7.
Mi expresión sigue intacta, pero mi mente tenía ideas cruzadas ante aquello, mis ojos detallan al hombre frente a mi, es un hombre de negocios, y debe de cumplir con lo dicho.
—Acepto.—Escapa de mis labios sin ninguna inseguridad, él ladea un poco su cabeza, pero yo me limito a desviar mi mirada y comenzar mi camino a la casa.
—No debes de tener ni un poco de cordura, si crees en mi.—Lo escucho a mis espaldas, confié en mi familia, y me apuñalaron más de una vez.
—Eres exitoso en tus negocios, me guiaré por eso.—Respondo sin mucho interés, pocos segundos después escucho sus pisadas siguiendo las mías.
¿Cordura?, hace mucho no escuchaba de ella, me deje dominar por un mundo alterno creado en mi cabeza, y era momento de enfrentar la realidad.
—Solamente permanece a mi lado y sonríe, eso será suficiente para el público.—Son sus últimas palabras antes de hacer sus pasos más largos y entrar primero a la casa.
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—Ese color no le queda a Brit.—Intento seguir ignorando las críticas de mi madre hacia sus amistades.—Buenos días, bonito conjunto.—Mueve sus dedos en el aire saludando a la mujer morena que criticó hace unos segundos, ella le devuelve el saludo junto con una sonrisa amigable.
Claro que no estoy aquí por gusto, estoy casi por arrancarme los oídos, Trece me dijo que cada domingo asistiría como él, esa sería la forma de tener los ojos de estas personas en nosotros para cubrir lo que en verdad esté haciendo, yo sería solamente un parche.
—Sentémonos con ellas.—Mi madre toma mi brazo guiándome o arrastrándome hacia una mesa con otras cuatro mujeres de la misma apariencia que ella.—¡Buenos días, chicas!—Elevo una de mis cejas ante el fingido e irónico tono de mi madre, comienza a besar las mejillas de cada una hasta que ellas ponen su atención en mi.
Yo giro mi cabeza hacia un lado, ignorándolas, pero mi madre se coloca a mi lado y empuja un poco mi espalda, aprieto mis labios antes de hablar.
—Buenos días.—Digo desinteresada, cada una me inspecciona con demasiado descaro y hacen algunos gestos antes de soltar sus fingidos saludos e ignorarme.
Mi madre palmea levemente la segunda silla vacía antes de sentarse ella también, y no tengo otra opción que acompañarlas y esperar la fantástica aparición del hombre tatuado.
—Ya vieron quién llegó.—Escupe con molestia y repulsión una mujer rubia, las otras no tardan en mirar hacia esa dirección.
—Esto no es una piscina para clase baja.—Le sigue otra de piel oscura de forma venenosa antes de beber de su vaso con líquido azul.
Y más parloteo ofensivo hacia alguien, por supuesto mi madre no podía faltar, pero decidí ignorarlas y mirar hacia esa dirección, una mujer de piel blanca, cabello corto debajo de sus orejas y color castaño, los colores fluorescentes de su vestimenta llamaban más la atención entre tanto blanco y negro de los demás, había algo en ella que se me hacía conocido.
—Solamente porque se sacó la lotería casándose con Sallow, cree que es parte de nosotros.—Escucho a otra mujer, la envidia resalta en su voz.
Pronto su interés por aquella mujer pasa a segundo plano, por la aparición de alguien, que para mí sorpresa reciben con mejores comentarios.
—Desearía tener un par de años menos, y no estar casada con un inútil como Phill.—Se burla y lamenta la mujer de piel oscura.
—Querida, ya no es necesario en esta época tener menos, somos más llamativas nosotras.—Suelta otra con satisfacción mirando hacia aquel hombre tatuado.
Analizo las pícaras miradas de las mujeres antes de verlo sin ninguna pizca de interés, lleva la vestimenta masculina del club color negra.
—Cálmense, chicas, ese es mi futuro yerno.—El comentario de mamá causa que la mire de reojo con gran indiferencia e irritación, encontrándome también con su atenta mirada, al parecer confundió que lo estuviera viendo.
—Harían muy linda pareja.—Escucho a una con fingida amabilidad hacia el cumplido.
—Yo que tú no me haría tantas ilusiones, querida, Clapton no tiene ningún historial con chicas...—Ni siquiera él se escapa de un par de malos comentarios, la mujer rubia eleva sus cejas y bebe de su vaso con líquido rosa.
—Rumores tontos, Tiana.—La molestia en el tono de mi madre es notoria, y aquello causa que la media sonrisa en el rostro de la rubia desaparezca ante la seria expresión de la mujer pelirroja.
—Buenos días, señoras.—La lenta y ronca voz se hace presente sobresaltando a las demás de la mesa.
Mamá cambia su expresión tan solo escucharlo, yo desvío mi mirada hacia otra parte del lugar, desinteresada de los hipócritas saludos hacia él y el entusiasmo de mi madre.
En la mesa más alejada de la piscina, encuentro a la mujer de cabello corto castaño, pero esta vez acompañada solamente puedo ver la espalda marcada y bronceada masculina, unos pantalones cortos negros y sus manos cubiertas por una tela del mismo color, su cabeza rapada y un par de dibujos decorando su cuello y hombros, veo su intención de mirar sobre su hombro, pero alguien me interrumpe.
—Me podrías acompañar unos minutos.—Aquel ronco susurro causa que mi cuerpo se estremezca, siento su cálido aliento acariciar mi mejilla y oído.
—Está bien.—Reacciono, me coloco de pie consciente de las miradas femeninas llenas de sorpresa, intriga y satisfacción por parte de mi madre.
Aún no puedo tener a Tyron conmigo, mi madre es demasiado inteligente y solamente lo alejaría más de mi, ella piensa que es una distracción para poder conquistar a Trece, pero yo solamente estoy interesada en tener a ese pequeño conmigo, no en un hombre.
—Estabas muy cómoda con aquellas arpias.—Lo escucho pronunciar con sarcasmo, yo solamente giro mis ojos con gran descaro.
Yo no respondo, ya que no quiero establecer alguna amistad o lazo con ese hombre, solamente me interesa una cosa, Tyron, y sé que él me lo devolverá.
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—¡Pero que hermosos vestidos!—Sigo bebiendo con tranquilidad de mi taza, y llego a la sala donde mi madre sigue parloteando sobre algo, recargo mi cuerpo en el marco e ignoro la variedad de bolsas y cajas que decoran casi todo el cuarto.—¡Jaidan, mira el pequeño obsequio que te enviaron!—Fijo mi mirada en aquella encantada mujer por un vestido de brillos.
—No me interesan, dónalos o tíralos.—Respondo desinteresada antes de seguir bebiendo con tranquilidad, ella me ignora y toma una caja de terciopelo roja.
—¡Pero mira que belleza!—Sus ojos toman un gran brillo al encontrar un collar de diamantes dentro.
Mi celular vibra, lo saco del bolsillo de mi suéter marrón y veo que es un mensaje de Trece, mi quijada se tensa al leerlo y después recorro con la mirada cada bolsa y caja, no podré deshacerme de ellas, es lo que usaré de ahora en adelante, aún si él no está presente, debo de tener toda la atención de la sociedad en mi.
—Carmen, suban todo esto a la habitación de Jaidan.—Reacciono al escuchar aquello de mi madre.
Las mujeres de uniforme azul no tardan en tomar algunas cosas y pasar por mi lado, todo esto valdrá cuando lo tenga conmigo.
—Espero ya estén hablando sobre el compromiso.—Solamente escuchar aquello causa un dolor en mi cabeza, me alejo del marco y me giro para comenzar a caminar hacia los escalones.
Su cuento de hadas se está haciendo realidad, vivir en el mejor privado de la ciudad, una gigantesca casa, dinero, joyas y está por obtener el respeto de su clase social.
—Fantaseas demasiado en tu cabecita, madre.—Mi voz apenas es audible al subir los escalones con lentitud.
Veo a mi padre venir hacia acá con su celular en el oído y una expresión molesta, pero también un toque de preocupación.
—¿Dejar a un niño solo montando?—Aquello me deja congelada en el penúltimo escalón.—Por supuesto que contratarán a un buen especialista...—Se calla cuando siente que tomo su brazo y eleva su vista.—, estaré en contacto con ustedes.—Concluye la llamada y guarda su celular en su chaqueta negra.
—¿Qué le ocurrió a Tyron?—Mi voz es sofocada, tan solo pensar que sufrió algún daño.
—Sufrió una caída de un caballo, pero está bien.—Responde intentando sonar tranquilo y trasmitirme aquello o convencerme.
—¿Irás a verlo?—Aprieto su brazo cuando hace el ademán de seguir su camino.—Quiero ver con mis propios ojos que está bien.—Murmuro seria, él eleva un poco su ceja.
—Ya se están encargando de revisarlo, está bien, y no iré, tengo una cena con unos amigos de tu madre.—Dice calmado antes de colocar su mano sobre la mía y apretarla con suavidad.—Es un niño fuerte.—Concluye alejando mi mano de su brazo y seguir su camino.
Mis labios comienzan a temblar, la rabia e impotencia de años se acumulan poco a poco en mi interior, no solamente contra ellos, también yo formaba parte de esta pertubante familia que arruina a ese niño, yo permití todo aquello.
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—Cambia esa terrible expresión, Jaidan.—Murmura mi madre al estar frente a un nuevo refugio de animales, no tuve mucha información de que hacíamos aquí estos lugares no van con ella.
La miro de reojo unos segundos, me sentía incómoda con el vestido color esmeralda ajustado y un poco más arriba de la rodilla, un delgado collar de diamantes, reloj brillante y unos pesados aretes, no podía faltar el toque final, tacones.
—Bienvenidas.—Saluda con amabilidad un hombre al entrar.
—Vengo de la empresa Brain a dejar un donativo.—Informa mi madre, ignorando el saludo del hombre y éste no cambia su expresión.
Me deja un poco sorprendida aquella acción de mi madre, pero decido mantener mi boca cerrada.
—Por supuesto, síganme.—La mujer de cabello rojizo no tarda en caminar y el hombre parece esperar que también lo siga.
—Me quedaré aquí.—Hablo obteniendo como respuesta una pequeña sonrisa de su parte.
Los veo avanzar hasta entrar a una de las puertas del pasillo, cruzo mis brazos en mi abdomen y veo el solitario lugar, pero tiene un ambiente cómodo, comienzo a dar pequeños pasos hasta la doble puerta de cristal con dibujos de huellas de diferentes animales, no hay ningún letrero restringiendo el pase y decido entrar.
Ladeo mi cabeza al escuchar diferentes sonidos de animales, recorro la amplia habitación encontrando corrales con cachorros, y gatos, la tensión en mi cuerpo disminuye al verlos, la decoración del lugar es muy colorida e infantil, camino para observar los demás corrales, visualizó algunos cachorros con pequeños vendajes o cicatrices en sus rostros, pero eso nos les impide jugar con los demás o morder sus juguetes.
—Está es una zona restringida, señorita.—Me sobresalto al escuchar esa peculiar voz, miro sobre mi hombro encontrando a un delgado chico rubio y grandes ojos verdes claros.
—Yo, lo siento.—Susurro un poco apenada antes de caminar hacia las doble puerta de cristal.
—Era broma, es un refugio, pelirroja, y todas las criaturas indefensas son bienvenidas.—Su masculino tono disminuyó, ahora es un poco más delicado, y lleno de burla.
—¿Qué?—Escapa de mi boca al captar el mensaje, y giro mi cuerpo para enfrentarlo, éste tiene una amplia y amable sonrisa.
—Soy Adam Lessin, voluntario del refugio Clapton.—Su entusiasmo sigue intacto al terminar su presentación.
◾️Lamento la demora, pero estoy muy ocupada e intento actualizar lo más pronto.
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