Parte V
—¿Tienes que conseguir un regalo para una chica? —preguntó ella sin levantar la mirada.
—No es tu asunto.
—Puedo ayudarte.
—No necesito tu ayuda.
—Estás desesperado.
—No tanto.
—Lo siento —dijo ella y él la miró sorprendido al escuchar la sinceridad en su voz—. No creí que sería un día tan importante para ti como para robarte el tiempo.
—Es un poco tarde para eso.
—Ella no sabe lo que haces. ¿Verdad?
—No es tu asunto.
—Es afortunada en tenerte como hermano —dijo la joven y solo entonces levantó la vista—. Tienes esa mirada que solo tienen los hombres que tienen una hermana. Por eso eres como eres. Me has detenido sin siquiera golpearme.
—No había necesidad.
—Pocos se tomarían esa molestia. Tratas a las mujeres del mismo modo que deseas que tu hermana sea tratada, porque no soportarías ser como esos idiotas que debes querer matar si la tratan mal. No eres un idiota. Dicen que los mejores amantes se cuidan como hermanos. Una persona una vez me dijo que si debo enamorarme de alguien, sea alguien que tenga una hermana. Seguro has visto a tu hermana sin maquillaje y hecha un desastre por las mañanas y no te importa, la debes haber visto sufrir por un chico, la debes cuidar de cualquier amenaza, debes preocuparte por su bienestar antes que por su apariencia, debes ir a comprar tampones si ella te lo pide. No debes darle importancia al peso de una chica, porque jamás serías capaz de ver a tu hermana no comer por creer tener sobrepeso. No debe importarte cómo luzca una chica porque has visto cada día a tu hermana en su peor estado cuando se despierta y sabes cuánto se esfuerza por lucir bien luego. Serías incapaz de aprovecharte o hacerle daño a una chica, porque no soportarías si alguien le hiciera aquello a tu hermana. Y por eso mismo crees que no soy tu tipo.
—¿Crees que no veo la verdad debajo de tu máscara?
—Creo que crees que no soy tu tipo porque soy vanidosa, porque sabes que nunca me verás sin maquillaje o al natural, porque piensas que soy una chica que se esfuerza por ser una apariencia, y porque crees que no me respeto a mí misma pero el respeto pasa por algo más que si me acuesto con alguien cada noche sin importar su género o su edad. ¿Te recuerdo a ella? ¿Es por eso que insistes en que puedo ser salvada y esto es por mi bien?
—Sé que no eres malvada.
—Y hoy es su cumpleaños, y yo aquí reteniéndote como una perra desalmada. No me sorprende que estés molesto, o que este sea el único día libre de trabajo que te tomas cada año sin excepciones. ¿Me crees si te digo que soy buena a pesar de amar mi estilo de vida?
—Robaste un collar de millones, pudiste haber causado un conflicto internacional por eso y quien sabe si no lo has logrado.
—¿No disfrutas hacer en lo que eres bueno? Tú eres buen espía, amas esa vida. Yo soy buena criminal, amo esa vida. No es mi culpa haber nacido con un talento para el crimen.
—Pudiste haber escogido no robarlo.
—Sí, podría. ¿Pero cuál habría sido la diversión entonces? ¿Pasas mucho tiempo lejos de tu hermana?
—¿Tú qué crees?
—Creo que la amas demasiado, y te sientes mal por no ser para ella el hermano que desearías ser a causa de tu trabajo, y que ahora mismo te preocupa más conseguirle un regalo de cumpleaños que ocuparte de una criminal que robó algunos millones a riesgo de causar un conflicto internacional solo porque le gusta el collar.
—Piensas bien.
—Soy inteligente.
—No lo dudo.
—Pero primero ves a la ladrona, luego a la chica que se acostó con medio París, luego posiblemente a la estafadora y por último a la falsificadora, y después de toda esa lista de prejuicios quizás veas a la chica.
—No es mi culpa la reputación que te has creado como el Chat Noir.
—Sigo guardando clase. Por alguna razón escogí ese nombre y no lo modifiqué.
—¿Por ser masculino?
—¿Chatte Noire? —preguntó ella y sonrió—. ¿Quieres degradarme al nombre de una prostituta corriente? Si tengo que cobrar por sexo al menos espero una buena paga.
—De todos modos conseguirías dinero si aceptas a cualquiera.
—¿Por qué quedarse con la mitad de la diversión cuando puedes tener hombres y mujeres? No importa quién sea mientras me produzca placer. ¿Ella es una adolescente?
—¿Disculpa?
—Tu hermana, que si es una joven también. ¿Cuántos años pueden llevarse?
—¿Puedes olvidarte de ella?
—Sabes que no la utilizaría en tu contra, no a una chica inocente —dijo ella y suspiró al desviar la mirada—. Fíjate en el segundo cajón.
Ethan dudó unos segundos antes de hacerlo. Abrió el cajón solo para encontrar un pequeño paquete, rápidamente abierto y olvidado, con su contenido aún intacto dentro. Él lo cogió sin comprender a qué quería llegar la joven con eso. Observó con curiosidad el delgado brazalete con unos pocos dijes antes de mirar a la joven quien se encogió de hombros con desinterés.
—Es un brazalete pandora. Un sujeto con el que estuve me lo regaló hace unas noches pero simplemente no es mi estilo, has visto el tipo de joyas que me gustan y esa definitiva no entra en la categoría pero a cualquier chica normal le gustaría. Quédatelo. Estoy segura que a tu hermana le gustará. Así no tendrás que desesperarte cada vez que tengas que conseguirle un regalo, solo tendrás que comprarle un dije para agregarle. Saldrás de cualquier aprieto enseguida. No volverás a tener este problema.
Miró a la joven sin terminar de creer lo que estaba haciendo y de nuevo el brazalete en su mano. Sí, a Emma definitivamente le gustaría. Él no servía para ello pero no podía negar que de ahora en adelante sería mucho más sencillo regalarle cosas. Podría compensarle por cada vez que le fallara. La conocía lo suficiente como para saber que ella querría juntar los dijes como pequeñas pistas de su historia, le gustaría que fueran significativos y pudiera llevar recuerdos siempre consigo. ¿Acaso no era lo que ella más deseaba? ¿Su cercanía a pesar de la distancia?
—¿Por qué haces esto? —preguntó Ethan.
—Porque eres un buen sujeto, y quizás me equivoqué al robarte este día —respondió ella y le sonrió con su malicia habitual—. Eso no implica que no robaré otros, pero lo marcaré en mi calendario por ti. No lo negaré, Ethan, me gustó todo este juego del gato y el ratón contigo, pero fue mi error al escoger este día en vez de cualquier otro. ¿Podemos repetirlo otra vez?
—Te encerrarán.
—Escaparé. No llegaré siquiera al tribunal. ¿Crees que no tengo contactos dentro? ¿Crees que no puedo conseguir que me dejen libre? Quizás no pude corromperte hoy a ti, pero no será lo mismo con los otros. Y sabes que tengo razón.
—Mi trabajo era recuperar el collar.
—Y sin embargo aquí estoy, esposada. ¿Qué hace un agente inglés lidiando con una criminal francesa?
—Un extra del asunto.
—¿No quieres intentar jugar este juego como se debe? Sabes que esto no fue como debería haber sido. ¿No quieres volverlo a intentar? ¿Sabes lo que le hacen a chicas como yo cuando son atrapadas? Tú eres amable, no te negaré eso.
—¿Y qué era exactamente lo que tenías en mente?
—Tú, yo, quizás estas esposas pero sin que estuvieras apurado por regresar a tu casa. Lo nuestro está bien, tan solo no fue el momento correcto.
—No hay nada nuestro.
—Que tú no quieras reconocerlo no significa que no exista.
—Que tú veas algo que no existe no lo hace real.
—Entonces hagamos que valga. Dijiste que las cosas tienen más valor cuando te esfuerzas por conseguirlas en vez de simplemente cogerlas. ¿No crees que me has atrapado muy rápido?
—¿Cuál es tu juego? ¿Intentar con todas las frases posibles hasta que encuentres una que me haga dejarte libre?
—Es mi mejor opción.
Ethan suspiró y negó con la cabeza. ¿A qué estaba jugando esa chica con él? Y aún así... Miró el brazalete en sus manos, ella lo había salvado y posiblemente lo había hecho para el resto de sus días. ¿Cómo hacerla entrar en razón? ¿Cómo demostrarle que era posible una vida mejor y en lo posible legal? ¿Cómo enseñarle a ser mejor? ¿Cómo hacerla desear ser salvada? Había bondad muy en el fondo, debajo de la fría ladrona y la insensible vanidad. Él no la juzgaba por su modo de pasar las noches, o porque disfrutara de sus gustos costosos y su trabajada apariencia, no era nadie para juzgar los gustos de otros; pero tan solo quería demostrarle que valía tanto siendo el Chat Noir como siendo ella misma, fuera quien fuera.
—Sigue sin gustarme el alias del Chat Noir.
—Tendrás que aceptarlo, eso es lo que soy. Tan silenciosa como un gato, tan escurridiza como tal, capaz de deslizarme por cualquier lugar sin importar cuan pequeño sea.
—¿Cómo lograste robar el collar? —preguntó Ethan y ella le sonrió.
—¿Cómo mantendría tu interés si te contara todo la primera cita?
Se enderezó al escuchar los golpes en la puerta principal, supuso que los cuarenta minutos habían llegado a su fin. Miró a la joven una última vez. Había solo una razón por la que alguien se comportaría de ese modo. Ella creía ya estar en el infierno, no tenía esperanza en algo mejor y por eso disfrutaba de lo que tenía, él no podía imaginar lo que le habría pasado para hacerle creer aquello. ¿Entonces cómo demostrarle que se equivocaba? ¿Cómo darle esperanza y hacerle creer que un cambio a mejor era posible? No tenía tiempo, no era el momento pero...
Guardó el regalo dentro de su chaqueta y cogió el collar de donde estaba. Quizás su mano se deslizó por el tocador dejando caer un invisible al suelo peligrosamente cerca de la joven. Ethan le dio la espalda al momento de partir, era mejor abrir la puerta y terminar con aquello sin llamar la atención de los vecinos. Se detuvo un instante a la salida del dormitorio luchando con la tentación de mirarla, siendo perfectamente consciente de lo que estaba haciendo. No era el momento. Quizás en otra ocasión pero ese mismo día no era el correcto. Tenía algo más importante que hacer. De todos modos no dudaba que si ella era arrestada escaparía, y eso no la ayudaría a creer que aún había bien.
—Aprende el valor de las cosas, quizás entonces mantengas mi interés Cheshire.
No esperó respuesta al momento de alejarse. Descendió tranquilamente las escaleras y cruzó el salón hasta la puerta principal. Contó en silencio los segundos. Dejó a los otros agentes entrar protestando por el tiempo que se habían tomado y cómo no le gustaba dejar sin vigilancia a la responsable. Los agentes se apresuraron en subir al dormitorio solo para encontrarlo vacío. Por supuesto, ella había huido. Las esposas sueltas colgaban de la cabeza de la cama, el invisible a pocos centímetros, la ventana abierta sin ningún rastro de la joven. El Chat Noir de nuevo había demostrado ser imposible de atrapar.
Ethan consiguió salirse del caso tan pronto como devolvió el collar robado, después de todo una criminal francesa no era asunto de un espía inglés. Había recuperado lo debido, el resto no le incumbía. Consiguió un vuelo de regreso a Londres y logró envolver el regalo durante el viaje, incluso hizo una llamada más a Thomas pidiendo por un último favor. Para el momento en que regresó al departamento eran casi las diez de la mañana. Discretamente intercambió lugar con Thomas aún cuando Emma estaba durmiendo y su madre había ido a trabajar temprano como cada día.
Lo había logrado, de algún modo había regresado a tiempo e incluso conseguido un regalo. En silencio abrió la puerta de la habitación de su hermana solo para comprobar que ella estaba bien. Estaba despierta, acurrucada en su cama en la oscuridad de su habitación, no estaba bien. Se deslizó dentro sin hacer ruido a pesar que ella era perfectamente consciente de su presencia.
—¿Qué haces en cama todavía? —preguntó él.
—¿Qué importa? —preguntó ella sin ánimo.
—Es tu cumpleaños.
—¿Y? Siempre me quedo en cama hasta tarde en mi cumpleaños.
—No es cierto.
—Sí lo es. Cuando estabas en el internado y no te daban vacaciones para esta fecha me quedaba en cama hasta tarde, de todos modos mamá siempre trabaja.
—Bueno, pero ahora yo estoy aquí y tendrás que levantarte —dijo Ethan y abrió las cortinas para dejar entrar un poco de luz—. ¡Incluso está soleado! ¿Te quedarás en cama un día soleado con la suerte que tienes para que no llueva hoy?
—No quiero levantarme Ethan.
—¿Por qué no? —preguntó él y se sentó en el borde de su cama.
—¿Cuál es la diferencia entre hoy y un día cualquiera? Solo déjame quedarme aquí.
—Hoy es un día especial, es el día más importante del año para mí. Y no aceptaré que no te levantes —dijo Ethan y con cariño peinó el cabello de su hermana con sus dedos—. Escúchame muy bien, nadie tiene el poder de hacerte quedar en cama y mucho menos en tu cumpleaños sin importar si amas a ese idiota o...
—No era amor.
—Lo que sea. ¿Debería ir a buscarlo y golpearlo? —preguntó él y ella sonrió.
—No eres capaz de golpear a nadie.
Si ella tan solo supiera... Sería capaz de matar al chico que la había lastimado, y se odió a sí mismo por cada cumpleaños que no había podido estar allí para ella pero se había prometido que lo compensaría, luego de haberse graduado se había prometido a sí mismo que pasaría cada cumpleaños posible con Emma hasta el final de sus días. Tan frágil y vulnerable como ella lucía en aquel momento con las lágrimas secas en sus pestañas él se aseguraría de hacerla sonreír. Y luego planearía una venganza con Thomas, posiblemente.
—Entonces supongo que tan solo deberé dejar que tú lo destroces socialmente. Es un idiota.
—Para ti cualquier chico con el que salga es un idiota.
—Tú solo te buscas idiotas.
—No es mi culpa que solo existan idiotas.
—No hay solo idiotas Emma, tan solo hasta el momento no has encontrado alguien que no lo sea. Eres demasiado buena para todos los chicos que conoces, más amable y divertida e inteligente de lo que ellos podrían merecerse.
—Ethan, si fuera por ti no saldría con nadie —dijo ella y cerró los ojos.
—Encuentra uno que realmente sientas que es el correcto, y que yo crea que te trata como te mereces, y yo te juro que lo aceptaré sin importar quién sea.
—Si fuera por ti el pobre sujeto tendría que ser capaz de recibir una bala por mí.
—Te sorprendería la cantidad de personas que conozco que serían capaces.
—Dame un motivo para salir de la cama —dijo Emma sonriendo y Ethan sonrió al saber que finalmente la había convencido.
—Te daré tu regalo de cumpleaños.
—No tienes un regalo, no lo tenías ayer y no saliste hoy. Estuve despierta, no te escuché partir en ningún momento.
—Nunca creas que no tengo mis trucos Em, o que no sería capaz de hacer cualquier cosa por ti. Además, tengo grandes planes para hoy pero para eso necesito que te levantes ahora.
—¿Cómo qué? —preguntó ella abriendo los ojos y sentándose.
—Haremos un picnic en Hyde Park, ya tengo la canasta con tus alimentos preferidos preparada, incluso te escucharé ensayar para tu obra si lo deseas. Y ese es solo el comienzo, pasaremos todo el día fuera así que no pienso arruinar el resto de las sorpresas al contarte más.
—¿Todo el día juntos? —preguntó Emma con ilusión y él asintió.
—Te hartarás de mi compañía —respondió Ethan y Emma chilló de alegría antes de echarse sobre él.
Ethan sonrió enseguida sin poder evitarlo cuando su hermana pasó los brazos alrededor de su cuello y enterró su rostro en su hombro. Él la abrazó también, estrechando su delgado cuerpo contra el suyo. Vivía para esos momentos, para regresar a casa y poder tenerla entre sus brazos, sentir el perfume de su piel y la suavidad de su cabello, verla sonreír y ser feliz. Cualquier cosa valía la pena por eso.
—Jamás podría hartarme de tu compañía —dijo ella, sus dedos aferrándose con fuerza a sus prendas—. Es lo único que deseo.
—Siempre pienso en ti. Solo porque no esté aquí no significa que no desearía estarlo o me olvide de ti. Exploraremos toda la ciudad. Podemos ir a Nothing Hill y luego Candem y...
—¿Y el puerto?
—Por supuesto que iremos a recorrer el Támesis también, y pasaremos por el Globe. Necesitarás un par de zapatos cómodos.
—Mis zapatillas están rotas.
—Ya me he encargado de solucionar aquello —dijo Ethan y se alejó para poder entregarle el pequeño paquete envuelto en color rosa—. Y sí conseguí un regalo.
Ella le arrebató el paquete de la mano y rasgó el papel con avidez. Sonrió ampliamente al ver el brazalete antes de examinarlo con detenimiento. ¿Qué más valía la pena que ese momento? Ella era feliz, y hermosa cuando sonreía a pesar de su arrugado pijama, su despeinado cabello.
—Es perfecto —dijo ella.
—Te compraré un dije para compensarte cada vez que meta la pata.
—Entonces se llenará rápido —dijo Emma sonriendo con diversión—. ¿Cómo lo hiciste? ¡Estuviste todo el tiempo conmigo! ¿Acaso tienes al Servicio Secreto trabajando para ti?
—No, solo a una ladrona internacional de joyas.
—Ya quisieras, tu vida no es tan interesante —dijo Emma y lo empujó lejos—. Ahora fuera, tengo que cambiarme.
—¿Así que ahora sí quieres salir de la cama?
—¡Solo vete!
Emma le lanzó su almohada y él partió antes de provocarla demasiado. Se contuvo de reír como tanto deseaba, a veces ella era demasiado inocente al creer que él bromeaba realmente. Le envió un rápido mensaje a Thomas para confirmarle que ya todo estaba bien y ella estaba tan entusiasta como siempre, luego se ocuparían del responsable de su malestar. El móvil sonó a los pocos segundos y Ethan miró extrañado la pantalla al ser un número desconocido. Reconoció enseguida el prefijo de París. No podía ser lo que creía, no tenía sentido, no era posible. Abrió el mensaje.
No sabes, chico inglés, que cuanto más corre la presa más se hace desear? -CN
¿Cómo demonios ella había conseguido su número? Debería borrar el mensaje, y aún así vaciló con su dedo sobre la tecla. No respondería. No lo haría ni aunque su vida dependiera de ello. No le confirmaría que ese era su número y no se mandaría mensajes con una criminal. Además, él no la deseaba. ¿O era ella que lo consideraba su presa y lo deseaba? ¿Quién allí era realmente la presa y quién el cazador? No caería en sus juegos. No le respondería.
—¿Es una chica? —preguntó Emma a sus espaldas y él se apresuró al guardar su móvil.
—No es nadie.
—Luces como si fuera una chica —dijo ella sonriendo con conocimiento—. ¡Incluso estás sonrojado!
—¿Quieres salir o piensas quedarte ahí hablando todo el día? —preguntó él y ella rió al pasar a su lado.
—¿Es esa criminal internacional que presumes conocer? Seguro es sexy.
—Solo déjalo, Em.
—Como quieras hermano, pero ella te gusta.
¿Lo hacía? No, definitivamente no, no podía gustarle. Borraría el mensaje y luego bloquearía su número. La próxima vez que la volviera a ver las cosas serían diferentes. ¿Y por qué siquiera estaba imaginando que habría una próxima vez?
Sonrió, por supuesto que lo habría.
*********************************************************************
Por favor no te olvides de dejar tu voto, y puedes encontrar más historias de todo tipo en mi perfil.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top