Capitulo 2



   —No puedo creer que tuve que esperar hasta hoy para conocer a Mikasa —Comentó Mara mientras se terminaba de maquillar los ojos.

   —Oh vamos, no te enojes, solo se retrasó un par de días —Le dijo Jean, quien estaba recostado en la cama de su hermana—. Estaba bastante cansada y quiso irse a su casa, sin mencionar que quería ver a sus padres.

   —Ya, ya —Dejó el delineador sobre la cómoda y se giró para verlo—. Es que no me parece la mejor opción conocerla en una fiesta ¿Entiendes? Con la música a mil y con tanta gente. Pero bueno, supongo que hay que adaptarse a la situación.

   —Tranquila, ya tendrás la oportunidad de hablar con ella —Le aseguró el mayor mientras jugaba con un peluche que había en la cama—. Ahora que volvió no voy a soltarla por nada del mundo —Tomó el peluche en forma de banano que había sobre la cama y continuó—. Espero que disfrutes de usar tapones para los oídos.

     Mara hizo una mueca de asco y le lanzó una pequeña esponja de maquillaje en el rostro.

   — ¡Ugh, no, ¿Por qué demonios me creaste esa imagen mental?! —Le preguntó con molestia para luego regresa su mirada al espejo, terminando de maquillarse—. Dios, eres un asqueroso.

    Jean se echó a reír y observó como su hermana se terminaba de acomodar su ropa, echándose perfume por casi todo el cuerpo.

   —Listo, ya terminé —Se acomodó el cabello y sonrió— ¿Cómo me veo?

   —Vaya, no sabía que íbamos a un desfile de moda —Sonrió de lado al ver la mueca de disconformidad de su hermana—. Estás deslumbrante, Mara, conquistarás a más de uno.

   —Gracias, paso al baño y nos vamos, ¿Si?

   —Solo apresúrate, te espero en el auto —Le dijo antes de salir de la habitación.

    Se miró una última vez en el espejo, asegurándose que su ondulado y castaño cabello estuviese bien peinado. Había decidido ponerse un vestido de satín color verde oliva y unos zapatos blancos. Le gustaba como se veía, la tela satinada se ajustaba perfectamente en los lugares correctos y el color resaltaba más su piel bronceada.

     Entonces un fuerte bocinazo la sacó de sus pensamientos. Se apresuró en bajar y salir de la casa, pues su hermano ya estaba exagerando con la forma que hacia sonar la bocina del auto. Se subió al asiento del copiloto y Jean comenzó a manejar rumbo a la casa de Marco.

     Tardaron más de diez minutos en llegar y cuando se detuvieron frente a la casa se sorprendió al ver a tantas personas, tanto fuera como dentro de la casa. Esbozó una pequeña sonrisa, tratando de disipar los nervios que sentía, e hizo el amague de abrir la puerta del auto, sin embargo su hermano volvió a cerrarla. Se giró para verlo algo confundida.

   — ¿Sucede algo? —Le preguntó.

   —No se a que tipos de fiestas hayas ido en Londres, pero aquí sucede de todo, así que no viene mal un par de consejos —Mara soltó un suspiro pero de igual forma le prestó atención—. Primero, si bien la gran mayoría de personas que están en esta casa te conocen y te respetan, hay un montón de tipos que vienen de agregados y que son unos malditos —Miró hacia todas partes y continuó—. No bebas nada que te den, mucho menos si no has visto como lo han preparado. Tampoco consumas nada de lo que te quieran invitar ¿Esta bien? Y toma esto.

     Jean le entregó un gas pimienta, y ella lo miro sorprendida.

   —No creo que sea necesario, ¿Sabes?

   —Ah, y también esto —Abrió la guantera del auto y le entregó un par de paquetes de condones.

   — ¡Jean, ¿Qué demonios?! ¡¿Por qué me das esto?! —Exclamó algo avergonzada, guardando rápidamente los paquetes dentro de su bolso— ¿Por qué demonios piensas que yo-

   —Oh, vamos Mara —Bufó con molestia y apretó el volante con las manos—. Que seas mujer no significa que no puedas coger en una fiesta. Igual no lo hagas.

     La menor no pudo evitar soltar una carcajada al tiempo que negaba con la cabeza.

   — ¿Y el gas pimienta?

   —Por si un imbécil no entiende que “no es no” —Subió las ventanillas y abrió su puerta—. Vamos.

    La joven asintió y se bajó del auto, observando cómo una joven de cabello castaña se acercaba corriendo a ellos.

   — ¡Finalmente volviste, Mara! —Exclamó Sasha, su mejor amiga—. Ya extrañaba con quien hacer travesuras.

   —Me alegra verte después de tanto tiempo —Correspondió al abrazo con fuerza—. Mi hiciste mucha falta.

   —Obvio, cariño, Sasha solo hay una —Se separó y la tomó por las manos—. Ahora, vamos con el resto. Nos están esperando.

    La joven asintió y se dejó guiar hacia el interior de la casa, la cual estaba decorada como una fiesta de neón y repleta de gente que no conocía. Observó con atención la cantidad de bebidas alcohólicas o de personas que estaban fumando dentro de la casa. Salieron al jardín, agradeciendo por poder respirar aire limpio, y no pudo evitar sonreír al ver a todos sus amigos sentados alrededor de una fogata.

   —¡ ¡Mara! —Exclamó Connie al verla llegar— ¡Por fin regresaste! ¡Bienvenida a casa!

     El chico se acercó y la abrazó con fuerza, y de la nada sintió más brazos alrededor de ella. Eran los brazos de Historia, Ymir y Reiner, que habían decidido unirse al abrazo.

    —Hasta que regresaste Mara , ya extrañábamos tu presencia —Comentó la morena para luego abrazar a su novia—. Pensábamos que los lagos de Londres te habían comido.

     La nombrada se echó a reír al tiempo que se sonrojada con fuerza.

   —No le hagas caso a Ymir —La sujetó por las manos y continuó—. Estás tan hermosa, amiga. Te queda precioso ese vestido.

   —Gracias Historia, tu también te ves hermosa —Sonrió de lado—. Felicidades por cierto, se ven lindas juntas.

   —Muchas gracias —Ymir le sonrió.

   —Hermanita —La nombrada se giró y sonrió al ver a su hermano, quien estaba acompañado de una joven pelinegra—. Te presento a Mikasa Ackerman, mi novia —La presentó—. Cariño, ella es Mara, mi hermana menor.

   —Me alegra por fin conocerte, Mara —Dijo la ojinegra sin dejar de sonreír—. Jean me ha hablado mucho de ti, casi siento que te conozco de toda la vida.

   — ¿Ah si? Pues espero que solo te haya dicho cosas buenas, si es que quiere dormir bien esta noche —Dijo y le sonrió a su hermano de manera divertida—. Me alegra mucho conocerte Mikasa, y parece que tienes mucho carácter. Me gusta eso. Espero que lo tengas a mi hermano bien adiestrado.

    Ambas se rieron, ignorado los reclamos del castaño, y continuaron hablando un rato, tratando de conocerse un poco, mientras el resto seguía charlando y riéndose a carcajadas. A la media hora apareció Armin, y tal como le había dicho su hermano, era un muchacho muy apuesto y divertido. Rubio, de hermosos ojos azules y una carismática personalidad.

     Le cayó bien de inmediato, y en cuanto menos se dio cuenta, terminó entablándose en una charla profunda entre la novia de su hermano y la persona que, muy posiblemente, se volvería su amigo.

     Por un momento juró que más de uno quiso emparejarla con Armin, sin embargo se dio cuenta al instante de que ese chico ya tenía su interés, y era nada más y nada menos que Annie, la mejor amiga de Reiner y la ex novia de Berthhold.    

     Armin era un chico muy lindo, no lo iba a negar, pero respetaba demasiado a Annie como para meterse en ese terreno.

     Al cabo de dos horas de fiesta, y ya harta de beber coca-cola, decidió ir a prepararse alguna bebida alcohólica. Jean se apresuró en preguntarle si quería que la acompañará, pero la menor solo le dijo que se quedara con su novia y que ella no se iba a demorar.

     Entró de nuevo a la casa, ignorando a las personas que la invitaban a bailar, y trató de buscar algún canino entre el sin fin de personas que había, y se encaminó a la cocina.

   —Finalmente —Sonrió al ver la isla de la cocina repleta de botellas de diferentes tipos de bebidas y se frotó las palmas de las manos—. Ahora…ginebra, ginebra, ginebra —Repitió mientras leía los nombres de las botellas—. Aquí está.

      Justo antes de que pudiera tomar la botella, alguien más logró agarrarla con rapidez. Alzó la mirada algo confundida y se sorprendió al ver a un joven frente a ella, quien no dejaba de sonreírle.

     Si bien estaba un poco alejado de ella, la diferencia de altura lograba ponerla un poco nerviosa. Era atractivo de ver; tenía la apariencia típica de un “chico malo”, con una camiseta roja, un pantalón de mezclilla y una chaqueta negra. La confianza que mostraba a través de su actitud relajada y esa sonrisa burlona lograron sacarle un pequeño suspiro, uno que no pasó desapercibido ya que el joven amplió su sonrisa.

     Sus hebras castañas estaban peinados hacia atrás en una media coleta, aunque algunos mechones salvajes se escapaban de su lugar. Ese peinado dejaba ver sus verdes y brillantes ojos, que no dejaban de mirarla con intensidad.

     Ya había visto esa mirada antes.

   —Tu eres el chico de la motocicleta, ¿No es verdad? —Dijo luego de varios segundos y sus dedos rozaron el mármol de la mesada.

   —Vaya, vaya, si que tienes una excelente memoria —El cuerpo de Mara tembló ligeramente cuando esa sedosa y ronca voz resonó en sus oídos—. Pensé que no me reconocerías.

   —Bueno, tu mirada es bastante particular.

   —Nunca me habían dicho algo así, supongo que debo considerarlo un alago —Dijo y la miró de pies a cabeza—. No te había visto por aquí antes.

   —Eres bastante observador, Sherlock —Dijo de manera divertida para luego intentar quitarle la botella, aunque solo consiguió que él la alejara más— ¿Me das la botella, por favor? Me quiero preparar un trago.

   —Te lo preparo yo —Tomó una copa sin usar y la colocó frente a ella. Colocó bastante hielo y algunas rodajas de limón, luego alzó la mirada y volvió a sonreírle— ¿Te gusta suave o fuerte?

      Mara soltó una pequeña carcajada ante ese comentario y presionó sus labios de forma sutil. Se sentía un poco tonta por reaccionar así ante una simple broma, supuso era debido a la atracción fugaz había sentido por ese chico. No sabía si su mente era demasiado sucia o si realmente había un doble sentido en esas palabras. Pero a juzgar por la sonrisa coqueta que decoraba el rostro de aquel chico, lo más probable era que fuera la segunda opción.

    Bajó la mirada hacia la copa y se dedicó a admirar como esos largos y firmes dedos sujetaban con delicadeza la copa, deleitándose con el contraste entre la morena piel con el color platinado de los anillos que llevaba puestos.

     Por un momento no pudo evitar preguntarse como se sentirían esas manos sobre su piel desnuda.

   —Me gusta suave —Le respondió luego de varios segundos y observó cómo colocaba menos cantidad de ginebra en la copa—. No quiero emborracharme.

   —Eres una chica muy inteligente, cualquier idiota podría intentar aprovecharse de ti.

   — ¿Te incluyes dentro de esos Idiotas? —Se aventuró a preguntar.

   —Yo te prefiero sobria, así mañana te acuerdas de mi —El castaño volvió a mirarla y luego le guiñó el ojo.

     Mara amplió su sonrisa.

   — ¿Y siempre le preparas los tragos a las chicas? —Apoyó sus manos sobre la mesada con firmeza y luego se inclinó ligeramente hacia adelante.

   —No, pero pensé que podría ser una buena excusa para hablarte.

    —Si que eres descarado —Comentó y no pudo evitar morderse el labio inferior—. ¿Cómo te llamas?

   —Me llamo Eren Jeager.

     Su pequeño mundo fantasioso se derrumbó cuando escuchó ese maldito nombre. Toda la emoción se esfumó en ese instante y su sonrisa coqueta fue reemplazada por una mueca de… ¿Disgusto? Ni siquiera sabía como catalogar la emoción que sentía en ese momento. 

     ”Maldito seas Jean Kirstein y tu manía por enemistarte con los chicos más ardientes de la ciudad”. Pensó al tiempo que cerraba los ojos por unos segundos, soltando un suave suspiro. Solo ella podía tener la maldita mala suerte de que el único chico que le parecía sexy en esa fiesta, y que encima parecía estar interesado en ella, fuese el “enemigo número uno” de su hermano.

    —Aquí tienes —Salió de sus pensamientos cuando el joven le extendió la copa. Dudó por unos segundos pero terminó por aceptar la copa—. Dime que te parece.

     Bebió un poco del trago bajo la atenta mirada del ojiverde y luego se relamió los labios de manera inconsciente, soltando un pequeño gemido de satisfacción.

   —Bastante bueno, de hecho —Esa respuesta logró sacarle una sonrisa orgullosa al moreno—. Gracias por el trago.

   —Me alegra que te haya gustado.

     Eren rodeó la mesada y detuvo sus pasos cuando estuvo frente a ella. Mara bajó la mirada de manera instintiva cuando se dio cuenta de que la diferencia de altura era mucho más de la que había pensado. No pudo evitar sentirse algo intimidada y pequeña ante esa imponente presencia, pero de una manera bastante placentera. Su cuerpo tembló cuando él la sujetó por la barbilla y la hizo alzar su mirada, luego su mano tomó un pequeño mechón de cabello y empezó a jugar con el.

   — ¿Ahora si me dirás tu nombre? —Susurró de tal forma que solo la escuchara ella.

   —Mi nombre es Mara… —Le respondió sin dejar de mirarlo a los ojos—. Supongo que ya te vas a ir…

   —Bueno…mi hermana debe estar esperando a que regrese con nuestro grupo de amigos—La ojimiel asintió, fingiendo no saber quienes eran esas personas, y siguió mirándolo con atención—. Pero no sucederá nada si me pierdo por unos momentos… ¿Tu quieres perderte conmigo? Podríamos aprovechar para bailar.

   —Eh…bueno…

   — ¿O alguien te esta esperando? —Preguntó Eren se giraba hacia donde estaba mirando Mara, tratando de ver en que había puesto su atención.

     La ojimiel se mordió el interior de la mejilla de manera nerviosa. Realmente le quería aceptar la oferta de Eren, pero se sentía mal por haber dicho que nunca se acercaría a él…cuando era lo que más deseaba en ese momento. Y entonces observó el lugar por unos segundos; la casa era inmensa y estaba repleta de personas que no dejaban de bailar bien pegados, sería bastante difícil encontrarlos si su hermano se disponía en buscarla. Sin mencionar que estaba segura de que ninguno dejaría que fuera a buscarla. Rezaba que lo detuvieran si eso pasaba.

     Y en su defensa, Eren estaba demasiado bueno como para desaprovechar tremenda oportunidad. Después de todo, solo sería cosa de esa noche.

     ”Que se joda Jean”. Pensó y luego se giró hacia el más alto.

   —Tranquilo, puedo decirle a mi amiga que me perderé por unos minutos para que no se preocupe —Le respondió—. Y si quiero bailar contigo.

     Eren sonrió de manera triunfal y la tomó por la mano, guiándola hacia el centro de la pista.

     Estaba nerviosa, no iba a mentir. Tampoco era que nunca había bailado con un chico, pero ninguno que impusiera tanta presencia al punto de lograr acelerar su corazón. También estaba muy segura de que le sudaban las manos, y rezaba que Eren no se hubiese dado cuenta de ese pequeño detalle.

     Y aunque hubiese sido así no sintió que eso le importara, de hecho giró el rostro y le dedicó una sonrisa bastante seductora, una que la obligó a beber un buen trago del Gintonic. Cuando llegaron al centro de la pista, la hizo girar sobre su eje en un intento calmarla, y funcionó porque soltó una suave risa.

     Sonaba una canción que no conocía, suponía que era nueva, pero el ritmo era similar a las del resto del género así que no fue difícil adaptarse a ella y comenzar a moverse. Y aunque al comienzo se sintió nerviosa, cuando menos se dio cuenta ya tenía las manos de Eren sobre su cintura guiando sus movimientos de tal forma que se refregaba contra su pelvis.

     Estaban completamente desinhibidos, ya sea por el alcohol que habían ingerido o porque todos en esa fiesta todos se estaban poniendo “pegajosos”. Mordió su labio inferior, disfrutando bastante el sentir la acelerada respiración del moreno detrás de su oreja o de sus suaves labios contra la piel de su cuello. Jadeo y cerró los ojos cuando Eren aplicó mas fuerza sobre el agarre en su cintura, estrujando la fina tela de su vestido.

     No era suficiente para ella. Necesitaba sentirlo más cerca, necesitaba tocar más de su piel. Sabía que tal vez no era lo correcto, pero en ese momento sus deseos dominaban a la razón en su cabeza. Quería a Eren Jeager ¿Se podía eso? 


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Hola gentecilla bella, como están?


Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial



Aquí regresó con una capitulo nuevo de esta novelaaaaaaa
Y Eren y Mara ya se conocieron!!!

Veamos a donde lleva esto jefe




Si les gustó, dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón

Sin más que decir, bye bye



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