Anexo III | Kain

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El REINO DE KAIN

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❛Un verdadero Rey busca solo aquello que puede dar. ❜

Encuentra tu camino en la oscuridad de la noche. Sigue las estrellas desde la adversidad. Busca tu lugar en la vida con el aullido de los lobos. Y deja que te acompañen los Altos Reyes, Nattstjerner.

Nattstjerner, en ti confío.

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

El reino de Kain se encuentra localizado en una isla solitaria y grande al norte de Noruega, en el mar del norte. La isla está dividida por dos fiordos donde los ríos del agua fluyen, dicha separación, divide el lugar. Y del lado exterior, se encuentran las islas Airgead, que no son pertenecientes a Kain.

Pese a que no está completamente al norte como otras localizaciones, el clima y la temperatura del reino son siempre heladas durante todas las ocasiones. En primavera y verano, que es cuando hace más calor, aún se siente un poco del frío habitual. No obstante, en otoño e invierno es cuando las temperaturas bajan más de lo esperado, siendo el principal causante de que las cosechas no se den en ese tiempo del año o los animales mueran pronto.

Asimismo, la isla cuenta con bosques y montañas en su alrededor, islas escarpadas alrededor de Kain y Airgead, así como arcos rocosos y acantilados que guían hasta el mar del Norte y el mar de Noruega.

⸻JERARQUÍA

La isla se rige bajo el mandato constitucional, en la que el Rey no solo es el dictador de las leyes dentro del reino, siendo también ayudado por la Cámara del Consejo, donde los lores escogidos por el pueblo, ayudan con asuntos de suma relevancia y tienen el poder para establecer las órdenes que crean necesarias.

La familia Whiterkler han sido desde siempre, los portadores de la corona.

⸻HISTORIA

Los Nattstjerner* se asentaron en Kain cinco generaciones atrás, luego de que vivieran durante un par de años en Nordvind. Provenientes de Wessex, fue el rey Desmond Whiterkler quien decidió abandonar su supremacía del otro lado del mar para aventurarse en busca de nuevos territorios, pese a que las civilizaciones y los otros reinos, comentaban qué no había nada del otro lado del océano.

Solo algunas familias aceptaron aventurarse en ese viaje en busca de lo desconocido con el rey y Wessex se quedó a cargo de algunas casas en las que Desmond confiaba más. Tras noches navegando sin rumbo fijo en dirección al norte, llegaron hasta el Archipiélago Barbárico, rodeado de islas a las que consideraron paganas.

Ahí se asentaron en Nordvind, una isla no tan grande que les ayudó a sobrevivir en ese tiempo en el que se acoplaban a lo que había su alrededor. Hubo muchas batallas con los vikingos que buscaban sacarlos de su territorio y obtener información sobre su precedencia, pero con fuerza, pérdidas y convicción lograron mantenerse a pie. La casa Whiterkler no supo, que fue desde ese momento en el que su reinado comenzó.

Con el tiempo, al estar rodeados de paganos vikingos, muchas de las tradiciones y costumbres vikingas se les fueron inculcando. Aprendieron la lengua nórdica, sin olvidar la suya (la anglosajona) y aprendieron a coexistir sin matarse los unos a los otros.

Rey en Rey fue aprendiendo y dejando su propia marca en las tierras del norte, hasta que encontraron su lugar, una isla un poco al sur con más espacio, alejada del archipiélago y cercana al país nórdico. Isla que fue nombrada Kain en honor al poema aotromneach que recordaban como si fuera una oración que decir en la noche, «Desde la noche sigo las estrellas...». Eso fue lo que impulsó a cada persona del reino para seguir a su Soberano y encontrar una nueva vida, nuevas oportunidades, sin olvidar de donde provenían antes de Wessex, antes de nada.

Porque los Nattstjerner eso eran. No importaba el Dios, no importaba el lugar, no importaba la adversidad frente a sus ojos. Importaba la convicción en sí mismos para sobresalir de un camino perdido.

Con el tiempo en Kain y por las costumbres nórdicas adquiridas, los kainianos nunca olvidaron el recordatorio de sus antepasados. Aún cristianos, sabiendo que sería un pecado, cortaron lazos con la iglesia romana para no tener que servir a ellos, pero mantuvieron su religión y muchas de sus tradiciones. Porque para salir adelante, debían saber primero de donde provenían, de la misma forma en la que un árbol no puede crecer sin la fuente de sus raíces.

⸻COSTUMBRES

En Kain se mantienen muchas tradiciones cristianas, como las festividades de pascua y Navidad en honor a su Dios. El hecho de que hayan cortado lazos con la iglesia o vivan rodeados de vikingos, no significa que hayan dejado sus creencias y su fe por detrás, al contrario. Se aferraron a su fe para poder sobrevivir.

Sin embargo, los Nattstjerner tienen otras tradiciones que no tienen que ver con las tradiciones paganas o las cristianas, que provienen de sus antepasados.

Noche celestial: Esta tradición no tiene fechas exactas para conmemorarse, se hace dependiendo la persona. La noche celestial es la tradición que tienen los Nattstjerner para despedir a sus seres queridos, que por algún accidente, enfermedad u otra circunstancia hayan abandonado el mundo de los vivos antes de lo esperado. En esta tradición, se hace uso de una piedra astral y se recita un poema en aotromneach (su lengua ancestral) durante la noche en luna llena, para que guíen sus almas al cielo de estrellas donde puedan descansar en paz. Al finalizar de recitar el poema, de la piedra astral debe emerger una luz platinada en dirección al cielo y debe durar toda la noche así, al día siguiente, la piedra no estará.

Llamado de la luna: Para poder contraer matrimonio en Kain, se debe cumplir un juramento primero. El juramento del llamado a la luna. En dicho juramento, las dos personas comprometidas deben adentrarse en la oscuridad de la noche para buscar al Syōle* entre los bosques y montañas de Kain y recitarán las palabras que los unan como uno. Porque una vez casados, deben aprender a ser iguales del contrario. En dicho juramento, se hacen un corte en su mano y se toman de ella, siendo unidos por un lazo dorado en el que su sangre los convierte en uno.

Canción de Medianoche: Esta es, quizás, la más importante festividad en el reino de Kain. Se da a principios de primavera durante el amanecer, cuando el sol apenas se está poniendo. La vestimenta de ese día debe ser blanca en su totalidad y el cabello de las mujeres debe estar peinado en un lazo del mismo color. Todos recorren la colina y en la punta de la montaña se sientan con la vista en el amanecer, ahí se canta y se recitan los poemas ancestrales hacia la dragona Rekvhan* la dragona de la sabiduría y la prosperidad.

Matrimonio: El matrimonio, en la mayoría de las ocasiones, se celebra de la manera tradicional y algunas esposas adoptan el apellido de su pareja. Pero esto no es obligatorio, si la mujer no quiere dejar de lado su nombre familiar, puede seguirlo conservando. Aunque con los hijos, siempre anteponen el apellido paterno.

Cultura:

Los rasgos característicos de las personas en Kain son variados en cada familia, aunque la mayoría de los kainianos tienen el cabello café, rubio o negro. Los ojos que más varían son los ámbares, los cafés y los azules (a excepción de los Whiterkler cuyos ojos son grises) y el tono de piel en los kainianos es blanco o un poco moreno, aunque siempre habrá alguno que sea de piel más aceitunada, más pálida, etcétera.

Anterior al reinado de Eilad, existía por parte de pocas personas discriminación por aquellos de piel negra que vivían ahí, pero después de que el Rey Whiterkler llegara casado con una musulmana de piel morena y algunos más con dichas raíces, poco a poco fueron aceptando y aprendiendo lo valiosa e importante que es cada vida. Actualmente, la discriminación no existe en lo absoluto.

En Kain se hablan distintas lenguas, el anglosajón es el principal dentro del reino, el nórdico cuando salen a explorar con vikingos o formar alianzas y el aotromneach que solo se sigue practicando para no olvidar sobre sus raíces y sus ancestros. Esas son las tres lenguas principales, pero algunos otros conocen más. La reina Kenia Ruadh, por ejemplo, conoce el gaélico y el francés.

Economía:

La fuente principal de ingresos en el reino se generaba con la agricultura, la pesca y los impuestos en sus otras tierras que prestaban a los hacendados. Al ser una isla grande y fría,  la mayoría de sus cultivos eran verduras y frutas que podían proveer a mercaderes en el archipiélago para las otras tribus, del bosque también obtenían bayas de saúco, endrinas, cerezas, ciruelas, entre otras frutas. Y con el ganado que mantenían a salvo, tenían lo suficiente como para alimentar a toda la población del reino sin que faltase algo.

⸻CASAS MÁS IMPORTANTES

Casa Whiterkler:

Emblema: Un lobo rodeado de un lazo dorado.

La familia del linaje Real, donde cada Rey ha prevalecido a lo largo de los años. Ellos son los lobos, protectores de la manada. En ellos su pueblo confía, para poder sobrevivir ante la adversidad.

❛Un lobo jamás abandona su manada, en su lugar, da la vida para poder salvarla. ❜

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Casa Warren:

Emblema: La sombra del un halcón rodeada de espinas que sobresalen en un círculo.

La familia más leal de los Whiterkler, cada Warren eventualmente pasa a ser mano del rey. Cada buen rey necesita de un amigo que sea leal de corazón y no por poder. Los Warren lo son.

❛Honorarios, valientes y leales. ❜

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Casa Gray:

Emblema: Un león rugiendo.

Esta familia comparte linaje con la casa Whiterkler, se mantienen en la Cámara del Consejo tratando de tomar el trono del que comentan son herederos.

❛Directos, sin lealtad, se apegan a sus ideales.❜

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Casa Ruadh:

Emblema: Una rosa con dientes de león alrededor.

Reino asentado al sur de Escocia y al norte de Northumbria, la familia Ruadh ha formado alianzas con los Whiterkler generaciones atrás y su reina más reciente, contrajo matrimonio con el rey Branden Whiterkler.

❛Con la fuerza de una simple rosa al perder todas sus espinas. ❜

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Casa De'loius:

Emblema: La silueta de un oso con una espada entrecruzada.

Una de las familias más antiguas que acompañaron al rey Desmond en su aventura, ellos se quedaron en Nordvind para proteger la tierra del Rey Whiterkler.

❛Confía mi lealtad con la fuerza de tu espada. Aquel que ha convertido las palabras en un arma y la certeza en un libro. ❜

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Casa Ethelwulf:

Emblema: Dos renos mirando en direcciones opuestas.

Otra de las casas más leales a la familia Whiterkler, la familia Ethelwulf permaneció en Wessex con el fin de preservar —y que nadie robase— el legado de sus antepasados. Ellos se quedaron al cuidado y la protección de la mitad del reino que Desmond dejó al marcharse en su búsqueda de nuevos territorios.

❛La honestidad en su corazón y la protección en sus venas. ❜

VASALLOS

La familia Kerr:

Una de las primeras alianzas que el rey Eilad Whiterkler formó fue con la isla vecina, del otro lado del mar, la casa Kerr. Valientes y determinados vikingos que se ofrecieron a protegerlos como si fueran su misma gente, el reinado de Eilad de esa manera prosperó en compañía y la protección de Aren Kerr, El Leal.

Los acuerdos se rompieron cuando Aren Kerr se hizo aliado de los dragones, pero años atrás y por azares del destino, la alianza se volvió a formar con la familia Whiterkler y Kerr.

⸻OTROS TÉRMINOS

Nattstjerner: Es el nombre que recibe la población que se asienta en Kain, Nordvind y sus otros territorios. Aunque este término ya no es tan utilizado como algunos años antes solían llamarles así. Estrellas de la noche.

Syōle: Es el nombre que se le da a una vidente, las syōle son conocidas por vivir lejos de la sociedad, curar a personas con plantas y pociones, así como son las conocedoras de la lengua madre en su totalidad.

Rekvhan: Es una dragona de la luz y la sabiduría, los Nattstjerner confiaban en ella años atrás y recitaban poemas y canciones para generar buenas cosechas durante el año y vivir en armonía.

Lenguaje aotromneach: También conocido como lengua madre o lenguaje ancestral, es la lengua de la que proviene la familia Whiterkler y con el tiempo, fue enseñando a su pueblo. Los Whiterkler antes de ser de la realeza, provenían de una tribu con la que fueron creciendo, a través de un camino sabio.

━Seguramente hay varias cosas que no conocen, algunas fueron mencionadas en Crown, pero otras se abarcarán a mayor profundidad en el segundo libro y por ello no me explayé tanto con la información, para evitar los posibles spoilers.

⸻EL LOBO Y EL DRAGÓN

El aroma a tierra mojada fue lo primero que Branden percibió a su alrededor. Inhaló profundo y sus ojos grises giraron, tratando de reconocer algo del campo frente a él. Una mano se posó en su codo y bajó la mirada para ver a Naara, portando una capa con sombrero tinta que la cubría del viento otoñal.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Bran extrañado, alzando una ceja al darse cuenta de la presencia de su hermana, cuyos ojos ámbares como el sol observaban el campo mojado frente a ambos—. ¿No te dije que te quedaras en Kain?

—¿No te dije que no te iba a obedecer? —respondió ella en cambio, separándose para avanzar entre el campo. Estaba tan desierto que era poco creíble que la noche anterior hubiese ocurrido toda una masacre en Terk—. El futuro rey no puede venir desprotegido.

—No vengo desprotegido, en cambio tú... Es peligroso, Naara. —Bran le lanzó una mirada de advertencia, suspirando al ver la isla deshabitada. Terk era una ciudad vikinga dentro del gran territorio nórdico, la única hasta ese entonces que había aceptado aliarse con Kain al sufrir constantes saqueos y pérdidas, la batalla del día anterior era una prueba de ello y aquella tribu no contó con que Branden estaría ahí para ayudarles a defender su territorio—. Volverán en cualquier momento para comprobar que nos hayamos ido, ¿cómo llegaste aquí?

—Morag —respondió la menor encogiéndose de hombros, Branden rodó los ojos y bufó, viendo la piel blanca de su hermana brillar con el sol—. Le dije que vendría o le cortaría un dedo.

Bran no respondió, sabía que su hermana a simple vista parecía una flor, pero nadie contaría que sus espinas serían más que su dulzura. No le sorprendió el escucharla y tampoco le habría sorprendido si le hubiese cortado el dedo a su mejor amigo, pero aun así caminó hasta ella, cuidando que los zapatos no se le hundieran en la tierra mojada.

—Tenía entendido que Morag partiría de Fair, no de Kain —dijo.

—Pasó a ver a Harald —contestó—. Los vi en la herrería platicando, aunque bueno, ese rubio desgraciado también vino.

Una media sonrisa curvó los labios de Branden al escucharla, aunque eso no evitó que bufara como buen hermano celoso y protector que era. Estaba a punto de ir a darle un puñetazo a Morag para que dejase de coquetear con su hermana y dejara de perder tiempo con Ishbal, antes de que la pelirroja le clavase una flecha en la espalda.

—¿Dónde están ahora?

—Cargando las provisiones —explicó Naara, girando su cuerpo para señalar detrás de ellos, la flota fairiana que había traído sus refuerzos para ayudar a Kain—. ¿Crees que vuelvan a venir? —añadió en voz más baja, refiriéndose a la tribu atacante.

—Es posible, vieron que solo traía tres escuadrones, huyeron antes —contestó, alzando los hombros—. Vamos, luego dirán que no hacemos nada.

—Adelántate, Bran —murmuró la castaña, volviendo su vista al paisaje delante de ella—. Quiero estar un poco más aquí... Descuida, tengo mi navaja favorita —añadió al ver su mirada preocupada y le regaló una sonrisa sin mostrar los dientes—. Morag y tú me enseñaron a usarla, sabes que puedo defenderme.

—No tardes mucho —comentó, dándose la vuelta para emprender camino hasta sus hombres y los de Fair.

Terk no era tan mal ciudad, pensó al caminar de vuelta a la aldea; en realidad, el pueblo y las vistas desde ahí eran espectaculares. El valle extenso en el que se encontraba Naara y las casas con muy pocos daños, los dragones no solían atacar ahí, pero los humanos sí. Esperaba que con las provisiones, pudieran recuperarse un poco de los constantes ataques y sufrimiento por la pérdida de sus riquezas y su familia. Habían perdido personas importantes. Branden no podía imaginar el sufrimiento por el que habían pasado, porque él no sabría qué hacer si alguna vez llegase a perder a uno de sus amigos o su familia.

—Hasta que llegas, inepto —dijo Morag al verlo llegar, con el cabello pelirrojo más revuelto de lo normal. Bran lo miró mal y le lanzó una manzana cercana a él que chocó contra su cabellera rojiza—. Tenemos que llevar todo este cargamento —señaló en un bufido horrorizado.

—¿No trajiste carretilla? —preguntó Branden, a lo que el fairiano negó—. Idiota, ya sabía que Harald era más listo —agregó divertido con una risa ronca.

Harald del otro lado los miró a ambos con los ojos entrecerrados y Bran carcajeó por la reacción indignada de Morag. Bastante ofendido.

—Vamos Morag, no te quedes ahí o Ishbal te verá con la boca abierta —comentó Branden, comenzando a cargar los costales donde habían metido la fruta que habían llevado de Kain. Se echó uno por el hombro y comenzó a caminar detrás de la cabaña en dirección al centro de la aldea. En seguida fue alcanzado por su amigo—. Te perdiste la diversión el día de ayer.

—Eres un envidioso, no querías que golpeara a más vikingos que tú, ¿verdad? —preguntó Morag, siguiéndole el ritmo hasta que ambos encontraron la carretilla que Randall había traído para él—. Gracias, amigo —dijo al otro kainiano, echando sus costales encima.

—No te hubieras molestado, mi buen amigo —secundó Branden, imitándole.

Randall los miró mal a ambos y farfulló un par de maldiciones, antes de acercarse y echar sus propios costales encima.

—Gracias a ustedes, así ya pueden llevar todo de una vez —comentó, esbozando una sonrisa de lado al ver sus rostros ceñudos—. Giselle me ha dado otra oportunidad, es el momento perfecto, le comentaré que he acabado con mis deberes como buen civil que soy —expresó, haciendo que los otros se carcajearan al escucharlo.

—No te esfuerces demasiado.

—Si Giselle te rechaza, no vengas con nosotros —añadió Morag—. Puedes ir a que te consuele Felipe.

—¿Lo dices por qué con él fuiste cuando Ishbal te volvió a decir que no?

—Cállate, Bran.

En seguida los dos kainianos estallaron en carcajadas y Branden le dio una palmada a su amigo fairiano a un lado. Randall se despidió de ambos y partió en busca de Giselle, haciendo a Bran fruncir el ceño.

—¿Qué hace Giselle aquí?

—No lo sé, muchos se infiltraron en el barco, como mi Whiterkler favorita —dijo el vikingo, tomando con sus manos la carretilla para avanzar hasta el pueblo, Branden le ayudó a jalarla desde adelante para prevenir que la fruta se cayera y le lanzó una mirada fulminante—. Sé que vinieron porque yo lideraba el barco, no se resisten a mis encantos, como Ishbal.

—Ajá. —Branden río sin creerle e inspiró del aire fresco—. No, de hecho, le pedí a Ishbal que viniera, necesitamos una arquera. Lamento decepcionarte, mi buen amigo.

Ambos estaban tan absortos en sus burlas y conversaciones, que no se percataron del repiqueteo de los cascos de los caballos galopar cercanos. Todo sucedió muy rápido, una espada filosa les rozó el rostro, se lanzaron al suelo del lado contrario para evitar el arma, pero los costales se abrieron y toda la fruta salió rodando sobre la tierra. Varios caballos galoparon también, pisando parte de las manzanas y frutas tiradas. Un nuevo ataque.

Unas manos tomaron a Branden de los antebrazos para ayudarle a levantar y el moreno se espantó, sacando la espada de su funda al instante. Al reconocer la figura del niño, exhaló ruidoso.

—¡Idiota! Puede ser peligroso, corre a refugiarte —ordenó a Felipe, un niño de diez años, flacucho y con el cabello castaño rubio—. Te dije que vendrías si te mantenías lejos de la batalla, ten y corre. —De sus bolsillos, sacó dos dagas pequeñas, incorporándose junto al vikingo a su lado, que se había golpeado un poco la cabeza con el golpe al lanzarse directo al suelo—. Busca a Giselle y quédate con ella.

Felipe asintió y salió corriendo, escabulléndose de los tiranos que ya se habían bajado de los corceles para volver a atacar. Gritos de furia se hicieron presentes en media aldea, con kainianos y fairianos ayudando a proteger a los habitantes de Terk. Branden resopló al ver el trabajo que tendrían después para recolectar nuevamente toda esa fruta y se acercó hasta bajar a uno que montaba todavía su caballo y atacaba desde ahí.

—Oh, no... —Jadeó con voz entrecortada, tomando al hombre del cuello de la camisa y le propinó un buen golpe en el pecho—. Tú no te escapas, ¿creíste que podías hacerlo?

Branden ya se había manchado las manos de sangre desde pequeño, a los trece años lo había hecho cuando intentaron atacar Kain una tribu vikinga del sur. Fue la primera vez en la que hizo uso de todo ese entrenamiento por el que había estado practicando en su vida, no le gustaba ni le gustaría jamás, pero era su deber. Proteger a aquellos que no pueden protegerse. Salvar a los inocentes.

En tiempos como ellos y a sus diecisiete años de edad, Branden diferenciaba el bien del mal y era lo que lo mantenía cuerdo hasta el momento. Sabía el peso de las muertes, pero también sabía que se debían realizar ciertos sacrificios para proteger a otras personas.

El hombre le pateó la entrepierna, pensando que aquello le sacaría de combate, pero Branden lo golpeó con su espada, causándole una herida sobre su brazo. A su lado, Morag peleaba con dos a la vez y una sonrisa en el rostro, Bran puso los ojos en blanco, respondiendo los ataques de la espada adversaria.

—¡Estos idiotas nos harán trabajar de nuevo! Maldito Randall —farfulló Morag a espaldas de él, haciendo que Branden soltase una carcajada y esquivara por poco el ataque de la espada del vikingo en dirección a su pecho—. Uff, sí así no me acepta Ishbal... Auch.

—Cállate y concéntrate. —Con el pomo de su espada, Branden golpeó en la cabeza al hombre para dejarlo inconsciente y vio a sus alrededores la aldea llena de sangre y fuego—. ¡Saquen a los civiles! —ordenó a uno de sus escuadrones dirigiéndose a él—. Y busquen a mi hermana, asegúrense de que esté a salvo —pidió.

Habría ido él mismo en su búsqueda, pero una docena de la tribu enemiga se acercaron hasta ellos con sus hachas sangrientas.

—La princesa Naara está a salvo —respondió uno de sus soldados—. Llegó a avisar sobre los corceles.

—Bien, entonces hagan lo otro.

Branden suspiró y se giró para ver como Morag se limpiaba la sangre de su labio. Con una sola mirada, ambos asintieron y prepararon sus espadas. Ambos podían proteger Terk y lo harían.

Branden soltó un jadeo cansado algunas horas después, el fuego se había convertido en cenizas y humo, que era lo restante a la batalla. La mayoría había ido directo hacia él pensando que al ser solo un niño sería pan comido, pero lo único que consiguieron fue dejarle un par de cicatrices más en su cuerpo, por fortuna, no le habían arrebatado a ninguna de las personas que más apreciaba.

Con un suspiro derrotado, el futuro rey de Kain se dejó caer con la espada entre sus débiles dedos. Habían acabado con las vidas adversarias y dejado un mensaje de advertencia, para aquellos que se atreviesen a volver a atacar Terk. Ahí en batalla, vio muchas muertes de sus soldados y algunos fairianos a manos de esos vikingos y aunque las bajas no hubiesen sido demasiadas, cada muerte pesaba, cada muerte valía.

—Toma.

Morag se dejó caer a su lado, extendiendo su mano para pasarle la cantimplora. Bran suspiró y la aceptó, bebiendo del hidromiel dentro de ella.

Skål. —El líquido fermentado bajó por su garganta y sacudió su cabeza, Morag río levemente un poco ronco—. Mientras peleábamos, dijeron algo, no sé si lo entendí —expresó, bajando su espada para no tener que sostenerla.

Úlfurinn og drekinn —contestó Morag en voz baja.

Branden ladeó el rostro para mirarlo.

—¿Qué significa?

—El lobo y el dragón.

Branden asintió sin añadir nada más. Ese día, el lobo y el dragón pelearon juntos en combate, y ganaron.

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