27•

Los minúsculos rayos de sol apenas lograban filtrarse cómodamente por entre las cortinas de la habitación de Jeon, logrando que la poca luminiscencia aluzara el lugar de una gratificante manera. Cuando los ojos avellanados se abrieron suavemente y Jungkook se encontró con el rostro angelical de Jimin frente a él, compartiendo su misma respiración, sonrió de una manera incontrolable. Pasando una mano por su cabello y recordando de forma fugaz todas aquellas preciosas memorias de la noche anterior.

Su corazón de inmediato palpitó apresuradamente, saltando en el interior de su pecho y haciendo juego a las incansables mariposas que habrían yacido dormidas momentos atrás, en el fondo de su estómago. Una sensación terriblemente feliz invadiendo su cuerpo de una modesta manera, haciéndole suspirar embelesado, tan sólo perdiéndose en los finos y delicados rasgos que conformaban el rostro de su pequeño amado. Perfecto.

Mediante los segundos transcurrían y la ensoñación de Jeon se hacía cada vez más real, los ojos mieles comenzaron a parpadear en un ligero despertar. Pestañas negras y rizadas abanicando sobre las rosadas mejillas, y los labios regordetes abriéndose ligeramente a tomar aire. Cuando la sonrisa en el rostro de Jungkook se ensanchó de una manera orgullosa, él admiró las perlas amelcochadas observarlo con adoración, y momentos después, cuando Jimin pareció caer en cuenta de que realmente no estaba en un precioso sueño, se sonrojó de una manera furiosa. Sus manos tirando de las cobijas para cubrirse el rostro apenado, y jadeos avergonzados saliendo disparados de su garganta cuando, de manera efímera, recordó lo sucedido hacía unas cuantas horas atrás.

— Buenos días, precioso dulce — Jungkook murmuró, su voz ronca y rasposa. Una sonrisa deslumbrante cuando destapó la cara del menor, admirando los ojitos cerrados con fuerza y las mejillas rojas cuales manzanas.

No pudiendo contener la risilla adorable que salió disparada, Jungkook pasó sus manos por la espalda del rubio, atrayéndolo más cerca y abrazándolo cómodamente. Cuando éste abrió los ojos y mordió su labio inferior tímidamente, Jeon se perdió en su preciosa expresión, y es que de manera inevitable, Jimin jamás dejaba de sorprenderlo. Mucho menos, de enamorarlo.

»— Es maravilloso despertar aquí contigo, amor — volvió a decir, voz baja cuando rozó su nariz con la contraria para pronto atrapar los cálidos labios en un pequeño y amoroso beso. Completamente flechado.

— Kookie — con un minúsculo y ahogado jadeó, Jimin apenas sonrió. Podía sentir su corazón rebotando de maneras incontrolables, un frenesí intenso recorriendo su cuerpo de pies a cabeza cuando rememoraba sobre las acciones de la noche anterior. Las manos de Jungkook acariciándolo, sus labios dulces besándolo, palabras bonitas introduciéndose en su piel y preciosas sensaciones haciéndolo estallar.

»— Me gusta amanecer c— contigo.

Definitivamente, era tremendamente perfecto. Pero sin embargo, él no podía simplemente quitarse la vergüenza que de un modo amable se ceñía a sus venas, haciéndolo sonrojar terriblemente.

Jungkook rio con fervor, un beso en la cabellera negra de Jimin antes de apretarlo afectuosamente contra su pecho, para segundos después liberarlo y verlo directamente a sus preciosos y perlados ojos. Un divino manjar que no dudo en devorar con una enamorada sonrisa.

— Me encantaría estar aquí toda la mañana contigo, dulce — aceptó, acariciando el mentón del rubio e incorporándose segundos después, pecho agitado— . Pero es hora de llevarte a la universidad.

No perdiéndose del puchero repentino que se postró en los labios rosados, Jeon rodó los ojos al intentar contenerse a llenarlo de besos, y poniéndose de pie, admiró la cara roja de su pequeño novio cuando observó su anatomía al descubierto, logrando que el mayor alzase las cejas de manera chistosa.

»— ¿Te gusta lo que ves, eh? — Con una broma, peinó su cabello hacia atrás. Desde luego, el cuerpo bien formado de Jeon Jungkook no era algo fácil de ignorar, y cuando los ojos mieles del callado chico se desviaron avergonzados, se sentó en la cama, tapándose con las cobijas su desnudez.

— ¡Kookie! — trató de regañar. Más bien, su voz temblorosa lo delató, y cuando Jungkook cogió su ropa interior para ponérsela, no tardó en robarle un amoroso beso al chico maravillosamente apenado— . Yo d— debería ir a— ducharme.

— Estaré preparándote algo de desayuno, bebé — y lanzándole un beso volador, salió de la habitación, dejando a un nervioso Jimin sentado en la cama, con el cabello despeinado y sintiendo el aire fresco acariciar su piel erizada.

Cuando cayó en cuenta de lo que realmente había sucedido, cerró los ojos y soltó un suspiro enamorado. Sonrisa risueña estirando deliberadamente sus labios y mejillas calientes logrando acaparar su completa locura. Había sido perfectamente maravilloso, y aquello, tan sólo porque Jeon Jungkook había sido parte de ello.

El mejor novio que jamás pudo haber deseado, y al que sin lugar a dudas, amaba con intensidad.

Cuando dio pasos lentos hacia la cocina, se encontró con un Jungkook perfectamente arreglado y preparando algunos sándwiches. El tiempo parecía no haber transcurrido mientras el agua tibia de la ducha mojaba su cuerpo, y es que tras pensar en su novio por incontables minutos, había logrado perderse concluyentemente. Al momento en que los ojos achocolatados se encontraron con los otros, una sonrisa feliz se estiró por sus mejillas. Desde luego, el acto manifestado la noche anterior había aflorado millones de sentimientos que de manera sorprendente, aún se encontraban tranquilos, y el sólo hecho de sentir la presencia de Park Jimin tras una velada supremamente correcta, lograba hacerlo saltar de felicidad.

— Mi coronita se estropeó — el rubio murmuró, abrazándose a sí mismo y sonriendo enamorado hacia la figura de Jungkook , quien de inmediato se apresuró a correr a su lado, un único abrazo que los llevó volando hacia el cielo— . No soy tierno sin mis coronitas.

— Oh, cariño — apretándolo fuerte, Jungkook encontró su mirada con la contraria. Aunque Jimin se manifestase triste, sus ojos estaban incomprendidamente felices— . Eres el chico más tierno que he conocido en mi vida, y jamás nadie te quitará tu lugar.

— ¿De verdad lo crees, Kookie? — Preguntó, mordiendo el interior de su mejilla y sintiendo sus piernas flaquear. Él sabía que no sería fácil de sobrellevar el hecho de observarlo tan cerca de sí, evocando los hechos anteriores en su cabeza, y extasiándose tremendamente ante ellos.

— Te amo, dulce — sólo murmuró, cerrando los ojos con sus frentes juntas. Una sola respiración que pronto terminó cuando un apasionado beso se desató. Las manos cuidadosas de Jeon abrazando la cintura del rubio, mientras que éste intentó no desfallecer tontamente, percibiendo el latido errático de su corazón— . Te amo, joder. Te amo muchísimo.

— Estás diciendo muchas palabrotas últimamente — bromeó el más pequeño. Sus manos suaves pasando por la ligera y negra barba de Jungkook , haciéndolo reír— . Eres un niño malo. Malo.

»— Pero así te amo mucho... Demasiado. ¡Tanto, tanto! De aquí a la luna..., o no, mejor no. Te amo tanto como— uf, te amo como una galaxia entera.

Y no pudiendo contenerse ante aquellas adorables palabras, Jungkook lo abrazó. Su rostro escondiéndose en el cuello perfumado del más pequeño, mientras que éste sonreía tímidamente con los ojos cerrados. Sentía sus venas bombear sangre de amor. Sentimientos arraigados que, de manera increíble, ya eran propios de su cuerpo.

Porque amaba tanto a Jeon Jungkook , que lo sentía único de su ser. Tanto como Jeon Jungkook lo amaba a él.

— Cielos, amor... Debo llevarte a tus clases — tras minutos sumidos en un agradable silencio, Jungkook se separó. Sus labios buscando los contrarios en cortos y repetitivos besos, antes de caminar hacia el mesón y sonreírle a su pequeño y sonrojado novio— . Tendrás que desayunar en el camino.

— Eso está muy bien para mí — dejó saber, soltando una risilla cuando cogió el sándwich que el pelinegro le tendió y le dio una mordida. Delicioso.

— Pero ahora vamos — dándole un empujoncito, lo hizo caminar hasta la puerta. Los pies de Park saltando con alegría, aquella propia que se apoderaba de su cuerpo cuando estaba cerca del amor de su vida— . Santo cielo, si llegas tarde creo que Yoora podría volarme la cabeza.

— ¡Ella jamás haría algo así, Kookie! — Aterropelirrojo, Jimin lo miró con horror, logrando sacar una sonrisita animada de su novio cuando tuvo una memoria similar a aquella, tiempo atrás— . Estás muy loquito, cucú.

— Lo estoy — aceptó, cerrando la puerta y encaminándose al auto. Cuando las pestañas negras rizaron sobre las mejillas del rubio, Jeon suspiró— . Tú me tienes cucú, dulce.

Tras una animada y perfecta conversación de camino a la universidad, Jungkook aparcó ante ésta en el momento justo. Había conducido tan rápido que creyó haber roto un récord, pero simplemente el observar el precioso rostro de su niño le hacía restarle mucha importancia a aquel hecho. Las palabras suaves de Jimin lo habían hipnotizado por todo el viaje, con muestras de afecto y sobredosis de ternura. Así era él, y se sentía tremendamente feliz de tenerlo a su lado, un día más.

Perdiéndose en la belleza del menor, no contó los segundos que transcurrieron hasta que un suave beso impactó contra sus labios. El rubio lo besaba tímida y amorosamente. Besos cálidos y apasionados que lo hacían navegar en un mundo dulce, tan dulce como su mismo chico lo era.

— Gracias por traerme, Kookie — dijo, tomando una distancia prudente del más grande y sonrojándose en el camino. Jungkook de inmediato acarició la mejilla del ojimiel. Éste acoplándose al tacto cariñosamente; una mirada por completo maravillada— . Y g— gracias por— por todo lo d— de... anoche. Fue maravilloso.

— Gracias a ti, dulce — susurró, sonriendo. Un beso ruidoso en su frente y estuvo sintiendo su corazón ansioso, una vez más— . Te amo, no lo olvides.

— Tú no lo olvides, Kookie — dijo de inmediato, nervioso— . Te amo... mucho. Y lo haré por toda la eternidad.

— Es una promesa — aceptó, picoteando los labios del más pequeño.

— Y las promesas no pueden romperse — con una voz pequeña, mordió el interior de su labio. La vergüenza inmediata acechando su cuerpo cuando recordó todo lo de la noche anterior, y su respiración agitándose de manera presurosa. Sonrió.

— Que tengas un buen día, mi amor... Te veo en la tarde — acercándose una nueva vez, Jungkook besó suavemente los labios de Jimin, y no deseando dejarlo ir, suspiró con esfuerzo.

— Tendré un día maravilloso — y con una sonrisa risueña, Jimin saltó fuera del auto, lanzándole muchos besos a Jungkook antes de darse vuelta y observar a sus dos amigos, pareciendo esperarlo. Cuando su corazón resonó, apenas echó un vistazo a su novio, y no perdiéndose del puchero que los dos chicos hicieron en su dirección, él les sonrió.

Por supuesto, ya todos estaban perdonados. Y estaba listo para irradiar alegría, esta vez, para siempre.

Antes de poner el auto en marcha, Jeon conectó su mirada con BaekHyun y guiñándole un ojo al pelinegro menor, sonrió con optimismo. Mediante las calles lo acompañaban en su viaje, cogió su móvil en manos, y presionando el contacto de su mejor amigo, se propuso arreglarlo todo de una vez por todas.

Y cielos, él tenía un excelente plan. Uno tan bueno, que ni siquiera Park Chanyeol enfadado podría resistirse.

"Chanyeol ... Tenemos que hablar."

Admirando como su mensaje era perfectamente ignorado, puso los ojos en blanco, y pensando que el pelirrojo era jodidamente inmaduro, se rio.

"Sé que no eres capaz de dejar de tratarme... Al menos no permanentemente"

"Sin mí no eres nada, Park."

"De algún modo debes perdonarme..."

"Jimin me perdonó :)"

Mordiéndose el interior de la mejilla, Jungkook aparcó frente a la cafetería, y soltando un suspiro cansado ante la increíble dignidad que su mejor amigo poseía en distintas ocasiones, golpeó su cabeza con el volante. Él sabía perfectamente la solución a ello, y luego de deliberados minutos pensándolo, tan sólo puso los ojos en blanco.

— A mí no me vas a joder, Park.

"Hicimos el amor."

"¿QUÉ? Estaré en 10 en la cafetería." Y no esperando más de treinta segundos, sonrió victorioso hacia la pantalla del teléfono.

Desde luego, ni siquiera Park Chanyeol enfadado podría resistirse.

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