Somos un buen equipo
(Escuchar canción en multimedia)
Después de que termino la canción, dejamos que mi madre se quede un momento más en la tumba de mi padre. Lizy consuela a Ed mientras yo me alejo para sentarme en un banco que está cercano. Por ese segundo quiero ser sólo yo con el mundo, y entre la brisa y el frío que comienza a sentirse, a mis oídos llega una suave canción. No sé por qué pero me hace sentir más melancólico.
Y dejándome llevar por el momento no me doy cuenta que el cielo comienza a nublarse. Eso provoca que el aire dirija mi cabello de un lado al otro. El cabello rubio y sedoso se desliza en mi rostro provocándome cosquillas. Y me pierdo, dejo que el tiempo vuele, dejo que nada me preocupe, sólo pasa. Es como si no estuviera en el aniversario de la muerte de mi padre.
Pero este ambiente se termina cuando de repente siento y escucho como la banca cruje, al parecer alguien se ha sentado a mi lado.
Sé que es Amy la que se ha sentado, pero no elevo la mirada, sólo dejo que todo se quede en silencio, incluso escucho el sonido de las aves, ya se está oscureciendo y ellas vuelan a sus hogares. Entonces se comienza a nublar mucho más y los truenos comienzan a escucharse desde la lejanía.
—¿Qué haces aquí Amanda? —pregunto pues escucho como comienza a temblar de frío. Sus dientes castañean entre sus labios.
—Aunque no lo creas, sí me importas en serio —dice en voz baja mientras clava sus ojos azules en mí, aquellos ojos que eran míos. Pero sus palabras se clavan en mi corazón.
—Sinceramente no quiero importarte Amanda —digo mientras giro la cabeza y la miro fijamente a los ojos.
Esta vez ella no rehuye mi mirada como siempre lo hace. Esta vez me mira con mucha tristeza en los ojos aunque tiene las cejas muy tensas. No Amanda, no me harás llorar con tu lástima. Ella no sabe por lo que yo estoy pasando, ella no lo entiende.
—Eso ya lo sé Adrian, siempre tratas de humillarme. —¿Humillarla? Sus palabras caen sobre mi cabeza como un balde de agua fría.
¿Humillarla? ¿Así la hago sentir? Pero... ¿quise eso? Digo, el mundo nos ha unido de una manera muy absurda y horrible.
Y cuando intento decirle algo, de repente comienzan a caer unas gotas enormes del cielo. Una lluvia torrencial comienza en pocos segundos. Las gotas caen tibias sobre nosotros por lo que ninguno se mueve, hasta que Amy en mi cuerpo se pone de pie y abre los brazos para que todo el calor del agua tibia la moje. Yo sonrío al verla haciendo eso, no sé las razones pero de repente la tensión entre nosotros se enjuaga con la lluvia tibia. Pero cuando miro a mi al rededor me doy cuenta que el agua se está encharcando demasiado.
—¡Tenemos que irnos! —le grito a Amy pues el sonido de la lluvia es muy fuerte. Sin embargo no me oye, por lo cual la tomo de la mano y la llevo hasta una cornisa. Pero hay mucha gente y no cabemos, todos están resguardados, son las personas que vimos en el funeral de hace rato.
Debido a que en serio necesitamos resguardarnos, uno de los trabajadores del panteón nos dice que en frente está el almacén de las palas y que vayamos ahí. Me alegra que lo diga pues los truenos y relámpagos comienzan a sonar mucho más fuerte, dejándonos un poco asustados.
Aún tomado de la mano de Amy ambos corremos hasta el almacén, el cual está a unos cuantos metros. Literalmente lo veo como un oasis en el desierto.
Acelerados y asustados entramos al almacén, el cual está en lo alto, por lo cual el agua no llegará a nosotros. Tampoco nos estamos inundando, sólo se ha encharcado todo. Y claro que la tormenta eléctrica es una clara señal de peligro, no me gustaría que nos pasara algo.
Con la respiración acelerada cerramos la puerta del almacén y nos vamos hasta el fondo de él. Pero, de repente comienza a sonar mi teléfono, en la pantalla veo el nombre de Ed, así que contesto.
—¿Hola? ¿Dónde están? —pregunto y veo como Amy en mi cuerpo me mira alarmada. Entonces pongo el altavoz.
—¿Amy? Hola, los hemos perdido. ¿Qué pasó con mi hermano? ¿Por qué tienes su teléfono? —pregunta Ed con evidente preocupación.
—No me pasó nada, es sólo que le di mi chamarra a Amy y ahí estaba mi teléfono —dice Amy en mi cuerpo salvando una vez más la situación.
—¿Dónde están? —cuestiona Ed. Esta vez yo contesto.
—Estamos en el almacén de las palas. No se preocupen, estamos seguros. Pero podremos salir cuando deje de llover tan fuerte y no hayan tantos relámpagos. —Ed nos da algunas instrucciones, ya que él, Lizy y mi madre lograron llegar al auto. ¿Por qué no se nos ocurrió? En fin, ahora estamos seguros y dice que nos esperarán en el auto, que no entremos en pánico.
Cuando veo los ojos de Amy en mi cuerpo noto que ella sí está un poco asustada. Pero Ed cuelga y ahora es el celular de Amy el que suena. Es su madre. Ella me pasa su teléfono y yo respondo.
—¿Están bien Amy? Se está cayendo el cielo. Por favor no manejen por ahora. —Tranquilizo a la madre de Amy diciéndole que estamos bien, un poco mojados pero bien. Ella se siente cómoda con mi respuesta y me cuelga.
Uff, vaya día. Y sin darme cuenta comienzo a tararear la canción que escuché hace rato.
—Sabía que tu madre estaba a punto de llamar —digo mientras rio... pero en los ojos de Amy no hay diversión.
Ella sólo se sienta en el suelo y comienza a temblar.
—Creo que al final me dio mucho frío —susurra mientras los dientes le castañean una vez más. Es que ambos estamos empapados.
Así que me tumbo a su lado y comienzo a abrazarla, lo cual se me hace difícil por los brazos diminutos que tengo. Si soy sincero, no me incomoda para nada el contacto de Amy porque está en mi cuerpo, así que no me parece para nada intrusivo o extraño. Además ella necesita calentarse o se enfermará.
—Gracias —susurra aún temblando—, pero quizás esto funcione más.
Por lo que ella me abraza, sus brazos y cuerpo me envuelven provocando que ambos nos comencemos a entibiar. Entonces se me ocurre decir algo.
—¿Te das cuenta Amy? Somos un buen equipo —susurro mientras el olor de la tierra mojada llega a mi nariz. Que delicioso.
—Adrian, claro que no somos un buen equipo, siempre que hablamos terminamos peleando —dice Amy mientras los dientes aún le castañean. Pobre, creo que está muriendo de frío, tenemos que calentarnos ya.
—Claro que no —comento divertido—, tú eres la que siempre ve el lado negativo.
—¿Yo? Tú eres el que siempre me regaña —dice divertida—. Adrian, de verdad no podemos estar así. Ambos estamos metidos en esto.
Sus palabras me dejan pensando, pero ella tiene razón, también está sufriendo y extrañando su vida. Yo no soy el único que despertó en la habitación del otro. Ella también tiene su vida y sus sueños, ella también siente. Y pensando en ello el rostro se me relaja.
—Ya lo sé. Es sólo que no sé cómo reaccionar. Nos tomó de sorpresa a ambos —digo en un susurro.
—Sí, pero yo también extraño a mis padres, mi habitación. Extraño mi antigua vida. —Siento cómo comienza a temblar y esto me preocupa mucho más.
—¿Nos quedaremos así para siempre? —pregunto mientras siento un vacío en el estómago.
Un silencio espectral inunda todo el almacén, sólo escuchamos el golpeteo de las gotas en el techo de madera. Nadie se atreve a dar una respuesta. Entonces escucho el corazón de Amy, está muy acelerado. Pero al mismo tiempo me recorre un sentimiento muy lindo por todo el cuerpo. ¿Alguna vez han oído el latido del corazón de alguien? Es simplemente maravilloso.
—No lo sé Adrian, pero espero que no sea así. Necesitamos volver a nuestros cuerpos —dice mientras siento como una lagrima sale de sus ojos y cae sobre mi cabello—. ¿Al menos podemos ser amigos?
Su pregunta me toma por sorpresa. Lo cierto es que jamás imaginé ser amigo de Amy Callum, pero... ella lo vale. Ella ha sido muy paciente y comprensiva conmigo.
—Amy, yo no tengo amigos —susurro en un tono serio y siento como su corazón se acelera.
—Al menos podemos tratarnos como... —Pero no la dejo seguir hablando.
—Es broma Amy, claro que podemos ser amigos. Creo que tienes razón, los dos estamos en esto y tenemos que apoyarnos. —Noto de inmediato como Amy ha dejado de temblar, ademas de que la lluvia sigue golpeteando el pasto y el techo.
—Pues... me alegra ser tu amiga —comenta Amy entre un tono apagado y feliz—, de verdad me importas Adrian
—¿Por qué? —pregunto y noto cómo se revuelve un poco. Como si tratara de evadir la respuesta.
—Porque así soy —sale de sus labios y no le creo. En fin, después averiguaré sus verdaderas intenciones.
Sea como sea oficialmente me declaro amigo de Amy Callum.
Nos hicimos amigos justo el mismo día de la muerte de mi padre. Jamás olvidaré este momento.
🌸_____________🌸
Nota de la autora:
Hola mis bellas constelaciones, ¿qué opinan de esta historia? Ay no, creo que este capítulo es el que más me ha gustado hasta ahora. Me fascina que ambos ya comiencen a llevarse bien.
Igualmente quiero agradecerles por seguir aquí, muchas gracias por su apoyo, por sus votos y comentarios. ¡Gracias!
Canción: Is this the world we created?– Queen
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