Two

Taehyung estaba nervioso.

Trataba de concentrarse lo más que podía en cumplir con el objetivo del juego, pero ser tan consciente de la mirada de Jungkook congelada en su nuca lo hacía difícil.

Hace un par de minutos que habían iniciado y desde entonces solo habían encontrado un colgante oxidado, una muñeca descosida y sucia junto a una cajita de música averiada.

Y nada de eso parecía tan aterrador como Jimin precisó, bueno, tal vez un poco sí la muñeca. Las muñecas de trapo nunca le dieron buena espina. Ninguna muñeca en absoluto, más bien. Eran como la versión en miniatura de los payasos, solo que menos inofensivas.

Y sosteniendo a esta en sus manos, con sus amplios ojos negros, su cabello de estambre rojizo que de alguna forma le recordó a Medusa, su vestido confeccionado por parches y una sonrisa lineal curva que le abarcaba toda la cara; le hizo estar contento una vez más de no haber nacido niña. Ya bastante agotada tenía su cuota de fobias con los payasos, muchas gracias.

Los payasos y las arañas.

Sin una segunda ojeada metió la muñeca a su mochila cuando Jungkook hizo lo mismo con la cajita de música y el colgante, para seguir inspeccionando la habitación en que estaban. Que parecía ser un dormitorio más bien, es decir, había una cama, flanqueada por un mugriento dosel color... ¿celeste? Era difícil decirlo entre tanto polvo. Y si tenemos en cuenta lo poco que hasta ahora habían encontrado, era el dormitorio de un infante.

A decir verdad, no había nada aterrador en esta casa. Era solo una propiedad como cualquier otra que alguna vez habitó una familia común. Por supuesto que la ahora presente oscuridad sumado a los ruidos producidos por las corrientes de aire que se filtraban por la desgastada madera hacían lo suyo. Y era tétrico. Pero lejos de eso, nada lo asustaba más que el pensamiento errante de que podrían toparse con alguien en este lugar; algún sin hogar o un bándalo, como veía a escondidas en las películas de acción que su madre le prohibía. Eso daba más miedo que cualquier entidad flotante; lo vivo, de carne y hueso, y con la potencial habilidad para hacer daño.

Había terminado de cerrar la tapa de un baúl a los pies de la cama cuando escuchó a Jungkook aclararse la garganta.

"Aquí no hay nada más" dijo. "Deberíamos seguir buscando en otro sitio"

Taehyung emitió un corto sonido como gesto de afirmación, pero antes de que pudiera moverse más allá hacia la puerta, el menor se colocó justo enfrente.

"Hyung, yo... Lo siento mucho, ¿sí?" el mayor levantó las cejas, desorientado "Por lo de antes, en mi casa. No debí gritarte"

Oh.

Sinceramente, Taehyung no había estado esperando una disculpa ni mucho menos.

A sus catorce años –edad que compartían– Jeon poseía un carácter de acero. Era pésimo leyendo a la gente, pero Jungkook no parecía ser el tipo de persona que se disculpase por algo, o nada en absoluto. Razón por la cual el castaño ahora parecía tan cohibido y nervioso.

Quiso ponerle las cosas fáciles.

"Está bien. No estoy enfadado contigo" y era cierto. En verdad no lo estaba.

"No. No está bien" objetó "Yo perdí el control y te traté mal. Pero no va a volver a ocurrir. Lo prometo" luego, su cara se iluminó en algo desconocido para Taehyung. ¿Era ternura? ¿adoración? No tenía idea, pero sabía que no era la primera vez que el menor le veía de ese modo. "No estabas enojado conmigo, ¿aún después de todo lo que te dije? Eres la persona más bondadosa que he conocido en mi vida"

El mayor se removió un poco inquieto en su lugar bajo la intensidad del menor.

"Gracias" balbuceó "Supongo..."

Cuando pensó que tal vez eso era todo, estuvo dispuesto a rodear al castaño para salir del viejo dormitorio, pero una vez más, la voz de Jungkook le frenó.

"Si no estabas molesto conmigo, entonces por qué me ignorabas todo este tiempo"

Taehyung se quedó en blanco.

¿Él ignoró a Jungkook? ¿Cuándo?

Él solo había pasado un tiempo introspectivo analizando cada cosa que se topaban en este lugar.

Mas debía admitir que resultaba fácil perderse en sus pensamientos y muy difícil hablar con Jungkook, a veces.

Se conocían desde que tenían memoria, prácticamente. Siempre coincidieron juntos en el mismo colegio, las mismas clases, incluso el mismo vecindario. Sin embargo, no fue hasta hace un año atrás que el castaño se acercó a hablarle. Y a Taehyung le sorprendió la facilidad con la que congeniaron.

Nadie más aceptó jugar los aburridos videojuegos de Sherlock Holmes que su padre le compraba en vez de los de estrategia militar. Nadie más le llevó chocolates escondidos en las mangas de su sudadera cuando su madre le prohibió cualquier tipo de golosinas. La mayoría se burlaron por su falta de confianza para ir más allá de su zona de confort, pero no Jungkook.

Jimin era el hermano que siempre deseó, pero le intimidaban mucho los señores Kim como para ayudar a Taehyung a quebrantar sus reglas. Jungkook en cambio, como el pequeño anarquista que era, no hizo más que mostrarle las posibles excepciones a cada una de ellas.

El menor siempre había estado junto a él de una extraña manera que le resultó reconfortante, divertida y fresca.

Y tampoco tenía más amigos, solo a él.

Este conocimiento le hacía un bien tan  ambiguo en ocasiones.

Porque el castaño era muy diferente cuando trataba con los demás a cuando estaba con Taehyung. Saber esto le quitó el sueño incontables veces, preguntándose la razón de su enigmático comportamiento. ¿Qué lo hacía tan privilegiado?

Le daba miedo un día ya no serlo más y que Jungkook lo tratase con la misma frialdad que al resto.

Fue sencillo relacionarse con él mientras jugaban videojuegos, de ahí en fuera, era todo un reto.

"Lamento si te sentiste ignorado. No fue mi intención" dijo rascándose la cabeza. Jungkook le dedicó una sonrisa mientras se sentaba sobre el baúl, mirándole expectante.

Taehyung supuso que quería que hiciera lo mismo. El baúl no era muy ancho por lo que sus muslos se rozaban continuamente. Sus pies colgaron a la par.

"Oye, hyung" Jungkook ajustó las linternas hacia el techo para que la habitación se iluminase mejor. Ahora veía el rostro de Taehyung con más claridad "Me gustaría quedarnos aquí por un rato"

Taehyung asintió.

"De todas formas, creo que estábamos destinados al fracaso. En esta ala no hay casi nada"

"No me importa mucho el juego" murmuró "Vine por tí"

Taehyung le miró fijamente, antes de reír entre dientes.

"Estamos a mano, entonces. Estuve la mañana entera mirando videos sobre pasteles" hizo una mueca "Pero ya viste como resultó"

Jungkook parpadeó dos veces.

"¿Tú? ¿Por qué?"

Entonces el mayor desvió la vista a cualquier lugar de la habitación menos su rostro.

"Quería impresionarte, creo. Quería que vieses que yo también puedo hacer algo bien por una vez aunque sea" confesó compungido. Solo recordar la forma en que echó todo a perder le hacía sentir enfermo.

Era un desastre, pero considerando que prácticamente se había criado solo, no se le podía pedir mucho, ¿cierto?

"Tú eres la persona más genial que conozco" soltó el menor a modo de reproche, como si adivinase sus pensamientos. "Siempre me ganas en la consola, sabes hacer origamis bonitos, se te dan bien la geometría y haces las mejores decoraciones de arbolitos de Navidad que he visto. ¡Oh, y también sabes andar en bici!" añadió colocando tímidamente una de sus pálidas manos sobre la del mayor. "Es solo que los postres no se te dan bien. Algún defecto tenías que tener"

Taehyung pensó en eso, e incluso si para él esos talentos que Jungkook mencionaba no eran más que atributos triviales –y la geometría no le gustase del todo–, valoró el intento del castaño por animarle. Por primera vez, se sintió realmente cálido por dentro.

Y le sonrió de una manera que aflojó todos los engranajes en Jungkook, tan peculiar y brillante como solo Taehyung podía serlo.

"Gracias, Kook" llevó su mano a la del menor. "Creo que necesitaba mucho oír eso. Eres un buen amigo"

Oh, Dios. ¿Qué fue ese sonido? Ah, sí. Su corazón que acababa de romperse.

Se ocupó de devolverle la sonrisa –mueca, más bien– y con lentitud retiró su mano de la contraria.

¿Un amigo? ¿Solo eso? Quedó atascado en la friendzone antes de que pudiera confesarse incluso. Cuán patético era eso. Ah, la vida es dura.

De repente se quedó quieto cuando algo hizo click dentro suyo. ¿Taehyung era gay siquiera? Eso podría explicar por qué no le veía de esa manera a pesar de su nada disimulada fijación con él. Pero eso no podía ser, Jimin le habría advertido desde el inicio, ¿o no?

Ya se le estaba anudando el estómago cuanto más pensaba en esa posibilidad.

Tomó una bocanada de aire antes de voltear a verlo.

"Hyung" continuó cuando captó su atención y preguntó casi con miedo. "¿Hay alguien que te guste?"

"No entiendo a qué te refieres..."

"Ya sabes" acotó impaciente, sin saber muy bien cómo explicarse. "Como tu mamá y tu papá se quieren" luego lo pensó mejor y quizás ese no fuera un buen ejemplo, el señor Kim no tenía cara de ser muy afectuoso. Por lo que pensó rápido en otra cosa. "Como los príncipes quieren a todas esas princesas anoréxicas de Disney, vaya"

"Oye, Mérida no es anoréxica" le reprochó el mayor.

Por qué demonios de todas las princesas, tenía que venirle a la mente la única que no quería un príncipe.

Reprimiendo un gemido de frustración, respiró una vez más y clavó una mirada plana en su compañero.

"Céntrate en la pregunta, Taehyung"

"Oh, me llamaste por mi nombre" contempló un poco fascinado. "Es la primera vez que lo haces"

Jungkook enmudeció un segundo. Era cierto, desde que estrecharon una amistad, siempre se había referido a él como hyung, a nadie más le llamaba así. Taehyung era mayor que él por apenas cinco meses, y el educado sustantivo fue la escudo perfecto para esconder la ansiedad y la estampida de rinocerontes que sintió en su estómago vacío la primera vez que hablaron. Y desde entonces no volvió a nombrarle de otra manera.

"¿Es eso algo malo?"

El pelinegro negó con vehemencia.

"Por supuesto que no. Pero me tomó por sorpresa, solo eso"

Jungkook asintió en apremio antes de volver a la conversación inicial, Taehyung y su mente arborescente podían divagar y distraerse ante el menor estímulo.

"La pregunta" le recordó.

"Ah, sí" sus cejas se unieron pensativamente, pero no había mucho que pensar realmente. La respuesta estaba clara. "No. Y creo que nunca me ha gustado nadie en el pasado tampoco"

Jungkook no pudo evitar mostrarse escéptico por un momento. Mas tuvo que recordarse a sí mismo que la persona frente a él era Kim Taehyung; un chico que desde antes de aprender a andar siempre había mantenido el mismo estrecho círculo de conocidos, y aún más estrecho círculo de amigos, pero sin mezclarse del todo. No conocía otra ruta más allá que la del colegio hasta los cuatrocientos veinte metros cuadrados que representaban su casa.

Aveces –casi siempre– odiaba a la madre de Taehyung. La suya poseía un carácter fuerte y tenía sus defectos, pero al menos ella le dejaba hartarse de golosinas sin estarle recordando a cada segundo cuántas calorías había en cada Snicker, podía jugar en el parque con los demás niños de su edad, ver la peli que quisiese siempre y cuando no tuviera una clasificación R, y hasta revolcarse en el lodo si quería. Porque eso es lo que significaba ser un niño.

Y ella desde luego no le dejaba solo en casa una semana entera por priorizar su trabajo.

Taehyung debería estar viviendo como cualquier otro niño de su edad, y no el cuento burgués con el que su madre moldeó su reducido mundo.

No era de asombro que su hyung nunca haya gustado de nadie.

O tal vez sí, pensó el menor con detenimiento. Tal vez sí, y solo no sabe como hablar ni identificar esas emociones.

Jungkook tampoco era un experto, pero podía hablar desde su propia experiencia para analizar al pelinegro, y algunas reglas son infalibles.

Cuando te gusta alguien haces lo posible por pasar tiempo a su lado, y bueno, Taehyung pasaba muchísimo tiempo con él, más que con cualquier otra persona. También con Jimin pero él estaba descartado por razones obvias. Un punto aquí.

Cuando hablas te pones nervioso y tartamudeas cada dos frases. Taehyung aveces lo hizo, pero como coincidieron con las ocasiones en que se atragantaba los chocolates para que no lo pillaran comiendo, no sabría decir si era por nerviosismo o por la boca llena. Eso sumado a que era un chico de pocas palabras, así que esta regla era inútil.

Cuando estás a su alrededor sientes los rinocerontes en tu estómago, y se te acelera el pulso. Bueno, a menos que Jungkook estuviera dentro de su estómago para vigilar qué ocurría allí o con un equipo de electrocardiogramas al costado todo el tiempo, no podía saber eso.

Cuando le tratas, eres sumamente agradable y sonriente. Taehyung era sumamente agradable y sonriente con todo el mundo, formaba parte de su cálida naturaleza. Otra regla inútil.

Reprimió un suspiro, podría pasar toda la noche en esto pero no le iba a servir de nada. Apenas iba por el cuarto puesto y ya tenía un punto a su favor, dos reglas descartables y otra improbable. Un éxito.

Taehyung y él no eran iguales, no sentían ni se expresaban de la misma forma.

Jimin tenía razón, Taehyung nunca se daría cuenta de sus sentimientos hasta que él mismo no se los gritaste en la cara, prácticamente.

Así que empezó a sondear terreno.

"Pues a mi sí hay alguien que me gusta. Es la única persona que me ha gustado en toda mi vida" y no se perdió la forma en la que el mayor, que había estado frotando su nariz para evitar estornudar por el exceso de motas de polvo en el ambiente, detuvo sus movimientos de golpe.

"Eso es raro. La mayor parte de tu tiempo la pasas conmigo y nunca te he visto babear por nadie" espetó con algo en su voz que Jungkook podría identificar como... ¿reproche? ¿enfado? Muy semejante a los celos. "Al contrario, cada vez que cualquiera se te acerca pareciera como si desearas colocar una mina antipersonas a tu alrededor. Es así con todos, menos conmigo"

Era la primera vez que Taehyung admitía en voz alta la preferencia que  tenía por él. Así que no era tan ajeno a su alrededor, después de todo.

Jungkook se mordisqueó el labio ansioso.

"Sí, menos contigo" murmuró. "Y sabes por qué, hyung. Porque hay demasiadas cosas que me encantan de tí" tomó un segundo para cruzar los dedos. Era ahora o nunca. "¿Hay algo que te guste de mí?"

La nuez de Adán del pelinegro descendió, pero su respuesta fue tan rápida que sorprendió a ambos.

"Tus labios"

"¿Qué?" Jungkook aún lo estaba procesando.

"Tu labio superior es más delgado que el inferior, hacen que formes pucheros a cada rato" mantuvo el mismo tono bajo, con la mirada congelada en los belfos opuestos. "Me gustan tus labios"

Cómo alguien podía seguir pareciendo tan ingenuo como un querubín a la vez que dichas frases salían de su boca, escapaba de la comprensión de Jungkook.

Pero bien, sea como sea, al demonio las sutilezas.

"¿Te gustaría besarlos?"

Taehyung se echó hacia atrás como si de una rana a la que le hubieran echado sal se tratase. Luego vio la duda en su rostro, y la vergüenza le golpeó cómo un balde de agua con hielo.

¿En qué estaba pensando al preguntar aquello? Ya se estaba inventando mentalmente cualquier excusa para abrir la boca y soltarla, pero Taehyung se adelantó.

"Nunca he besado a nadie" tenía la punta de las orejas rojas. "No sabría cómo hacerlo"

"Yo podría enseñarte" Jungkook se relamió los labios con anticipación y alivio.

"¿Tú sí has besado antes?" inquirió el pelinegro con recelo mal disimulado.

"No, pero parece fácil" contestó encogiéndose de hombros. "Al menos en las pelis no parece que los actores se compliquen tanto"

Taehyung se rió, pero no dejaba de pasar sus manos sudadas por el pantalón.

Jungkook tomó con delicada mesura el rostro del mayor en ambas manos.

"Cierra los ojos, hyung"

Hizo lo pedido, tratando de dejar sus manos quietas sobre los muslos y que su corazón normalizara sus latidos.

Pronto, sintió una suave respiración sobre sus labios sellados, un limpio olor a lavanda llegó hasta sus fosas nasales relajándolo de inmediato. Había hecho de ella su flor predilecta. Olían como a Jungkook.

Concentrado en inhalar ese aroma, casi había conseguido calmar su pulso del todo. Hasta que sintió otro par de labios cerrados presionar los suyos, entonces su pulso se disparó rayando en taquicardia, pero si le dolía el pecho, entonces no lo estaba sintiendo.

Saber la tersura de su boca, su suavidad al tocar la suya, su calor, y el calor de la cercanía de Jungkook junto a él, y de sus manos acunando sus mejillas lo adormecía todo. Toda sensación ajenas estas.

Y le hicieron darse cuenta de que había deseado muchas veces atrás besar estos mismos labios.

Antes de que pudiera ahondar más en ese conocimiento recién llegado, el castaño se distanció y ambos abrieron los ojos de a poco.

Mientras Jungkook escaneaba el rostro del mayor buscando cualquier señal de disgusto, Taehyung le observaba de igual forma con miles de dudas al respecto y el pulso latiéndole en los oídos.

"Estás muy rojo, hyung" valoró Jungkook con una mueca preocupada en el rostro. "¿Me sobrepasé? ¿Te hice sentir incómodo?"

El castaño estaba en el Edén luego compartir su primer beso con Taehyung que no había reparado en nada más, sin embargo ahora contemplando la mirada esquiva en sus ojos turbados, temió que tal vez esto haya sobrepasado a Taehyung y su amistad se viese dañada a causa de su egoísta impulso. El que Taehyung le apartase le haría el corazón pedazos.

Por eso, al ver como el pelinegro negó algunos segundos después a su pregunta se permitió dejar ir la ansiedad.

"Estoy bien, solo..." habló sobando despacio el lado izquierdo de su pecho. "Estoy un poco confundido quizás, no creo que una amistad incluya besos en la boca. Pero me gustó"

Jungkook quiso replicar que para él nunca fue un simple amigo, que sus intenciones iban mucho más allá de lo fraterno. Y que habría intercambiado todo lo que tenía a su alcance por siquiera un roce de esta cercanía.

En cambio, se encontró diciendo.

"¿Quieres intentarlo de nuevo?"

Taehyung no estaba seguro de que esto fuese correcto, ni siquiera sabía si dos chicos podrían ser así de íntimos, ¿eso estaba bien? Qué pensarían sus padres al respecto.

Entonces cuando miró al menor, con sus labios rojizos de tanto morderlos por la expectación anhelante y sus ojitos brillantes, decidió que tantos cuestionamientos no eran buenos.

"Quiero" le dijo.

Jungkook se acercó hasta casi rozar su nariz con la propia. Esta vez aferró una mano a su hombro, y esta vez, sus ojos se cerraron al unísono a la par de sus belfos encontrándose.

Era distinto al beso anterior, por mucho.

El menor, en un intento experimental, abrió un poco más sus labios haciendo que Taehyung imitara el gesto, perdido en la forma en que encajaban. Por instinto, llevó sus manos a la cintura de Jungkook, deseándolo más cerca.

El castaño dio un pequeño respingo, sorprendido ante la iniciativa de su mayor, pero rápidamente se vio reemplazado por una alegría desbordante.

El beso era torpeza y delicadeza. No había nada más allá de un cariño puro y la inocencia de un par de adolescentes de catorce años que entregaban su primer toque de labios.

Ambos se separaron tratando de recuperar aire y el color normal en sus mejillas.

Entonces un pensamiento consternó a Taehyung.

Había entregado su primer beso a su amigo, un niño, no una niña. Y lo más desconcertante de todo, no sólo lo había disfrutado, sino que quería repetirlo muchas veces más. Y no con una niña, no.

Al igual que él, Jungkook también había otorgado su primer beso a otro chico, pero no parecía tener el menor problema con ello. Lejos de eso, parecía feliz, y saciado, y... Recordó la conversación previa que tuvieron minutos antes de que su sesión de mimos comenzase, las palabras que Jungkook le dijo.

Y el conocimiento se instaló en su cabeza ya demasiado saturada.

"Tú gustas de mí" declaró lentamente.

Jungkook paró de sonreír y estudió con cuidado el rostro de Taehyung, localizando algún indicio de repugnancia, miedo o rechazo. Mas solo había un estado de estupor comprensible.

Aunque su hyung le tomó con la guardia baja, fue como si un peso se liberara de sus hombros, y estaba agradecido por ello. Sin embargo esas cuatro palabras ni siquiera los acercaban a lo real.

"Yo estoy enamorado de ti" corrigió con su mirada fija en los ojos contrarios.

Esos ojos, esos preciosos ojos como la esmeralda, expresaron total confusión. Y una pizca creciente de júbilo.

"Pero... no lo entiendo ¿Desde hace cuánto?" farfulló.

"Desde el tiempo suficiente como para saber que eres el amor de mi vida"

El pelinegro seguía aún masticando esta nueva información, que tanto su cerebro y corazón luchaban por asimilar. Más uno que el otro.

¿Cómo no se había dado cuenta antes?

"¿Por qué nunca me dijiste?"

Jungkook se encogió de hombros tímido.

"Traté de enviarte señales pero eras distraído"

Bien, distraído sería una subestimación, pero ya no importaba.

El pelinegro frunció el ceño, mirando sus Vans balanceándose contra el baúl. El enloquecimiento que había previsto no estaba ocurriendo, en su lugar, se topó con que estaba más feliz que de costumbre.

Él estaba bien con Jungkook apreciándolo de esa forma. No quería que le dedicase su tiempo a alguien más. No quería que fuese gentil con alguien más como lo era con él. No quería que besara a nadie más que no fuese él.

Taehyung se preguntó qué decía eso sobre su persona.

"¿Y yo te gusto, hyung?" el menor expuso el dilema que su consciente nunca se había planteado pero su subconsciente al parecer aceptó hace tiempo.

"No lo sé" respondió tras unos segundos.  "Pero nunca he estado tan contento antes de esta noche. Eso tiene que significar algo"

"Significa mucho, para mí" dijo con una sonrisa amena.

Él se conformaría con eso, al menos Tae no le era indiferente a sus sentimientos como en un principio pensó que sería. Su hyung estaba desorientado, en un terreno emocional completamente nuevo para él; solo necesitaba uno que otro empujoncito, y tiempo.

Jungkook tenía todo el tiempo y la paciencia del mundo para el pelinegro.
De a poquito, conseguiría el completo amor de Taehyung sin espacio a dudas. Y un día llegaría a amarlo tanto como Jungkook lo hacía.

"Aquí están" el tono vocinglero de Jimin los sobresaltó. "¿Qué están haciendo? Llevamos cinco minutos esperándoles abajo" exclamó entrando al dormitorio abandonado, un Yoongi inexpresivo tras él con Dahyun casi pisándole los pies.

"Oh, por Dios. Si es una eternidad" habló Jungkook ayudando a Taehyung a enderezarse, con el grito de Jimin casi se cae del baúl. "Un poco más y echas raíces"

El pelinaranja ignoró por completo su sarcasmo, concentrándose en la bolsa donde llevaban los supuestos objetos embrujados.

"¿Eso es todo lo que han encontrado?" preguntó echando un vistazo dentro, para después agregar alegre. "Van a perder"

"¿Soñar despierto es un daño colateral por caer de la cuna cuando eras bebé acaso?" bufó el castaño en respuesta. "Yo nunca pierdo, Park"

"Sí, claro. Lo que digas" dijo apuntando su linterna hacia su mejor amigo. "¿Por qué Taehyung está tan rojo? Ni siquiera hace calor aquí"

"Estábamos en nuestras cosas de novios cuando interrumpiste, idiota" le reprochó el menor molesto, ocasionando que todos abrieran los ojos, incluso el propio Taehyung.

"¿Novios?..." preguntó Yoongi anonadado.

"Sí"

"¿Somos novios?" le preguntó Tae en voz baja. "¿Desde cuándo?"

"Desde que nos besamos"

"Pero... ¿Eso no se pregunta primero?" expresó confuso.

"¿Vas por ahí queriendo besar a cualquiera?"

"Claro que no" contestó el pelinegro de inmediato.

"Entonces somos novios" le repitió el menor obstinadamente.

Jimin trató de esconder una creciente sonrisa, mientras tomaba a Yoongi del brazo.

"Muy bien, tortolitos. Mi enhorabuena, pero ya me quiero largar de aquí" anunció dirigiéndose a la salida.



Iban de camino a casa finalmente, luego de haber dejado a Dahyun, Yoongi y Jimin en sus respectivos hogares, ya que vivían más cerca.

Bueno, Jimin se quedaría a dormir en casa de Yoongi. Esos dos tenían una afición bien rara de ver reality shows japoneses hasta casi amanecer. ¿A Yoongi no le importaba dormir en el sofá? Si siempre se estaba quejando del dolor de cuello, entonces por qué no le decía a Jimin que durmiese ahí en su lugar. O en su casa, para empezar.

Hay que ser idiota, seriamente. Por qué tendrías que sacrificarte en tu propia casa. Jungkook no lo entendía.

Cuando sus tíos vinieron desde Busan por Navidad el año pasado, su padre infló colchones para ellos en la sala. Un poco apretados todos, pero eran visita en casa ajena a fin de cuentas. Incluso sus primos tuvieron el descaro de pedirle  dejarles dormir en su habitación. Obviamente les cerró la puerta en la cara, esto no era una pijamada. Y conociéndolos bien, se harían con su cama apenas pusiesen un pie en el cuarto.

Echó un vistazo hacia abajo cuando el dorso de la mano de Tae rozó el suyo. Entonces pensó que tal vez no le importaría dormir en el piso si su hyung se quedaba a pasar una noche en su casa, o varias noches. Jungkook amaría eso.

Así que con la osadía que le caracterizaba, entrelazó sus dedos con los contrarios, llamando la atención de su mayor.

"¿En qué piensas? Has estado callado durante todo el camino" le preguntó.

"Nada, es solo que... Dijiste que somos novios ahora. No estoy seguro de cómo mamá se lo vaya a tomar"

Jungkook se mordió el labio inferior en un gesto nervioso.

"Sí, sobre eso... Quizás debí habértelo preguntado antes, pero soy malo conteniéndome con las cosas que quiero" murmuró haciendo uno de sus tantos pucheros. "Si quieres podemos volver a ser solo amigos"

"No quiero. Me gusta que seas mi novio" negó, afianzando el agarre de sus manos.

El castaño le miró con los ojitos brillantes y ánimos renovados.

"Entonces podemos mantenerlo en secreto" propuso sonrojado. "Ella no tiene por qué enterarse"

Kim asintió, volviendo a mirar hacia el frente. Mínimo faltaban dos cuadras para llegar a casa, aún no quería despedirse de Jungkook. Sus padres posiblemente regresarían pasado mañana y entonces se le haría un poco difícil verlo seguido. Y si decía que eran más que amigos ya podía irse olvidando de verlo en absoluto.

No sabía si a su padre le molestaría o no, más le preocupaba su madre. La señora era un poco histérica y extremista.

Aprovecharía todo lo que pudiera el día de mañana junto a Jungkook.

Hablando de mañana...

"¿En qué estás pensando de nuevo?" le preguntó el castaño con una risita, golpeando su hombro con el contrario.

"En que no tenemos un postre para llevar mañana. O mejor dicho, hoy" dijo Taehyung revisando la hora en su teléfono. Eran la una y diez de la madrugada.

"No te preocupes por eso, ya tengo un plan" informó haciendo un gesto desinteresado.

"¿En serio? ¿Cuál?" inquirió Taehyung curioso.

"Tomaremos una tarta de la dulcería de mi padre"

Él mayor se quedó pensativo un segundo.

"¿Eso no sería hacer trampa?"

"Sí" asintió encogiéndose de hombros. "Solo no le digas a Jimin ¿De acuerdo?"

Taehyung rió viendo cómo Jungkook envolvía su mano libre alrededor de su brazo y recostaba la cabeza en su hombro.

Era un poco difícil caminar de esa forma, pero a ambos pareció no importarle. Hacía frío en la noche y Taehyung se concentró en la calidez que emanaba el menor.

Mientras, Jungkook se concentró en solo disfrutar del momento. Dibujando en su cabeza la linda casa que compraría junto a Taehyung cuando se casaran, de que color pintarían las paredes y la cerca, incluso hasta el Pomerania que tendrían corriendo y ladrando de un lado a otro en el césped.

Su sonrisa se ensanchó contra el hombro del pelinegro de solo pensarlo.

Ellos solo eran dos chicos de catorce años aprendiendo a querer. Tenían mucho más que vivir todavía, mucho por ver y enfrentar; el futuro era así de incierto, Jungkook lo sabía. Pero él se esforzaría por cuidar su relación, verla crecer, hacer feliz a su hyung.

Ser feliz junto a su hyung.

Espero hayan disfrutado la lectura, perdonen cualquier error. Gran parte de esto lo escribí de madrugada.

Como dato adicional, este OS tiene una segunda parte, que tendrá su propio apartado.

Pienso que será aún más emocionante que este ya que Tae y Jungkook serán adultos, también sale a relucir con más fuerza esa personalidad hosca de JK, y bueno, el resto ya se irá viendo.

Tengan linda noche todxs y mil y una gracias por leer (⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠)

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