Capítulo 4.
En algún pueblo de Wisconsin, Estados Unidos 1:22 AM
Voltee a ver a mi hermano agitado y su mirada asesina desea estocarse contra el cuerpo del asesino. Sin duda alguna, está a punto de lanzarle el cuchillo al rostro. Mi hermano nunca falla, eso lo sé. Mi cuerpo comienza a desvanecerse y dejo de sentir mis piernas. La cabeza me pesa tanto que también cae al suelo y mis ojos se sienten cansados. No tienen más energía para seguir mirando a mi hermano.
—Oh, no pensé que vivieras aquí —Sonríe Jeff The Killer a mi hermano— Si me hubieras dicho que estás por aquí, no habría entrado a tu casa por segunda vez. De verdad eres todo un caso, Elliot.
Esto es una de los momentos más confusos de mi vida. ¿Acaso se conocían?
—Te advierto, te mataré si muere. Sabes que yo no te tengo miedo y soy lo suficientemente capaz de dispararte en cuanto le toques un cabello —Amenaza Elliot molesto— Sabes bien que nunca fallo.
Después de sus palabras, mis oídos empezaron a zumbar hasta escuchar aquel pitido molesto que te impide oír mejor. Todo lo veo negro en un momento que no dio tiempo de avisarle a mi hermano que me estoy desangrando. Dejo de sentir mi cuerpo por completo. Sólo oscuridad en la mirada. Ya no siento dolor, y eso me alegra. Quizás comienza el instante a sonreírme.
Lo único que vino a mi mente fue la conversación de Elliot con el asesino. Jamás pensé que alguien conociera a mi hermano pues él no suele darse a ver fácilmente o siquiera he escuchado que alguna persona lo busque. No tiene amigos ni más familia que Mack y yo. Sin embargo, se puede intuir que tal vez pueden tener una conexión ya que ambos son asesinos y tienen un comportamiento inusual. ¿Amigos en el pasado? No lo sé. ¿Familiares? Tampoco, no se parecen en nada. Puede que lo haya conocido de pequeña y ahora no lo recuerdo. Tengo tantas teorías sobre Jeff The Killer y Elliot que no me dejarán en paz. Lo presiento, siempre ha sido así cuando me interesa u obsesiona un tema o un objeto.
Claro, todo depende si logro despertar. Estar consciente y hablar contigo mismo en tu cabeza, ha de ser todo un espectáculo mental. No sé cuánto tiempo estaré desmayada ni tampoco estoy segura de despertar. Aquella herida me drena la sangre, y además el hecho que había sido casi extrangulada momento atrás. Maldito Jeff The Killer. Detesto esto, quizá así se siente estar muerto después de todo.
...
En algún pueblo de Wisconsin, Estados Unidos 10: 36 AM
"Ey Paris, ¡Despierta! No quiero que mueras..." escucho un murmullo en mi cabeza. Una voz infantil dice mi nombre. ¿Sabe quién soy? Parece que he estado desmayada durante un tiempo. Sigo sin sentir dolor. Me pregunto cuánto tiempo pasó. "Tranquilo, no se va a morir. Sólo perdió mucha sangre, va a despertar pronto" nuevamente la voz de alguien, mi hermano. Deseo tanto abrazar a ambos. "Paris... quédate con nosotros, te extraño..." nuevamente aquella primera voz, Mack. Comienzo a recuperar los sentidos; mi cabeza me duele al igual que mi pierna derecha, pero ya no como antes. Abro los ojos lentamente hasta volver a cerrarlos por la luz natural que me da en la cara. Parpadee suavemente mientras que me reincorporo con dificultad en el respaldo de la casa.
—Tranquila, ya te limpie y curé la herida. Sólo que tienes que evitar caminar demasiado o poner esfuerzo en la pierna. De todos modos te compré un yeso falso y un par de muletas, por si quieres andar sola por ahí —Explica Elliot ordenando mi cabello.
—¿Cuánto tiempo llevo...?
—Unas nueve horas. No fue mucho, simplemente es como si hubieras dormido.
Me levanto cuidadosamente del sillón y mi hermano me entrega las muletas además del yeso para ponerlo en mi pie. No podía dejar que las personas vieran mi herida así que debíamos de engañar a quienes preguntaran por si acaso. Mierda. Acabo de recordar que mañana tengo mi primer día de escuela. Y no es motivador que me presente frente de la clase con un par de muletas. Genial, quizás la primera impresión que daré no será lo mejor. Se supone que esta vez me pondría en el papel de "chica buena onda", pero ahora deberé de volver a jugar a ser "la chica asocial del salón" pues no creo que sea bien acogida al entrar con muletas al salón de clases.
Cuando hemos cambiado de pueblo en pueblo, me gusta jugar algo llamado Doble Cara. Lo he jugado varias veces durante mi vida a cada escuela a la que he ido. No juego con ello. Me gustaba ponerme una segunda personalidad y de acuerdo a ella me comportaba ante todos los demás. He llegado a ser la persona más popular del colegio hasta ser la chica más odiada del colegio. Todos dicen que la primera impresión es valiosa ya que de acuerdo a ella te catalogan, te dan una etiqueta. Y bueno, yo he decidido jugar con aquel mandamiento social para mi propia diversión. Creo que no hay mejor persona que yo que sabe exactamente cómo se sienten las personas de cada grupo social respecto a las miradas de otros. Sí, me he sido víctima de bullying. Sí, yo he tenido que hacerlo. Y sí, me ha tocado ser un testigo.
—¿Irás a la escuela con muletas? —Pregunta Elliot sacándome de mis pensamientos.
—Sí, tengo que hacerlo. Ya sabes, para dar buena impresión.
Elliot asiente. Le hace una señal a Mack para que vaya a la cocina a traer algo y se dirige serio a mí.
—Por cierto, ya me ocupé de la bebé. La enterré junto con sus padres en el montículo de tierra, espero que descanse en paz —Sorbe un poco de su taza.
—Ya, perdón por no ayudarte.
—Descuida —Agarra mis manos cubriéndolas con las suyas— Este incidente te va a inutilizar cuando quieras asesinar a alguien, y creo que es mejor que te mantengas en casa en lo que te recuperas. Matar requiere las dos piernas, lo sabes.
Aquello me hace reír y le golpeo el hombro suavemente. No era necesario siempre tener las dos piernas disponibles para asesinar; existieron y existen asesinos que les falta alguna extremidad de su cuerpo y aún así están disponibles para matar. Esta herida no me dejará fuera del juego, tendré que ingeniármelas para aprovechar esta ventaja.
—Puedo hacerlo, tampoco es necesario que esté al cien para no hacer lo que me gusta.
—Te lo advertí, más te vale.
Asiento levemente. Agarro las dos muletas para subir escaleras y recostarme en la cama grande. Mack no tarda en llegar hacia mí y lanzarse de igual manera abrazándome por el brazo. Sonrío acariciando su cabello suave y delicado. Su temperatura acalora mi brazo, además, se siente apenas su respiración tranquila. Quizás le había dado un susto cuando me vio en el suelo con aquella herida. El dolor que sentía, lo recuerdo perfectamente cómo se sintió tenerlo recorriendo mi piel y punzando como si una daga aún exigiera clavarse en la madera. Aquello sólo me hace sentir ansiosa pues jamás sentí aquel peligro llegar a mi vida. Algo totalmente nuevo.
—Paris, ¿Cómo estás de tu pierna? —Pregunta Mack jalando una almohada y ponerla entre sus piernas.
—Ya mejor, no te preocupes.
—Aquel señor que vino a la casa... ¿Te hizo esto? —Pregunta nuevamente— No quisiera que te hagan daño. No sé qué haría sin ti, hermana.
Le abrazo dándole un beso corto en la frente. Al cabo de unas caricias, Mack queda dormido llegando Elliot a acostarse de igual manera. Suspira levemente acomodándose para dormir, sin embargo acababa de recordar la duda que me carcomía cuando me desmayé. Sé de sobra que no pueden ser amigos ya que Elliot no tiene y además no suele tratar bien a las personas con mucha confianza como para amenazarles de muerte a la primera o siquiera llamarles por el nombre. Casi no suelo oír mi nombre por parte de los labios de él.
—Ey... con respecto a lo de ayer. ¿Quién es? —Pregunto mirando al techo.
—Nadie, si se puede me gustaría que olvides lo que pasó. No deberías de saber nada de eso ni recordarlo, ¿Fue muy mala experiencia, no? —Responde apresurado.
—¿Por qué lo dices?
—Nada, olvida eso también. Sólo te diré que tomes distancia, o mejor aún, evita cruzarte con él y corre lo más rápido que puedas. No dejes que te toque —Añade cerrando los ojos.
—Si no me dices el porqué tanto cuidado con ese tipo, no podré tomarte en serio Elliot.
Calla dejándome con las palabras en la boca. Yo sigo sin comprenderlo pues normalmente me da una mejor explicación, en vez de ésta tan vaga y curiosa. ¿Por qué no quisiera decírmelo? ¿Acaso aquel Jeff The Killer tiene amenazado a mi hermano? Sólo él lo sabrá, además no le tendré miedo de nuevo. Ambos estamos al mismo nivel, y si requiero mejorar entonces eso haré. No dejaré que un desconocido me conduzca al miedo con su presencia, yo también pienso imponer mi presencia en cuanto nos volvamos a ver. Esta vez no fallaré y le destrozaré esa sonrisa falsa que tiene estampada en el rostro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top