Capitulo 5
Brutal.
Después de la jalada de greñas que se dieron Nico y Apolo en el comedor, los rumores de que estaba saliendo con el único hijo del rey del inframundo ya no eran suposiciones, sino una muy clara realidad. La pelea sería el tema de conversación durante días. Corrijo, sería el tema de conversación durante todo el verano. Todos me miran, me miran y cuchichean, los escucho decir "El lunático de la cabaña de Perséfone la armó en grande esta vez" escucho a las chicas decir «Hizo que dos chicos se pelearán por él, le encanta, no, se muere por la atención» Maldición.
Las chicas pueden ser más crueles de lo que parecen, sus comentarios son mordaces, envidiosos e insensibles.
Me gustan las chicas, pero maldición, creo que las evitaría por completo si no tuvieran los senos pegados a sus pechos. Hay otras razones de por qué me parecen atractivas, pero solo he tenido malas experiencias con ellas.
Alisson fue mi primer amor, cuando llegue al campamento a los 11 años, en ese entonces era un inadaptado, socialmente torpe y tímido. Era mi primera vez fuera del inframundo (como alguien criado bajo tierra) no conocía como funcionaba realmente las relaciones ni el mundo. Y Alisson era brillante, amable y dulce, creí cada palabra que me dijo y como el niño ingenuo que era me enamoré.
Una semana antes de terminar el verano me confesó que todo era una especie de rito de iniciación de la cabaña de Afrodita, no me quería, ni siquiera le caía bien y solo estuvo soportando mi extraña personalidad de perdedor porque debía hacerlo. Y un montón de cosas más, frente a toda la cabaña de Afrodita, que celebraron y aplaudieron sus palabras como si hubiera terminado una carrera.
Fue doloroso, no hice nada al inicio, solo me escondí. En invierno destruí la cabaña de Afrodita como venganza.
Actualmente, soy el mayor reto para una hija/o de Afrodita.
Piper me confirmó que había una gran recompensa para el que logrará conquistar al Lunático hijo de la diosa de la primavera. No me sorprende.
Supongo que las viejas costumbres nunca desaparecen por completo.
La segunda chica con la que me involucre fue Maggie, ella estaba haciendo su transición, pero eso no me importo. Ella me gustaba mucho. Nunca fuimos novios, solo tonteamos, coqueteábamos y yo... Sentí que teníamos una conexión especial. Una linda hija de Dionisio. Maggie Murphy murió en la batalla de Manhattan.
Fue...
No lo sé, muchos mestizos murieron ese día. Hicimos sus funerales, dijimos plegarias por sus almas en los Elíseos y los olvidamos a las pocas semanas.
La vida sigue. No podíamos detenernos por ellos.
Eso me dije a mí mismo durante meses. Todas las noches.
Activamente, intentó olvidar su rostro y lo que me hacía sentir, si no termino llorando hasta quedarme dormido.
Y luego, cuando creí que las guerras se habían acabado, conocí a Apolo.
Pensé que él sería el amor de vida.
Termine de arreglarme para salir, quería entrenar un poco, así que me puse unos pantalones azul claro y la camisa del campamento mestizo junto con una chaqueta deportiva blanca y negra del equipo de Lacrosse.
No podía estar escondido en mi cabaña para siempre.
Al menos si me encontraba con Apolo podía sacar la carta de "tengo novio" para que me dejara en paz. Esperaba que no estuviera por aquí, conociendo lo haría todo un drama diciendo que Nico lo golpeó y victimizándose.
Salí de mi cabaña y me dirigí al campo de entrenamiento.
Quizás patearle el trasero a alguien me haga sentir mejor. Cuando llegue al campo de entrenamiento, vi a los hijos de los tres grandes entrenando juntos como siempre. Leo estaba en las gradas jugando con un montón de tornillos y chatarra, cuando lo vi hice una nota mental para hablar con la pequeña Hazel, sé que debe estar muy preocupada por mí(Esa chica es un rol de canela, si no fuera mi hermanastra y tuviera novio) iría a por ella. Es mi tipo por completo, linda y amable.
Me senté al lado del moreno de cabello castaño y este dio un salto en su asiento al notar mi presencia.
—¡Camellius!—Exclamo al percatarse de mi presencia. Se quedó en silencio unos segundos e Hizo una mueca.— ¿Acabo de gritar?
—Sí, lo hiciste.— Le confirmo y él sonríe con nerviosismo.
Leo suelta una pequeña risa mientras juega con un montón de piezas.
—Estuvo muy loco lo de anoche ¿No?— Pregunto Leo al aire, no trataba de hacerlo sentir mal o molestarlo, solo trataba de iniciar una conversación.
Niego con la cabeza.
—Para la vida de un mestizo, no lo creo la verdad.— Me acomodo en las gradas y descanso mi espalda en la superficie dura, mirando a Nico entrenar junto a Jason.
Leo lleva su mirada a Nico y luego a mí, noto una pisca de decepción en sus ojos que me hace sentir un poco mal. Sé que le gustó, bueno, está muy encaprichado conmigo.
—¿Realmente estás saliendo con sombritas?— Pregunta.
Asiento con la cabeza
— Sí.—Afirmo.— Tenemos mucho en común, ah— Empiezo a enumerar.—Ambos somos humanos, somos chicos, respiramos oxígeno y ambos venimos del inframundo...— Tanteó y Leo ríe.
Su risa me contagia el buen humor y terminamos riendo juntos.
— Hice algo para ti.— Agrega y eso llama mi atención.—Sé qué la has estado pasado mal, si quieres hablar solo dímelo.—Ofrece, sincero.
Leo abre uno de los bolsillos de su cinturón mágico y un montón de libélulas de bronce salieron volando y se aferraron a mi cabello como unos peculiares, pero adorables broches.
Quede impresionado por el panorama de los incentivos mecánicos danzando a mi alrededor hasta encontrar su sitio en mi cabello marrón.
Se me escapó una pequeña risa y no puede evitar sonreír encantado.
—Es la forma más rara en la que alguien ha intentado ligar conmigo...— Murmuro cuando una de estas lindas libélulas se apoyó en mi dedo índice.
—Soy muy espontáneo.— Admite.—No te aburrirás conmigo.
Lo miro de reojo, sonriente.
— ¿No estabas traumado con tu Ex?— Tengo que preguntar, por qué estos últimos años esos dos han sido un tira y afloja de rupturas y regresos.
Leo se quedó pensativo.
— Un poco— Niega con la cabeza y hace un mohín con la mano para centrarse.—Pero mi terapeuta dice que estoy en proceso de aceptación.
Solté un ligero bufido.
—¿Quieres robarle el novio a tu amigo?
—Oh, sé que ustedes dos no están saliendo de verdad, por los dioses.— Me explica con total seguridad, corregirlo sería hipócrita cuando está diciendo la verdad.—Solo la gente como Percy se cree ese cuento, los demás saben que ustedes dos solo sirven para pelear como perros y gatos.
Estuve a punto de decirle algo cuando alguien le salpicó agua en la cara.
—Apaga tu llama, Romeo.
Nico estaba parado frente a nosotros con una botella de agua en la mano, bebé de ella. Tenía las mejillas rojas por el esfuerzo, estaba sudoroso y agitado por todo el entrenamiento.
—Deja de comportarte como un buitre.— Le reta, y cuando dirige su mirada a mí me lanza su chaqueta para que se la sostenga.— Camellius.— Me hizo una seña con la cabeza, indicando que nos fuéramos de aquí. Amargado.
— Solo le daba al chico opciones.— Se excusa Leo entre carcajadas.
Me levanté y bajo las gradas para irme con él obedientemente.
— Nos vemos, leo.— No me volteo a mirarlo, sigo a Nico en silencio.
— ¿Nos vemos en la fiesta de Hermes? ¡Hay que bailar juntos! — Me grita a la distancia y le hago una seña para aceptar su invitación.— ¡Prepárate! ¡Mis pasos salvajes de baile te van a conquistar niño de las flores!
Me río entre dientes y Nico gruñe.
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(🌸✨)
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— No creo que sea bueno que sigas bebiendo, Camelius.— Nico aparta la él basó de mi boca delicadamente, ya me sentía bastante mal, así que no me gustaba que me hablara de ese modo.
Por supuesto que Apolo estaba en la fiesta en la casa grande organizada por la cabaña de Hermes. Por lo que sabía aprovecharon la ausencia del centauro para darle un montón de ofrendas a Dionisio y convencerlo de dejarlos organizar una fiesta, y como buen dios del jaleo y el alcohol no fue difícil de convencer. Todo estaba bien, hasta que vi a Apolo, así que mi buen estado de ánimo desapareció.
— Ahis...— Me alejo un poco de Nico, me siento asfixiado y quiero llorar por alguna razón.—Déjame en paz.
Hoy no es mi día, me levanté con el recuerdo en mi subconsciente de mi padre biológico, yo era muy joven... Él era agradable, cariñoso y tenía una floristería que recordaba más que su rostro, luego pensé en Hades y me sentí como un maldito traidor.
Yo realmente me senté en las piernas del asesino de mi padre biológico para escuchar un maldito cuento.
«Solo era un niño, solo era un niño» me repito una y otra vez.
Maldición hoy no es mi día.
— No puedo, por qué se supone que somos pareja.— Toma él basó de mis manos, tiemblo de la rabia por alguna razón cuando lo pone encima de una repisa, lejos de mi alcance. Se siente como si me quitará en lo único que puedo tener control.—Si te pones hasta el culo en alcohol y te mueres por un shock etílico...— Se soba la frente con frustración.— Van a creer que no te cuido y no me importas.
La música es alta y hay mucha gente a nuestro alrededor.
Aprieto los ojos con fuerza y resoplo, lo tomo la mano de Nico y lo arrastró conmigo hasta que encuentro un lugar privado en dónde hablar.
Entramos a un armario, la música se escucha lejana y lo mejor; No hay testigos de nuestra discusión.
— Nico.—Hablo con rudeza.— Basta.— Le suplicó.
— Camellius Ando.— Nico habla fuerte y dominante.
Odio que me hable así.
Odio que me traten como si fuera estúpido o un niño pequeño.
— No somos pareja de verdad, no puedes prohibirme beber o exigir que deje de hacerlo.—Llevo mi cabello hacia atrás y exhaló con fuerza.—Estamos en una fiesta, no me jodas.
— No te estoy prohibiendo NADA.— Aclara y se cruza de brazos.—Solo te sugiero que dejes de beber hasta por los ojos.— Me pide de nuevo.
Entonces explotó.
— ¡Métete en tus propios asuntos! ¡Dejemos de ser novios falsos por una hora...! — Le suplico, prácticamente se lo grito a la cara. Luego me dio cuenta de que le grité, y suspiro cambiando mi tono de voz.—Deja de seguirme y ve a cogerte al primer mestizo que te cruce por el camino, ya todos saben que soy un cornudo, no importará si tú también lo haces...— Mi voz se quebró por un momento y me siento jodidamente patético con ello.
Quiero llorar, quiero irme de aquí.
Los ojos de Nico se endurecen, todo su rostro parece oscurecerse.
—¿Todo esto es por Apolo?— Suelta una risa amarga que me cala en los huesos.—¿Qué? ¿Quieres correr a sus brazos por qué las cosas son difíciles? —Siento un ardor detrás de los ojos ante sus palabras y el tono burlón en sus palabras. Claro, era Nico, no iba a perder la oportunidad para hacerme sentir peor cuando estoy vulnerable—Claro que quieres hacerlo.— Resopla con asco en su voz.— Estás tan jodido con el padre que nunca tuviste que lo sigues buscando en todos los hombres mayores que se te cruzan.
Mi pecho se hunde y pierdo la voz por unos segundos. Conmocionado.
Nos quedamos en silencio sepulcral por unos segundos en los que solo se oyen melosas canciones de amor en la distancia. Sin quitar la mirada de los ojos del otro, y noto el chispazo de culpa en sus ojos oscuros.
—¡No sabes nada de mi padre...!— Presiono mi dedo índice contra su pecho y mi voz apenas sale.
— Bueno, es claro que Hades no lo es.—Agrega con rudeza, con la intensión de lastimarme aún más.
No puedo creer lo que dijo.
El aire abandona mis pulmones por completo y no puedo evitar sentir que estoy a punto de estallar en llanto.
Entonces mi cuerpo se mueve por sí solo y mi puño se estrella con fuerza contra su mejilla. Nico retrocede, se sostiene la mejilla con la mano, pero no me devuelve el golpe.
— ¡Eres un maldito idiota...!— Chillo, abro la puerta y salgo del armario.
Nico sale detrás de mí.
Discutimos unos segundos más antes de que Nico di Angelo se vaya por el pasillo, solo se fue dando zancadas, se frustró tanto conmigo que no dudo ni un segundo en abandonarme.
— Bien. Huye...— Gruño con resignación y furia.
Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano, y sorbo mi nariz.
Me tambaleó hacia atrás y me doy la vuelta para ir en dirección contraría, vuelvo a la fiesta con pasos torpes y tomo la primera botella que veo, me la acabo sin apenas tomar aire. Me paseo por la cocina y cuando voy a la sala donde están todos, Leo me recibe con una sonrisa y los brazos abiertos, me invita a bailar con él. Acepto por qué puedo alcoholizarme y bailar al mismo tiempo. Esta noche solo quiero que mi mente se calle por un segundo.
¿Y qué mejor para dejar tu mente despejada que el alcohol?
Debería ir a terapia.
¿Pero como podría? ¿Qué le iba a decir al psicólogo? «Hola, soy hijo de una diosa y un mortal. Mi padrastro, que también es un dios, mando a sus perros infernales a arrancarle todos los miembros a mi padre biológico, uno por uno frente a mí cuando tenía cuatro años, luego me secuestro y me obligó a vivir en su castillo. Mi novio, exnovio ahora, también es un dios que me engaño con un montón de criaturas mágicas y ahora tengo una relación falsa con mi hermanastro»
Me iban a mandar a un psiquiátrico el resto de mi puta vida.
Así que solo podía alcoholizarme para olvidar mis problemas.
Arg, odio ser tan emocional.
No importa lo mucho que me esfuerzo en parecer indiferente ante los demás. Mis sentimientos son como una llave y en cuando esta se abre las intensas emociones empiezan desbordarse.
Sufro mucho con cada pequeñita cosa y me siento terriblemente traicionado y herido con las cosas más tontas.
Bailo toda la noche hasta que mis pies duelen y arden. Leo es muy bueno en el baile, entusiasta y lleno de energía. Me acompaña fielmente el resto la noche en cada tontería que hago.
Cantamos juntos.
Bailamos.
Y reímos.
Leo es un buen amigo. Creo que le gustó de una forma que no entiende y él confunde con algo romántico, pero no lo es, si lo fuera estaría intentando besarme o hacer un movimiento, pero no lo hace, solo me acompaña. Evitó la mirada de Apolo durante la fiesta, y Leo es de gran ayuda para ignorarlo.
—SORRY, BABY, HACE RATO. QUE YO DEBÍ BOTAR ESE GATO—Gritaron al son de la música todos los semidioses de la fiesta, haciendo retumbar las paredes de la casa grande.
—UNA LOBA COMO YO NO ESTA PA' NOVATO'—Gritaron Leo y Camelius a la vez, abrazados—UNA LOBA COMO YO NO ESTA PA' TIPOS COMO TU.
UH-UH-UH-UH~~
Todos siguieron los coros mientras saltaban al ritmo de ella música.
Vaya, que Camelius no es el único chico o chica al que le han roto el corazón en la fiesta.
—A TI TE QUEDE GRANDE Y POR ESO ESTAS CON UNA IGUALITA QUE TÚ.—
UH-UH-UH-UH~~
—¡Esta es tu canción, chico!— Chillo Leo entre risas mientras me sacudía por los hombros, y yo estaba tan ebrio que tampoco podía dejar de reír.
Entonces bebo un vaso de alcohol combinado con jugo.
Otro.
Y otro.
Y después pierdo la cuenta de cuántos vasos me he bebido.
Me tambaleó por la fiesta, Leo cayó sobre el sofá hace unos minutos y se durmió a pesar de la música. Envidio un poco lo fácil que fue para él. Yo soy un zombie ebrio y mareado como el demonio, pero me muevo a la cocina para buscar otro trago y algo con que llenar mi estómago vacío.
Todavía hay semidioses bailando y bebiendo, pero las cosas están más tranquilas ahora que son las tres de la mañana y la mayoría está agotada.
Y a pesar de mis sentidos disminuidos, noto que alguien me seguí.
Ignoro todos los toqueteos en la espalda y brazos, la suave voz que intenta llamar mi atención.
Me meto una docena de galletas en la boca y me las trago casi sin masticar, me giró molesto... Entonces miro a la persona que me ha estado sintiendo y mi furia pasa a una ligera confusión.
—¿Y tú quién eres...?— Balbuceó con la voz ronca y lenta.
Hay una chiquilla frente a mí, debe tener unos 15 años y los ojos llenos de brillo. Se aferra a mi brazo y aunque intento sacármela de encima no soy lo suficientemente fuerte estando ebrio.
— Soy Jessica.— Me responde con una voz acaramelada.
— Okey...— Pongo mi mano sobre los brazos que se enroscan alrededor del mío e intento apartarla, pero ella lleva mi brazo entre sus pechos.— Ahis... Oye, niñita aléjate de mí.— Siseo.
Ella empieza a jalarme, me tropiezo mientras me arrastra por la casa.
— Vamos, Camellius... Te gustó mucho, me deseas.— Susurra sonriente mientras me guía.
Gruño cuando noto lo que está intentando hacer.
Aquí está.
La pequeña psicópata está utilizando el embrujahabla conmigo, lo peor es que estoy tan ebrio que no funciona.
— ¡Piper...!— Llamo a la morena, mientras intento no caer al suelo.— ¡Otra vez tus campistas que no saben de consentimiento tratan de llevarme a un cuarto cuando estoy muy ebrio...!—Sí, está no es la primera vez que esto me pasa. Ni siquiera la tercera o cuarta vez, ya ni siquiera me molesta.
¿Había dicho, ya que tienen una gran recompensa en la cabaña de Afrodita logra engatusarme? Por eso nunca le hablo a las hijas de la diosa del amor, exceptuando a mi buena amiga Piper.
— No seas tímido, sé que también te gustan las chicas.
— Me gustan, pero llegaste 4 años tarde.— La miro de arriba abajo, esta chica apenas llegó a la pubertad, no sé dé donde viene toda esta audacia.— No salgo con niñas pequeñas... Y por si no lo notaste, estoy tomado.— Agregó esto último, aunque mi querido novio falso me dejó solo hace horas.
Creo que la niña se molestó, por qué me soltó y me miro con rabia.
Debo suponer que no le gusto para nada, que la llamara pubertad tonta y pervertida, entre líneas, por supuesto.
— ¡Todos saben que ustedes ni siquiera están saliendo de verdad!— Exclama Jessica a toda voz mientras cierra los puños con fuerza a sus costados.
Puedo ser pacientes con las hijas e hijos de Afrodita que quieres meter sus manos en mis pantalones, pero no me gusta que me cuestionen.
Menos cuando estoy ebrio.
— ¿¡Pero que dices!? ¡Maldita loca!— Alzó la voz con el ceño fruncido.
La niñita casi se me lanza encima, echa una furia, pero Piper llegó de la nada para sostenerla y alejarla.
Una de las pocas cosas que hace enojar a un hijo de Afrodita es ser rechazado, no se lo toman bien.
— ¡Basta Jessica!— Piper me mira con ojos llenos de disculpas.
Me siento mal con ella por qué todos esos nuevos niños y niñas de Afrodita que llegan todos los años son cada vez más difíciles de tratar, la mayoría son sacos de hormonas furiosas, delirios de grandeza y una gran autoestima.
Lo que es una mala combinación cuando eres adolescente. No envidio su trabajo, ni su puesto, para nada.
—¡Los escuché a ti y a leo hablando en el campo de entrenamiento! — Piper intenta cubrirle la boca, pero la niña le muerde la mano.—¡Esto es solo un teatro para mantener al dramático de Apolo lejos de ti!— Mis ojos se abren por completo y la borrachera se me baja por unos segundos.
Entonces, mientras Piper se lleva a una adolescente alcoholizada y muy enojada arrastras por la casa, noto que la música se ha detenido y todos los ojos despiertos están sobre mí.
Estoy tan ebrio que ni siquiera puedo enojarme porque cuando salga el sol habrá todo tipo de rumores.
Maldita niñata.
Creo que me uniere a Leo en el sillón con el riesgo de que me dejen la cara como la pared de un baño público.
No. No voy a llegar al sillón, me tiemblan las piernas.
El suelo se ve bien para tomar una siesta rápida, solo tengo que ...
Antes de caer unos brazos me atrapan y me sostienen, el olor a sol llega a mis fosas nasales y sé exactamente quién vino a mi rescate. Alzó la cabeza que ahora mismo parece muy pesada para mi cansado cuello, con dificultad me las arreglo para hacerlo y aun así me tambaleó de un lado al otro.
Mis ojos de marrones se encuentran con los azul cielo del dios Apolo, que sigue usando esa ridícula forma de adolescentes que usa para poder acosarme en el campamento.
— No, déjame en paz.— Exhaló con un gruñido de cansancio.
Trato de apartarlo con un empujón que apenas contiene fuerza, Apolo solo me sujeta con más firmeza.
— Hablemos afuera.—Él empieza a caminar llevándome consigo hacia la salida de la casa grande.—Necesitas tomar aire.— Asegura y ni siquiera soy capaz de hilar palabras coherentes para contradecirlo, maldita sea.
Obvio que todos iban a seguirnos, con el largo historial que tienen los dioses griegos y la falta de consentimiento para tener relaciones sexuales, hijos o cualquier tipo de contacto sexual con los mortales. Ningún semidiós en su sano juicio (Incluso estando ebrios) dejaría que un Dios arrastre así como así a un mestizo borracho fuera de una fiesta sin poner oposición.
— Dios Apolo, ¿A dónde cree que va con ese campista?— Le pregunta una hija de Hécate que se aferra al pórtico, tratando de lucir intimidante.— Aquí hay reglas, incluso para los dioses.
No la conozco, pero casi me hace sonreír que trate de defenderme.
Soy perfectamente consciente de lo que pasa a mi alrededor, pero mi cuerpo simplemente no reacciona a las órdenes que le manda mi cerebro, ni siquiera puedo apretar los puños. Me siento frustrado y lleno de rabia, lo último que quiero es que Apolo me lleve como un muñeco de trapo de un lado al otro, pero ni siquiera puedo expresarle con palabras que quiero que me deje tirado en el sillón y se vaya a la mierda y no vuelva.
Él se detiene en la frente a la casa grande, me suelta y es un milagro que no caiga al suelo de inmediato.
Apolo se para frente a mí, erguido.
Lo veo hablar, sé que me está diciendo algo y parece serio.
Para ser sincero todo me da vueltas, no entiendo lo que está diciendo, pero todas esas luces y sonidos me están haciendo revolver el estómago.
Él sigue hablando.
Habla y habla.
Y yo solo quiero que se calle por qué tengo una sensación extraña en mi pecho que sube por mi garganta.
El recuerdo de la cara de mi padre biológico atraviesa mi mente.
Luego pienso en lo que me dijo Nico y un recuerdo de mí mismo yendo al trono de Hades para pedir que me lea un cuento se instala en mi cerebro.
Entonces recuerdo esa conversación, cuando tenía 7 años y descubrí que no era hijo de Hades y Perséfone como había creído desde que llegué allí.
«¿No crees que es retorcido?»
«¿Que cosa?»
«Que Hades allá enviando a sus perros a destrozar al padre del chico y luego lo trajera aquí para criarlo el mismo»
«Es hijo de su esposa, entonces es suyo también. La sangre no tiene nada que ver en un matrimonio»
«Yo creo que es enfermo que haga que el niño lo llame Papá»
Se me revuelvo el estómago y siento una sensación extraña en todo mi cuerpo, como si algo viniera.
Yo apenas recordaba a mi verdadero padre, se sentía como una ilusión muy lejana o un sueño, crecí creyendo que Hades era mi padre, así que enterarme de que esto no era así, me perturbo.
— Y por eso, quiero decirte que te amo y quiero que nos demos otra oportunidad...— Apolo termina su discurso y me mira expectante.
Mis tripas se retuercen y mi abdomen se contrae, me inclino hacia delante y dejo salir el contenido de mi estómago sobre las sandalias del dios de la luz.
Los semidioses miran conmocionados desde el pórtico de la casa grande.
No saben si reírse de la escena o alarmarse por lo grave que se ve.
Apolo se quedó en shock.
Me tambaleó hacia atrás y caigo de cara al césped. Y todo se oscurece.
Entonces los campistas deciden que pueden reír después y necesitan ir a ayudar al chico desmayado, los más sobrios se acercan y tratan de que el hijo de Perséfone vuelva en sí mismo. La mayoría entro en pánico, así que solo se estaban gritando mutuamente, incluso cuando Apolo dijo que podía tratarlo, los semidioses lo hicieron aún lado y le dijeron que se fuera.
— Dejen de chillar, no está muerto.— Nico se acerca con las manos en los bolsillos y la mirada en Camellius.
— ¡Pero Nico! ¡Está tieso!
— Está vivo. — Nico les hace un gesto para que se hagan aún lado, ellos lo obedecen rápidamente y dejan que lo tome en brazos.—Vuelvan adentro.— Pide.— Yo me hago cargo de él.
Los campistas asienten con la cabeza y vuelven a la casa grande, Nico le da una mirada recelosa a Apolo antes de hacer un viaje de sombras con Cam en sus brazos hacia la enfermería.
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(🥀🍃)
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— Bueno, debes estar feliz.—Nico Di Angelo alza la cabeza para ver a Will sé metiendo las manos en los bolsillos de su bata blanca.—Por fin estás con el chico que te gusta.—Culmino.
Nico aparta la mirada en un gesto de cansancio y vergüenza. La culpa llena sus ojos marrones oscuros.
—...
El pelinegro se frota el rostro y se lleva el cabello hacia atrás.
— No te estoy reclamando nada.— Le hace saber al ver lo tenso que se puso, se sienta a su lado en la pequeña sala de espera. Se soltó una risa—Camelius se pasó de copas, vómito un poco y se deshidrató como esponja al sol, no es tan grave— Explica— Estará bien.
La voz de Will está llena de seguridad y conocimiento. Y Nico confía en él con su vida, sabe que no miente.
— Me comporté mal con él.— Susurra.—Soy un imbécil.
Terminaron hace dos años y medio, no fue nada dramático ni nada por el estilo. La relación se fue apagando con el pasar de los años y solo...
— Tranquilo.—Will pone su mano sobre el hombro de Nico y lo sacude.—¿Estás bien con esto?— Pregunta y hay una chispa de preocupación en su voz amable.—Estás prendado de él desde hace mucho, pero sabes que esto será complicado ¿Verdad?
Nico niega con la cabeza.
— No.— Se frota la barbilla.—Él va a destruirme, sin dudas.
Will sonríe.
—Sé más amable con él, la está pasando mal y tendrá sus recaídas... Solo imagínate que la pareja que te pinto una vida juntos y te juro amor eterno, te es infiel, vas a tardar en recuperarte.— Le explica el rubio.
— Lo sé.—Nico asiente con la cabeza.— No sé qué me pasó, Leo hizo unos comentarios y Apolo...— Trato de explicarse.— Y ahora está así.
— No es tu culpa, Nico.— Aclara.—Camelius puede tomar sus propias decisiones.— Afirma el rubio.
Nico le da la razón, pero no quita que se sienta culpable hasta los huesos.
— ¿Cómo está? ¿Vas a lavarle el estómago o algo?— Cambia de tema.
Will se ríe.
— Qué exagerado.—Se pone de pie.— Puedes pasar a verlo si quieres, tiene una vía intravenosa y alguien tiene que cuidarlo para que no se la quite mientras duerme.—Will me mira con intensidad.— Ya sabes, para que yo pueda ir a dormir un rato...— Alza las cejas.—Es tu novio después de todo.
Sí, comprendo lo que quiere.
— Ve a descansar.—Me levantó de la silla.— Yo lo cuido.— Asegura.
— Gracias, Nico.—Sonríe y se saca la bata blanca, sale de la enfermería tan rápido que el pelinegro se ríe de lo desesperado que se ve por ir directo a la cama de su novia.—¡Llámame si otro campista se intoxica...!— Grita.
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Cuando despierto en la enfermería mi cabeza me está matando, pero sé que podría ser peor sin todo el suero que Will paso a mis venas. Anoto ese dato en mi cerebro y me digo a mí mismo que debo recompensar al rubio... Mjm quizás le compré esos caros libros de medicina o material para la carrera. Nico está allí cuando despierto, me ayuda a tomar agua por qué sigo un poco mareado y débil. No hablamos, solo lo miro en silencio mientras corta una manzana para mí con cuidado.
Nico me entrega el plato con la manzana cortada en rodajas.
—Lo siento.— Evitó mirarlo por qué últimamente odio escuchar disculpas, se escucha sincero, pero para mí no significa.— Me comporte mal y ... No debí haber dicho lo que dije.
Suspire con la vista fija en el techo blanco de la enfermería y me lleve un pedazo de manzana a la boca, las que yo hacía crecer saben mejor, pero no le quejó. Mi estómago está vacío, así que disfruto de la fruta fresca.
—... Yo también lamento que lo hayas dicho.— Respondo con simpleza.
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Hola chicos y chicas.
Espero que les guste el capítulo, me tarde un poco más en subirlo por qué el Oráculo de Apolo tenía mi estabilidad emocional desecha.
La historia de Camellius es un poco triste, aunque el mismo no se la toma enserio y decide ignorarlo.
Si no entienden por qué Nico se molestó, no fue por qué Camelius bebiera alcohol, solo estaba celoso como el demonio.
Camellius durante la mitad del capitulo;
Hasta el próximo capítulo.
Bye bye.
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