« 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟷: 𝚃𝚛𝚊𝚗𝚌𝚎 𝚅𝚒𝚗𝚌𝚎𝚗𝚝 »
❝Deynaaa, ¿Dónde estás? Se suponía que te prestaría mi ropa.
PD: Muérete❞
Enviando a Deyna...》
Procesando...》
Enviado con éxito.
⇥ Disfrute del Trance Vincent ⇤
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Sentía dolor, mucho dolor. En todo el cuerpo, en cada parte de él sentía que no podía mover absolutamente nada.
La joven abrió los ojos. Era lo único que estaba a su alcance. No podía hacer más que observar.
Distinguió un lugar, un recuerdo del día. Parpadeó para tratar de entender en dónde estaba. Era una sala, con un sofá, una cocina a un lado. Se parecía mucho a...
-Oye princesa, así que estuviste dando vueltas de casa en casa, ¿No es verdad?-se oyó una voz a su costado, sobresaltándose al sentir cómo unos dedos traicioneros recorrían su espalda.
Sabía que él estaba detrás de ella, pero no podía moverse, y ni siquiera soltar un sonido. Así funcionaba esto. La voluntad no está permitida dentro del juego del trance de Tristan. Mediante su cualidad especial, mantenía cautivo a quien más quisiera dentro de su propia mente, obligándolo a observar cómo aquello que más ama, se destruye.
Claro que, en el caso de Deyna, esto era... Diferente. Usualmente, en el juego del trance, Tristan puede torturar a la persona verdaderamente, sin limitaciones. Sin embargo, por un motivo, éste no podía lograr hacerlo con ella, y mucho menos tenerla cautiva.
Aunque, esto no le impedía hacerla sufrir de otras maneras.
-¿Deyna? Oye, ya es hora de despertar, es viernes y tengo que ir al Instituto-escuchó a lo lejos, y tragó saliva al ver a su pequeño amigo salir del baño cepillándose los dientes.
Curiosamente se trataba de la escena de esa misma mañana, en la casa de Dean al despertar.
-Oh, qué tierno es, ¿Cómo se llamaba?Dom... Dick... -Maldijo- Demonios, no recuerdo-hablaba mientras se cruzaba de hombros a su lado, mirando al chico que iba a la cocina a hacerse un tazón de cereales- Oye fenómeno, ¿Cómo te llamas?- preguntó Tristan, haciendo que el muchacho se sorprendiera y levantara la vista, descubriéndolo.
-¿Qu...Quién eres tú y qué haces en mi casa?- dijo Dean, totalmente aterrado al ver aquella sombra llamada Tristan- ¿Dónde está Deyna? ¿Qué hiciste con ella?- Lógicamente él no podía verla, pero a Tristan sí, y esa era la peor parte.
-Oh nada, ella está a salvo- contestó acercándose lo suficiente como para arrebatarle el tazón de cereales y comérselo- A propósito, ¿Cómo era tu nombre?
Dean lo observaba absorto, estático. Tal vez muerto de miedo.
-Dean, es Dean Pilsen-dijo entre susurros, logrando que Tristan soltara una carcajada seca y lo abrazara por la espalda.
-Es un nombre muy bonito, ¿No crees Deyna?- habló levantando una ceja, logrando que temblara de miedo... Porque sabía que eso era una amenaza.
-Oye, debes irte de mi casa- dijo Dean tratando de zafarse del agarre del joven- Debo ir al Instituto y llevar a Deyna.
Tristan sonrió y le revolvió el cabello. Deyna comenzó a impacientarse. Estaba con demasiados rodeos, él no solía tardar tanto en los trances con ella. Usualmente trataba de controlar sus pensamientos y recuerdos mediante manipulación, cambiando de aspecto y convirtiéndose en otra persona para engañarla dentro de su propia mente, pero como no lograba controlarla, se rendía y la sacaba del trance.
Veía con angustia cómo lo miraba, y temía que algo muy malo estuviera por pasar. Comenzó a respirar más rápido porque Tristan no paraba de reír mientras palmeaba a Dean.
Quería gritar "¡Déjalo en paz!" Pero sólo podía sentir dolor al estar paralizada.
-Oye, de verdad. Tiene que salir de aq...- decía Dean, pero no pudo terminar la frase, porque de un momento a otro, Tristan había tomado la cabeza del muchacho en sus manos y de un movimiento seco la había girado lo suficiente como para romperle el cuello, dejando caer inerte el cuerpo del joven.
Deyna sintió que su vista se nublaba, que su garganta se cerraba. Veía el cuerpo de Dean en el suelo, con sus ojos abiertos y el grito atragantado de un último respiro.
No podía moverse, no podía respirar. Sentía que estaba muriendo. En ningún momento se dio cuenta de que estaba llorando en silencio, atenazada de terror como estaba de la cabeza a los pies.
Había escuchado a lo lejos cientos de carcajadas que tuvieron un inicio y un final. Las risas habían menguado, y todo estaba en silencio.
-Oye princesa... Tranquilízate por el amor de Dios-escuchaba la voz de Tristan a su lado, pero no oía.
Solamente estaba pendiente de un pequeño cuerpo que la veía desde el suelo con un rostro de terror, y que la estaba matando por dentro. Quería salir de ahí, quería arrancarse los ojos, no volver a sentir una angustia y un deseo de muerte tan profunda. Sentía que moría, que estaba por morir en ese mismo instante.
-Deyna, ¡Cálmate ya! ¿Me estás escuchando?- Sabía que era Tristan, pero no entendía nada de lo que decía, simplemente había quedado flotando en sus pensamientos con una punzada aguda en su corazón-¡Demonios Deyna!- en ese momento sintió que alguien la sacudía y tomaba su rostro en sus manos.
Todo se había puesto negro otra vez.
Después de unos interminables minutos de tediosa oscuridad, llegó a escuchar tenuamente una voz.
-¡Deyna! ¿Me oyes? Ya estamos de vuelta, ¿Por qué demonios no despiertas?- reconoció que la voz era de Tristan- ¿Deyna? ¿Estás respirando?- trataba de llegar a retomar su estado de conciencia, pero era inútil, ya que seguía en la nebulosa.
Mientras Deyna intentaba salir del estado de inconsciencia, Tristan estaba sacudiéndola una y otra vez.
No esperaba que la torpe muchacha fuera a tener un ataque. Normalmente luchaba contra él para salir del trance, pero esta vez, simplemente se quedó inmóvil.
No creía que la muerte de ese mocoso la hubiera afectado tanto, siendo que todo era ficción. Simplemente manipulaba los recuerdos, nada era real, y ella lo sabía. El tonto muchacho estaba bien en realidad, probablemente en ese instante estuviera tomándose un refresco en el campus de la escuela.
Tomó su teléfono y marcó a sus cuatro hermanos, mientras les remarcaba que era una emergencia, y al colgar, tomó el rostro de la joven en sus manos mientras la acercaba a su propio rostro. Estaba tan pálida que parecía un cadáver.
No era el primero que veía, pero parecía como si hubiera sido el primero. Recorrió con su mirada las facciones delicadas de la muchacha y pensó en la verdadera posibilidad de su ausencia, y sintió un disgusto en el estómago que no le agradó.
-¡Despierta pedazo de...!- No se le ocurrió ningún insulto en el momento, así que se frotó el rostro y esperó a sus hermanos.
-Trescot no quiere decirme qué pasó- había dicho Treyt enfurruñado entrando por la puerta junto a su hermano. Ambos llegaron a pasos rápidos, y detrás de ellos iban Sienna y Tess.
-Es esta... princesa- estaba demasiado cansado como para pensar en un insulto- no puede salir del estado de inconsciencia luego del juego del trance - todos abrieron los ojos alarmados, a excepción de Trescot.
-¿De qué estás hablando Tris? Si cada vez que intentas controlar su mente, ella parece más bien controlarte a ti- decía Sienna mientras se agachaba lo suficiente como para ver a la joven echada en el suelo más de cerca.
-No lo sé, al parecer tuvo un ataque de nervios- se encogió de hombros una vez más, con la atenta mirada de cuatro pares de ojos.
-¿Qué fue lo que pasó en el trance exactamente?- está vez fue Treyton, quien alargó una ceja divertida, dando a entender que su personalidad Número 1 había vuelto.
-Lo de siempre- sentenció Tristan alejándose de la muchacha inconsciente- Traté de jugar con sus recuerdos de esta mañana, y en ese momento entró en crisis-y no era mentira lo que decía.
-Da los detalles, hermanito- había dicho Trescot quien se había acostado en la barra de la cocina.
-¿Qué pasó ahí dentro Tristan?- está vez Treyton lo acusó con la mirada, logrando que el mayor suspirara de la exasperación.
-Asesiné a su amigo- confesó a secas, haciendo que todos quedaran en silencio- No fue la gran cosa, simplemente le rompí el cuello y cayó como un costal de papas enfrente de ella- comenzó a sonreír al recordar-Fue muy gracioso ver la cara de espanto del mocoso muerto. Tenía los ojos muy abiertos y de su boca brotó un hilo de sangre. Clásico-no pudo evitar reírse, y es que la situación lo había puesto a carcajadas.
-Eso fue cruel Tris, lo amé- Sienna divertida fue derecho a su hermano mayor para chocar las manos-Los humanos son absurdamente débiles- decía mientras reía a carcajadas.
-¿Eso fue todo? Creí que había pasado algo más grave Tris, es una tontería. ¿Por qué está desmayada? - soltó Treyt de mala gana mirando a la joven tirada en el suelo inquisitivamente.
Trescot parecían disfrutar un poco del escenario, escondiendo una sonrisa secreta, pero al parecer no tenía ganas de soltar ningún comentario al respecto.
-No me malentiendas hermanito, fue divertido pero...- decía Tess mientras acercaba su oreja al pecho de la muchacha-Pero creo que la dejaste frita del susto. No escucho sus latidos.
La sonrisa de Tristan desapareció de repente.
-¿De qué hablas mocoso?-exclamó con tono amenazante.
Tesslon simplemente se encogió de hombros y continuó comprobando los nulos latidos de la joven, tocando su cuello y sus muñecas con sus dedos.
-¿Qué quieres que te diga Tris? Creo que está muerta- mantuvo su postura al verla estática en el suelo.
Los cinco crueles despiadados se quedaron observando absortos la inerte figura de Deyna, quien parecía haber dejado de respirar, en completo silencio.
-¿Y se supone que tenemos que hacer algo?- había dicho Sienna, quien aún parecía escéptica a la escena.
Incrédulo, Tristan se acercó a la muchacha y de cuclillas trató de tocar su frío rostro. Estaba helada, como si hubiera estado expuesta al invierno más cruel.
Recorrió con los dedos el cuello de Deyna, y se quedó sin aliento al darse cuenta que era cierto. Ella parecía estar muerta.
-Ya sé lo que haremos- dijo Treyt detrás de él- La pondremos en el armario del Rector, y cuando el Señor Denovil Drayton lo abra, verá caer a su hija muerta- Sienna había reído a su lado.
-Sería divertido, ¿Pero no sería mejor algo más sutil? Como por ejemplo...-pensaba atentamente- Colgar su cuerpo desnudo en la entrada del Instituto- ambos reían a carcajadas, hasta que tuvieron que cerrar la boca cuando Tristan les ladró que se callaran.
-Sin ella es un mundo sin reglas Tris, ¿Qué te sucede?- Treyton parecía haber cambiado de personalidad-¿No te gustaría descuartizarla en pedazitos y dársela de comer a su propia familia?- Número 3 había hecho aparición como de costumbre, y Tristan no lo soportó más.
-Muy bien, ya fue suficiente-soltó en un gutural sonido aterrador-La llevaremos a casa- ordenó secamente, escuchando a sus espaldas, cientos de quejumbrosas palabras- En completo silencio.
-La última vez que la llevamos a casa fue un desastre Tris, ¿Estás seguro de esto?- Tesslon se mordió el labio recordando a una Deyna histérica, corriendo por los laberintos oscuros.
Se irguió y con una mirada amenazante, sus hermanos comenzaron a llevar sus pies a la salida, a excepción de Trescot, quien parecía haberse quedado dormido en la barra.
-Oye idiota-exclamó el mayor a su dirección-¡Despierta!
-¿Ya terminaron?-preguntaba Trescot estirándose y saltando de la barra, encontrándose con la fría figura de Deyna a sus pies.
-¿Ella vive?- había querido sonar indiferente, pero su garganta lo traicionó y la pregunta salió más como un silbido de incertidumbre.
Trescot sonrió y palmeó a su hermano por la espalda.
-¿Por qué no lo descubres tú mismo?-arrugó la nariz y luego de reír, salió tranquilamente por la puerta, dejando a Tristan completamente solo con Deyna.
Con una maldición al ver desaparecer a su hermano, se acercó a la joven de cabellos claros y tocó sus labios con sus dedos. Y en ese momento, deseó no ser tan débil ante su tacto, porque esa era la verdad.
No podía controlar la mente de Deyna porque cuando la tocaba, sentía que no podía ni controlarse a sí mismo.
Pero no lo reconocería ni aunque estuviera muerto.
-Eres un infierno Deyna Drayton- decía cansadamente mientras la cargaba en su hombro como costal de papas- Y me maldigo porque no hay nada que disfrute más en esta vida que arder en el infiermo.
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Okeyyy, sip, esta vez fue un poco más raro.
Me encantó actualizar este capítulo!
Byeee :))
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