Capítulo 18.
[Tantos lugares y mí favorito es a tu lado]
—Me encanta Emilio —quise llorar, no sé si de emoción, pero me aguanté.
—Déjame te lo pongo —se acercó a mí, y me puso el collar —. Se te ve muy lindo.
“Oye Emilio, Mi Chula emoji con ojos de corazón, corazón rojo emoji lanzando un beso está llamando"... Eres, la luz de mis mañanas...
—Dame un minuto —atendió el teléfono —Estoy en casa de Joaquín... Está en silla de ruedas, sí... Mira, necesita de mí, ¿Bien?... Sí, sí tiene más amigos pero por mi culpa el está así... Nos podemos ver en la noche... ¿Ah no?... Entonces hasta mañana, no, no te quiero escuchar..., tú dijiste que no, ahora sostenlo... Adiós.
Niko y yo permanecíamos en silencio, algo apenados.
—Si te tienes que ir, adelante —le dije, viendo hacía el piso.
—No Joaco, es que María quería que nos viéramos, pero aquí me voy a quedar —se sentó en el sillón.
—No tienes que quedarte solo porque te sientas culpable —mencioné.
—No es así, o sea... Sí me siento culpable pero no es por eso, eres mi amigo Joaco, obvio iba a venir a verte —se rascó la cabeza.
—Pues yo digo que deberías sentirte muy mal por haberlo dejado irse solo —Niko rodó los ojos.
—Niko... —lo miré algo molesto.
—No, está bien, el tiene razón, fui un idiota contigo —se volvió a acercar a mí y me abrazó—. ¿Me perdonas?
Niko me miraba desde atrás de Emilio diciéndome que no mil veces con la boca, abriendo mucho los ojos y haciendo movimientos de negación con las manos.
—Sí Emi...
Niko puso los ojos en blanco y apretó los puños, y simuló darme un golpe.
Lo miré con cara de: ¡No me juzgues!
A lo que él me devolvió un: Pues ya qué y rodó los ojos.
—Hagamos algo para divertirnos —mencionó Niko, alejando un poco a Emilio.
—¿Jugamos? —sugirió Emilio.
—¿A qué? —pregunté.
—¡Ya sé! A contar historias de nuestras exs, o a platicar de las chavas más buenas de su escuela —sonrió.
—Tengo novia, no necesito hablar de chavas —Niko se acomodó el cabello, mirando imponente a Emilio.
—Ay, aburrido, pues tú Joaquín...
—A Joaquín le incomodan éstos temas, ya deberías de saberlo, ¿O no, Emilio? —Niko se cruzó de brazos.
—Ay Diosito, ¿Entonces que quieren hacer?
—Podemos hacer maquillaje de drag —sugerí.
—¿Drag? ¿De dragones? —Emilio me miró confundido.
—¿Sacas cuatro en inglés verdad? —Niko se sentó cerca de mí —Drag es travesti en inglés, como RuPaul's drag race, ¿La has oído? Es un concurso muy famoso.
—¿Y consta en hacerse travesti? Fuchi, te imaginas... “Emilia la Drag Queen” —Emilio movió las manos como escribiendo su nombre de drag al aire.
—No menso, solo el maquillaje, es muy excéntrico, y llamativo, muy divertido de hacer, doloroso de quitar algunas veces —mencionó Niko.
—O podemos jugar a maquillarnos con los ojos cerrados, eso es muy divertido —reí.
—Bueno va, pero nada de fotos, ¿Bien? —advirtió Emilio.
—Bien —dije —. Pero el maquillaje está arriba.
—¿Usas maquillaje? —me miró Emilio confundido.
—N...no, es de mi hermana y mi mamá pero como a ellas ya no les cabe, me dejan cosas en mi peinador —titubeé un poco.
Sí claro, si Ren ni se pinta y mi mamá pocas veces.
—Para ir arriba tengo que cargar a Joaquín, así que tú llevas la silla de ruedas —Niko se me acercó.
—No no, yo llevo a Joaco, y tú la silla —Emilio se me acercó igual.
—No, yo llevo a Joatitch y tú la silla.
—No, yo llevo a Bobondoni y tú la silla —Emilio puso su brazo sobre mi hombro.
—Que no, yo llevo a Joaquín, y tú llevas la maldita silla —Niko puso su brazo sobre mi otro hombro.
—Que tú llevas a la silla, y yo cargo a Bombóndoni —Emilio me dió la mano.
—Que tú llevas la Joaquín y yo cargo a silla —habló Niko.
—¡Tú cargas a Joaquín y yo llevo la silla! —subió de tono Emilio —No espera, así no era, ¿Qué?
—Ya dijiste —Niko me cargó sutilmente.
—¡Sullivan dame a la niña! O en éste caso, ¡Nikolás dame al niño! —Emilio detuvo a Niko.
—En tus sueños —Niko avanzó hacia donde estaban las escaleras.
—¡Ojos de gato rabioso dame a Joaquín! —se nos atravesó.
—¡Vas a hacer que lo tire! —gritó Niko, alarmado.
—Dámelo —Emilio hizo puchero.
—¿Y por qué lo quieres llevar tú, qué diferencia hay? —yo permanecía callado.
—Le debo una, por lo que le hice, ahora por favor Nikolás, dame a Joaquín —lo miró serio, con ojos de tristeza.
—Ush, tú ganas Emilio, pero si lo cargas y se te cae, si lo rasguñas con la pared, si tus huesos le calan, te voy a tirar por la ventana, ¿Captas? —Niko me entregó a Emilio, quién me sujeto firmemente pegándome a su cuerpo.
—A huevo, yo te cuido Joaco —me pegó más a su pecho, haciéndome bolita, cuidando mi pierna de que no chocara, y me subió por las escaleras.
Tiene unos fuertes músculos, y su calor me da tranquilidad.
—¡Ésta silla pesa el triple que tú Joaco! —gritó Niko desde el primer escalón.
Le señalé mi habitación, y nos metimos a ella.
Me dejó lentamente sobre la cama.
—Tu habitación es linda —observó el pequeño panorama.
—Gracias, se hace lo que se puede —me acomodé en la cama.
—¿Lo que se puede? Joaco, ésto reluce de limpio, y los colores, blanco y azul, tú peinador de luces, está súper chido —se puso las manos en la cintura.
—¡Un poco de ayuda por parte del pelos de estropajo no estaría mal! —gritó Niko, desde las escaleras.
—¿¡A quién le dices pelos de estropajo?! —Emi salió de mi habitación.
—A ti, ahora ayúdame Osorio —Emilio ayudó a Niko, y entre ambos pudieron subir la silla.
—Sí pesa —Emilio se limpió el sudor de la frente.
—Bueno, Niko, saca la caja que está en el primer cajón del peinador, ahí está el maquillaje —hablé señalando el peinador.
Niko sacó la caja, para luego dispersar el maquillaje en la cama.
—Tendremos un minuto, y podemos agarrar todo lo que queramos, para contarnos bien hermosos —reí.
—Bueno, pero, ¿Y si no sé lo que es? Por decir, éste cepillito con tinta negra...
—Rímel —dijimos Niko y yo am mismo tiempo.
—O éste polvo blanco...
—Polvo fijador —una vez más hablamos al mismo tiempo.
—¿Ustedes estudiaron maquillaje o algo así? —preguntó Emilio mientras olía mi bálsamo.
—Solo sabemos cultura general, por nuestras madres —habló Nikolás —Ahora cierren los ojos.
—Bueno, listos, uno... Dos... ¡Tres! —grité despacio, emocionado.
Tomé lo primero que tocaba, y agarraba la cara más cercana, debido a las facciones creo que es Emilio.
Le puse base y lo difuminé según yo, con la beauty blender.
Sentí como alguien más, creo que Niko, me ponía labial, por acá tía poncha verdad, pero lo hacía.
Ya me quiero imaginar cómo está dejando Emilio a Niko.
Sentí como me ponían algo frío en los ojos, y yo le puse rímel a Emilio.
Sentía montones de cosas puestas en mi rostro, hasta que por fin sonó la alarma.
—A la de tres abrimos los ojos —sentí la mano de Niko a mí lado —Una... Dos... Tres.
—¡Ay wey no los puedo abrir! ¡Algo me pica! ¿Qué me pusiste Joaco? —Emilio cerraba sus ojos con fuerza.
—Creo que es por el rímel, mira, abre la boca y luego los ojos, eso te dará estabilidad para que los puedas abrir —le dije.
Me obedeció.
—Mírate nada más, eres toda una guapa —Emilio se dirigió a Niko —. Claro porque te maquillé yo.
Niko rodó los ojos.
—¿Somos bonitas? —nos miramos al espejo —. Okay, somos prostitutas baratas —dije aún viendo al espejo.
—¡Jajajaja! ¡No manches Bobondoni! Te ves bien chistoso —Emilio me acercó su rostro.
—El burro hablando de orejas —le dijo Niko.
—Ay no chicos, ésto si se merece una foto, pero sin que la subamos, ¿Bien? —Emilio sacó su celular.
—Va —dijimos Niko y yo.
Nos tomamos muchas fotos, haciendo muchas caras, y ellos haciendo poses extravagantes.
—Yo me subo arriba de Joaco, así como si me ganchara en su torso y le bailara, tómame la foto Niko —Emilio se me subió con cuidado de no lastimarme y empezó a bailarme de manera muy chistosa.
—¡Basta Famosorio! —grité, y lo empujé un poco, a lo que él me regresó el empujón.
E hizo que yo me cayera hacia atrás, y el sobre mí, y nuestros labios quedaron a milímetros, nuestros ojos clavados en los del otro, y no podía faltar, Nikolás tomándonos fotos con su celular atrás.
—Por alguna razón nos vivimos cayendo juntos Bobondoni —Emilio se reincorporó, ayudándome a levantarme por igual.
—Ustedes dos sí que van a tener química en la novela —habló Niko, guardando su celular rápidamente.
—Dímelo tú, nuestro coordinador nos encerró por horas un día para solo vernos a los ojos —Emilio se sentó a mi lado.
—De hecho tenemos que ir, o bueno... Teníamos que ir a la siguiente práctica de eso mañana, pero pues... —Emi me interrumpió.
—No iremos, contigo así, no, no quiero que te lastimes —lo miré confundido.
—¿No "iremos"? Pero tú sí tienes escenas que grabar también, aparte de conmigo —lo miré aún con una ceja hacia arriba.
—No, no iremos porque me quedaré a cuidarte —se cruzó de brazos.
—Ah no, yo me voy a quedar con Joatitch —interrumpió Niko.
—Pero, ya te dije que yo se lo debo Nikolás —se dirigió hacia el.
—Pero es mi mejor amigo y voy a cuidarlo —Niko se cruzó de brazos igual.
—Pues también es mi amigo, y también quiero cuidarlo —Emilio entrecerró los ojos.
—Pueden quedarse los dos... —hablé en voz baja.
—Tú has silencio —dijeron ambos al mismo tiempo.
—No, mejor tú has silencio —se dijeron al mismo tiempo el uno al otro.
—¡No me copies! —volvieron a decirlo igual.
—¡Agh! —gritaron ambos.
—Yo me quedo con Joaquín en la cama y tú en el piso —Niko señaló el suelo.
—No no, tú en el piso, yo cuidaré a Bondoni —me señaló.
—Yo lo voy a cuidar mejor que tú —soltó Niko.
—Uy sí, y porque tú lo estabas "cuidando" hace unos días casi lo violan —Emilio se puso serio, y apretó la quijada.
—Si a esos lares vamos, tú ayer lo ignoraste y dejaste ir solo, solamente por tu noviesita y por esa razón, Joaco está como está —subió la voz —. Si te hubieras preocupado por él, si le hubieses insistido, si no fuera tu novia tan mamona, Joaquín no estaría en silla de ruedas, sufriendo dolor —y Emilio explotó.
—¡Mi novia no es mamona! —le pegó un coñetazo a Niko en la cara —. Y sí, estuve mal con lo de Joaco, pero no te da derecho a inculparme así, yo no sabía que iban a haber delincuentes.
—¿Ah no? ¿De noche? ¿Un chico bien vestido y solo en un bus? Vaya, jamás se me podría ocurrir lo peor Emilio —Niko usaba un tono sarcástico.
—Tal vez sí no te hubieras ido a cagar lejísimos, hoy Joaquín no tendría ese trauma, y esos moretones —y fue la gota que derramó el vaso de Niko, quién le soltó un golpe en la cara a Emilio también.
—¡Ya basta! —les grité.
—¡Es un idiota! —dijeron al unísono, golpeándose entre sí.
—Bien —me paré de la cama mientras ellos aún peleaban, tirándose al piso, y traté de caminar, agarrándome muy muy fuerte de los muebles, hasta que llegué a la puerta de mi cuarto.
La abrí y al voltear a la derecha, están las escaleras, me pesqué rápidamente de la agarradera.
—¡Si no dejan de pelear me tiro por las escaleras! —grité.
—¿¡Qué?! —se dejaron de escuchar golpes e inmediatamente escuché a los dos levantándose y corriendo hacia mí.
—¿Van a dejar de pelear? —les pregunté tambaleándome un poco.
—Es que él, está ofendiendo a mis seres queridos —habló Emilio.
—Tú me estás culpando del intento de violación hacia Joaquín —Niko lo miró enojado —. Ven Joaco, por favor, no hagas esto.
—Sí, no hagas esto, ya no pelearemos... —le completó Emilio.
—No les creo, hagan las paces, dense las manos —les advertí.
Se miraron con odio, repulsión, al momento acercarse, sentí mi pie izquierdo fallar.
Sentí como si me fuera a romper.
—¡JOAQUÍN! —Emilio me agarró de la mano a tiempo, antes de caer abruptamente por las escaleras, y probablemente morir.
Quedé colgando un poco, lastimando ambos de mis pies.
—¡Agárralo! —le gritó Emilio a Niko, quién me tomó de la cintura para sacarme del peligro de las escaleras.
Ambos me tomaron entre sus hombros, ayudándome a regresar a la cama.
—¡No nos hagas eso Joaquín! —me gritó Niko.
—Pues ustedes dejen de pelearse —me crucé de brazos.
—Bien —Emilio lucía muy enojado, una vez más apretando la mandíbula, le dió la mano a Niko, quién respondió con un apretón pequeño.
—B...bien —Niko aclaró su garganta, aún con la mirada fija en Emilio.
—Ah y una cosa más, chinga tu madre Nikolás —le dijo Emilio.
—La tuya en vinagre, Emilio —le respondió Niko.
—Me la cojo en el aire.
—Con tu abuela en buenos aires.
—Y una puerta que no abre.
—Para el baile del mamarre.
—¡Ya estuvo! —les grité.
—Un volado para ver quién se queda en la cama —le dijo Niko a Emilio, ignorandome.
—Acepto —Emilio sacó una moneda de su pantalón —Yo elijo sol.
—Yo águila pues —Niko rodó los ojos.
Emilio aventó la moneda alto, para luego dejarla caer en la palma de su mano, y al descubrir su mano...
—¡Sol a huevo! Yo duermo en la cama con Joaquín —Emilio sonrió triunfante.
—Maldito pelos de perro —susurró Niko cerca de mí.
—¡Ya llegué amor! —escuché a mí mamá desde abajo.
—¿Cómo le digo que ustedes se van a quedar? Y bueno, Niko, te tendemos varias colchas para que no te sientas incómodo —sscudí mi cabeza.
—No hay problema —y luego entró mi mamá a la habitación.
—¿Emilio? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu noviesita, o en grabaciones? Porque aquí Joaquín no te necesita ¿Y por qué están sangrando?—mi mamá se sentó cerca de mí igual.
—Te dije —le dijo Nikolás a Emilio.
—Yo me comprometo a cuidarlo señora, de verdad discúlpeme por lo de ayer, es que, sí, traía a mí novia, me sentía comprometido, pero nunca más volverá a pasar, ni si quiera algo similar, y lo de la sangre, Niko y yo tuvimos un pequeño desacuerdo y se nos pasó la mano del coraje...
—Ay Santo Dios éstos jóvenes de ahora todo arreglan a golpes, si te quedas, más te vale cuidarlo —levantó una ceja —. Porque tiene pesadillas nocturnas desde siempr...
—Sí, ya sé eso, usted tranquila yo nervioso —interrumpió Emilio a mí mamá.
—Y ten cuidado con él en cuanto a espacio, porque si le rozas la pierna, se me lastima —apuntaba mi madre a mi pierna.
—Dormiré lo más alejado posible de sus piernas.
—Bueno, bajen a comer, traje suficiente para todos —mi mamá se paró y salió de mi habitación.
“Oye Emilio, Mi Chula emoji con ojos de corazón, corazón rojo emoji lanzando un beso está llamando"... Eres, la luz de mis mañanas, oh yeah, eres mi sol particular, aah, eres como un fin de semana"
—¿No vas a responder? —miré su celular mientras lo sacaba de su bolsillo.
—S...sí, dame un minuto —se metió a mi baño, y Niko junto a mi, nos quedamos en silencio muerto para escuchar —. Sigo en casa de Joaquín... No María, no nos vamos a ver a la noche... Claro que no, no te diré donde es su casa... Tienes que entender que me necesita... ¡Es mi amigo!... No, no siento nada por el, es mi compañero laboral, mi amigo, nada más, no llores, ¿Bien? No soy gay, ni bisexual, me gustas tú, sólo tú, ya no llores ... —la voz de Emilio se entre cortaba —No nos podemos ver, ya le dije a Joaco que me quedaría a cuidarlo... O sea me voy a quedar a dormir, ¡Que no me gusta Joaquín!... Neta si vas a seguir con esos pensamientos, mejor después hablamos, ya, sí, sí me voy a quedar a dormir, y me puedo quedar toda la semana si se me place —. A chinga y a éste quién le dió estadía —Tienes que entender, que somos amigos, que yo lo dejé solo y por eso ahora tiene una pierna rota, está mal, y voy a cuidarlo, tú y yo nos podemos ver después, así que, adiós —se escuchó un leve golpe a la pared.
Emilio salió del baño con los ojos rojos.
—No necesitas decir nada, ven —le dije y le extendí mis brazos, a lo cual el comenzó a llorar y corrió hacia mí.
Me abrazó, se puso de rodillas y puso su cabeza en mi regazo, llorando más, y aferrándose a mí torso con sus brazos.
Niko se acercó y le puso la mano en el hombros.
—No pasa nada Emilio, todos tenemos problemas, puedes decirnos... —Niko le acariciaba la espalda un poco.
—No creo que no hayan escuchado la pelea, si esa niña muchas veces me pone histérico... No entiende que no soy bisexual, que no me gustan los hombres, yo solo hago cosas por mame, y a ti Joaco, yo quiero.... Yo quiero cuidarte —se le rompió la voz y volvió a hundirse en mis muslos.
—A todos nos han tachado de gays, de bis, pero mira, no tiene nada de malo, si tú sabes que no lo eres, nadie más tiene derecho a juzgarte, y aparte, está bien lo que hiciste, porque a veces hay que procurar a los amigos —le decía Niko.
—Te apoyamos Emi —le acaricié la cabeza, tratando de darle mi mayor apoyo.
—Gracias chicos, es que me puso muy sensible, ella llorando, me hace sentir un monstruo, aunque sé que ella también tiene culpa, porque o sea no mames, es un papel de una novela, no me gustan los hombres, y para acabarla hasta en la serie voy a rechazar a Temo, precisamente porque Ari no es gay, y es que ella no lo entiende —se limpió las lágrimas.
—¡Se les va a enfriar la carne! —gritó mi mamá desde abajo.
—¡Ya vamos! —le devolví el grito.
Emilio me abrazó, un abrazo que duró más de lo que uno común duraría.
—Ven Bondoni, voy a llevarte abajo como el princeso que eres —Emilio me cargó con cuidado.
¡Les informo!
Estamos nominados a los wattys 2019.
¡Gracias a su apoyo y constante lectura ésta historia pudo lograr ser reconocida!
Esperemos lo mejor mis queridos aristemers/emiliaco's.
¡Millones de amor para ustedes por ser tan pacientes y tan chidos lectores!
PREEEEEGUNTA:
¿Cuántos años tienes?:0
VOTA Y COMENTA Y TE DOY UN CUYO AHRE KHE.
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