Capítulo 10

__Ahj!_ suspiró pesadamente en el momento en que su frente tocó la mesa de la cafetería de su facultad, tan exhausto y desinteresado que fue irreconocible para su propio amigo.

__Qué te pasa?_ preguntó Nico, sus ojos fijos en Jay mientras mordía su hamburguesa.

__Hey qué harías si tu compañero de dormitorio tiene un gato viviendo con él?_ pregunta Jay dejando a Nico totalmente perdido.

__Qué? Quién tiene un gato? Espera espera. Si tú tuvieras un gato oculto en el dormitorio me daría igual Jay _ su respuesta hizo gruñir a un muy malhumorado Jay Carter.

__Pero va contra las reglas del dormitorio _ refunfuña logrando solo que Nico lo mire como si una persona que no está en su sano juicio se hubiese fugado del manicomio.

__Y qué con eso? _ desinteresado toma un generoso bocado de su hamburguesa __Qué te molesta tanto Jay?_ pregunta lo obvio limpiando sin cuidado alguno las migas de pan y la mostaza pegada a sus labios, la mirada de desagrado en el rostro de Jay fue demasiado graciosa desde su perspectiva__Vamos Jay. Qué tan difícil puede ser vivir con un chico tan lindo como él?_ menciona totalmente desinteresado esta vez tomando un sorbo de su batido.

__Y tú porqué estás solo aquí? Dónde está la mujer que sostiene el collar de perro en tu cuello?_ preguntó Jay totalmente malhumorado, pero su pregunta solo hizo que Nico estallara en carcajadas.

__Mi dueña está en clase. Y tú deja de cambiarme el tema. Vamos dime. Qué es lo que te molesta tanto. Acaso pone música alta y no te deja dormir?_ indagó.

__No..

__Entra en tu habitación sin golpear la puerta?_ continuó él abriendo el envoltorio de su segunda hamburguesa.

__No_ a duras penas le hablaba __Cuántas de esas te vas a comer?_ indagó alzando una ceja en su dirección.

__Hey tengo hambre! Soy un hombre que gasta muchísima energía por las noches _ dijo alzando sus cejas en un gesto sugerente y la mueca de asco en el rostro de Jay fue inminente __Entonces, en lo que estaba. Toma tus cosas sin pedirlas?_ lo vio negar__ Rompe tus cosas?_ lo vio negar nuevamente __Le ha prendido fuego a la casa?_ lo vio negar nuevamente __Te interrumpe mientras te masturbas?..

__No! Qué clase de preguntas haces?_ exasperado Jay lo interrumpe con su cara roja de la rabia y vergüenza, más vergüenza que otra cosa. Nico solo se echa a reír.

__Es que Lukas es tan buen compañero de dormitorio que me la pone difícil honestamente _ dijo mordiendo su nueva hamburguesa.

__Qué dices? No es buen compañero, es el peor. Deja su basura regada por toda la casa, trastes sucios en la cocina, ropa en el sofá. Creí que lo habíamos arreglado, pero supongo que fue mi error por tomar a la ligera sus advertencias_ refunfuña el peli plata.

__No, no lo es. Yo soy el peor compañero de dormitorio que haz tenido y aquí estás pagándome las hamburguesas _ sonrió con sus dientes llenos de mostaza.

__Qué estás diciendo? Yo no...

__Oh si, si lo estás _ Nico lo interrumpe llamando con su mano a una de las encargadas de la cafetería __Disculpe! Póngame otra hamburguesa. Mi amigo paga _ pidió con una sonrisa descarada en su rostro.

__Qué eres? Un mendigo acaso? Porqué comes como uno?_ gruñó y Nico solo se hizo el ofendido llevándose la mano al pecho con dramatismo.

__Así es como pagas por mis consejos? Llamándome mendigo?_ hizo una mueca que devolvió la sonrisa a la cara de Jay.

__Bien, pagaré yo. Prosigue _ pidió.

__Entonces no te molestará que pida otro batido verdad?_ dijo y Jay solo rodó los ojos con fastidio __Supongo que es tan horrible para tí al punto de considerar cambiarte de dormitorio _Jay pestañeó confundido al notar que, no se lo había planteado, y lo más extraño era que, un par de semanas atrás no lo habría dudado.

Por más que lo jodiera admitirlo, él no quería irse.

__No lo hiciste? Entonces no debe ser tan horrible. O no?_ y el maldito de Nico parecía leer sus pensamientos __Yo hice todo lo que mencioné antes, y todo lo que más odias. Y el gato no me parece un gran problema mientras no lo sepa la administración, tampoco es que moleste. Umm qué otra cosa horrible puede hacer Lukas que te saque completamente de quicio?_ adoptó una pose pensativa tocando suavemente su barbilla __Ya se!_ el grito que pegó tomó por sorpresa a Jay.

__Q-Qué? Y porqué coño gritas?_ gruñó.

__Con la reputación que se carga Lukas, si algún día lleva alguna de sus citas al dormitorio te va a matar de un disgusto de seguro _ y aquello hizo que los ojos de Jay se ampliaran con horror.

__N-No_ su balbuceo llamó la atención de Nico.

__Umm? No tengo razón?_ indagó con inocencia.

__Lukas no hará eso. Prometió no hacerlo _ aseguró, extrañamente sus nervios comenzaron a dispararse tan solo de imaginarlo.

__Oh es así? Bueno, también prometió no dejar trastes sucios en la cocina, ni su ropa regada en el sofá. O no?_ las palabras de Nico comenzaban a alterar su falsa calma __Imagina llegar de clase y encontrarlo besándose con un extraño en el sofá del dormitorio. Eso seguro te pondría de los nervios. Pero tranquilo siempre puedes cambiarte de...

El repentino estruendo que hizo la mano de Jay al golpear la mesa lo hizo callar, además de traer la atención de las personas cercanas hacia ellos.

__O-Oye Jay. Estás enojado conmigo?_ preguntó cubriendo las hamburguesas restantes con su antebrazo.

__No_ respondió con un monosílabo frío y seco apoyándose en sus manos antes de ponerse de pie.

__A dónde vas? Estábamos almorzando juntos _ se quejó Nico poniéndose de pie tras él.

__Tú estabas almorzando _ corrigió el peli plata y Nico se quedó congelado en su sitio ante su seriedad __Tengo algo que hacer Nico, me voy _ fue lo último que dijo antes de largarse de allí dejando a su mejor amigo totalmente confundido detrás.

__No puede ser.._ balbuceó Nico volviendo a tomar asiento y centrando su atención en su comida __Será?_ con sus ojos perdiéndose por la puerta, sus pensamientos se perdieron también.

Jay estaba molesto, estaba jodidamente molesto y ni siquiera estaba consciente de la razón.

Un día perfecto, un cielo azul y hermosamente soleado cargado de las más hermosas nubes, la brisa fresca golpeando su cuerpo a medida que sus pasos lo guiaban más cerca del dormitorio que con Lukas Summer él compartía.

Y por primera vez él se sintió inseguro cuando giró el pomo de la puerta ingresando así al espacio que ellos compartían. Las palabras de Nico haciendo añicos su calma en cuanto cerró la puerta tras su espalda y el silencio inundó sus sentidos.

Era demasiado estúpido pensar en ello? Era cierto que lo pondría de los nervios si Lukas realmente llevara alguna de sus citas al dormitorio con él allí, pero había, algo más.

Suspiró dejando su mochila junto al sofá, y tras un cansado gruñido se dejó caer sobre el mullido mueble. Extendió sus manos sobre los cojines y apoyó su cabeza al respaldo del sofá, al instante una suave textura se enredó entre sus dedos.

Un boxer. Era un boxer.

Uno diminuto de color blanco con un oso gris en la parte trasera y la respiración de Jay se atoró en algún punto entre sus pulmones y su garganta cuando sostuvo la delicada y pequeña pieza de ropa interior frente a sus ojos.

Era tan extraño. Ese tipo de cosas solían sacarlo totalmente de quicio.

__Está limpia_ susurró para sí mismo luego de llevar la pequeña prenda a su nariz, el aroma del suavizante de telas inundó su sistema, y él sonrió como un idiota cuando escuchó su puerta abrirse. Dejando el boxer ajeno sobre sus muslos volteó ligeramente su cabeza, consiguiendo así verlo salir de su habitación con el cabello totalmente despeinando __Lukas tú tienes una preferencia totalmente extraña para la ropa interior _ su voz logró sorprender al muchacho a penas vestido que recién despertaba de un sueño reparador.

__D-De qué hablas?_ la voz de Lukas brotó ronca por las largas horas de sueño, y Jay supo que nuevamente se había quedado trabajando hasta tarde en algún proyecto. Lo vio estirar su enorme camisa hacia abajo con el fin de tapar su ropa interior y no pudo contener su sonrisa.

__Podemos hablar?_ dijo Jay poniéndose de pie con la prenda ajena en su mano, y al momento pudo ver la vergüenza subir al rostro de Lukas.

__Dame eso_ con sus mejillas rojas como tomates Lukas arrebató su prenda inferior de las manos del perfecto hombre de presencia sublime que lo miraba con aquella extraña expresión.

__Podemos hablar?_ repitió el peli plata, con calma, tal y como si lo último que quisiera fuera enojar a la hermosa criatura despeinada que tenía frente a él totalmente descalzo y vistiendo tan solo una enorme camiseta que comenzaba a ponerlo de los nervios al deslizarse por su hombro descubriendo así su piel, y un mini boxer igual de lindo que el que había encontrado sobre el sofá.

__N-No_ respondió Lukas en un refunfuño que Jay encontró adorable sin saber siquiera cómo o porqué Lukas Summer ahora le estaba pareciendo tan insufriblemente lindo.

__Porqué no?_ preguntó acercándose tanto a él que pudo oler su fragancia.

__De qué tenemos que hablar tú y yo? Seguramente vas a decirme otra vez que eche a Satán. No quiero hablar contigo. Ya dejé bien claro que no lo haré, tú vete_ dijo el chico frente a él, sus ojos fulminándolo con fuerza, sus labios fruncidos en una mueca cargada en  inconformidad, y todo lo que Jay podía ver era la forma en que sus labios se abultaban y sus pequeñas manos tiraban de la camisa desnudando más su hombro.

Se veía pequeño frente a él, inseguro, vulnerable. Tanto que solo le inspiraba ganas de tomarlo entre sus brazos.

Suspiró. En qué momento había empezado a verlo con esos ojos? Desde cuándo? Desde cuándo lo encontraba tan lindo?

No lo sabía.

Pero cuando su mano se alzó para sostener con fuerza el borde de la camiseta ajena, el cuerpo de Lukas se tensó, sus ojos hermosos evaluaron a fondo su expresión, casi mirando dentro de los suyos, buscando un motivo, un propósito, una razón. La razón detrás del porqué subía su camisa cubriendo su hombro, del porqué sus dedos, ahora desocupados se entretenían tropezando sobre la textura suave de la piel de su cuello.

El corazón que latía así de fuerte, tan fuerte que opacaba el silencio en su cabeza, era el suyo?

No podía ser. No lo creería.

Debía ser el corazón de Lukas Summer. Después de todo, era él quien tenía sentimientos de los dos. Cierto?

Debían ser de Lukas los latidos que escuchaba.

Entonces este nerviosismo también le pertenecía?

Su garganta se secó cuando se perdió en sus ojos, y no supo por cuánto tiempo, pero Jay Carter ni siquiera pudo alejar sus dedos del tacto suave y cálido de su piel.

__En verdad vas a ser tan infantil?_ su boca no le falló cuando preguntó aquello, rompiendo el silencio y apartando su mano de la piel contraria tal y como si el tacto le quemara. El entrecejo de Lukas se estrujó, su mano posándose en el lugar que Jay había tocado antes.

__Solo estoy empezando, no tienes ni idea de que tan infantil puedo llegar a ser _ fue lo último que dijo Lukas antes de volver a internarse en su habitación olvidando totalmente a qué había salido en primer lugar.

Jay tomó un profundo y cansado suspiro y se dejó caer nuevamente sobre el sofá.

Jamás en su vida había sentido el impulso, o la urgencia de abrazar o besar a alguien con quién está discutiendo.

Y su relación con Lukas Summer no fue una cama de rosas para empezar. Pero desde algún punto había dejado de percibirlo como una molestia, como una torpe bola de desorden.

Una vez oyó a alguien decir que podías volverte severamente tonto una vez eras besado por alguien en específico.

Quizá ese alguien era Lukas Summer. Quizá él tenía la habilidad secreta de anular todo su pensamiento lógico y volverlo un idiota que, sin importar lo que Lukas hiciera no podría dejar de verlo con ojos derramados en miel.

Era talentoso, hermoso, con una gran personalidad y siempre estaba rodeado de amigos.

El problema era él, siempre fue él, desde el principio, y ahora también lo era.

Lukas estaba enamorado, y él solo estaba allí, arruinando su inocente amor no correspondido.

Pero... seguía siendo no correspondido?

Seguía siendo él ese amor secreto de Lukas Summer?

Ni siquiera podía presumir de ello.

Un maullido lo forzó a salir de sus pensamientos justo a tiempo para cuando su teléfono celular vibró en su bolsillo anunciando una llamada entrante.

__Umm_ fue lo único que dijo al tomar la llamada, su cuerpo se tensó solo un poco cuando el minino trepó sobre el mueble, viéndolo con ojos fijos totalmente acomodado junto a él.

__Eso es todo lo que tienes que decir? Hace un momento parecía que me comerías vivo_ la voz de Nico sonó demasiado chillona desde el otro lado de la línea.

__No exageres_ pidió, su mano demasiado cerca del pelaje del animal a su lado, su mirada nerviosa viéndolo de reojo, mientras el gato no le quitaba los ojos de encima, tal y como si estuviese midiendo cada uno de sus movimientos.

__No lo hago!_ chilló el otro y Jay supuso que ya había arribado a su propio nuevo dormitorio, de lo contrario ya lo habrían hecho callar.

__Oye_ Nico respondió con un umm__Cómo haces para hablar con una persona que no quiere hablarte?_ indagó, sus dedos dejándose llevar hasta el pelaje de Satán y acariciándolo finalmente pudo deleitarse con su suavidad.

__Es Lukas?_ y Jay se sintió ridículamente atrapado __Asumiré que tu silencio es una afirmación y continuaré _ dijo entre risas, Jay bufó, más no detuvo sus caricias sobre el lomo del animal __Puedes empezar por disculparte si la cagaste _ Jay gruñó al escucharlo __O puedes apretar todas las tapas del dormitorio, así tendrá que buscarte obligatoriamente para pedirte que le abras el bote de Nutela_ dijo y aquello hizo reír irremediablemente a Jay Carter.

Era una idea ridícula, pero sabía que podría funcionar. Lo más ridículo de todo era, que él lo pensó. Pero qué tan difícil era disculparse? Aparentemente lo bastante como para preferir apretar cada tapa del dormitorio con tal de no tener que hacerlo.

Quizá si se había vuelto tonto luego de probar el sabor de su boca.

Realmente había sido el gato de Lukas Summer el motivo de su enojo? No podía ser, no estaría acariciando al animal justo en ese momento si le molestara tanto su presencia.

Le molestaba su incapacidad para reconocer que solo un beso había sido suficiente para tenerlo atascado en sus pensamientos. Le molestaba que la textura de sus labios y el sabor que se quedó registrado en su paladar fue lo suficientemente adictivo para no poder sacarlo de su cabeza.

Le molestaba porque fue lo bastante ridículo como para creer que jamás podría sentirse atraído mínimamente a un chico como Lukas Summer, y sin embargo aquí estaba pidiéndole ayuda internamente a su mascota para que le hablara bien de él a Lukas, como si pudiera comprender lo que pensaba solo con mirarlo.

Le molestaba encontrar encanto en cada una de las cosas que más odió en primer lugar. Y hallarlo tan hermoso que no podía apartar la mirada, le molestaba.

__Oye pero porqué no estás preguntándome el motivo de mi llamada?_ la voz de Nico lo arrastró fuera de sus pensamientos.

__Eh? Lo dices como si lo hiciera siempre _ bufó él haciendo reír a su amigo del otro lado de la línea.

__Pero lo haces siempre _ respondió Nico obligándolo a buscar en sus recuerdos para no tener que darle la razón __Ah vamosss pregúntame, no perdamos la costumbre _ dramatiza y Jay no sabía cómo sentirse al respecto.

__Bien_ suspiró, su mano libre acariciando la cabecita de Satán con suavidad, al parecer era especialmente satisfactorio ser rascado detrás de las orejas __Qué quieres? Porqué me llamas?_ dijo con una mueca extraña, y al momento la risa de Nico le impactó los tímpanos.

__Ah jajajaja en verdad lo hiciste _ se burló __Bien, no puedo decepcionarte _ dijo aclarando su garganta __Esta noche iremos de juerga con los de arte, ya sabes habrá comida, bebida y diversión. Y es perfecto porque mañana no tenemos clases así que podemos beber hasta caer, será genial, tienes que venir _ concluyó de carretilla.

__Oh en serio? No tuvieron un encuentro similar hace poco?_ dijo Jay poniéndose de pie cuando la puerta del dormitorio fue golpeada desde fuera.

__Respuesta incorrecta Jay, ahora tienes que decir que no_ las palabras de Nico lo hicieron bufar, lo estaba fastidiando pero bien.

__No actúes como si te negara cada invitación Nico _ bufó mientras abría la puerta de un tirón, no pudiendo evitar sorprenderse al encontrar allí una cara no tan desconocida.

__No pero es que siempre lo haces. Vamos Jay, ahora yo te digo que Lukas Summer irá y tú me mandas a freír espárragos _ dijo entre risas, pero Jay ya no le estaba prestando mucha atención.

__H-Hola, vengo a ver a Lukas Summer _ dijo el muchacho frente a su puerta con una timidez que le erizó la piel.

__O-Oh...

__Dylan_ la voz de Lukas Summer lo tomó por sorpresa, y cuando se volteó no pudo contener el aliento en sus pulmones, porque Lukas se veía hermoso __Llegaste temprano _ fue lo que dijo Lukas llegando junto a la puerta dejándose besar en la mejilla por el chico, una mirada disimulada en su dirección y Lukas estaba regresando a su habitación __Dame un momento, en un minuto estoy contigo _ gritó desde su habitación, y la sonrisa que cruzó los labios del chico dejó a Jay helado.

Era aquel chico, el mismo chico con el que Lukas conversaba animadamente en el club, el mismo chico que habían conocido en un café, y cuyo nombre Sophie no recordaba.

__Umm disculpa mi falta de educación, soy Dylan Martin_ dijo extendiendo la mano en su dirección, y Jay se sintió mal al no querer tomarla, así que lo hizo__ Soy amigo de Lu _ y aquello fue suficiente para hacerlo soltar la mano ajena como si hubiera acabado de tocar algo muy asqueroso.

Molesto porque aquel muchacho tenía el derecho de llamarlo Lu, porque Lukas le había dado ese derecho.

__Jay, Jay Carter _ dijo ante la atenta mirada  achocolatada del otro quien solo sonrió tontamente una vez más.

__Lo sé, Lukas me ha hablado un poco sobre tí _ dijo con una sonrisa de hoyuelos y el corazón de Jay se estremeció__Nunca he vivido en dormitorios, pero sé cómo funciona así que no tienes de qué preocuparte. Lukas no volverá tarde esta noche_ dijo y Jay arqueó una ceja en su dirección __Jiji yo también me enojaría si mi compañero de dormitorio llega tarde y haciendo ruido interrumpe mis horas de sueño, por eso lo digo_ ríe nerviosamente __Estoy decidido a evitar peleas entre ustedes, no quiero ocasionar ningún problema _ Jay bufó. Porqué hablaba tanto?

Supuso que no eran buenas las cosas que Lukas había dicho sobre él, no si este tipo estaba de pie frente a él balbuceando tanta tontería.

__Nos vamos _ Lukas reapareció tras ellos, y Jay no supo por cuánto tiempo contuvo la respiración para que el aroma delicado y delicioso de Lukas no se metiera en su sistema __Dejé comida para Satán junto al refrigerador, él no es agresivo ni nada así que no será un problema mientras no lo molestes_ fue lo último que dijo volteándose hacia él antes de prácticamente cerrar la puerta en su cara.

Molestar a un gato? De verdad, qué clase de persona se creía Lukas Summer que era él?

Tan desagradable había sido convivir con él hasta ahora?

Recostó su espalda contra la puerta cerrada y, solo entonces se permitió aspirar la fragancia de Lukas perdida en el aire, lo único que él dejó detrás.

El gato se enredó entre sus piernas acicalándose contra la tela de su pantalón tal y como si supiera cuan derrotado él se sentía. Y Jay suspiró recordando que jamás cortó la llamada que mantenía con Nico minutos antes.

__Estás bien?_ fue lo primero que le oyó preguntar en cuanto colocó el aparato en su oreja.

__Si_ respondió él en un suspiro, repentinamente todo su ánimo se había ido por el caño __Pero tienes razón, no quiero ir_ dijo y esta vez fue Nico quien suspiró.

__De acuerdo, sabes que estoy aquí para tí. Verdad?_ dijo, con un extraño tono serio, incluso preocupado y Jay sonrió.

__Lo sé. Voy a ducharme, luego hablamos _ dijo despidiéndose y cortando finalmente la llamada.

Y allí estaba él ahogándose en suspiros y en la fragancia de Lukas Summer en la soledad de aquel dormitorio, mismo que sin él, se sentía silencioso, de una forma asfixiante.

Como si pudiera escuchar sus pensamientos el gato maulló, y Jay no entendía cómo podía creer que, el mismo animal al que él había rechazado activamente estuviera ahora haciéndole compañía, casi como si fuese consciente de su soledad.

Una refrescante ducha y él estaba intentando lavar su vergüenza bajo la lluvia artificial.

Jamás creyó que llegaría un momento de su vida en el que estuviera tomando la cena con un gato como única compañía.

El sofá de aquella sala de estar jamás le había parecido tan cómodo y tentador como en aquella noche en la que el silencio era sofocante.

Antes de siquiera notarlo él se estaba quedando dormido. No quería que pareciera que lo esperaba, pero ciertamente, lo hacía.

Incluso si se acostaba en su propia cama él sabía, que no sería capaz de dormir hasta que Lukas Summer cruzara el umbral de la puerta. Porque él sabía lo que significaba que Lukas no llegara, y ese hecho era algo que no podía tolerar, no esa noche, no sintiéndose tan derrotado como lo hacía.

No supo cuánto tiempo durmió, solo supo que el reloj marcaba la media noche cuando abrió sus ojos, que Satán estaba durmiendo sobre él, y que un extraño quejido con su nombre en él había sido el culpable de apartarlo de los brazos de Morfeo.

Un segundo quejido, más bajo, atropellado, cercano y entrecortado entró en sus oidos, y el animal saltó hacia la puerta como si una alerta se hubiera encendido en su sistema. Y él se puso de pie también, como un resorte. Porque era la voz de Lukas la que escuchaba.

Enredándose con sus propios pies Jay llegó a la puerta y, sin siquiera pensarlo la abrió de un tirón.

La escena que vio le devolvería una mirada cargada en vergüenza, su corazón se oprimió al verlo allí, con alcohol en su sistema y sus temblorosas manos presionándose contra el pecho de aquel muchacho, muchacho que buscaba con insistencia sus labios.

__Lu, estás bien? Quieres algo de beber?_ la voz de Dylan susurró en el oído de Lukas.

__N-No...

__Deberías intentar refrescarte un poco antes de entrar. No queremos que Jay te regañe _ dijo Dylan.

Y Jay estuvo a punto de cerrar la puerta, hasta que lo escuchó.

__J-Jay?_ lo escuchó preguntar, con su voz entrecortada, su cuerpo se veía tan pequeño con su espalda recostada a la pared exterior del dormitorio, sus manos deteniendo a Dylan Martin de acercarse más de lo que ya estaba.

__Así es, Jay. Jay va a regañarte si entras así de ebrio_ respondió Dylan acercándose más, sus narices tocándose.

__J-Jay...

__Si_ Dylan tomó con suavidad la mejilla colorada de Lukas y estuvo a tan solo un momento de tomar sus labios, pero la mano de Jay Carter sosteniéndolo del hombro lo detuvo__Umm Jay?_ dijo cuando se volteó en su dirección, su lengua enredándose tanto que Jay supo cuánto había bebido.

__Qué crees que haces?_ preguntó, sus manos apartando el toque de las manos contrarias sobre Lukas y acabando también con su molesta cercanía.

__Y-Yo...lo siento. No es gracioso? Lukas estuvo llamando tu nombre, y realmente apareciste _ dijo Dylan y Jay bufó.

Eso es porque no es a ti, a quien él desea besar.

__No, no es gracioso _ respondió él tomando la muñeca de Lukas para atraerlo hacia sí mismo __Estás borracho _ dijo evitando mirar los ojos del hermoso chico que tenía a su lado.

__Lo sé...

__Deberías irte a casa. Es tarde, yo me haré cargo de Lukas _ fue lo último que dijo antes de meter a Lukas en el dormitorio y cerrar la puerta tras ellos.

__Agh Jay?_ la voz de Lukas entró en sus oídos, y al verlo tropezarse con sus propios pies se vio obligado a sostenerlo de los hombros poniéndolo suavemente contra la puerta.

__Porqué vas por ahí pretendiendo que eres capaz de besar a alguien que no soy yo?_ dijo, ya sin ser capaz de medir sus palabras. Además, estaba bastante seguro de que Lukas no recordaría ni la mitad de sus palabras __Porqué vas y sales con un extraño? Porqué bebes con él? Porqué dejas que te traiga a casa? Porqué le das el derecho de tomar tus mejillas y llamarte Lu? Porqué él puede besarte? Porqué tú me dejas verlo? No sabes que me vuelve loco?!_ alza su voz golpeando con su palma abierta la puerta justo junto al rostro de Lukas, asustándolo solo un poco.

__J-Jay..._con manos temblorosas sostuvo la muñeca de Jay Carter y, suavemente guió la palma de la mano contraria hacia su propia mejilla.

El corazón de Jay se aceleró tanto en su pecho que estaba seguro Lukas sería perfectamente capaz de oírlo si no estuviera tan perdido en sus ojos como él mismo lo estaba en los orbes contrarios.

Lo acarició, suavemente, sus dedos deleitándose con la textura tierna y cálida de su mejilla. Sus ojos no dejaron de mirar profundo en los suyos, ni cuando él se acercó un paso más, ni cuando sus cuerpos se tocaron, ni cuando sus respiraciones se mezclaron. Ellos no dejaron de mirarse ni cuando los dedos de Jay palparon con delicadeza los suaves y abultados labios de Lukas Summer.

Se acercó hasta que sus narices se tocaron, lo arrinconó contra la puerta, sus cuerpos tan pegados que casi podían fundirse con el otro.

Y él respiró su aroma, bebió de su aire y se perdió en el lago profundo de sus ojos antes de que el primer roce de sus labios lo mandara de cabeza a la más nítida y anhelada de sus fantasías.

__Mgh!_ Lukas gimió contra su boca cuando el beso que inició con las más entrañables calma y suavidad se transformó en una desesperada unión en la que ambos solo buscaban probar mucho más del otro.

Lo rodeó de la nuca y lo pegó más a su cuerpo, las manos contrarias apretando su cintura, su rodilla entre sus piernas, su aliento golpeándolo, su lengua en su boca.

Un beso que los dejó sin aire y los hizo caer a lo más bajo, su espalda resbalando contra la madera dura de la puerta y el cuerpo cálido y robusto de Jay Carter cayendo entre sus piernas como si no tuviera otra opción más que estar pegado a él, como si pudiera abrazarlo con todo su cuerpo, aferrándose a él.

Fue cuando lo supo. Cuando lo tuvo en sus brazos, clavándole los dedos en la espalda, él lo supo. Con su sabor en el paladar y su aire en los pulmones, con su lengua en su boca y los latidos de su corazón contra su pecho.

Él lo supo.

Era imposible no sentir nada.

Él no podía decir, que no sentía nada. No cuando su corazón estaba latiendo así de fuerte contra su pecho, no cuando su cuerpo respondía a su presencia, a cada roce, a cada beso, a cada palabra, reacción, a cada respiración suya.

Y estaba jodido, porque ahora que había probado nuevamente su boca, ya no podía parar.

Ahora que sabía que solo él podía tenerlo así de deshecho en sus brazos, no podía parar de besarlo.

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