08•
Jungkook sentía sus manos sudar de manera exagerada. El ojicafé le regalaba miradas llenas de ansia y extrañeza, mientras observaba de aquí para allá como caminaban los clientes de Sounds&Coffee.
La música que ambientaba el lugar resultaba ser por completo relajante, pero a Jeon no parecía estarle haciendo efecto. Chanyeol sospechaba que su mejor amigo tenía que contarle algo grande, y todo esto porque estuvo la mañana entera actuando de la misma patética manera. De igual forma, el pelirojo se sentía preocupado, y no evitó pensar que el pelinegro había cometido una estupidez con el floreado y risueño niño; aunque aquella posibilidad había quedado enterrada cuando a las ocho en punto, Jimin entró a la cafetería y se guindó empalagosamente al cuello del mayor.
— Entonces... ¿A quién has matado? — Cuestionó Yeol, un gesto pensativo cuando los ojos entrecerrados de Jeon lo observaron con incertidumbre. El bufido que abandonó la boca del ojicafé logró rebajar la pronta tensión que se había creado a su alrededor, sin embargo, Chanyeol pudo seguir notando la incomodidad en su mirada— . ¡Me tienes los jodidos nervios de punta, Jeon! Será mejor que comiences a hablar. De otro modo, tendré que retirarme para así dejar de ver tu cara llena de circunstancia.
— No pasa nada..., sólo estoy preocupado — respondió, encogiendo los hombros de manera dramática. El pelirojo mordió el interior de su mejilla, vacilante, y tras unos segundos en silencio, soltó un suspiro exagerado.
— Si mi vista no falla, todo va bien con el pequeño querubín, — murmuró, sonando obvio— . Y creo que él ha sido el motivo de tus preocupaciones los últimos meses, así que... ¿Qué puede estar sucediendo?
— Uhm..., bueno. Todo está bien con él. En realidad todo está más que bien, y por eso yo...—
— Creí que era lo que querías — con un gesto serio, y demasiado confundido como para captar las palabras, Chanyeol respondió. Jungkook quedándose callado ante la pronta voz de su mejor amigo, y su cuello encogiéndose de manera avergonzada.
— Siempre supe que no sería sencillo.
— ¿Quieres dejarte de rodeos y decirme qué infiernos está sucediendo, Jungkook ? — Exasperado, Yeol rodó los ojos. El pelinegro prensó los labios, y desviando su mirada hacia cualquier lugar disponible que no fuesen los orbes esmeraldas, aclaró su garganta.
— No le agrado a la madre de Jimin — susurró, haciendo una mueca de dolor con su rostro.
Los ojos de Chanyeol de inmediato lo observaron con meticulosidad, y tras unos segundos en silencio, el pelirojo soltó un silbido de impresión— . Oh, vaya..., ya veo.
Yeol de inmediato pudo sentir el dolor que, posiblemente, estaba arraigado al corazón de su mejor amigo. Y es que desde su comienzo, aquella fue una de las principales preocupaciones del pelinegro. Jungkook creía que algo estaba mal con él; se había enamorado de un niño, aunque en más de una ocasión, el pelirojo le comentó que las cosas no estaban tan terriblemente mal como él suponía.
De igual manera, la cabeza de Jeon se encontraba supremamente confundida. Después de haberse extasiado con el delicado y veloz roce que los labios del rubio propiciaron sobre los suyos, los pensamientos se volvieron más y más punzantes. El que la madre de Park no lo aceptase, como supuso desde la primera y única vez que ambas miradas se cruzaron, lo complicaba todo. Y de una manera espantosa.
Jungkook estaba consciente de que Jimin era mayor de edad, de igual manera, también conocía la inevitable inocencia que lo acompañaba. Él era como un niño, y desde luego, su madre lo trataba como tal. Al parecer, aquello nunca había resultado ser un obstáculo para el menor, pero cuando lloró en sus brazos, Jeon notó lo muy disgustado que se encontraba el chiquillo con la apresurada decisión que había tomado Yoora.
Si sus padres no lo querían cerca de él, tampoco sabría cómo pelear contra ello. Por más que el amor hacia el rubio se intensificase segundo a segundo, los superiores de Park no logarían comprenderlo. Y es que Jungkook era diez años mayor, por supuesto que temían por el cuidado de su único hijo.
»— Realmente me siento como una mierda, Yeollie — Jungkook volvió a murmurar, mordiendo el interior de su mejilla y dejando salir un suspiro afligido. La maquinaría en la cabeza del pelirojo trabajando de una manera rápida, y los ojos de éste no variando de su punto actual; negó.
— Ella ni siquiera te conoce, Jungkook — dijo, pareciendo confundido. El pelinegro sonrió de manera herida, y encogiéndose de hombros, admiró sus manos.
— No lo hace, pero sabe lo suficiente.
— ¿Cómo qué? — Se rio, el humor careciendo en la espontaneidad de la carcajada— . ¿Sabe acaso que estás loco por Jimin desde enero? ¿Que eres un tipo trabajador, dueño de una gran cafetería y a punto de firmar un contrato de expansión? ¿Sabe, acaso, que eres asquerosamente tierno y te enamoras hasta los huesos?
El pelinegro negó, cerrando sus ojos por un segundo, y sintiéndose irremediablemente mal. Relamiendo sus labios, él observó los ojos atentos de su mejor amigo, y abriendo su boca para decir algo, exhaló— . Ella sabe que soy muy grande para Jimin . Y también sabe que no quiere esto para su hijo; lo dañaré.
— ¿Lo harás, Jungkook ? — Cuestionó, seguro— . ¿Le harás daño a Jimin ? ¿Harás que cambie su forma de ver al mundo? ¿Harás que pierda su inocencia?
— No.
— ¿Entonces? ¡Me vale mierda lo que diga ella! Y a ti también debería hacerlo, porque querido amigo, eres tú quien será feliz. Son ustedes quienes lo serán — palmeando el hombro del pelinegro, Yeol le guiñó un ojo. De inmediato Jungkook sintió ganas de llorar, y es que su amigo solía ser la persona más ridícula de todas, pero en ocasiones, también la más sabia. Sabía que Chanyeol tenía razón; demasiada razón, y logró sentirse muchísimo mejor de un momento a otro.
Sin embargo, y no pudiendo evitarlo, la preocupación no se exiliaba por completo de su cuerpo.
»— Habla con ella..., dale el tiempo para que te conozca. Todo irá bien. Eres un buen tipo, jamás he dudado sobre ello — susurró, bajándose de su asiento para envolver al mayor con un abrazo cariñoso. Jungkook rio, negando con la cabeza cuando las manos del más alto palmearon su espalda— . Eres bueno para Jimin , y no dejes que nadie te contradiga.
— Lo sé. Gracias — asintió, separándose y peinando su cabello hacia atrás. Soltando un suspiro más calmado, él logró estirar una sonrisa confiada por sus mejillas, y mirando con diversión a su mejor amigo, disparó sus cejas hacia arriba— . Creo que estoy enamorado.
— ¿En serio? No me digas — bufando de manera burlesca, Chanyeol se rio del ojicafé. Se sentía tremendamente feliz por su amigo, como había estado sintiéndose las últimas semanas. Y es que era inevitable no sonreír ante aquellos empalagosos sentimientos que el mayor desbordaba. Cruzándose de brazos, hizo una mueca con su boca, y admirando con ojos entrecerrados la sonrisa estúpida en el rostro de Jungkook , gruñó— . ¿Has olvidado contarme algo?
— ¿Eh? — Despistado, y evitando pensar en las cuestiones que lo amargaban, Jungkook negó. Por supuesto que había olvidado contarle lo más importante, pero aquello tan sólo porque amaba verlo sufrir— . Quizá no te dije algo.
— ¡Qué! ¡Dime! — Llamando la atención del público presente, Chanyeol tapó su boca como lo haría un pequeño niño. Y rodando los ojos, Jungkook se levantó de su asiento.
— Supongo que tendrás que esperar. Ha llegado Lisa — murmuró, apuntando con su dedo hacia la puerta. La imparable presencia de la mujer haciéndose presente, y los dientes del pelirojo chirriando de intriga.
— Dime rápido, por favor — susurró, sin apartar la mirada de la sonrisa dirigida en su dirección. La pelirroja acercándose a ellos y Jungkook riéndose por lo bajo, sintiéndose como un terrible niño.
— Jimin me ha besado — y alejándose del pronto cuerpo petrificado del más alto, Jungkook sonrió en dirección a la mujer— . Qué bueno verte, Lisa.
— Lo mismo digo, corazón — respondió, un beso en la mejilla para luego acercarse al ojicafé , quien con la boca abierta de la impresión, parpadeó un par de veces ante el shock que la confesión de su mejor amigo le había causado— . ¡Chanyeol, querido!
(...)
El rubio repiqueteaba su pie sobre el piso, al compás que sus dedos lo hacían en su rodilla. El campus se encontraba casi vacío, y los rayos del sol calentaban todos y cada uno de los rincones de su cuerpo disponibles a ellos. Admiraba todo a su alrededor, el silencio reinante mientras esperaba a sus dos amigos, los cuales minutos atrás le preguntaron dónde se encontraba.
En su periodo libre, Jimin decidió que sería hora de contarles sobre su enamoramiento, y aprovechando la aburrida clase en la que se encontraban los dos chicos mayores, salieron en busca del pequeño floreado. Cuando ambos ojimarrón es notaron la delgada contextura del menor sentado en un banco de concreto fuera de la universidad, sonrieron de manera exagerada.
Sabían que algo sucedía con Park, y se sentían completamente curiosos. Nunca habían visto al pequeño actuar de la manera que llevaba haciéndolo en el último tiempo, y habían comenzado a sospechar que algo se traía entre manos. Finalmente, y cuando Jimin se permitió aceptar contarles, ellos saltaron de emoción.
— ¡Hola, chicos! — Saludó el ojimiel, sonriendo ampliamente cuando ambos muchachos tomaron asiento a su lado. La mano del más castaño revolviendo su cabello de manera juguetona, y la coronita floreada moviéndose junto con éste— . Oye.
— ¿Cómo estás, bebé? — Cuestionó Seokjin, una sonrisilla tirando de sus comisuras ante el ceño fruncido en el rostro del menor. BaekHyun no dejando de molestarlo, y éste riendo ante los pucheros involuntarios que se formaban en los rosados labios del rubio— . Entonces.
— BaekHyun, déjame — gruñó bajo, causando demasiada ternura sobre el mayor, y alejándose unos centímetros del cuerpo de éste. Acomodó su cabello, y tras unos segundos, una brillante sonrisa relució en sus labios como si realmente, nada hubiera ocurrido— . Debo contarles. No quiero llegar tarde a casa hoy también.
— ¿Has estado llegando tarde a casa, Jimin? — Byun disparó sus cejas hacia arriba, codeando a Jin y dirigiendo su mirada interesada sobre el rubio— . ¿Y dónde has estado?
— Uhm...
— Supongo que eso es lo que quieres contarnos, ¿no es así? — Jin soltó, ganándose el pronto asentimiento del menor, quien juntando sus manos de manera nerviosa, volvió a sonreír— . Vamos, dinos qué pasa en tu cabecita.
— Me gusta alguien — dijo, un sonrojo poderoso cubriendo su tierno rostro cuando los ojos sorprendidos de ambos presentes se abrieron de par en par— . Dios, me encanta. Estoy enamorado de él.
— ¿En serio? — BaekHyun murmuró, entrecerrando los ojos. Cuando la mirada de Jin acompañó a la suya, supo que su amigo pensaba exactamente igual que él. Por supuesto que no estaban de acuerdo— . ¿Y eso qué? ¿Tan de repente?
— No, cielos — riendo, Jimin mordió su labio, y dejando salir un suspiro enamorado, encogió sus hombros— . Él me gusta desde hace bastante tiempo, y hemos estado saliendo—
— ¿Están saliendo? — Jin de inmediato lo interrumpió, siendo inmediatamente correspondido por el asentimiento del más pequeño— . Oh, vaya...
— Es tan hermoso, — murmuró, ilusionado. Una enorme sonrisa estirando sus mejillas y los ojos achocalatados de sus amigos, encontrándose entre sí de manera cómplice. Muy, muy celosos— , me trata muy bien y..., lo he besado.
— ¡¿Qué?! — A unísono, ambas voces sobresaltaron al rubio, quien dando un saltito de la impresión, observó con confusión a sus amigos. Sin embargo, y tras unos segundos asimilando la situación, dedujo que ellos tan sólo estaban felices por él. De ese modo, y poniéndose de pie, él saltó en su posición.
— ¡Fue fantástico! — Gritó, moviendo sus manos como un niño pequeño— . No fue mucho, pero... ¡Y fue mi primer beso! Realmente estoy enamorado, lo quiero tanto.
— Oh, no. Jiminie. ¿Quién es él? — el pelimarrón mordió el interior de su mejilla, codeando rápidamente a Jin, quien aclarándose la garganta, asintió a la pregunta hecha. Los ojos mieles notándose más brillantes que nunca, y la sonrisa hermosamente blanca.
— Su nombre es Jungkook ..., es muy bello — dejó saber, emocionado— . Tiene una cafetería y es un príncipe. ¡Es mi príncipe!
— ¿Príncipe? — Jin rio, negando con la cabeza— . Creo que te estás apresurando, corazón. ¿Siquiera lo conoces bien?
— ¡¿Qué?! ¡Claro que lo conozco! — Sonrió, revoloteando sus pestañas. Cuando miró la hora en su móvil, supo que no tenía demasiado tiempo— . Prometo que se los presentaré, él es realmente tierno. ¡Se llevarán muy bien!
— Espera, ¿ya te vas? — Interrogó el mayor, poniéndose de pie al mismo tiempo que su mejor amigo lo hizo. Ambos se encontraban conmocionados, pero de igual manera, y aunque sus pensamientos no se encontraran exactamente claros, sabían que tenían algo más en común: no estaban contentos con la noticia de Jimin.
— Debo hacerlo — el rubio encogió sus hombros, riendo de manera espontánea— . Sino mi mami no me dejará salir con Jungkook .
Y dándose vuelta de manera furtiva, Jimin comenzó a caminar. Consciente de que no había despedido a sus dos amigos, pero con su mente ocupada en un solo sentimiento. Felicidad.
De igual manera, la manta suave que cubría el cuerpo de Jimin , no permitió que éste notase la ligera molestia que BaekHyun y Jin sintieron al momento de la confesión, y en su lugar, pensó que estaban tan contentos como él. Desde luego, siendo ridículamente inocente, como estaba acostumbrado.
En la calle, y admirando como un auto se detenía justo frente a la universidad, Jimin sintió sus ojos brillar de manera ilusionada. Aquel vehículo podría reconocerlo en cualquier momento, y percibió el desesperado rebote que comenzó su corazón cuando miró a Jungkook . Sabía que aquella relación había comenzado una nueva fase, pero jamás esperó mirarlo allí..., buscándolo en su salida, como un novio haría. Como Jeon Jungkook haría.
Sintiéndose demasiado emocionado, el rubio corrió hacia la puerta de copiloto, y abriéndola con la mayor sonrisa que sus mejillas le permitieron expresar, sintió su pecho doler. El asiento siendo ocupado por una mujer con grandes lentes oscuros, y una sonrisa rebosada en gloss dirigiéndose a él. Desapareciendo la mueca alegre de su rostro segundo a segundo, Jimin soltó la puerta, y dando un paso hacia atrás, negó cuando sintió la mirada de Jungkook punzarle de manera aterradora.
— Hola, cariño. Me temo que el puesto está ocupado — murmuró la mujer, simpática. Los ojos amielados fijos en ella, y un pequeño fruncimiento reflejándose en los labios de Park.
— Vamos, sube — Jungkook animó, señalando el puesto trasero cuando su corazón rebotó con fuerza. Jimin se miraba precioso aquel día, como siempre, pero enseguida supo que, nuevamente, algo no iba bien con él. Aclarándose la garganta, evitó pensar demasiado, y posando su mirada en el rostro aparentemente triste del rubio, volvió a señalar— . Te llevaré a casa, Jimin.
Sin poder negarse a la petición del mayor, Jimin cerró lentamente la puerta delantera, y suspirando con pesar, se introdujo en el auto. La colonia de la pelirroja inundando sus fosas nasales y mareándolo sutilmente, y la tensión subiéndose sobre sus hombros de manera abrumadora. Se sentía celoso, demasiado, y no evitó pensar que aquella mujer sería algo de Jungkook , doliéndole su propia y confusa idea.
— Gracias — logró susurrar. Los ojos avellanados encontrándose con los suyos mediante el retrovisor, y éste desviando la mirada tras unos segundos en un apretado silencio, suspiró, mirando por la ventanilla, esperando que aquel viaje no fuese tan incómodo como había comenzado.
Sin decir una palabra más, Park escuchó como el perfecto léxico de la mujer llamada Lisa, envolvía sus oídos. Una voz pretenciosa y entonada, que le hacía chirriar los dientes de cólera, sentimiento que jamás percibía en sí. Jungkook parecía muy interesado, y cada palabra que éste soltaba, era un nuevo dolor para los pensamientos apresurados del pequeño rubio.
Cuando estuvieron frente a un gran edificio y la pelirroja de largas piernas besó la mejilla de Jungkook , Jimin evitó mirar— . Hasta luego, Jungkook . Estaremos hablando..., adiós, corazón. Eres precioso.
Y con aquel cumplido dirigido hacia Jimin , Lisa abandonó el auto, dejando un inmutable silencio tras su rápida marcha. Jungkook sonrió para sí, volteando sobre su hombro para encontrarse con la mirada perpleja del rubio, quien aún no creía lo que había escuchado momentos atrás.
— Ella tiene razón — dejó saber Jeon, moviendo su mano de manera despreocupada, e intentando convencer al ojimiel de dejar de lado sus tontos pensamientos. De igual manera, Jimin no lo hizo, y encontrándose furiosamente celoso, volvió a desviar su mirada hacia la ventanilla— . Lamento no haber podido saludarte como debería, dulce.
Y estirándose en su asiento, Jungkook logró acariciar la mejilla del rubio, quien con la respiración acelerada y los sentimientos dispersos, le fue inevitable no sonreír ante la mirada preciosa que el mayor le dirigía.
— No pasa nada, Kookie.
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