INTRODUCCIÓN.

Las cosas no suelen ser sencillas en la guerra, Jacob sabía eso con claridad, pero de todos modos, se lo tomaba con gracia, intentaba no parecer el hombre tonto que siente pánico a los tiroteos y a las bombas explotando con una furia incontrolable como la que él sentía en aquel momento. Detestaba encontrarse alrededor de niños asustados y temblando por sus vidas, escuchar gritos de primerizos e incluso a aquellos que disfrutaban de ellos, haciéndoles bromas pesadas y escupiéndoles todas las mierdas que tenían dentro. De todos modos, se reía ante aquellas situaciones porque por algún modo, disfrutaba ver aquel escenario desde el modo de espectador, no gastaba su tiempo en comprender a los jóvenes angustiados ni en involucrarse con esos tipos de apariencia de cruel porque él sabía realmente lo que era la crueldad y sólo la practicaba a su manera.

Con un cigarrillo en sus labios, sólo se concentraba en quemarlo con una inhalación mientras que su vista era realmente atormentante, un país en donde sólo existía el caos y los gritos, gente llorando y la suave pero ruidosa melodía de las balas recorrer el lugar. Jacob esbozaba una pequeña sonrisa en sus labios cuando uno de sus compañeros arrogantes, Jack Smith, se posiciona frente a él, elevando su mentón y quitando el cigarrillo que el morocho tenía en sus labios para darle una fuerte pitada.

── Zetnov, te encuentro muy tranquilo viendo el caos, ¿no quieres unirte? ── Resaltó las últimas palabras, señalando con su cabeza al niño de dieciocho años rodeado por un grupo de idiotas empujándolo bruscamente mientras reían burlonamente. Jacob entrecerró sus ojos observando la situación, disfrutaba del caos, sí, y ellos lo notaban, pero no le gustaba ser la atención de todos a la hora de que su lado oscuro salga, incluso aunque él sabía que podía ser más hijo de puta que Jack, no quería parecerse en nada a él.

Su mirada volvió a dirigirse al militar que se encontraba a su lado para quitarle el cigarrillo que le había arrebatado para segundos después, darle una fuerte pitada y recuperar la postura, volviéndose más intimidante al lado de Jack. ── No me apetece ser un cretino, así que no, gracias. ── Respondió con una mirada provocativa, esperaba que reaccionara con alguna respuesta o acción impulsiva, deseaba hacerlo sufrir y que se tragara todas sus palabras.

Misión cumplida, Jack se encontraba gritándole y apretando su frente contra la de él, lo que a Jacob le causaba mas satisfacción ya que cada elevación de voz e intento de golpe lo potenciaba más para realizar su siguiente acto.

── No eres un puto hombre, cobarde. ── Escupió en su cara para luego retroceder y dirigirse hacia el grupo en el que se encontraba.

Y grave error. Decirle aquellas palabras a Jacob podían causar terribles actos y así iba a hacer. La mirada pícara se esfumó de su rostro para convertirse en una oscura y fría, repleta de pensamientos negativos y perturbadores, tocó el hombro de Jack y éste se dio vuelta en cuestión de segundos, pero era tarde para realizar alguna acción, el morocho colocó sus fuertes manos en la mandíbula y cabeza del hombre para hacerla crujir en un movimiento brusco y seco, logrando que quebrara su cuello y viéndolo caer al piso lentamente. Observó el cuerpo yacido en el piso, unos ojos abiertos yéndose lentamente, las pupilas dilatándose abruptamente y el mundo de aquel hombre acabándose rápidamente.

Jacob tragó saliva mientras su mente volvía a enfriarse y sentía cierto silencio en la carpa, por lo cual levantó su mirada y vio como los demás militares estaban en shock, pero al menos habían soltado al pequeño asustado, el cuál se encontraba más aterrado que antes y de cierta forma, Jacob se encontraba satisfecho ante las reacciones.

Ninguna palabra salió de su boca, fue directamente al cuerpo de su compañero difunto para tomarlo de sus pies y arrastrarlo hasta el campo de batalla, sabía que en unos cuántos minutos ya no existiría evidencia de su ira y crueldad.

Habían apariencias que podían ser aterradoras pero que no eran capaces de actuar inhumanamente y por otro lado, se encontraban los hombres como Jacob Zetnov que su apariencia era de un chico tranquilo y controlado aunque por dentro vivía un monstro que podía salir a devorarse el mundo entero. Nadie podría calmar la sed de furia de aquel desalmado, o eso se creería hasta este momento, el futuro puede ser impredecible.

¡Hola a todos! Muchas gracias por leer el comienzo de mi historia, espero que la disfruten tanto como yo. Para que pueda seguir avanzando les pediría que por favor compartan esta historia con sus amigos o conocidos, dejen sus comentarios constructivos o de lo que le pareció la introducción y que voten la historia para poder llegar a más gente. ¡Muchas gracias por su tiempo!

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