8.
—¿Refugio Clapton?—Es lo primero que escapa de mi boca, él muestra una torcida sonrisa antes de ponerse de cuclillas en un corral y tomar a un cachorro negro con una oreja a la mitad y cicatrices en su rostro.
—Conozco poco del señor Clapton, pero él siempre protege a los más indefensos y les da un hogar.—Acaricia el cuello del cachorro logrando que se relaje, aquel comentario me dejo un poco dudosa.
—¿Son todos los que tienen?—Pregunto evitando el anterior tema, además no le tenia mucho interés a los asuntos del hombre tatuado, Adam sonríe más antes de negar.
—Está solo es el área de recuperación para los pequeñines.—Veo como el cachorro atrapa uno de sus pálidos dedos e intenta morderlo.—Acompáñame....—Eleva una de sus cejas antes de girarse e ir hacia una puerta blanca.
—Jaidan Brain.—Pronuncio mi nombre con seriedad y desinteresada, él gira su cabeza hacia mi dirección.
—Yo te llamaré, pelirroja, ¿bien?—Elevo mis hombros antes de comenzar a seguirlo, lo primero que entra en mi olfato es el olor a medicamento y desinfectantes en la sala.
Algunas jaulas metálicas pegadas en las paredes con gatos y perros adultos durmiendo o solo descansando, puedo ver que algunos tienen vendajes y sueros, aquello es una escena muy triste para mi.
—Estos son los jóvenes en recuperación, algunos pasaron por muchas cirugías, y por desgracia, más dolor, pero aún asi con mucha ilusión de vivir.—Se acerca a una jaula metálica y mete uno de sus dedos entre los delgados tubos haciendo que el gato de manchas negras y cafés acerque su cabeza.—Son una dulzura, y nosotros una porqueria.—Suelta entre dientes con notorio desagrado.
Mis pasos son lentos hacia una de las jaulas encontrando en su interior a un perro café con su mentón recargado en sus patas delanteras y atento a mis movimientos, acerco mi mano con lentitud entre los tubos metálicos y veo cómo comienza a mover su cola, veo la larga cicatriz en su espalda y un vendaje en una de sus patas traseras, se estira un poco, roza su hocico con mis dedos y cierra sus ojos con lentitud.
—Las adopciones son muy lentas, todos prefieren la compra de perros excesivamente caros.—Añade.
—Adam.—Se escucha a nuestras espaldas junto al sonido de unas puertas, miro sobre mi hombro encontrando a una chica de corto cabello color cenizo.—Necesito ayuda con el de la jaula P-13.—Hace un leve gesto e inclina su cabeza antes de entrar a otra sala con un triángulo rojo.
—No de nuevo.—Resopla con cansancio, pero también preocupación, se acerca a mi y me pasa al pequeño cachorro que no tarda en morder el lujoso brazalete, ignoro aquello, no me interesa aquel regalo de Trece, hago el ademán de seguirlo al ver cómo se aleja un poco agitado, pero al darse cuenta de mi acción, me mira.—Alto, pelirroja, nuestro recorrido termino por hoy.—Explica y yo elevo una de mis rojizas cejas, intrigada por los fuertes ladridos y gruñidos de aquella puerta.
—Está bien, mañana estaré aquí.—Digo para no quitarle más tiempo, este me muestra una sonrisa tensa y un poco desconfiado al estaré aquí, pero termina asientiendo como despedida y hace pasos más largos hacia aquella dirección hasta desaparecer en su interior.
Hago algunos pasos con intención de retirarme, pero los gruñidos aumentan y el cachorro deja de morder el brazalete, mis pies ahora se dirigen a la puerta de triángulo rojo e intento visualizar su interior por una pequeña ventana, encuentro al chico de hace unos momentos de cuclillas frente a una jaula metálica y la chica de cabello cenizo preparando una jeringa, mis ojos se dirigen a lo que tiene el interior de la jaula, es un pastor alemán con descuidado pelaje, su pata elevada y colgando un trozo de tela cubierta de líquido rojo, mostrando sus grandes dientes a Adam, vuelvo a mirar al chico y oculta en su espalda un bozal, aquello me causa una leve molestia, hago el ademán de empujar la puerta, el cachorro se retuerce en mis brazos y suelta un chillido de susto.
—Jaidan, tenemos el tiempo contado y tú jugando.—La voz de mi madre hace presencia a mis espaldas.-Ademas no soporto estar un minuto más aquí, huele terrible.-Dice entre dientes, logro visualizar su arrongate expresión ante las últimas palabras, su nariz fruncida y mirando de reojo los lados del cuarto.
-Si, madre.-Respondo sin ocultar mi molestia ante su hipócrita actitud antes de girarme por completo y pasar por su lado.
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-Tengan mucho cuidado con el peinado...-Escucho a mis espaldas aquella voz femenina, las dos mujeres de vestimenta negra se miran entre sí, muy probablemente irritadas por cada comentario de la mujer pelirroja.-, este evento es importante, se hará oficial el compromiso.-Dice sin ocultar su felicidad ante aquella farsa, pero eso solamente lo sabemos Trece y yo, debo seguir el juego.
-Solo es de noviazgo, mamá.-Aclaro mirando con atención su reflejo, ella no cambia su tranquila, pero arrogante expresión y me ignora tomando su celular para comenzar a parlotear con alguna de sus amistades.
-Hemos terminado, señorita, ya casi es la hora, debemos ayudarle con el vestido.-Disimulo un cansado suspiro antes de levantarme y caminar hacia el centro de la habitación.
Veo con atención como ambas comienzan a sacar el elegante vestido rojo, me sorprendo un poco ante su belleza, la tela tiene un sutil brillo, es ajustado desde la parte superior hasta los muslos, con un corte desde el muslo hasta el final de la floja falda, un escote poco discreto y una delgada tela colgando de donde irían los brazos.
Trece, esta decidido a obtener la atención de todo el mundo, aún no tengo respuesta a eso, no creo tenerla ni quisiera saberlo, mi único objetivo es Tyron.
Me hacen girar un poco para ajustar y acomodar cada parte a la perfección, mi madre se coloca a unos metros frente a mi y veo ese brillo de satisfacción en su mirada.
-Sonríe en cada momento, tendremos las cámaras encima y no quiero habladurías de mis amistades.-Habla con seriedad antes de girarse y atender otra llamada.
-Claro, mamá.-Susurro de forma hostil.
Después de largos minutos siendo tratada como una muñeca, se termina aquella tortura, me hacen girar hasta estar frente al espejo de cuerpo completo, esa no era yo, era lo que Trece quería que aparentara, y lo que mi madre deseaba que fuera.
Diamantes extravagantes decoran mi cuello, muñeca derecha y orejas, unos altos tacones ocultos por la larga falda, veo con atención mi rostro cubierto con maquillaje, y lo llamativo de aquello eran mis gruesos labios con un llamativo labial rojo.
No podía seguir viendo aquel reflejo, esa no era yo, retrocedo y me giro para caminar hacia la salida de la habitación, quiero que esta noche pase rápido, los días y obtener la gran recompensa de todo esto, Tyron.
-Ahora sí, digna de estar al lado de un hombre como Clapton.-Suelta al pasar a un lado de ella, la miro de reojo unos segundos y trago el amargo sabor que se acumuló en mi garganta.
Ella perdió la cabeza al instante que escuchó la gran cantidad de dinero que mi padre ganaría, se olvidó de sus padres, su lugar de origen y aquello me enferma, pero también temo, enloquecer por el poder.
Mi madre también abandona la habitación y se coloca a mi lado, sorprendentemente en silencio, sé que planea algo, tomo un poco de la tela antes de comenzar a bajar los escalones, visualizo a dos hombres con elegantes trajes, uno completamente negro y el otro gris oscuro combinado con el de la mujer pelirroja, Trece gira su rostro al escuchar el eco de los escalones, sus inexpresivos ojos no miran ninguna parte de mi cuerpo más que mis ojos.
-Te ves hermosa, Ida.-Habla mi padre haciendo que ponga mi atención en él, muestra una pequeña sonrisa.
-Gracias, papá.-Mi tono es monótono, estaba incómoda con todo el vestuario.
Una mano decorada con tinta se estira hacia mi, vuelvo a guiar mi vista a Trece, su expresión sigue intacta y su indiferencia también, inhalo fuerte de forma discreta antes de tomar su mano, mi piel se eriza al sentir la gran calidez que trasmite su tacto contra el mío.
-¿No crees que se ve espectacular mi querida princesa?-Pregunta mamá cuando me coloco a un lado de Trece.
-Por supuesto.-Suelta de forma despreocupada causando un poco de confusión y preocupación en el rostro de mi madre, y desconfianza en el de papá.
-Se nos está haciendo tarde.-Sonríe un poco mi madre, nerviosa y aún aturdida al ver que no valoro las horas de trabajo en mi.
Sus palabras no me causan nada, ni siquiera yo creo verme bien con esto.
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Es una cena entre socios de Clapton, perfecto para hacer el espectáculo de nuestra falsa relación.
-Esto es demasiado, ¿no crees?-Escapa de mi garganta y lo miro de reojo antes de volver a mirar la gran mansión de eventos.-Para una falsa relación.-Ladeo mi cabeza, observando como bajan de costosos autos.
-Ante los ojos de ellos, y entre nosotros es verdadera, niña.-Concluye con sequedad antes de bajarse y estirar su mano para ayudarme.
Elevo un poco una de mis cejas antes de aceptar su mano, el frío se su reloj roza la piel de la mía, y salgo por completo del lujoso auto negro, me sorprendo un poco cuando entrelaza su mano con la mía y comienza a caminar, las miradas no tardan en llegar a nosotros y los murmullos igual.
Entramos, no tardan en llegar algunos hombres a saludar a Trece y miran curiosos hacia mi.
-Ella es Jaidan Brain, mi pareja.-Dice en un tranquilo tono, casi logra convencerme como a esos hombres.
A espaldas de ellos puedo visualizar a la mujer pelirroja de brillante vestido gris, guía de forma disimulada su mano a sus labios y sé lo que intenta decirme.
-Mucho gusto, señorita Brain.-Vuelvo mi atención a uno de los hombres y poco a poco sonrío.
-Igualmente.-Pronuncio teniendo la mirada opaca del tatuado unos segundos en mi antes de guiarla a otro lugar.
Comienzan a hablar sobre algunas estrategias de negocios por unos minutos, se despiden y Clapton me guía al salón principal, más miradas se fijan en nosotros sin disimulo.
Lo miro de reojo al escuchar un celular sonar, suelta mi mano al instante y saca aquel aparato del bolsillo de su chaqueta, veo como su expresión se endurece más y comienza a alejarse para atender la llamada.
Resoplo antes de caminar a la mesa de bebidas, y tomar una copa con líquido transparente.
-Espero sea agua, no quiero una ridícula escena como aquella vez, Jaidan.-Aprieto la copa al escuchar aquella molesta consciencia con vida propia que hostiga cada segundo de la mía.
-Es agua, mamá.-Bebo un poco, ella eleva un poco una de sus cejas antes de tomar una copa de vino y beberla con rapidez.
-Mañana inicias en el gimnasio del club, debes tener siempre complacido a Clapton...-Toma otro vaso con oscuro líquido y lo bebe hasta la mitad.-, aún te falta mucho para ser digna para él.-Escupe entre dientes con sequedad.
Ignoro sus venenosos comentarios y guió mi vista a la entrada principal del lugar, encontrando a una mujer de delicado vestido blanco, su rizado cabello rubio me hace querer recordar algo y al ver por completo su rostro, frunzo un poco mi ceño, ella mira con lentitud cada parte del lugar.
-Hasta esa simple mujer logró tener toda la atención del lugar, tú debiste ser la principal esta noche.-Tenso mi mandíbula y veo de reojo a mi madre como bebe la otra mitad de su vaso.
Vuelvo a mirar hacia aquella mujer rubia, mi madre tiene razón, su vestido no es tan glamuroso como el mío y lleva unas disimulada joyas, pero tiene una extraña y cautivadora belleza.
Caroline, ahora recuerdo su nombre y es la misma de la empresa de Trece.
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