32•

N/A: Para mí mayor desgracia la semana que viene comienzo los exámenes finales del semestre de odontología, y pues la verdad quiero tomarme un tiempo, pero tengo dos historias cortas que me encantaría mucho compartirlas, pero por desgracia no podrá ser por ahora, por eso me ven que estoy subiendo Crown of flowers tan rápido, no está editada y por eso se encontrarán algunos errores. Rectifiquen los errores que encuentren.

                        [...]

Los nervios de Jimin se disparaban de una manera tremenda por cada una de sus venas. En su cabeza tan sólo se repetía una y otra vez la preciosa imagen de Jungkook tirado en el jardín, plantando flores para él, mientras que su cuerpo era bañado en sensaciones que durante el tiempo trascurrido, había extrañado bastante.

No recordaba con exactitud qué había dicho o hecho, tampoco se explicaba en qué momento llegaron a aquella circunstancia, pero de nada le servía pensar, porque los besos que el pelinegro repartía por su cuello le hacían perder por completo el conocimiento. Había sido todo demasiado deprisa. Ellos se habían besado y tan sólo minutos después, luego de que el rubio casi chillara de la emoción que la sorpresa de Jeon le provocó, estuvieron en la habitación del mayor. Jimin recostado en las suaves almohadas, mientras que Jungkook lo acariciaba con convicción por sobre la ropa. Sonrisas desprevenidas se escapaban de los labios rosados del ojiavellana, mientras que los ojos amielados tan sólo parpadeaban, abanicando con sus rizadas pestañas de una manera coqueta.

Desde la primera vez que ambos se unieron en cuerpo y alma, las ganas constantes de repetirlo se repartían rigurosamente por las anatomías de ambos. Por supuesto, ninguno decía nada al respecto. Muchísimo menos Jimin, quien con la cara completamente roja, escuchó el chasquido estimulante de sus labios al separarse de los contrarios. Un beso pasional y deseoso que lo dejó sin aire en cuestión de segundos.

— Me vuelves muy loco, ángel — Jungkook murmuró, sus dedos temblorosos enterrándose en el cabello rubio, cogiendo la delicada coronita y dejándola descansar sobre la mesa de noche. El rubio observó la acción con curiosidad, y cuando los dientes blancos de su novio se mostraron en una deslumbrante sonrisa, sintió maripositas en el estómago— . Esta vez la cuidaremos. No podemos dejar que se arruine nuevamente.

— Sí, la cuidaremos, Kookie — asintió, sonriendo suavemente antes de volver a besar los labios contrarios. Jungkook estallaba por dentro en gloriosas sensaciones que lo hacían sentir innegablemente vivo, y cerrando los ojos sutilmente, acarició el suave cabello del ojimiel, quien estremeciéndose ante el tacto, tembló bajo el cuerpo más grande.

No podía describir todas las sensaciones que arremetían a su sistema de una manera fugaz, y juró poder desmayarse, justo como la primera vez. Recordó de inmediato todo lo que pasaron aquélla noche. Cómo las manos de Jungkook se sentían tan correctas sobre su cuerpo desnudo y también en cómo se retorció y sintió explotar en un maravilloso final.

Cuando el pelinegro estuvo tomando distancia para deshacerse de su camisa, junto con la de Jimin, los ojos del menor brillaron tremendamente. Le era imposible hacerse la idea de que ocurriría de nuevo. Y es que increíblemente, él estaba terriblemente ansioso por sentir a Jungkook una vez más. Tan propio, tan dentro y tan cálido.

Los labios rosados de Jeon fueron a parar en las clavículas de Jimin, besando con exquisitez y repasando cuidadosamente sobre su suave y sedosa piel. La respiración del menor estaba agitada, no pudiendo hacer transparente su adquirido deseo. Desde que Jungkook lo tomó por primera y única vez, las cosas cambiaron un poco para Park. Sabía de alguna manera, que ya no era más un niño, aunque su alma soñadora y risueña no dejase de sentirse tremendamente infantil. De cualquier manera, su perspectiva era diferente, y mediante los segundos transcurrían, él podía sentir como la calentura invadía por completo su cuerpo. Porque él ya sabía lo que venía a continuación, ya lo había experimentado, y le había encantado. Y quería repetirlo cada vez que fuese posible.

Soltando una pequeña risa ante su propio pensamiento, Jimin logró llamar la atención de su novio. Los ojos achocolatados fijándose en el pulido rostro de porcelana, y el corazón del más grande latiendo de una manera plenamente desbocada. Escuchar a su pequeño dulce reír le avivaba el alma, y juró jamás poder cansarse siquiera de aquel precioso y bien entonado sonido.

— ¿Qué te causa tanta gracia, señorito? — El mayor cuestionó con un tono bastante simpático. Su peso cayendo levemente sobre el cuerpo más pequeño, y sus anatomías sobrecalentadas chocando entre sí. Cuando un brillo sugerente se instaló en los preciosos ojos mieles, Jungkook disparó sus cejas hacia arriba— . Parece que alguien está un poco feliz, ¿eh?

— La verdad es que tú también me vuelves un poquito loco, Kookie — dejó saber, palabras inocentes que debido al momento, lograron que la lujuria de Jeon se desbordase tremendamente.

Apresurándose para terminar de quitar la ropa restante, el pelinegro respiró con profundidad. No había pasado un tiempo excesivo, pero ver la reluciente piel de Jimin al desnudo lo dejó sin aire. Haciéndole sentir lo mismo que la primera vez.

Un golpe de calor de inmediato lo abrasó, y cuando las mejillas rojas del rubio parecieron encandilar, Jungkook se lanzó sobre él. Cuerpos desnudos rozándose y bajos gemidos abandonando ambas bocas, demasiado acalorados, demasiado excitantes.

Cuando los labios colisionaron en un húmedo y ávido beso, el cuerpo entero del menor tembló. Las delgadas piernas de Jimin habían tomado su propio camino, enroscándose en las caderas suaves de Jungkook , mientras que las manos de éste sostenían el cuerpo rubio, tratando de ser tan cuidadoso como si Park realmente estuviera hecho de cristal. Con el rostro agitado, el rubio se separó. Podía sentir como el pene de Jungkook rozaba contra el suyo propio, y el solo pensamiento lo hizo ruborizarse de una manera terrible. No estaba acostumbrado, y tampoco supo si alguna vez lo estaría. Al momento de esconder su cara apenada en el hombro de Jeon, éste sonrió, y hurgando en su gaveta hasta conseguir un poco de lubricante, dejó un suave beso en la mejilla caliente de su pequeño novio.

Después de todo, no había sido tan catastrófico que Nara le contara el secreto a Jimin, porque de no ser por eso, él quizá seguiría en la cafetería. Y no al Kookie, junto a él, a unos segundos de volver a tomarlo y demostrarle cuánto lo amaba.

— Está bien, dulce. Podemos ir con calma, lo sabes — Jungkook susurró, su voz baja y tratando de controlarse en el fondo de su garganta. De alguna manera, la sola presencia de Jimin lo mermaba, pero también era ésa presencia la que lo hacía arder, literalmente.

— Yo..., no importa — tímido, él declaró. Los estragos en el interior de su cuerpo hablando por sí mismos, y las ganas de sentir a Jungkook implorando un poco de clemencia— . Si quieres, tú— puedes hacerlo tan rápido como lo necesites. Yo m— me acostumbraré a tu ritmo. Sí.

Y sorprendiéndose por las palabras ingenuas del rubio, Jungkook sonrió antes de plantar un suave beso en sus hinchados labios.

Sin embargo, y aunque le hubiera encantado acatar al pie de la letra el parlamento de su querido dulce, Jungkook se recató. Desde luego, propuso un poco de más rapidez a sus movimientos. Bañando sus dedos con el aromatizado y viscoso líquido, Jungkook lanzó el envase hacia cualquier lugar de la cama, y fijando sus ojos en los contrarios, movió su mano hasta posarla sobre la cálida entrada del menor. Park de inmediato tembló, ojos cerrados y rostro relajado, logrando que los escrúpulos de Jungkook volaran hacia otra habitación, lejos de él.

— Oh, dulce — y no pudiendo resistirse por mucho más tiempo, hundió uno de sus dígitos en el interior del menor. Un ceño fruncido por parte de éste, seguido de una mordida de labios y un silencioso y estimulante jadeo— . Precioso.

Acaparando velozmente la boca contraria, Jungkook lo besó con fiereza. Su dedo moviéndose lenta y cuidadosamente en el interior de Jimin, y los sonidos propiciados por éste siendo silenciados por los labios del pelinegro. Podía sentir con gozo la estrechez que aprisionaba a su dedo, como también la calidez que de inmediato lo llamó. Juró jamás haber olvidado lo tremendamente bueno que se sintió dentro de su chico, pero y aunque ni siquiera hubiese empezado la verdadera acción, él ya podía sentirlo diez mil veces mejor de lo que recordaba.

— Mhm, Kookie — lloriqueando, Jimin despegó su boca de la contraria. Sus parpados continuaban cerrados con fuerza, pero ahora, el ceño fruncido había pasado a convertirse en una asombrosa mueca placentera.

Park Jimin no lograba comprender qué era lo que Jungkook hacía con su cuerpo que le gustaba tanto, pero mientras pudiera, imploró que jamás acabara. Y evitó sentirse demasiado sucio al tener esos atrevidos pensamientos.

Mediante los segundos transcurrían, los movimientos en el interior del rubio se volvían más frecuentes y cómodos. La boca del ojimiel se encontraba abierta, soltando gritos mudos y quedándose plenamente petrificado. Cabeza enterrada en la almohada y sensaciones jugosas recorriendo todo su sistema. Dos dedos más se habían unido al juego, y la entrada dilatada de Park cedía a medida que el tiempo pasaba, logrando sacar una satisfecha sonrisa de los labios rosados de Jeon, quien con rostro maravillado, no se perdía de ninguna sacudida, ningún temblor ni ningún entonado gemido que su precioso dulce le regalaba.

— Estás listo, bebé — el mayor dejó saber, dando un último empujón dentro de Jimin, antes de deslizar sus dígitos hacia afuera. Echó de inmediato un vistazo hacia abajo, encontrándose con su miembro erguido, rozándose gustosamente con el otro, el cual brillaba debido a los líquidos pre— seminales— . ¿Preparado para recibirme, dulce?

— S— sí.

Y no dándose tiempo de proseguir con la conversación, Jungkook alineó su pene contra la entrada de Jimin, tragando saliva antes de fijar sus ojos en los contrarios y empujarse hacia adelante, sintiendo como la abertura del rubio comenzaba a succionarlo de una manera tremendamente deliciosa.

— Uh— uh — no queriendo apartar la mirada de la de color chocolate, Jimin evitó cerrar los ojos ante la intromisión, y entrelazando con fuerza sus dedos con los de Jeon, intentó apenas sonreír. La invasiva sensación pretendiendo romperlo por dentro, y el calor inmediato aferrándose con fuerza a todo su cuerpo— . K— Kookie.

— ¿Dime, cielo? — Respondió al llamado, su respiración menguando mediante los centímetros se perdían en el interior de Jimin. Y los ojos color miel fijos en su rostro extasiado.

— T— tú, oh — escapándosele un gemido, se sonrojó. Jungkook le regaló una inmediata sonrisa— . ¿Considerarías cambiar el n— nombre de la cafetería?

Tras aquella inesperada pregunta, por completo fuera de contexto, Jungkook encogió el cuello. Cuando su pelvis estuvo rozando contra los glúteos del menor, cerró apenas los ojos. La presión encantadora encerrándolo cálidamente, y un poderoso temblor invadiendo su anatomía en cuestión de segundos.

— ¿Qué tienes en mente, eh?

— Yo, b— bueno... Estaba pensando en algo como Flowers&Coffee.

El pelinegro de inmediato sonrió ampliamente, y acercándose para besar lo largo del cuello de Jimin, gimió en su oído. Un suave lametón al lóbulo de su oreja y el más pequeño estuvo deshaciéndose en temblores.

— Me encanta, dulce. — Y apenas moviéndose un poco en su posición, escuchó el acallado jadeo de su novio cuando golpeó suavemente en su interior.

Las palabras sobraron momentos después, cuando las gotas de sudor comenzaron a bajar por las sienes de Jeon, mojando el cabello pelinegro y resbalándose por su mandíbula hasta morir en su cuello. Los ojos amielados se encontraban un tono más oscuro, mientras que sus labios rojos e hinchados contrastaban con el color de su rostro.

Jimin no había olvidado todo lo que sintió la primera vez, pero supo que ahora era diferente. Y que cada vez lo sería. Cada vez sería mucho mejor.

Cuando los movimientos de Jungkook se apresuraron, las piernas del rubio se aferraron a sus caderas de una manera fortalecida. Gemidos altos salían disparados de su boca, fallando en su intento por retenerlos y avergonzándose en el camino. Sabía que Jungkook amaba escucharlo. Amaba saber por medio de su voz lo mucho que le gustaba. Como Jimin amaba que Jungkook lo amara.

El tiempo parecía haberse detenido cuando ambos orbes colisionaron, y acercándose al rostro contrario, Jungkook lo besó con pasión. No pudiéndose creer que la estadía con Jimin fuese tan maravillosa, ni tampoco pudiendo analizar que todo aquello era tremendamente real. Al momento en que Jeon empezó a sentir el calor interior comenzar a correr veloz hacia su pelvis, él tragó saliva, y echándole un vistazo sugestivo a Park, relamió sus labios antes de hacerlos rodar sobre la cama.

El cuerpo del más pequeño descansando sobre el más grande, y la mirada sorprendida y apenada del rubio haciendo enloquecer a Jungkook .

— Vamos, bebé — pidió, un nuevo beso antes de que sus manos se ciñeran a las delgadas caderas del ojimiel. Jimin cerró los ojos y sintió sus piernas temblar. Aquella nueva posición lograba hacerlo estremecer, y percibiéndose insuperablemente lleno, dio una sacudida sobre la erección del pelinegro.

Jimin siempre había sido plenamente ajeno al tema sexual. Inclusive, en ese mismo momento, él se consideraba un completo inexperto, y cuando comenzó a sentirse por completo sofocado, Jungkook lo tranquilizó con una sonrisa. No sabía qué hacer, pero para su suerte, Jeon guio cada uno de sus movimientos.

Se sentía bien. Muy bien, y cuando el acaloramiento comenzó a desbordarse de su propio cuerpo, Park apretó los ojos. Su cuerpo bajando y subiendo livianamente en una danza controlada, y el deslizamiento en su interior haciéndole rodar los ojos hacia la parte posterior de su cabeza. Se sentía maravilloso. Y no dudó en hacerlo saber.

— Uhm — gimiendo suavemente, Jimin echó la cabeza hacia atrás. Se encontraba literalmente sentado sobre Jungkook y podía sentirlo de una manera que antes no lo hizo. Cuando sus piernas amenazaron con desmayarse, el rubio abrió la boca con fuerza.

El miembro de Jungkook rozando de una fantástica manera su punto dulce, y las respiraciones erráticas de éste haciéndole sumirse en un lago de completo placer. Cuando quiso reivindicarse, ya era demasiado tarde, y dando una última sacudida con ayuda de las manos de Jungkook , Jimin se corrió. Un chillido agudo y melódico que hipnotizo los oídos de Jeon, y el cual fue suficiente para hacerlo llegar al borde.

El rubio de inmediato percibió la crema caliente aterrizar en su interior, y dejándose caer de una manera extasiada sobre el cuerpo de Jungkook , sonrió apenas. Un par de besos en el pecho del mayor y deshizo la unión entre ambos, cayendo a un lado de la cama y entre los cálidos brazos de su fantástico novio.

Podía sentir un revoltijo de emociones en su interior. Por poco olvidaba lo maravilloso que se sentía aquel último momento, el final de todo, cuando parecía explotar por dentro. Su cabeza daba vueltas y el afrodisíaco aroma de Jungkook estaba volviéndolo loco.

Cuando los labios del pelinegro se juntaron con los contrarios, Jimin pareció salir de su somnolencia, y sonriendo de una manera desmesurada, volvió a sentir maripositas en el estómago. Aquéllas que sólo percibía cuando se trataba de Jeon Jungkook .

— Te amo, dulce — dijo, una voz acallada mientras admiraba los ojos mieles del menor. Jimin revoloteaba con sus pestañas largas y mejillas sonrojadas. Se veía precioso— . Te amo demasiado.

— Yo te amo mucho más que demasiado, Kookie — murmuró, escondiéndose en las almohadas cuando los ojos achocolatados parecieron examinarlo.

Había sido diferente, ambos lo sabían. Pero y aunque Jungkook tratase de decirle a Jimin que había sido estupendo, el rubio parecía más bien abochornado.

Levantándose de su puesto, Jeon recorrió la habitación hasta encontrar algunas toallas húmedas, y acercándose nuevamente hacia donde Jimin se encontraba recostado, le guiñó un ojo antes de comenzar a limpiarlo. Las mejillas del menor parecían querer explotar, y cuando el más grande se dio cuenta, dejó salir una risilla jovial. Disminuyendo el espacio y besando cálidamente sus labios, Jungkook aspiró su aroma. Enamorado.

— Parece un buen día para hacer tarde de películas mientras comemos deliciosas galletas, ¿eh? — Preguntó, haciendo sonreír al rubio cuando besó ruidosamente su mejilla— . A menos que quieras volver a la fiesta de la cafetería. Deben estar preguntándose dónde nos metimos.

— Uh — los ojos del rubio de inmediato se abrieron, y sentándose de sopetón en la cama, pareció alarmado. Logrando que Jungkook se preocupase un poco— . ¡Oh, no!

— ¿Qué sucede, cielo?

— Yo, ¡oh! — Pareciendo aterrado, Jimin se puso de pie y comenzó a ponerse su ropa. El ceño del pelinegro se frunció al mirarlo, y colocándose su bóxer, intentó mantener la calma ante la repentina actitud del chico floreado— . ¡He sido muy grosero con Bogum, Kookie! ¡Debo buscarlo y decirle que lo siento!

— ¿Qué? — Irguiéndose al escuchar el nombre de aquel tipo, Jungkook tragó saliva, y cuando Jimin estuvo colocándose la coronita frente al espejo, comenzó a sentirse tremendamente celoso— . ¿Bogum? ¿Qué pasó con él?

— Bueno, me lo encontré justo cuando iba a venir a buscarte — relató, sonriente— . Él me estaba invitando a dar un paseo y yo simplemente le grité que no podía y me fui, ¡así sin más! Cielos, debe pensar que soy una terrible persona. ¡Y no quiero que piense eso, Kookie! ¿Soy una terrible persona?

— No, por supuesto que no — luchando contra sus instintos asesinos, Jungkook abrazó a Jimin por la espalda. Ambas miradas conectándose mediante el espejo. Le sabía mal escuchar que Bogum había acechado a su niño — nuevamente, mientras él no estaba. Pero tampoco podía volverse loco ante Jimin. Aunque sí que podía hacer algo al respecto.

O por lo menos intentarlo.

»— Dulce, verás... No me gusta que estés con Bogum. Él no parece un buen chico y temo por ti, porque quiero protegerte de todo y siento que esto se sale de mis manos.

— ¿Qué dices, Kookie? — Soltando un pequeño bufido, Jimin volvió a sonreír— . ¡Bogum es un excelente chico! Además, debo ir a disculparme con él. ¡Oh, rayos! Me siento tan mal ahora mismo.

Cerrando los ojos ante las palabras del más chico, Jungkook suspiró. Sabía que abrirle los ojos a Jimin no sería tan fácil, a menos que quisiera dañarlo, pero tampoco estaba dispuesto a verlo cerca de ese tipo— . No estoy seguro, cielo.

— Vamos, Kookie — con una vocecita pequeña, Jimin pidió. Separándose de él y fingiendo hacer una pataleta. El mayor no contuvo su sonrisa, y atrayéndolo hacia él una vez más, lo besó por todo el rostro. Por último, terminando en sus jugosos labios— . ¡Por favor! ¡Porfis! Sólo quiero disculparme. Y te prometo que estaré a salvo con él.

Inseguro, Jungkook mordió el interior de su mejilla. No sabía cómo decirle que no, era como si aquella palabra no estuviera admitida nunca para Jimin. Cuando los ojos amielados lo miraron amorosamente, él simplemente no pudo seguirse resistiendo, y cerrando los ojos por un segundo, volvió a juntar sus labios en un cálido beso.

— Te amo, Jimin. Pero te llevaré y regresarás a casa conmigo... Tendrás que quedarte a dormir esta noche como recompensa — le dijo, una ligera sonrisa torciendo sus labios— . Y me debes unas galletas.

— ¡Hecho! — Y saltando apenas sobre sus pies, lo abrazó con fuerza.

Su corazón retumbando fuertemente en el interior de su pecho. Haciendo compás con el de Jungkook , aunque ambos desbocándose por razones diferentes.

Jungkook sabía que debería afrontar una nueva tanda de preocupación. Otra vez.

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