Capítulo 26.
[Mientras nadie sepa]
Narra Emilio:
Diego se puso su pijama, que en realidad sólo eran sus bóxers y una camiseta de resaque, y yo me puse la pijama que me había puesto ayer
—Buenas noches —apagó el foco, y se tendió en el colchón, tapándose con la colcha.
El cuarto de Joaquín siempre estaba frío, algo que no me molestaba.
Me acerqué a mi compañero de cama, y me recargué en mi codo izquierdo, para quedarme observando el rostro de él pequeño con rulos.
Su cabello es muy lindo, lastima que se lo tienen que cortar y alisar para las grabaciones.
Tiene unas pestañas muy largas, unos labios muy bien formados, y una nariz refinada, añadiéndole su cuerpo en perfectas condiciones omitiendo los golpes y las roturas.
—Joaquín, Bondoni, Gress —susurré cerca de su oído, y él solo sonreía —. ¿Te gusta mi voz? —a lo que él solo seguía sonriendo tiernamente —¿Quieres que te cante? —y asintió levemente.
Me acomodé totalmente a su lado, pegado a él para poder dejar mi boca a la altura de su oreja, y lo abracé con ni brazo derecho.
—Dame de tu vida y de tu tiempo... Oh oh... Suficiente para ver, dentro de tus ojos el momento... Que me obligue a renacer...—cantar susurrando es algo complicado.
Joaquín me abrazó, y se hizo bolita en mi pecho.
Mi celular vibró, y lo tomé del buró.
Pelos de Maroshan♥️: Emilio.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Mande.
Pelos de Maroshan♥️: ¿Ya nos podemos ver?
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Te dije que el fin de semana, mejor dicho, el sábado.
Pelos de Maroshan♥️: ¿Sigues cuidando a ese niño?
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Ese niño tiene su nombre.
Pelos de Maroshan♥️: ¿Sigues con Joaquín?
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Sí, ya está dormido.
Pelos de Maroshan♥️: Después del sábado, ya no quiero que te juntes tanto con él, solo en las grabaciones.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: A chinga, ¿Y por qué?
Pelos de Maroshan♥️: Eh escuchado rumores sobre él, que no me agradaron para nada, simplemente no quiero que estés tan cerca de él.
Si pudiera ver qué Joaquín está literalmente acurrucado en mí, se le cae el pelo.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Como digas, no creo en los rumores.
Pelos de Maroshan♥️: Algún día te vas a dar cuenta, y mientras tanto, después del sábado, no te quiero cerca de él. Si te empiezas a juntar mucho con ese... Joaquín, mejor no me busques.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: ¿Qué? Amor, ¿Estás celosa de Joaco?
Pelos de Maroshan ♥️: Eso no importa, el punto es que, es él o yo.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Amor...
Pelos de Maroshan ♥️: No voy a discutir, el sábado me vas a dar tu decisión, y mientras tanto no me hables hasta el sábado.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: No me hagas esto María...
Pelos de Maroshan ♥️: Pasatela bien con el mocoso ese.
🤘🏻🎭Emilio O. Marcos🎭🤘🏻: Hey, no le digas así. ✓
¿María? ✓
¿¡Me bloqueaste?! ✓
AMOR, MARÍA. ✓
MARIAAAAAAA. ✓
AGHHHH, ME CAGA QUE HAGAS ESTO. ✓
Bien, me la pasaré DE MARAVILLA con éste hermoso mocoso. ✓ ∅Mensaje eliminado.
Amo a María pero muchas veces tiende a exagerar las cosas, y sus celos son incontrolables por razones sin validez.
—One last time I need to be... —Joaquín empezó a cantar, así que tomé el peluche de stitch y se lo di.
—¿Qué admiras más de Emilio? —hoy no había ningún Nikolás para prohibirme hablarle a Joaquín dormido, y Diego está roncando como oso.
—Su forma de ver el mundo... Su actuación... Su gran corazón, su manera justa de hacer las c-cosas... Su rostro... —Joaquín se movió para acomodarse, sobre mí.
—¿Mi rostr... Digo, su rostro? ¿Es guapo?
—Muy gu...guapo —dió un pequeño bostezo.
—¿Besarías a Emilio? —trata de fingir un poco la voz.
—Podría ser —sonrió.
—Emilio está debajo de ti, Joaquín.
—¿En serio? —aún con sus ojos cerrados, movió su manos, tocándome la cara repetidas veces —.Oye sí, en serio...
—¿Quieres besarlo? —no resistí preguntar.
—Tiene novia... —su sonrisa desapareció.
—No, no tiene, terminó con ella —le mentí, le mentí al Joaquín dormido, y me siento mal por ello —. Repito la pregunta, ¿Quieres besarlo?
—Shh... —Joaquín se puso sobre mí, boca abajo, dejando su mentón en mis clavículas.
Le elevé la barbilla.
—Bésalo _le ordené, sin pensar, con el corazón latiendo muy fuerte, con una especia de ardor en las venas.
Me obedeció.
Joaquín se arrastró un poco hacia arriba para quedar frente a frente, y con su mano exploró mi boca, para asegurarse de dónde estaban mis labios.
Tenía miedo, estaba paralizado de nuevo, estaba hirviendo.
Joaquín estaba apunto de unir sus labios con los míos, cuando lentamente decidí voltear la situación.
Rodé con Joaquín en mis brazos, para dejarlo a él debajo de mí, y yo con mis piernas separadas en forma de uve en su torso, sosteniendome con ambas manos las cuales estaban a la altura del cuello de mí compañero, me moría de nervios, de ansias, de culpa...
—¿Estamos cayendo en precipicio? —los susurros de Joaquín me hacían verlo como una ternura, más de lo normal.
—No Bondoni, solo estás a punto de besar a otro chico —me agaché y junté mi nariz con la suya.
—Pero, ¿Que chic...—lo besé.
Con una de mis manos tomé su rostro, y le dí un beso lleno de pasión, el cual él siguió, el calor de su cuerpo me ponía más nervioso, sus manos se alzaron para tomarme de la espalda. Mordí un poco su labio, y él hizo lo mismo conmigo, jugué un poco con mi lengua, saboreando sus labios, y él decidió jugar con la suya por igual. Así que nos dimos un beso francés.
Joaquín cada vez se pegaba más a mí, y yo a él.
Sin poder contener más la respiración, me separé...
Lo volví a hacer, y ésta vez fue totalmente por mi cuenta... ¿Por qué?
¿Por qué tengo que ser tan idiota?
Nos hice rodar de nuevo, para que así Joaco volviese a quedar sobre mí. Lo abracé y acurruqué en mi cuello.
—Quiero que dejes de causarme ésta curiosidad, jamás había querido tanto besar a alguien... Nunca había tenido necesidad, ya que yo siempre he besado a quien yo he querido... Y a ti, solo puedo besarte cuando estás inconsciente. ¿Qué vas a pensar de mí? ¿Le dirías a María? ¿Dudarías de mí sexualidad? —susurraba entre sollozos, y dejé escapar una lágrima.
No lo puedes saber, Gress, nunca.
No soy gay, sé que no...
Ni si quiera el beso con Adrián provocó tanto desborde de emociones... Fue solo un pico inocente. Pero contigo, Bobondoni... ¡Ugh!
¡Te dije que no volvieras a besarme!
¿Pero que digo? Si yo te besé a ti...
Amo a María, la amo con mi corazón, y tú eres solo otro chico más con quién estoy grabando una telenovela.
Cuando acaben las grabaciones no nos volveremos a ver, no sé ni para que te doy tanta importancia.
Emilio Osorio Marcos, ¿Te estás tratando de convencer en alejar a Joaquín solamente porque en este momento te sientes culpable?
¡Tú cállate consciencia!
¿Será que debo hablar ésto con Joaco?
No... Claro que no, ¿Y si lo confundo? ¿Y si piensa que me gusta? No me gusta, es un hecho, es mi amigo, no puede gustarme.
Esto me está matando, pero nadie puede saberlo.
A partir del sábado... Me alejaré de ti, Gress. Elegiré a María... Y puede que me vayas a odiar un poco, pero así será mejor.
Mientras tanto... No podré parar de tener éstos encuentros contigo, ¿O sí?
Me revuelves la cabeza, tanto tiempo de terapia, para que venga un niño y me cambie todo lo que creo ser.
—Joaquín.
—¿Si?
—Emilio te quiere —lo abracé, y solté una lágrima —. Y si se aleja de ti algún día es por tu bien...
—No... No quiero que se vaya —me abrazó más fuerte.
—El tampoco se quiere ir... —me mordía los labios para no soltar un suspiro o un sollozo ruidoso.
—¿Hice algo malo? —el rostro de Joaquín se arrugaba.
—No pequeño, no hiciste nada malo...
—Mi papá también se fue, y me dijo que era por mí bien... ¿Harás lo mismo? ¿Desaparecer?
Mi corazón se rompió en añicos, como si me hubieran atravesado un montón de flechas en el pecho.
—No desaparecer... Ausentarme por un t-tiempo.
—Mi papá lleva ausente ya mucho, dice querernos... Pero jamás nos visita, creo que estoy acostumbrado a que las personas se alejen...
—N...no -dejé de contener las lágrimas, no pude, no lo resistí.
Imaginar en que voy a abandonarlo, a dejarlo por su cuenta, en que solo seremos compañeros laborales y nada más... Joaquín me había contado, que muchas de sus amistades siempre se terminaban alejando por equis u ye razón, que el ejemplo que le había dejado su padre de irse, hacia que eso no le lastimara tanto.
Joaquín ama a su papá, pero Uberto no mantiene una buena conexión con él.
No quiero irme, no quiero empujarlo lejos de mí, voy a lastimar a alguien inocente, por las rabietas de una niña... Pero no es cualquier niña, es mi niña...
Y si debo escoger entre Joaquín y María...
Un chico es el que sufrirá.
—Emi... No —Joaquín empezó a llorar —. No te vayas... No...
Abrazó fuertemente al peluche, sentía su corazón retumbar en mi pecho fuertemente.
—No me quiero ir Joaquín, no quiero —lo abracé, llorando, sin poder respirar bien.
—Te amo, no me abandones igual que el resto... —junté mis dientes con fuerza lleno de rabia e impotencia ante su comentario, porque no quería hacerle daño, no quería...
—Yo... Perdóname —le besé la cabeza.
_No... ¿Por qué? ¿Por qué? —sollozaba agudamente.
—No me lo hagas más difícil, duerme Joaquín, duerme pequeño —empecé a tararear, para calmarlo.
Después de un rato, pudo calmarse, pero yo no.
Estoy hundiéndome, no puedo pensar en mis actos ahora, no quiero tomar responsabilidad de ellos, no lo soportaría. Besé a Joaquín, Joaquín me besó, pero mi corazón le pertenece a María Gutiérrez, ella me da todo lo que quiero, no puedo arruinar las cosas con ella.
Tengo miedo ahora, porque no sé quién soy, o mejor dicho, no sé que soy, jamás había dudado tanto en mi vida, ni si quiera por las terapias, ni por alguien.
No me había sentido tan mal ni por el hecho de que mis padres no estén juntos.
—Emilio —escuché una voz que no provenía del chico sobre mí.
—¿Dios?
—No pendejo, soy yo, Diego —se rió levemente.
—Ah, ¿Qué pasó? —me limpié el rostro.
—¿Estás llorando? ¿O Joaquín está llorando? —entré en pánico, yo no tenía razones válidas ante Diego para llorar.
_Joaquín, tiene pesadillas _me sequé rápido las pocas lágrimas acumuladas en mis lagrimales.
—Ay no —escuché como se levantó del colchón, y se dirigió por el lado de la cama en el que debería estar Joaco, para luego sentarse a mí lado —. ¿Me lo puedes prestar por favor? -Diego me lo estaba pidiendo amablemente, no tenía tampoco una razón para negarselo.
Con algo de celos, le entregué el frágil cuerpo del castaño.
Diego lo tomó delicadamente en sus brazos, y lo arrulló como a un bebé.
_Voy a calmarlo y a cuidarlo un ratito sí, tú puedes dormir por mientras —parecíamos una pareja con un bebé recién nacido, turnándose para velarlo.
No tenía más opción, no podía oponer resistencia, así que me volteé en dirección opuesta a ellos, y me tapé con la colcha, acurrucándome en la almohada, que tenía olor a Joaquín.
Narrador omnisciente:
Joaquín no dejaba de dar pequeños sollozos que eran calmados por el pelirubio.
—Te quiero hacer muy feliz —Diego lo mecía, y sonreía —. Debí haberte dicho mis sentimientos desde que entramos a tres ocho uno... —le dió un beso en la frente.
—¿Diego? —Joaquín pareció despertar, y tallarse los ojos.
—Shh, duerme pequeño...
—¿Dónde está Emilio? —cerraba sus ojos con fuerza.
—Frente a ti —respondió Diego con algo de enojo en su voz.
—¿Por qué no me está cargando el? —Joaquín ya estaba hablando dormido de nuevo.
—Si quieres te dejo en sus brazos —a Diego le molestaba que aún dormido, a Joaco le importara tanto la presencia de Emilio.
—Sí... Por favor —el pequeño se levantó un poco y le dió un beso en la mejilla como agradecimiento al de ojos chinitos.
—Emilio, ey wey —Diego pateó un poco al ya durmiente chico.
—¿Qué pedo? —Emilio se remolineaba.
—Joaquín quiere que tú lo cargues —dijo entre dientes.
_¿Qué? ¿Mi cría qué? —Emilio se levantó rápido, para sentarse.
—Sí, ten —Diego le entregó el cuerpo a Emilio, no muy sonriente.
—¿Acaso ya no lo quieres cargar tú?
—No es eso, dormido está diciendo que quiere que tú seas quién lo cargue, así que, a las órdenes de Bondoni, buenas noches —volvió a su colchón, algo molesto.
—¿Me quieres cerca? —Emilio le susurró a Joaquín en el oído.
_Muy cerca —Joaquín se acomodó, abrazándolo.
—Lo que tú pidas, bonito —se taparon, y lograron dormir por fin, dándose calor entre ellos.
Narración normal [Joaquín]
—Buenos días Joaquín —abrí un poco mis ojos, era la voz de Diego la que escuchaba —. Bienvenido a un nuevo día de tu vida.
Abrí mis ojos por completo, Diego estaba al borde de la cama, con una bandeja que contenía hot-cakes con tocino al lado, jugo de naranja y una flor.
¿Neta se tomó el tiempo de hacer esto?
Traté de levantarme pero algo me regresó a mí posición acostado, los brazos de Emilio.
Me tenía agarrado de la espalda, pegándome a él.
—Creo que alguien piensa que soy su novia, otra vez —con la mirada le señalé a Diego el agarre con el que Emilio me tenía.
—Yo te ayudo —dejó la bandeja en el buró, y muy despacio quitó los brazos que me aprisionaban y me cargó, sacándome de la cama —. Amaneciste más radiante que el sol.
—Gracias, supongo —le sonreí.
—Toma tu desayuno —me depositó en el colchón inflable —. Tuve que bajar por la ventana de aquí hasta el parque más cercano para ir a cortar éste girasol, espero te guste —me lo entregó.
—Sí me gusta, gracias, pero ya has hecho demasiado por mí, ¿Cómo se supone que te voy a pagar?
—No tienes que pagarme nada, yo no hice ni hago esto para recibir algo a cambio, con el simple hecho de que estés presente me basta, Joaquín —me levantó el mentón -. Ojalá pudiera retroceder el tiempo y no haber tardado tanto.
—No hablemos de eso, por favor —miré hacia abajo de nuevo.
—Está bien, perdona si te incomodó, de verdad _se bajó para sentarse en el piso frente a mí.
—Está bien, no hay problema, y oye, ¿Tú cocinaste esto? —mordí el tocino.
_Sí, tuve que bajar de puntitas a tu cocina y no despertar a tu mamá, igual también fui a la tienda de acá a la vuelta y repuse los ingredientes —Diego pensaba en absolutamente todo.
—No tenías que, ésto está muy bueno —probé los hot-cakes.
—Me alegra que te gustara, pero acabatelos antes de que el chimpancé despierte, porque va a querer quitarte —rió señalando a Emilio.
—No durarán por mucho créeme —hablé terminándome el primer hot-cake.
—Sip, tal como lo recordaba, al Joaquín que come de todo y muy rápido.
—¿Qué estamos hoy?
—Martes, ¿Por? —abrí mis ojos.
—Debo...
—Estudiar, sí lo sé, por eso es que me quedaré un poco más de rato para ayudarte, en lo que Emilio duerme, porque si el te ayuda seguro repruebas —me recogió la bandeja ya vacía.
—No seas tan duro con él —dirigí mi mirada hacia el gran bulto en mi cama, que era el cuerpo de Emilio cubrido con la colcha.
—Una vez me ayudó a mí, pensó que las preguntas tachadas con rojo eran las que estaban bien, y me hizo aprenderlas así. Saqué -0, ¿Cómo chingados se saca -0? -arrugó el ceño.
—No pues... Empecemos —me sentía bien, quería estudiar, y también quería practicar caminar.
—No mames Joaquín, ya deberías suplantar a los maestros —rió —. ¿Cómo chingados no te equivocaste ni en una pregunta? ¿Eres iluminati?
—Iluminati, confirmado, JOAQUÍN TIENE 7 LETRAS, 7, HAY 7 MARAVILLAS EN EL MUNDO, POR LO CUAL, YO SOY LA OCTAVA —ambos nos echamos a reír para luego cubrirnos la boca, pues Emilio seguía dormido.
—Sí, eres la octava maravilla —se quedó algo serio viéndome —. Joaco, ven, tienes un mosquito... No te vayas a mover.
Me asusté un poco, los mosquitos, los bichos y los escarabajos me dan pánico total.
Se acercó a mí con la palma de su mano abierta en el aire, me iba a matar al susodicho justo en acción.
Cerré los ojos con fuerza, esperando el tremendo golpe, que nunca llegó, y que en su lugar, un beso me plantó.
Un beso en el cachete, pero muy lento, como si disfrutara cada segundo teniendo contacto con mi rostro.
—¡Así te quería agarrar puerca! —Emilio saltó de la cama hacia Diego, tumbándolo.
—¡No estábamos haciendo nada malo! —Diego estaba de cara al piso.
—¡No me importa! ¡Tocaste a mí cría! —Emilio empezó a hacerle cosquillas frenéticamente.
—¡Me cagan las cosquillas! —Diego se retorcía.
—¡Y a mí me caga que toquen lo que es mío! —¿Lo que es suyo? ¿Soy suyo?
—Exagerado que eres —Diego logró voltearse y devolverle las cosquillas a Emilio.
—¡COREA ATACA! ¡JOAQUÍN! ¡VE POR MI MAMÁ! —Emilio gritaba y reía.
Debo decir que en parte me alegra presenciar dicha escena, con ambos sonriendo.
—Quiero caminar —dije, y ambos pararon de pelear.
—Estás loco —Emilio se paró del piso.
—Concuerdo —Diego también se reincorporó.
—Chicos, solo quiero intentarlo, ya no me quiero sentir inútil.
Ambos entendieron, y lo que restaba de la tarde, se la pasaron ayudándome a tratar de caminar, lo cual dolía, pero necesitaba intentarlo. Comimos milanesas que hizo mi madre, todo estaba bien, muy bien.
Nikolás me llamó, y me dijo que volvía para dormir ya en mi casa, que su papá ya casi era dado de alta.
Y así transcurrió el día Martes, sin muchas cosas interesantes que contar.
—Entonces, el sábado cuando salgas del examen, peda en mi casa —estábamos despidiendo a Diego.
—No tomo, pero puedo llevar jugo —reí.
—Peda de jugos en mí casa entonces —habló Emilio.
—Simón, en tu casa mejor, porque en la mía, mis hermanitos no nos dejarían en paz —Diego subió a su auto —. Nos vemos, bonito —me guiñó un ojo —Y nos vemos, Celosmilio —también le guiñó un ojo, y arrancó.
—¿Qué tienes ganas de hacer? —Emilio me llevó dentro de mí casa en mi silla.
—Creo que podríamos jugar o algo —no tenía mucha imaginación en el momento.
—¿Qué tal si jugamos Jenga? Y al que se le caiga la torre, deberá cumplir un reto que el contrincante proponga —subimos hasta mi habitación.
—Acepto, vas a perder.
—En tus sueños, Bobondoni.
Sacamos el Jenga, lo armamos y no puedo creer que lo jugamos por más de veinte minutos.
La torre estaba a un hilo de caerse, quedaban escasas piezas, y mi corazón latía rápido.
Estaba apunto de sacar la pieza, y Emilio me asustó, a lo que brinqué un poco, sin embargo no logró desestabilizar mi movida.
Logré sacar la pieza, y colocarla en el tope, y acto seguido Emilio intentó sacar la única pieza libre que quedaba sin que se cayera la torre.
—¡CONEJOS VOLADORES! —grité, asustando a mí compañero, quién para su desgracia, saltó de su lugar y efectivamente, derrumbó la alta estructura, haciendo un escándalo en el piso.
—¡No manches Joaco! ¡Hiciste trampa!
—¡Tú también quisiste asustarme!
—Chale, y ahora que, ¿Qué reto debo cumplir? —empezó a recoger todas las piezas.
—Veamos... Podrías ir hasta la tienda y comprarme unos pingüinos, podría ser que me confieses algo, o... Que juguemos el mismo juego que en la fiesta donde te le declaraste a tu novia —sonreí, traté de no ser muy obvio, así que le di a escoger, cualquiera de las tres opciones estarían bien para mí.
—Sí puedo ir por tus pingüinos, sí puedo confesarte algo, sí podemos jugar —vaya, yo decía opciones, no afirmaciones, pero si Emilio cede pues...
—Órale pues, que buen servicio, cinco estrellas para usted —levanté las manos haciendo una señal de aprobación.
—Primero la confesión, para luego ir corriendo a la tienda y ya al final jugamos, venga, ¿Qué debo confesar? —se puso atento a mí.
—¿Qué tal tú último beso? ¿Te gustó? —podría sonar estúpido preguntarle sobre el rollo que tiene con su novia, la señorita M... La galleta, ajá, pero quería saber con exactitud su respuesta, quería saber si de verdad la besaba con amor, si sus besos lo llenaban...
—Uy pues —se notó algo nervioso, como si no quisiera tocar el tema.
—Si te incomoda mucho no estás obligado a decírmelo.
—No, claro que no, ja... Un beso más con mi novia, verdad —sí, efectivamente, su novia, su n-o-v-i-a —. Mi último beso... Fue magia, no sé ni cómo describirlo, nunca antes en tanto tiempo había sentido tantas emociones juntas chocar, y darse de madrazos, creí que mi estómago explotaría, era como si esas típicas mariposas, se hubieran convertido en dinosaurios, polillas, no sé, dinolillas para aclarar, sentí una gran desesperación por dar ese beso, unos nervios inmensos, e infinidad de ansiedad, sus labios se sentían tibios, se sentían como si fueran a donde yo perteneciera, como si encajaran a la perfección. Dudé sobre dar ese beso, bastante, creo que jamás había dudado tanto, pero lo dí, sentí una conexión... Sumamente increíble, y no puedo esperar a sentir esa sensación de nuevo.
Emilio sí que estaba enamorado de esa chica, estaba totalmente perdido, a como me lo describía, poco a poco mi corazón se iba rompiendo, pero debía aguantar, debía saber qué tan clavado estaba mi compañero con su novia, ya puedo ver qué demasiado.
—Impresionante descripción, tú y ella deben de ser el uno para el otro —me tragaba las palabras amargamente, pero no podía ser otra cosa más que amable.
Narra Emilio:
Sí tan solo supiera... De verdad que poder decirle eso fue liberador, escupí un peso en mi garganta, pero él no podía enterarse de la verdad, el tenía que seguir pensando en que ese beso fue con María.
Sin embargo, me dolió como sus ojos me miraban, como si algo le doliese, pero no entendía porqué, se supone que el único que sabe de nuestro beso, soy yo.
¿Acaso sabe que le he mentido sobre la persona? Porque sobre las emociones, todo fue clarísimo, verídico en todos los sentidos.
—Sí, somos perfectos juntos —respondí, algo nervioso aún —. Iré corriendo por tus pingüinos, quédate en la cama y no te vayas a levantar.
Salí de la habitación sin esperar su respuesta, bajé las escaleras, con la cabeza llena de cosas, cosas que me estaban atormentando.
—Emilio, ¿Ya te vas? —la madre de Joaquín.
—Eh, no, claro que no, voy a buscarle unos panesitos a Joaquín, no se preocupe, le dejé la televisión encendida —no dejé de caminar.
—Bueno, traele lo que quiera, aquí te lo pago.
—Ni se moleste, yo lo pago, vuelvo en unos instantes —salí de la casa, una vez más sin esperar la respuesta de Liz.
Algo no dejaba de atormentar mi cabeza, algo me tenía con los sentimientos en el suelo, caminaba viendo la calle, con la cabeza totalmente gacha. Así hasta llegar a la tienda.
Tomé los pingüinos, dos refrescos, unos fritos para mí, y unas gomitas, las favoritas de Joaquín.
Las pagué, y me dirigí nuevamente a la casa.
Joaquín no puede enterarse de ese beso, de esos besos, me odiaría por hacerle cosas mientras no está consciente, y yo me odiaría aún más a mí de lo que ya lo hago, justamente por este motivo.
No quería seguir con estos sucesos, no lo iba a permitir más, tomé aire, y entré a la casa, subiendo las escaleras, entrando a la habitación de Joaco.
Me resignaría a esos actos nocturnos, no más Bondoni, no... No más.
PREEEEEGUNTA:
Si te digo que Emiliaco es real, ¿Cómo te quedas?
|Ahre que no está confirmado pero piénsalo, ¿Cómo reaccionarias?|
VOTA Y COMENTA POR EL AMOR A ARIANA GRANDE Y RICKY MARTIN.
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