Capitulo 3

Sentimientos complicados.

.
.

No sé qué tipo de persona que prefieres

Pero yo sé que tengo que tratar o para mal.

Mira, yo creo que se que clase de amor que se merece

Y oí

Estás en busca de un novio.

Ya lo veo, dame tiempo

Sabes que estaré ahí.

No tengas miedo de poner tu confianza en mí.

¿Que acaso no ves que realmente quiero ser tu novio?

Camellius Ando Pov;

El verano comenzó hace algunos días, debería sentirme feliz por qué es el mejor momento para hacer florecer mis proyectos personales; Tulipanes, girasoles, rosas, camelias. Prefiero las flores a las frutas, solo por la estética y el olor. Debería estar trabajando en el campo de fresas, los sátiros, ninfas e hijos de Deméter lo hacen. Es una actividad que disfruto, pero en vez de eso estoy aquí, siendo miserable.

Me siento patético, estúpido, idiota, por qué no hice nada malo y aun así estoy aquí llorando sobre mi cama como si fuera un niño pequeño que perdió una discusión con su padre.

Tengo la cabeza hundida contra la almohada, cada tanto golpeó y aprieto las pobres sábanas. Frustrado.

No puedo creer que no lo haya venido venir, yo debí saber que esto pasaría, maldición, si me hubiera preparado mentalmente para esto (Con el largo historial de Apolo) entonces no estaría encerrado en mi cabaña llorando.

Estaría destrozado, claro, pero podría estar dando mi mejor cara en frente de lo demás, para que no supieran que habían logrado lastimarme.

En vez de eso no puedo evitar llorar de la rabia cuando me trae flores o consigo otro regalo en mi puerta, ¿Cree que puede comprarme con regalos? ¿Eso es lo que valgo?

Vuelvo a ser el demente hijo de la diosa de la primavera, el mismo que destruye una cabaña porque que una niña de Afrodita lo enamoro y le hizo pensar que estarían juntos siempre, para luego romperle el corazón solo por un estúpido rito de iniciación.

Solo recordar eso me hace sentir una vergüenza asfixiante. Esa vez fui un ingenuo, creí que nos queríamos, que era algo mutuo. ¿Puedo excusarme en esa ocasión diciéndome a mí mismo que solo tenía 13 años cuando paso, pero ahora? Tengo 18 y volvieron a jugar con mi corazón como si nada.

Yo lo permití, yo dejé que esto pasará. No debí confiar en Apolo, debí ver las señales... Aunque no estuvieran allí.

En vez de eso, elegí confiar en él... ¡En un dios! ¡Nadie más tiene la culpa! ¡Solo yo! ¡Ja! ¿En serio pensé que sería lo suficientemente bueno para un dios? Debo tener las neuronas muertas por pasar tanto tiempo en el inframundo.

Ahora mismo solo tengo tres opciones, quedarme aquí y ser acosado por mi ex.

Irme al departamento en la ciudad en el que vivo y ser acosado por mi ex sin que nadie esté alrededor (por lo que tendría que verme obligado a lidiar con él sin apoyo de nadie).

O huir al inframundo, lejos de mi ex, pero teniendo que verme sometido al juicio de Hades y Perséfone.

Ninguna de esas opciones me gusta.

Solo puedo imaginar a Deméter, Hades y Perséfone diciéndome:

«Te lo dije» una y otra vez, desde el amanecer hasta el anochecer.

Todas las veces que lo defendí ante ellos, yo... Maldición.

Les dije que estaríamos juntos por siempre, que me amaba y que no era como los demás dioses. Les aseguré que su tiempo como mortal lo había cambiado por completo. Soy patético.

Estoy tan jodidamente avergonzado que no me atrevo a mostrar mi cara en el inframundo de nuevo.

No, no me someteré a eso.

Puedo esconderme en mi cabaña el resto del verano, no es práctico, pero es mi mejor opción en este momento.

No quiero salir.

Ahora mismo soy la comidilla del campamento mestizo.

¡Maldición! ¡Todos deben creer que soy un maldito idiota!

Me da vergüenza salir y que todos me vean así. Al maldito Apolo no le basta con humillarme, me ha hecho el puto hazmerreír del campamento mestizo.

Ahora mismo solo quiero que me trague la tierra. Quiero desaparecer.

Tenía la garganta seca y la boca pastosa, no había bebido ni comido nada por un largo tiempo. Levante la cabeza de la almohada, salí de la cama como alma en pena y me dirigí a la pequeña cocina de mi cabaña(Por lo menos mi madre equipo el lugar para cubrir todas mis necesidades).

Me serví un baso de agua y dejé que se deslizara por su garganta, mis ojos se desviaron al mural en mi pared.

Lo había pintado con Apolo, apenas construyeron mi cabaña, para darle un toque propio al sitio; Se trataba de un cielo azul, lleno de nubes y un sol radiante. Recuerdo que me subió sobre sus hombros para llegar hasta la parte más alta de la pared, reíamos y jugábamos con la pintura mientras escuchábamos una vieja canción de Elton John todo volumen.

Solo recordarlo me llena de los sentimientos que tuve ese día.

Estaba tan feliz y enamorado, nunca en mi vida me había sentido mejor.

Mentira.

¡Todo fue una mentira!

Salí de mi cabaña hacia la armería, tome los botes de pintura negra de las reservas para cabaña de Hades. Abrí las latas con ayuda de mi daga, tome el bote por debajo y los lace contra la pared que reflejaba el cielo azul. Seguí haciéndolo una y otra vez, cada vez me volvía más torpe y agresivo.

No sé cuándo empecé a llorar, gruñir, maldecir y gritar como lunático.

Camellius el lunático.

Caí de rodillas al suelo llorando, tenía un nudo en mi garganta, me picaba la nariz, las mejillas y las orejas. Estaba lleno de salpicaduras de pintura por todos partes, podía sentirlas, pero no verlas por qué las lágrimas que caían como cascadas de mis mejillas volvían borrosa mi vista. Deseaba que alguien viniera a consolarme, cualquiera, solo quería que alguien me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien, pero prefería morir a dejar que mis amigos me vieran así. Me abracé a mí mismo y llore toda la noche hasta quedarme dormido en el suelo de mi sala por la madrugada, solo pude cerrar mis ojos cuando note que el sol entraba por las persianas abiertas. Soy un chiste.

Nico di Angelo pov.

Hace al menos treinta minutos dos chicas locas me persiguen, no importa lo rápido que camine, ellas me siguen.

— Estoy preocupada por Camelius.— Exclamó Hazel, acelerada.— He ido a su cabaña unas 4 veces y ninguna de esas veces me ha abierto.— Me explicó.

— Esto no es propio de él.— Le apoyo Piper, posicionándose a mi lado.

Me quedé callado unos segundos y luego me gire a mirarlas con una ceja arriba. Interrogativo.

—¿Y por qué es mi problema?— Pregunté dubitativo.

Mala respuesta, Piper y Hazel me miraron como si hubiera asesinado a alguien frente a sus ojos.

— ¡Di Angelo!

— ¡Es nuestro hermanastro!

— No tenemos ningún lazo sanguíneo.—Seguí avanzando, poniendo los ojos en blanco.—Y siempre te coquetea, no sé por qué te importa tanto.—Sisee.

— Él solo lo hace para molestarte.—Le defendió Hazel.— Solo está jugando.

La voz llena de preocupación de mi hermana hizo que algo en mi pecho se retorciera con dolor. Me detuve.

— Bien.—Me gire para encarar a mi hermana.— ¿Y qué quieren que haga?

Ya me habían estado siguiendo desde el desayuno, no podía seguir así, me estaba quedando sin lugares donde esconderme que tuvieran sombra.

— Habla con él.— Me pidió Piper con ojos llenos de súplica.

¿Yo? ¿Hablar con él?

— ¿Por qué crees que hablara conmigo?— Les cuestione, más que confundido, por su petición.

— Ambos son chicos.— Tartamudeo Hazel, alzando los hombros.

La miré incrédulo.

¿Me está jodiendo?

— Si y él es asiático y yo Italiano.— Me di la vuelta y empecé a caminar, las escuché seguirme a paso rápido.—Que seamos del mismo sexo no nos hace automáticamente los mejores amigos.— Les explico lo obvio.

— ¡Los hombres solucionan sus problemas de forma diferente...!— Chillo Piper, exasperada.

— Pienso que Jason es la mejor opción para eso.—Exhale con fuerza, en un gesto cansado.—Por si no lo notaron, no soy la mejor opción para consolar a alguien.— Afirme con dureza.

— A Camelius no le agrada Jason, por qué dice que es un santurrón.— Me explicó Piper, me tomo del brazo y me hizo detenerme en mi sitio.—Y Percy no puede hacerlo.— Piper de adelanto a mis palabras.— Ese chico solo finge demencia cuando se trata de algo emocional, hace chistes sobre eso y lo saca de su cerebro como si fuera cerilla. Solo le dirá a Camellius que tome una espada y vaya a entrenar.

— ¿Y qué hay de Frank? ¿Leo?

— A Frank le da miedo Camelius— Se cruzó de brazos y resoplo.— Y creo que leo se lo quiere ligar.—Teorizo.

Hazel y Piper empezaron a suplicar y suplicar, después de unos minutos finalmente lograron hacer que me sintiera culpable. Manipuladoras.

Apreté los dientes.

— ¡Ustedes dos...!—Las señale, cerré los ojos y me trague la furia.— Yo... Me la deben en grande, ambas.— Aclare.

Ambas se lanzaron a abrazarme entre risas y agradecimientos.

— ¡Gracias, hermano! ¡Eres el mejor hermano mayor!

—¡Muchas gracias Nico!

— Sí, sí, sí...— Me las saque de encima.

No tarde en encontrarlo, quizás era la primera vez que salía en cuatro días, así que no me sorprendió demasiado que estuviera corriendo de regreso a su cueva. Estaba viniendo justo en mi dirección cuando note que se veía... Como si estuviera huyendo de algo.

Gire levemente mi cabeza para ver detrás del cuándo note que alguien venía siguiéndolo a unos metros de distancia. Cabello rubio dorado por los hombros, ojos azules brillantes y una gran sonrisa, piel bronceada... ¿Ese no era Apolo con bermudas de playa y la camisa del campamento?

Ay, no.

No me voy a meter en esto. Es demasiado drama.

Estaba a punto de huir cuando el hijo de Perséfone me alcanzó, me tomo por el brazo, envolviendo el suyo con el mío en una especie de candado y me arrastró con él hacia su cabaña.

— ¿Qué diablos haces?— Susurré con agresividad, aunque me vi obligado a seguirle el paso, si no lo hacía el tonto me estaría arrastrando como saco.

Es más fuerte de lo que parece.

— Por una vez en tu vida, ayúdame.— Me suplicó. El tono amenazador y mordaz con él solía dirigirse a mí todo el tiempo había desaparecido, él solo sonaba... Desesperado ¿Afligido? No lo sé, me cae mal, pero no quiero verlo de esa forma.—Me debes una.

Me miro de reojo, fingiendo que esto era lo más natural del mundo.

Entonces vi sus ojos marrones cristalizados por las lágrimas y decidí no ser un hijo de puta por una vez y seguirle la corriente. Disfrutaba verlo siendo miserable, sí, pero solo si yo lo provocaba. Verlo tan roto me daba una sensación rara en la garganta.

Lo seguí a paso rápido hasta que llegamos a la puerta de entrada de su cabaña, él se apresuró abrir la puerta cuando una voz a lo lejos lo detuvo.

— ¡Camellius! ¡Soy yo! ¡Apolo!— Exclamó una voz alegre.

Como si no supiera que estaba huyendo de él.

La cara de Camellius se puso roja y sus manos temblorosas no fueron capaces de abrir la puerta.

—Cálmate.— Tome su muñeca, su mano aún en la perilla de la puerta no dejaba de temblar como loca.

Camelius respiraba aceleradamente y por la expresión en su cara temí que estuviera a punto de tener un ataque de pánico. No pensé que estuviera tan mal, creí que Piper exageraba.

— En serio lo siento.—Susurro una disculpa con pesar, bajando la cabeza en un gesto de arrepentimiento.

¿Pero por qué? Estar así no es algo que pueda controlar. No tiene por qué disculparse conmigo.

— No tienes d—Mi voz se vio interrumpida por el golpe repentino de sus labios contra los míos.

Retrocedí con pasos torpes, pero me fue imposible, se separará de mí. Sus labios llenos se sentían suaves, dulces y cálidos contra los míos. Estaba tan sorprendido que solo me paralice en mi lugar y dejé que el beso durará el tiempo que tuviera que durar, no era un beso como tal, claro, Camelius solo estaba presionando sus labios contra los míos. Sus manos estaban aferradas a mi camisa con fuerza, impidiendo que me fuera aunque no quisiera.

Siento cada célula de mi cuerpo estallar y romperse, los nervios como agujas clavándose en mi espalda.

Ahora era yo quien temblaba, seguro debía estar sonrojado hasta el cuello.

Cuando se separó de mí aún podía sentir los latidos acelerados de mi corazón retumbar en mis oídos.

Mire al chico unos centímetros más pequeños frente a mí, entonces note que miraba de reojo a su izquierda y todo callo en su sitio en mi cerebro confundido; Claro, me beso por culpa de Apolo, para molestarlo.

¿Por qué otro motivo me besaría?

Una sonrisa amarga se extendió en mis labios.

Camellius quiere montar un circo, bien, lo ayudaré.

Mis ojos oscuros brillaron con un destello púrpura en ellos cayeron a sus labios llenos y rosados. Me incliné hacia él y sin precio aviso atrapé sus labios entre los míos, su reacción fue casi idéntica a la mía. Moví mis labios sobre los suyos, poseyendo su boca y luego de unos segundos Camellius me correspondió con timidez, paso sus brazos alrededor de mi cuello y las mías se aferraron a sus caderas.

Mi legua se deslizó entre sus labios, invadiendo su boca. El pobre chico suelta un lloriqueo ahogado, pero no puedo detenerme cuando mis papilas gustativas captan el dulzor adictivo de su boca. Una risa se escapa desde mi garganta, disfrutando (demasiado) de esta nueva forma de callarlo.

Muerdo, chupo y lamo sus labios llenos hasta que nos quedamos sin oxígeno y es hasta entonces que me veo obligado a separarme de él.

Ambos jadeamos en búsqueda de oxígeno. Estamos tan cerca que lo primero que veo al abrir son mis ojos reflejados en los marrones del hijo de Perséfone, hay una combinación de confusión, furia, tristeza y vergüenza que me dejan hipnotizado por unos milisegundos que se sienten como horas estando atrapado en ellos.

Camelius me da un pequeño manotazo en el pecho, aturdido.

Entonces ambos recordamos al espectador de nuestro circo.

Nos giramos a la vez y no puedo evitar sentir un pinchazo de culpa al ver la expresión en la cara de Apolo de pura confusión y dolor. Es un dios, pero fue agradable durante su tiempo como mortal, somos amigos, creo.

Bueno, por la mirada de muerte que Apolo me lanza, supongo que ya no somos amigos. Supongo que quiere fulminarme con un rayo de sol, sé que no lo hará por el temor de ofender a mi padre divino sobre protector, pero el deseo de hacerlo está marcado en su rostro bronceado divino.

Intento ser indiferente, vaya que sí, pero no puedo evitar sentirme muy culpable al verlo así. Me digo a mí mismo que es su culpa, el engaño a Camelius, lo traicionó y provocó el desenlace de su relación. Ya no son pareja, no debo sentirme culpable.

Camellius me toma de la mano y me saca de mis pensamientos, él abre la puerta de su cabaña y me hace entrar con él a la fuerza. Cierra la puerta y nos quedamos en silencio, suelta mi mano y se queda mirando la puerta.

Noto lo perturbado que está y no puedo evitar desviar la mirada.

Sintiendo que he invadido su intimidad por completo

Aprovecho para mirar alrededor y no puedo evitar notar la pared de la sala manchada de negro, hay manchas en el piso y la pintura está extendida de forma torpe. Recuerdo el lindo mural allí, y me preguntó por qué se tomó el tiempo de abrir todas esas latas viejas de pintura y manchar el trabajo que le tomo días hacer con... Apolo.

— No puedo cree que haya hecho eso...— Una voz quebrada llamo mi atención, me gire a mirar a Camelius.

El castaño claro se cubría el rostro con los antebrazos en forma de "X" sobre su rostro, pero podía escucharlo sollozando con perfecta claridad.

—¿Estas...?— Lo miré incrédulo. No sabía que los demonios pudieran llorar.— ¿llorando? — Pregunté aunque era más que obvio que lo hacía. Camelius lo negó.

—... No.— Lloriqueo.

— Te estoy escuchando Camellius.— Le indico.— Estás llorando.

— ¡Yo no lloró! ¡No estoy llorando!

Nos quedamos en silencio.

Lo único que se escuchaba era el hipo que atravesaba su garganta y hacia saltar su pecho, sus jadeos y como sorbia la nariz. Apreté los labios.

Maldición.

— Te haria sentir mejor... — Gruñí y alce los brazos a regañadientes.— ¿Un incómodo abrazo de hermanastros...?

El castaño claro bajo lentamente los brazos, pude ver sus ojos inyectados en sangre y sus normalmente claros ojos marrones totalmente oscuros. Él dudó unos segundos, bajo la cabeza y se acercó de forma cautelosa hasta estar a un paso de distancia. Él no iba a acercarse más. Acorte la distancia entre nosotros y Camellius no dudo en esconder su rostro en mi hombro. Lo rodeé con mis brazos, acunándolo en ellos mientras daba algunas palmadas en su espalda delgada. Nos quedamos en silencio, pero no era incómodo.

No era del tipo que consolaba a la gente, pero lo haría, solo esta vez.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top