10
Una fiesta desagradable
—¡Apresúrate, SeokJin! —gritó su madre desde el pasillo.
El pelinegro refunfuñó algunas quejas antes de meter la última charola de pan al horno. Con fastidio y sin muchas ganas de ir a la sala de su hogar, SeokJin se tomó su tiempo limpiando sus manos, quitando con cuidado su delantal, y colocándolo lenta y casi cuidadosamente sobre el cesto de ropa sucia.
—Qué te apures, criatura —dijo la mujer, asomando su rostro hacia el cuarto donde SeokJin hacia los bocadillos para la pastelería, con un rostro entre emocionado y exasperado al ver la actitud de su hijo—. Tu traje a llegado, ya deja ahí y ve a darte una buena ducha para que te lo pongas de una vez.
—Mamá —se quejó el menor—, aún es muy temprano y tengo unos panecillos en el horno.
—Deja ahí, y ve a hacer lo que te ordene —dijo la mujer, importándole poco lo que dijo el menor, se acercó al horno para apagarlo y dar por concluida la excusa de SeokJin.
Un suspiro de fastidio y unos ojos en blanco fueron la respuesta de SeokJin para su madre.
Se suponía que el día de hoy, SeokJin asistiría a la extraña y misteriosa (para nada atractiva) fiesta del rey, y al parecer, su madre era la más entusiasmada con el asunto, pues él, se había mantenido tranquilo (un poco malhumorado ante la idea de ir a palacio) y realizando sus actividades cotidianas.
Sin embargo, ahora se encontraba caminando con pasos lentos y pesados hacia su habitación, con una sensación de opresión en el pecho y un miedo creciente que le asfixiaba, pues sabía o al menos asumía, que aquella fiesta en palacio no significaban buenas noticias para él.
Tal vez era paranoico de su parte pensar cosas malas, pero... ¿Era normal en algún sitio que el rey mandara hacer un traje para un simple panadero solo porque si? No, en ninguna parte del mundo lo era, a menos claro, que ese rey buscará algo.
Y con pensamientos caóticos y un feo revoltijo en el estómago SeokJin abrió su habitación.
Un rostro de completa confusión se instalo en el rostro del menor al observar el hermoso traje sobre su cama, sin embargo, su sorpresa no se debía al hermoso conjunto que le había mandado a confeccionar especialmente para él, el rey, no, su asombro y confusión se debían al color de aquel traje pues, contrario a lo que él esperaba, sobre su cama se encontraba un hermoso traje en tono guindo, con detalles en los puños en forma de rosas. Con lentitud, el pelinegro se acercó, observando la pieza de perfecta costura que descansaba sobre su colchón.
—Espero que todo esto que estoy pensando solo sean alucinaciones mías —dió un cansado suspiro y se encamino hacia el cuarto de baño, alejando cualquier mal pensamiento.
♔
—Sonríe,cariño, sonríe —canturreó su madre con una enorme sonrisa. El menor, quién se encontraba experimentando una clase de dèjá vu al encontrarse nuevamente frente a esas enormes puertas y con el mismo sentimiento de rechazo por ingresar a aquel lugar, forzó una sonrisa en su rostro, recibiendo un golpe en su hombro propinado por su madre—, quita esa cara de culo, SeokJin.
—Es la única que tengo, madre, especialmente cuando vengo a palacio.
—¡Ash! —chasqueo la mujer—, pues más te vale que vayas cambiando esa fea expresión en tu rostro antes de que te mire su majestad.
—Me comportare, siempre lo hago.
La mujer guardo silencio ante aquella afirmación del menor, y, conforme, más no satisfecha, comenzó a avanzar hacia el interior del palacio.
Conforme avanzaba hacia las enormes escaleras que llevaban al interior del palacio, SeokJin sentía una extraña opresión aplastar toda su existencia, había algo en el aire que le decía que debía huir de ahí tan pronto como le fuera posible.
Sin embargo, por alguna extraña razón, todos y cada uno de los habitantes del Reino Blanco le miraban como esperando su mejor comportamiento. Lo analizaban. Lo estudiaban. Y él no tenía idea de a qué se debía todo aquello. Tal vez era debido a que era el único que vestía con un color distinto pues, como era de esperarse, todos los habitantes del Reino Blanco vestían con sus típicos trajes blancos y tonos beige, siendo él el único que resaltaba con aquel traje.
Con la duda carcomiendo su mente y evitando molestar aún más a su progenitora, SeokJin se mantuvo callado y en espera de que aquel atuendo no significará algún tipo de mensaje secreto por parte del rey.
Al entrar al palacio, sus padres se perdieron entre el gentío, dejándole solo en la entrada y automáticamente la mirada de SeokJin viajo hacia el exterior, dónde el aire corría libre, dónde el quería correr libre.
—Pareciera que saldrás corriendo en cualquier momento —dijo una vocecita a su costado, haciéndole girarse para observar los dorados cabellos del jovencito que le sonreía con simpatía.
—¿Jimin? —dijo sorprendido el pelinegro, observando de pies a cabeza al hermoso jovencito quien enfundado en un traje blanco parecía nada más y nada menos que un mismísimo ángel—. ¿Que estás haciendo aquí? Acaso... Oh, por dios, se escabulleron Taehyung y tú al palacio.
—¿Qué? No —negó riendo el rubio—, tal vez te sorprenda esto pero, soy hijo de un Lord, así que asisto a las fiestas del Rey con bastante frecuencia.
—¿De verdad? ¿Cómo es que ...?
—¿Que no me viste antes? —el menor se encogió de hombros—, simple, soy como un tipo de sombra por aquí. Nunca converso con nadie más que lo establecido y huyo a la más mínima oportunidad.
—Woah —respondió asombrado el menor—, esto, la verdad que no lo esperaba.
—Entendible —admitió el más bajo—. Eh... Por cierto, ¿Cómo te encuentras?
—¿Disculpa?
—¿Respecto a la fiesta? —preguntó Jimin, cubriendo su boca con sus manitas al caer en cuenta de que SeokJin no tenía ni la menor idea del porque de aquella fiesta—. ¿Acaso no lo sabes?
—No, ¿Que debería saber?
—La fiesta es...
—¡Al fin te encuentro, precioso! —chilló una voz a sus espaldas.
Jimin guardo silencio de inmediato, inclinándose en señal de respeto a la figura que se acercaba sonriente hacia ellos.
—Su majestad —saludó el rubio.
—Oh, hola —dijo el monarca, sonriendo hacia el chiquillo unos pocos segundo, antes de girar toda su atención hacia el pelinegro frente a él—. ¿Dónde te habías metido? Estaba esperando ansioso tu llegada.
—Su majestad —saludó SeokJin, inclinando su cuerpo para saludar al hombre que le miraba con una sonrisa.
Sonrisa que se borró tan pronto el menor pronunció aquellas palabras, haciendo explotar al monarca que sin preocuparse por las personas que caminaban a su lado, grito con molestia.
—¡Hoseok! ¡Te he dicho que me llames Hoseok, no su majestad! ¡O dame un maldito apodo! Pero no, me digas, su majestad —dijo con voz dura y la furia en su mirada.
SeokJin se enderezó de golpe, observando con miedo aquella faceta del siempre sonriente Rey Blanco.
♔
Y así es como al fin descubrimos la identidad de este misterioso hombre... ¿Se lo esperaban? 🤭
Espero el capítulo les haya gustado y pues nah, se viene otra actu... Si, si, doble ACTUALIZACIÓN ❤️
Dato curioso sobre la historia:
Al inicio, el Rey Blanco no tenía un rostro en si, planeaba dejarlo solo como el "Rey Blanco", sin embargo, conforme avanzo la historia cambie de parecer y elegí a Taehyung, pero más adelante volví a cambiar de parecer debido a que Tae no terminaba de convencerme como el Rey Blanco, y de a poquito comencé a visualizar a Hobi como el Rey Blanco, además de que, no sé si recordarán que a los chicos se les pregunto que quién daba más miedo cuando estaba enojado, y bueno, ellos dijeron que la persona más sonriente, era quien más miedo daba enojada y ¡Voala! Surgió el Rey Blanco.
Y bueh, creo que a nadie le interesaba eso, pero quería platicarles como llegamos a tener a nuestro solecito como el Rey Blanco.
Ahora sí, ¿Listas para el siguiente capítulo? Porque les tengo una sorpresita 🙈❤️
✿Kim☆Palomita✿
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