5.
—¿No puedes ser un poco más gentil con Clapton?—Mi quijada se tensa al escuchar aquelll de mi madre, elevo mi vista y analizo su seria expresión.
—Es tu invitado.—Digo en un tono seco, pero también cansado.
—Sonríe o algo, querida, no quiero que piense que tienes algo mal en esa cabecita.—Murmura con rapidez, importándole poco el tono irritante que usó.
Aquella absurda conversación en interrumpida por un brusco movimiento de una silla contra el brillante piso blanco, papá limpia con brusquedad sus labios antes de lanzar la servilleta a un lado de su casi lleno plato.
—No puedes irte.—Habla con indiferencia su esposa, mientras bebe de su copa.
—Por supuesto que si, suficiente tuve hoy de tu parloteo.—Responde en un tono molesto antes de caminar a la salida del comedor.
Vuelvo mi mirada al plato, escucho a mi madre llamar a una empleada y decirle que coloque el postre especial, ellas no tardan en hacerlo y agradezco que ese terrible platillo lo retiraran, pero probablemente era mejor que el exótico postre que están colocando en cada lugar.
Elevo mi vista hacia aquel tímido niño, parece observar con intriga, pero también horrorizado el postre, como todo niño preferiría un pedazo de pastel o algo más normal que algo con apariencia de un órgano.
—Lamento la interrupción.—La gruesa voz hace eco en el silencioso comedor, veo cómo la expresión de mi madre cambia a una más gentil.
—No te preocupes, pedí que ya sirvieran el postre, pensé que quisieras probarlo ya, además de que alguien ayudó un poco en su preparación.—Controlo mi expresión de sorpresa al saber que aquella indirecta era dirigida a mi, yo no me atrevería ni siquiera a tocar un ingrediente de esto.
—Eso es muy...—Aquel hombre se queda en silencio, causando que lo mire de reojo y analice cada rasgo de su expresión, desagrado, es lo que oculta en aquella falsa sonrisa al mirarme, yo desvío mi mirada sin interés.—, amable de su parte.—Escucho los cubiertos y mi madre mira ansiosa su reacción.—Sabe excelente, agradézcale a la persona que colaboró.—La satisfacción en el rostro de mi madre aumenta, ingenua al verdadero tono fingido de aquel hombre.
—Nos alegramos que te gustará.—Dice antes de comenzar a saborear el suyo, yo no me atrevo a tan solo probar un poco.
Vuelvo a mirar a Tyron, tiene un raro gesto en sus labios aún intentando descifrar aquello que decora su plato y quisiera poder quitárselo y darle un verdadero postre.
—Tyron, comételo, está delicioso.—Mordisqueo el interior de mi labio al verlo obedecer a mi madre con desconfianza.
Entre abro mis labios para evitar que pruebe algo que él no quiere, pero mi garganta se cierra y aprieto mis puños, verlo mover su quijada con esfuerzo y desagrado causan una desesperación en mi interior, desvío mi mirada a Trece, que mira con siniestra atención mi reacción, recupero mi indiferente postura y vuelvo mi atención al plato para después comenzar a comerlo ocultando el desagrado que causa en mi boca.
Y verlo a él, obligado a seguir lo que dice aquella mujer, y yo incapaz de ponerle un alto, solamente empeoraría la situación y ella lo alejaría en minutos, como aquella vez, no creo más en la promesa de papá, ¿cómo podría tenerlo a mi lado sin restricciones?
~~~~•~~~~
—Fue una encantadora cena, señora Brain.—Detallo su fingido entusiasmo hacia mi madre, mientras ella cree estar en el paraíso ante aquellas palabras.
—Eres bienvenido cuando quieras.—Habla en un tono tranquilo, él desvía su mirada hacia mi su expresión cambia a una despreocupada.—Jaidan, despídete, no seas tímida.—Mira sobre su hombro, eleva una de sus rojizas cejas y yo la imito.
Doy un paso, observando la pizca de satisfacción en el rostro de mi madre, pero giro mi cuerpo por completo y comienzo a caminar hacia las escaleras, ella no me arrancaría la cabeza en este momento, no frente a él.
El primer piso se queda en un incómodo silencio, mientras yo escucho el tacón de mis zapatos chocar contra la madera de cada escalón hasta llegar al segundo piso, mis hombros se relajan y suspiro con lentitud, detengo mi camino al encontrar al pequeño pelirrojo oculto detrás de una rara escultura del pasillo contrario al mío, su cabeza ladeada y mirándome con gran atención.
Lo demás deja de existir, y solamente está él en este lugar, mis pasos son lentos y con una pequeña esperanza de poder tocarlo, tan solo un poco, pero aquello se esfuma al ver cómo se gira y camina con rapidez hacia su habitación, me quedo quieta con ese perturbador dolor en mi pecho y la amargura inundarme.
—¿Qué intentas lograr con esa campesina actitud frente a Clapton?—Cruzo mis manos en mi abdomen y la ignoro algunos segundos, observando aquella extraña escultura.
—Venimos del mismo lugar, madre.—Respondo alto en un monótono tono.
—Pero yo tuve siempre educación, lo que a ti te falta, querida.—Ataca con sequedad, sé que odia que le recuerden de dónde viene.
—Prefiero mi campesina actitud, que una arrogante educación, madre.—Giro mi cuerpo enfrentándola, ella aprieta su quijada y yo comienzo a caminar hasta pasar por un lado de ella, pero su fría mano atrapa mi brazo.
—Tyron se irá a primera hora mañana, dale las buenas noches.—Escupe en un desinteresado tono, mi cuerpo se vuelve débil unos segundos y giro mi rostro enfrentando aquella inexpresiva mirada.—Será lo mejor para su futuro, mantenerlo lejos de tu campesina persona.—Concluye, liberando mi brazo y yo decido no demostrarle más de mi débil estado.
El hueco en mi pecho se hace cada vez más grande, perdiéndome en amargos recuerdos y en esta pesadilla de presente, tuve la esperanza de que si me curaba, ellos no volvería a alejarlo, ingenua.
~~~~•~~~~
—Ida, despierta.—Siento unos suaves roces en mis mejillas, intento abrir mis ojos con esfuerzo y muevo un poco mi cuello, sintiendo una molestia.
La ráfaga de recuerdos la noche anterior comienzan a pasar por mi cabeza, haciendo que despierte sobresaltada y encontrando a mi padre de cuclillas, después veo el pasillo y por último veo con detalle aquella habitación a lado mío.
—Estuviste aquí toda la noche, debes estar adolorida, vamos a tu habitación.—Escucho la tranquila, pero insegura voz de papá.
—¿Tyron?—Es lo único que logro decir, miro su expresión y un escalofrío recorre mi columna al verlo hacer un gesto.
Me levanto con rapidez, él imita mi acción después y me coloco frente a esa puerta, anoche fui incapaz de entrar y decirle tan solo buenas noches, me senté a un lado e hice guardia hasta que accidentalmente me quedé dormida.
Tomo la manija, mi cuerpo tiembla al comenzar abrir la puerta y me paralizo al encontrar una perfecta cama recogida junto a una limpia habitación con pocos detalles infantiles y juguetes.
—Hace diez minutos se fue.—Informa con un apagado tono, aprieto mi quijada y me trago todos esos sentimientos amargos, cerrando aquella puerta con lentitud.—Ida.—Me llama y siento sus dedos rozar mi muñeca, pero me alejo y comienzo a caminar hacia el final del pasillo.
—Me alistaré para la reunión.—Respondo de forma monótona.
Bajo mi mirada a mis descalzos pies, tragando cada grito de frustración, mi llanto y los reclamos, sintiéndome nuevamente perdida, aquello había desaparecido cuando volví a verlo hace un par de días.
Entro a mi habitación y cierro la puerta para después recargar mi frente, aprieto mis ojos y tomo con fuerza la tela de mi pecho, intentando calmar aquel doloroso ardor en su interior.
Mis oídos se llenan de aquel primer llanto, apenas recuerdo la suavidad de su piel y la forma que tomó mi dedo con tanta fuerza antes de que fuera arrebatado de mis brazos.
Lo único que escapa de mi garganta es un sofocado jadeo, y el ardor en mi pecho aumenta.
~~~~•~~~~
—Está oficina principal de Clapton.—Avisa mi padre después de un largo trayecto en silencio, acomoda su chaqueta antes de salir del auto.
No me tomo el tiempo ni interés de observar los alrededores o el edificio, solamente bajo del auto y espero a que mi padre llegue a mi lado para comenzar a caminar hacia la puerta principal.
—Buenos días, Brain.—Desvío mi mirada hacia aquella desgastada voz encontrando a un hombre mayor con elegante traje.
—Buenos días, si quieres adelántate y ve los alrededores.—Me habla en un tono bajo y tranquilo, yo comienzo a caminar escuchando a la lejanía sus voces hablando sobre negocios.
Un hombre abre la brillante puerta de vidrio antes de que llegue, mis pasos son lentos hasta llegar al centro de la recepción y comienzo a recorrer cada brillante y lujoso detalle.
—Buen día, ¿desea tomar algo?—La frágil voz femenina me hace recordar algo, giro mi rostro hasta encontrar a una mujer de cabello rubio y rizado, un poco dudosa la logro reconocer.
—Un café, por favor.—Pido como acto reflejo mi bebida favorita, ella me sonríe con amabilidad antes de girarse y comenzar su segura caminata con aquellos tacones negros de oficina.
Mi mirada se desvía a la misma dirección que ella ve con tanta atención encontrando a Trece caminando hacia acá para darle la bienvenida a sus socios, detallo la forma en que sus ojos ven de reojo a aquella mujer de cabello rizado y ella igual, causándome una extraña intriga.
Ella trabajaba en la empresa de los Jackson, sacudo aquellos pensamientos de mi cabeza al verlo pasar a pocos centímetros de mí y ni siquiera darse cuenta de mi existencia, mejor para mi, estoy aquí por una razón, Tyron.
—¿La pequeña Jaidan?—Miro de reojo hacia esa dirección donde escuché la voz masculina, encontrando a un hombre canoso y de sonrisa amable.
—¿Disculpe?—Elevo una de mis cejas al no reconocerlo.
—Soy Thomas West, un viejo amigo de tu padre.—Explica de forma tranquila, yo dudo algunos segundos y me sobresalto al sentir algo colocarse en mi hombro.
—Thom, ¿cómo has estado?—La voz de mi padre se hace presente y veo cómo estrechan sus manos.
—Sintiéndome más joven cada día....—Se burla causando la baja risa de papá.—, pero tú estás mejor, que uno de tus hijos volviera.—Sus ojos me miran algunos segundos antes de volver a mi padre, ella nos deja quietos a ambos.
—Si.—Reacciona papá en un dudoso tono, mientras yo vuelvo a perderme en mi cabeza.
—¿Cómo se encuentra Tara?, debe estarse esforzando en el extranjero.—Sigue hablando causando que mire de reojo a mi padre, él tensa sus labios y asiente con firmeza.
—Por supuesto.—Concuerda fingiendo una segura firmeza.
En mi cabeza se repite una y otra vez, Tara no existe.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top