Primera mirada

Notas: Ningún personaje me pertenece, todos son obra de Funamusea.

Advertencia: Semi-AU (Elwine humana). Pareja crack heterosexual. Headcanons. Feels.

Primera mirada

Tsurugigousen... No amaba a Elwine.

Y Elwine no podía ver a Tsurugi.

Era imposible que así fuera.

Él era un serafín cuya misión no debería ser otra más que servir fielmente a su Dios. No aspiraba a nada mejor en la vida y su propósito no iba más allá a seguir órdenes sin cuestionar. El único motivo por el cual pudiese curiosear el nefasto mundo humano era el simple aburrimiento, y quizás, parte del miedo que aún le guardaba a su creador como para regresar.

Ella era una humana, cuya vida se existinguiría en un abrir y cerrar de ojos. Como toda su especie, cargaba con deseos efímeros y sus ojos se mantenían lejos de los milagros cuyo corazón ya no creía. Desde que su hermana la abandonó sin dejar rastro ni nota, su alma se encontraba vagando sin un rumbo más allá de cuidar el jardín de su casa, envuelta en una total apatía por el mundo que la rodeaba, la cual igualmente la enceguecía junto a su corazón como para percibir cualquier ente a su alrededor.

¿Cómo sería posible siquiera considerar que dos entes completamente opuestos pudieran tener un destino entrelazado?

Era absurdo sin importar desde donde se lo mirase, pero no se categorizaba como algo imposible en verdad.

Tsurugi pudo comprobarlo... En una simple tarde cuya estación ya había olvidado.

No había sido un día particularmente especial, solo un instante más en su larga travesía de curiosidad en la cual se vio fuertemente atraído al jardín de una casa apartada.

La arquitectura del lugar no tenía nada especial, de hecho parecía que no la cuidaban mucho, a diferencia de las bellas flores que adornaban por completo tanto el patio trasero como delantero.

Que lindas... Sus ojos brillaban de solo ver tantas plantas, todas con distinto color y forma.

No es como si fuera la primera vez que viera un jardín, el lugar donde provenía también las tenía, pero... Nunca tuvo la oportunidad de tomarse el tiempo suficiente para detenerse y admirarlas.

Pero hoy era diferente, y contaba con todo el tiempo del mundo. Nada ni nadie lo apresuraría, ni tenía alguna tarea pendiente como para estresarse.

Podría disfrutarlo cuanto quisiera.

Nunca vi flores tan bellas... ¿Quién las cuidará para tenerlas así? Se preguntó, dudando sobre la capacidad humana para tener tales tesoros tan prolija y delicadamente cuidados, aunque al poco rato desechó tales pensamientos.

Siendo franco, en el momento de la verdad nada de ello le importaba, sino el jardín en sí.

¿Por qué debería importarle algo más?

Quien las cuide ahora da igual. Es probable que muera antes que éstas bellezas.

Los humanos eran así de frágiles y poco duraderos ¿No es así?

Creyendo eso, tan solo descendió hasta el césped, acercándose curioso hacia las flores, deleitándose con el dulce aroma de algunas y sus hermosos colores que pondrían celoso hasta a un arcoíris.

Simplemente eran como una digna obra de arte de la naturaleza.

¡En serio!

Pudo haberse perdido en aquellos tulipanes por horas y horas, como si estar en medio de ellos fuese su propio paraíso personal, pero... Algo sucedió.

_¿Uh? -Detuvo todo movimiento, incapaz de creer lo que su instinto le alertaba.

¿Había alguien más allí? Podía sentir su mirada.

¿Acaso había otro ángel cerca? O peor ¿Un demonio?

Una parte de sí no quería voltear y comprobarlo, pero su instinto le insistió en hacerlo.

Fue entonces cuando se llevó una brutal sorpresa.

_¡...!

Sus ojos no se toparon con ningún compañero alado ni tampoco algún enemigo natural a su especie. Ni siquiera podría decirse que lo que vio se calificaba como algún tipo de ser 'importante' como para excusar que sus sentidos le advitieran tanto en esos momentos, pero aún así seguía paralizado junto a su sorpresa.

Esto... N-no es posible...

Lo que tenía delante no era más ni menos que una humana. Joven, de aspecto débil y baja, cabello albino corto aunque con un mechón adornado con una cinta tan azul como sus ojos y vistiendo un sencillo uniforme escolar que desentonaba por completo junto a la oxidada y vieja regadera que traía en manos, evidentemente para cumplir su labor en antender a las flores.

No había nada extraordinario en su aspecto, a decir verdad.

Pero eso no era lo desconcertante, sino el punto en el cual la azulina mirada ajena se posaba, completamente sobre él.

Ella... Esa chica... ¡Podía verlo!

¡Algo totalmente sin precedentes!

Se suponía que esto no debería estar sucediendo, los humanos perdieron hace mucho la capacidad para verlos.

Su corazones frágiles entre el miedo y el egoísmo se los impedía, y aún así...

D-de verdad está sucediendo... Mordió sus labios, incapaz de siquiera respirar tranquilamente. Su cuerpo no se movía incluso cuando su cerebro le gritaba instintivamente que abandonara el lugar, que huyera de ese par de gemas azules que le observaban con tal admiración que nunca había recibido.

Simplemente... No podía moverse, casi como si temiera que de hacerlo, la chica en cuestión ya no pudiese verlo.

Esto no tenía sentido alguno. Superaba todo lo que durante su larga existencia como serafín le había enseñado.

¿Cómo se supone que debiera sentirse? ¿Qué se supone que debería hacer?

Si no se supone que aquello sucediera, era obvio concebir que no estaría preparado para reaccionar en tales situaciones.

Ninguno parecía dispuesto a pronunciar palabras, pero ello no disminuía las crisis internas que estaban sufriendo, especialmente con Tsurugi.

¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! ¡¿QUÉ HAGO?!

Su cabeza no era más que una maraña de pensamientos y preguntas que iban y venían, empujando al pánico aflorar en su piel junto al propio sudor.

¡Necesitaba alguna respuesta o señal!

Sin embargo... A los pocos segundos; que fueron casi eternos para el azabache; tan rápido como fue concedido, aquel milagro se hizo invisible nuevamente para la asombrada mirada de la joven, quien luego de parpadear un par de veces buscó casi con desesperación a su alrededor.

...¿Uh?

_¿P-pero qué...? Juraría que... -Balbuceó con una mezcla de confusión, aturdida luego de aquella experiencia que no supo explicar, y que dejó igual de confundido al ser alado, incluso luego de que la noche cayera y aquella situación no fuera más que un recuerdo.

Y es que no se creía capaz de solo pasar del asunto como si nada, no cuando aquellos eternos instantes albarotaron tanto su corazón como para sentir casi atravesar su pecho y llevaron a su rostro hervir cual volcán.

¿Q-qué me pasa? ¿Por qué me siento así? No lo comprendía, daba igual cuanto tiempo llevase allí.

Solo tenía clara una cosa: quería repetirlo, incluso sin saber el cómo.

¿Esto era acaso aquello que los humanos llamaban 'enamoramiento'?

No.

Tsurugigousen no amaba a una humana, se negaba a creerlo mientras no sintiese que pudiese ofrecerle algo a su corazón ciego.

Sin embargo, aún si se resistía a pronunciar promesas de amor, al menos guardaba cierta esperanza si permanecía a su lado un tiempo más.

T-tal vez se repita...

Tal vez, volvería a ocurrir un milagro y cruzarían sus miradas de nuevo. Sí, solo por la curiosidad sobre aquello es que se mantendría cerca.

Sí...

Solo por eso... Tal vez.

Notas finales: Holi~

No tengo mucho por decir, excepto que en serio los shippeo fuerte~

Además, quería utilizar un HC raro que tengo: Los humanos cuyo corazón reniegue de Dios no pueden ver a los ángeles.

Espero les haya gustado. Nos leemos luego~

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