Cap.32: Todo por Amor
Cap.32: Me gusta que seas osada, pero dejame decirte que estás jugando con fuego. (JM) Ves ese granito de frijol que está ahí? (YHN)
¿Qué pruebas son esas doctor?-preguntó Tae, quien estaba a su lado.
Ultrasonido, resonancia magnética. Es solo para comprobar como está funcionando su Sistema Nervioso Central y el Sistema Digestivo.-dijo.
Narra Yoon Hana.
Doctor...Está no es la sala de resonancia magnética.-dije.
Claro que no. ¿Cómo crees que voy a someter al bebé a los rayos X? Eso puede causar malformaciones en el feto en las primeras semanas del embarazo.-dijo.
Ah. No lo sabía.-dije.
Procedamos con el ultrasonido.-dijo.
Me bajé un poco el pantalón del pijama hasta la pelvis y el doctor huntó el gel frío sobre mi abdomen haciendo que mi piel se erizara.
¿Aún no le has dicho al chico? Parece un muchacho responsable.-comentó mientras deslizaba el aparato por mi abdomen ejerciendo algo de presión y miraba a la pantalla con atención.
Sí. Él es responsable. Y No. Aún no se lo he dicho. Él es bailarín y recién le otorgaron una beca en el extranjero con todos los gastos pagos para que cumpla su sueño.No quiero troncharle su futuro brillante y prometedor.-confesé.
Y por eso decidiste cargar con todos los desafíos que trae un bebé consigo y criarlo sola. ¿Qué harás cuando el regrese y te vea con un niño que, para él, no es suyo? ¿Ya lo pensaste?-preguntó.
Ay! Yo no sé qué voy a hacer ya doctor.-dije frustrada y comencé a llorar.
Tranquila Hana. Respira hondo para que te relajes. Inhala, exhala.-dijo e hice lo que me pidió.
Ahora que estás más calmada mira hacia la pantalla del monitor. ¿Ves ese granito de frijol que está ahí?-preguntó.
Sí.-contesté emocionada.
Esa cosita diminuta es tu pequeño.-dijo.
¿Ya puedo saber el sexo?-pregunté alegre.
No. Aún no señorita Hana. Es muy pronto para determiarlo todavía. -sonrió. El embrión ni siquiera está desarrollado aún. Cuando tengas 5 meses es que podrás saber si es niña o niño.-dijo.
Antes de salir de la consulta el doctor me dijo que todo estaba bien, que me siguiera cuidando porque todavía corría riesgos de aborto, y me entregó la foto de mi bebé.
Ya mañana puedes ser dada de alta.-dijo y se marchó.
Besé la fotografía y la guardé en la copa de mis ajustadores. Así Tae no se daría cuenta.
¿Y bien? ¿Qué dice el doctor?-preguntaron Tae y Jungkook a la vez.
Déjenme entrar primero a la habitación, ¿no?-dije.
Me senté sobre mi cama.
Dijo que no había ningún problema conmigo. Que mañana mismo nos podemos ir.-dije.
Eso es bueno amor.-dijo Tae y besó la punta de mi nariz.
Amor. Voy a ir por algo de comer. Mi estómago está en blanco. ¿Quieres que te traiga algo?-preguntó.
Sí. Galleticas de Jengibre.-dije.
Pero si a ti nunca te han gustado.-dijo.
¿Quién dice que no?-dije enojada.
De acuerdo, de acuerdo. No te pongas así. Enseguida vuelvo.-dijo y salió por la puerta.
Yah, Hana! Pienso que no había necesidad de ponerse así de agresiva por unas galletas de Jengibre.-dijo Kook.
Es que me gustan tanto y él es tan preguntón. Yo quiero comerlas y punto.-comencé a llorar.
¿Y ahora por qué lloras Hana?-preguntó.
No sé. Ni yo misma entiendo estos cambios tan bruscos de humor.-dije.
La comida ya llegó.-anunciaron las enfermeras.
Nada más sentí el olor de la sazón de la carne mi estómago se revolvió y me tuve que bajar rápido de la cama tapando mi boca para no vomitar el suelo.
Nada más entré al baño abrí la tapa del inodoro y boté todo.
Narra Jungkook.
Hana se estaba comportando rara, primero sus cambios de humor, luego salió corriendo como el mismísimo correcaminos hacia el baño. Desde afuera se podía escuchar que estaba vomitando.
Me levanté con mucha dificultad de mi camilla.
Toqué la puerta.-¿Hana? ¿Estás bien?-pregunté desde afuera.
Las enfermeras también estaban preocupadas por lo que esperaban expectantes una respuesta de mi amiga.
Sí. Solo vete a descansar.-dijo y volvió a sentirse el sonido de una arcada.
Suspiré y miré hacia el suelo.
Umm...¿Qué es eso?-dije mirando a lo que parecía una foto en blanco y negro.
Enfermera Go.-leí en su placa.-¿Podría alcanzarme esa foto que está en el suelo? Es que no me puedo agachar por los puntos.-dije.
La enfermera sonrió y sin rechistar me la alcanzó.
Aquí tienes.-dijo.
¿Esto es..?-comencé a decir.
Un ultrasonido.-completo la frase la enfermera que se apellida Go.
Muchísimas felicidades joven. Va a ser padre.-dijo la otra.
N...No ella es mi amiga, no mi novia.-aclaré.
Sí claro. Tu amiga con derecho, porque la dejaste barrigona.-dijo la enfermera Go con una sonrisa burlona en el rostro.
Escuchamos el sonido del retrete tragando y las enfermeras decidieron irse.
Mejor nos vamos para darle un momento de privacidad a la pareja. Suerte con eso amigo.-dijo la enfermera Go y entre risitas se marcharon.
Hana salió del baño con la cara húmeda y algo pálida.
Hana...Esto es...-le mostré el ultrasonido.
Ella se sobresaltó.-¿Qué haces con eso? Devuélvemelo.
Eso hice. Se lo di.-Hana...sabes que deber...-fui interrumpido.
No se lo digas a Tae. Es por su bien. Parris Goebel le otorgó la beca con todos los gastos pagos. No puedo decirle sobre el bebé, o no se va a ir. Tú bien lo conoces.-dijo.
Hana...Yo pienso que lo más importante en estos momentos son tú y la criatura que viene en camino. Si yo fuera Tae estaría muy enojado si no me dijeran que estoy a punto de tener un hijo con la persona que amo.-le di mi opinión.
Jungkook...Voy a confiar en ti. Confiaré en que no se lo dirás.-dijo.
De acuerdo. Guardaré el secreto porque te entiendo.
***
El ajetreo en la habitación me despertó.
Hana se iba hoy, así que su mamá, Suga y Tae estaban aquí para llevarla a casa.
Adiós galleta mutante. Ya no voy a ser más tu compañera de habitación.-dijo Hana sonriendo a todo el ancho que su boca le permitía.
Yah! ¿Acaso es tan malo ser mi compañera de habitación?-pregunté haciéndome el cabreado.
No es eso. Estoy feliz porque ya no tengo que soportar más el olor a hospital, pero no te preocupes. Prometo venir a verte.-me guiñó un ojo y salió por la puerta de la habitación.
Hasta ahorita Jungkook. Más tarde paso a darte una vuelta.-dijo Suga con su típica cara póker preocupado y salió con Hana.
La madre de Hana me dejó una cesta de frutas.
Eres un buen muchacho. Mejórate pronto.-dijo y se marchó.
Hasta luego men. Cuídate y no hagas trastadas. Yo también vendré a verte de vez en cuando.-dijo Taehyung aplicando un masaje en mis hombros.
No te preocupes. No tienes que venir. Sé que a partir de ahora vas a estar muy ocupado.-dije.
¿A qué te refieres?-preguntó enarcando una de sus cejas.
A nada en especial. Solo lo sé. Tienes que comenzar a entrenar más y hacer tus maletas.-dije.
A ya. Era eso.-dijo.
Sí. Eso.-contesté.
Pero... Cómo lo sabes? Hana te dijo lo d la beca?-preguntó.
Sí. Fue ella.-contesté.
No te preocupes men. Vas a mejorar a tiempo para poder viajar a L.A. sé que te otorgaron una beca también.-dijo.
Pero quién te lo dijo?-pregunté.
Tengo mis contactos.-dijo y me guiñó un ojo.
《De seguro fue Hana. Se lo dije ayer.》
Por cierto...Ya me voy. Hana debe ya estar estresada esperándome y Yerin no quiere entrar hasta que yo no me vaya.-dijo.
¿Yerin está allá afuera?-con solo escuchar su nombre mi corazón se aceleró.
Sip. Adiós.-dijo y me dio la espalda para irse.
Se volvió a dar vuelta. -Ánimos hombre. Eres fuerte.-sonrió.
Sí. Sí. Acábate de ir.-le dije.
¿Me estás botando?-preguntó fingiendo estar indignado.
Nop. ¿Qué Hana no te está esperando?-pregunté.
Cierto...Ya me voy.-dijo y salió por la puerta riéndose. Finalmente se marchó.
Min Gyuri.
Fui a bañarme luego de recibir la llamada de Jimin de "Buenas noches."
Luego de unos minutos salí y me puse mi pijama de seda, color perla, y saqué el secador de pelo.
Me había lavado la cabeza. Mis puntas azules ya estaban casi desteñidas.
Me senté frente al espejo y comencé a desenredarme el cabello, parecía que tenía un nido de pájaros en la cabeza.
Justo cuando terminé de acomodar el enredillo de mi pelo, sonó el timbre de la casa.
¡Qué raro! No estoy esperando a nadie.-murmuré y agarré mi bata de seda, que hace juego con mi pijama para cubrirme un poco.
Bajé las escaleras y en el momento justo en el que mi pie derecho golpeó el último escalón volvieron a tocar el timbre.
¡¡¡Ya voy!!!-grité y corrí a abrir la puerta.
Mi sorpresa fue grande cuando vi a un precioso Jimin frente a mí.
Sus ojos comenzaron a escanearme de pies a cabeza. Se mojaba los labios con saliva y se los lamía como si de un dulce se tratara. La sangre empezaba a acumularse en mis mejillas.
Me gustaba la manera en que su mirada cálida recorría mi cuerpo. Me hacía sentir deseada y hermosa. Ya me comenzaba a acalorar y Jimin no decía ni una sola palabra.
¿De esa manera ibas a abrirle la puerta a un extraño?-su tono de voz sonaba algo molesto.
De alguna manera Jimin siempre lograba sacar mi lado oscuro.
Es que no me dio tiempo a cambiarme. Mira el lado bueno, resultaste ser tú, no un extraño.-dije y lo besé. Sus labios se veían tentadores. No pude evitarlo.
Aigoo! Tú, pequeña traviesa. Siempre saliéndote con la tuya. Eres la que siempre toma la iniciativa. Me gusta que seas osada, pero dejame decirte que estás jugando con fuego, y eso no es bueno porque te puedes quemar.-dijo y me agarró luego por la cintura para atraerme a su cuerpo y entró.
Cerramos la puerta tras nosotros y nuestra sesión de besos candentes inició.
Esto no iba a terminar bien hoy. Lo besé salvajemente en la boca.
Él gimió y enredó sus manos en mi cabello mojado. Ladeó la cabeza para profundizar más el beso. Controlé el beso.
Le mordí el labio inferior, tiré de su lengua para tenerla dentro de mi boca y la succioné con fuerza antes de zambullirme por completo en su calor. Cuando rompimos el beso, los dos respirábamos pesadamente. Mi bata de seda había caído de mis hombros, ni sé en qué momento.
Maldita sea Min Gyuri.-susurró.
¿Hice algo mal?-pregunté preocupada.
Nadie se compara a ti. Metete eso en la cabeza.-dijo y se alejó de mí.
Miré en dirección a su pantalón. Parecía que iba a estallar.
Park Jimin.
Joder! Ese beso me sacó de mis sentidos. Eso fue alucinante. La punta de los pezones de Gyuri se marcaban por encima de su pijama, sus labios rojos, su respiración errática, y sus hombros al descubierto me tenían tentado. Estaba duro como una roca, pero no podía hacer nada.
Quería respetarla, mostrarle que con ella todo es especial, darle a entender que con ella es más que deseo sexual, a ella la amo de verdad.
¿Qué ocurre Jimin?-preguntó y caminó hacia mí.
¡Aléjate!-demandé, ella se detuvo en seco y abrió los ojos como platos.
Necesito un momento.-dije y me di la vuelta para caminar hacia el baño. Necesitaba calmar a mi amiguito primero.
Entré al baño y lo primero que hice fue echarme agua fría en la cara.
Cada vez que la imagen de Gyuri venía a mi cabeza me ponía más duro y eso me dolía.
Gyuri entró al baño preocupada.
Jimin...¿Qué te sucede? Estás actuando raro. ¿Estás bien?-preguntó.
Estoy bien. Pero que estés tan cerca de mí no ayuda mucho.-dije agitado, la punzada en mi entrepierna no se detenía.
Ella volvió a mirar en dirección a mis pantalones y se dio cuenta.
Gyuri. Quiero ser diferente contigo. Quiero darte el respeto que te mereces.-tragué saliva con dificultad.
¿Qué pasa si yo no quiero que me respetes?-preguntó.
Gyuri...-murmuré.
Déjame ayudarte con eso.-dijo mirándome a los ojos.
¿Estás segura?-pregunté.
Quiero ayudarte.-dijo y mordió su labio inferior de manera nerviosa.
Desabrochó mi cinto y bajó mis pantalones. Comenzó a dar besos desde mi abdomen hasta llegar a mi ingle y bajó mis bóxers.
Joder!-susurré una maldición.
Ella huntó aceite de bebito en sus manos y agarró mi miembro en toda su longitud. Comenzó a dar masajes ascendentes y descendentes a todo lo largo y ancho de mi glande envíando oleadas eléctricas a todo mi cuerpo.
También tomó mis testículos entre sus manos, no pude evitar soltar un gemido. Empezó a hacer movimientos circulares para tocar luego mi cabeza inferior con la llema de su dedo pulgar.
Mierda! Min Gyuri eres jodidamente genial.-ahogué un grito mordiéndome el labio.
Era tan excitante. Ella estaba haciendo todo esto por mí.
Besó la punta de mi glande y luego le dio un lametón.
Lo metió dentro de su boca produciéndole una harcada que me excitó más aún. Sus mejillas tenían un leve rubor y eso la hacía ver más hermosa.
La tomé de los cabellos para acercarla más a mí y comencé a mover mis caderas pidiendo más.
Así Min Gyuri. Más...joder más.-pedí mientras comenzaba a agitarme más por los movimientos de su lengua. La calidez de su lengua me tenía loco.
Mierda. Ya estaba cerca. Sentía como la vena que recorre todo mi miembro se comenzaba a hinchar.
Apartate Gyuri. Me voy a correr.-dije y ella lo hizo pero no dejó de tocarme.
Aghhh!!!! Joder.-me vine y todo el líquido seminal llenó su mano.
Cuando los espasmos de mi cuerpo se calmaron ella me ayudó a acomodarme el pantalón y me besó.
Gracias Gyuri.-murmuré contra sus labios.
Ella sonrió.-Por ti soy capaz de hacer lo que sea.-dijo y la abracé.
Te dejo para que te laves. Voy a buscar alguna película para ver juntos.-besé su mejilla y salí del baño.
Min Gyuri.
¿Qué era lo que había acabado de hacer? ¿Esa era yo? ¡Qué vergüenza con Jimin! Pensará que soy una cualquiera si no recuerda que ya él y yo habíamos tenido relaciones sexuales antes de irme a Chile.-dije mirándome al espejo.
Había sido excitante, yo también sentía mis piernas débiles y el latido en mi zona sensible no se había controlado aún. El sabor de Jimin en mi boca era tan especial que no quería cepillarme los dientes, pero debía hacerlo por cuestión de higiene.
También necesitaba un tiempo para calmarme.
Me lavé las manos y la boca. También la cara. Pasado un tiempo salí.
Lo encontré sentado en el sofá y el olor a palomitas inundaba el living.
Palmeó el cojín a su lado invitándome a sentar a su lado.
Le dediqué una sonrisa tímida y él agarró mi mano y me sentó a su lado de un solo tirón. Cuando estuve a su lado respiró profundo y pasó su brazo por mi hombro para apegarme más a él.
¿Qué tipo de película te gustaría ver?-preguntó Jimin.
«Definitivamente una romántica no iba a ser. Las hormonas ya estaban lo suficientemente alteradas el día de hoy, o debo decir, la noche.»
¿Y bien?-preguntó al ver que no respondía.
Ooohh...Uhhmmm. No sé.-me encogí de hombros.
Aigoo!-agarró mis cachetes de manera repentina y estuve muy sorprendida.
Me miró a los ojos.-¿Estás incómoda por lo que pasó hace un rato?-preguntó y desvié la mirada por lo nerviosa que estaba.
«¡Rayos! ¿Por qué tuvo que hacer esa pregunta ahora? ¡Qué vergüenza!»-sentía que mi cara iba a estallar de lo roja que, de seguro, se encontraba.
¡Qué linda eres cuando te sonrojas así!-dijo con voz enternecida y pellizcó mis mejillas.
No tienes porqué sentirte avergonzada o incómoda. Lo disfruté mucho. Demasiado, para ser exactos y me ayudaste a calmarme.-dijo aún acunando mi rostro entre sus manos.
«Y tenías que decir eso ahora Jimin. A mí es a la que no estás ayudando en nada. Mi cara no va a aguantar tanto.»
El calor me está comenzando a agitar. Necesito un poco de lejanía de Jimin y no voy a poder soportar.
Me levanté como si su roce me quemara y corrí hacia el multimueble donde estaba el televisor a ver algunos discos de películas que tenía guardados ahí para ver cuál era la más acertada para ver.
Sentí a mis espaldas la mirada cuestionante de Jimin y luego sentí su risa. De seguro entendía cuál era la situación.
Escoge una buena mi pequeña. Voy a la cocina a buscar las rosetas de maíz.-dijo.
«OH Mi Dios. Mi corazón. ¡Me dijo mi pequeña! ¡Ay que tierno!»
Después de tanto buscar decidí escoger una comedia. El ambiente necesitaba que se le quitara la tensión sexual que había en el aire.
No sé Jimin, pero yo sí la sentía.
Apagamos todas las luces y nos sentamos juntitos, bien tapaditos y con un bol de palomitas en las manos.
Deadpool estaba reproduciéndose en el televisor.
Jimin comenzó a dar caricias con su mano en mi cuello. Por Dios eso me erizaba hasta la vida.
Cada vez que tocaba cerca de la ahorta y apretaba un poquito el cosquilleo recorría todo mi cuerpo.
«Mierda. Ese es mi punto débil Jimin.»
Perdí la concentración en la película por completo pero aún así seguí mirando hacia el televisor.
Cuando se detuvo me abrazó y llevó mi cabeza hacia su hombro.
Tomó un puñado de palomitas y se lo llevó a la boca mientras se reía del personaje principal. Yo también hice lo mismo. El filme era realmente cómico.
De a poco los párpados comenzaron a pesarme. Daba pestañeos cortos e intentaba mantenerme despierta, pero no podía.
Park Jimin.
Dejé de prestar atención por un momento a la película y miré a Gyuri. Se había quedado dormida.
«Que tierna eres, Por Dios!»
Posé un beso en la cima de su cabeza y la acosté en mi regazo. La tapé bien y seguí viendo la película.
Cuando acabó, apagué el televisor y cargué a Gyuri en mis brazos y la llevé hasta su habitación.
La acosté en su cama, ella abrió los ojos por un momento para sonreír y luego se acurrucó a su almohada como una niña chiquita. Acomodé su cabello detrás de su oreja y me acosté a su lado, la abracé y dejé guiarme por el sueño.
Min Gyuri.
El olor a pan tostado fue el que me despertó. Me levanté de la cama con pereza e hice el estiramiento matutino haciendo sonidos raros de gato, que ya lo tenía por costumbre.
Me puse mis pantuflas y caminé arrastrando los pies hacia la puerta de la habitación mientras me frotaba los ojos.
Nada más giré el pomo de la puerta, apareció un Jimin con una bandeja con el desayuno y una rosa.
Me froté de nuevo los ojos para comprobar de que no era un sueño o una alucinación.
¡Buenos días princesa!-sonrió radiante, juro que la vista se me encandiló con el brillo de su sonrisa.
Ok. Exageré demasiado. Pero igual, su sonrisa es hermosa.
Le devolví la sonrisa y me recordé que estaba toda desaliñada, con la cara sin lavar y que de seguro tenía un mal aliento que resucitaba a un muerto.
Le cerré la puerta en la cara y fui corriendo hacia el baño de mi habitación.
Lo primero que hice fue mirarme al espejo. Parecía una bruja, que vergüenza. Jimin me vió así. Es la primera vez que me ve al natural acabada de levantar en todo el tiempo que estuvimos juntos antes de irme para Chile.
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