Mr. Potato Head
El espejo reflejaba las mejillas rojas del joven castaño que lloraba de manera patética. Su sexto novio lo habia dejado, lo dejo por una hermosa latina de nombre Karen, y hasta él debia admitir que era más hermosa que su persona.
Tan patético, eso era. Un alma en desgracia que actuaba de manera patética y asquerosa por una ruptura, él ya deberia de estar acostumbrado, ya lo estaba ciertamente, pero, hasta los más fuertes se cansan de los mismos dolores. En estos momentos el llanto ya era un problema, volviendolo tan espantoso, su maquillaje corrido, los ojos hinchados, las mejillas contraidas por el llanto, sencillamente patético. Abrió el grifo y se lavó la cara con suficiente agua para borrar la cantidad de maquillaje que tenia chorreado en la cara por el inminente llanto, se dio un baño rápido y se puso un boxer con un camisón grande gris, estaba en casa asique no era necesario estar bien vestido, buscó su almuerzo que compró de camino a casa que consistia en un Perrito Caliente tamaño grande con todo, un refresco y un helado de fresa sin abrir como postre. ¡Sip! Así de desdichado estaba.
Encendió el televisor de la sala y se dispuso a comer mientras cambiaba de manera lenta los canales del televisor sin tener gran interés en lo que sucedia en el televisor, puso TNT series y se puso a ver The Mentalist sin importarle de sobre manera de que se trataba el caso, aunque podia decirse que estaba intrigado por la escena presente, era un maratón por lo que se podia leer en la esquina de la pantalla, se dispuso a comer su almuerzo con suma calma mientras pasaba la serie normalmente, en un punto se puso en propagandas, pasaban un comercial.
-"¿Sufres de sobrepeso y no sabes que hacer? Con nuestro nuevo tratamiento reductor de grasa obtendras ese cuerpo que todo mundo envidiará ¡Cien por ciento garantizado! Solo deberas tomar la tableta que está dentro de nuestro pack de compra y esperar ¡Veras como consigues resultados inmediatos! Llama ya a los números que vez en pantalla y obten ese cuerpo que todos los hombres quieren ¡Llama ya!" – Anunciaba el comercial mostrando a una modelo de rubios cabellos y de esbelta figura.
El joven castaño tras ver a la modelo delgada del comercial terminó por compararse, se habia dado cuenta de que tenia algo de grasa acumulada a diferencia de la modelo que estaba con una figura de ensueño. Se sintió mal al notar ese detalle.
-"Seguro desea que su cabello sea igual a las modelos de revista ¿Cierto?... – Dijo la voz del comercial captando la total atención del joven – Lo que usted necesita son de nuestras pelucas hechas con material organico, excelentes para esos días románticos cuando no se tiene suficiente para elegir un buen peinado para la noche ¡Llama ya! Nuestros operadores te estan esperando" – Decia finalizando el comercial.
Esa modelo se veia hermosa con la peluca, de hecho hasta parecia real. Mi cabello castaño no parecia compararse al de la joven. Creo que ver televisión no fue buena idea. Me levante de mi comodo asiento y me dirigí de nueva cuenta al baño, me ví al espejo tomando una de las pastillas de mi tío Stan tragandomela en el proceso, revisé en mi bolsa junto al lavamanos en donde estaba mi maquillaje aplicandome un acabado parecido al de la modelo del comercial, seguidamente me coloqué una peluca que estaba en el baúl del sótano, me miré nuevamente al espejo, me sentia hermoso así. Queria sentirme hermoso.
Noté que faltaba algo. Tomé pañuelos desechables y me los coloqué bajo el top del gimnasio que tomé de camino al baño, ví mi reflejo y quice sonreir, pero no pude. No me sentia hermoso, no me sentia admirable, seguia siendo horroroso. Patético.
Para todos eres patético, para nosotros no.
Ya habia pasado una semana de haber visto esos comerciales de belleza, cabe destacar que desde entonces he estado deprimido. Llevaba en la mano una tarjeta con el nombre de un cirugano local que estaba cerca de mi casa, practicamente como a cinco cuadras. Llege al local encontrando a muchos pacientes en espera, a la recepcinista y una puerta que decia sala de cirugias.
-Disculpe joven – Voltee a la señora detrás del escritorio quien me llamaba acercandome en el proceso – ¿Desea algo?
-Vengo a preguntar por una cirugia que pensaba hacerme.
-Necesita esperar, el doctor lo atendera cuando termine – Me respondió con una sonrisa antes de agradecerle e irme a sentar.
Pasaron horas antes de poder verlo y notificar una cita para dentro de una semana en la cual debia cuidarme muy bien para lograr que la operación saliera exitosa. Salí del consultorio super feliz, ¡Al fin seria perfecto!
Llegué a casa radiante de felicidad, no cabia mi sonrisa en mi rostro de lo grande que era. Caminé a la cocina con la esperanza de ver a mis tíos, al parecer habian salido, habia una nota y un tazón con comida instantanea. La nota avisaba de que me quedaria con una vecina.
¿Qué soy? ¿Un niño?
Tiré la nota a la basura y me dirigí a la sala encontrandome con la vecina que seria mi niñera. La conocí luego de que ella se percató de mí a mis espaldas, me caia bien, una señora casí llegando a la mediana edad, cara caida y de cabello suave, sinceramente ella era hermosa, aunque me imprecionó que dijera que tenia 56 años, yo la veia de más pero no queria ofenderla. Me contó de sus libros favoritos, de sus gatos, de su esposo, de... ¡Me conto su vida entera! O bueno eso pensaba yo. Es que no se callaba y yo andaba en las nubes medio ignorandola.
Que bueno que no tengo abuela.
-¿Alguna novia o persona que te interese? – Me preguntó la vecina dejandome medio sorprendido, normalmente me preguntaban esto a la semana de conocerme.
Esta mujer está sin rodeos. Me agrada.
-No. – Dije de manera cansada – No tengo novio.
-Asique bateas para el otro lado. – Afirmó. Esta mujer es tremenda – Descuida. Ya encontraras a alguien especial.
Sonreí. Esta mujer era muy amable – Gracias, eso espero – Dije mientras miraba a la cocina notando la tarjeta del círugano.
La señora que me andaba cuidando se llamaba Susana, muchos le decian Linda Susan, normalmente era por sus postres de manzana y caramelo, o también por lo amable que podia ser al conversar con la gente, era tan bella con todos. Yo le decia Carita de Papa, y eso era por una broma entre nosotros, sucedió cuando saqué papas para hacer puré para la cena, sucede que uno de las papas tenia la forma de la cara de Susan y no pude parar de reir cuando me dí cuenta, desde entonces la llamo así. Ella me llamaba Teddy, supuestamente por que yo le recordaba a un muñeco Teddy que ella tenia cuando era niña.
En las mañanas me despertaba temprano encontrandomela en la cocina ya con el desayuno servido, sus vestimentas eran siempre de ama de llaves, como si le pagaran más por limpiar que por cuidarme, tras el desayuno ella me acompañaba a la parada del bus en donde Will me esperaba con su calida sonrisa y sus libros nuevos en el brazo, Will solia llevar libros en el autobus con tal de leer en el camino junto conmigo, actualmente leiamos Cyber... Exe, una novela muy extravangante, según mi punto de vista. Durante al trayecto a la escuela leiamos o conversabamos opinando sobre cosas que hemos visto últimamente. Al regresar a casa Linda Susan me esperaba con el almuerzo ya casí listo dandome tiempo de darme un baño y de cambiarme, tras el almuerzo la rutina era andar por nuestro lado o conversar sobre mi dia o sobre el suyo, tras eso en la noche veiamos la tv juntos y nos ibamos a dormir temprano, según su norma.Yo hacia trampa.
La fria madrugada me impedia dormir a veces, solo miraba por la ventana de mi cuarto sin sentir necesidad de pensar, dejaba que el frio de la noche moviera mis cabellos por mi rostro sin importarme realmente el sufrir de gripe o algo similar, solo podia ver esa asquerosa cara reflejarse en el cristal a mi costado cuando abria de par en par la ventana, me sentia asqueroso, pero eso cambiaria muy pronto. A veces soñaba despierto por como me veria luego de esa cirugía, imaginaba como serian mis caderas al ser más delgadas, mis pómulos más definidos y mis labios más grandes, mis ojos con un color diferente y un cabello largo hermoso, estaba de lo más emocionado.
¿No estás asustado de la anestesia niño?
-Entonces ¿Te vas a operar?
-Pues si, ¿No te parece correcto o...?
Estaba conversando en una cafeteria cercana a mi casa con Will, debiamos organizarnos para las pruebas finales y habiamos pensado estudiar juntos antes de los finales. Entre el estudio habiamos terminado hablando de un bolante para un concierto de Bullet For My Valentine, a la final nos olvidamos del examen por unos momentos. No se como terminamos hablando de mi cirugía.
-Solo digo... – Hizo una pausa para tragar el pedaso de dona que masticaba – Que deberias averiguar un poco sobre lo que piensas hacerte, hay gente que suele arrepentirse de sus cirugias luego de completadas.
-Yo no me voy a arrepentir, se lo que quiero para mi cuerpo.
-¿Estas seguro sobre cambiar tu cuerpo y someterlo a cirugias? – Me pregunto con una ceja alzada.
-Por supuesto – Afirmé mi desición antes de terminarme mi postre y cambiar de tema.
Esa conversación me tenia muy temeroso, empecé a cuestionar mi decisión de operarme, pero no estaba muy seguro de retactarme. Volví a casa muy pensativo sobre mi decisión, tan solo deseaba algo que me aclarara mi decisión.
-Teddy, ¿Por qué tan decaido? – Salí de mis incognitas al ver a Linda Susan viendome preocupada desde la sala sobre el sofa.
-Nada, es solo que tengo dudas sobre algo – Conteste casí al instante sin vacilar – Nada grabe.
-Eso es muy grabe querido, nunca hay que vacilar ante una duda, siempre se debe contestar antes que nunca – Me reprochó señalandome con el dedo.
Grosera.
-Pero descuida – Dijo antes de que pudiera contestar – Puedo ayudarte en tu diléma.
-Si tú dices – Conteste antes de sentarme junto a ella en el amplio mueble – Sucede que estaba conversando con mi amigo Will sobre algo que pensaba hacerme esta semana.
-¿Pensabas ponerte un pircing?
-Ya tengo uno.
-¿Tatuarte?
-Ni loco.
-¿Castrarte?
-N- ¿¡Disculpe!? – Le pregunté indignado ante tal pregunta.
-Tranquilo cariño, solo juego contigo – Dijo con una cara sonriente haciendo que los colores volvieran a mi rostro.
-No me asuste así. – Dije casí dramatizando – Pero volviendo al tema, – Continué ignorando lo anterior – lo que pensaba hacer era someterme a una cirugia plástica.
La cara de Susan dejó de proyectar esa característica sonrisa en su rostro, parecia asustada de lo que habia dicho, como si hubiera visto un fantasma. Me sentí incomodo ante su mirada, tras unos segundos ella respiró ondo y me miró nuevamente con preocupación.
-¿Estas seguro de tu decisión? – Preguntó de repente.
-No lo se – Dije de la nada, y de hecho era verdad, no sabia si era correcto o no.
Ella miró a la nada durante un tiempo antes de empezar a hablar como si fuera una grabadora automática.
-Cuando era joven, cerca de cumplir 21 años, conocí a un hombre adinerado. – Narró mientras miraba a la nada – Era alto de cabellos oscuros y buen porte, muy educado y sobre todo amable, lo conocí junto a una floristería...
"...En esos tiempos solia ir seguido para comprar flores a mi madre que habia fallecido unos años antes, lo ví en el mostrador esperando por su pedido, ante todo yo solo observaba, era de mala educación acercarse para hablar con un joven, antes los jovenes iban con las jovensitas para tener una relación, tras unas miradas él se me acercó con tal de ayudarme con mi pedido, de eso empezamos a salir juntos, eramos conocidos al principio, un tiempo despues nos volvimos novios.
Su nombre era Tadeus Dovemaster, al principio lo tomé como alguien extranjero, me dijo que amaba la cultura Inglesa y el diseño de edificaciones, amaba la mecánica y se habia educado en la mejor escuela del estado. Salimos por dos años, para ese entonces tenia 23 años, cada tarde me enviaba flores, regalos, choclates, ya sabes, lo usual, regularmente me invitaba a una cita en los mejores restaurantes y cafeterias del lugar, todo siempre era caro, todo era bien fino y muy elaborado con tal de mantener todo estable en la cita, supuestamente para que nada saliera mal. Amaba su dedicación hacia mí, era tan dulce. Siempre alagaba mi manera de vestir, como me maquillaba, siempre decia lo hermosa que era cada día, sus palabras eran tan bellas y poéticas que a veces deseaba tenerlas escritas en mis cuadernos por siempre, era tan dedicado a mí y a mi apariencia que enserio pensaba que le importaba.
Un día llegó a mi hogar con una tarjeta en mano. Era sobre un médico especializado en cirugía plástica, me habia sorprendido bastante.
-¿Qué es esto querido? – Pregunté desconcertada.
-Es lo mejor para los dos – Dijo mirandome con esa mirada consoladora que siempre me dedica en las mañanas – Debes de ser la mujer perfecta para nuestros hijos, esto nos beneficiara a ambos. – Me habia convencido totalmente.
Acepté hacerme la cirugía. Quice operarme los senos, arreglarme los poros, la naríz y labios, lo usual en estos casos. Me habia citado al cirugano el día de nuestro aniversario, seria un regalo de aniversario. Todo estaba listo, la operación pagada, la anestecia ya me la habian puesto, solo hacia falta ir con el doctor. Cuando caí dormida imaginé todo lo que podria pasar, desde las peores cosas hasta las mejores, decidí permanecer positiva ante todo, era lo mejor.
Al despertar me dijeron que la cirugía habia sido un éxito y que lo mejor seria reposar, me habian colocado una venda en el rostro y era lo mejor, no queria empeorar mi salud. Al caer nuevamente dormida sentí dolor en mi rostro y pecho, como si las costuras ardieran, no sabia que pensar, solo podia aguantar y tomar pastillas para el dolor. Lo peor vino cuando me quité los vendajes.
-Dios mio – Exclamé ante lo que veia frente al espejo – ¿Qué me hicieron? ¿¡Tadeus, que me hicieron!? – Le pregunté a mi amado, él ni siquiera podia mirarme.
Mi cara estaba deformada, no podia reconocerme, mi pecho estaba rojo y mi rostro ¡Dios! Ni siquiera podia describirlo, era horrible.
-Tranquila mi amor – Dijo mi prometido mirandome a los ojos – Superaremos esto juntos, haremos que funcione – Fue lo que me prometió mientras me entregaba la peluca rubia – Ponte bonita, iremos a una cita querida.
Cuando se fue hice lo que me pidió, me maquillé, corte un poco mi cabello y me coloqué la peluca rubia de peinado corto, me coloqué uno de mis mejores vestidos y sonreí al reflejo de mí misma. Sabia que no podria arreglarlo, pero Tadeus me habia prometido que lo haria funcionar. Y de tonta le creí. Le creí solo por 20 minutos antes de mirar por la ventana. Él estaba ahí, coqueteando con otra a mis espaldas, otra que era igual a mí antes de todo esto. Ni siquiera se dignó a verme cuando notó que lo veía, solo se fue y me dejó plantada..."
-No fue hasta unos años despues que logré quitarme todas las modificaciones de mi cuerpo – Finalizó ida en sus recuerdos.
-... ¿Qué pasó con su prometido? – Pregunté en medio de la tensión.
-No lo he vuelto a ver desde entonces.
Me habia quedado mudo por un segundo, era algo increible todo lo que tuve que pasar la señora Susan, lo pensé por un momento y simplemente empecé a dudar. ¿Y si algo sale mal? ¿Y si la operación es un fracaso? ¿Y si no me gusta lo que veo?
No sabia que pensar, solo dudaba a cada tando de mi decisión. ¿Y si mejor no me hago la operación?
-... Me operaré igual. – Contesté decidido.
-Es tu decisión Teddy – Finalizó levantandose del sofá – ¿Quieres que te prepare algo?
Acepté el cambio de conversación y la seguí a la cocina sin preocuparme en lo que pensaba hacerle a mi cuerpo.
Aun no te decides niño, y eso es bueno.
Cuando faltaba un día para la operación me empecé a sentir inquieto, no podia pensar claramente por culpa del miedo que tenia, las dudas y la paranoia no me dejaba estar claro con lo que era correcto, tan solo me senté en la sala con la vista al televisor, estaban dando el noticiero y sinceramente era lo único bueno en la tele. Nada me importó hasta que una noticia llamó mi atención.
-"En la avenida 14, cerca de unas residencias, se dio a cabo el arresto del cirugano Apolo Tadeus, quien prácticaba la medicina de manera ilegal, dejando a más de un paciente en estado crítico luego de sus cirugías, –Acerque la vista a la pantalla reconociendo al instante al ex prometido de Linda Susan, lo reconocia por la foto que ella me habia mostrado de cuando eran jovenes, no habia cambiado casí nada – el fraude se dio a conocer por su esposa, Apolo Meivis, quién aseguró habia estado practicando la círugia de manera ilegal desde muy joven, dejando a más de treinta docenas de personas deformadas y sin posibilidad de restaurar sus rostros, en otras noticias..." – Habia dejado de escuchar al reportero ante lo dicho.
Yo pensaba ir con ese cirugano y probablemente hubiese terminado peor que cuando entré. ¿Por qué deseaba operarme en primer lugar?
No tiene caso complacer al mundo cuando este puede destruirte fácilmente. No es necesario complacer a todos. Parece que solo importo yo en este mundo... En mi mundo.
Por fin lo entendiste niño.
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En el siguiente cap habra una sorpresa para todos. :)
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