28. Las entradas

Ted

La vista me arde y mi estómago gruñe. Tallo mis ojos y limpio las lágrimas que se me escapan por estar tanto tiempo frente a mi laptop. Pauso el clip y miro de reojo la hora en la esquina de la pantalla notando que ya es miércoles y son las 4:30 am.

Golpes suaves en el cristal de la ventana hace que me gire algo exaltado, pero al notar que es Bianca me pongo de pie y elevo el cristal.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Justo ahora? Congelándome el trasero. ¿Me vas a dejar entrar o no?

Me aparto dándole el suficiente espacio para que cruce por el reducido espacio y se adentre al lugar dejando nieve caer a sus costados.

—Son casi las cinco de la mañana, Bianca.

—Y ninguno de los dos se encuentra durmiendo, ¿coincidencia? —dice a la vez que se quita su cazadora y guantes.

Arroja las prendas a un costado cosa que elijo ignorar ya que Bianca es desordenada y recordarle eso solo empezará una pelea.

—Sabes muy bien que a mi papá no le gusta que estés aquí.

Bianca rueda los ojos y se acuesta en una esquina de mi cama viéndome sin el mínimo de inquietud.

—A tu papá no le gustan muchas cosas, pero ese no es mi problema. Mejor dime que es lo que te tiene despierto a esta hora —hace una pausa y comienza a rasgar lo poco que queda del esmalte negro en sus uñas—. ¿Terrores nocturnos? —cuestiona sin elevar la vista.

—Ojalá —me giro para volver a la silla del escritorio y observo la pantalla de la laptop—, estoy revisando las cintas de seguridad del instituto de los pretenciosos.

—¡Santa mierda! —se ríe por lo bajo y los resortes del colchón hacen un molesto sonido cuando ella se pone de pie—. Pero ¿de qué me he perdido?

—¿De qué me he perdido yo? —volteo para verla a mi costado—. Pensé que estarías más tiempo encerrada.

—Hidden pagó el dinero por los daños y su hermana la abogada se encargó de todos los trámites. ¿Puedes creerlo? Estoy segura de que él piensa que, porque hizo eso, mágicamente todo se arregla y me voy a olvidar de que en realidad es un odioso.

—Un odioso con dinero —le recuerdo.

—De seguro no le dolió gastarlo, así que no me siento en deuda con él.

Sin mirarla presiono la barra espaciadora para que el video siga reproduciéndose.

—¿Qué se supone que estamos viendo? —susurra, Bianca.

Señalo una mesa en el centro de la gran cafetería del instituto en la que se puede ver a Kylie Russo junto a su mejor amiga, su novio y un par de desconocidos, todos hablando y riendo.

—¿Recuerdas la gran idea de Hidden sobre obtener las cintas de seguridad? —pregunto y Bianca asiente—. Bueno... Al parecer lo hicieron, las robaron ayer en la mañana y fueron a nuestro instituto a decirnos, pero solo me encontraron a mí.

—¡Así que por eso sabían que estaba encerrada! —me da un zape en la cabeza.

La miro mal y pauso el clip.

—Cuando fui por mis libros a la salida me di cuenta de que los habían dejado en mi casillero a pesar de que explícitamente les dije que no les iba a ayudar.

—Pues... —Bianca se pone erguida y toma uno de ellos viendo lo escrito—. Son casi las cinco de la mañana y estás viendo las grabaciones, ¿no qué no?

—No pude evitarlo —subo los hombros y cierro mi libreta—. Ya voy por el martes 30 de noviembre en su hora de almuerzo y no hay nada.

—¿Nada?

—Nada —repito y miro a la pantalla ahora en dirección a la mesa donde se encuentran Parker, Hidden y Gina—. A excepción de que Parker está enamorada de Hidden.

—¡Cállate! —Bianca abre los ojos con sorpresa y conteniendo la risa—. ¿En serio? —asiento y bajo la pantalla.

Ya ha sido suficiente, necesito dormir.

Me apresuro a guardar los CD dentro de mi maleta y también mi libreta, lo que menos necesito es que mi padre se dé cuenta de que tengo esto.

Le paso seguro a la puerta y señalo con mi cabeza la cama, no es como si nos quedaran muchas horas para dormir ya que entramos a las 7:00 am, pero por lo menos serán un par de minutos en los que mi vista podrá descansar.

Cuando estoy por apagar la luz Bianca carraspea.

—¿Podrías dejarla encendida?

La miro con cansancio.

—¿Por qué? ¿Ahora le tienes un miedo irracional a la oscuridad?

—Quizás... —se encoje de hombros.

—¿Hablas en serio? —señalo a la ventana—. ¡Vives como a seis cuadras de aquí en la cima de una colina rodeada de pinos y llegaste caminando en medio de la madrugada! —me acerco a la cama—. Hiciste eso sabiendo que hay alguien peligroso vigilándote y... ¿Ahora me dices que le tienes miedo a la oscuridad?

—Ugh, de acuerdo... —eleva las manos—. Es que no quiero dormir.

—Muy mal, porque yo sí —me acuesto de espalda viendo el techo blanco más borroso que claro.

Bianca se deja caer a mi costado de la misma forma.

—Siento ganas de llorar —admite.

—¿Ah sí? —susurro y cierro mis ojos—. ¿Por qué?

—No lo sé, quizás si lo hago encuentre la razón, tengo demasiada mierda emocional acumulada.

—Lo que necesitas es un psicólogo —me giro dándole la espalda y tomo la almohada para cubrir mi rostro con ella.

—Lo sé —su voz se escucha lejana, más por el sueño que por el bloqueo que ofrece la almohada—. ¿Ted?

—¿Huh?

—Fue extraño que estuvieran allí...

—¿Quiénes? ¿Dónde? —sigo murmurando mientras mantengo una batalla interna por permanecer despierto para seguir escuchándola.

—Los chicos.

—Ah, ellos. Sí, también fue extraño verlos en el instituto, pero allí estaban.

—¿Así se siente?

—¿Qué cosa?

—El que alguien se preocupe por ti.

—Yo siempre me preocupo por ti, Bianca.

—Es porque eres mi hermano, Ted.

Me quito la almohada de la cabeza y me acomodo mejor pegándome a la cabecera de la cama, y sentándome más erguido.

—Antes de saber que era tu hermano ya era tu mejor amigo.

Veo que hace una mueca y desvía la mirada para otro lado.

—¿Estamos haciendo lo correcto? ¿Alejarnos es la mejor decisión? —pregunta por lo bajo—. Quizás lo que me molesta mucho es admitir que siento algo de culpabilidad al dejarlos.

—Lo sé.

Ella se ríe.

—Obvio que lo sabes, lees perfectamente las emociones de todos.

—No —niego—, lo sé porque yo también me siento igual —señalo a mi escritorio—. Quiero con desespero encontrar algo que nos lleve a un criminal y darle vuelta a la página de esta dramática historia en la que nos hemos sumergido con esos tres molestos chicos, pero... ¡Parece imposible!

Bianca aferra una almohada sobre su estómago y voltea para verme.

—He vivido toda mi vida atada a una mala reputación y nunca me ha importado, pero ahora... Quisiera poder ser más que eso, Ted. Siento que con ellos podré hacerlo, no lo sé, puede que solo esté delirando, ¿verdad?

El silencio llena la habitación por completo, no porque la confesión de Bianca me haya tomado por sorpresa, sino porque me doy cuenta de que dijo todo lo que yo quiero decir y no me atrevo.

Yo también quisiera ser de más utilidad.

Supongo que después de todo la muerte de Kylie Russo no es algo que dejaremos como un asunto sin resolver.

Suelto un bostezo y sin poder evitarlo el sueño me atrapa por completo.

❁❁❁

Parker

Cierro el libro y elevo la vista al cruzar por las puertas dobles de la biblioteca.

Rápidamente diviso a mis amigos sentados en nuestra usual mesa, así como también a Jass Baker sola en una esquina del lugar leyendo lo que parece ser...

Qué extraña coincidencia.

Bajo la vista a mis manos al notar que está leyendo la misma novela que llevo leyendo desde hace un par de días.

Tomo asiento junto a Gina e intento buscar de forma disimulada a Connor Gustov por los rincones de la biblioteca, pero el chico no está por ningún punto visible a mis ojos.

—El director entró al lugar cuando estabas en el baño y se lo llevó —me explica Gina al darse cuenta de mi escrutinio.

Dejo el libro a un costado y asiento a lo que dice.

—Revisa tus mensajes, están hablando de ello en el grupo del salón —dice Hidden y eleva la vista para observarnos mientras bloquea su celular—. Se está corriendo el rumor de que todos los de último año serán los primeros en ser interrogados por el incidente de ayer.

Suelto un suspiro y saco del bolsillo de mi falda el celular.

—¡Carajo! —devuelvo el aparato a mi bolsillo cuando termino de leer los mensajes—. No son todavía ni las siete de la mañana y ya me estoy estresando —me inclino un poco sobre la mesa para susurrar—: Nos van a descubrir, no puedo ser expulsada... ¡Mis padres van a matarme!

—Relájate —Gina rueda los ojos—, no nos van a descubrir, desde un punto de vista realista cualquiera pudo hacerlo, hay cientos de estudiantes en este lugar, cualquiera podría tener un motivo para activar la alarma contra incendios.

—Exacto, las semanas de exámenes pueden ser muy caóticas —prosigue a decir Hidden dándole la razón a Gina.

Masajeo mi sien y observo para otro lado, específicamente a la mesa de Jass Baker, la chica pasa una página del libro, pero su lectura es interrumpida cuando dos de nuestras compañeras -también pertenecientes al equipo de porristas del cual Jass es ahora la capitana-, le entregan un sobre pequeño color blanco y se alejan tan rápido como llegaron.

No puedo evitar sentir algo de pena por la forma en la que todos le huyen a Jass desde que piensan que Connor asesinó a Kylie. El permanecer junto a él no solo ha hecho que Jass sea ignorada por los que en su momento decían ser sus amigos, sino que también sea condenada por asociación.

No quiero ser imprudente, pero la curiosidad por saber que hay dentro del sobre hace que siga viéndola mientras saca dos pedazos de cartoncillos.

—¿Son las entradas para el baile de invierno? —susurra Gina—. Jonás me dijo que hoy empezarían a venderlas.

Al ver a mi amiga noto que se encuentra igual de curiosa que yo.

—Es extraño, no hay un solo póster referente a ello por las paredes del instituto —dice Hidden.

—Lo sé —Gina le da la razón—, el año pasado para este tiempo ya todos estaban emocionados y era el único tema del cual se hablaba por los pasillos.

El rostro de Jass cambia a uno muy triste, incluso creo que va a llorar, pero la campana suena a lo alto avisando de que ya es hora de entrar a nuestro salón para hacer el examen de hoy. La chica guarda las entradas del baile dentro del libro usándolas como separador y se levanta para salir del lugar.

—¡Ugh! No quiero sentarme por las siguientes dos horas para hacer el estúpido examen de biología —Gina se queja.

Nos ponemos de pie para irnos al laboratorio que usamos para esta materia y que está solo a dos puertas de distancia de donde nos encontramos. Recorremos el pequeño tramo en silencio y entramos al salón que de apoco comienza a llenarse con el resto de nuestros compañeros.

Nuestro profesor no llega aún, cosa que nos da la oportunidad para acomodarnos en nuestras mesas designadas, y sacar todo lo necesario para desarrollar el examen.

Gina y yo nos ponemos a conversar de lo nerviosas que estamos por esta prueba ya que no es nuestra materia favorita. Me arroja un pedazo de papel cuando bromeando le digo que de seguro ganará una F, pero su rostro se vuelve total seriedad en el momento en que un fuerte carraspeo llama por nuestra atención.

Me giro y noto que el director está entrando salón con nuestro profesor y Connor Gustov pasa junto a ellos con la mirada baja para tomar asiento dos mesas delante de mí que estoy en la fila de la derecha. Noto la mirada de reojo que Hidden me da desde su asiento en la primera mesa de la fila izquierda.

—Buenos días —dice el director.

—Buenos días, director Benedict —respondemos todos de forma alta.

—No les quitaré mucho tiempo, sé que tienen un examen y yo más salones que recorrer —comienza a decir—, así que seré breve. Si en este lugar se encuentra él o la responsable de la broma de mal gusto ocasionada el día de ayer quiero decirle que es libre de pasar a mi oficina en el transcurso del día para hacer lo correcto y confesar. Nadie debería jugar con algo tan serio como lo es activar una alarma contra incendios, menos en un tiempo como este. Como director de este lugar siento que se pone en duda el sí estamos haciendo o no un buen trabajo en su educación ya que es horrible pensar que uno de nuestros estudiantes fue capaz de hacer algo como eso e incluso de borrar las grabaciones de las cámaras de vigilancia de toda una mañana.

Mi corazón late con mucha fuerza y sin haberme dado cuenta estoy desmenuzando mi borrador. Dejo la pequeña barra de lado y trago el nudo en mi garganta.

—Chicos, nadie está apuntando los dedos y acusando a alguno de los presentes en este lugar, pero el que tenga oídos para oír que oiga, la broma fue muy insensata —prosigue a decir el profesor.

—El responsable recibirá una suspensión y también una audiencia escolar que determinará su futuro en lo que resta de sus estudios —se apresura a decir el director—, porque él o ella sabe muy bien que hizo algo más que activar la alarma contra incendios, eliminar las grabaciones para borrar sus huellas y desactivar la vigilancia.

Mierda. Se dieron cuenta de que los CD no están.

Miro a Gina y ella a mí de vuelta. Su rostro de seriedad hace que mis nervios aumenten.

Una mano se eleva. Se trata de una de las porristas que le llevaron el sobre a Jass en la biblioteca. El director asiente en dirección a la chica dándole así la palabra.

—¿Podemos saber qué más hizo el bromista?

—Ciertamente —el director da un paso al frente y nos mira con ojos acusadores a todos—. Robaron cinco discos compactos que contenían grabaciones de vigilancia.

Otra mano se levanta. Es el chico junto a Hidden. El director le da la palabra.

—¿Quién querría robar una semana de vigilancia de este lugar? ¿Está seguro de que fue un estudiante? Honestamente suena a algo que alguien fuera de aquí quisiera eliminar.

—¿Alguien cómo quién? —el director camina hasta el chico, haciendo que este se intimide un poco por la cercanía que solo la mesa divide.

—No lo sé —murmura—, escuché que eliminaron las cintas vigilancia de los Baker hace unos días, lo cual era muy conveniente para un presunto asesino que se encuentra en nuestro salón —todas las miradas caen en Connor—. Puede que las cintas robadas aquí tuvieran material incriminatorio que hundiría por completo a-

—Dios mío, ¡cállate la boca! —Jass estalla—. No tienes una puta idea de las cosas que dices, Franklin. ¿Por qué no introduces tus teorías estúpidas por tu trasero y te metes en tus propios asuntos?

—¡Jass! —el profesor da un paso al frente—. Lenguaje, jovencita, no estás en tu casa.

—Pues... No me quedaré callada cuando literalmente están haciendo lo que usted dijo que no harían: apuntar los dedos y acusar —Jass se pone de pie—. Me voy de este lugar, póngame una F, no me importa —toma su maleta y sus cosas con rapidez.

El salón se queda muy tenso cuando la chica se para frente al director y dice—: No se lamente por la educación que esta institución ofrece a sus alumnos, recuerde que la formación también viene de casa. Tome medidas al respecto y no ande rogando por una confesión que no le van a dar.

—¡Jass! —Connor se pone de pie con intenciones de seguirla, pero soy más veloz que él y salgo de ahí aprovechando que el director y el profesor intentan bloquear la salida del chico.

—¡Parker! —escucho a Gina y Hidden a lo lejos.

Veo la sombra de Jass doblar el corredor principal y una puerta se estrella, así que siguiendo su camino me adentro al lugar donde creo que se encuentra.

Los sollozos retumban por todo el baño de chicas y suelto una maldición baja al ver que Jass está limpiándose las lágrimas frente al espejo.

—Jass...

—¿Qué es lo que quieres, Lawson? —pregunta frunciendo el ceño y viéndome por el espejo—. ¿Viniste a burlarte porque defiendo a la persona que todos en este lugar han convertido en un villano?

—No —niego, acercándome—, yo no-

—¡Perfecto! —exclama y se gira para verme cara a cara, sus lágrimas no dejan de caer—. ¿Entonces estás aquí porque sientes lástima? No quiero tu simpatía.

—Jass, estoy aquí porque les creo —susurro—. Sé que Connor no lo hizo.

Algo en ella parece cambiar, es como si el que yo dijera eso le trajera una calma que no es capaz de admitir.

—¿Nos crees? —repite también en un susurro y su labio inferior comienza a temblar.

—Sí —asiento y tomo sus manos intentando tranquilizar más mi propio temblor que el de ella.

Jass sorbe su nariz y me mira a través de las lágrimas. Me quedo en silencio y ella eleva la cabeza en un inútil intento por no seguir llorando, me suelta para limpiarse las lágrimas y se aleja de mí para sentarse junto a su maleta en el suelo.

Tomo lugar a su lado viendo lo reluciente de las baldosas del lugar.

—Kylie siempre estaba pensando a futuro, ¿sabes?

—¿Ah sí?

—Sí —admite—, hasta en lo más mínimo. Ella era el tipo de amiga que compraba pastillas para los cólicos solo por mí y las mantenía en su bolso de emergencia porque sabía que yo olvidaría por completo comprarlas. Era así con todo —Jass toma su maleta y saca de ella la novela solo para tomar lo que efectivamente son las entradas para el baile de invierno—. Incluso con Connor, ella siempre estaba un paso adelante.

—¿Las compró para ellos? —pregunto señalando las entradas.

—Sí —Jass asiente—, las chicas me dijeron que Kylie pagó por estas entradas desde inicios de noviembre —siento que comenzaré a llorar—. Creo que una de sus mejores virtudes resultó ser su mayor perdición porque ver siempre a futuro es algo caprichoso.

—¿Lo es?

Jass me entrega las entradas.

—Lawson, nadie debería estar pensando a futuro cuando lo único que vivimos siempre será el presente.

—En eso tienes razón.

—Kylie prometió que seríamos mejores amigas toda la vida —dice con tristeza—. ¿No crees que esa promesa estaba llena de capricho y ahora que la he perdido no odio con profundidad que pintara con los colores más brillantes un futuro que nunca tendremos?

Gina entra al baño con la respiración agitada y al vernos su rostro se relaja.

—Pensé que se habían ido del instituto —dice y se inclina para quedar arrodillada frente a nosotras—. ¿Están bien?

Jass y yo nos miramos y asentimos en dirección a Gina. Mi mejor amiga ladea una sonrisa de labios cerrados.

—Ya estábamos por volver al salón —Jass se levanta y arregla los dobleces de su falda—. Debería disculparme con el profesor, no puedo fracasar, mi madre es capaz de desheredarme si ve una mala calificación en mi reporte.

—¿Es muy estricta? —pregunta Gina con curiosidad mientras me ayuda a ponerme de pie.

—No, solo es de las que espera siempre lo mejor —sube los hombros, despreocupada. Le extiendo a Jass las entradas de regreso, pero ella niega—. No, quédatelas.

—¿Estás segura?

—Sí —sonríe, pero su sonrisa no llega a sus ojos—, por alguna razón tú le caías muy bien a Kylie, estoy segura de que no tendría problema con ello.

Gina me mira extrañada cuando Jass sale del baño.

—Tienes que contarme todo lo que-

Sus demandas quedan interrumpidas por el abrazo que le doy.

—Te quiero muchísimo, ¿me oyes? —digo contra su cabello.

—Yo también te quiero, Parker —se ríe—. ¿Qué te ha picado?

Me separo y observo su rostro. Sus mejillas llenas de pecas se hinchan por la sonrisa confundida que me está regalando.

—Jass me ha recordado que mirar a futuro es muy incierto y por eso debo decirles a las personas que quiero lo que siento antes de que no tenga oportunidad de hacerlo.

—Huh, eso fue muy específico para una conversación de dos minutos con Jass —se burla.

—Gina, te quiero y Dios bendiga el día que nuestros padres compraron sin saber sus casas una junto a la otra y decidieron procrearnos alrededor del mismo tiempo.

Gina hace una mueca de desagrado.

—Bueno, gracias por una imagen mental que no quería tener tan temprano —pasa un brazo por mis hombros mientras caminamos a la salida del baño—. Apenas terminemos nuestro examen tienes que contarme todo lo que pasó aquí.

¡Basta! Adoro la amistad de Ted y Bianca.

-Cute

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top