9.
No sentía celos hacia aquella mujer, las palabras de mi madre no me afectaban, la mujer rubia merecía todas aquellas miradas, sinceramente, resalta.
-¿A dónde crees que vas, Jaidan?-Escucho al dar algunos pasos, tenso mi mandíbula antes de mirarla de reojo.
-Buscare a Clapton.-Respondo con una pizca de cansancio, me asfixia su presencia, pero aún no puedo decírselo directamente.
Llamarlo por su apellido es algo extraño al estar acostumbrada a Trece, en realidad no estaba interesada en el paradero del hombre tatuado solamente quería alejarme de la asfixiante presencia de mamá.
-Recuerda que debes tenerlo complacido.-Susurra la última palabra, observó como toma otra copa con líquido amarillo y yo hago un disimulado gesto antes de seguir mi camino.
Mis ojos vuelven a guiarse a la entrada del lugar, pero ya no se encuentra la mujer de rizos rubios, frunzo un poco mi ceño, pero me sobresalto segundos después al sentir una mano rodear mi muñeca y ser llevada a poco centímetros de un ancho pecho masculino, reconozco el elegante traje negro y también la varonil loción.
-Te atrape, niña.-Su ronca y baja voz me hace elevar mi rostro para visualizar mejor el suyo.
-Y yo no quería ser atrapada por ti.-Respondo retrocediendo un poco, su común expresión despreocupada y esa opaca mirada analiza la mía.
Sus dedos liberan la piel de mi muñeca, deslizándose con delicadeza hasta entrelazar nuestras manos, la siguiente acción me hace sentir una pizca de desconfianza, intenta mirar con discreción detrás de mi y veo como endurece su mandíbula un poco.
Tira un poco de mi para comenzar a caminar, pero aquellos pasos se detienen segundos después, giro mi rostro, un poco aturdida, y me sorprendo al ver algo diferente en su expresión, sorpresa.
Su cálido tacto se aleja de mi con rapidez, sin decir ninguna palabra comienza a caminar dejándome justo en medio del salón con un gran aturdimiento, mis brazos poco a poco se elevan para rodear mi cintura, y mi mirada intenta descubrir la dirección del hombre tatuado, esquivando a varios invitados y descubro a unos metros más adelante un conocido vestido blanco, parpadeo algunas veces al ver el antes, reluciente rostro con poco maquillaje, y el ahora perturbado rostro femenino de aquella mujer rubia, pasa una de sus manos por debajo de sus ojos.
Mis brazos aprietan con más fuerza mi cintura al aumento de la confusión, pero aquello no debe importarme, soy egoísta ante la verdadera razón que me tiene aquí.
Giro mi cuerpo y sigo el camino contrario encontrando a unos metros a mi padre sin su consciencia con vida rodeandolo.
-Hola, cariño.-Saluda en un tono tranquilo y bebe de su copa con líquido transparente.-¿Por qué estás sola, y Clapton?-Pregunta con confundido.
-Salio a tomar un poco de aire fresco, creo que tampoco le gustan estos eventos.-Mi voz es segura, papá asiente convencido, es fácil de convencerlo.-¿Y qué piensas de mi relación?-Curioseo, él sólo me mira de reojo por unos segundos antes de aclarar su garganta.
-Tu madre dice que es lo mejor para ti, y eso es suficiente para mi.-Responde en ese molesto tono monótono.
Mi quijada se tensa unos segundos, analizo a mi padre, está embrujado por esa mujer pelirroja, no puede pensar o decir por sí mismo, nos tiene como sus títeres, pero papá no tiene alguien que lo detenga.
-Plática con las hijas de las amigas de tú madre, Ida.-Dice desinteresado antes de girarse y comenzar a caminar.
Cierro mis ojos con fuerza e intento calmarme, aún no era tiempo, se repite una y otra vez en mi cabeza, debía mantenerme al margen por Tyron.
Me sobresalto al sentir algo cálido atrapar mi brazo, abro mis ojos al instante y giro mi cabeza a esa dirección encontrando un conocido rostro masculino.
-Disfrutando de la noche.-Su voz es ronca y con ese desinteresado tono, no hago ningún gesto me limito a visualizar los dibujos en su cuello y aquel número, Trece.
Mi mirada sube poco a poco hasta sus gruesos labios, frunzo levemente mi ceño al encontrar un leve rastro de labial rosado, sin tener razón de mis movimientos, mi mano libre se eleva y con mi pulgar quito un poco de aquel labial.
-No más que tú.-Le respondo a su antiguo comentario, no me sentía molesta ante aquel descubrimiento, Trece aún era un desconocido.
Un toque de asombro decora su opaca mirada, y poco a poco libera mi brazo hasta dejar su mano a un costado suyo, limpio mi pulgar en la brillante tela roja de mi vestido y giro mi rostro hacia los invitados.
-El espectaculo tiene que continuar.-Murmuro con indiferencia antes de capturar su mano y entrelazarla.
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Sigo observando por la ventanilla de la camioneta, intentando ignorar el parloteo de mi madre sobre el gran espectáculo que hubo hace semanas atrás, cuando Trece hizo pública nuestra relación, aún era noticia.
-¿Qué es esto?-Pregunto al ver el papel blanco encima de mis muslos, y giro mi cabeza para ver unos segundos el rostro de mi madre.
-Es una fotografía.-Gira su rostro a la ventanilla e ignora mi presencia nuevamente para seguir con su parloteo por celular.
Tomo aquella hoja y la giro, mi corazón se acelera al visualizar al niño castaño con aquella ropa de jinete, mosdisqueo mi labio al darme ver su rostro serio e indiferente, esto era un premio para mi por mi conducta estos últimos días, pero un tormento para ese niño en ese lugar.
La tortura aumenta cada minuto, mamá lo sabía perfectamente, por eso lo hizo y por eso me muestra esto tratando de decirme que era mi culpa nuevamente, y lo lograba, es muy malo cuando tus enemigos conocen tu debilidad.
-¿Cuándo lo veré?-Mi voz tiembla intentando contener el gran veneno de mi interior.
-Clapton está perdidamente enamorado de mi princesa.-Me ignora, siguiendo con su fantasía y solamente aumenta mi molestia.
-¿Cuándo veré a Tyron?-El volumen y veneno aumentan captando su atención.
-Olvídate de eso.-Responde secamente cubriendo la bocina de su celular, vuelve la vista a la ventanilla de su lado y hace el ademán de seguir su plática.
-¡¿Cuándo lo veré?!-Vuelvo a repetir sin ocultar mi ansiedad, ella gira su arrogante rostro hacia mi.-, no puedes seguir alejandolo de mi.-Suelto de forma lenta y perdida, su rostro se vuelve más pálido y veo como su respiración se acelera.
-No lo volverás a ver.-Murmura en un perdido tono al colgar la llamada de su celular.
-No puedes seguir haciendo eso.-Respondo entre dientes.
-Pensé que todo había terminado, pensé que tu cabeza estaba curada...-Su rostro toma un color rojizo de la molestia, y su mirada se vuelve más opaca.
-Basta, mamá.-La interrumpo con sequedad.
-Tara, Tara...-Comienza a susurrar con lentitud intentando meter aquel nombre en mi cabeza o en la suya.
Aquella escena me causa escalofríos y me sobresalto levemente cuando su mano cubre con dureza mi mejilla y se acerca.
-No arruinara la gran oportunidad que tienes ahora...-Hago un gesto al sentir un poco de dolor, pero lo borro y vuelvo con mi sería expresión.-, la arruinó cuando nació, pero ahora lo estoy arreglando...-Dice lentamente, la fuerza disminuye y comienza a acariciar mi mejilla.-, debes complacer solo a Clapton, Jaidan.-Concluye con un serio tono.
Aprieto mi mandíbula y ella vuelve a tomar su lugar, su expresión se relaja y mira hacia el conductor.
-¿Podría apurarse?, llegaré tarde a mi masaje.-Habla en un tranquilo tono antes de volver su atención a la pantalla de su celular.
El señor me mira unos segundos por el retrovisor antes de ignorar todo lo ocurrido y enfocarse en su trabajo.
Mis ojos bajan al papel entre mis manos, tomandolo con gran delicadeza casi como si fuera a romperse y ya no poder verlo de alguna forma, era lo que me mantenía cuerda a este maniático mundo que creó mi madre.
Tara, no existe.
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Veo entre mis pestañas como el hombre tatuado toma su vaso con limonada y bebe con gran tranquilidad mirando hacia alrededor del club.
-Dices que tendré todo en un chasquido, ¿no?-Mi tono es firme, recordando la fotografía que oculto entre mis manos debajo de la mesa.
Él se limita a asentir, ni siquiera me mira.
-Es muy malo que tus enemigos conozcan tu debilidad...-Susurro causando que él me mire de reojo con una pizca de interés en mis palabras.-, estoy sirviendo como parche, y es tu turno de cumplir.-Inclino mi cuerpo, él pasa su pulgar por su labio inferior antes de dejar el vaso e inclinarse.
-¿Qué tanto sabes, niña?-Su tono es duro, paso saliva disimuladamente.
-No me interesa, ¿tendré todo en un chasquido, no?-Vuelvo a repetir ahora con una pizca de dureza, él analiza mi rostro antes de asentir.
-¿Cuál es el capricho?-Escupe con desinterés y hace el ademán de buscar algo en su chaqueta blanca.
Mis manos se elevan y las coloco frente a él, sintiendolas sudorosas, y aún cubriendo la fotografía, veo en su mirada confusión.
-Lo quiero a él.-Descubro la fotografía y alejo mis manos, él ladea su cabeza y comienza a observar con atención aquella hoja.
-Bien.-Eleva su rostro, mi corazón se acelera al escuchar esa simple contestación.
Sigo con mi mirada sus movimientos al levantarse y comenzar a caminar entre las demás mesas, es el centro de atención en cualquier lugar, las personas lo alaban y él las ignora.
Si logra darme ese capricho anhelado de hace años, estaré en deuda con él hasta mi eternidad.
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