16. Implementos

Parker

No es un secreto que jugar a ser investigadora en un caso de asesinato no es algo que hago cada fin de semana. ¿Infiltrarme en la habitación de alguien? Mis padres me enseñaron el valor de la privacidad, pero véanme ahora, por votación unánime fui la elegida para acompañar a Hidden al homenaje de mañana por la noche, lo que significa que seré yo la que tendrá que buscar la forma de acceder a la habitación de Kylie en busca de pistas.

Con la creciente corriente de nerviosismo paso el dulce líquido por mi garganta tratando de alejar los posibles escenarios donde todo esto termine mal. Dejo la copa vacía de vino tinto sin alcohol que fue el acompañante de un exquisito almuerzo y observo como Gina y Bianca están en una esquina de la oficina terminando de armar el plan que ejecutarán mañana para acceder a la oficina de la madre de Gina. Vagamente he escuchado frases como: «Prueba de embarazo» «¿Te asustan las agujas?» «¡Va a funcionar! Mi mamá es doctora, ella no puede resistir la idea de ayudar a alguien que lo necesita».

El sofá se hunde a mi costado izquierdo cuando Hidden toma asiento junto a mí soltando un gruñido de cansancio al hacerlo. No quiero mirarlo, porque tengo miedo de que se dé cuenta de que quizás no estoy dispuesta a hacer todo lo que se necesita para descifrar este rompecabezas. ¡Me gusta leer y escribir ficción! Pero no me creo capaz de soportar la presión que esos valientes personajes desafían en momentos como esos cuando dan pie a su plan. Gina y Bianca se ven muy determinadas, incluso Ted que se encuentra en el sofá individual hablando en voz baja por celular con alguien que asegura nos puede conseguir los planos de la mansión Russo sin hacerle preguntas.

—Necesitas un buen vestido para mañana, ya sabes... Será algo elegante —dice Hidden sacándome así de mi aterrorizada mente.

—Creo que puedo conseguir algo —susurro y mantengo la vista fija en Gina y Bianca.

—¿Te asusta? —pregunta y luego añade—: ¿Te asusta el que tengas que entrar a la habitación de Kylie?

—Todavía no sabemos si tendremos acceso a ella, así que no me hago muchas esperanzas —respondo y esta vez decido voltear para verlo.

Sus ojos azules mirándome fijamente me sacan de balance por una pequeña fracción de segundos, estamos cerca, pero no esperaba que fuera tan cerca. Trago saliva cuando desvía su mirada de mí y observa a Ted que no pone el mínimo interés en nada más que en la llamada que está teniendo.

—¿Han mostrado ser de utilidad? —vuelvo a hablar.

—Todavía no me fío de ellos, Parker. Puede que sus pasadas acciones delictivas y conocimientos sobre crímenes sean un punto a favor ya que tienen una perspectiva distinta a la de nosotros tres, pero eso no significa que sean del todo confiables. Algo en esos dos aún no me cuadra del todo, puede que sea el hecho de que no los conocemos en absoluto.

También llevo mis ojos hasta Ted y digo:

—Hidden, ¿qué es lo que tienen que hacer para probar que son confiables?

—Te diré cuando lo sepa —se inclina para tomar su copa de vino a medio tomar y la lleva a sus labios para beber del contenido, dando con esa acción fin a la conversación.

Ted se levanta del sofá y guarda su celular mientras dirige sus pasos a las chicas en la esquina de la habitación, se inclina para susurrarle cosas a Bianca y ella solo asiente.

—Tenemos que irnos —avisa Bianca al acercarse con los otros dos detrás de ella—, Ted ya consiguió los planos y tenemos que ir a buscarlos.

Hidden se levanta del sofá así que imito su acción.

—¿Hablas en serio? —Hidden hace una pausa y niega—. ¿Sabes qué? Algo me dice que saber cómo ha logrado conseguir los planos de la mansión Russo será más alarmante que no saber nada, así que no indagaré.

—Bien —dice Ted.

Hidden eleva la copa a sus labios nuevamente.

—Si eso ya está hecho, lo único que nos falta son los implementos —dice Gina y me señala.

—¿Qué implementos? —inquiero y frunzo el ceño—. ¿Por qué me miras a mí?

—¿Acaso crees que infiltrarnos a un lugar no requiere implementos de espionaje? —dice como si fuera la cosa más obvia del mundo—. ¡Audífonos y micrófonos de espías, Parker!

—Suerte con eso —Bianca se burla antes de caminar lejos de nosotros a la salida de la oficina con Ted siguiéndole los pasos.

Estando ahora solo los tres Gina vuelve al tema.

—Tenemos que decirle a Junior que nos ayude, Parker —me señala—, y por tenemos... Me refiero únicamente a ti.

—Oh no —niego—. No, claro que no.

—¿Quién es Junior? —pregunta Hidden no entendiendo.

—¡Junior! El hijo de Barry —responde ella.

—Necesito más que eso, Gina —Hidden arquea una ceja.

—Mi padre trabaja en la Tienda de Reparación y Venta de Electrónicos de Barry —le explico—. Barry tiene un hijo que es un año mayor que nosotros y trabaja allí.

—El chico está enamorado de Parker desde el quinto grado, así que le dará todo lo que ella le pida.

—¿Con que así es la cosa? —Hidden sonríe burlón.

—¡No! —vuelvo a negar—. Lo veo totalmente innecesario.

—Vamos, Parker, necesitamos medios de comunicación y Barry Junior es el único que estaría dispuesto a darnos esos implementos sin protesta alguna si tú se lo pides —Gina insiste e incluso pone ojos de perrito, suplicando.

—No —me cruzo de brazos—, la tienda no está teniendo su mejor racha en ventas. No me pidas que vaya y le diga a Junior que nos ayude, no sería justo para sus ingresos.

—Si esa es la complicación —Hidden da un paso al frente—, entonces yo no tengo problema en pagar por ello. Gina tiene razón, estar comunicados es esencial para este tipo de planes, y si el chico es quien realiza la transacción es mucho mejor porque su enamoramiento contigo evitará que nos haga preguntas.

—Hidden, no puedo creer que estás de su lado con esta loca idea.

—No está de mi lado, simplemente está consciente de que para que este plan sea un éxito debemos tener los implementos de espionaje —Gina responde por él—. Junior está loco por ti y lo sabes. Lo he visto babearse cuando habla contigo.

Hidden hace una pequeña mueca de asco ante eso, pero de inmediato vuelve a sonreír, solo que esta vez con más ganas. Odio mucho que se muestre tan encantado con la realización de que hay un chico enamorado de mí.

¿Acaso no siente celos? ¿Ni siquiera un poquito?

Sacudo mi cabeza y me giro para tomar mi libreta y bolígrafo, ni siquiera sé porque estoy pensando en eso.

—Vamos, se está haciendo tarde y solo me queda como una hora antes de ir a casa de los Olson —susurro y salgo de allí rápidamente.

—Iré por mi billetera y abrigo —avisa Hidden a lo lejos.

❁❁❁

—¡Parker! —Junior hace que dé un brinco en mi lugar y lleve una mano a mi pecho.

—No dejó que diera más de dos pasos dentro del local y ya la ubicó —susurra Gina en dirección a Hidden y él solo sonríe de lado.

Fuerzo mi mejor sonrisa y me acerco al mostrador donde Junior se encuentra solo, en el proceso busco a mi padre por los alrededores sin éxito.

—Está en la oficina de mi papá, el sistema de sonido se dañó en su computadora y acaba de subir a repararlo —dice como si leyera mi mente—. ¿Quieres que lo llame por ti?

—No —digo de forma rápida—. De hecho... Vine a —hago una pausa y volteo para ver a Gina y Hidden. Ella sube sus dedos pulgares en mi dirección y él muerde su labio inferior en un gesto que no logro descifrar, ya no parece que disfruta de la situación como evidentemente Gina sigue haciendo. Me giro a Junior y me apoyo del mostrador—, vine a verte a ti, Junior.

—¿A mí? ¿En serio?

—Necesitamos micrófonos y audífonos de... ¿espía? —frunzo el ceño porque de seguro ese no es el nombre correcto.

—Oh, sí —Junior asiente como si esa compra fuera muy común—. Tenemos de esos, ¿quieres ver los modelos? —sale de detrás del mostrador y se para a mi lado con una sonrisa.

—De hecho —Hidden carraspea y acorta la distancia para llegar a nosotros con Gina que tomó de una esquina de su abrigo para hacerla caminar junto a él—, los tres queremos ver los modelos.

—De acuerdo —Junior asiente sin mirarlo ya que su concentración está puesta en mí y solo me pone más nerviosa de lo que ya estoy—, vamos, es por allá.

Lo seguimos por uno de los pasillos, estando allí, Gina es quien toma total control de la situación, comienza a preguntar sobre: la calidad, distancia de funcionamiento, volúmenes de audio. Cosas que honestamente no entiendo, pero todas sus preguntas logran mantener a Junior distraído de mi presencia y eso lo agradezco.

—¿Y bien? —Gina me mira expectante.

No tengo idea de qué se supone está pasando ahora.

—¿Qué?

—Ya tiene puesto los audífonos y el micrófono —explica Junior—. ¿Puedes notarlo?

Niego. Con su cabello cayendo por los costados de su rostro y su ropa abrigada no veo nada.

—¿Entonces llevamos esos? —pregunta Hidden al poner en su lugar una caja de audífonos normales que había tomado.

—Debemos probarlos —dice Gina—. Vamos, Junior, dales a ellos también un par.

El moreno asiente y se acerca a mí para ayudarme. Trato de evitar su mirada, pero cuando pone los audífonos en mis oídos me es imposible.

—¿De qué se trata? —susurra—. ¿Es para alguna clase de proyecto escolar?

—Puedes llamarlo así —susurro de regreso y él sonríe.

—De acuerdo —asiente—, aquí se enciende —dice y me indica como hacerlo—. Los audífonos tienen la opción de conectarse hasta con cinco dispositivos en la misma frecuencia, solo tienen que activarlos cuando estén juntos y para que no se pierda la conexión no deben estar lejos de 1 kilómetro.

—Será suficiente, no creo que nos alejemos más de un kilómetro los unos de los otros —asegura Hidden.

—Estos son los de mejor calidad —prosigue a decir Junior—, y los micrófonos también. ¿Listos para probarlos en acción?

—Sí —Hidden asiente y me mira—, Parker, ¿qué tal si sales al estacionamiento para probar lo de la distancia?

—Claro —susurro y me alejo sin entender del todo porque soy yo la que se tiene que alejar, pero no protesto, el frío me hace imposible concentrarme en ello cuando estoy afuera del local.

—¿Qué tal? ¿Me oyes bien? —pregunta Gina y su voz suena tan clara que me giro para buscarla a mi lado, pero no hay nadie, solo un estacionamiento lleno de nieve.

—Por un momento pensé que estabas junto a mí.

—¿Y a mí me escuchas bien? —pregunta ahora Hidden.

—Perfecto —asiento, aunque sé que no puede verme.

—Entonces regresa —pide y sin rechistar comienzo a hacer mis pasos nuevamente al local—. Nos llevaremos cinco —sigo escuchando a Hidden por los audífonos.

—¿Es un trabajo grupal? —escucho que pregunta Junior.

—Lo es —le responde Gina—, y es el trabajo grupal más genial que alguna vez hemos hecho.

—¿Saben que sería todavía más genial? —Junior ríe—, que los usen para espiar de verdad. Ya saben... Cómo en esas películas de acción que los usan para estar comunicados en todo momento.

—Sí —Gina se ríe con él y yo llego hasta ellos quitándome por allí mismo los diminutos audífonos y micrófono—, sería genial que fueran para eso, pero ya nos conoces, Junior... solo somos estudiantes normales que no planean atracos o invadir la privacidad de nadie.

—¡Muy bien! —Hidden eleva la voz y sube una mano a la altura del rostro de Gina mirándola con severidad—. Creo que mejor dejas de hablar y te quedas aquí mientras yo voy a pagar todo —voltea para ver a Junior—, vamos.

—A veces la sutileza no es lo tuyo —le susurro a mi mejor amiga cuando estamos solas en el pasillo de la tienda.

—¿Qué? ¡Claro que sí! —dice con voz aguda—. Sutileza es mi segundo nombre.

—Lo que tú digas —me rio.

❁❁❁

Bianca

—¿Estás seguro de que es una buena idea?

—No, pero ya estamos aquí, Bianca —responde y golpea tres veces la puerta de metal oxidado frente a nosotros.

Miro detrás de mí a la salida del callejón, no recuerdo la última vez que vine por estos lados del pueblo.

La puerta se abre soltando un chillido molesto y el olor a cigarro que escapa es demasiado potente, tanto que tengo que girar el rostro para toser. Ted no se mueve, luce tan implacable como siempre y su rostro serio se intensifica cuando Chad aparece delante de la cortina de humo que se ha levantado y expulsa de su boca más humo directo la cara de Ted, es ahí cuando hace una reacción, solo cierra los ojos y aprieta los labios en un intento de mantenerse sereno.

Los ojos grises de Chad inyectados en sangre revuelven mi estómago aún más que su barba de días y su ropa holgada que le dan una apariencia mayor de la que tiene.

—¡Miren quienes finalmente han decidido venir a visitar a su hermano mayor! —Chad extiende las manos a sus costados con una sonrisa burlona en su rostro. 


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