09•

A pesar de haberse derretido incontrolablemente ante el poder que tenían las palabras de Jeon sobre sí, Jimin no se sentía bien. Nunca había experimentado aquel sentimiento, y desde luego, supo de inmediato que no era para nada agradable sentirse celoso. O al menos, sentirse celoso de la manera que él lo hacía.

Por alguna razón que escapaba de sus manos, su cabeza comenzaba a trabajar velozmente, causándole un poco de dolor ante los pensamientos difusos que la dominaban. Él se encontraba tremendamente confundido, y cuando Jungkook notó aquello en sus preciosos orbes color miel, supo que debía aclarar algunas cosas. De alguna manera, el pecho del pelinegro llenándose de gratas sensaciones al darse cuenta de que su pequeño niño se hallaba celoso, y las emociones trémulas haciéndolo sentirse patéticamente nervioso. ¿Aquello significaba que Jimin sentía algo por él? Tras hacerse aquella pregunta, se dio un golpe mental. ¡Por supuesto que sentía algo por él! Y cuando se permitió sonreír en dirección al rubio, relamió sus labios.

— Ven aquí, hermoso — llamó, palmeando el asiento del acompañante y logrando que los cautivantes ojos del rubio relucieran con ilusión.

Con una timidez propia, Jimin pasó entre ambos asientos delanteros, y quedando sentado a un lado de Jeon, suspiró con vergüenza. Jungkook se había dado cuenta de sus expresiones, y sin duda alguna, de sus recientes pensamientos. Por un momento el pánico lo llenó, y creyó que estaba comportándose como un patético estúpido, pero cuando la mano cálida del mayor cogió la suya de manera cariñosa, él posó su mirada en la contraria. Aquella, por supuesto, llena de un especial amor.

»— ¿Pasa algo, dulce? — Cuestionó, interesado. Sabía lo que sucedía, desde luego, pero tampoco sería mala idea sonsacar un poco de información. Jimin de inmediato mordió su labio, luciendo irremediablemente tierno, y bajando la mirada hacia sus manos juntas, negó con la cabeza.

¿Debería decirle? No lo creía seguro.

— No, todo está bien — respondió, segundos después. Un nudo molesto se ató en su garganta, y sin poder evitarlo, sus lagrimales se sintieron arder. ¿Por qué percibía aquellas engorrosas sensaciones? ¿Qué estaba pasando con su cabeza?

Cuando Jungkook se dio cuenta de ello, no tardó en atraer el cuerpo del rubio hacia él. Un suave abrazo que permitió a Jimin olfatear el agradable aroma que solía acompañar a Jeon, y de alguna manera, comenzó a preferir aquellos gestos desprevenidos dentro del auto— . Puedes decirme qué pasa, dulce. No te cohíbas.

— Y— yo — tartamudeó, sus manos comenzando a temblar. ¿Qué pensaría Jungkook ? Las ansias estaban carcomiéndolo de la peor manera— . N— no yo..., yo no sé qué es lo que siento.

— ¿A qué te refieres, Jimin? — Acariciando los brazos delgados del menor, lo separó de sí. Su coronita en una desviada posición, la cual no dudó en acomodar casi al instante, ganándose una débil sonrisa por parte del rubio en modo de agradecimiento— . Vamos, sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿lo sabes, no?

— Ajá — asintió, un puchero involuntario en sus labios, y sus mejillas poniéndose rojas en pocos segundos. Cuando Jungkook notó aquello, él sonrió de manera involuntaria— . E— estoy muy confundido. ¿Q— quién era esa mujer, Kookie?

Jungkook de inmediato sonrió, satisfecho al haber escuchado la voz angelical del pequeño. Cuando mordió su labio y decidió que no lo haría sufrir más, negó con diversión.

— Su nombre es Lisa — aceptó, asintiendo con la cabeza— . Y como te dije antes, ella es realmente agradable.

Aquella afirmación no pareció ser de mucha ayuda, porque cuando el rubio hizo una mueca con sus labios, dejó notar su completa exasperación— . ¿Y qué tiene que ver contigo? ¿Acaso es tu novia?

— No, cariño — rio sin poder evitarlo, acariciando la mejilla del ojimiel cuando éste lo observó lleno de inocencia— . Verás, ella es una inversionista y..., estamos negociando en este momento. Firmaríamos un contrato de expansión, ¿sabes lo que eso significa? ¡Sería fantástico!

De inmediato, las mejillas sonrojadas del menor se volvieron agradablemente rojas, y abriendo sus ojos con una delicadeza extrema, sintió el bochorno arrastrarlo patéticamente. ¡Por Dios! Nunca en su vida se sintió tan avergonzado como en ese momento, y sin poder hacer nada más que cubrir su rostro con ambas manos, suspiró lleno de frustración.

— Lo siento — dejó saber— . Y— yo..., santo cielo. Perdóname, soy un tonto.

— Por supuesto que no lo eres, bebé — murmuró Jeon, cogiendo sutilmente las manos de Park y apartándolas de su bonito rostro, le sonrió de manera amorosa— . No lo sabías, y tampoco está mal sentir un poco de celos.

Tras aquellas palabras, Jimin se acomodó bien en el asiento, mordiendo su labio con nerviosismo y fijando su mirada al frente, cuando escuchó la leve risilla que dejó salir Jeon, se permitió sonreír; encogiendo sus hombros de manera ingenua.

— Fueron muchos.

— Y eso no es algo que me desagrade. De hecho, me encanta — murmuró el ojiavellana, encendiendo el auto una vez más y regalándole un guiño al rubio cuando lo observó. Jimin sonriendo, y Jungkook sintiéndose contento de ser quien disminuyera sus preocupaciones— . Sé que en algún momento yo también me pondré celoso — dijo divertido y metiéndose en el poco tráfico que había; el rubio poniéndose enseguida el cinturón de seguridad y sus pestañas rizando suavemente sobre sus mejillas; feliz— . Y espero que no te moleste cuando pase.

— Nada que provenga de ti podría molestarme..., Kookie — y con aquél último susurro, Jimin plantó un rápido beso en la mejilla de Jeon, quien ante el acto sonrió como un enamorado sin remedio. Justo como se sentía.

En camino a la casa del menor, Jungkook sintió una terrible punzada en el pecho. Conducía despacio para pasar el mayor tiempo posible con el niño que minutos atrás había comenzado a tararear las canciones que sonaban en la radio, justo como lo hizo el primer día que subió al auto de Jeon. De igual manera, el pelinegro no deseaba dejarlo tan pronto, pero sabía que debía hacerlo, de otro modo..., las cosas se pondrían feas. Cuando observó la sonrisa natural que tenía el rubio, se relajó, pero aun así y teniéndolo allí a su lado, supo que deberían hablar lo más pronto posible. Porque definitivamente, Jungkook deseaba ir más allá.

— Dulce — murmuró el pelinegro, un tono casual cuando los orbes preciosos lo miraron con emoción, encogió sus hombros.

— ¿Sí, Kookie? — Preguntó, su voz saliendo amelcochada como siempre, y los dientes blancos reluciendo en la incomparable sonrisa que le dirigió. Una de las cosas que más amaba Jungkook del niño, era que no se quedaba estancado en algún problema, y fuese lo que fuere, estaba sonriendo siempre. Era increíble. Increíblemente precioso.

— Hoy estuve hablando con Chanyeol... — Mencionó, mordiendo el interior de su mejilla y bajando la velocidad aún más, tranquilo. Jimin lo miró lleno intriga, y su mueca juguetona le hizo sonreír— . Y realmente nunca creí que fuera tan sabio.

— ¿Qué te dijo Yeollshi? — Cuestionó, sus dedos golpeteando sus rodillas al ritmo de la música, y sus oídos concentrados en ambas cosas. Ambas voces. Jungkook lo observó con ternura, y supo que su pelirojo amigo moriría cuando le confesase sobre el apodo que, al parecer, le había impuesto el menor— . Apuesto a que fue algo muy gracioso. ¡Chanyeol es muy agradable!

— Lo es — asintió el mayor, completamente de acuerdo, y sintiéndose extasiado de que a Jimin le cayese bien su mejor amigo— . Él me dijo que debería hablar con tu madre pero..., no lo sé, ¿tú crees que sea buena idea?

De inmediato, los ojitos del rubio brillaron con maravilla. Su boca abriéndose en una impecable y grande sonrisa y las manos dejando de hacer su trabajo, para ocuparse en dar un aplauso emocionado. Demasiado infantil, pero también, demasiado dulce. Dulce— . ¡Es una maravillosa idea, Kookie! ¡Es lo que tenemos que hacer! — Dijo, por completo colmado. Jungkook asintió con satisfacción, sintiéndose invadido por la pronta emoción del rubio— . Sí, absolutamente sí. De esa manera ella verá que no eres malo... ¡Y también podría estar mi padre! Te caerá muy bien, oh..., ya lo imagino todo. ¡Será perfecto! ¡Organizaremos un almuerzo y comeremos galletas! ¡Yo las haré!

— ¿Haces galletas? — Sonrió Jungkook , completamente divertido. Sin duda alguna, sabía que terminaría muriendo gracias a la ternura que desprendía Jimin ..., pero también sabía que moriría íntegramente feliz. Aquella pronta descarga de emoción logró ponerlo de un fabuloso humor, mejor que el anterior, y cogiendo nuevamente la mano de Park por un momento, le dio un apretón amoroso— . Me encantaría probarlas, amor.

— Lo harás — dijo, sus mejillas sonrojándose y el labio siendo atrapado por sus blancos dientes— . Podría hacerte galletas cuando quieras.

— ¡Sí!

— Pero necesitamos el consentimiento de tus padres. No te secuestraré, dulce — bromeando, subió sus cejas de manera amplia. La pronta risa del rubio llenando el auto, y ésta sonando increíblemente hermosa.

— Hoy hablaré con ellos, Kookie.. Te prometo que más pronto que tarde, nos reuniremos. Y también te prometo que todo saldrá bien — afirmó, optimista— . Sé que mi madre dijo cosas muy feas pero ella..., ella no es así. Yo sé que ella es buena y te querrá tanto como yo te quiero.

— ¿Tanto? — Cruzando en la próxima intersección, Jungkook entró en la calle residencial donde el rubio vivía, y sintiendo ganas de seguir recorriendo la ciudad tan sólo para estar más tiempo a su lado, suspiró con aflicción.

— En realidad no te podrá querer tanto — aceptó minutos después, admirando como su casa se filtraba en su visión. Cuando estuvieron frente a ésta, Jimin sonrió con la cara completamente roja— . Nadie podrá hacerlo..., no tanto como yo.

Jungkook de inmediato se sintió ridículo. Flotando sobre nubes y sintiendo que se caería si estuviera de pie, indudablemente. En su vida tuvo a su lado a una persona que le dijese aquel tipo de cosas; cosas que realmente le encantaba escuchar. Jimin era perfecto, y aunque eso ya él lo tuviera confirmado, no se cansaba de repetirlo día tras día. Al igual que no dejaba de agradecer el poder haberlo encontrado, y también, el tenerlo a su lado..., sólo para él.

Tras unos minutos sumergido en su propio mundo, Jeon sintió el suave tacto de las manos de Jimin sobre su brazo, y admirando su precioso y sonriente rostro por un segundo, sintió tremendas e irresistibles ganas de besarlo. Cuando el ojimiel quitó el cinturón de seguridad lentamente y Jungkook notó que en realidad, él no quería irse, se acercó y plantó un sonoro beso en la frente del menor, quien sin remedio alguno, sintió cosquillas increíbles recorrer por completo su menudo cuerpo.

— Tampoco nadie te querrá como yo, dulce — admitió.

Jimin asintió, no consiguiendo palabras para responder al precioso comentario. Sin embargo, aquello no resultó ser más que demasiado tierno para el mayor, quien admirando como Park abría la puerta y salía del auto, suspiró con enamoramiento. El rubio inclinándose lo suficiente hasta poder mirar los ojos de Jeon, y éste despidiéndose con un saludo de manos.

— ¡Oh, casi lo olvido! — De improvisto, los ojos del rubio se abrieron sorpresivamente— . Debes conocer a mis amigos, ahora sí. ¡Estarán realmente contentos!

— Claro, ángel — sonrió, encogiendo sus hombros, sintiéndose estúpidamente bien— . Cuando quieras.

Estirando su mano hacia adentro, Jimin cogió la de Jungkook una vez más, y con aquel último roce, el rubio cerró la puerta. Una sonrisa especialmente hermosa en su rostro, y los ojos iluminados como nunca antes. Jungkook era sensacional, y Dios, cada día lograba caer más y más en su pozo repleto de amor.

— Adiós, Kookie Nos vemos pronto — murmuró— . Te quiero..., mucho.

— Te quiero mucho más, Jimin — sintiendo como su corazón enloquecía contra las paredes internas de su pecho, Jungkook admiró al rubio adentrarse en su hogar. Una sonrisa irreparablemente feliz en su rostro, y la dicha carcomiendo fugazmente su cuerpo.

Con su cabeza plenamente concentrada en Jimin , él condujo rumbo a su trabajo. Y es que Dios, ¡Chanyeol debía enterarse de todo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top