Sin secretos
Pido permiso para ir al baño y aprovecho para hacerle una llamada a Amy. Así que la busco entre mis contactos y espero tres timbrazos hasta que me contesta.
—Hola Adrian —dice con un tono de voz un poco apagado. ¿La habré despertado?
—Hola Amy, ¿cómo estás? No te vi cuando terminaron las clases. —No puedo evitar escuchar un suspiro de su parte. Siento que está un poco preocupada. Pero cómo no estarlo si estamos en el cuerpo del otro y además aún no sabemos cómo resolverlo.
—Estoy muy bien, ¿necesitas algo Adrian? Aún me parece muy raro que me hables. —Su risa entra a mis oídos y yo no puedo evitar reírme.
De repente a la mente me llega el recuerdo de la conversación que estaban teniendo mis amigos. ¿Amy estará enamorada de mí?
—Es que, tengo algo muy importante que contarte pero quisiera verte. ¿Podrías venir por mí al trabajo? —Sin saber muy bien por qué, un nerviosismo recorre mi cuerpo. La incomodidad llega a mí. Ahora no podré sacarme de la mente que Amy está enamorada de mí. Pero, ¿y si no es verdad? En realidad ella es buena y amigable con todo el mundo. Seguramente sólo quería ser amable conmigo.
—Claro, pero tardaría un poco porque tengo que tomar el transporte público —comenta y no puedo evitar reírme. Yo tengo una mejor idea.
—Amy, ¿sabes conducir? —pregunto mientras tengo una sonrisa pícara porque quiere comprarse un auto, supongo que ya tiene idea de cómo manejar.
—Sí, pero aún no tengo licencia... además de un auto. —De repente imagino su rostro confundido y vuelvo a reírme. Ya basta de reírte Adrian Cassavets.
—No te preocupes Amy, dile a mi madre que te lo preste. Dile que si puedes ir por unas hamburguesas a Betty patitas, de inmediato te dirá que sí —comento mientras me paso la mano por el cabello rubio de Amy.
Entonces elevo la mirada y me veo en el espejo. Veo el rostro de Amy y descubro una vez más el verde tan lindo que tienen sus ojos. Sus enormes pestañas y ojos redondos resaltan en toda su cara. Y sin darme cuenta me pierdo en sus rasgos. Ella no es fea, para nada fea. Además tiene una sonrisa muy adorable. ¿Por qué de repente pienso en esto? Basta, basta.
—¿Adrian? —La voz de Amy llamándome me despierta de aquel sueño en el que me sumergí por sus ojos—. ¿Me oyes?
—Sí, perdón, es que me distraje. Se me estaba cayendo la botarga de Betty patitas —digo mintiéndole con una risa muy nerviosa. Ya deja de reírte.
—No te preocupes, te estaba diciendo que llego en unos quince minutos. Disfruta la botarga y por favor no la dejes tan apestosa. —Amy acaba con la llamada y yo dejo salir un suspiro. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba reteniendo la respiración al hablar con ella.
Así que dando un vistazo nuevamente al espejo, me retiro el cabello de la cara y vuelvo a ponerme la botarga. En cuanto llegue Amy me iré a cambiar.
Después de darme una ducha en desodorante, salgo del vestidor y guardo la botarga en una bolsa negra. Cada vez que la uso tengo que llevarla a lavar. Me alegra que sean muy veloces pues cuando vuelvo a necesitar esta enorme botarga siempre me la tienen lista. Me pone muy feliz que haya personas que se preocupen por todos los que debemos tener este trabajo tan sudoroso y mal pagado.
Al encontrarme en el pasillo del establecimiento veo a Amy quien me espera en una banca mientras se comienza a tomar su refresco. Se ve tan graciosa. Cuando me mira se pone de pie y hace un movimiento de cabeza que me indica que la siga.
—¿Fue difícil estacionarte? —digo mientras recuerdo la terrible habilidad de Amy de estacionarse. Cuando yo estaba bailando como Betty patitas ella estaba como una loca intentando entrar al cajón del estacionamiento. Fue demasiado gracioso.
Cuando comienzo a reírme me doy cuenta que ella se sonroja y entonces me extiende las llaves del auto.
—Si quieres mejor conduce tú —comenta mientras agacha la cabeza. Ay no, de nuevo he metido la pata. Pero no digo nada más, solo me limito a tomar las llaves y mirar hacia el frente.
Al llegar al auto y meternos, enciendo la radio y comienza a sonar una canción muy pegajosa. Amy Lanza un chillido y comienza a cantarla.
—¿Qué haces Amy? —pregunto mientras enciendo el auto y me echo de reversa para salir de este lugar y por fin llegar a la casa de Amy para descansar. Aunque antes quiero hacer algo.
La chica me mira y comienza a cantar más alto. Hasta que se da cuenta de lo que hace y se queda con una mirada muy triste.
—Hey, ¿por qué te detienes?
—Esta canción me hizo recordar cosas —dice con la voz baja pero moviendo los dedos al ritmo de la canción.
—¿A tu crush? —pregunto sin siquiera pensar muy bien en mis palabras.
Mi comentario provoca que Amy se ponga más roja que un tomate. Es que la canción habla de los crushes. Y al terminar la canción el presentador dice que se llama Crush Culture. Vaya, pobre Amy, ya la puse muy incómoda. Pero me responde.
—Creo que sí, digo, todos tenemos a alguien especial, ¿no lo crees? —Ella se lleva a la boca el popote para succionar el refresco del vaso y yo comienzo a pensar una vez más en la conversación de los chicos.
Entonces, una vez más pregunto algo demasiado bobo.
—¿Estas enamorada? —Amy tose y me doy cuenta que se comienza a ahogar—. Levanta los brazos Amy, ¿quieres que me detenga?
Ella niega con la cabeza y yo sigo conduciendo hacia la playa. Queda a unos cinco minutos de acá y quisiera estar ahí por lo menos un rato.
—Sí —dice cuando se recupera de su ahogamiento—, estoy enamorada. De un chico del trabajo. Pero claro que no quiero hablar de esto contigo.
Dice demasiado convencida además de lanzar una risa nerviosa. Entonces recuerdo a aquel chico atractivo de la caja registradora. Bien, sí, está bien, supongo que es mentira lo que dijeron los chicos. Claro que Amy no está enamorada de mí. Perfecto, esto hace las cosas mucho menos incómodas. Así que lanzo un suspiro de alivio.
Después de esos minutos de incomodidad al fin llegamos a la playa. Me estaciono y abro la puerta del auto para salir. Amy me sigue de inmediato.
—Perdona si te he traído hasta acá. —Comienzo a decir mientras a los oídos me llega el sonido del agua—. Es solo que tengo que contarte algo muy importante.
Ella me mira fijamente y hace lo mismo, se pierde en el sonido de las olas del mar y las estrellas en el cielo.
Entonces empiezo, le digo todo lo que oí, excepto lo de que Hideaki está enamorada de ella. Tan solo le digo que los chicos quieren hacerle una broma y que si me lo permite me gustaría darles una lección a esos tontos.
Cuando Amy termina de escuchar la historia se queda muy pensativa.
—Perdón Amy, pero quería decírtelo, no quiero esconderte nada. —Mi frase provoca que ella suelte una lágrima y yo no entiendo por qué.
—Muchas gracias Adrian, me uno a la causa. Hagámosle saber que con esto no se juega. —Al decir eso ella se enjuga la lágrima y yo no paro de preguntarme, ¿qué pasa por la mente de Amy Callum?
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Nota de la autora:
Hola chicos, aquí vengo yo de nuevo con esta hermosa historia. O al menos para mí es muy hermosa. Cómo les he comentado no me siento muy bien desde hace ya algunos meses y "Crush" se convirtió en mi vía de escape.
Si alguien está ahí nuevamente le doy las gracias por su ayuda y por el apoyo que me da.
Canción: Crush Culture– Conan Gray
Por cierto, ¿qué piensan de Amy y Adrian? Sinceramente yo los adoro.
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