué haces aquí?
—Hice algo, de lo que me puedo arrepentir, ahora ábreme la puerta, necesito contarte.
—Bien —abrí la puerta de tela, dejando la escoba en su lugar.
—Neta Joatitch, no sabes lo que hice —Nikolás se tumbó en el sillón.
—Es más que obvio que no sé, ¿Qué hiciste Nilo? —me senté en la mesa a por fin comer —. ¿Quieres estofado?
—Si lo hiciste tú no gracias.
—Lo hizo mi mamá —lo miré serio.
—¡Uy entonces sí! No te ofendas, te sale muy bien la comida, pero el estofado... No mucho —se sirvió y luego se colocó en la mesa conmigo —. En esa mochila que dejé ahí está mi delito.
Terminamos de comer, y le dije que nos fuéramos a mí habitación.
Y si me lo preguntan, se siente increíble poder subir las escaleras sin ayuda de muletas, sin personas que tengan que cargarme.
—Ya dime, ¿Qué hiciste y por qué tan noche? —nos sentamos en mi cama.
—Ningún crimen se hace a plena luz del día si se quiere que salga bien —sacó una forma rectangular de su mochila, y lo reconocí de inmediato.
—¿¡Cómo demonios?! —tomé el diario en mis manos —. ¿Cómo entraste ahí?
—Rodrigo y su familia duermen temprano, así que escalé sigilosamente hasta dar en la casita y buscar en silencio el diario —le había contado a Nikolás sobre ese diario, porque necesitaba otra perspectiva, de que podía haberle hecho escribir a Rodrigo mi nombre en él.
—Es imposible —lo miré con cara de trauma.
—No, no lo es, pero si hay una falla técnica, y es que conseguí el diario, pero no la llave —era inútil tenerlo en mis manos, si no podía abrirse, y al parecer Rodrigo había escrito recientemente y acomodado las hojas, ya que aquel papel con mi nombre, ya no sobresalía.
—Entonces es en vano tu crimen Nilo.
—Claro que no, conseguiré la llave, no sé donde pueda estar pero lo haré —Nikolás sacó su laptop, y empezó a meterse a un perfil que no era el suyo.
—¿Para qué el perfil? ¿Le checas las conversaciones?—me asomé a la pantalla.
—Obvio no, tal vez Joaquín Bondoni o Nikolás Caballero no puedan sacarle información a Rodrigo, pero conozco a alguien que sí —rió.
—¿No crees que Elaine se enojará por esto? —levanté ambas cejas.
—Para nada, observa —sacó su celular y abrió la conversación con ella, empezó a grabar audio —. Amor, necesito usar tu perfil para hablar con un chico, enamorarlo y sacarle información necesaria, es para ayudar a Joaquín, ¿Puedo? —y presionó enviar.
—Seguramente está dormida y la estás molest...
—Ya respondió, es audio —Niko pulsó para reproducir.
—Sí amor, no te preocupes, y espero te sirva de algo, te amo —la voz de Elaine era dulce y aguda.
—Lo ves, ya te lo he dicho, Elaine es una persona muy relajada y comprensiva, ahora, ¿Cómo se tiene ese estúpido?
—Rodrigo Parres —mencioné.
—Bueno, Rodriguito, solicitud enviada, ahora a esperar un poco, a que nos compartamos likes, y así luego sacarle información —Niko sonreía maliciosamente.
—Pero, ¿Qué le dirás? “Hola soy Elaine, quiero saber dónde está la llave de tu diario que fue robado jaja saludos”.
—Claro que no menso, ya me las arreglaré —cerró su laptop.
—Bien, ¿Quieres quedarte a dormir? —me levanté y saqué mis pijamas.
—Claro, le dije a mi mamá que iba a salir de la casa justamente para quedarme aquí, pero obvio primero fui a cometer mi delito —rió —. Ya traigo la pijama puesta —se arrancó el suéter, dejando ver su camiseta de manga larga de color verde, y ya traía unos pams negros.
—Me parece bien, ya puedes acostarte —me saqué la ropa y me puse el mameluco de Stitch.
Puede que sea septiembre, pero por alguna razón ya empezó a hacer frío y yo jamás apago mi clima a no ser que sea diciembre.
—Oye, ¿Cómo vas con... El innombrable? —Niko y yo nos tapamos con la cobija.
—No hablamos si no estamos en escena, ni si quiera nos vemos cuando acabamos de grabar —respiré hondo.
—Es un idiota, y me cala que jamás me dejaste partirle la cara o difamarlo.
—No podía dejarte, le conté una versión a mí madre y si hacías eso, aquella mentira se venía abajo, igual que le conté otra versión a Diego, y lo mismo —rodeé los ojos.
—Sí, sí, entiendo, pero si tan solo pudiera poner mis manos sobre el cuello del estropajo con patas, y retorcersel...
—Nikolás Caballero —lo reprendí.
—Ah, bien, pero un día le daré un golpe —se hizo bolita en las cobijas.
—Mañana tengo llamado desde las dos, literalmente apenas saliendo de la escuela, ¿Vas conmigo? —apagué las luces.
—Claro, hay que llevar mucha comida entonces, pero que no sea estofado del tuyo —rió y le dí una patada por debajo de las colchas.
—Ja, ja, muy chistoso. Mañana grabamos las escenas donde estoy totalmente destrozado por el rechazo de Aristóteles —suspiré.
—Joaquín, ven —Niko me abrazó, quedando yo así sobre su pecho —. No te merece, jamás lo hará, y que bueno que ya van a cortar tu participación ahí, para que así ya no tengas que verlo.
No respondí, no tenía una respuesta clara, así que solo decidí acomodarme en su pecho y dormir.
A decir verdad, mi somniloquía cada vez empeoraba, a veces hasta yo me despertaba con mis palabras, con mis gritos y mis llantos.
Casi todo eran pesadillas de aquella noche, aquel día en que todo en mi corazón se destrozó.
Pero bien, mañana saldrá la luz.
—Que molestia tener historia a la última hora, y para acabarla, ¡En viernes! —Niko y yo salimos de nuestra aula, rápidamente para irnos con ni chófer quién me llevaría al llamado.
—¿A dónde tan rápido? —Rodrigo salió de repente, chocando contra mi, quedando a escasos centímetros un rostro del otro —. Creo que se te cayó algo cry baby.
Lo miré confundido, y en segundos me tiró los libros que llevaba en las manos.
Niko se iba a interponer pero Bruno lo agarró de los brazos.
—Por lo que veo, tú otro protector ya se dió cuenta de la mariquita que eres, por eso te dejó de hablar, ¿Verdad? —me dió un empujón.
—Vete —le hablé firme.
—Tú no me puedes ordenar nada. A ver responde, ¿Le dijiste que te gustaba? ¿Le dijiste que eras gay? Y seguramente le diste asco y ahora ya no está aquí —me dió otro empujón más fuerte.
—Dije vete Rodrigo —apreté mis puños.
—¿Quién era? ¿Emilio Marcos no? Ese niñito famoso, riquito, ¿Te bateó? ¿Eh, Temocles? —me saqué de onda, a la par me volvió a empujar.
—¿Cómo sabes eso? —me posicioné frente a él.
—No soy ciego, hay anuncios de esa novelucha tuya en muchas partes. Qué bien que puedas hacer de gay en la novela, ¿Actúas muy real no crees?
Flashback:
—Igual y no se te dificultó mucho hacer el papel, ¿No? —volvió a tomarle a su refresco.
—¿A qué te refieres? —arqueé una ceja.
—O sea sí, un papel gay, digo, vi el capítulo, Renata me obligó, y ella me dijo que no se te había dificultado seguramente —rió —. Actúas MUY real, ¿No crees?
—Sí, exactamente eso soy, un actor, ¿No crees?
—Te quedaba muy bien el papel, a decir verdad, muy natural, ¿No crees?
Fin del flashback.
—Sí, soy muy buen actor —remarqué y lo empujé.
—Eres un debilucho —me empujó tumbándome al piso —. Me das mucho asco.
Flashback:
—¡Eres débil! —me dijo, molesto.
—¿Débil? ¿De verdad crees que soy débil? —intentaba quitarse de mí agarre.
—Sí, lo creo. Por eso Rodrigo te dice... ¿Cómo? Cry Baby, eso eres —me dolió a maneras inexplicables.
En ese momento, sentí lo que era el verdadero dolor.
Fin del flashback.
—Tú papi ya llegó a recogerte, ve con él o se molestará —me burlé de él.
—Al menos yo tengo un papá al que le importo —le dió unas palmaditas a Bruno para que soltara a Niko y ambos se fueron.
—Es un... Una sanguijuela, un tlacuache, un juguete barato de mercado, ¡Una rata asquerosa! —Nikolás me ayudó a levantarme.
—Vámonos ya —recogí mis libros y salimos corriendo hacia el auto.
Llegamos a los estudios.
Nadie más que Emilio, se la pasaba siguiendo a Niko con la mirada.
Supongo que tiene miedo de que vaya hacia él y le suelte un golpe.
Grabamos de lo más normal, todas las escenas a la primera, y hasta las escenas de Nikolás por vídeo llamada.
Grabamos la escena, donde decido irme de Oaxaca también.
Subo al autobús, llorando, y arranca.
Lloro porque estoy abandonando a mí familia, y lloro porque me pongo a pensar en cómo tuve que desertar porque nadie me aceptaba.
—Muy bien muchacho, ya está, tú actuación aquí ha sido maravillosa, foro, un aplauso para el chico, que hoy termina sus grabaciones —el señor Osorio junto a los demás aplaudieron.
—¿Ya me puedo ir? —hablé.
—Claro que sí, muchas gracias —tomé mi mochila y salí con Nikolás de Televisa.
—Neta que triste que se acabe tan rápido, pero bueno al menos ya no tienes que actuar con ese pelos de trapeador —Niko y yo subimos al auto.
—Eso creo —me recargué en la ventana.
Pude ver cómo Emilio venía corriendo, con una expresión de dolor. No me moví, ni si quiera pedí que el chófer no arrancara.
Me vió unos instantes, y creo que dudó en gritar, pero no lo hizo, solo se quedó ahí, viendo como el auto se alejaba de su alcance.
Empezó a llover, y por el retrovisor pude notar como se daba golpes en la cabeza y se metía a los estudios de nuevo.
¿Iba a decirme algo acaso?
14 de septiembre del 2018.
—¡Joaquín Bondoni! —se escuchó del otro lado de la llamada.
—¿Qué sucede? —hablé asustado.
—Te necesitamos urgente en el foro, ha habido un cambio de planes, Santiago y Pablo hablarán contigo y con Emilio cuando llegues, por favor no tardes —el señor Osorio se escuchaba muy alterado.
Revisé mi instagram, y todo estaba inundado de “Yo no puedo corresponderte yo no soy gay”, y muchísimas personas quejándose por haber roto “Aristemo” que así fue como nos apodaron, juntando el nombre Aristóteles y Cuauhtémoc.
Me levanté rápido de la mesa, tomé mi mochila y le dije al chófer que acelerara.
Mañana llega mi madre, por fin, creo que me he aburrido de idear que hacer de comer todos los días.
Mi Twitter estaba colapsando de etiquetas en publicaciones, así que decidí poner el celular en silencio.
Llegamos por fin.
—Que bueno que ya estás aquí, veamos, la reacción de la gente no fue positiva, ni si quiera se tomaron el tiempo de pensar en los sentimientos de Aristóteles, así que entre Santi y Pablo, decidimos hacer una cosa —estabamos sentados en la oficina, Emilio y yo.
—Como el público lo aclama, y de verdad que bastante, pensamos en que podríamos darle... Otro rumbo a la historia —Santiago nos mostró los índices de rating.
—Solamente si están de acuerdo ustedes —le interrumpió Pablo.
—La verdad que yo no, pero bueno, quería saber qué opinan —el señor Osorio no parecía muy feliz.
—Bueno, podríamos hacer que Aristemo se haga real, poco a poco obviamente, habría que meter al personaje de Diego cómo tercero en discordia, poner a Aristóteles a pensar en su orientación y hacerlo dudar etc. ¿Qué piensan? —yo me quedé sin palabras, no me imaginé que la gente de verdad exigiera tanto como para cambiar así una novela.
—Yo digo que... Está bien —Emilio habló a lo que me pareció extraño escuchar su voz fuera de escena, después de tanto tiempo.
—¿Seguro hijo? —Osorio parecía nervioso de que su hijo interpretara un papel gay.
—Papá, si yo te dijera en éste momento que soy gay, ¿Qué harías? —lo miré con los ojos bien abiertos, desconcertado.
—Te apoyaría —soltó el señor.
—Entonces apóyame —Emilio parecía querer hacer el papel, sin ningún tipo de asco en su rostro.
—Bien... Pero falta el veredicto de Joaquín. Habría que grabar una escena diferente, donde en vez de que te vayas de Oaxaca, Aristóteles te detenga —Pablo lucía nervioso.
—Sí, acepto continuar el papel —les sonreí, lleno de nervios y de miedo.
La gente parecía aceptarlo, sin embargo, ¿Una pareja gay? ¿De verdad? Creo que el lado homofóbico de México saldrá a la luz con ésto.
En serio que ya me molestan, y ahora con ésto...
—Necesitamos grabar esa escena ya, si no queremos atrasarnos —Osorio abrió la puerta de la oficina.
—Vayan a vestuario y maquillaje, los diálogos se los decimos en ese momento —Santi nos acompañó fuera del lugar.
Ya estábamos listos para grabar, le marcaron a Nikolás, para que llegara a hacer de Diego Ortega, pero ahora sí en vivo y a todo color.
Después de un buen rato, terminamos la grabación.
—Vamos bien muchachos, de aquí en adelante, Nikolás tú serás quién le haga sentir celos a Aristóteles, para que así Aris, se de cuenta de que en serio siente algo por Temo —nos avisó Pablo.
—Y tú Joaquín, en éstos tiempos siempre estarás entre la espada y la pared, en éste caso entre Ari y Diego —Santi se dirigió hacia mí.
—Y Aristóteles estará totalmente confundido con quién es en verdad, y por qué Temo le hace sentir estás cosas, como celos y demás —Pablo miró a Emilio.
—Por hoy ya pueden retirarse, ya tenemos material para arreglar el caos que se hizo en el fandom —el señor Osorio nos dió salida.
—Joaquín —sentí una mano en mi espalda y me giré, con miedo de confrontar a esa voz.
—¿Qué pasa, Emilio? —lo miré directo a los ojos.
—Me alegra que vayas a seguir en el foro, haciendo ese papel, y que ahora construiremos Aristemo —me sonrió con tristeza.
—Ah, bueno —me dí la vuelta, pero el caminó más rápido, quedando frente a mí.
Me vió, con los ojos cristalizados, lo que hizo que los míos se cristalizaran por igual.
Conectamos las miradas, y nos leímos el alma.
—Perdón por lo que voy a hacer —Emilio agarró aire.
—¿Qué cosa? —le dije temeroso de recibir un golpe, o algún trato como el de aquella vez.
Me abrazó, me abrazó fuertemente, descargando muchas emociones en mí.
Me quedé tiezo, pero no me pude contener y le correspondí el abrazo, lo que lo hizo llorar.
—Por favor, veámonos en algún lado en la noche, ahorita debo ir a una cita con mi terapeuta, pero por favor Joaquín —su voz se rompía.
No sabía que decirle, ¿Reunirme con quién aplastó mi alma y mi corazón? Y mi pierna, literal.
—Emilio yo...
PREEEEEGUNTA:
¿Acaso Joaquín podrá perdonar a Emilio como dijo aquella noche?
🌈¿Les gustaría una página de instagram sobre la historia?
Vota y comenta, no muchas cosas son gratis últimamente, pero hacer ésto sí, así que ¡Hazlo, sin frío!
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