EXTRA
Seis años después...
El sol se alzaba reluciente sobre la turística Busán . Llenando de vida las calles y abriéndose al aire vacacional que bañaba a la ciudad.
Un cúmulo de personas entraban y salían de la famosa Flowers&Coffee, con inmensas sonrisas en el rostro y por completo complacidas. Y también, luciendo elaboradas coronas de flores sobre sus cabezas.
En el interior de la cafetería, Jungkook se perdía en la visión que su precioso esposo le proporcionaba, y no cansándose de verlo, sonrió lleno de dicha. Podía sentir su corazón agitado en el interior de su pecho, resonando sutilmente en sus oídos. Y es que inevitablemente, su amor por Jimin crecía cada día más.
Y antes juró no poder estar más enamorado, pero a medida que los años transcurrían, él lograba enamorarse un poco más del hermoso rubiecito. Sin duda alguna, cada mañana su amor aumentaba, cuando abría los ojos y su precioso dulce era lo primero en observar.
— ¡Aquí tiene su capuchino! Espero que lo disfrute — aquella infantil voz logró sacarlo de su ensimismamiento, y relamiendo sus labios, Jungkook notó como los ojos mieles y cálidos de Jimin lo observaban lleno de cariño.
— ¡Y no olvide su coronita! — Chilló otra voz, logrando que el pelinegro encogiese los hombros ante la mirada de su esposo.
El rubio negó con la cabeza, soltando una pequeña risilla, y desviando su mirada de la contraria, sintió sus mejillas colorearse. No podía dejar de percibir aquellas ridículas cosquillas en el estómago cada vez que Jungkook estaba cerca suyo, y supo vivir con ello. Aprendió a hacerlo.
Porque sabía de antemano, que Jeon Jungkook jamás dejaría de causar aquéllo en él. Aunque pasasen mil años, él seguiría ridículamente enamorado.
— Creo que nunca tuvimos mejores empleados, ¿eh? — Acercándose al ojimiel, el pelinegro cuestionó. Sus brazos rodeando la cintura del menor, y éste echando un ligero vistazo hacia el par de niños que atendían a las personas. Rio con encanto.
— Son los mejores empleados, sin duda alguna, Kookie — dejó saber, apenas alzándose sobre sus puntas y rozando su nariz con la contraria. Un gesto cariñoso.
— ¿Empleados? — Una voz burlona los hizo voltear, y admirando las cejas cobrizas del niño elevadas, no evitaron soltar una risilla— . No somos empleados. ¿Dónde está nuestra paga, entonces? ¡Quiero mi paga!
— EunWoo, silencio. ¡Papá y papi nos pagan todos los días con su amor! — Gritó la niña, su ceño levemente fruncido cuando empujó levemente el cuerpo de su hermano— . Además, amo ser una empleada de aquí. ¡Puedo obsequiarle coronitas a las personas! Y ellos son muy— muy felices.
— Así es, princesa — Jimin sonrió, alejándose del pelinegro por un segundo y caminando en dirección a los gemelos.
Los cabellos rubios de Hanna estaban adornados con una corona de margaritas, igual a la que el rubio utilizaba. Mientras que la cabeza de EunWoo era un completo desorden. Y no evitando reírse de ello, Park abrazó fugazmente el cuerpo del niño.
— Papi... — Incómodo, él gruñó— . Hay chicas muy lindas aquí y no quiero que vean— uhm, esto.
— Oh— oh — Jungkook se burló, volviendo a su lugar en la caja y no conteniendo la pronta carcajada que soltó— . EunWoo es un chico muy solicitado, dulce. No puedes simplemente llenarlo con tu ternura en lugares públicos. Eso espanta a las chicas.
— ¡Eso! Gracias, papá — murmuró el rubio. Jimin no tardó en soltarlo, y dándole un ruidoso beso en su frente, escuchó otro gruñido antes de que el niño volviese a su trabajo.
— EunWoo es muy tonto — Hanna bufó, bajándose del lugar donde estaba parada y saltando hacia los dos hombres. Jimin de inmediato la admiró con adoración, y soltando un suspiro, sintió los delgados bracitos de ella apretarlo con cariño— . Yo sí quiero que me abraces siempre, papi.
— Ustedes son adorables, de verdad — el pelinegro sonrió, mirando levemente hacia la entrada. Chanyeol de inmediato se introdujo en el establecimiento, BaekHyun caminando alegre tras él.
»— Bueno, tal parece que ya ha llegado nuestro reemplazo, familia — sonriendo grandemente, admiró como su pelirrojo amigo llegaba ante la barra, y con un gesto feliz, saludó con su mano por los aires.
— Chanbaek a su servicio — Chanyeol clamó, consiguiendo la repentina mirada de Hanna, quien de inmediato rebotó feliz sobre sus pies.
— ¡Tíos Chanbaek!
— ¿Chanb— qué? — Confundido, Jeon cuestionó, poniéndose de pie y preparándose para irse. EunWoo soltó una carcajada, saludando con un choque de manos a Byun.
— Es algo entre Hanna, Jimin y yo — declaró el pelirrojo. Cuando Jungkook observó los mieles ojos de su esposo, admiró el leve sonrojo que se apoderó de este.
— Papi y yo pensamos que sería lindo buscarles un apodo a los tíos BaekHyun y Yeolshi — la ojicafé intervino, cogiendo la mano de Jimin y suspirando encantada.
— La verdad es que no me quejo — BaekHyun soltó, encogiendo los hombros y admirando con maravilla a las cuatro personas ante él— . Cuidaremos la cafetería.
— Sabemos que lo harán, BaekHyun — Jimin dijo, acariciando el cabello del niño cuando pasó despreocupadamente al lado de Jungkook . Todos caminando fuera de la barra.
— Sí, tenemos nuestra cita con la playa — El mayor dejó saber a su mejor amigo, quien de inmediato alzó una ceja, cruzándose de brazos.
Chanyeol iba a decir algo en respuesta, pero se vio sorprendido por el sutil abrazo de Hanna, y sonriendo repentinamente, olvidó por completo su posible e infinita palabrería.
— ¡Ya quiero irme! — Jadeó un exasperado EunWoo, cruzándose de brazos.
— Vamos, cariño — llamó Jimin, mordiendo levemente el interior de su mejilla— . ¡Que tengan un estupendo día, Yeolshi , BaekHyun! Los quiero mucho.
— Y nosotros a ustedes, florecitas — el ojicafé asintió.
Y no tardándose más, los cuatro salieron de la cafetería. Siendo despedidos por todos y cada uno de los felices clientes. Quienes no se cansaban de frecuentar aquel maravilloso lugar.
Hacía exactamente tres años, Jimin y Jungkook decidieron que estaban preparados para tener un poco de compañía adicional en sus vidas. Ellos habían estado frecuentando un orfanato de la ciudad, en el cual el rubio realizaba trabajos comunitarios, y les fue imposible no enamorarse completamente de unos rubios gemelos de cinco años que siempre estaban haciendo travesuras.
EunWoo y Hanna habían llegado a sus vidas para hacerlos plenamente felices, y tres años después, ellos lo eran. Completamente.
Habían terminado por casarse unos meses luego de la petición matrimonial, sin siquiera importarles que fuese demasiado apresurado. Jimin no pudo negarse a la idea, y aunque resultó ser un poco difícil la transición, ellos lo habían logrado.
Después de todo, había sido un sueño hecho realidad.
Y cuando llegaron a su preciosa casa frente a la playa, Jimin se lo confirmó.
Los revoltosos gemelos corriendo por la arena, mientras que Jungkook y él los observaban con nostalgia. Sus manos entrelazadas mientras aspiraban el delicioso aroma a mar de la costa, y el precioso atardecer cayendo sobre ellos.
— No puedo creer que de verdad hayamos logrado todo lo que queríamos, Kookie — enamorado, el rubio suspiró. Sus pestañas revoloteando, y ojos posados en los contrarios.
Jungkook sonrió de lado, apenas acortando el espacio entre ellos y besando los rosados labios de Jimin. Éste por completo sonrojado.
»— Tenemos una casa en la playa, una espectacular cafetería que obsequia coronitas de flores, dos hijos maravillosos — suspiró, cerrando sus ojos por apenas unos segundos.
— Y nos tenemos a nosotros, dulce — murmuró, abrazándolo con fuerza.
— Siempre nos tendremos, Kookie. Para toda la eternidad — asintió con efusividad. Sintiendo sus ojos arder cuando se separaron del abrazo y continuaron caminando.
El par de niños jugando con el agua mientras corrían camino a las rocas. Aquellas donde todos los días veían el atardecer. Juntos. Como una hermosa familia.
— ¡Papi, papá, dense prisa! — Hanna gritó, aventurándose con su hermano a escalar. EunWoo echaba esporádicos vistazos hacia atrás, tan sólo intentando apresurar a los dos mayores con su café mirada.
— ¡No querrán perderse el atardecer! — Fue su turno de gritar, y logrando sacarles una carcajada, se sentaron en su puesto.
Jungkook ayudando a subir a Jimin, como todos los días, y éste sonriendo con nerviosismo. Ése que le hacía sentir su insuperable amor.
Cuando estuvieron los cuatro juntos y con su vista fija en el ocaso, el rubio suspiró con tranquilidad. Estaba plenamente orgulloso de su vida, y cada día agradecía el haber encontrado a Jeon Jungkook en su camino.
— Adoro ver el atardecer. Algún día traeré a una chica linda a este lugar — EunWoo murmuró, sacando una ligera sonrisa de sus padres. Y juntándose al lado del rubio, dejó que éste lo abrazase fuerte.
— Dudo que alguna chica linda te haga caso algún día — bromeó la niña, guindándose a la espalda de Jeon, quien de inmediato acarició su mano con cariño.
— ¿Ya les conté que aquí le pedí a su papi que fuera mi novio? — Cuestionó el mayor, hipnotizado en los ojos mieles de Park— . Jimin adoraba ver el atardecer. Siempre quiso verlo con alguien especial, y ese día fue uno de los más especiales.
— Nos cuentas esa historia todos los días — dramatizó el ojicafé, sacando una risilla del rubio.
— Amo escucharla todos los días, papá — declaró Hanna, dejando un sonoro beso en la mejilla de Jungkook .
— Y yo amo recordarla — Jimin murmuró, mordiendo levemente su labio.
— Uh, es aquí donde se dicen cosas muy cursis y papi llora — se rio EunWoo, logrando que su hermana lo secundase, y cuando quitó su peso de la espalda de Jungkook , se dejó caer sentada a su lado.
Perdiéndose en el hermoso crepúsculo que los acompañaba, como el otro lo hizo. Sin embargo, Jungkook y Jimin sólo estaban perdidos en los ojos contrarios. Como lo estuvieron el primer día que visitaron aquel asombroso lugar.
— Fue aquí donde nos dijimos te amo por primera vez — Jungkook tomó una fuerte respiración. Sus dedos entrelazados con los de Jimin— . Y es increíble, pero te sigo amando de la misma manera. Creo que incluso, te amo mucho más.
»— Cada día te amo más, dulce.
— No creo que me ames más de lo que yo te amo, Kookie — se rio, sus mejillas por completo coloradas— . Te amo mucho, demasiado. ¡Muchísimo!
— Mhn, pues, creo que debo comprobar eso entonces — susurró, relamiéndose los labios.
Jimin sintió su respiración agitarse, y percibiendo el frenético latido de su corazón, se acercó al rostro de Jungkook . Tan sólo capturando los labios del mayor y besándolo apasionadamente. Dejándole saber todo el inmenso amor que su cuerpo albergaba por él.
— Te amo, Kookie.
— Te amo, dulce — susurró, sintiendo como la cabeza de Hanna se apoyaba contra él y un suspiro enamoradizo escapaba de los labios de la niña.
— Y yo los amo a ustedes — declaró, sacando una sonrisilla orgullosa de los dos mayores.
Jungkook dejó un beso en su cabello rubio, y apenas echando un vistazo al niño embelesado en el cielo, aclaró su garganta.
— ¿Uhm? — Despistado, el infante posó sus grandes y emocionales ojos en los avellanados que lo observaban, y sintiendo el cariñoso abrazo en el que Jimin lo mantenía, sonrió con ternura— . Yo también los amo.
— Oh, cariño — el rubio lo arrulló con amor, y picando sus mejillas de manera amorosa, sonrió con regocijo— . Somos la mejor familia del mundo.
— Lo somos, mi precioso dulce.
Y sonriendo suavemente, los cuatro se apretujaron entre sí, para pronto posar la mirada en el cielo. Aquél que era fiel testigo del insuperable amor que Jungkook y Jimin sentían por el otro.
Verdadero amor.
FIN.
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